Nuevos restos de 'Homo antecessor' abren una nueva etapa con grandes descubrimientos en los yacimientos de Atapuerca (Burgos)

De izquierda a derecha: Juan Luis Arsuaga, el único codirector que continuará en la próxima campaña; el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y los ahora retirados, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell. Santi Otero | EFE

Han finalizado los trabajos de excavación en el complejo de yacimientos de la sierra de Atapuerca (Burgos) que se iniciaron el pasado 18 de junio y que han contado con la participación de más de 300 investigadores de todo el mundo. La implicación de personal del IPHES-CERCA ha sido muy importante, con cerca de 120 miembros, entre personal investigador y técnico, así como docentes y estudiantes del máster interuniversitario en Arqueologia del Quaternario y Evolución Humana (Erasmus Mundus) de la Universitat Rovira i Virgili (URV), que han desarrollado labores de coordinación y participación activa en 5 yacimientos clave y en el lavado de los sedimentos de este complejo arqueopaleontológico único.

El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, acompañado de los tres codirectores del proyecto Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, presentaron los resultados de esta campaña de excavaciones.

Mañueco garantizó el apoyo al Sistema Atapuerca, "el mayor proyecto paleontológico del mundo sobre la evolución humana, al que la Junta ha destinado 250 millones desde 1984", según indicó. "Los hallazgos llevados a cabo en Atapuerca van a volver a revolucionar el panorama científico en Europa y en todo el mundo, y ha supuesto un gran impacto económico, social y cultural para Burgos y el conjunto de Castilla y León", afirmó el presidente de la Junta, que valoró así los logros de esta 46º campaña

Según palabras de los propios codirectores de la excavación, los Dres. Eudald Carbonell, José María Bermúdez de Castro y Juan Luis Arsuaga, "Atapuerca ha entrado otra vez, como en los años 90, en la secuencia principal. Hemos encontrado homínidos de todas las especies: 'Homo antecessor', preneandertal y neandertal. Esta 46 campaña de excavación ha sido una de las más importantes de la historia del proyecto". Sin duda, el descubrimiento estrella de este año han sido los nuevos restos humanos de Homo antecessor recuperados en la unidad TD6 de Gran Dolina de aproximadamente 850.000 años de antigüedad.

Y es que, después de 30 años de la excavación de un pequeño sondeo en el que aparecieron los primeros restos de esta especie humana, junto con un millar de piezas de industria lítica y miles de restos fósiles de animales, el equipo investigador responsable de la excavación en el yacimiento de Gran Dolina ha logrado profundizar la superficie de la unidad TD6. "Con alivio, sorpresa y mucha ilusión, el equipo ha confirmado que esta unidad está conservada en los más de 40 metros cuadrados de la excavación en extensión", según ha comunicado la Dra. Marina Mosquera, directora del IPHES-CERCA y coinvestigadora principal del Proyecto Atapuerca. Igualmente, los Drs. Palmira Saladié y Andreu Ollé, investigadores del IPHES-CERCA y coordinadores de los trabajos de excavación en el yacimiento, confirman que “este 2024 es el inicio de una nueva fase de campañas excepcionales para una de las joyas de Atapuerca y de la arqueología y la paleoantropología mundiales”.

RESULTADOS MÁS DESTACADOS EN CADA UNO DE LOS YACIMIENTOS DE LA TRINCHERA DEL FERROCARIL

Durante la campaña de excavación de 2024 el equipo investigador del IPHES-CERCA ha coordinado los trabajos de excavación en los yacimientos de Gran Dolina, Sima del Elefante, Galería, Cueva Fantasma, todos ellos ubicados en la Trinchera del Ferrocarril, y en la cueva de El Mirador. Además, se han llevado a cabo los trabajos de lavado y cribado de los sedimentos en el río Arlanzón, a su paso por el municipio de Ibeas de Juarros (Burgos).

Imagen general de los trabajos de excavación en el nivel TD6 de la Gran Dolina. Foto: María D. Guillén / IPHES-CERCA

Gran Dolina, Unidad TD6

La campaña de 2024 en el yacimiento de Gran Dolina ha inaugurado el esperado reencuentro con el nivel TD6, justo 30 años después de su primera excavación. Ésta ha sido realizada a lo largo del mes de julio por parte de un equipo coordinado y formado por investigadores del IPHES-CERCA.

La campaña anterior se cerró dejando al descubierto el techo de la unidad que contiene el conocido Estrato Aurora donde, en dos fases de excavación anteriores (1994-1997 y 2003-2011), se pusieron al descubierto los restos de un campamento hace 850.000 años. En éste, junto con una gran cantidad de restos de ciervos, caballos, bóvidos y otros animales, y un conjunto de herramientas de piedra que había sido producido, utilizado y abandonado en el sitio, aparecieron alrededor de 180 fósiles humanos. El estudio de estos fósiles, por un lado, permitió documentar el evento de canibalismo más antiguo conocido hasta ahora y, por otro, puso en evidencia una combinación de rasgos anatómicos que llevó a la propuesta, en 1997 , de una nueva especie: Homo antecessor.

Imagen de los restos óseos y de un incisivo, descubiertos en la Gran Dolina, que pertenecen a una mujer adulta de Homo antecessor de unos 25 años. María D. Guillén / IPHES-CERCA.

Denticulados de sílex neógeno recuperados en el nivel TD6 de la Gran Dolina. Foto: María D. Guillén / IPHES-CERCA

En esta campaña se ha conseguido poner al descubierto el techo de la unidad TD6 (llamado TD6.1), donde se ha comprobado que la acumulación de coprolitos (heces fósiles) de hiena que habían sido descritos en otras zonas se extiende por una superficie de cerca de 40 m2. Este hecho, además de permitir documentar una letrina de este carroñero realmente excepcional en el Pleistoceno inferior, indica que la capa subyacente, el famoso nivel TD6.2 (más rica en registro arqueológico y paleoantropológico), está conservada en una gran superficie.

Pero lo más destacado de esta campaña es que, en contacto con la capa de coprolitos, además de algunos huesos de animales y escasos instrumentos de piedra, han aparecido los primeros fósiles de Homo antecessor. Entre ellos, destacan varios fragmentos de cráneo, un fragmento de maxilar, dos fragmentos de mandíbula, un diente incisivo, fragmentos de costilla y de vértebra, así como un osito de la muñeca.

La pieza dental ha resultado de gran interés, ya que a través de las primeras observaciones se ha podido contabilizar a un individuo adulto desconocido hasta ahora en el conjunto. Es posiblemente una hembra de unos 25 años.

Incisivo de 'Homo antecessor' que habría pertenecido a una mujer adulta de unos 25 años encontrado en la Gran Dolina TD6 (sierra de Atapuerca). María D. Guillén / IPHES-CERCA.

Los resultados de esta campaña, por tanto, confirman la buena conservación de la unidad TD6 de Gran Dolina, evidenciando el riquísimo contenido fosilífero, y auguran unas campañas excelentes para los próximos años, con las que, sin duda, el Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) volverá a revolucionar el panorama científico de Europa.

Trabajos de excavación en el yacimiento de la Sima del Elefante. Foto: Maria D. Guillén / IPHES-CERCA

Sima del Elefante

Los resultados de la campaña de excavación en el yacimiento de la Sima del Elefante han sido muy positivos. Los objetivos que se plantearon en el inicio de la excavación han sido alcanzados con éxito. Por un lado, se ha acabado de excavar la capa arcillosa del nivel TE7 en la que apareció el resto humano llamado Pink en 2022, así como restos de industria lítica durante la campaña de 2023.

