La momia de la 'Mujer que grita' desvela sus secretos 3.500 años después de su muerte

Imagen de la 'Mujer que grita' durante las pruebas a las que fue sometida durante el último estudio.

Sahar Saleem.

En 1935, el Museo Metropolitano de Nueva York dirigió una expedición arqueológica a Egipto. En Deir el-Bahari, cerca de Luxor, el sitio de la antigua Tebas, excavaron la tumba de Senenmut, el arquitecto y supervisor de las obras reales (y supuestamente amante) de la famosa reina Hatschepsut (1479-1458 a. C.). Debajo de la tumba de Senenmut, encontraron una cámara funeraria separada para su madre Hatnofer y otros parientes no identificados.

Allí hicieron un descubrimiento extraño: un ataúd de madera que contenía la momia de una mujer anciana, que llevaba una peluca negra y dos anillos de escarabajo de plata y oro. Pero lo que más llamó la atención de los arqueólogos fue la expresión de la momia: tenía la boca muy abierta, como si estuviera a punto de gritar. La bautizaron como la 'Mujer que grita'.

Anillos de oro y plata en forma de escarabajo que lucía la momia de la 'Mujer que grita'. The Metropolitan Museum of Art, New York.

Ahora, aproximadamente 3.500 años después de su entierro, investigadores de Egipto han utilizado las técnicas científicas más avanzadas para examinar de nuevo (en 2020 se le hizo un estudio previo) a la 'Mujer que grita' y aprender más sobre su vida y su muerte. Los resultados se han publicado en Frontiers in Medicine.

Material costoso

"En el estudio de investigación demostramos que fue embalsamada con material importado y costoso. Esto, y el buen estado de conservación de la momia, contradicen la creencia tradicional de que el hecho de no haber extraído sus órganos internos implicaba una momificación deficiente", dijo la Dra. Sahar Saleem (izquierda), profesora de radiología en el Hospital Kasr Al Ainy de la Universidad de El Cairo.

Hasta 1998, la 'Mujer que grita' estuvo en la Escuela de Medicina Kasr Al Ainy de El Cairo, donde en los años 1920 y 1930 los egiptólogos estudiaron muchas momias reales, entre ellas la de Tutankamón. Posteriormente, fue trasladada al Museo Egipcio de El Cairo a petición del Ministerio de Antigüedades. Desde 1935, el ataúd y los anillos de la momia se exhiben en el Museo Metropolitano de Nueva York.

En el nuevo estudio, Saleem utilizó tomografías computarizadas para 'diseccionar virtualmente' la momia y estimar su edad, identificar patologías y su estado de conservación.

Saleem y la coautora, la Dra. Samia El-Merghani (derecha) también utilizaron técnicas avanzadas como microscopía electrónica de barrido (SEM), espectroscopia infrarroja por transformada de Fourier (FTIR) y análisis de difracción de rayos X (XRD) para identificar los materiales.

Los autores comprobaron que la momia se encontraba en buen estado. La investigación, que se llevó a cabo 89 años después del descubrimiento de la mujer momificada, la muestra sin vendajes, en posición supina con las piernas extendidas y las manos cruzadas sobre la ingle. Le faltaban varios dientes, probablemente perdidos antes de morir, ya que había evidencias de reabsorción ósea, que ocurre cuando se cae un diente y se deja que el alvéolo sane. Otros dientes estaban rotos o mostraban signos de desgaste.

“Es posible que se hayan extraído los dientes, los cuales se acabaron perdiendo. La odontología se originó en el antiguo Egipto, siendo Hesi Re el primer médico y dentista del que se tiene registro”, afirmó Saleem.

La arqueóloga Sahar Saleem en el momento de examinar a la "Mujer que grita". Sahar Saleem.

Sufría de artritis

A partir de las imágenes de TC en 2D y 3D, Saleem estimó que la 'Mujer que Grita' medía 1,54 metros de altura en vida. A partir de la morfología de la articulación entre los dos huesos pélvicos, que se suaviza con la edad, las imágenes de TC estimaron que tenía aproximadamente 48 años en el momento de su muerte. Había sufrido una artritis leve en la columna vertebral, como lo evidencia la presencia de osteofitos o 'espolones óseos' en las vértebras.

La tomografía computarizada muestra el cerebro dentro del cráneo de la momia de la 'Mujer que grita'.

Saleem no encontró ninguna incisión para embalsamar, lo que coincidía con el hecho de que el cerebro, el diafragma, el corazón, los pulmones, el hígado, el bazo, los riñones y el intestino todavía estaban presentes. Esto fue una sorpresa, ya que el método clásico de momificación en el Imperio Nuevo (1550-1069 a. C.) incluía la extracción de todos esos órganos excepto el corazón.

El análisis de la piel por FTIR mostró que la 'Mujer que Grita' había sido embalsamada con enebro e incienso, materiales costosos que debían importarse a Egipto desde el Mediterráneo oriental y África oriental o el sur de Arabia, respectivamente. Asimismo, su cabello natural había sido teñido con henna y enebro. La peluca larga, hecha con fibras de palmera datilera, había sido tratada, además, con cristales de cuarzo, magnetita y albita, probablemente para endurecer los mechones y darles el color negro que favorecían los antiguos egipcios porque representaba la juventud.

“Estos hallazgos respaldan el comercio de materiales para embalsamar en el antiguo Egipto. La expedición liderada por la reina Hatshepsut trajo incienso de Punt (posiblemente Somalia, en África). La tumba de Tutankamón también contenía incienso y enebro”, dijo Saleem.

No se descubrió una causa obvia de muerte.

La TC de la momia de la 'Mujer que grita' visualiza tanto la parte delantera como la trasera de la peluca.

Espasmo cadavérico

Pero ¿qué había provocado la inolvidable expresión de la momia? La rareza del material de embalsamamiento parecía descartar que el proceso de momificación hubiera sido descuidado y que los embalsamadores simplemente se hubieran olvidado de cerrarle la boca.

“La expresión facial de gritar que tiene la momia se interpreta en este estudio como espasmo cadavérico, lo que implica que la mujer murió gritando de agonía o dolor”, plantea esta hipótesis Saleem.

El espasmo cadavérico es una forma rara de rigidez muscular, generalmente asociada con muertes violentas en condiciones físicas extremas y emociones intensas.

“La 'Mujer que Grita' es una auténtica ‘cápsula del tiempo’ de la forma en que murió y fue momificada”, concluye Saleem.

