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El islote de Murcia que fue enclave comercial en el ocaso del Imperio romano: los sensacionales hallazgos

Vista de isla del Fraile y la Punta del Cigarro Isla del Fraile.

En un entramado de cabos y bahías al sur de la provincia de Murcia, rozando la frontera con Almería, un pequeño islote de 6,2 hectáreas esconde 2.000 años de historia. Su último habitante llegó en 1912: era un noble escocés llamado Hugh Pakenham Borthwick, más conocido como don Hugo. Vivía casi aislado en aquel farallón con la única compañía de tres sirvientas a las que quiso enseñar a leer. Quemaba su correspondencia después de abrirla y dormía con una pistola bajo la almohada.

El espía nunca se relacionó demasiado con el resto de la colonia británica de la cercana ciudad de Águilas, llegada a finales del siglo XIX y dedicada a la explotación de las minas de hierro de la sierra de Filabres. En plena I Guerra Mundial don Hugo anotaba cuidadosamente los buques alemanes y neutrales que abandonaban la bahía cargados del mineral que alimentó la industria de guerra. Nunca prestó demasiada atención a las antiguas ruinas de su alrededor. Solo tenía ojos para el embarcadero de la ciudad, a pesar de que el agua que bebía se recogía de un aljibe de época romana.

A menos de 100 metros de la costa litoral existió un asentamiento habitado al menos desde el siglo II a.C. Una centuria después, un buque romano de 10 metros de eslora naufragó en la bahía. En los siglos IV y V d.C., en el ocaso del Imperio romano, era un importante centro de redistribución comercial que recibió y envió productos a la Galia y a la provincia de África proconsular a través de la inmensa autopista del Mare Nostrum.

Fotografía de 1902 de un barco pesquero junto a la Isla del Fraile Archivo General de Murcia

Investigación arqueológica

"La Isla del Fraile es un 'laboratorio' único para estudiar un fenómeno histórico tan complejo como es la ocupación de pequeños islotes", explica Alejandro Quevedo, arqueólogo de la Universidad Complutense de Madrid y codirector de los trabajos de investigación en el yacimiento, así como autor principal del último estudio de este enclave publicado en la revista Antiquity.

En el siglo XVIII, bajo la autoridad de Carlos III, se decidió impulsar la repoblación de la actual ciudad de Águilas, fundada entre los siglos I y II a.C. y abandonada cerca del siglo V d.C. En 1773 el ingeniero ilustrado Juan de Escofet, enviado para elaborar un informe topográfico, documentó por primera vez la existencia de un importante muro defensivo en ruinas del farallón. Las investigaciones arqueológicas que comenzaron en 2020, dirigidas por Quevedo y Juan de Dios Hernández García, director del Museo Arqueológico de Águilas, demostraron que en realidad el muro servía para aterrazar el terreno y poder levantar las construcciones del asentamiento.

Arqueólogos excavando un ánfora con restos de garum en su interior. Proyecto Investigación Isla del Fraile.

La fachada suroeste del islote es un acantilado de más de 90 metros de altura. Al noroeste hay una pequeña ladera donde se ubica el yacimiento y en la costa de enfrente, la Punta del Cigarro, se documentó una cantera de arenisca y la necrópolis de El Cambrón. En aquel cementerio paleocristiano varias madres lloraron desgarradas por el dolor mientras enterraban a sus niños.

Siempre se pensó que aquel islote cuyo motor económico era la producción y distribución de salazones fue habitado de forma intermitente por temporeros, pero la triste presencia de enterramientos infantiles demuestra, a juicio de los investigadores, que el lugar estuvo poblado por varias familias de forma permanente en época tardorromana.

Fotografía de las piletas de salazones. Proyecto Arqueológico Isla del Fraile.

La riqueza del garum

La mayoría de piletas de salazones donde fermentaron miles de sardinas se pueden ver a simple vista. Para sorpresa de los arqueólogos, cerca del 30% de la cerámica que transportaba aquella salsa de pescado es originaria de África, desvelando sus contactos con comerciantes de las actuales Túnez y Libia.

Algunas de estas cerámicas quedaron abandonadas en los almacenes de la isla destruidos a finales del siglo V d.C. Otras se perdieron para desesperación de mercaderes y clientes. No obstante, para suerte de arqueólogos, algunas han logrado recuperarse del fondo del mar gracias la colaboración del Instituto Balear de Estudios de Arqueología Marítima (IBEAM).

Asa de ánfora de bronce encontrada bajo el agua. IBEAM.

Bajo las aguas del lugar apareció el asa de bronce de una jarra decorada con la imagen de una máscara dionisiaca y un Pegaso que aún está en estudio, pero que indica que el lugar fue mucho más que una simple factoría de salazones.

Cuando las piletas de garum llevaban siglos secas, se decidió enterrar al menos 8 personas entre los siglos XII y XIII. Encontrados sin ningún ajuar entre estructuras romanas, debieron estar cubiertos con un sudario. Estos difuntos pudieron ser adscritos al periodo emiral "porque afortunadamente estaban de canto y mirando a La Meca pero, por la propia pendiente de la isla, estaban repletos de cerámica romana", explicó Alejandro Quevedo en una conferencia sobre la última campa de investigación en la Isla del Fraile celebrada en el Museo Arqueológico Nacional.

