Los romanos descubrieron Canarias antes que los bereberes, los cuales, posteriormente, poblaron en 200 años todas las islas

Los arqueólogos Idaira Brito y Aitor Brito excavando en la Cueva La Herradura, en la isla de El Hierro. ISOCAN.

Los romanos descubrieron Canarias en el siglo I antes de nuestra era, pero fueron los grupos bereberes del norte de África, las poblaciones amazigh, las que se dispersaron por todas las islas en menos de 200 años entre los siglos I y II. Así lo pone de relieve una investigación entre científicos y de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y La Laguna (ULL) liderada por el historiador de Gran Canaria Jonathan Santana titulada 'The chronology of the human colonization of the Canary Islands' que publica la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States (PNAS).

«Lo que hemos presentado es una nueva cronología de la colonización de las islas Canarias», explica Santana (izquierda) en conversación telefónica. «Hay distintos modelos sobre cómo se colonizaron las islas con fechas similares, hacia el siglo I de nuestra era, y modelos que abarcan solo una isla o varias. Esta es la primera propuesta que abarca todo el archipiélago», explica el historiador de la ULPGC para señalar la importancia de la investigación.

Entender la «aventura migratoria»

La novedad de este nuevo cronograma radica también en cómo se ha elaborado. «Hemos construido modelos bayesianos de colonización usando los datos de radiocarbono más fiables disponibles», afirma. «El estudio aporta casi 100 yacimientos nuevos en las islas que tenían pocas dataciones, por lo que pueden ofrecer un cronograma del archipiélago. Y, además, hemos aplicado un protocolo de higiene cronométrica centrado en materiales fechados por radiocarbono claramente asociados con actividades humanas para obtener datos más fiables», señala. «Y todo ello con la intención, de conocer con mayor exactitud la cronología, dado que eso nos permite entender las posibles causas que hay detrás de esta aventura migratoria», añade Santana.

Jonathan Santana trabajando en la Cueva de El Tendal, en La Palma. Isocan.

De Lanzarote a El Hierro

En el estudio se apunta a que los romanos fueron los primeros en descubrir las islas Canarias, algo que hicieron en el siglo I antes de nuestra era. «Los bereberes, que son considerados los 'aborígenes' isleños, «llegaron entre el siglo I el III de nuestra era». Primero a Lanzarote, y en menos de 200 años se expandieron por todas las islas llegando a El Hierro y La Palma casi al mismo tiempo», informa el científico.

Con esta investigación plantean que «al no tener presencia de romanos en las islas centrales ni orientales, y de los bereberes sí, las poblaciones del norte de África se adaptaron a entornos costeros, a la explotación de recursos marinos y a la navegación».

Aún así, añade, «esto no contradice que la presencia de los romanos no esté detrás, en parte; quizás los bereberes supieron de las islas por los propios romanos. Es posible que la propia presencia humana y la transmisión del conocimiento a las poblaciones del norte de África alentara esta experiencia migratoria», añade Jonathan Santana.

Lo que también sugiere este nuevo cronograma de la colonización de Canarias, es que la población romana y la bereber «probablemente no cohabitaron mucho tiempo en las islas, e incluso es probable que no lo hicieran simultáneamente».

Y, según los datos genéticos, añade Santana, «fueron unos pocos cientos de individuos» los que se expandieron por todas las islas y lo hicieron de forma intencionada, ya que trajeron animales domésticos y plantas para hacer de las islas un hábitat posible». Y fueron estas poblaciones las que se convirtieron en los pueblos indígenas que los europeos se encontraron en la Edad Media.

Parte del equipo excavando en Playa Chica, Gran Canaria. Isocan

El estudio «sienta las bases» para vincular «los cambios ecológicos» insulares a los seres humanos

«Las islas no tenían recursos alimenticios capaces de sostener a poblaciones humanas como las que llegaron entre el siglo I y III de nuestra era a Canarias, puesto que había pocos animales terrestres de cierto tamaño», explica Jonathan Santana. «Por eso las poblaciones bereberes que llegaron trajeron consigo plantas y animales domésticos».

En palabras de otro de los investigadores del estudio, Jacob Morales (izquierda), quien difundió una nota de prensa del equipos al respecto de su trabajo de investigación. «Las primeras personas que llegaron a las islas estaban equipadas con un kit de supervivencia hecho de cultivos domésticos y animales que les permitió establecer asentamientos permanentes en cada isla durante más de mil años».

Precisamente por eso, el estudio que publica como investigador principal en PNAS, Jonathan Santana, «sienta las bases de cuándo podemos empezar a achacar al ser humano los cambios en los sistemas ecológicos insulares».

«Hubo cambios en la cobertura vegetal, en la distribución de especies y en las extinciones de otras, y no estaba muy claro el rol de los seres humanos, de los aborígenes», explica el investigador. «Ahora, en cambio, podemos distinguir qué impactos se pueden vincular con el ser humano y cuáles fueron los impactos causados por causas naturales, por las fluctuaciones climáticas», aclara.

La investigación se enmarca en el proyecto IsoCAN (Isolation and evolution in oceanic islands: the human colonisation of the Canary Islands), del programa ERC Starting Grant de la Comisión Europea.

Fuente: Canarias7.es | 2 de julio de 2024

Un túmulo de hace 6.000 años hallado en la República Checa podría ser uno de los monumentos funerarios más antiguos de Europa

El túmulo neolítico y otros artefactos fueron encontrados durante excavaciones llevadas a cabo a lo largo de una autopista cerca de la ciudad de Hradec Králové, al este de Praga. Crédito de la imagen: Departamento de Arqueología de la UHK.