En esta campaña, en esta capa, se ha recuperado una costilla de un herbívoro de talla grande que presenta marcas de corte relacionadas con la acción de descarnar al animal por parte de los homininos que habitaron este entorno hace entre 1,2-1,4 millones de años.

Costilla de herbívoro de talla grande con marcas de corte en su superficie recuperada en el yacimiento de la Sima del Elefante. Foto: María D. Guillén / IPHES-CERCA.

Además, ha aparecido una pequeña lasca de cuarzo en el nivel TE7. Este hallazgo ayudará a entender cómo vivían estos homininos. Por otra parte, se ha logrado relacionar el nivel TE7 en los dos sectores de la excavación, siendo este nivel el que presenta la mayor superficie excavada en Sima del Elefante. En estos sedimentos, aparte de la costilla ya mencionada, se han recuperado restos de castor, rinoceronte, venado y tortuga.

Por último, durante la campaña se ha reanudado el sondeo en una zona del yacimiento para localizar la base de la secuencia sedimentaria de la Sima del Elefante.

Trabajos de excavación en el yacimiento de Galería. Foto: Maria D. Guillén / IPHES-CERCA

Galería

Los trabajos de excavación en el yacimiento de Galería, se han centrado en la sub-unidad GIIb, con una antigüedad de aproximadamente 300.000 años. A partir de ese momento la dinámica de la excavación tomará una importancia primordial para las próximas campañas, ya que se intervendrá en lo que ya se conoce como los niveles más ricos de este yacimiento.

A lo largo de estas semanas se han recuperado 500 restos de fauna y más de 30 herramientas líticas. La fauna se compone de restos axiales y craneales de ciervos, caballos y bisontes, entre los que predominan los individuos jóvenes. La industria es el reflejo del uso de un amplio abanico de materias primas, entre las que destacan sílex neógeno, cuarcitas y areniscas. Algunas han sido utilizadas como núcleos para producir lascas y otras han sido utilizadas para la configuración de pequeños instrumentos como denticulados. Con esta campaña se refuerza la idea de que las sociedades preneandertales utilizaban la Galería expeditivamente como lugar de obtención de recursos faunísticos, siendo un enclave de referencia en la sierra de Atapuerca.

Arriba: Maxilar de bisonte infantil procedente del yacimiento de Galería. Abajo Núcleo de arenisca procedente del yacimiento de Galería. Fotos: María D. Guillén / IPHES-CERCA

Trabajos de excavación en el yacimiento de Cueva Fantasma. Foto: María D. Guillén / IPHES-CERCA

Cueva Fantasma

Los trabajos de excavación en el yacimiento de Cueva Fantasma se han desarrollado en dos sectores diferenciados del yacimiento: el sector de entrada de Cueva Fantasma (CF) donde se documentan los niveles de ocupación de los neandertales, y la parte interna o Sala Fantasma (SF), donde se localizan los niveles de actividad de las hienas.

En el sector de entrada de Cueva Fantasma se ha intervenido en los niveles CF26A, se ha levantado el nivel CF25 y se ha iniciado el nivel de CF24. En la zona contigua a Cueva Fantasma se ha continuado excavando en la Covacha norte, nivel CF26A. En este nivel, con una antigüedad comprendida entre 70.000 y 100.000 años, se ha recuperado una importante colección de industria lítica. Ésta sería el área de mayor actividad de los neandertales en la cueva. La industria lítica y los huesos recuperados demuestran que los neandertales frecuentaban esta cavidad de forma esporádica.

En el nivel CF25 se ha recuperado una pequeña colección de instrumentos líticos, tales como ascles de sílex, arenisca y cuarcita, identificado el desarrollo del método de talla levallois. Este nivel destaca por la acumulación de huesos con mayor índice de fracturación principalmente realizada por neandertales y hienas. En estos huesos aparecen marcas de actividad humana (como la fractura para la extracción de médula ósea). Hay otros huesos que han sido procesados ​​y regurgitados por las hienas.

Tras ocho años del hallazgo de un parietal humano neandertal en otro sector de la cueva (Sala Fantasma), en esta campaña se ha recuperado un pequeño fragmento circular de un hueso del cráneo de un neandertal.

Fragmento de cráneo de neandertal encontrado en la Cueva Fantasma (sierra de Atapuerca). Maria D. Guillén / IPHES-CERCA.

En el otro sector del yacimiento y con unas dimensiones mucho mayores, la llamada Sala Fantasma, se ha intervenido en el subnivel SF30A. Este subnivel contiene una gran acumulación de restos de caballos y ciervos consumidos, roídos y muy alterados por las hienas; de hecho, se ha interpretado como un cubil de hienas. También se han recuperado huesos de las propias hienas, pero también de león, reno, oso, perro, marmota o bóvido, entre otros. Esta superficie es la más moderna de las tres, pudiendo tener una antigüedad aproximada de unos 50.000 mil años.

Mandíbula de hiena manchada recuperada en el yacimiento de Cueva Fantasma. Foto: Maria D. Guillén / IPHES-CERCA

Por último, en el tramo inferior de Cueva Fantasma se ha iniciado un sondeo para documentar la secuencia del mismo. Se han perfilado los niveles CF23, CF22, CF21 y CF20, excavando la base del nivel CF20 y el techo del CF19. Estos niveles CF20-19 destacan por la presencia de numerosos coprolitos de hienas y de restos de herbívoros y carnívoros destacando la presencia de restos de Pachycrocuta. Cabe destacar que este tipo de hiena no se había documentado nunca todavía en la sierra de Atapuerca y su importancia radica en que marca una biozona anterior a los niveles más antiguos de la Gran Dolina y, por tanto, tendría una edad superior al millón de años.

Cueva de El Mirador

La campaña de excavación en la cueva de El Mirador se ha llevado a cabo durante tres semanas, con un equipo algo más numeroso que en años anteriores, profundizando en los sondeos abiertos a ambos lados de la cavidad. Se han excavado niveles del Neolítico con una antigüedad de cerca de 7.000 años, ricos en restos de fauna, predominantemente doméstica, y de cultura material, principalmente cerámica, e instrumentos líticos y óseos. Se ha llevado a cabo una campaña de muestreo sistemático destinado a estudios arqueobotánicos, arqueomagnéticos y de química analítica, encaminados a obtener datos de alta resolución sobre las primeras comunidades de pastores y agricultores del interior peninsular.

Vista general de la excavación en el yacimiento de cueva de El Mirador. Foto: Maria D. Guillén / IPHES-CERCA

Destaca el descubrimiento de arte rupestre, tanto en las paredes de la cueva, donde se conservan restos de pinturas, como entre los sedimentos del Neolítico antiguo. Se ha encontrado un bloque de 40 x 30 x 20 centímetros recubierto de pigmento rojo, junto al que había, entre otros elementos, un núcleo de sílex con una digitación roja, y la base de un recipiente decorado con un magnífico soliforme (representación en forma de sol), también con restos de pigmento rojo.

Trabajos de lavado de sedimento en el río Arlanzón por su paso al pueblo de Ibeas de Juarros. Foto: Maria D. Guillén / IPHES-CERCA

Laboratorio de lavado de sedimentos de la Trinchera en el río Arlanzón

Durante la campaña de excavación de 2024 en los yacimientos de la sierra de Atapuerca se han procesado aproximadamente 15 toneladas de sedimento a orillas del río Arlanzón, a su paso por la localidad de Ibeas de Juarros. De la gran cantidad de material lavado y cribado, destaca en los yacimientos de la Trinchera del Ferrocarril la presencia de todo tipo de pequeños vertebrados (aves, anfibios, reptiles, musarañas, topos, erizos, murciélagos y roedores).