La 'Mujer que grita' aún conserva la peluca negra teñida con productos de alta calidad con la que fue enterrada. Sahar Saleem.

Fuentes: frontiersin.org | nationalgeographic.com.es | 2 de agosto de 2024

Un estudio propone que los grabados de un pilar de Göbleki Tepe (Turquía) pueden ser un calendario solar, al tiempo que marca el impacto de un cometa

Göbekli Tepe es un antiguo santuario construido entre los años 9.600 y 8.200 a.C. en la ciudad de Sanliurfa, Turquía. iStock.

Un equipo de científicos ha descubierto que las marcas en un pilar de 12.000 años de antigüedad en el complejo arquitectónico de Göbekli Tepe, Turquía, representan el calendario solar más antiguo del mundo. Estas marcas, que adornan la macro construcción de recintos similares a templos, con símbolos intricadamente tallados, podrían registrar un evento astronómico que tuvo un impacto crucial en la civilización humana.

La nueva investigación científica, llevada a cabo por la Universidad de Edimburgo, y publicada en la revista Time and Mind, sugiere que los pobladores de aquella cultura podían haber registrado sus observaciones del Sol, la Luna y las constelaciones en forma de un calendario solar, creado para llevar un registro del tiempo y marcar el cambio de las estaciones.

En la misma también concluyen que hace 11.000 años, el enjambre de fragmentos de un cometa impactó contra la Tierra provocando una mini-Edad del Hielo, conocida como Dryas Reciente, la cual duró alrededor de 1.200 años y acabó con la existencia de grandes animales y galvanizó el desarrollo de las prácticas agrícolas de las sociedades complejas.

¿Y cómo han llegado a esta conclusión? Según cuenta el doctor Martin Sweatman (izquierda), de la Escuela de Ingeniería de Edimburgo, los grabados que recubren uno de los pilares de Göbleki Tepe, conocido como la Piedra del buitre o Pilar 43, podrían representar el calendario solar más antiguo del mundo, y habrían sido tallados para recordar ese devastador evento astronómico.

El nuevo estudio de los símbolos en forma de 'V' tallados en uno de los pilares del sitio ha descubierto que cada 'V' podría representar un día. Esta interpretación ha permitido a los investigadores contar un calendario solar de 365 días que consta de 12 meses lunares más 11 días adicionales. Las marcas podrían haber sido creadas, además, para conmemorar el impacto de un cometa que devastó la Tierra hace casi 13.000 años, en el 10.950 a. C.

A la izquierda de la imagen, plano de los recintos de Göbekli Tepe. A la derecha Pilar 43 de Göbekli Tepe, localizado en el recinto D, el cual, los investigadores dicen que podría estar conmemorando el impacto de un cometa que marcó el inicio de una mini Edad del Hielo.

Los investigadores de la Universidad de Edimburgo contaron 365 días de 12 meses lunares con 11 días adicionales, pues suponen que cada marca en forma de 'V' en el pilar representaba un día.

El pilar está dividido en dos secciones con filas de dichos símbolos en forma de 'V' en la parte superior y símbolos cuadrados más pequeños en la parte principal inferior, en la que se muestra una especie de buitre con una 'V' grabada en el cuello y sosteniendo un símbolo de disco circular sobre un escorpión, del que se cree representa la constelación de Escorpio. Asimismo, los expertos dicen que si el escorpión representa realmente esa constelación, el buitre que se encuentra a su lado coincidiría con la posición de la constelación de Sagitario. Al mismo tiempo. se han encontrado también otras estatuas cercanas que posiblemente representan diferentes deidades con marcas en forma de 'V' similares en sus cuellos.

El equipo también identificó un pájaro alto inclinándose hacia una serpiente que se retorcía, lo que podría representar la constelación otoñal de Ofiuco. En este sentido, el descubrimiento de todo ello ha sugerido que la gente de Göbleki Tepe registraba fechas utilizando la precesión, el movimiento del eje de la Tierra, lo cual afecta a la posición de las constelaciones en el cielo.

El túmulo de Göbekli Tepe visto desde el sur. (Foto: K. Schmidt, DAI).

En cualquier caso, el descubrimiento más importante es que los antiguos habitantes de Göbekli Tepe parece que querían conmemorar principalmente el catastrófico impacto de un cometa. El equipo de investigación ha estado trabajando en el lugar durante mucho tiempo y determinó en un estudio de 2021 que el cometa impactó hace unos 13.000 años, basándose en los altos niveles de platino y nanodiamantes que se forman durante las explosiones de alta energía de los cometas. Este evento celestial ocurre cuando la órbita de un cometa cruza la Tierra provocando una colisión entre objetos que puede tener grandes consecuencias. El equipo también descubrió otro pilar que representaba la corriente de meteoritos Táuridas que duró 27 días y se cree que es la fuente de los fragmentos del cometa.

El equipo de investigación ha empleado un sofisticado software para emparejar las posiciones de estos símbolos grabados en piedra según la situación de las estrellas, lo que les ha permitido fechar este acontecimiento catastrófico en torno al año 10.950 a. C., justo en el momento en el que empezó el Dryas Reciente, según los datos aportados por los núcleos de hielo obtenidos en Groenlandia. Los fragmentos del cometa se habrían estrellado contra la Tierra y habrían acabado con varias especies de animales grandes, lo que marca el mayor impacto de un cometa desde el evento que acabó con los dinosaurios hace 66 millones de años.

Izquierda: una escena alrededor de Escorpio de Stellarium. El asterismo de la tetera de la constelación de Sagitario está resaltado en amarillo. Derecha: un boceto del Pilar 43. Crédito: Dr Martin Sweatman

El Dr. Martin Sweatman, quien ha dirigido esta controvertida investigación, dijo: "Parece que los habitantes de Göbekli Tepe eran agudos observadores del cielo, lo cual era de esperar, dado que su mundo había sido devastado por el impacto de un cometa. Este acontecimiento podría haber desencadenado la civilización al iniciar una nueva religión y motivar el desarrollo de la agricultura para hacer frente al clima frío, y, al mismo tiempo, posiblemente, sus intentos de registrar lo que vieron sean, de algún modo, los primeros pasos hacia el desarrollo de la escritura milenios después".

De hecho, las consecuencias habrían influido en la evolución de la flora y la fauna (por ejemplo, en la desaparición del mamut lanudo), y podrían haber contribuido también al nacimiento de la agricultura, un acontecimiento fundamental que habría impulsado el desarrollo de la civilización en el Creciente Fértil.