Un equipo de arqueólogos ha desenterrado lo que puede ser el túmulo prehistórico más grande de Europa antes de llevar a cabo los trabajos de adecuación junto al tramo en construcción de la autopista D35 Plotiště-Sadová en la República Checa.

El túmulo tiene aproximadamente 190 metros de largo, casi el doble que la longitud de un campo de fútbol americano, y alrededor de 15 metros en su punto más ancho, y está orientado a lo largo de un eje de noreste a suroeste, en el límite de los catastros de los pueblos de Dlouhé Dvory y Lípa, cerca de la ciudad de Hradec Králové, a 88 kiñómetros de Praga, según una declaración de la Universidad de Hradec Králové (UHK).

Otra vista aérea del gran túmulo hallado.

Los arqueólogos creen que dicho túmulo data del IV milenio a. C., lo que lo convertiría en uno de los monumentos funerarios más antiguos jamás encontrados en Europa. Tambien es excepcional por el hecho de ser el primer túmulo de este tipo encontrado en Bohemia Oriental, pues hasta el momento, tales monumentos estaban vinculados al noroeste de Bohemia.

Vaso en forma de embudo hallado en un enterramiento colectivo de Escania, Suecia.

La fecha se corresponde con la cultura neolítica del pueblo Funnel-Beaker (cultura de los vasos de embudo) que se desarrolló en el área entre 3800 y 3350 a. C. Su nombre se debe a los distintivos recipientes de cerámica que se entregaban como ajuar funerario en muchos de sus entierros.

"El hallazgo representa el túmulo prehistórico más largo no sólo de nuestra región, sino probablemente de toda Europa", afirmó en el comunicado Petr Krištuf (izquierda), arqueólogo de la UHK.

Además de dos entierros centrales dentro del túmulo, que probablemente eran de miembros de alto estatus de la comunidad prehistórica que lo construyó, se han localizado cerca unas 30 tumbas que se cree datan aproximadamente de la misma época, según una publicación realizada en Facebook por el departamento de Arqueología de la Universidad de Hradec Králové (UHK).

Cada uno de los dos entierros centrales dentro del túmulo incluía esqueletos de adultos acostados sobre su lado izquierdo con sus cabezas apuntando hacia el norte, así como ajuares funerarios. Crédito de la imagen: Departamento de Arqueología de la UHK.

Segundo enterramiento central dentro del gran túmulo.

Descubrimiento cerca de la autopista

El túmulo hallado ya no era visible en la superficie, dado que estaba ubicado en un área densamente cultivada que había sido nivelada en algún momento de la historia, según la publicación de Facebook.

Como resultado de ello, los arqueólogos encontraron, primero, evidencia enterrada de la zanja que rodeaba el túmulo funerario. Trincheras similares alrededor de otros túmulos hallados en el área contenían pozos para postes de una empalizada de madera, pero esta característica no se ha encontrado en este lugar, según relata la publicación de Facebook.

Los dos entierros centrales del túmulo presentan esqueletos de individuos solitarios que yacen sobre su lado izquierdo y con la cabeza orientada hacia el norte.

Según la publicación de Facebook, una de las personas fue enterrada en un hoyo con canalones a cada lado y agujeros para postes en las esquinas, lo que implica que originalmente pudieron haber sido colocadas dentro de una estructura de madera dentro del túmulo, pero que desde entonces se ha podrido. Esa persona fue enterrada con una vasija de cerámica que presumiblemente había sido ofrecida como ajuar funerario, y el segundo entierro central también contenía cinco piezas de pedernal trabajadas, incluida una punta de flecha y una cuchilla afilada.

Tumba en las proximidades del gran túmulo en el que se constata una posible construcción interna.

Enterramientos prehistóricos

El equipo de arqueólogos siguen todavía analizando el yacimiento. En el interior del túmulo se han descubierto restos de cuatro tumbas posteriores y esperan averiguar si las personas allí enterradas estaban emparentadas con las personas de alto rango que ocupan las tumbas centrales.

"Los túmulos funerarios que son similares en Europa Central suelen estar compuestos por una o dos tumbas como máximo", explica Krištuf. "Desde este punto de vista, será interesante comprobar cómo se relacionan entre sí las tumbas descubiertas y si representan enterramientos de familiares. No obstante, en las cercanías del túmulo hay muchas otras tumbas prehistóricas".

“Registramos unas 30 tumbas que tuvieron lugar muy cerca del gran túmulo. O sea, que el el mismo se convirtió en la base de una extensa necrópolis que se usó, quizás, durante siglos”.

Otras de la tumbas halladas en las cercanías del gran túmulo.

Los arqueólogos creen, en consecuencia, que el túmulo grande fue construido inicialmente en este lugar y que los demás enterramientos se realizaron allí a lo largo de generaciones posteriores.

"Los primeros resultados muestran que el túmulo monumental estuvo aquí durante muchos siglos y que en sus inmediaciones se celebraban ceremonias funerarias y rituales de la población local", afirma Krištuf. De hecho, a unos cientos de metros del gran túmulo fue descubierto, asimismo, un asentamiento prehistórico de la cultura de La Tène de la época de los celtas, o bien tumbas de un grupo de guerreros del período de las grandes migraciones de los siglos V y VI de nuestra era, lo que permite estudiar el hallazgo por primera vez en un contexto más amplio de la zona geográfica implicada."En aquella época en este lugar se llevaban a cabo rituales funerarios importantes, y era, por tanto, un punto de referencia en el paisaje".