Estas 15 toneladas de sedimento corresponden a unas 650 muestras, procedentes de los yacimientos de la Sima del Elefante, Galería, Gran Dolina, Penal, Cueva Fantasma y Galería de las Estatuas Exterior. Durante esta campaña también se procesaron en el área de lavado del río Arlanzón muestras procedentes de los yacimientos de la cueva de El Mirador, Galería de las Estatuas Interior, Cueva Mayor y Portalón.

Fuentes: iphes.cat | burgosconecta.es | eldiadesegovia.es | comunicacio.iphes.cat | 24 de julio de 2024

Dos de los tres codirectores de Atapuerca se retiran de las excavaciones

De izquierda a derecha: Juan Luis Arsuaga, el único codirector que continuará en la próxima campaña; el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y los ahora retirados, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell. Santi Otero | EFE

La campaña de excavaciones del 2024 en los yacimientos de la sierra de Atapuerca ha sido la última para José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, los investigadores que, junto a Juan Luis Arsuaga, han liderado el Proyecto Atapuerca durante las últimas décadas.

Arsuaga, Bermúdez de Castro y Carbonell son codirectores desde 1991, año en el que se jubiló Emiliano Aguirre, el primer director del Proyecto Atapuerca y fallecido en el 2021. Los yacimientos son Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1999 y el equipo investigador recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en el 1997.

Bermúdez de Castro y Carbonell dan así el relevo a una nueva remesa de investigadores «excelentes», a los que se les encomienda continuar con un proyecto de investigación ya está asentado y del que se espera que siga ofreciendo hallazgos «rompedores».

En la rueda de prensa de balance de la campaña de excavaciones, han aprovechado para despedirse, pero también para pedir a las administraciones, y en concreto a la Junta de Castilla y León que continúen apoyando el Proyecto Atapuerca y al nuevo equipo que se encargará de dirigirlo.

Bermúdez de Castro se ha valido de las declaraciones del tenista Roger Federer, que en una entrevista a El País indicaba que «la retirada es similar a un funeral y, poco a poco, te vas difuminando hasta resultar invisible», quien considera que en su retirada tienen que estar alegres por haber completado un recorrido de 40 años con final feliz. «El programa de investigación está en marcha y cuenta con un equipo humano excelente que seguirá el camino abierto por Emiliano Aguirre en 1978; habrá hallazgos e investigaciones rompedoras, y se cuenta con una infraestructura que permitirá seguir excavando sin problemas, además de instituciones que conforman un firme puntal».

José María Bermúdez de Castro da un paso atrás, como también Eudald Carbonell, asumiendo que pasan el testigo en una larga carrera de relevos en la que, además, «van en buena posición», ha afirmado, y con la disposición de recibir los éxitos que se cosechen en el futuro con una «amplia sonrisa» pues su «estrella» permanecerá en la memoria de Atapuerca.

«Todo va seguir igual»

La marcha de Bermúdez de Castro y Carbonell no va a afectar al Proyecto Atapuerca, ha insistido Juan Luis Arsuaga, quien ha afirmado que la estructura es sólida, y eso es lo fundamental, por lo que «va a seguir todo igual».

Cada investigador tiene su papel y no se espera que haya grandes cambios, aunque Arsuaga ha destacado que lo más importante es que «el proyecto se queda en Burgos», que es un proyecto burgalés, que han capitaneado tres codirectores que llegaron de fuera, pero que está asentado en la provincia.

La reorganización del Proyecto Atapuerca y, en concreto, del proyecto de excavaciones, se irá concretando a medida que pasen los meses, si bien hay algunas cuestiones que ya están definidas. Arsuaga, pese a no retirarse todavía, tiene muy claro quiénes serán sus «herederos», los investigadores que han estado desde un primer momento con él, Ignacio Martínez y José Miguel Carretero.

Por su parte, Bermúdez de Castro prefiere que sean los investigadores los que confirmen, llegado el momento, el relevo, si bien ha recordado que los proyectos de investigación ya se han reordenado y como investigadoras principales están María Martinón-Torres, con Bermúdez de Castro de apoyo, y Marina Mosquera, apoyada por Eudald Carbonell.

Sin embargo, «hay mucha gente», otros investigadores que tendrán que liderar las excavaciones de Atapuerca, y aunque «tiene una cierta idea de quiénes van a ser», ha preferido que sean los interesados los que lo cuenten, pues serán ellos los que, dentro de un año, protagonicen el balance de la futura campaña de excavaciones.

Fuente: lavozdegalicia.es | 24 de julio de 2024

La Fundación Atapuerca recrea 25 años después la firma de su constitución con un emotivo acto en la Trinchera del Ferrocarril

Foto: Ricardo Ordóñez ICAL

La Fundación Atapuerca recreó hoy, 26 de julio de 2024, la firma de su constitución, 25 años después y con varias de las personas que estuvieron presentes en 1999 y vieron nacer a tan importante entidad. De esta forma, la Trinchera del Ferrocarril, en los yacimientos de la sierra de Atapuerca volvió a ser el escenario de esta firma, que se firmó un 26 de julio de 1999 , a las 13.30 horas de la tarde.

El presidente y vicepresidentes de la Fundación Atapuerca, Antonio Méndez Pozo, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, respectivamente, así como otras personas que estuvieron presentes en aquella firma, volvieron a los yacimientos para recordar esta rúbrica que dio pie a la entidad. Una foto de gran tamaño sobre la firma de 1999 recordaba a los presentes aquel día, algunos de los cuales no pudieron estar hoy presentes.

El presidente de la Fundación, Antonio Méndez Pozo, quiso iniciar su intervención recordando a todos aquellos que hoy no han podido estar en esta recreación, y trasladó tanto a ellos como a sus familiares su cariño. Recordó así aquel 26 de julio de 1999 y cómo se inició esta Fundación Atapuerca, destacando el importante papel que jugaron para ello los tres codirectores de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell. “Se ha comprobado que fue un acierto haceros caso”, les dijo.

Recordó así que, por aquel entonces, los tres le trasladaron la necesidad de un “apoyo más cercano” al proyecto Atapuerca. Por ello se decidió constituir una fundación, como la “solución más viable para poder ayudarles y que recibieran el cariño de los burgaleses”. Agradeció así a los tres el haber sido artífices de la constitución de esta Fundación, y el haber trasladado lo que suponía Atapuerca para Burgos y Castilla y León, así como para la ciencia.

Antonio Méndez Pozo preside la Fundación Atapuerca desde 2013. Antes ejercieron conjuntamente ese cargo Pedro García Romera y Francisco José Isasi. - Foto: Valdivielso

“Está mereciendo la pena”, afirmó Méndez Pozo, que puso en valor el trabajo llevado a cabo hasta ahora y que ha permitido a Atapuerca ser un “referente mundial de lo que supone la evolución humana”, en alusión a las palabras del pasado miércoles del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. “Estamos orgullosos de lo que firmamos, ha merecido la pena. Esta Fundación es un sentir de la sociedad burgalesa y espero, confío y deseo que sigamos con los éxitos”, añadió su presidente.

Se unió a sus palabras el director de la Obra Social y Cultural de la Caja de Burgos durante 20 años, Ángel Ramos, que destacó que el nacimiento de "la Fundación Atapuerca garantizó un apoyo organizativo y logístico, así como de recursos económicos que permitieron el desarrollo del proyecto en un amplio sentido”. Indicó así el “orgullo” que supuso para Caja de Burgos participar en esta creación, y afirmó que las expectativas iniciales se han “cumplido con creces”. “Lo que parecían objetivos utópicos han sido ampliamente rebasados”, celebró.