Posición del sol y las estrellas en el solsticio de verano 10.950 a. C. Martin Sweatman, Stellarium.

Según los investigadores, los símbolos grabados debieron de haber tenido una gran importancia para la población de Göbekli Tepe, lo que sugiere que aquel evento y el clima frío que siguió al impacto del cometa probablemente afectaron en gran medida a su forma de vida. Pero además de los grabados del Pilar 43, los investigadores han destacado otro que muestra a un hombre sin cabeza y que a su juicio podría simbolizar un desastre humano y una gran pérdida de vidas.

De confirmarse, este hallazgo respaldaría la controvertida teoría de que un impacto cósmico de gran magnitud pudo ser el responsable de la caída repentina de las temperaturas en ese momento, ya que los gases tóxicos habrían envenenado el aire y cubrirían por completo el cielo provocando que la temperatura cayera en picado.

Representaciones de la Luna y el Sol encontrados en el Pilar 18 (a), siete pájaros que simbolizan las Pléyades en la base del Pilar 18 (b), y hebilla de cinturón y piel de zorro que recuerdan un cometa en el Pilar 18 (c) de Göbekli Tepe. El disco del cielo de Nebra, descubierto en Alemania, que muestra símbolos para el Sol, la Luna, las Pléyades y, posiblemente, un cometa (d). Alistair Coombs.

Los investigadores también han comparado los grabados de los pilares con símbolos encontrados en otros artefactos antiguos para confirmar si sus interpretaciones se ajustan a la posible representación de un calendario solar y al impacto crucial de un cometa.

Esto ha incluído el disco celeste de Nebra, del II milenio a. C., hallado en Alemania, el cual muestra al Sol, la Luna y las Pléyades (un cúmulo de estrellas en la constelación de Tauro) y que se cree mide el solsticio de verano e invierno. La última característica en la parte inferior de este disco es la que muestra una forma larga y curvada con líneas paralelas que podrían haber representado un cometa, según el estudio.

Fuentes: dailymail.com.uk |nationalgeographic.com.es | ed.ac.uk/news | 6 de agosto de 2024

Hallan monedas de oro persas, del siglo V a. C., en la antigua ciudad griega de Notio

Los arqueólogos descubrieron una olla con monedas persas de oro, llamadas dáricos, en la antigua ciudad de Notion, en Turquía. Las monedas muestran la figura de un arquero arrodillado, el diseño característico del dárico persa, un tipo de moneda de oro emitida por el Imperio Persa.

Un equipo de investigadores dirigido por un arqueólogo de la Universidad de Michigan (UM) ha descubierto un tesoro de monedas de oro, probablemente utilizadas para pagar a tropas mercenarias, enterradas en una pequeña olla en la antigua ciudad griega de Notio, en el oeste de Turquía.

Las monedas muestran una figura de un arquero arrodillado, el diseño característico del dárico persa, un tipo de moneda de oro emitida por el Imperio Persa y probablemente acuñada en Sardis, a unos 97 kilómetros al noreste de Notio, según el arqueólogo de la UM Christopher Ratté, profesor de arte y arqueología del Mediterráneo antiguo y director del Proyecto Arqueológico de Notio, el proyecto que descubrió las monedas.

El tesoro, que el equipo de la UM fechó en el siglo V a. C., proporcionará otro punto de información a los historiadores sobre la cronología y la historia del dárico persa.

Mapa con algunas de las principales antiguas ciudades griegas de Eólida, en la zona septentrional de Asia Menor. Notio era la ciudad más meridional.

“El descubrimiento de un hallazgo tan valioso en una excavación arqueológica controlada es muy poco frecuente”, afirma Ratté (izquierda). “Nadie entierra jamás un tesoro de monedas, especialmente de metales preciosos, sin tener la intención de recuperarlo. Por tanto, sólo la más grave desgracia puede explicar la conservación de un tesoro de estas características”.

Los dáricos se acuñaron desde finales del siglo VI a. C. hasta la conquista del Imperio Persa por Alejandro Magno en el año 330 a. C., y el diseño de las monedas se mantuvo igual con solo pequeñas diferencias estilísticas. Los investigadores han intentado ordenar las monedas en una secuencia cronológica analizando esas diferencias estilísticas. Uno de los aspectos importantes del tesoro recién descubierto es que está datado independientemente de otros artefactos asociados con el tesoro.

“Este tesoro proporcionará una fecha firme que puede servir como ancla para ayudar a fijar la cronología de toda la secuencia de monedas semejantes”, dijo Ratté.

Según Andrew Meadows (derecha), de la Universidad de Oxford y antiguo conservador de monedas del Museo Británico y de la Sociedad Numismática Americana, "es probable que el contexto arqueológico del tesoro, si se puede establecer con precisión por otros medios, nos permita ajustar la cronología de las monedas de oro aqueménidas. Se trata de un hallazgo espectacular… de la mayor importancia”.

Los investigadores iniciaron las excavaciones en Notio en 2022 y descubrieron las monedas en 2023. El Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía ha dado ahora permiso para que el descubrimiento de las monedas, que permanecen en Turquía, se haga público.

Los restos mejor conservados de la ciudad datan del periodo helenístico, entre los siglos III y I a.C., pero la excavación de una gran casa con patio en el centro de la ciudad ha demostrado que es probable que la ciudad estuviera habitada incluso antes. Los arqueólogos encontraron fragmentos de cerámica probablemente del siglo V a.C., en muros anteriores incorporados a los cimientos de la casa. En julio de 2023, la excavación debajo de una zona del patio reveló el tesoro de monedas, enterrado en una pequeña olla.

“El tesoro fue encontrado en la esquina de una habitación en una estructura enterrada debajo de la casa helenística. Presumiblemente, estaba almacenado allí para su custodia y por alguna razón nunca fue recuperado”, comenta Ratté. “Según el historiador griego Jenofonte, un solo dárico equivalía al salario de un soldado durante un mes”.

Los arquitectos Kübra Sağlam y Gizem Seymen trabajan en los dibujos arquitectónicos de Bouleuterion, vista hacia el noroeste. Crédito de la foto: Notion Archaeological Project, Universidad de Michigan.

Los investigadores creen que uno de los principales usos del dárico era pagar a las tropas mercenarias, y es posible que este tesoro estuviera asociado con operaciones militares en el área alrededor de Notio.