Restos de un almacén destruido en el siglo V d.C. Antiquity.

El futuro del yacimiento

En la actualidad, estos restos esperan a un futuro análisis de isótopos que pueda aportar nueva información relativa a su dieta y su parentesco. No son los únicos, ya que se suman a toda una batería de estudios arqueométricos, geoarqueológicos y de paleocontenidos de los restos cerámicos en los que participan las universidades de Génova, Jaén, Marsella y Complutense.

Abandonado durante siglos, sobre el fondeadero del asentamiento se construyó otro del siglo XIX cuando la isla volvió a ser ocupada brevemente para explotar una cantera de láguena, arcilla magnésica usada para impermeabilizar tejados. Junto a esta se levantó la casa en la que vivió el enigmático don Hugo quien, terminada la Gran Guerra, abandonó la isla en 1920.

Desde entonces, la isla, declarada BIC en 2013 y que también es una Zona de Especial Protección Ambiental (ZEPA), está habitada únicamente por gaviotas que, con sus graznidos, protegen con celo a sus crías hasta finales de verano, único momento en el que permiten la entrada de los arqueólogos que esperan encontrar las respuestas a sus decenas de preguntas sobre el enigmático pasado de Isla del Fraile.

Fuente: elespanol.com | 5 de abril de 2024

Primera evidencia de ocupación humana encontrada en una cueva gigante de tubo de lava en Arabia Saudita

El paso occidental del tubo de lava de Umm Jirsan. Crédito: Proyecto Arabia Verde

Si miras desde arriba, podrás ver miles de estructuras de piedra que salpican el paisaje de la península arábiga. En el suelo, puedes encontrar una gran cantidad de herramientas de piedra y antiguas chimeneas esparcidas a lo largo de los bordes de antiguos lagos, así como arte rupestre que representa escenas de caza y pastoreo en las montañas circundantes.

A pesar de la visibilidad de estos sitios, sólo en la última década los arqueólogos se han interesado por ellos. Algunas de las estructuras ahora tienen una antigüedad de hasta 10.000 años .

Sin embargo, el clima árido, los días calurosos y las noches heladas, y la intensa erosión eólica no son amables con algunas de las otras reliquias que los arqueólogos valoran. Hasta la fecha, se han encontrado pocos fósiles o el tipo de depósitos en capas profundamente enterrados que puedan abrir una ventana a la historia de un lugar.

Hasta hace poco, ningún arqueólogo había estudiado ninguno de los cientos de cuevas y tubos de lava registrados en el norte de Arabia. En 2019, nuestro equipo comenzó a buscar en estos lugares subterráneos y, en un nuevo estudiopublicado hoy en PLoS ONE, informamos sobre la primera ocupación documentada en un tubo de lava en la península arábiga.

Mapa del norte de Arabia y sitios clave.

(A) Mapa que muestra la ubicación de Umm Jirsan y los sitios clave mencionados en el estudio, así como la variedad de 'mustatils' y cometas del desierto [ 16 , 17 , 20 , 24 , 27 , 39 ] y (B) tumbas colgantes (líneas negras y puntos) en el Harrat Khaybar. (C) En el recuadro se muestra la ubicación de los sitios arqueológicos recientemente identificados: (A) estructuras de piedra; (B) estructura en forma de 'pajarita'; (C) colapso del tubo de lava con arte rupestre; y (D) zona D de Umm Jirsan. Elaborado con Copernicus COP-DEM 30 m y “Sentinel-2 cloudless— https://s2maps.edu por EOX IT Services GmBH (contiene datos modificados de Copernicus Sentinel 2020)”, bajo CC BY 4.0.

El tubo de lava de Umm Jirsan

El tubo de lava de Umm Jirsan se encuentra a unos 125 kilómetros al norte de la ciudad de Medina, en el campo de lava de Harrat Khaybar. El tubo se formó hace mucho tiempo al enfriarse la lava. Recorre unos impresionantes 1,5 kilómetros y alcanza en algunos tramos 12 metros de altura y 45 metros de anchura.

Lo primero que notas al aventurarte en los oscuros y serpenteantes túneles del tubo es la gran cantidad de restos de animales. El suelo está cubierto de montones de huesos que contienen miles (si no cientos de miles) de fósiles excepcionalmente conservados.

Estas pilas de huesos son obra de hienas rayadas, que arrastran huesos bajo tierra para comerlos, los esconden para épocas de escasez de alimentos o los procesan y alimentan con ellos a sus cachorros. Este proceso, repetido durante milenios, ha producido algunas de las acumulaciones de fósiles más increíbles vistas en cualquier parte del mundo.

En la desembocadura del paso oriental de Umm Jirsan. Proyecto Arabia Verde.

Pero no todo son sólo huesos. Cuando inspeccionamos las entradas de Umm Jirsan (esencialmente áreas donde el techo se derrumbó, proporcionando acceso al tubo de lava), descubrimos cientos de artefactos de piedra hechos de obsidiana, pedernal y basalto. Aunque interesantes, todos estos artefactos fueron hallazgos superficiales, lo que los hace extremadamente difíciles de fechar. Necesitábamos mirar más profundamente.