Por su parte, Juan Luis Arsuaga expresó su “modesto orgullo” por el apoyo que ha supuesto la Fundación Atapuerca a los investigadores. “En estos 25 años se han invertido 2,5 millones de euros en ayudas a los investigadores, concediendo 93 ayudas”, celebró, a la vez que recordó que hace más de dos décadas estas ayudas eran necesarias y hoy en día lo siguen siendo.

“Nuestro propósito es seguir manteniendo esta ayuda, en la medida de lo posible, contribuyendo a que ningún investigador de Atapuerca se quede atrás”, dijo Arsuaga, que destacó que hasta la fecha son muchos los investigadores de la Fundación que han logrado éxitos científicos. “Eso justifica nuestra existencia pasada, nuestra existencia presente y la tarea que nos comprometemos ante vosotros realizar en el futuro”, concluyó.

Bermúdez de Castro, por otro lado afirmó que la Fundación llegó en el “momento preciso” e indicó que muchos de los proyectos que en su momento necesitaron financiación hoy están consolidados. “Sin esas ayudas, os aseguro que hubiera sido imposible continuar con este proyecto”, dijo a la vez que señaló que espera que la Fundación siga otros 25 años y muchos más. Destacó además la labor de la Fundación en otros aspectos como la difusión del conocimiento y la propia seguridad en las excavaciones.

Por último, Carbonell quiso señalar también la contribución de la Fundación a la profesionalización del equipo Atapuerca, que hoy cuenta con más de 80 doctores, algo que "no hubiera sido posible sin la intervención de la Fundación". Destacó también su papel en la socialización de Atapuerca, a través de las visitas y el conocimiento de los descubrimientos, y finalizó su discurso deseando que este proyecto continúe y los que lleguen sean mejores.

Personal investigador y técnico del IPHES-CERCA y estudiantes del máster de la Universitat Rovira i Virgili (URV) estos días de campaña de excavaciones en la sierra de Atapuerca. Foto: Maria D.Guillén / IPHES-CERCA.

25 años y futuros proyectos

El apoyo al Equipo Investigador de Atapuerca fue uno de los objetivos clave con los que nació la Fundación Atapuerca. Por ello en el año 2000 la Fundación creó el Programa de Ayudas para Investigación para que jóvenes investigadores e investigadoras pudieran desarrollar sus tesis doctorales y continuar sus carreras científicas en el ámbito del proyecto Atapuerca. Más tarde, fueron creándose varios centros de investigación y socialización, que juntos han impulsado aún más este proyecto.

Otro de sus grandes cometidos fue su apoyo en las campañas de excavación (financiadas principalmente por la Junta de Castilla y León) que cada verano concentra en la sierra de Atapuerca a más de 300 personas en los once yacimientos en los que se investiga en la actualidad. Por otro lado, la Fundación Atapuerca ha tratado de impulsar el desarrollo del territorio en el que se encuentran los yacimientos de la sierra de Atapuerca, mediante la colaboración con ayuntamientos y asociaciones de la zona para acercar distintas iniciativas de transferencia del conocimiento a la comunidad local.

A lo largo de los años, ha ido adquiriendo otras responsabilidades, como la gestión de las visitas a los yacimientos de la sierra de Atapuerca y al Centro de Arqueología Experimental (CAREX), por acuerdo con la Fundación Siglo, desde marzo de 2011. En la actualidad, la Fundación está ampliando su sede en Ibeas de Juarros (Burgos) con la construcción de un edificio anexo que albergará el denominado ‘Centro de Investigación Emiliano Aguirre’. Este proyecto ha sido posible gracias al impulso del Patronato de la Fundación y cuenta con el respaldo de la Junta de Castilla y León que, desde la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, financia un 50 por ciento.

A este proyecto se suma, tal y como indicó el presidente de la Fundación Atapuerca, otro que busca llevar a Bruselas al primer europeo, así como poner en valor la importancia que tiene la palabra ‘orígenes’ en Burgos. Recordó así el interés que manifestaron desde Bruselas por el primer europeo cuando visitaron esta capital con motivo del VIII Centenario de la Catedral. “Estamos retomando este proyecto de llevar Atapuerca a Bruselas, donde están representados todos los europeos”, afirmó hoy, recordando el hallazgo de ‘Pink’ , la cara del primer europeo hallado en Atapuerca el pasado 2022. Un proyecto que indicó que debe pilotar el presidente de la Junta y que considera que sería un remate interesant” el poder llevarlo a la sede de representación de los europeos.

Fuente: elcorreodeburgos.com | 26 de julio de 2024

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Aymerich el yacimiento donde se encuentran los primeros ‘Homo sapiens’ de la sierra de Atapuerca

El yacimiento Aymerich, en la base militar de Castrillo del Val, destapa lascas y láminas de sílex usadas por los primeros Homo sapiens de la sierra de Atapuerca.

El pasado 26 de julio finalizaba la campaña número 46 en la sierra de Atapuerca dirigida por Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell. Durante un mes y medio, más de 300 investigadoras e investigadores de 21 países han participado en 11 yacimientos en la sierra de Atapuerca.

Los yacimientos, ubicados en las localidades de Atapuerca, Ibeas de Juarros y la base militar ‘Cid Campeador’ en Castrillo del Val, han sido escenario de importantes descubrimientos. La colaboración con el Ejército Español, que se remonta a las primeras excavaciones en 1978, ha sido fundamental no solo en términos de seguridad y logística, sino también en la preservación del entorno. El Ejército ha proporcionado materiales esenciales y ha contribuido a la protección de los yacimientos.

Además, en 2014, a iniciativa de Eudald Carbonell, vicepresidente de la Fundación Atapuerca y codirector del proyecto Atapuerca, se estableció un acuerdo entre la Base Militar ‘Cid Campeador’ y la Fundación Atapuerca para la recuperación de las fuentes naturales de la sierra. Este proyecto ha permitido la limpieza y catalogación de más de 25 fuentes, 12 de las cuales se encuentran dentro del campo de maniobras de la base.

Este año se ha realizado un descubrimiento significativo en el yacimiento ‘Aymerich’, situado dentro de la base militar. Este asentamiento al aire libre, que recibe su nombre en honor a Vicente de Aymerich Cabrera, quien fue coronel en la base hasta finales de 2010, se encuentra en un depósito de arroyada en la ladera norte del valle del Arlanzón. Desde allí se puede observar la vega del río y destaca por un estrato con grandes bloques de sílex, que fueron una fuente importante de materia prima para las poblaciones paleolíticas.

Un equipo de ocho expertos de la Universidad de Burgos, el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y el Museo de la Evolución Humana (MEH) ha trabajado en una extensión de 6 m², obteniendo 1700 restos líticos. Estos hallazgos, pertenecientes a un único nivel arqueológico del Paleolítico superior, incluyen lascas y láminas de sílex utilizadas por los primeros Homo sapiens para diversas actividades cotidianas, como la caza y la recolección.

Cada yacimiento cuenta con red wifi, estación total, ordenador para procesar la información, PDA para registrar los hallazgos e impresora de etiquetas. Foto. Santi Otero

Los análisis de laboratorio de estos materiales se llevarán a cabo en la Universidad de Burgos, donde se ha estudiado la prehistoria de la sierra de Atapuerca durante décadas. La relación cercana y constante con el Ejército ha sido clave para permitir el acceso y la investigación en zonas restringidas, asegurando la continuidad y protección de estos valiosos trabajos arqueológicos.

