El guerrero ávaro de hace 1.300 años enterrado con todas sus armas... y su caballo encima
El alcalde de Debrecen, László Papp (segundo por la izquierda), observando los restos del guerrero en el Museo Déri.Una armadura hecha de cientos de pequeñas placas de hierro, un carcaj repleto de flechas, un arco y una espada. El guerrero ávaro fue enterrado con su equipo completo hace 1.300 años en los límites de lo que ahora es el término municipal de un pequeño pueblo llamado Ebes, en el este de Hungría.
La solitaria tumba fue descubierta en noviembre pasado y rápidamente llamó la atención a los arqueólogos del Museo Déri, de la cercana Debrecen, que están estudiando el sitio. Encima del difunto se había colocado nada más y nada menos que el cuerpo entero de su caballo.
Armadura laminar completa e intacta
Más allá de la presencia del equino, los investigadores han dado mucho valor a este hallazgo por la presencia de la armadura laminar, apenas la segunda que han descubierto intacta y completa. A excepción de los huesos del caballo, todo el conjunto fue excavado en bloque y está siendo desmantelado y documentado en un taller de restauración.
Los primeros análisis han determinado que su propietario vivió en la primera mitad del siglo VII. Los avaros, un pueblo nómada de origen asiático, crearon un imperio multiétnico en Europa Central y sudoriental desde finales del siglo VI hasta principios del IX, cuando los conflictos internos y la expansión de potencias rivales pusieron fin a su dominio.
Los ávaros se asentaron en la región de la cuenca de los Cárpatos, que hoy comparten la República Checa, Hungría, Polonia, Rumania, Serbia, Eslovaquia y Ucrania, alrededor del 567 después de Cristo. Inicialmente tenían un estilo de vida nómada y pastoril y vivían en yurtas y tiendas de campaña, un sistema poco adecuado al entorno geográfico. Por eso poco a poco se volvieron más sedentarios.
Reconstrucción de un jinete acorazado del período ávaro basado en la Tumba 1341/1503 del sitio Derecske-Bikás-dűlő (Museo Déri, Debrecen). © Ilona C. Beso.
Los investigadores encontraron al guerrero descansando en una tumba relativamente poco profunda. La armadura laminar era una parte importante del equipamiento de la caballería pesada ávara. Estaba hecha de cientos de pequeñas placas de hierro de diferentes tipos cosidas entre sí.
"Aunque existen fuentes escritas y representaciones pictóricas de este tipo de indumentaria defensiva, sólo los hallazgos arqueológicos son adecuados para una reconstrucción precisa de la estructura”, señalan en un comunicado los arqueólogos húngaros.
Enterrar a los soldados con su armadura no era una práctica común en el período ávaro, aunque se han descubierto algunas sepulturas de hombres, mujeres y niños que sí las tenían. “En la mayoría de los casos, sin embargo, sólo se recuperan unas pocas placas o fragmentos. Hay muy pocas tumbas en las que una armadura laminar completa fue enterrada con el difunto y no se había encontrado ninguna de estas desde 2017”, añaden.
Piezas hechas a medida
La casualidad hizo que esta apareciera en las afueras de la ciudad de Derecske, también ubicada en el este de Hungría y que está a apenas 20 minutos en coche de Ebes, donde se ha encontrado el enterramiento durante unas excavaciones relacionadas con la construcción de una autopista.
"Dado que estas piezas de armadura fueron hechas a medida y no eran uniformes, a la vez que vamos encontrando más, y cuanto más minuciosamente se restauran y documentan, más completa es la imagen que obtenemos no sólo de este tipo de objetos, sino también de la caballería pesada ávara", afirman los arqueólogos.
Una vez todo el material ha llegado ya al laboratorio, ahora se podrá interpretar y reconstruir la estructura de la armadura, además de poder detectar y estudiar los restos orgánicos, algo que habría sido imposible durante el trabajo de campo. Quizás la sepultura aún depara más secretos ocultos.
Fuentes: lavanguardia.com | Déri Múzeum | 19 de febrero de 2024