El mecanismo de Anticitera, el ordenador más antiguo del mundo, seguía el calendario lunar griego

El mecanismo de Anticitera, a veces descrito como el ordenador más antiguo del mundo, se exhibe en el Museo Arqueológico de Atenas.

El mecanismo de Anticitera, un antiguo dispositivo del tamaño de una caja de zapatos que se utilizaba para seguir los movimientos del Sol, la Luna y los planetas, seguía el calendario lunar griego, no el solar utilizado por los egipcios, como se pensaba anteriormente, según revela una nueva investigación.

El mecanismo de Anticitera descubierto por buceadores de esponjas en la isla griega de Anticitera en 1901, fue creado hace unos 2.200 años. El dispositivo, que contiene engranajes de bronce, ha sido calificado en ocasiones como el ordenador más antiguo del mundo.

Una pieza del mecanismo, conocida como el "anillo del calendario", se utilizaba para registrar los días del año, con un agujero por día. Aunque se sabe de la existencia de este anillo desde hace algún tiempo, solo se conserva parcialmente, por lo que no está claro cuántos días se suponía que debía registrar.

Fotos: Estado actual del fragmento C permite la inspección visual directa de partes del calendario y los anillos del zodíaco. El anillo del calendario se asienta en un canal y podría haber sido girado radialmente. Una parte de los nombres griegos de los meses egipcios 'ΠAXΩN' (Pachon) y 'ΠAYNI' (Payni) son visibles en el anillo del calendario, con una altura promedio de letra de 1,8 mm.

Anillo del calendario del fragmento C del mecanismo de Anticitera.

En 2020, un equipo dirigido por el investigador independiente Chris Budiselic utilizó nuevas imágenes de rayos X del dispositivo, combinadas con mediciones y análisis matemático, para determinar que el mecanismo probablemente no cubría un año del calendario solar completo, sino 354 días, como se usaría en un calendario lunar (lo que representa 12 ciclos lunares). Su trabajo fue publicado en British Horological Insitute.

En otro artículo, publicado en The Horological Journal se arrojó un resultado similar. Un equipo de la Universidad de Glasgow utilizó técnicas estadísticas desarrolladas para el Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro Láser para detectar ondas gravitacionales (ondulaciones en el espacio-tiempo producidas por las colisiones de objetos celestes masivos, como los agujeros negros). Estos métodos estadísticos son lo suficientemente sensibles como para detectar las débiles señales de un fondo potencialmente muy ruidoso.

Cuando los investigadores entrenaron la poderosa técnica estadística en el mecanismo de Anticitera, pudieron emplear la posición de los agujeros conocidos, así como la forma probable en que los fragmentos del mecanismo encajaban entre sí y deducir el número y ubicación de los agujeros perdidos. Finalmente determinaron que el mecanismo probablemente tenía 354 o 355 agujeros en un círculo de radio de 77,1 mm, con una incertidumbre de aproximadamente 1/3 mm. Esto significaba que probablemente seguía el calendario lunar de 354 días utilizado en Grecia en ese momento, en lugar del calendario de 365 días utilizado por los antiguos egipcios.

Reproducción hipotética del tren de engranajes y exhibiciones del mecanismo de Anticietera, Tony Freeth y Alexander Jones, Wikipedia.

Se había pensado que podría haber utilizado el calendario solar egipcio de 365 días, ya que es más preciso que el calendario lunar de 354 días. El análisis también muestra que 354 agujeros es cientos de veces más probable que un anillo de 360 ​​agujeros, que investigaciones anteriores habían sugerido como un recuento posible.

"Los resultados del equipo de Glasgow proporcionan nueva evidencia de que uno de los componentes del mecanismo de Anticitera probablemente se utilizó para seguir el año lunar griego", dijeron los investigadores en un comunicado de la Universidad de Glasgow.

El equipo quedó también impresionado con la atención puesta en los detalles por los creadores del dispositivo, dado que los agujeros estaban colocados con precisión extraordinaria, con una variación radial promedio de solo 0,028 mm entre cada agujero.


Una posible reconstrucción del mecanismo de Anticitera (arriba) y microfotografías de la caja (abajo).

"La precisión de la posición de los agujeros habría requerido técnicas de medición de alta exactitud y una mano increíblemente firme para perforarlos", dijo en el comunicado el coautor del estudio Graham Woan (izquierda), profesor de astrofísica en la Universidad de Glasgow. "Es una simetría clara que hayamos adaptado las técnicas que utilizamos para estudiar el universo hoy en día para comprender más sobre un mecanismo que ayudó a las personas a seguir el rastro de los cielos hace casi dos milenios".