Fuentes: livescience.com | espanol.radio-cz | Facebook | 3 de junio de 2024

El pórtico de un edificio del emperador Calígula, hallado en el Vaticano: su conexión con los judíos

Los vestigios del pórtico columnado de época Julio-Claudia, que delimitaba un gran jardín, hallados bajo la plaza Pía. Ministerio de Cultura de Italia.

Poco después de recuperarse de una grave enfermedad que se extendió por todo el Mediterráneo y creyéndose una suerte de dios, el emperador Calígula ordenó que se erigiesen estatuas de él por todo el Imperio Romano y creó una nueva orden religiosa para ser adorado. En Alejandría, las imágenes en piedra del emperador se colocaron incluso en las sinagogas, provocando un profundo malestar en la comunidad judía. En el año 37 d.C. se rebelaron y estalló un violento conflicto con la mayoría griega de la ciudad. A principios del invierno de 39 d.C., una delegación de cinco líderes judíos embarcó hacia Roma para pedir ayudar al princeps y revertir las duras medidas adoptadas por el gobernador.

La expedición estaba encabezada por Filón de Alejandría, un historiador y filósofo con contactos en el palacio imperial y que relató este episodio en su obra Legatio ad Gaium. Los judíos tuvieron que esperar varios meses a que Calígula regresase de la Galia, hasta que en algún momento de mayo o junio del año siguiente el emperador los recibió cortésmente en los jardines de su madre, los Horti Agripinae, situados al oeste del río Tíber sobre la ladera del monte Janículo, si bien derivó las gestiones a un funcionario que no les hizo mucho caso.

Foto: Otra perspectiva de los vestigios del pórtico columnado de época Julio-Claudia, que delimitaba un gran jardín.

Los arqueólogos que están excavando la plaza Pía de Roma, a unos pasos del Vaticano, y que previamente han sacado a la luz los restos de una gran lavandería romana al aire libre de finales del siglo II y ..., creen haber encontrado el lugar de ese encuentro entre Calígula y la delegación de judíos alejandrinos. Las obras para la construcción de un paso subterráneo para las celebraciones del Jubileo de 2025 han podido documentar tales vestigios en un nivel inferior, en el cual se han hallado restos de una residencia imperial.

Foto

Foto: Las 'fullonica' y 'tinctoria' (lavandería y tintorería) romanas descubiertas en la Plaza Pía.

Según ha anunciado el Ministerio de Cultura italiano, se trata del basamento de lo que hace dos milenios fue un pórtico columnado que daba a un jardín en un edificio construido entre las épocas de Augusto y Nerón y que en algún momento fue de Cayo Julio César Augusto Germánico, más conocido como Calígula, un apodo que le pusieron los legionarios cuando era un niño.

Además de la información que proporciona la obra de Filón, los arqueólogos han podido relacionar los nuevos vestigios con el que fue emperador romano entre los años 37 y 41 d.C., hasta que fue víctima de una conspiración, gracias a una inscripción localizada en una tubería de agua de plomo (fistula plumbea) con la siguiente leyenda: C(ai) Cæsaris Aug (usti) Germanici.

La tubería de plomo con la inscripción referida a Calígula. Ministerio de Cultura de Italia.

Este descubrimiento tiene "una importancia histórica considerable", según Alessio De Cristofaro (izquierda), arqueólogo de la Superintendencia Especial de Roma y director de los trabajos de investigación, porque sitúa la excavación dentro del área de los jardines de Agripina la Mayor, madre de Calígula. "Es probable que esta lujosa residencia fuera heredada primero por Germánico, padre del emperador, luego por su esposa y luego por el propio Calígula", ha explicado el experto. En esta zona unas excavaciones realizadas el siglo pasado hallaron otras canalizaciones con el nombre de Julia Augusta, presumiblemente Livia Drusila, segunda esposa de Augusto y abuela de Germánico, un general nunca derrotado en batalla y que recuperó dos de las águilas imperiales perdidas en la batalla de Teutoburgo.

No más disturbios

Los trabajos arqueológicos han revelado además una importante serie de losas de campana (terracotas figurativas utilizadas para la decoración de tejados), de mitad del siglo I, con escenas mitológicas, reutilizadas como cubiertas para las alcantarillas pero "probablemente realizadas originalmente para cubrir alguna estructura del jardín", según los arqueólogos.

Foto: Una de las losas de Campana halladas en la plaza Pia.

¿Pero cómo acabaron las reclamaciones de Filón y sus compañeros judíos? Durante el verano del año 40 d.C., el emperador Calígula volvió a recibirlos mientras supervisaba la construcción de unos baños públicos en el otro extremo de la ciudad, pero esta vez no estaban solos: había una pequeña delegación de la comunidad griega de Alejandría. "En cuanto nos llevaron a su presencia, en el instante en que lo vimos, nos inclinamos hasta el suelo con todo el respeto y la adoración imaginables", narró el historiador.

Pero la respuesta de Calígula los descolocó: "Vosotros odiáis a dios. No os creéis que yo sea un dios. ¡Yo, que ya les he confesado a todas las naciones que soy un dios! Pero vosotros me negáis ese título". Filón y sus compañeros se defendieron diciendo que los judíos de Alejandría habían presentado ofrendas y oraciones por su seguridad tanto cuando ascendió al trono como cuando enfermó, y habían rezado en acción de gracias cuando se informó de su victoria en Germania. "Estos hombres no me parecen tan malvados como desafortunados y necios por no creer que he sido dotado con la naturaleza de Júpiter", concluyó el princeps, ordenando a ambas delegaciones que se retirasen.