Este yacimiento, junto al de Valdeprovedo, es uno de los pocos registros de asentamientos del Paleolítico superior en la sierra, arrojando luz sobre la presencia de los primeros Homo sapiens en la región. La colaboración entre el Equipo Investigador de Atapuerca y el Ejército no solo ha facilitado la protección y el desarrollo de estas investigaciones, sino que también ha permitido la preservación del patrimonio cultural e histórico de la sierra de Atapuerca.

Fuente:novaciencia.es | 2 de agosto de 2024

Hallan restos de tejido rojo, de 3.800 años de antigüedad, teñidos con la denominada escarlata bíblica en cuevas del desierto de Judea

Fragmento de un raro tejido de 3.800 años de antigüedad, teñido con bermellón kermes. Foto: Dafna Gazit, Autoridad de Antigüedades de Israel.

Israel protagoniza una serie de hallazgos milenarios que se vinculan directamente con las santas escrituras del Antiguo Testamento, los cuales revelan detalles inscritos allí y que pudieron suceder en el pasado. En un informe que dio a conocer la Autoridad de Antigüedades de ese país, se anunció el descubrimiento de restos de material textil con características que se mencionan en la Biblia.

El país hebreo atraviesa una serie de buenas noticias en relación con los resultados de las diversas excavaciones que se llevan a cabo en todo el territorio nacional con el fin de garantizar la protección de su patrimonio histórico y cultural. Desde una habitación-salón que pudo cobijar la última cena de Jesucristo y sus 12 apóstoles hasta la gran muralla de defensa en el norte de la Ciudad de David, ahora se sumaron los restos de ropa hechos con técnicas que se mencionaron hace 3.800 años.

Foto: situación geográfica de la Cueva de las Calaveras y foto de entrada a la misma.

En un comunicado oficial del organismo israelí, explicaron que los restos de este textil de color rojo fue teñido con la denominada escarlata bíblica. Los mismos se encontraron en la Cueva de las Calaveras, en el desierto de Judea, y pueden ayudar a comprender cómo era la confección de la ropa durante los primeros asentamientos realizados en Tierra Santa y si coincide su elaboración con lo que se describe en la Biblia.

El color 'gusano escarlata' se menciona en antiguos documentos comerciales, como en tablillas cuneiformes de Mesopotamia, que datan de 1425 a. C., así como 25 veces en la Biblia, a menudo junto con el azul (Tekhelet) y el púrpura (Argaman), que se consideran los colores más preciosos y prestigiosos del mundo antiguo. Se le nombra en el contexto de la vestimenta lujosa, en el uso de los textiles dentro del Tabernáculo y en otros contextos de culto.

Excavación de la Autoridad de Antigüedades de Israel y la Universidad Hebrea en la Cueva de las Calaveras, donde se descubrió el raro tejido. Foto Yoli Schwartz, IAA.

Para darle ese color particular a la tela, se utilizaron insectos de roble (cochinillas) que los investigadores de la Universidad de Bar-Ilán y de la Universidad de Hebrea identifican con el bíblico “Tola ‛at Hashani” (gusano escarlata). A pesar del tamaño pequeño de los restos textiles (menos de 2 cm), su aspecto llamó la atención de modo inmediato, por lo que un análisis a posteriori arrojó datos interesantes. Los resultados de la investigación fueron publicados en el Journal of Archaeological Science: Reports.

“Mediante el uso de equipos analíticos, identificaron el origen del tinte, encontrando que los insectos a escala de roble producían el tinte rojo utilizado para los hilos de trama de lana, mientras que los hilos warp (la urdimbre), hechos de lino, permanecían sin color. Los restos textiles se han fechado en la Edad del Bronce Media (1954-1767 a. C.) a través de un análisis de carbono-14″, remarcan los investigadores.

El antiguo tejido fue examinado bajo un microscopio. Foto de Yoli Schwartz, Autoridad de Antigüedades de Israel.

El proceso de creación del tinte milenario

La Dra. Naʼama Sukenik (izquierda), conservadora de la colección de materiales orgánicos de la Autoridad de Antigüedades de Israel, señaló: “En la antigüedad, el tinte era producido a partir del insecto femenino (cochinilla) que vive en el roble kermes (Quercus coccifera).

Luego explicó cómo los antiguos habitantes de Judea le dieron origen a este tinte: “La recolección de huevos de gusanos del roble kermes se hacía en un período muy corto de tiempo, un mes al año, en el verano -después de que la hembra pusiera sus huevos, pero antes de que eclosionasen-, cuando la cantidad de tinte era mayor. El corto período en el que se podía recoger los huevos del gusano de roble kermes, la dificultad para encontrarlos debido a su pequeño tamaño (entre 3 y 8 mm), y sus colores de camuflaje -que hacían difícil su localización-, así como la pequeña cantidad de tinte que se puede producir a partir de ellos para producir el hermoso tono rojo (escarlata) con el que teñir textiles, hizo que su uso fuese altamente prestigioso”.

El tinte rojo de la cochinilla se menciona en antiguos documentos comerciales, como en tablillas cuneiformes de Mesopotamia, que datan de 1425 a. C.

Reconstrucción del teñido con Kermes bermellón. Reconstrucción y fotografía de Suzanna Tamar Dekel.

En la Biblia, el tinte extraído de las cochinillas del roble se conoce como 'gusano escarlata'”, dice el profesor Zohar Amar (derecha) de la Universidad Bar-Ilan. "El término 'gusano' en la antigüedad era un término general para varios insectos y sus etapas de desarrollo. La asociación bíblica de este color con una criatura viviente demuestra un impresionante conocimiento zoológico, considerando que las cochinillas hembra carecen de patas y alas, hasta el punto de que algunos naturalistas griegos y romanos incluso las confundieron con gránulos de plantas. A lo largo de la historia, se han utilizado varias especies de cochinillas para producir tinte rojo, y, hasta el día de hoy, en América del Sur, otra especie de cochinilla, que vive en ciertas especies de cactus, se utiliza para teñir textiles".

Según la Dra. Sukenik, “la identificación del tinte en el antiguo tejido se logró mediante cromatografía líquida de alto rendimiento (HPLC), un dispositivo que se emplea habitualmente en los laboratorios de biología y química para separar e identificar sustancias en cantidades minúsculas, y que también resulta útil para la arqueología. Este método analítico avanzado nos permitió determinar el origen del tinte hasta la especie exacta de cochinilla. Por lo tanto, podemos determinar con gran probabilidad que en la antigüedad, el tejido se teñía utilizando una especie de roble kermes bermellón, que produce ácido kermésico, el cual le confiere el característico tono rojo”.

El gusano escarlata mencionado en la Biblia es una cochinilla que vive en los robles, siendo la especie principal en el mundo antiguo el Kermes. Las hembras y sus huevos producen ácido carmínico, que le da al tinte su color rojo.

Foto: el bermellón del roble. Foto Suzanna Tamar Dekel.

Según el profesor David Iluz (izquierda), de la Universidad Bar-Ilan, que también dirige el Departamento de Ciencias Ambientales y Agricultura del Beit Berl College, “aunque se descubrió que Israel tiene una especie nativa de cochinilla que vive en el roble palestino (Quercus calliprinos), capaz de producir un color rojo anaranjado, los resultados analíticos indican que en el caso que nos ocupa, la especie de cochinilla es Kermes vermilio, que vive en el árbol de coscoja (Quercus coccifera). Esta especie de árbol es común en la región mediterránea central y oriental, incluyendo España, Francia y otras áreas, pero no se encuentra en la Tierra de Israel”.