La técnica empleada por el profesor Graham Woan recurre al análisis bayesiano para cuantificar la incertidumbre a partir de datos incompletos, y, así, calcular el probable número de agujeros del mecanismo a partir de las posiciones de los orificios que aún perduran.

Andrew Thoeni (derecha), coautor del artículo publicado en 2020, en British Horological Insitute, elogió la nueva investigación. "Estamos muy contentos de que ahora más investigadores acepten y validen nuestros hallazgos", dijo a Live Science en un correo electrónico.

Diomidis Spinellis (izquierda), profesor de ingeniería de software en la Universidad de Economía y Negocios de Atenas, que investigó el mecanismo pero no participó en ninguno de los artículos, también quedó impresionado con el nuevo trabajo.

"El mecanismo de Anticitera es un regalo que sigue dando frutos", dijo Spinellis a Live Science en un correo electrónico. "A pesar de su grave corrosión y de la gran cantidad de elementos que faltan, la aplicación de tecnologías cada vez más sofisticadas y de análisis interdisciplinarios innovadores sigue proporcionando información impresionante sobre este extraordinario artefacto".

Fuentes: livescience.com | 29 de junio de 2024

Un estudio desafía el modelo de poblamiento del centro peninsular como un lugar inhabitado por sus condiciones climáticas durante el Paleolítico superior

Excavación en el abrigo de la Malia, Tamajón (Guadalajara). / Javier Trueba-Madrid Scientific Films.

Un equipo internacional en el que participa el Instituto de Arqueología de Mérida (IAM), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Extremadura, además del Laboratorio de Arqueobotánica del Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT-CSIC) revela nuevos datos sobre las condiciones de asentamiento de los humanos modernos de la historia, conocidos como cromañones, en el interior de la península ibérica.

Los resultados de este estudio, que han sido publicados en la revista Science Advances, confirman la capacidad de los primeros pobladores de nuestra especie para colonizar regiones hasta ahora consideradas inhabitables, reabriendo así el debate sobre la dinámica poblacional del Paleolítico superior inicial en el suroeste de Europa. Un claro ejemplo es la península ibérica. Los hallazgos del yacimiento del Abrigo de la Malia (Guadalajara) muestran evidencias de presencia humana que sugieren repetidos asentamientos en el centro peninsular a lo largo del Paleolítico superior.

Localización de yacimientos del Paleolítico Superior temprano. Mapa de la península ibérica que muestra la ubicación del yacimiento Abrigo de la Malia (estrella azul) y un análisis de densidad de núcleos de yacimientos del Paleolítico Superior temprano en el rango temporal de entre 40.000 a 30.000 años BP. Nótese la ausencia total de yacimientos en la mayor parte de el interior ibérico, además de los datos del Abrigo de la Malia.

Uno de los periodos de la prehistoria más relevantes para la ciencia es el momento de transición entre la desaparición de los neandertales y la colonización del territorio por parte de los primeros cromañones. En algunas regiones de Eurasia se ha podido documentar la coexistencia en el tiempo y espacio de estas dos especies de seres humanos. En cambio, en otros lugares, parece que hubo un hiato, es decir, un periodo en el que ningún ser humano ocupó el territorio. Los factores que determinaron ambos escenarios los marcaron la disponibilidad de recursos, condicionada por factores climáticos, o la presencia de barreras geográficas o ecológicas.

“La península ibérica es una región clave en la evolución humana, al encontrarse en el extremo suroccidental del territorio europeo, que funcionó como refugio para las poblaciones paleolíticas. No obstante, su diversidad orográfica y ecológica fue la que probablemente determinó que el poblamiento fuese desigual” señala Antonio Rodríguez-Hidalgo (izquierda), investigador del IAM.

Iberia contiene un rico registro arqueológico en este periodo crucial de la prehistoria y cuenta con numerosos yacimientos correspondientes con los primeros milenios de ocupación de humanos modernos, especialmente en la cornisa cantábrica, pero también con algunos registros en las costas atlántica y mediterránea. Empleaban un tipo de tecnología lítica, encuadrada en el Paleolítico superior, denominado Auriñaciense, que se desarrolló en Europa aproximadamente entre los 40.000 y los 30.000 años de antigüedad.