Artefactos líticos de Umm Jirsan.
Profundizar
Excavamos en la boca del pasaje oriental, cerca de una serie de estructuras de piedra semicirculares de antigüedad o función desconocida. La excavación descubrió más artefactos de piedra, todos hechos de obsidiana verde de grano fino, así como huesos de animales y carbón.

La mayoría de los artefactos de piedra procedían de una discreta capa de sedimento a unos 75 centímetros debajo de la superficie. La datación por radiocarbono del carbón vegetal y la datación de los sedimentos mediante un método conocido como luminiscencia estimulada ópticamente revelaron que esta fase de ocupación principal probablemente ocurrió hace entre 10.000 y 7.000 años.

También encontramos algunos objetos interesantes en el paisaje circundante. Estos incluían más artefactos de piedra y estructuras circulares, así como la llamada estructura "tipo I". Se cree que estas construcciones datan de hace unos 7.000 años, debido a su asociación con grandes estructuras rectangulares conocidas como mustatils, que creemos se utilizaban para sacrificios rituales de animales.

Fotografías de la cueva Umm Jirsan y secciones interiores del tubo de lava.

Arriba a la izquierda, mirando por la entrada de Umm Jirsan (la trinchera 1 justo fuera de la vista a la derecha). Arriba a la derecha, dentro del tubo de lava más allá de la Trinchera 1. En el centro a la izquierda, otro ejemplo de un tubo de lava cerca de Umm Jirsan. En el centro a la derecha, área de Jebel Abyad con clastos y líticos de obsidiana, debajo de afloramientos de obsidiana. Abajo, plano simple del sistema de tubos de lava de Umm Jirsan con una estrella roja que indica la ubicación de la excavación de la Trinchera 1.

También encontramos el primer arte rupestre descubierto en la zona. Esto incluye representaciones de escenas de pastoreo de ganado vacuno, ovino y caprino, e incluso escenas de caza con perros. Este arte tiene similitudes con otro arte rupestre en Arabia del Neolítico y la Edad del Bronce posterior. Incluye grabados superpuestos, lo que sugiere que la gente visitó el área repetidamente durante miles de años.

Así mismo, hallamos restos humanos en Umm Jirsan, que datamos del Neolítico y la Edad del Bronce. Al analizar el carbono y el nitrógeno en estos restos, descubrimos que las dietas de estas personas eran consistentemente altas en proteínas, aunque con el tiempo comían más frutas y cereales.

Curiosamente, este cambio en la dieta parece coincidir con la llegada de la agricultura de oasis a la región. Esto vio el surgimiento de sofisticadas técnicas agrícolas y de gestión del agua que permitieron a la gente establecerse en los desiertos de forma más permanente y cultivar plantas como dátiles e higos.

Especies identificables en el arte rupestre de Umm Jirsan.

(A) ovejas (Panel 8); (B) una cabra y dos muñecos de palitos con herramientas en sus cinturones (Panel 8); (C) ganado de cuernos largos (Panel 6), fotografía mejorada con la configuración ybk en DStretch; (D) cabra montés con cuernos acanalados y marcas de pelaje (Panel 4). Abajo: calcos de ejemplos AD.

Hicimos otro descubrimiento interesante después de regresar a casa de la excavación. Al estudiar los mapas de estructuras arqueológicas en el área más amplia, notamos que Umm Jirsan se encuentra a lo largo de una "avenida funeraria" que conecta dos oasis principales.

Se cree que estas avenidas funerarias, que consisten en cadenas de tumbas que se extienden a lo largo de cientos de kilómetros, fueron rutas utilizadas por los pastores de la Edad del Bronce cuando transportaban sus rebaños entre distintas fuentes de agua. Creemos que Umm Jirsan pudo haber sido un punto de parada para los pastores, un lugar que ofrecía refugio y agua en un ambiente que de otro modo sería seco y hostil.

Los arqueólogos han realizado hallazgos notables en Arabia en los últimos años, en entornos como antiguos lechos de lagos. Nuestros resultados arqueológicos en Umm Jirsan añaden otro elemento importante a la historia de las sociedades árabes a lo largo del tiempo y a cómo interactuaron con este espectacular paisaje.

Fuente: theconversation.com | 17 de abril de 2024

No, la villa donde murió el emperador Augusto no se ha descubierto, pero sí hay un hallazgo fascinante

Estructuras posteriores a la erupción del Vesubio del año 79 d.C. Wikimedia Commons.

El princeps Augusto pasó los últimos instantes de su vida en una villa en el área de Nola, en la falda norte del monte Vesubio. Había viajado hasta Nápoles para participar en unos juegos en su honor, pero de regreso a casa la enfermedad abordó de nuevo al anciano. Y esta vez sería definitiva: el primer emperador de Roma murió el 19 de agosto del año 14 d.C., curiosamente en el mismo lugar que lo había hecho su padre. Antes de exhalar su último aliento pidió un espejo, se peinó y enderezó su caída mandíbula, hizo llamar a unos amigos y les preguntó "si les parecía que había actuado adecuadamente en la comedia de la vida". Luego añadió unos versos en griego, despidiéndose como si fuese un intérprete que abandona el escenario: "Si ha sido una buena actuación, dadnos un aplauso / y todos con alegría despedidnos".