A pesar de la gran cantidad de evidencias históricas escritas sobre el uso generalizado del teñido con cochinillas en el mundo antiguo, hasta el día de hoy se han encontrado muy pocos textiles teñidos con cochinillas anteriores al período romano en todo el mundo.

Bermellón kermes utilizado en la antigüedad para producir tinte rojo. Foto: Dra. Naama Sukenik, Autoridad de Antigüedades de Israel.

El tejido rojo de la Cueva de las Calaveras representa, hasta donde sabemos, la evidencia más antigua de tejido de lana teñido con huevos del gusano del roble kermes. “Aunque es difícil saber cómo llegó este tejido a esta cueva del desierto de Judea, es una prueba significativa de los conocimientos antiguos sobre el teñido de fibras de lana utilizando cochinillas para lograr el color rojo ya en la Edad del Bronce Medio, hace unos 3.800 años”, afirma el Dr. Uri Davidovich (derecha), director de excavaciones en la Cueva de las Calaveras en nombre de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

“Este importante hallazgo sirve de puente entre las fuentes escritas y los descubrimientos arqueológicos, y aporta pruebas de que la antigua industria del teñido de textiles ya estaba suficientemente consolidada en esa época para poder teñir con huevos de gusanos”, añade la Dra. Sukenik. “Este raro tejido es un testimonio de las amplias redes comerciales internacionales que ya funcionaban en esa época y de la presencia de una sociedad de élite”.

Fuentes: lanacion.com.ar | storiearcheostorie.com | 25 de julio de 2024

Datan con mayor precisión el famoso barco helenístico de Kyrenia (Chipre)

Entre 1967 y 1969, los arqueólogos excavaron el naufragio del Kyrenia, descubierto en la costa norte de Chipre en 1965.

Sturt Manning, profesor de la Universidad de Cornell, lo tiene claro: para él los naufragios son "cápsulas del tiempo" que nos abren una ventana a la historia desde el fondo de los océanos. En ocasiones, sin embargo, la visión que nos dejan está algo borrosa. No siempre es fácil aclarar el origen de un pecio. Ni datarlo. Buen ejemplo es el Kyrenia, un buque mercante de la época helenística, de 14 metros de eslora, que se recuperó en la costa norte de Chipre en la década de 1960. Pese a que se descubrió hace casi seis décadas y los arqueólogos se ha dedicado a estudiarlo en detalle, aún no habían podido responder una cuestión clave: ¿Cuándo se hundió el navío?

Ahora Manning y sus compañeros han logrado despejar ese misterio. Y en gran medida ha sido posible gracias a unos frutos secos.

Los restos recuperados del barco denominado Kyrenia.

Un barco llamado Kyrenia

Aunque ahora entendemos mejor su historia, el Kyrenia es un barco bien conocido por los arqueólogos. Se descubrió en noviembre de 1965 en la costa norte de Chipre, cerca de la ciudad portuaria de la que toma el nombre, y entre 1867 y 1969 los arqueólogos se dedicaron a excavar los restos del pecio. A medida que avanzaban sobre el terreno se encontraron con antiguo buque mercante griego de 14 metros de eslora, como se ha dicho, cargado con cientos de vasijas de cerámica.

El hallazgo del Kyrenia fue crucial no tanto por el pecio en sí o su cargamento, como por lo que supuso para la arqueología: como recuerdan desde la Universidad de Cornell, "fue el primer gran barco griego del período helenístico que se encontró con un casco prácticamente intacto". Su buen estado permitió, de hecho, excavar el pecio y reensamblar más tarde las piezas en el exterior para su análisis.

"Fue un momento histórico". La frase es de Manning (izquierda), convencido de que el descubrimiento del Kyrenia marcó un hito para la arqueología y la comprensión de los pecios. "Kyrenia fue una de las primeras veces que se comprendió que este tipo de pruebas del mundo clásico pueden encontrarse prácticamente intactas más de 2000 años después en el lecho marino", reconoce el experto: "Los naufragios son cápsulas del tiempo únicas y su conservación puede ser asombrosa".

De los maderos que componían el Kyrenia los expertos han extraído valiosas conclusiones sobre la tecnología naval de la época, cómo se construían los navíos o el comercio marítimo. Tan crucial ha sido el pecio para los científicos que desde la década de 1960 se han fabricado y botado al menos tres réplicas. Al estudiarlas, los expertos han comprendido mejor el rendimiento de los barcos griegos.

Réplica experimental del antiguo barco de Kyrenia "KYRENIA LIBERTY".

Asombroso… y misterioso

Que se conserven más o menos bien, teniendo en cuenta que han pasado miles de año sumergidos en el mar, no significa que pecios como el del Kyrenia se lo pongan fácil a los arqueólogos. En su caso quedó botando una incógnita. Una crucial además para comprender la historia del navío. Se sabía que el mercante era del período helenístico (IV - I a.C.), pero… ¿Era posible datarlo con mayor precisión? ¿Podían los científicos ir un paso más allá?

"La cronología del origen del Kyrenia y la fecha exacta de su hundimiento siempre han sido vagas, en el mejor de los casos", reconoce la Universidad de Cornell. Para despejar dudas en un primer momento los investigadores estudiaron los artefactos recuperados del naufragio, como la cerámica localizada a bordo o un pequeño lote de monedas. Su conclusión fue que el mercante se hundió a finales del IV a.C.

Prueba de eliminación de PEG en una serie de anillos de árboles de edad conocida.

El PEG, el gran enemigo

Confirmar esa primera estimación o ir más allá con un grado de certeza razonable no resultaba sencillo. Y en gran medida era así por el polietilenglicol (PEG), un compuesto a base de petróleo que los conservadores del siglo XX solían aplicar a la madera para evitar que se descompusiera. "El problema es que el PEG tal vez conserve los tablones fuera del agua, pero también los contamina e imposibilita la datación por radiocarbono", señala Manning.

Para superar ese obstáculo él y su equipo, mano a mano con investigadores de la Universidad de Gronongen, desarrollaron un método para retirar el 99,9% del PEG de la madera. Sus esfuerzos tuvieron resultados. Gracias a su método y el estudio de un diminuto trozo de madera rescatada en el Kyrenia y que no se había incluido en su reconstrucción, Manning y sus colegas estimaron que los árboles originales pudieron talarse después del período comprendido entre el 355 y 291 a.C.

Laboratorio de anillos de árboles de Cornell.

Desvelando el misterio

Ahora los investigadores han podido ir varios pasos más allá y aportar "la cronología más probable" del hundimiento del Kyrenia. Con el apoyo del Laboratorio de Anillos de Árboles de Cornell, calculan que el mercante pudo irse a pique entre los años 296 y 271 a.C. Es más, creen que hay muchas posibilidades de que ese episodio fatal ocurriera del 286 al 272 a.C.

"El modelo identificó que el rango de fechas más probable para la singladura final se encontraba entre 305 y el 271 a. C. (95,4 %) y, muy probablemente, entre el 286 y el 272 a. C. (68,3 %), varios años más reciente que las estimaciones actuales".

Los restos del Kyrenia y almendras recuperadas en envases de cerámica sirvieron para datar la cronología de la última travesía del barco.

Pero… ¿Cómo lo han logrado?

He ahí la clave. Los científicos han aprovechado las tablas de madera del pecio, pero también un aliado inesperado: las miles de almendras conservadas en frascos y que se encontraron en su día entre los restos del naufragio. "Combinadas con muestras de madera limpias y la experiencia del equipo en modelado y datación, llevaron al Laboratorio de Anillos de Árboles de Cornell a identificar la cronología probable del hundimiento", recuerda Manning.