Foto: Muro de 'opus quadratum' de travertino.

El desenlace del episodio no se registró hasta finales del año 41 d.C., con Calígula ya asesinado y Claudio nombrado emperador. Envió una carta diciéndoles a los gentiles de Alejandría que permitiesen que los judíos egipcios viviesen y celebrasen su religión en paz, pero reprendió a estos últimos por haber perturbado anteriormente los festivales religiosos romanos. También prohibió que se asentasen en la ciudad más judíos procedentes del Alto Egipto o de Siria y señaló: "Les ordeno específicamente a los judíos que no provoquen disturbios en busca de más privilegios".

Fuentes: elespanol.com | vaticannews.va | 5 de julio de 2024

Descubren la escena de arte narrativo más antigua del mundo en Indonesia: tiene 51.200 años y representa a tres humanos y un cerdo

Esta imagen de arte rupestre de 51.200 años de antigüedad hallada en Leang Karampuang, Sulawesi (Indonesia), es el arte rupestre narrativo más antiguo que se ha descubierto. La obra artística representa una figura de aspecto humano interactuando con un cerdo verrugoso. Crédito de la imagen: proporcionado por la Universidad Griffith; (CC-BY 4.0 Deed).

Una pintura rupestre recientemente hallada en la isla indonesia de Sulawesi puede ser la evidencia más antigua de arte narrativo jamás descubierta, afirma un equipo de investigadores. La obra de arte, que representa una figura similar a la humana interactuando con un cerdo verrugoso, sugiere que la gente pudo haber estado empleando las manifestaciones artísticas como una forma de contar historias durante mucho más tiempo de lo que se ha venido pensando.

La evidencia arqueológica muestra que los neandertales comenzaron a marcar cuevas hace unos 75.000 años, pero estas marcas eran típicamente no figurativas. Hasta hace unos años, la pintura rupestre figurativa más antigua conocida era un panel de arte rupestre de 21.000 años en Lascaux, Francia, que mostraba a un humano con cabeza de pájaro cargando contra un bisonte. Pero en 2019, los arqueólogos desenterraron cientos de ejemplos de arte rupestre en cuevas en el karst de Maros-Pangkep. El arte rupestre incluía un panel de 4.5 metros de ancho que representaba figuras similares a humanas interactuando con jabalíes verrugosos (Sus celebensis ) y anoas (Bubalus ), búfalos enanos nativos de Sulawesi.

Mapa de la isla indonesia de Sulawesi, donde los arqueólogos realizaron el estudio. El área dentro del rectángulo es la península kárstica suroccidental de Mares-Pangkep. Los recuadros rojos de la derecha muestran la ubicación de las cuevas. Crédito de la imagen: Adhi Agus Oktaviana et al.; (CC-BY 4.0 Deed).

"La narración de historias es una parte muy importante de la evolución humana y posiblemente incluso ayude a explicar nuestro éxito como especie. Pero encontrar evidencias de ello en el arte, especialmente en el arte rupestre más antiguo, es excepcionalmente raro", dijo Adam Brumm (izquierda), coautor del nuevo estudio y arqueólogo de la Universidad Griffith en Australia, en una conferencia de prensa.

Los arqueólogos habían datado previamente el arte rupestre del panel y descubrieron que tenía al menos 43.900 años de antigüedad, mientras que la imagen más antigua que encontraron en la zona fue la de un cerdo verrugoso de 45.500 años de antigüedad.

Ahora, mediante la utilización de una técnica de datación más sensible, los arqueólogos han descubierto que el arte rupestre es al menos 4.000 años más antiguo de lo que se creía anteriormente, lo que lo convierte en unos 48.000 años de antigüedad.

Más sorprendente aún es que los arqueólogos encontraron una representación similar de la figura humana y el cerdo verrugoso en otra cueva en Leang Karampuang que tenía al menos 51.200 años de antigüedad, lo que la sitúa como el arte narrativo más antiguo conocido. Sus hallazgos han sido publicados en la revista Nature.

a, Panorama fotomontado del panel de arte rupestre (utilizando fotografías mejoradas con DStretch_Ire). Ther, teriántropo. b, Trazado del panel de arte rupestre fechado que muestra los resultados de la datación de la serie LA-U. c, Vista transversal de la muestra de arte rupestre BSP4.5 después de retirarla de la obra de arte, resaltando la capa de pintura y las tres zonas de integración (ROI) y los cálculos de edad asociados. d, Imágenes LA-MC-ICP-MS de la relación de actividad isotópica 232 Th/ 238 U de BSP4.5 .

Los arqueólogos estaban intrigados por la representación en el arte narrativo de una figura mitad humana, mitad animal, o teriántropo. "Los arqueólogos están muy interesados ​​en las representaciones de teriántropos porque proporcionan evidencia de la capacidad de imaginar la existencia de un ser sobrenatural, algo que no existe en la vida real", dijo Brumm.

Anteriormente, la evidencia más antigua de un teriántropo era la escultura del 'Hombre León', de 40.000 años de antigüedad, desenterrada en una cueva en Alemania.

"Estas representaciones de Indonesia hacen retroceder las fechas en casi 20.000 años, lo que es realmente relevante", dijo Derek Hodgson (derecha), arqueólogo y asesor científico de INSCRIBE -un proyecto con sede en Europa que investiga el desarrollo de la escritura- y que no participó en el estudio.