Ratté también señala que "la mayoría de los tesoros de dáricos no fueron encontrados por arqueólogos en excavaciones científicas, sino por saqueadores a quienes no les importa la historia”, señala Ratté.

“Un hallazgo arqueológico sin información contextual es como una persona que sufre de amnesia, una persona que no tiene recuerdos”, afirma Ratté. “Sigue siendo interesante e importante, pero la pérdida de conocimiento es incalculable. En el caso de este tesoro, sabemos exactamente dónde fue encontrado y tenemos una gran cantidad de evidencia circunstancial de cuándo fue depositado, probablemente a fines del siglo V a. C.”

Una vista aérea de la casa muestra las diferentes fases y el lugar donde se encontraron las monedas y otros artefactos. Crédito de la foto: Notion Archaeological Project.

La ciudad de Notio fue incorporada al Imperio Persa junto con otras ciudades griegas de la costa oeste de Turquía a mediados del siglo VI a.C. Fue liberada de este dominio a principios del siglo V a.C., pero luego se reintegró al imperio persa a principios del siglo IV a.C. Siguió siendo una posesión persa hasta la conquista de Alejandro Magno en 334 a.C.

Los historiadores antiguos mencionan con frecuencia operaciones militares en torno a Notio. Durante gran parte del siglo V a. C., Notio, aunque estaba liberada de los persas, permaneció bajo el dominio ateniense. Las lealtades conflictivas de los habitantes de Notio y de las ciudades cercanas, que ocupaban una región fronteriza entre las esferas de influencia persa y ateniense, quedan ilustradas por un dramático episodio relatado por el historiador griego Tucídides.

Excavaciones en Notio el año pasado. Mientras excavaban bajo el patio de una casa que data del siglo III a. C., los investigadores encontraron los restos de una vivienda anterior y un escondite enterrado allí. Crédito: Proyecto Arqueológico de Notion/Universidad de Michigan.

Entre el 430 y el 427 a. C., un grupo de simpatizantes persas de la cercana ciudad de Colofón había ocupado parte de Notio con la ayuda de mercenarios griegos y bárbaros. En el 427 a. C., un general ateniense llamado Paches atacó y mató a los mercenarios pro-persas, después de atraer a su comandante hacia una trampa. Los simpatizantes persas fueron expulsados ​​y Notio fue reorganizada bajo la supervisión de Atenas.

Esta es exactamente la secuencia de acontecimientos que podría haber llevado tanto a la deposición como a la pérdida de este tesoro, pero no es la única posibilidad, según Ratté. Más tarde, en el 406 a. C., se libró una batalla naval decisiva en el conflicto entre Atenas y Esparta frente a la costa de Notio, que los atenienses utilizaban como base naval. Anatolia occidental estalló en un nuevo conflicto en el decenio del 360 a. C., cuando varios de los gobernadores persas de Anatolia occidental se rebelaron contra las autoridades centrales (la llamada Gran Revuelta de los Sátrapas).

El puerto de Notio, un importante activo militar, probablemente fue reforzado durante este período. La cronología convencional de las monedas persas favorecería una fecha del siglo IV a. C. para el tesoro de Notio.

Los arqueólogos Sedat Aydoğan y Dursun Çamlı limpian el 'Heroon' (santuario del héroe) en Notio. Universidad de Michigan.

Anatolia, cuna de las primeras monedas occidentales

Anatolia es la cuna de la primera moneda emitida por un Estado en Occidente, el estátero, creado por un pueblo marinero llamado lidios (Lidia). El cuarto rey de Lidia, Aliates, estandarizó el peso y el diseño del estátero lidio, que, a partir del año 610 a. C., se acuñaba enelectrum, una aleación natural de oro y plata. Se atribuye a su hijo y sucesor, y último rey de Lidia, Creso, la acuñación de la primera moneda de oro auténtica, la creseida. La expresión “rico como Creso” hace referencia a su extravagante riqueza, así como a la opulencia de Lidia durante su gobierno.

En el año 546 a. C., toda la zona, conocida como Jonia, fue conquistada por el Imperio Persa aqueménida. Aunque Creso fue derrotado en batalla por Ciro el Grande, su sistema monetario basado en el oro sobrevivió. Los persas continuaron fabricando monedas de oro y plata hasta que introdujeron sus propias monedas bimetálicas, compuestas de oro y plata. Las monedas de plata se llamaban siclo y las de oro, dárico, un nombre derivado de Darío I, que gobernó el Imperio persa desde el año 522 a. C. hasta el 486 a. C., o dari-, la raíz de la palabra persa antigua para oro.

Proyecto arqueológico de Notio

El proyecto de excavación en Notio está patrocinado por la Universidad de Michigan, en cooperación con la Universidad de Sinop, y cuenta con la autorización del Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía. El director asociado es Hazar Kaba, profesor asociado de arqueología en la Universidad de Sinop.

La nueva temporada de campo en Notio acaba de comenzar, y los investigadores esperan que la continuación de la excavación aclarara el contexto arqueológico del tesoro, mientras que el estudio de las monedas, ahora bajo el cuidado del Museo Arqueológico de Éfeso en Turquía, proporcionará más evidencia de la fecha, función e implicaciones históricas de este notable hallazgo arqueológico.

Fuente: Universidad de Michigan | 4 de agosto de 2024

¿Cómo desaparecieron los neandertales? Nuevos análisis de ADN arrojan luz sobre el misterio

Reconstrucción de un hombre 'Homo neanderthalensis' (La-Chapelle-aux-Saints 1, Francia) con un niño (Gibraltar 2, Devil's Tower, Reino Unido). Museo de Historia Natural, Viena (Austria).

El descubrimiento en 2010 de que los primeros humanos y los neandertales se habían cruzado fue una bomba científica: la revelación de un legado genético que, desde entonces, se ha descubierto que desempeña un papel en la vida de las personas modernas, influyendo en los ritmos circadianos, el funcionamiento del sistema inmunitario y la forma en que algunos sienten dolor.

Sin embargo, a los científicos les ha resultado sorprendentemente difícil reconstruir el flujo genético en la dirección opuesta: cómo el mestizaje entre los dos grupos puede haber dado forma a los neandertales, que se extinguieron hace unos 40.000 años. Con la ayuda de nuevas técnicas, un nuevo estudio ofrece una imagen más clara.