La figura de Augusto y los monumentos relacionados con su memoria revivieron con furor en la Italia de Mussolini, cuyo régimen fascista pretendió emular las glorias y los fastos del Imperio romano: el duce no solo impulsó los proyectos de excavación del altar del Ara Pacis o de restauración del mausoleo del princeps, sino que durante su gobierno salió a la luz en la localidad de Somma Vesuviana una lujosa villa que inmediatamente se identificó como el lugar de su muerte. Sin embargo, la falta de fondos y el estallido de la II Guerra Mundial volvió a sumir al yacimiento en el olvido, el cual, desde entonces, y sin ninguna prueba que lo demostrase, quedó asociado a la residencia del emperador.

Ánforas descubiertas en la llamada "villa de Augusto". Universidad de Tokio.

En el año 2002 arrancó un proyecto multidisciplinar dirigido por arqueólogos de la Universida... que ha vertido luz sobre las características del sitio: se han documentado estancias majestuosas con columnatas, puertas con motivos dionisíacos, una espectacular estatua del dios del vino y la fertilidad —el complejo fue transformado en su última fase en una hacienda industrial de producción a gran escala—, un ábside decorado con frescos, suelos de mosaico con patrones geométricos...

El problema es la cronología: todas las estructuras y restos encontrados se han datado entre mediados del siglo II d.C. y el año 472, cuando el Vesubio volvió a desatar su furia, cubriendo de nuevo las zonas al noreste, como Somma Vesuviana —los flujos piroclásticos arrasaron toda la planicie de Nola y semienterraron muchas de las estructuras que se habían levantado en la zona—. Unos hallazgos que no encajan con la hipótesis de la "villa de Augusto".

Pero el equipo de arqueólogos japoneses ha anunciado esta semana una fascinante sorpresa. Las últimas excavaciones en el yacimiento han revelado partes de un edificio sepultado por el Vesubio en el año 79 d.C., por la misma erupción que engulló otras famosas ciudades de la bahía de Nápoles como Pompeya y Herculano. Es la primera evidencia de una estructura supuestamente del mismo periodo de Augusto (o inmediato) documentada tras más de dos décadas de trabajo.

El horno descubierto en las últimas excavaciones. Universidad de Tokio.

En concreto, se trata de los restos de un horno que se habría utilizado para calentar las aguas de unas termas privadas—símbolo de la residencia de una persona influyente de la sociedad romana— y de un almacén en el que se conservaban varias ánforas intactas, según ha informado la televisión pública japonesa NHK. Las dataciones de los carbones recogidos en este espacio han indicado que se remontan a la primera mitad del siglo I d.C. y que al menos el horno dejó de usarse a partir de ese momento.

Cada año se lleva a cabo una nueva campaña de excavaciones que poco a poco está sacando a la luz todo el conjunto.

Desastre y auge de la región

"Esperamos continuar y ampliar la excavación para lograr el objetivo del proyecto, que es determinar si el yacimiento es efectivamente el lugar donde falleció el primer emperador romano Augusto, así como reconstruir el proceso de recuperación a largo plazo de las zonas afectadas por las erupciones del Vesubio", ha explicado en un comunicado Mariko Muramatsu (izquierda), profesora de la Universidad de Tokio y directora de los trabajos arqueológicos.

Aoyagi Masanori (derecha), profesor emérito de la Universidad de Tokio y también partícipe de la investigación, se ha mostrado menos prudente: "Hasta ahora no se ha encontrado otra gran villa en esta zona, así que creo que existe una posibilidad bastante alta de que esta sea la villa de Augusto". El recinto, tras la muerte del emperador, fue convertido en un templo dedicado a su memoria, pero su existencia todavía no se ha podido confirmar.

Ábside con frescos de la villa de Somma Vesuviana. Superintendencia de Nápoles.

"Lo que se ha encontrado ahora es el nivel de destrucción provocado por la erupción del Vesubio del año 79 d.C. Hasta ahora lo que se había excavado era una villa de época posterior", explica Rubén Montoya (izquierda), arqueólogo y autor del reciente ensayo Pompeya. Una ciudad romana en 100 objetos (Crítica). Consultado por este periódico, señala que no se puede afirmar todavía que se haya descubierto la famosa residencia de Augusto y destaca que lo realmente interesante de los nuevos hallazgos es que van a permitir investigar cómo la erupción del año 79 d.C. afectó a la zona localizada al norte y reconstruir el proceso de destrucción y recuperación de la región.

Figura 3: Distribución del espesor de los desechos volcánicos liberados por la erupción del año 79 d.C. y ubicación de Somma Vesuviana (círculo rojo). (Domenico M. Doronzo et al. (2022).

El área arrasada en un radio de 10 kilómetros en torno al cono del volcán no fue reocupada durante al menos una generación. Hubo que esperar hasta el reinado de Adriano (117-138) para que se levantaran nuevos edificios y se reparara la calzada que comunicaba con la costa. La producción de vino, el producto estrella de la región, sufrió una gran crisis y hubo que esperar varias décadas a que el terreno volviera a ser fértil. Pero resurgió, como evidencian villas como la de Somma Vesuviana. Sin embargo, el volcán y los dioses que allí se escondían, según la mitología romana, volverían a arruinar la potente producción vitícola en el año 472.