"Esta evidencia temprana de un teriántropo es un signo de cognición humana compleja", dijo Hodgson a Live Science. "No se encuentra entre los neandertales, o en especies arcaicas prehumanas tempranas, que hayan producido arte figurativo complejo".

Para datar con mayor precisión el arte narrativo, los investigadores han utilizado una técnica llamada imágenes en serie de uranio por ablación láser (serie LA-U), lo que les ha permitido datar capas diminutas de carbonato cálcico que se habían formado sobre la obra.

Previamente, los científicos dataron las pinturas rupestres mediante la datación por carbono de pequeñas muestras de "palomitas de maíz" rupestres: cúmulos de calcita que se han acumulado durante miles de años.

Una toma aérea de la colina Karampuang, donde se encuentra la cueva.

El interior de la cueva de Leang Karampuang en Sulawesi está lleno de cúmulos de calcita. Crédito de la imagen: BRIN Google Arts and Culture; (CC-BY 4.0 Deed).

Pero en el nuevo estudio, Brumm y su equipo utilizaron muestras de calcita aún más pequeñas, de apenas 44 micrones de largo. Al tomar muestras mucho más pequeñas, los arqueólogos obtienen una mayor resolución de la distribución de la edad de la calcita en las paredes de la cueva. La técnica también minimiza el daño causado a las obras de arte.

La datación del arte rupestre mediante la técnica de la serie U se ha realizado habitualmente excavando manualmente una muestra de carbonato de calcio y disolviendo el polvo resultante en una solución química, que luego se introduce en un espectrómetro de masas. Pero el problema con este método es que promedia varias capas que tienen distintas edades y no distingue entre zonas prístinas y zonas alteradas.

Para superar estos problemas, nuestro equipo desarrolló un nuevo enfoque analítico que utiliza un rayo láser, cuatro veces más pequeño que el ancho de un cabello humano, para tomar muestras con precisión de las capas de carbonato de calcio que cubren la obra de arte, incluidas las más cercanas a la pintura.

La técnica permite comprender mejor la estructura interna de crecimiento del carbonato de calcio que se formó en la obra, lo que permite identificar áreas porosas dentro de estos crecimientos que complican el proceso de datación.

Foto: Ejemplo de sección transversal de una muestra que exhibe la capa de pigmento y las capas de carbonato de calcio superpuestas, a la izquierda, y un mapa de isótopos equivalentes de la serie U, a la derecha.

El láser recorre las muestras en líneas paralelas, conocidas como rásteres. Una vez que estos se consolidan en un único conjunto de datos de alta resolución, podemos comprender la distribución del uranio y los elementos asociados con gran detalle.

Esta técnica se denomina “imágenes de serie U”, ya que crea un mapa de la composición geoquímica de la muestra. Luego podemos extraer los datos más cercanos a la capa de pintura, lo que proporciona una estimación precisa de la edad.

El resultado de la datación siempre se considera una estimación de edad mínima, dado que podría haber habido un retraso entre la creación del arte y el crecimiento de las primeras capas de carbonato de calcio en la parte superior.

"Esto realmente cambia la forma en que datamos los registros y puede aplicarse a otros ejemplos similares también", dijo en la conferencia de prensa el coautor del estudio Renaud Joannes-Boyau (izquierda), geocronólogo de la Southern Cross University, en Australia.

Pero no todo el mundo está de acuerdo. Paul Pettitt (derecha), arqueólogo paleolítico de la Universidad de Durham (Reino Unido), y que no participó en el estudio, dijo que "para sugerir que la manifestación artística descubierta es una narración, los investigadores tuvieron que realmente dar un salto de fe".

"El método de datación es sólido, pero las interpretaciones del equipo ciertamente no lo son", escribió en una declaración enviada por correo electrónico a Live Science. Al observar las imágenes, no le quedó claro si estas pinturas eran representaciones aisladas que simplemente estaban juntas.

El equipo de arqueólogos australianos e indonesios que explorado las cuevas en el karst de Maros-Pangkep, en la isla de Sulawesi. Crédito de la imagen: Ratno Sardi; (CC-BY 4.0 Deed)

Según los autores, si bien la identidad de los pintores -probablemente Homo sapiens- es un misterio, la falta de evidencia de ocupación humana sugiere que la cueva podría haber estado reservada para la creación de arte. La cueva está escondida del resto del área a una altura más alta.

"Es posible que la gente, es decir, estos primeros humanos, sólo subieran a estas cuevas de alto nivel para realizar manifestaciones artísticas", dijo en la conferencia de prensa el coautor del estudio Maxime Aubert, arqueólogo y geoquímico de la Universidad Griffith. "Quizás había historias y rituales asociados con la observación de estas pinturas artísticas, no lo sabemos. Sin embargo, estos lugares parecen ser especiales en el paisaje circundante".

"Las pinturas nos están diciendo cómo mirarlas en asociación, apunta el científico, que añade: "Nosotros, como humanos, nos definimos como una especie que cuenta historias, y estas son las pruebas más antiguas de ello".

El equipo está ahora planeando estudiar y datar más arte rupestre hallado en la zona. Recientemente, Adhi Agus Oktaviana (derecha), autor principal del estudio y arqueólogo del Centro de Estudios Prehistóricos y Austronesios (CPAS), en Indonesia, encontró una pintura en otra cueva con tres figuras que representan a un humano, un ser mitad humano mitad pájaro y una figura de pájaro, pero el equipo aún no ha podido analizar las pinturas.