El análisis, publicado en la revista Science, muestra que los dos grupos intercambiaron ADN en múltiples momentos a lo largo de los últimos 250.000 años, lo que arroja luz sobre cómo desaparecieron los neandertales y podría reescribir la historia de cómo y cuándo nuestros antepasados Homo sapiens abandonaron África.

"Hasta la fecha, la mayoría de los datos genéticos sugieren que los humanos modernos evolucionaron en África hace 250.000 años, permanecieron allí durante los siguientes 200.000 años y luego decidieron dispersarse fuera de África hace 50.000 años para poblar el resto del mundo", afirma Joshua Akey (izquierda), profesor del Instituto Lewis-Sigler de la Universidad de Princeton y autor principal del estudio.

"Pero la genética es esencialmente ciega a cualquier cosa que no deje ascendencia a las poblaciones actuales. Lo que me parece interesante de este trabajo es que aporta información genética sobre estas dispersiones fuera de África que antes no podíamos ver", afirma Akey.

Los hallazgos sugieren que la historia de los primeros humanos fue compleja y que éstos probablemente interactuaron con los neandertales —y otros tipos de humanos arcaicos, incluidos los enigmáticos denisovanos— con mucha más frecuencia de lo que se pensaba desde nuestra aparición como especie hace entre 250.000 y 300.000 años.

Múltiples episodios de apareamiento

Mediante la comparación de secuencias de ADN en bases de datos, los científicos pueden reconstruir las relaciones entre distintas poblaciones o especies y, dado que los cambios genéticos se producen a un ritmo constante a lo largo de una generación, los genetistas pueden calcular el tiempo transcurrido entre el momento en que dos grupos intercambiaron ADN, como las marcas de un reloj molecular.

Según el estudio, cuando los humanos salieron de África se encontraron y se cruzaron con los neandertales en tres oleadas: una, hace entre 200.000 y 250.000 años, poco después de que aparecieran los primeros fósiles de Homo sapiens en África; otra, hace 100.000 años; y la última, hace entre 60.000 y 50.000 años.

Foto: El equipo que logró secuenciar el genoma neandertal en 2010. De izquierda a derecha: Adrian Briggs, Johannes Krause, Svante Pääbo y Richard E. Green, del Instituto Max Planck.

El episodio más reciente está ampliamente reconocido y se identificó por primera vez en 2010, cuando el genetista Svante Pääbo, ganador del Premio Nobel por ello, secuenció el primer genoma neandertal. Sin embargo, la nueva investigación llevada a cabo demuestra que las dos primeras oleadas diferían significativamente de la tercera, una migración arrolladora que, en última instancia, llevó a los humanos modernos a residir en todos los rincones del planeta.

Los científicos han descubierto que el porcentaje de ADN del Homo sapiens en el genoma neandertal podría haber alcanzado el 10% hace más de 200.000 años y haber disminuido con el tiempo; de media, era del 2,5% al 3,7%.

"Un estudio similar publicado el año pasado había identificado rastros genéticos de un encuentro entre ambos grupos hace unos 250.000 años, pero la aportación de ADN del Homo sapiens a los neandertales hace unos 100.000 años es un hallazgo novedoso", dice Laurits Skov (izquierda), genetista e investigador postdoctoral de la Universidad de California Berkeley, el cual no participó en el estudio. "Lo que parece seguro es que la historia de los humanos y los neandertales está mucho más entrelazada de lo que creíamos", afirma en un correo electrónico.

Trabajo de detective genético

Durante las dos primeras oleadas de mestizaje, la población neandertal absorbió genes humanos y la descendencia permaneció dentro de los grupos neandertales, según el nuevo estudio.

"Estos primeros episodios de apareamiento, resultado de la migración fuera de África de pequeños grupos de 'Homo sapiens' pioneros que no llegaron a establecerse con fuerza, apenas dejaron huella en el acervo genético de las poblaciones humanas actuales, pero sí tuvieron un gran impacto en el genoma neandertal", según Akey. "Creo que la explicación más sencilla es que esto refleja cambios en el tamaño de las poblaciones a lo largo del tiempo", añadió al respecto.

"Al principio, los humanos modernos salían de África y las poblaciones neandertales eran lo suficientemente grandes como para absorber estas dispersiones iniciales de humanos y sus genes en la población neandertal", explicó Akey.

"Sin embargo, cuando el 'Homo sapiens' abandonó África en la tercera oleada, hace unos 60.000 años en una migración duradera alrededor del mundo, la descendencia resultante de los encuentros entre 'Homo sapiens' y neandertales creció en las poblaciones humanas modernas y su firma genética permaneció en el acervo genético de las mismas, influyendo en nuestras vidas actuales", explicita Akey.

En el estudio, el equipo utilizó técnicas de aprendizaje automático para descodificar y secuenciar los genomas de los restos de tres neandertales, que databan de hace entre 80.000 y 50.000 años y se encontraron en tres lugares distintos: Vindija, en Croacia, y las cuevas de Denísova y Chagyrskaya, en las montañas de Altai. A continuación, los investigadores compararon esos datos con los genomas de 2.000 humanos actuales.

"Hemos desarrollado un marco para determinar si se produjo flujo genético entre humanos y neandertales, al tiempo que estimar cuántas secuencias de humanos modernos hay en los genomas neandertales, e identificar los lugares específicos del genoma neandertal que portan secuencias de los humanos modernos", dijo Akey.

Detección del flujo genético de humanos modernos a neandertales (H→N) y sus consecuencias.
La mezcla de humanos modernos con neandertales provoca un aumento local de la heterocigosidad en el genoma neandertal, una característica que permitió enfoques para cuantificar y detectar secuencias introgresadas. Aprovechamos las secuencias introgresadas de humanos modernos en el genoma neandertal para refinar las estimaciones de la ascendencia neandertal en humanos contemporáneos al descomponer los segmentos detectados por IBDmix en aquellos atribuibles al flujo genético de humano a neandertal (H→N) versus neandertal a humano (N→H) en 2000 individuos humanos modernos. También usamos secuencias introgresadas de humanos modernos para descubrir que los neandertales tenían un tamaño de población efectivo más pequeño (N e) de lo que se había estimado previamente y que una segunda ola de flujo genético de humano moderno a neandertal ocurrió hace ~100 a 120 mil años (ka). pb=pares de bases.