Fuentes: elespanol.com | utf.u-tokyo.ac.jp | utf.u-tokyo.ac.jp/project/pjt07 | 19 de abril de 2024

Así se hizo y está en la actualidad el primer túnel 'carretera' del mundo que construyeron los romanos en el 36 a.C.

Así es el túnel de Cocceio tiene la capacidad para que dos carros circulen de manera vertical. (Fuente: Falk2 / Wikimedia Commons).

Los romanos son considerados grandes escultores y arquitectos de la antigüedad, con diferentes edificios que se alzan a lo largo y ancho de los territorios que conquistaron en la actual Europa, norte de África y Medio Oriente. Una de las pruebas irrefutables de su desarrollo es el coliseo romano, entre otros. Sin embargo, en Nápoles se encuentra otra obra maestra de la ingeniería civil. Se trata del primer túnel carretera del mundo, el cual se creó en el 36 a.C.

Entre los siglos 36 y 37 a.C, Marco Vipsanio Agripa, amigo personal del emperador Augusto, estableció la base romana naval más importante de todas en el puerto Iulius o Julio, en honor a Julio César y que construyó el arquitecto Lucio Coceyo Aucto.

El Imperio romano no solo era fuerte por tierra, sino también por mar. Y allí se hospedaban sus grandes y más poderosos navíos, por lo que era necesario protegerlos de posibles ataques. En particular, a los que estaban en proceso de elaboración. Para ello, se tuvo en cuenta el lago Averno, que ni desde la orilla ni desde alta mar era posible divisarse.

Además, ese centro de carga y descarga se convirtió en uno de los más importantes para la ingeniería antigua, con lo que se diseñaron diferentes establecimientos para depositar las mercancías, puntos de venta y demás. Su organización era ejemplar y el mismo se extendía hacia el interior de la ciudad de Cumas.

Así es el plano del túnel hecho por los romanos. Fuente: Biblioteca Comunale di Cava de’ Tirreni.

Su tamaño demandó de un muelle de 372 metros de largo sobre arcos con 15 pilotes cuadrangulares. Allí se establecieron astilleros también y, a la entrada de la vía Herculanea, que conectaba el mar con el lago, se había ubicado una muralla de defensa.

Para conectar el puerto central que estaba en el lago y la ciudad se excavó un túnel sobre piedra volcánica, capaz de proveer una salida rápida si era necesario. A este espacio se lo reconoció como la primera carretera dentro de una montaña de todo el mundo y fue hecha por los romanos.

En la actualidad el túnel permanece al resguardo de su uso civil, debido a la fragilidad frente al desgaste exterior. Alexandre Albore - (Fuente: Ruthven)

En la actualidad existe y se la conoce como la Gruta de Cocceio. Tiene un kilómetro de longitud, un desnivel de 40 metros y una altura de 12 metros. Su anchura va de entre 5 a 6 metros, por lo que es posible que dos carros en paralelo circulen sin problemas por allí.

Este mismo se erigió en el Monte Grillo. Sobre la entrada al lago Averno, se encontraba una columna con nichos que soportaban esculturas, las cuales en la actualidad ya no existen. Uno de los detalles que asombró a los ingenieros de nuestra era contemporánea es que los romanos pensaron hasta en la ventilación e iluminación interior del mismo. Para ello, perforaron pequeños agujeros de 30 metros de altura.

En paralelo al primer túnel, se alzó otro de dimensiones más pequeñas y que también contó con un acueducto, para que el agua llegase desde el lago hacia la zona urbana, bautizado como 'Aqua Augusta'. Lo cierto es que con el traslado de la base naval a Miseno en el 12 a.C, este perdió importancia y solo funcionó como vía comercial civil.

Hoy en día el gobierno italiano lleva a cabo diferentes obras para resguardar su patrimonio arqueológico, entre ellos, la Gruta de Cocceio, que en la Segunda Guerra Mundial sufrió detonaciones accidentales que lo deterioraron. Con el paso del tiempo y la invasión de murciélagos, se intentó salvarlo de la erosión externa.

La ciudad romana oculta bajo un campo de cereal en Málaga: tiene enigmáticos edificios y un acueducto

Plano de Flavia Sabora Universidad de Cádiz/Cuadernos de Arqueología.

En el siglo XVI, un labrador se encontraba trabajando en los campos de los alrededores del pueblo malagueño de Cañete la Real cuando descubrió un extraño artefacto. En su tarea se topó con una placa de bronce, enverdecida por el paso de los siglos, que narraba la respuesta de un emperador a una pequeña comunidad indígena que aspiraba a convertirse en romana. Un oppidum conocido como Sabora no podía expandirse por su complicada orografía, en lo alto del Cerro de la Horca, y envió a dos legados en el año 77 d.C. hacia la ciudad de Roma con una petición para Vespasiano.

El emperador, que había logrado imponerse al mando de sus legiones después de una caótica guerra civil, les escuchó atentamente y tomó una resolución que inundó de alegría a las élites de la modesta ciudad. El augusto emperador les daba permiso para trasladarse a un llano en el que podrían deslumbrar a la Bética con sus edificios monumentales. Para ello, el nuevo asentamiento debía adoptar el nombre de la dinastía imperial, Flavia.

Campos de El Carrascal desde el aire señalando el cerro del oppidum Cuadernos de Arqueología.