"El arte rupestre más antiguo de Sulawesi no es ‘simple’, es bastante avanzado y muestra la capacidad mental de la gente de la época. También sugiere que esta destreza debe tener un origen mucho más antiguo, probablemente en África, y es muy posible que haya realizaciones artísticas más antiguas en otras cavernas esperando a ser descubiertas y datadas», enfatiza Aubert."Es muy probable que haya algunas figuras más bellas escondidas en algún lugar que no conocemos".

Fuentes: livescience.com | Griffith University | theobjetive.com | theconversation.com| 3 de julio de 2024

El mecanismo de Anticitera, el ordenador más antiguo del mundo, seguía el calendario lunar griego

El mecanismo de Anticitera, a veces descrito como el ordenador más antiguo del mundo, se exhibe en el Museo Arqueológico de Atenas.

El mecanismo de Anticitera, un antiguo dispositivo del tamaño de una caja de zapatos que se utilizaba para seguir los movimientos del Sol, la Luna y los planetas, seguía el calendario lunar griego, no el solar utilizado por los egipcios, como se pensaba anteriormente, según revela una nueva investigación.

El mecanismo de Anticitera descubierto por buceadores de esponjas en la isla griega de Anticitera en 1901, fue creado hace unos 2.200 años. El dispositivo, que contiene engranajes de bronce, ha sido calificado en ocasiones como el ordenador más antiguo del mundo.

Una pieza del mecanismo, conocida como el "anillo del calendario", se utilizaba para registrar los días del año, con un agujero por día. Aunque se sabe de la existencia de este anillo desde hace algún tiempo, solo se conserva parcialmente, por lo que no está claro cuántos días se suponía que debía registrar.

Fotos: Estado actual del fragmento C permite la inspección visual directa de partes del calendario y los anillos del zodíaco. El anillo del calendario se asienta en un canal y podría haber sido girado radialmente. Una parte de los nombres griegos de los meses egipcios 'ΠAXΩN' (Pachon) y 'ΠAYNI' (Payni) son visibles en el anillo del calendario, con una altura promedio de letra de 1,8 mm.

Anillo del calendario del fragmento C del mecanismo de Anticitera.

En 2020, un equipo dirigido por el investigador independiente Chris Budiselic utilizó nuevas imágenes de rayos X del dispositivo, combinadas con mediciones y análisis matemático, para determinar que el mecanismo probablemente no cubría un año del calendario solar completo, sino 354 días, como se usaría en un calendario lunar (lo que representa 12 ciclos lunares). Su trabajo fue publicado en British Horological Insitute.

En otro artículo, publicado en The Horological Journal se arrojó un resultado similar. Un equipo de la Universidad de Glasgow utilizó técnicas estadísticas desarrolladas para el Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro Láser para detectar ondas gravitacionales (ondulaciones en el espacio-tiempo producidas por las colisiones de objetos celestes masivos, como los agujeros negros). Estos métodos estadísticos son lo suficientemente sensibles como para detectar las débiles señales de un fondo potencialmente muy ruidoso.

Cuando los investigadores entrenaron la poderosa técnica estadística en el mecanismo de Anticitera, pudieron emplear la posición de los agujeros conocidos, así como la forma probable en que los fragmentos del mecanismo encajaban entre sí y deducir el número y ubicación de los agujeros perdidos. Finalmente determinaron que el mecanismo probablemente tenía 354 o 355 agujeros en un círculo de radio de 77,1 mm, con una incertidumbre de aproximadamente 1/3 mm. Esto significaba que probablemente seguía el calendario lunar de 354 días utilizado en Grecia en ese momento, en lugar del calendario de 365 días utilizado por los antiguos egipcios.

Reproducción hipotética del tren de engranajes y exhibiciones del mecanismo de Anticietera, Tony Freeth y Alexander Jones, Wikipedia.

Se había pensado que podría haber utilizado el calendario solar egipcio de 365 días, ya que es más preciso que el calendario lunar de 354 días. El análisis también muestra que 354 agujeros es cientos de veces más probable que un anillo de 360 ​​agujeros, que investigaciones anteriores habían sugerido como un recuento posible.

"Los resultados del equipo de Glasgow proporcionan nueva evidencia de que uno de los componentes del mecanismo de Anticitera probablemente se utilizó para seguir el año lunar griego", dijeron los investigadores en un comunicado de la Universidad de Glasgow.

El equipo quedó también impresionado con la atención puesta en los detalles por los creadores del dispositivo, dado que los agujeros estaban colocados con precisión extraordinaria, con una variación radial promedio de solo 0,028 mm entre cada agujero.


Una posible reconstrucción del mecanismo de Anticitera (arriba) y microfotografías de la caja (abajo).

"La precisión de la posición de los agujeros habría requerido técnicas de medición de alta exactitud y una mano increíblemente firme para perforarlos", dijo en el comunicado el coautor del estudio Graham Woan (izquierda), profesor de astrofísica en la Universidad de Glasgow. "Es una simetría clara que hayamos adaptado las técnicas que utilizamos para estudiar el universo hoy en día para comprender más sobre un mecanismo que ayudó a las personas a seguir el rastro de los cielos hace casi dos milenios".

La técnica empleada por el profesor Graham Woan recurre al análisis bayesiano para cuantificar la incertidumbre a partir de datos incompletos, y, así, calcular el probable número de agujeros del mecanismo a partir de las posiciones de los orificios que aún perduran.