El misterio de la desaparición de los neandertales

"Hay un puñado de fósiles de 'Homo sapiens' que podrían reflejar los primeros viajes, menos exitosos, de la especie desde África a Medio Oriente y Europa", según Chris Stringer (izquierda), investigador principal de evolución humana en el Museo de Historia Natural de Londres, que no participó en el estudio.

Entre estas reliquias figuran un fósil de Homo sapiens hallado en la cueva de Apidima, en el sur de Grecia, datado hace 210.000 años, y restos encontrados en los yacimientos israelíes de Skhūl y Qafzeh. Los fósiles hallados en Israel tenían "rasgos primitivos", como cejas más grandes, cráneos más planos y barbillas variables.

"He interpretado estos rasgos como herencia de antepasados no neandertales más primitivos, pero alternativamente podrían ser signos del flujo genético con los neandertales, y tal vez tales características deberían ser examinadas de nuevo ahora, a la luz de este nuevo trabajo", precisa Stringer.

"La dinámica de población identificada en esta investigación podría ser una de las principales razones por las que los neandertales desaparecieron hace 40.000 años", señaló Akey. "El análisis de los investigadores sugiere que el tamaño de la población neandertal en aquella época era un 20% menor de lo que se pensaba".

"Las poblaciones humanas eran mayores y, como las olas que rompen en la playa, acabaron erosionando a los neandertales, y es probable que el acervo genético neandertal fuera absorbido por la población humana en la última oleada de mestizaje", explica Akey.

"La extinción es complicada, por lo que no me atrevería a decir que es la única explicación..., pero creo que la absorción de los neandertales por parte de las poblaciones humanas explica en gran medida la desaparición de los neandertales", añadió.

Stringer se mostró de acuerdo en que la última fase del mestizaje puede haber contribuido a la extinción de los neandertales, ya que la población neandertal se hizo aún más pequeña y menos diversa a medida que el ADN neandertal se incorporaba a la mayor reserva genética humana.

"Creo que es un punto importante", dijo Stringer. "Si se tiene en cuenta el aumento de la diversidad genética neandertal por el mestizaje con los 'Homo sapiens' también se reduce significativamente el tamaño efectivo de su población, lo que añade más pruebas de que los neandertales tardíos podrían haber sido ya una especie en peligro de extinción, incluso sin la competencia de una población de 'Homo sapiens' en expansión".

Fuente: cnnespanol.conn.com | 1 de agosto de 2024

Descubren en la remota isla de Flores (Indonesia) un homínido más bajo que el 'hobbit': medía un metro y vivió hace 700.000 años

El fragmento de húmero excavado en 2013 y ahora reconocido como perteneciente a un antepasado de 'Homo floresiensis'. Yousuke Kaifu

Fue apodado hobbit por su baja estatura, de poco más de un metro. El hallazgo hace 20 años en la isla indonesia de Flores de una especie extinta del género Homo bautizada como Homo floresiensis fue uno de los descubrimientos paleontológicos más importantes de la historia de la evolución humana.

Conocido como el hombre de Flores, al principio se pensó que tenía 18.000 años de antigüedad y se habría extinguido hace 12.000 años, pero estudios posteriores estimaron que probablemente este homínido de unos 25 kilos de peso tenía unos 60.000 años y se extinguió hace 50.000 años, coincidiendo con la expansión en esa zona del Homo sapiens, nuestra especie.

Sin embargo, sigue abierto el debate científico sobre el origen del hobbit, encontrado en los yacimientos de Liang Bua de esa remota isla indonesia. Una de las teorías sugiere que se trataba de un descendiente de menor estatura de los primeros Homo erectus que habitaron la zona que actualmente es Asia, y que tenían una talla parecida a la de los humanos modernos. Otra hipótesis sostiene que Homo floresiensis habría sido un superviviente tardío de otro homínido de África más antiguo y anterior al Homo erectus que podría haber sido el Homo habilis (que medía 120 cm aproximadamente) o el Australopithecus afarensis (entre 115 y 138 cm según el sexo), aunque no existen pruebas fósiles que respalden una salida de África tan el temprana de alguna de esas especies.

Posteriormente, un equipo de investigadores encontró también en la isla de Flores, pero en un emplazamiento diferente -el yacimiento al aire libre de Mata Menge, situado a 75 kilómetros de Liang Bua- fósiles de otro homínido mucho más antiguo, de hace 700.000 años, que está ayudando a esclarecer el origen del hobbit, tal y como explican este martes en un artículo publicado en Nature Communications.

Foto: Los restos fósiles hallados en Mata Menge en 2016 (imagen cortesía de of Yousuke Kaifu y Susan Hayes)

Vivió hace unos 700.000 años y los primeros restos, un fragmento de una mandíbula y seis dientes pertenecientes a al menos tres individuos, fueron encontrados hace una década y presentados en 2016. Aunque eran más pequeños que los de Homo floresiensis, al no encontrarse fósiles postcraneales (de una parte diferente al cráneo) no pudieron afirmar que se tratara un homínido de menor estatura.

"En el estudio publicado este martes, sin embargo, describe el hallazgo en Mata Monge de más fósiles entre los que figuran los primeros restos postcraneales de este homínido: un húmero que "no sólo es más corto que el de Homo floresiensis, sino que es el hueso de la parte superior del brazo más pequeño conocido en el registro fósil de homínidos de todo el mundo", tal y como asegura Adam Brumm (izquierda), del Centro Australiano de Investigación sobre la Evolución Humana de la Universidad de Griffith y coautor del artículo.

Un metro de altura

Los análisis por microscopía han revelado que este pequeño húmero, desenterrado en 2013, pertenecía a un adulto. Como cuenta Gerrit van den Bergh (derecha), investigador de la Universidad de Wollongong y coautor del estudio, el fragmento de húmero hallado estaba roto en varias piezas, y al principio no lo identificaron como un hueso de un homínido.

"Cuando vi por primera vez el pequeño húmero, pensé que era un hueso de niño, pero me picó la curiosidad y me sorprendí cuando busqué su etapa de desarrollo", afirma por su parte Yousuke Kaifu (izquierda), de la Universidad de Tokio, que admite que "estimar la edad y la longitud fue difícil".

Basándose en la longitud estimada del hueso (211-220 milímetros), calculan que la estatura de este homínido de hace 700.000 años era de 100 centímetros, lo que suponen seis centímetros menos de la altura estimada para un esqueleto de Homo floresiensis de 60.000 años de antigüedad encontrado en Liang Bua (basándose en la longitud de su fémur estimaron que medía 106 centímetros). Si se compara el mismo hueso, el húmero del Homo floresiensis de Liang Bua medía 243 mm frente a los 211-220 mm del de Mata Menge.