Los albañiles levantaron la ciudad de Flavia Sabora siguiendo las modas del Imperio hasta que, poco tiempo después, cayó en el olvido y se perdió en las brumas de la historia, al menos hasta hoy. Casi 2.000 años después de su fundación, los investigadores de la Universidad de Cádiz quedaron asombrados por los resultados de su análisis con georradar realizado en 2022 en la finca de El Carrascal. Las calles, una domus con posibles mosaicos, un almacén, enigmáticos edificios y hasta un acueducto podían verse perfectamente en sus pantallas. Bajo las fértiles tierras del valle de Guadalteba se escondía una ciudad perdida que había sido encontrada.

Todas las piezas del rompecabezas parecen encajar. Las condiciones geográficas y el resultado de los análisis apuntan a que "las ruinas que se encuentran bajo el campo de cereal son, de modo potencial, candidatas a ser identificadas como los vestigios del municipio de Flavia Sabora", explican Isabel María Rondán-Sevilla, investigadora de la Universidad de Cádiz, y Lázaro Gabriel Lagóstea Barrios, catedrático y profesor de Historia Antigua en la misma institución, en un estudio sobre el yacimiento publicado el pasado marzo en la revista Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra.

Radar en El Carrascal Universidad de Cádiz/ Cuadernos de Arqueología

La modesta Flavia Sabora

Se trata de una modesta ciudad de 1,5 hectáreas construida en una sola fase a finales del siglo I d.C. y abandonada en el siglo II d.C. tras una breve ocupación de un par de generaciones, lo cual la convierte un caso singular en la antigua provincia de Bética. Los investigadores destacan su "gran valor para el conocimiento de la evolución de la técnica y los programas edilicios del período imperial".

En 2020 una serie de fotografías aéreas desveló la posible existencia de ruinas en el lugar y un vecino dio la alarma sobre una serie de pozos practicados por expoliadores. Los últimos datos obtenidos por el georradar fueron procesados por un sofisticado software que mostró el trazado de la ciudad apuntando una serie de anomalías. Algunas de estas se encuentran a tan solo 40 centímetros de la superficie.

Conjunto Absidal

Al oeste se ha documentado una construcción a la que llaman Conjunto Absidal, interpretado como un lugar destinado a la representación social del poder que contó con un rico patio porticado repleto de columnas en el que se identifican estructuras de santuarios y estanques con un posible ninfeo.

Planta esquemática de la 'domus'.

Rodeando este edificio se encuentra un conjunto de varias insulae bastante deterioradas. Junto a estos se intuye una domus organizada sobre un atrio que contaba con una cisterna. Su análisis arrojó una serie de datos que invitan a los arqueólogos a pensar en la presencia de algunos mosaicos ya que apuntan a que probablemente tiene restos de pavimentación.

Planta esquemática de la Insula 1

A tientas, siguiendo los trazos geométricos y esquemáticos del plano de la ciudad, sus calles conducen hacia una pequeña plaza central de cuya forma rectangular dan muestra sus potentes muros. "Es tentador identificar este conjunto con un ambiente foral a pesar de sus dimensiones", valoran en el estudio.

Los habitantes de la zona hablaron durante siglos de la existencia de las ruinas de un acueducto que en algún momento de su historia de abandono quedó destrozado por las tareas agrícolas. Una serie de trazados dispersos ofrecidos por el georradar parece confirmar la veracidad de la leyenda, aunque no se ha encontrado ningún rastro de su castellum aquae.

Detalle del recorrido del acueducto y la localización de cisternas en el yacimiento.

El regalo a Carlos V

La ciudad termina hacia el noreste, donde se ha identificado un almacén dividido en diez naves que ocupa más de 1.700 metros cuadrados. Situada en un gran cruce de caminos que comunican la bahía de Málaga con los dorados campos del Guadalquivir, la élite decurial de Flavia Sabora extendía su poder al menos 276 kilómetros a la redonda repletos de campos de cereal en los que se afanaron durante siglos los humildes labradores.

Olvidada en el tiempo y enterrado su esqueleto, algunos mármoles han ido apareciendo con el paso de los siglos. El bronce que narró su fundación fue estudiado, traducido y enviado como regalo a la corte del entonces rey emperador Carlos V y allí quedó hasta que, al igual que su ciudad, desapareció de la historia. Quizá ocurrió en la triste nochebuena de 1734 cuando el Alcázar Real de Madrid, repleto de colecciones y piezas artísticas, fue arrasado por un incendio y las campanadas de alarma fueron confundidas con llamadas a la misa del gallo.

Fuente: elespanol.com | 12 de abril de 2024

Descubren en Pompeya un espectacular salón de banquetes con frescos de personajes y dioses de la guerra de Troya

Los frescos representan a personajes dela guerra de Troya: Paris secuestra a Helena.

Una serie de impresionantes obras de arte han sido descubiertas en una nueva excavación en Pompeya, la antigua ciudad romana que quedó sepultada tras una erupción del Monte Vesubio en el año 79 d.C.

Los arqueólogos dicen que los frescos se encuentran entre los mejores de las ruinas de esta antigua ciudad romana. Figuras míticas griegas como Helena de Troya están representadas en las altas paredes negras de un gran salón de banquetes.