El equipo examinó la cerámica y las monedas, pero se ha "centrado" en los materiales orgánicos, incluidas las miles de almendras verdes localizadas en grandes ánforas y los restos de un astrágalo, un hueso extraído de la pata de una oveja o cabra y que en usaba para juegos o practicar rituales de adivinación. "Estos materiales de muestras 'efímeras' ayudaron a definir la fecha del último viaje".

Grupo de ánforas antes de la excavación y recuperación del Kyrenia.

Despejando el camino

El trabajo es interesante no solo por despejar un misterio que llevaba décadas desafiando a los arqueólogos. El equipo presume de haber despejado el camino para otras dataciones futuras. ¿El motivo? Durante sus pesquisas, los investigadores se dieron cuenta de que las fechas que obtenían no coincidían con la curva de calibración de radiocarbono internacional, que se usa para convertir las mediciones en fechas concretas del hemisferio norte.

Tras analizar en detalle la causa de esa disparidad, Manning descubrió una falta de datos en el período comprendido entre 350 y 250 a.C. que le permitió junto a su equipo "recalibrar" la curva para casi todo ese lapso. "Los nuevos hallazgos no solo aclararán la cronología del Kyrenia y su carga, sino que también ayudarán a los investigadores para proyectos muy diferentes", argumentan.

Su trabajo se ha publicado en la revista académica PLoS One.

Fuentes: xataka.com | Cornell University | Wikipedia | 4 de julio de 2024

El descubrimiento de dos esqueletos en Pompeya muestra que otro desastre natural pudo haber hecho que la erupción del Vesubio fuera aún más mortal

Los científicos descubrieron dos esqueletos en las ruinas de un edificio de Pompeya y concluyeron que sus muertes debieron ser causadas por derrumbes de muros provocados por terremotos. Imagen: Parque Arqueológico de Pompeya.

La muerte de los habitantes de Pompeya durante la erupción del Vesubio en el año 79 d. C. se atribuye principalmente a causas volcánicas, como la caída de cenizas y gases calientes. Sin embargo, es posible que no sea así. En un estudio reciente, vulcanólogos, geólogos y antropólogos se unieron para volver a centrar la atención en los efectos de los fenómenos relacionados con los terremotos. Al examinar dos esqueletos recién descubiertos, concluyeron que sus muertes deben haber sido causadas por derrumbes de muros provocados por terremotos, que contribuyeron en gran medida a la destrucción de la antigua ciudad.

Hace casi 2000 años, Plinio el Joven escribió cartas en las que describía un temblor de tierra durante la erupción del Vesubio. Ahora, un estudio colaborativo dirigido por investigadores del Istituto Nazionale di Geofisica e Vulcanologia (INGV) y el Parque Arqueológico de Pompeya ha arrojado luz sobre los efectos de la sismicidad asociada a la erupción del año 79 d. C.

El estudio es el primero que aborda la compleja tarea de informar sobre los efectos de terremotos concurrentes, una tarea complicada debido a la posibilidad de que los efectos volcánicos y sísmicos se produzcan simultáneamente o en rápida sucesión, lo que significa que los efectos volcánicos pueden eclipsar los efectos causados ​​por los terremotos y viceversa.

Ubicación de las salas excavadas donde se encontraron los esqueletos en Pompeya. Imagen: Parque Arqueológico de Pompeya.

“Estas complejidades son como un rompecabezas en el que todas las piezas deben encajar para desentrañar el cuadro completo”, dijo el Dr. Domenico Sparice (izquierda), vulcanólogo del INGV-Osservatorio Vesuviano y primer autor del estudio Frontiers in Earth Science . “Demostramos que la sismicidad durante la erupción jugó un papel significativo en la destrucción de Pompeya y, posiblemente, influyó en las decisiones de los pompeyanos que se enfrentaron a una muerte inevitable”.

Pistas de un colapso mortal

“Reconocer correctamente la relación causa-efecto es esencial para reconstruir la interacción entre los fenómenos volcánicos y sísmicos, y sus efectos sobre los edificios y los seres humanos”, añadió el coautor, el Dr. Fabrizio Galadini (derecha), geólogo e investigador principal del INGV.

Durante las excavaciones en la "Casa de los pintores trabajando", los investigadores notaron algo extraño en los edificios derrumbados. “Encontramos características peculiares que no se correspondían con los efectos de los fenómenos volcánicos descritos en la literatura vulcanológica dedicada a Pompeya. Tenía que haber una explicación diferente”, afirma el coautor del estudio, el Dr. Mauro Di Vito (izquierda), vulcanólogo y director del INGV-Osservatorio Vesuviano.

Cuando los investigadores encontraron dos esqueletos con graves fracturas y traumatismos se sintieron aún más motivados para descubrir la razón.

Esqueleto del 'individuo 1', un hombre de unos 50 años. La posición sugiere que fue aplastado repentinamente por el derrumbe de un gran fragmento de pared, lo que le produjo graves traumas que le provocaron la muerte inmediata. Imagen: Parque Arqueológico de Pompeya.

Pintores trabajando

La erupción sorprendió a los habitantes de Pompeya en medio de la vida cotidiana. Durante unas 18 horas, cayeron sobre la ciudad pequeñas partículas de piedra y ceniza, lo que obligó a la gente a buscar refugio. Cuando la erupción se detuvo, los habitantes que habían sobrevivido tal vez se creyeron a salvo, hasta que comenzaron fuertes terremotos.

“Las personas que no huyeron de sus refugios posiblemente se vieron abrumadas por los derrumbes provocados por el terremoto de edificios que ya estaban sobrecargados. Este fue el destino de los dos individuos que recuperamos”, dijo la coautora Dra. Valeria Amoretti (derecha), antropóloga que dirige el Laboratorio de Investigación Aplicada del Parque Arqueológico de Pompeya.

Los investigadores encontraron dos esqueletos masculinos, ambos de unos 50 años de edad. Su posición sugiere que el "individuo 1" fue aplastado repentinamente por el derrumbe de un gran fragmento de pared, lo que le produjo graves traumas que le causaron la muerte inmediata. Sin embargo, el "individuo 2" pudo haber sido consciente del peligro y haber intentado protegerse con un objeto redondo de madera del que los investigadores encontraron débiles rastros en los depósitos volcánicos.

Existen varios indicios de que estos individuos no murieron por inhalación de cenizas o calor extremo, como el hecho de que se encontraban sobre el lapilli de piedra pómez, en lugar de debajo de él. Esto sugiere que ambos sobrevivieron a la primera fase de la erupción y luego fueron aplastados por los muros que se derrumbaron durante el declive temporal de los fenómenos eruptivos y antes de la llegada de las corrientes piroclásticas, dijeron los investigadores.

Esqueleto del 'individuo 2', un hombre también de unos 50 años, que pudo haber sido consciente del peligro y trató de protegerse con un objeto redondo de madera. Los investigadores encontraron tenues rastros de él en los depósitos volcánicos. Imagen: Parque Arqueológico de Pompeya.

Decisiones difíciles

Si bien no todos pudieron llegar a un lugar seguro temporalmente, la cantidad de víctimas recuperadas en los depósitos de ceniza hace que la huida de la gente sea un escenario plausible, aunque desesperado, dijeron los investigadores. No hay estimaciones fiables sobre cuántas personas murieron por causas relacionadas con el volcán o debido a los daños causados ​​por los terremotos.