A la izquierda, el fragmento de húmero del individuo de hace 700.000 años comparado con un húmero de 'Homo floresiensis' de hace 60.000 años. Yousuke Kaifu.

"Este rarísimo espécimen confirma nuestra hipótesis de que los antepasados de 'Homo floresiensis' tenían un tamaño corporal extremadamente pequeño; sin embargo, ahora resulta evidente, por las diminutas proporciones de este hueso de una de sus extremidades, que eran aún más pequeños de lo que habíamos pensado", sostiene Brumm en un comunicado de prensa.

Los otros dos dientes encontrados en Mata Menge también son de pequeño tamaño y uno de ellos presenta características que concuerdan con los primeros Homo erectus de Java. Una similitud que no respalda la hipótesis de que Homo floresiensis evolucionara a partir de un tipo de homínido anterior y más primitivo, que nunca se ha encontrado en Indonesia ni en ninguna otra región fuera de África.

Lugares de descubrimiento del 'Homo erectus' javanés y del 'Homo floresiensis'. Las zonas de tierra expuestas por el descenso del nivel del mar durante el periodo glaciar se muestran en gris. / Mapa realizado por Yousuke Kaifu con GeoMapApp.

Con los últimos restos encontrados en el yacimiento de Mata Menge hay ya 10 fósiles pertenecientes a al menos cuatro individuos, entre ellos dos niños. Todos son muy similares anatómicamente al Homo floresiensis encontrado hace 20 años en el yacimiento de Liang Bua y, según apuntan los autores, pueden considerarse una variante más antigua de este homínido. Sin embargo, aunque se trate de un antepasado directo del hobbit, tenía una dentición menos especializada, es decir, dientes más primitivos.

"La historia evolutiva de los homínidos de Flores sigue siendo en gran parte desconocida. Sin embargo, los nuevos fósiles sugieren claramente que comenzó cuando un grupo de los primeros homínidos asiáticos conocidos como 'Homo erectus' quedó aislado en esta remota isla indonesia, hace quizá un millón de años, y sufrió una drástica reducción del tamaño corporal con el paso del tiempo", propone Brumm.

El yacimiento de Mata Mege en 2014. Gerrit van den Bergh.

Según comenta a SINC el arqueólogo y coautor del nuevo trabajo, Gerrit van den Bergh, de la Universidad de Wollongong (Australia), “el yacimiento a cielo abierto de Mata Menge (MM) es muy diferente de la cueva de Liang Bua”.

Explica que “se trata de un lugar situado en una pequeña cuenca –llamada So'a, por la ciudad del mismo nombre– rodeado de montañas, en su mayoría volcanes activos e inactivos, que fue rellenada por una secuencia de sedimentos que abarcó un periodo comprendido entre hace 1,4 millones de años y hace 0,5 millones de años”.

El diminuto hueso del brazo demuestra, según los autores, que la reducción extrema del tamaño corporal se produjo al principio de la historia de los homínidos de Flores a lo largo de un periodo de 300.000 años. La drástica reducción temprana y la posterior estabilidad del tamaño corporal respaldaría que tener un tamaño corporal más pequeño en esta isla aislada era beneficioso para su supervivencia, como ocurre con muchas otras especies que evolucionan hacia un tamaño más pequeño con más frecuencia en las islas (un mecanismo que se conoce como enanismo insular).

Por otro lado, el registro arqueológico muestra que la isla de Flores también estuvo habitada por diminutos estegodontes (una especie de elefante extinto), ratas de diversos tamaños, cocodrilos y dragones de Komodo. Los reptiles depredadores podían alcanzar los tres metros de longitud, pero no eran una amenaza significativa para las poblaciones arcaicas de estos homínidos.

Fuentes: elmundo.es | elpais.com | agenciasinc.es | 6 de agosto de 2024

Reconstruyen las condiciones ambientales y prácticas de cultivos cuando surgió la agricultura en la Europa occidental

Recreación del poblado neolítico de La Draga (Banyoles, Gerona). Autor: Raül Soteras (Instituto Arqueológico Alemán/Universidad de Basilea).

Hace unos 7.000 años, los primeros agricultores del Mediterráneo occidental seleccionaban las tierras más fértiles disponibles, cultivaban variedades de cereales muy parecidas a las actuales y usaban de forma moderada el estiércol de animales domésticos como se hace hoy en día. Estos son algunos de los elementos que caracterizan la expansión de la agricultura durante el Neolítico en Europa occidental, según un artículo de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), en el que participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Barcelona (UB).

El trabajo reconstruye las condiciones ambientales, las prácticas en la gestión de los cultivos y las características de los vegetales existentes cuando apareció la agricultura en la Europa occidental, y tiene como referente el yacimiento de la Draga (Banyoles, Gerona), uno de los más significativos y complejos de la península ibérica, además de incluir datos sobre otros 16 yacimientos de los inicios de la agricultura en la región.

Según las conclusiones, en el momento de su aparición en la península ibérica, la agricultura ya había logrado un nivel consolidado en técnicas agrícolas de cultivo de cereales, lo que sugiere una evolución a lo largo de su migración a través de Europa de los métodos y el material genético originario del creciente fértil, la cuna de la revolución neolítica en Oriente Medio.

Arqueólogos en el yacimiento lacustre de la Draga de Banyoles. acn

¿Cuáles eran los principales cultivos en la Draga?

Desde que apareció hace cerca de 12.000 años en los territorios del denominado Creciente Fértil, la agricultura ha transformado la relación con el medio natural y la estructura socioeconómica de las poblaciones humanas. Ahora, el equipo de investigadores ha aplicado técnicas de reconstrucción paleoambiental y arqueobotánica para identificar las condiciones del poblado de la Draga cuando surgió la agricultura. Situado en la orilla oriental del lago de Banyoles, es uno de los asentamientos de agricultores y ganaderos más antiguos del noreste de la península ibérica (5.200-4.800 a. C.), y un testimonio extraordinario de las primeras sociedades agrícolas y ganaderas de la península ibérica. Para darle una dimensión regional al estudio, también se ha examinado datos cerealísticos provenientes de otros yacimientos neolíticos de la Península y del sur de Francia.