El piso de mosaico casi completo de la habitación incorpora más de un millón de azulejos blancos individuales.

La excavación actual, la más grande en una generación, refuerza la posición de Pompeya como la principal ventana del mundo desde donde poder observar a la gente y la cultura del antiguo imperio romano.

El director del parque, Gabriel Zuchtriegel (izquierda), presentó el jueves, en exclusiva a la BBC, la "habitación negra".

"Es probable que el color de las paredes se haya elegido para ocultar los depósitos de humo de las lámparas que se utilizaban cuando se reunían socialmente después del atardecer. Bajo la luz brillante, las pinturas casi habrían cobrado vida", explica Zuchtriegel.

Hay dos frescos que dominan la sala. En uno, se ve al dios Apolo intentando seducir a la sacerdotisa Casandra. Su rechazo, cuenta la leyenda, dio como resultado que sus profecías fueran ignoradas.

La trágica consecuencia se cuenta en la segunda pintura, en la que el príncipe Paris conoce a la bella Helena, una unión que Casandra sabe que los condenará a todos a la Guerra de Troya.

La habitación negra apareció en las últimas semanas.

La 'habitación negra' es el último tesoro que surgió de la excavación -que comenzó hace 12 meses-, una investigación arqueológica que aparecerá en una serie documental de la BBC y Lion. Entretanto, los investigadores están limpiando un amplio bloque residencial y comercial, conocido como "Región IX", sobre el que cayeron varios metros de piedra pómez y cenizas arrojadas por el Vesubio hace casi 2.000 años.

El personal tiene que actuar rápidamente para proteger los nuevos hallazgos y llevar lo que se pueda a un depósito. En el caso de los frescos, que deben permanecer en su sitio, se inyecta en su parte trasera un pegamento de yeso para evitar que se despeguen de las paredes. La mampostería se está apuntalando con andamios y se está colocando un techo temporal por encima.

El dios Apolo aparece representado en uno de los frescos intentando seducir a la sacerdotisa troyana Casandra.

La jefa de restauración, la Dra. Roberta Prisco (derecha) pasó el martes de esta semana tratando de evitar que se derrumbara un arco. "La responsabilidad es enorme; mírame", dice, como si el estrés fuera visible en su rostro. "Tenemos una pasión y un amor profundo por lo que estamos haciendo, porque lo que estamos descubriendo y protegiendo es también para el disfrute de las generaciones que vienen después de nosotros".

La Región IX se convirtió en una historia de detectives para los arqueólogos. Las excavaciones de finales del siglo XIX descubrieron una lavandería en un rincón, pero las últimas obras han revelado ahora una panadería mayorista al lado, así como la gran residencia con su 'habitación negra'.

El equipo cree que las tres áreas pueden estar conectadas, físicamente a través de tuberías y pasillos especiales, pero también en términos de su propietario. La identidad de este individuo queda insinuada en numerosas inscripciones con las iniciales "ARV". Las letras aparecen en las paredes e incluso en las piedras del molino de la panadería.

"Sabemos quién es ARV: es Aulus Rustius Verus", explica la arqueóloga del parque, la Dra. Sophie Hay (izquierda). Lo conocemos por otra propaganda política existente en Pompeya. Era un político muy rico. Creemos que puede ser el dueño de la casa elegante detrás de la panadería y la lavandería".

Lo que está claro, sin embargo, es que todas las propiedades estaban en proceso de renovación en el momento de la erupción. Los trabajadores que escaparon dejaron las tejas cuidadosamente apiladas; sus botes de mortero de cal todavía están llenos, esperando ser usados; sus palas y picos perduran, aunque los mangos de madera se pudrieron hace mucho tiempo.

Hace falta inyectar pegamento para yeso detrás de los frescos para evitar que se desprendan de la pared.

La Dra. Lia Trapani (abajo) cataloga todo lo que encuentra en la excavación. Toma una de las mil o más cajas de artefactos que hay en su depósito y saca un cono de color turquesa. "Es el peso de plomo de una plomada". Al igual que los constructores actuales, los trabajadores romanos lo utilizaban para nivelar superficies verticales. "Si miras de cerca, puedes ver que todavía hay un pedacito de cuerda romana", dice sosteniendo el cono entre sus manos.

La arqueóloga Trapani muestra la plomada descubierta.

El Dr. Alessandro Russo (izquierda) es el otro arqueólogo codirector de la excavación. Quiere mostrarnos un fresco del techo recuperado de una habitación. Destrozado durante la erupción, sus piezas halladas se han dispuesto, al estilo de un rompecabezas, sobre una gran mesa. Después de mojar los pedazos de yeso con un rocío de agua, los detalles y los colores se ven más vivos.

La imagen muestra paisajes con personajes egipcios; alimentos y flores; y unas imponentes máscaras teatrales. "Este es mi descubrimiento favorito en esta excavación porque es complejo y raro. Es de alta calidad para un individuo de alto estatus", explica Russo.

Otro fresco representa a Leda y Zeus en forma de cisne, cuya unión dio lugar al nacimiento de Helena de Troya.

Pero si el fresco del techo de la gran propiedad puede describirse como exquisito, lo que revela el descubrimiento de la panadería es un aspecto mucho más brutal de la vida romana: la esclavitud. Es obvio que las personas que trabajaban en el negocio vivían encerradas en condiciones deplorables, al lado de los burros que hacían girar las piedras del molino.