Andrew Thoeni (derecha), coautor del artículo publicado en 2020, en British Horological Insitute, elogió la nueva investigación. "Estamos muy contentos de que ahora más investigadores acepten y validen nuestros hallazgos", dijo a Live Science en un correo electrónico.

Diomidis Spinellis (izquierda), profesor de ingeniería de software en la Universidad de Economía y Negocios de Atenas, que investigó el mecanismo pero no participó en ninguno de los artículos, también quedó impresionado con el nuevo trabajo.

"El mecanismo de Anticitera es un regalo que sigue dando frutos", dijo Spinellis a Live Science en un correo electrónico. "A pesar de su grave corrosión y de la gran cantidad de elementos que faltan, la aplicación de tecnologías cada vez más sofisticadas y de análisis interdisciplinarios innovadores sigue proporcionando información impresionante sobre este extraordinario artefacto".

Fuentes: livescience.com | 29 de junio de 2024

Un estudio desafía el modelo de poblamiento del centro peninsular como un lugar inhabitado por sus condiciones climáticas durante el Paleolítico superior

Excavación en el abrigo de la Malia, Tamajón (Guadalajara). / Javier Trueba-Madrid Scientific Films.

Un equipo internacional en el que participa el Instituto de Arqueología de Mérida (IAM), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Extremadura, además del Laboratorio de Arqueobotánica del Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT-CSIC) revela nuevos datos sobre las condiciones de asentamiento de los humanos modernos de la historia, conocidos como cromañones, en el interior de la península ibérica.

Los resultados de este estudio, que han sido publicados en la revista Science Advances, confirman la capacidad de los primeros pobladores de nuestra especie para colonizar regiones hasta ahora consideradas inhabitables, reabriendo así el debate sobre la dinámica poblacional del Paleolítico superior inicial en el suroeste de Europa. Un claro ejemplo es la península ibérica. Los hallazgos del yacimiento del Abrigo de la Malia (Guadalajara) muestran evidencias de presencia humana que sugieren repetidos asentamientos en el centro peninsular a lo largo del Paleolítico superior.

Localización de yacimientos del Paleolítico Superior temprano. Mapa de la península ibérica que muestra la ubicación del yacimiento Abrigo de la Malia (estrella azul) y un análisis de densidad de núcleos de yacimientos del Paleolítico Superior temprano en el rango temporal de entre 40.000 a 30.000 años BP. Nótese la ausencia total de yacimientos en la mayor parte de el interior ibérico, además de los datos del Abrigo de la Malia.

Uno de los periodos de la prehistoria más relevantes para la ciencia es el momento de transición entre la desaparición de los neandertales y la colonización del territorio por parte de los primeros cromañones. En algunas regiones de Eurasia se ha podido documentar la coexistencia en el tiempo y espacio de estas dos especies de seres humanos. En cambio, en otros lugares, parece que hubo un hiato, es decir, un periodo en el que ningún ser humano ocupó el territorio. Los factores que determinaron ambos escenarios los marcaron la disponibilidad de recursos, condicionada por factores climáticos, o la presencia de barreras geográficas o ecológicas.

“La península ibérica es una región clave en la evolución humana, al encontrarse en el extremo suroccidental del territorio europeo, que funcionó como refugio para las poblaciones paleolíticas. No obstante, su diversidad orográfica y ecológica fue la que probablemente determinó que el poblamiento fuese desigual” señala Antonio Rodríguez-Hidalgo (izquierda), investigador del IAM.

Iberia contiene un rico registro arqueológico en este periodo crucial de la prehistoria y cuenta con numerosos yacimientos correspondientes con los primeros milenios de ocupación de humanos modernos, especialmente en la cornisa cantábrica, pero también con algunos registros en las costas atlántica y mediterránea. Empleaban un tipo de tecnología lítica, encuadrada en el Paleolítico superior, denominado Auriñaciense, que se desarrolló en Europa aproximadamente entre los 40.000 y los 30.000 años de antigüedad.

Evidencias de ocupación humana. Huesos seleccionados con marcas antropogénicas (marcas de corte y fracturas intencionadas) en restos óseos datados directamente de la unidad Auriñaciense LU-V. Izquierda: Falange proximal de bóvido pequeño con marcas de corte. Derecha: Metatarsiano de ciervo con marcas de corte y marcas de percusión. Barras de escala en milímetros.

El centro peninsular

El panorama en el centro peninsular contrasta radicalmente con las regiones costeras ya que, hasta ahora, no se habían recuperado evidencias de presencia humana desde que los neandertales migraran a la costa hace 42.000 años. Los primeros registros del Paleolítico superior que se tenían son de hace 27.000 años, encuadrados en un periodo cronocultural más moderno llamado Gravetiense. Por tanto, se consideraba que durante aproximadamente 15.000 años el centro peninsular fue un lugar inhóspito e inhabitable para las primeras poblaciones de Homo sapiens que utilizaban la cultura Auriñaciense. Este periodo coincide con un momento de una fuerte inestabilidad climática, definida por un enfriamiento paulatino cada vez más acusado. El centro peninsular se caracteriza por poseer dos mesetas, es decir, terrenos planos con una elevada altitud, divididas por las montañas del Sistema Central.

Hasta ahora, se había considerado que las condiciones climáticas de este periodo crítico, unido a la orografía del territorio del interior peninsular, habían supuesto una especie de barrera ecológica para las poblaciones auriñacienses. Durante los últimos años, sin embargo, nuevas prospecciones del terreno y excavaciones en diferentes enclaves del interior peninsular han desafiado esta hipótesis, proponiendo modelos alternativos de colonización del territorio del interior peninsular. Esta búsqueda ha dado sus frutos en el yacimiento de la Malia, un abrigo rocoso localizado en una pequeña localidad de la provincia de Guadalajara llamada Tamajón.