“Los nuevos datos sobre la destrucción de Pompeya nos acercan mucho a la experiencia de las personas que vivieron aquí hace 2.000 años. Las decisiones que tomaron, así como la dinámica de los acontecimientos, que siguen siendo el foco de nuestra investigación, decidieron la vida y la muerte en las últimas horas de la existencia de la ciudad”, concluyó el coautor Dr. Gabriel Zuchtriegel (izquierda), director del Parque Arqueológico de Pompeya.

Fuente: frontiersin.org | 18 de julio de 2024

Un nuevo estudio revela que el famoso fósil del Niño de Taung, hallado en Sudáfrica, tiene 2,58 millones de años

Reproducción del cráneo del niño de Taung, el cual era un Australopithecus africanus que vivió hace más de dos millones de años. (Crédito de la imagen: Peter Horree / Alamy Stock Photo).

Hace cien años, el descubrimiento de un cráneo en la provincia del Noroeste de Sudáfrica alteró nuestra comprensión de la evolución humana. El cráneo juvenil fue bautizado como el Niño de Taung por Raymond Dart, un anatomista de la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica), quien lo describió por primera vez. En 1924, Dart no pudo decir exactamente qué edad tenía, pero anunció que pertenecía a una nueva especie a la que llamó Australopithecus africanus. Fue la primera evidencia que confirmó la afirmación del naturalista británico Charles Darwin de que los simios y los humanos compartían un ancestro común hace mucho tiempo y que la humanidad se originó en África.

Tras el descubrimiento del Niño de Taung se realizaron nuevos descubrimientos de Australopithecus africanus, muchos de ellos en Sterkfontein , a unos 70 km al suroeste de Pretoria. Sterkfontein se encuentra en la "Cuna de la Humanidad", declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco .

En el siglo transcurrido desde que se encontró y describió al Niño de Taung, se ha desarrollado un gran debate sobre las edades geológicas de los fósiles de Australopithecus encontrados en Sterkfontein, así como los de Taung y un tercer sitio, Makapansgat.

'Australopithecus africanus', mandíbula inferior de un niño (MLD 2), Makapansgat, 1947

Gran parte de la controversia se centra en Sterkfontein. Algunos investigadores estiman que los fósiles de una zona concreta (denominada "Miembro 4") tienen entre 3,4 y 3,7 millones de años. Otros estiman que esos fósiles son mucho más recientes, de entre 2 y 2,6 millones de años de antigüedad. Las diferencias surgen de los métodos de datación utilizados por los equipos opuestos. Cada uno ha publicado artículos en los que rechaza los métodos del otro.

Ahora la controversia puede estar un paso más cerca de resolverse. Con mi colega Sue Dykes (que lamentablemente falleció en 2019), he utilizado un enfoque diferente aplicado directamente a los dientes fósiles de los homínidos (parientes lejanos de la humanidad), para estimar las edades de los fósiles de Australopithecus de Sterkfontein. Nuestros resultados para el Miembro 4 sugieren que los fósiles tienen una edad de entre 2 y 3,5 millones de años. Esto comprende un período más amplio de lo que se pensaba anteriormente, y abarca las edades estimadas por los equipos opuestos.

Nuestro método también nos permitió datar el Niño de Taung hace 2,58 millones de años.

Creemos que nuestro método es preciso, pero sin duda se realizarán otros estudios que utilicen otros métodos. Estamos tratando con una cuestión que ha desconcertado a los científicos durante décadas y la búsqueda para determinar con certeza cuándo existieron estos antiguos miembros de nuestro árbol genealógico en Sudáfrica continuará.

Réplica del Niño de Taung. Colección de la Universidad de Witwatersrand, Sudáfrica.

Lamentablemente, en Sudáfrica no se encontraron volcanes activos en el período de estudio, entre 2 y 5 millones de años atrás. Sin embargo, se pueden hacer comparaciones entre fósiles de especies de las dos áreas, incluidos bóvidos (antílopes como ñus, alcéfalos y kudús), suidos (como facóqueros) y monos, además de babuinos gelada.

Dado que los fósiles del este de África se pueden datar con precisión utilizando el método radiométrico K/Ar, se pueden estimar las edades de las mismas especies en Sudáfrica. Este enfoque se conoce como biocronología y es la forma en que un grupo de investigadores que participaron en el debate llegó a su conclusión: los fósiles de Sterkfontein procedentes de la cavidad denominada Miembro 4 tienen entre 2 y 2,6 millones de años. Se han obtenido esencialmente las mismas edades a partir de estudios paleomagnéticos y de uranio-plomo.

Mientras tanto, el grupo que establece las edades de los fósiles entre 3,4 y 3,7 millones de años utilizó un método llamado datación por nucleidos cosmogénicos. Llegaron a sus conclusiones utilizando los elementos de berilio y aluminio para estimar las edades del sílex (un tipo de roca sedimentaria) en los depósitos de la cueva de Sterkfontein asociados con los fósiles de homínidos del Miembro 4.

Cráneo original completo (sin dientes superiores ni mandíbula) de un ejemplar de 'Australopithecus africanus' de 2,1 millones de años llamado 'Señora Ples', descubierto en Sudáfrica. Colección del Museo Transvaal, Northern Flagship Institute, Pretoria, Sudáfrica. (número de catálogo STS 5, cueva de Sterkfontein, fósil de homínido número 5).

Nuestro enfoque

También utilizamos un enfoque biocronológico para la datación, pero en lugar de utilizar dientes de animales, trabajamos directamente a partir de las medidas de los dientes de los fósiles de Australopithecus.

Examinamos las proporciones de longitud y anchura de los primeros molares inferiores de los homínidos del este de África. Luego, mediante una ecuación que desarrollamos, cuantificamos una relación entre esas proporciones y la edad geológica de nuestra muestra de fósiles de Tanzania, Kenia y Etiopía, incluidos los Australopithecus afarensis y especies tempranas de Homo como el Homo habilis. Las fechas para estos fósiles están bien establecidas.

Reconstrucción de Lucy, un Australopithecus afarensis.

Partiendo del supuesto de que la edad de los fósiles sudafricanos que representan los mismos géneros podía estimarse a partir de la misma relación, aplicamos la ecuación a los primeros molares inferiores de Sterkfontein, en particular a los atribuidos a los Australopithecus y a los primeros individuos Homo, para los que se pudieron determinar las proporciones dentarias. De esta manera, hemos podido obtener fechas para molares individuales.

Nuestro enfoque se ha aplicado a los molares del Niño de Taung, con un nuevo resultado de 2,58 millones de años para este espécimen de Australopithecus africanus.

También se han datado con nuestro método dos dientes de Australopithecus de Makapansgat. Los especímenes tienen 3,07 millones y 3,00 millones de años, respectivamente, lo que concuerda con estimaciones anteriores realizadas mediante paleomagnetismo.

El cráneo del homínido Malapa 1 (MH1) de Sudáfrica, llamado "Karabo". Los restos fósiles combinados de este macho juvenil se designan como el holotipo de 'Australopithecus sediba'.

También hemos utilizado nuestro método para intentar datar fósiles atribuidos a la especie de homínido denominada Australopithecus sediba, hallada en Malapa, cerca de Sterkfontein. Nuestras fechas para dos dientes que representan a esta especie (catalogados como MH1 y MH2) son respectivamente de 2,14 millones y 1,93 millones de años. Esto se corresponde muy bien con la edad de 1,98 millones de años obtenida mediante métodos que utilizan uranio, plomo y paleomagnetismo.

Estamos especialmente agradecidos a Jacopo Moggi-Cecchi por proporcionarnos algunas de las mediciones utilizadas en nuestro estudio.

Fuente: theconversation.com | | 15 de julio