Al parecer había una ventana, y esta tenía rejas de hierro para impedir que se escaparan. Es en la panadería también donde se han descubierto los únicos esqueletos de la excavación. Dos adultos y un niño que fueron aplastados por las piedras.

Los arqueólogos tuvieron que reconstruir un fresco del techo que se hizo añicos durante la erupción volcánica.

Se piensa que pudieron haber sido esclavos que quedaron atrapados y no lograron huir de la erupción. Pero son conjeturas. "Cuando excavamos, nos preguntamos 'qué estamos mirando'", explicó el Dr. Gennaro Iovino (izquierda), arqueólogo codirector.

"Al igual que el escenario de un teatro, tienes la escenografía, el telón de fondo y el culpable, que es el Monte Vesubio. El arqueólogo tiene que ser bueno llenando los vacíos: contando la historia de los actores desaparecidos, las familias y los niños, la gente que ya no está".

También se conservaron cornisas ornamentadas bajo los escombros volcánicos.

Fuente: bbc.com | 11 de abril de 2024

Descubren la tumba de un 'hetairoi' macedonio y su esposa en Aigai (Grecia)

Otra importante tumba macedonia, la de un rico residente de Aigai (Grecia), que fue enterrado junto con su esposa, fue encontrada en la zona con motivo de las obras de construcción de una red de alcantarillado. Este descubrimiento, así como otros importantes hallazgos sacados a la luz por la pala arqueológica el año pasado en la ciudad y necrópolis de Aigai durante las excavaciones de rescate, ha sido presentado por la Superintendente Honoraria de Antigüedades, Angeliki Kottaridis, en la 36ª Reunión Arqueológica Anual celebrada en Salónica y dentro del "Proyecto Arqueológico en Macedonia y Tracia en 2023".

Se trata de una tumba que estaba ubicada en una zona con montículos, en la esquina noroeste de la necrópolis, junto al canal de drenaje. "Por supuesto, éste no causó ningún daño, pues la excavación se detuvo inmediatamente y desenterramos la tumba. Seguidamente, se hizo un operativo para darle mantenimiento a la fachada, ya que contenía morteros y luego la abrimos, no mucho, lo justo para poder entrar”, describe la señora Kottaridis (izquierda). La fachada de la tumba era sencilla, sin puerta, con un portal cerrado con piedras, si bien en el lugar se encontró una valiosa pira funeraria que aportará información muy interesante a los arqueólogos.

Inmediatamente después, la señora Kottaridis presentó fotografías del interior de la tumba, cuyas dimensiones son 3,70 x 2,70 metros. La arqueóloga quedó impresionada por la imagen de la cinta dorada con grandes lazos que está pintada alrededor del perímetro de la tumba. "Esta es una tumba importante porque el hombre aquí enterrado tenía un escudo reforzado con piezas de hierro, y las armas que se salvaron parcialmente muestran que fueron hechas en un buen taller, por lo que probablemente estamos ante un miembro de la caballería de Alejandro Magno, un 'hetairoi'", señala.

Casco de un guerrero hallado en Aigai. Crédito: Angeliki Kottaridi

Los morteros de colores de la fachada, según comprobaron los arqueólogos, son de dos fases y esto se explica porque posteriormente allí también fue enterrada su esposa. Angeliki Kottaridis, de hecho, mostró al público fotografías de las joyas encontradas en la tumba que prueban esta afirmación, mientras que lo que destaca de las mismas es una corona de mirto dorado. "Muy cerca de esta tumba, a sólo 100 metros de distancia, está la tumba que Dimitris Pantermanlis cavó en el año 1969, donde hay otros dos montículos. Probablemente se trate de un conjunto de notables y ricas tumbas", estima la arqueóloga.

Angeliki Kottaridis también se refirió a la parte del muro que fue encontrada como parte de las excavaciones con motivo del proyecto de drenaje, en el camino que sube al palacio de Aigai. "Este elemento es particularmente interesante, ya que muestra exactamente los límites de la ciudad. El muro tiene poco más de dos metros de ancho, lo que significa seis pies macedonios. La antigua muralla del siglo V a.C., que data de los años de Pérdicas II tiene una anchura de aproximadamente un metro, es decir tres pies", dijo, haciendo la comparación con el hallazgo más antiguo.

Algunas de las piezas escultóricas de arcilla halladas en Aigai. Crédito: Angeliki Kottaridi.

La mayor parte de las excavaciones, sin embargo, tuvieron lugar en el "corazón" de la necrópolis, muy cerca del Real Túmulo de los Teménidas, donde se encontró el enterramiento de un guerrero tenía un casco a los pies y empuñaba una espada en la mano derecha encima de su pecho. "Tenemos a un hombre que no ostenta el casco, pero que tiene una bonita espada que sostiene en su mano derecha; se le han caído los anillos y hemos recuperado el alfiler que sostenía la clámide", describe Kottaridis.

También mencionó el hallazgo de una tumba arcaica del año 530 a.C. y en la que se encuentra un esqueleto así como grandes alfileres de hierro con cabezas de plomo.

Fuente: amna.gr | 29 de marzo de 2024