Excavaciones en el Abrigo de la Malia en Tamajón. Ayuntamiento de Tamajón.

El yacimiento del Abrigo de la Malia

El Abrigo de la Malia fue descubierto en 2017 durante una prospección y, desde que comenzaron las excavaciones en 2018, se han recuperado año tras año numerosas evidencias de presencia humana, tales como herramientas líticas o restos de animales con marcas de corte producidos por cuchillos de piedra en dos niveles estratigráficos diferentes. El análisis de los conjuntos líticos del nivel inferior, el más antiguo, y la datación directa de restos óseos con marcas de corte, han proporcionado una edad comprendida entre los 36.000 y los 31.000 años, correspondiente al Auriñaciense. El nivel superior ha arrojado una edad más moderna, comprendida principalmente entre los 27.000 y 25.000 años de antigüedad. Esto sugiere repetidos asentamientos en este territorio a lo largo del Paleolítico superior.

El hallazgo de este yacimiento no sólo ha llenado un vacío en el registro arqueológico de la región, sino que además ha permitido rastrear cómo fueron las condiciones climáticas en ese momento y lugar. Los resultados obtenidos a partir del estudio de los sedimentos, la asociación de microvertebrados, el análisis paleobotánico a través los granos de polen y los carbones y el estudio de los isótopos estables en fósiles de ungulados, coinciden en detectar un cambio en el clima entre las dos unidades.

Artefactos líticos seleccionados del LU-V del Abrigo de la Malia. 1: Núcleo de hojita de lados estrechos (buril carenado) sobre un cristal de cuarzo hialino. 2: Fragmento de hojita de sílex. 3: Fragmento de hoja de sílex. 4: Hojita puntiaguda con dorso de sílex. 5: Fragmento de hoja/hojita de cuarzo hialino. 6: Fragmento de hoja de sílex que muestra alteraciones térmicas. 7: Raspador de punta pequeña sobre un fragmento de lasca de sílex. 8: Hoja de sílex con retoque discontinuo. 9: Núcleo de buril carenado sobre lasca de sílex. 10: Raspador lateral sobre lasca de sílex. 11: Núcleo de hoja semicircular (prismático) bidireccional sobre cuarcita. Dibujo diacrítico del núcleo 1: Fase 1: Se realizan las primeras remociones para preparar la superficie de lasca en un cristal de cuarzo hialino prismático. Fase 2: Preparación de la plataforma notable perpendicular a una cara estrecha. Fase 3: Explotación de la superficie de lasca para producir hojitas. Dibujo diacrítico del núcleo 2: Fase 1: Preparación de la superficie de lasca. Fase 2: Preparación de la plataforma notable. Fase 3: Mantenimiento de la cornisa. Fase 4: Aprovechamiento de la superficie de descascarillado de dos plataformas opuestas utilizadas para producir piezas alargadas, incluidas cuchillas y lascas laminares (sin embargo, las extracciones inferiores probablemente se produjeron para limpiar las bisagras producidas a partir de la plataforma opuesta). Las flechas indican la dirección de las extracciones.

Industria ósea recuperada del abrigo rocoso de Malia. (A) Azagaya de LU-IV realizada sobre asta de ciervo. (B) Azagaya de LU-V realizada sobre hueso . (C) Imagen de microscopía electrónica de barrido (SEM) de la azagaya hecha en la asta. (D) Imagen SEM de la azagaya hecha sobre hueso.

Este cambio viene marcado por una tendencia hacia condiciones más frías y áridas, que produjo que los ambientes fuesen cada vez más abiertos, es decir, con menos bosques, y con menor disponibilidad de agua. Sin embargo, este cambio no parece haber afectado las estrategias de subsistencia de los humanos que ocuparon este abrigo rocoso, ya que se observa el mismo tipo de consumo de presas en ambos niveles.

“Esto se observa también en las estrategias de recolección de leña, que no varían mucho a nivel taxonómico a lo largo del tiempo, aunque sí varían sus porcentajes. Los taxones leñosos identificados de forma recurrente coinciden con los identificados en el análisis palinológico, sugiriendo que la leña se recogía en los alrededores del abrigo rocoso, aportando una información especialmente valiosa para la reconstrucción de las estrategias de subsistencia de estas comunidades”, apunta María Martín Seijo (izquierda), investigadora del INCIPIT.

“Los nuevos datos del Abrigo de la Malia refutan la vieja hipótesis del desierto interior. Pese a las duras condiciones ecológicas, los humanos modernos transitaron y ocuparon el corazón de la península ibérica durante el Paleolítico superior antiguo. La cantidad y calidad de los datos arqueológicos extraídos del Abrigo de la Malia indican que, durante la peor glaciación en milenios, la supuesta 'tierra de nadie' del interior peninsular fue en realidad el territorio de caza de grupos de cultura auriñaciense. Este descubrimiento nos invita a revisar los modelos de dispersión peninsular del Paleolítico superior y la dinámica poblacional de 'Homo sapiens'”, indica Rodríguez-Hidalgo.

En el estudio ha participado un nutrido grupo de científicos de instituciones nacionales e internacionales, liderados por Nohemi Sala y Adrián Pablos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana y la Universidad Complutense de Madrid, respectivamente.

Fuente: csic.es | 27 de junio de 2024