"Aunque se trataba de una agricultura pionera, pues se iniciaba en zonas que antes no habían sido cultivadas, las condiciones de cultivo parecen haber sido favorables, posiblemente debido a una elección deliberada por los agricultores de los terrenos más adecuados. Los cultivos no parecen ser demasiado diferentes a las variedades tradicionales que se han ido cultivando en los milenios posteriores”, detalla Josep Lluís Araus (izquierda), primer autor del artículo y catedrático de la Sección de Biología Vegetal del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Biología de la UB y miembro de Agrotecnio, Centro CERCA de Investigación en Agrotecnología.

Araus ha liderado la reconstrucción de las condiciones agronómicas y características de los cultivos a partir del análisis de las muestras recolectadas e identificadas por los arqueobotánicos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el Instituto Arqueológico Alemán (DAI, Alemania) y la Universidad de Basilea.

Restos de trigo desnudo (Triticum aestivum-durum) del yacimiento de La Draga analizados en el estudio. Izquierda: acumulación de semillas de trigo asociadas a los restos de una cesta (autor: Josep Tarrús i Galter, Museu Arqueològic de la Draga). Derecha: espiga desnuda de trigo (autor: Ferran Antolín (Instituto Arqueológico Alemán/Universidad de Basilea).

"La fuente principal de información para estudiar las prácticas de la agricultura en la prehistoria son los restos arqueobotánicos (semillas y frutos) que encontramos en los depósitos arqueológicos que excavamos. Los restos que se encuentran más frecuentemente son granos de cereal carbonizados. Así, los estudios isotópicos sobre estos restos permiten abrir una línea interpretativa alternativa para caracterizar las prácticas agrícolas pasadas", explica Ferran Antolín (derecha), del Instituto Arqueológico Alemán.

El trigo duro y la adormidera (la amapola) fueron las especies que se cultivaron principalmente en la Draga. “Adicionalmente, aparece también la cebada, aunque siempre en pequeñas cantidades y de forma puntual, algunos restos de escanda menor, trigo farro y trigo Triticum timopheevii. Además, las proporciones entre los cereales durante las fases de ocupación prácticamente no varían”, señala Antolín.

Los restos arqueobotánicos, semillas y frutos, son la fuente principal de información para estudiar las prácticas de la agricultura en la prehistoria. Anna Barberà Berrocal

Tal como explica Juan Pedro Ferrio (izquierda), investigador científico del CSIC en la Estación Experimental de Aula Dei (EEAD-CSIC), “aunque la domesticación de animales no es el foco del artículo, varias evidencias nos indican que pastaban en los mismos campos de cultivo. Este hecho podría explicar la aportación moderada de abonos orgánicos de origen animal que nos sugiere la composición isotópica de nitrógeno de las semillas de cereales”.

Un clima favorable para las prácticas agrícolas

En la Draga, las buenas condiciones ambientales favorecieron la práctica de la agricultura cuando esta población neolítica se asentó en la orilla del lago de Banyoles. “El estudio isotópico de la madera carbonizada y las semillas de cereales confirma que la disponibilidad de agua en el entorno era mejor que en la actualidad. Estudios arqueobotánicos previos habían evidenciado que en el entorno del yacimiento crecía una vegetación bastante diferente a la que encontramos ahora. El robledal y los bosques de ribera donde abundaban los laureles habrían dominado el entorno, y este tipo de vegetación requiere condiciones climáticas más húmedas que las actuales”, explica la catedrática Raquel Piqué, del Departamento de Prehistoria de la UAB.

Raquel Piqué en el yacimiento de la Draga.

“Estas evidencias de condiciones más húmedas que en la actualidad, y, por tanto, más adecuadas para la agricultura, se podrían extrapolar a otros yacimientos de los inicios de la agricultura en el Mediterráneo occidental”, apunta Josep Lluís Araus. “Es bastante probable que la agricultura no se habría adoptado como respuesta a unas condiciones ambientales negativas —como, por ejemplo, un cambio climático— y la necesidad de asegurar el alimento a la población, sino más bien como una forma de aumentar los recursos y hacerlos más estables comparado con una economía de caza y recolección”.

¿Cómo se expandió la agricultura en la península ibérica?

Comprender los detalles de la explotación del nuevo sistema de subsistencia agrícola es fundamental para entender el proceso más general de cambio económico, cultural y social del Neolítico. "En el caso de la península ibérica, las evidencias arqueobotánicas recogidas en las últimas décadas han sugerido una rápida expansión de la agricultura, con la aparición casi simultánea de las primeras plantas domesticadas en diferentes regiones", detalla Jordi Voltas (izquierda), catedrático de la UdL y la unidad de investigación conjunta CTFC-Agrotecnio. “El nuevo trabajo apuntala los modelos arqueológicos existentes de difusión de las prácticas agrícolas basados fundamentalmente en fenómenos migratorios (difusión démica). En especial, denotan una agricultura consolidada en términos de buenas condiciones agronómicas y características evolucionadas de los cultivos en el momento en que la agricultura llega a la orilla occidental de Europa”.

Hoces y palos de cavar de madera procedentes de La Draga (Banyoles, Gerona). ©Museo Arqueológico de Banyoles. Autor: Salvador Comalat.

Todavía hay un conocimiento limitado de la naturaleza de las prácticas de cultivo en las primeras poblaciones neolíticas. “Estamos hablando de sociedades prehistóricas, que excepto por yacimientos excepcionales como el de la Draga, han dejado unos restos materiales relativamente escasos que solo se pueden estudiar de forma adecuada con trabajos minuciosos a través de sucesivas campañas de excavación. En estos contextos, la ecofisiología de cultivos y todas las metodologías relacionales —isótopos estables, etc.— han sido decisivos para aportar nuevos conocimientos durante las pasadas décadas en el debate científico sobre los orígenes y la difusión de la agricultura. Tal como demuestra este estudio, lo serán también en el futuro”, concluye Josep Lluís Araus.

En el artículo participan también expertos de la Universitat de Lérida (UdL) y la unidad de investigación conjunta CTFC-Agrotecnio, la Universidad de Valencia, la Universidad de Basilea (Suiza) y el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA). Las excavaciones en la Draga las coordina el Museo Arqueológico de Banyoles, en el marco de los proyectos cuadrienales de excavaciones arqueológicas del Departamento de Cultura de la Generalidad de Cataluña.

Fuente: Universidad Autónoma de Barcelona | 30 de julio de 2030