Evidencias de ocupación humana. Huesos seleccionados con marcas antropogénicas (marcas de corte y fracturas intencionadas) en restos óseos datados directamente de la unidad Auriñaciense LU-V. Izquierda: Falange proximal de bóvido pequeño con marcas de corte. Derecha: Metatarsiano de ciervo con marcas de corte y marcas de percusión. Barras de escala en milímetros.

El centro peninsular

El panorama en el centro peninsular contrasta radicalmente con las regiones costeras ya que, hasta ahora, no se habían recuperado evidencias de presencia humana desde que los neandertales migraran a la costa hace 42.000 años. Los primeros registros del Paleolítico superior que se tenían son de hace 27.000 años, encuadrados en un periodo cronocultural más moderno llamado Gravetiense. Por tanto, se consideraba que durante aproximadamente 15.000 años el centro peninsular fue un lugar inhóspito e inhabitable para las primeras poblaciones de Homo sapiens que utilizaban la cultura Auriñaciense. Este periodo coincide con un momento de una fuerte inestabilidad climática, definida por un enfriamiento paulatino cada vez más acusado. El centro peninsular se caracteriza por poseer dos mesetas, es decir, terrenos planos con una elevada altitud, divididas por las montañas del Sistema Central.

Hasta ahora, se había considerado que las condiciones climáticas de este periodo crítico, unido a la orografía del territorio del interior peninsular, habían supuesto una especie de barrera ecológica para las poblaciones auriñacienses. Durante los últimos años, sin embargo, nuevas prospecciones del terreno y excavaciones en diferentes enclaves del interior peninsular han desafiado esta hipótesis, proponiendo modelos alternativos de colonización del territorio del interior peninsular. Esta búsqueda ha dado sus frutos en el yacimiento de la Malia, un abrigo rocoso localizado en una pequeña localidad de la provincia de Guadalajara llamada Tamajón.

Excavaciones en el Abrigo de la Malia en Tamajón. Ayuntamiento de Tamajón.

El yacimiento del Abrigo de la Malia

El Abrigo de la Malia fue descubierto en 2017 durante una prospección y, desde que comenzaron las excavaciones en 2018, se han recuperado año tras año numerosas evidencias de presencia humana, tales como herramientas líticas o restos de animales con marcas de corte producidos por cuchillos de piedra en dos niveles estratigráficos diferentes. El análisis de los conjuntos líticos del nivel inferior, el más antiguo, y la datación directa de restos óseos con marcas de corte, han proporcionado una edad comprendida entre los 36.000 y los 31.000 años, correspondiente al Auriñaciense. El nivel superior ha arrojado una edad más moderna, comprendida principalmente entre los 27.000 y 25.000 años de antigüedad. Esto sugiere repetidos asentamientos en este territorio a lo largo del Paleolítico superior.

El hallazgo de este yacimiento no sólo ha llenado un vacío en el registro arqueológico de la región, sino que además ha permitido rastrear cómo fueron las condiciones climáticas en ese momento y lugar. Los resultados obtenidos a partir del estudio de los sedimentos, la asociación de microvertebrados, el análisis paleobotánico a través los granos de polen y los carbones y el estudio de los isótopos estables en fósiles de ungulados, coinciden en detectar un cambio en el clima entre las dos unidades.

Artefactos líticos seleccionados del LU-V del Abrigo de la Malia. 1: Núcleo de hojita de lados estrechos (buril carenado) sobre un cristal de cuarzo hialino. 2: Fragmento de hojita de sílex. 3: Fragmento de hoja de sílex. 4: Hojita puntiaguda con dorso de sílex. 5: Fragmento de hoja/hojita de cuarzo hialino. 6: Fragmento de hoja de sílex que muestra alteraciones térmicas. 7: Raspador de punta pequeña sobre un fragmento de lasca de sílex. 8: Hoja de sílex con retoque discontinuo. 9: Núcleo de buril carenado sobre lasca de sílex. 10: Raspador lateral sobre lasca de sílex. 11: Núcleo de hoja semicircular (prismático) bidireccional sobre cuarcita. Dibujo diacrítico del núcleo 1: Fase 1: Se realizan las primeras remociones para preparar la superficie de lasca en un cristal de cuarzo hialino prismático. Fase 2: Preparación de la plataforma notable perpendicular a una cara estrecha. Fase 3: Explotación de la superficie de lasca para producir hojitas. Dibujo diacrítico del núcleo 2: Fase 1: Preparación de la superficie de lasca. Fase 2: Preparación de la plataforma notable. Fase 3: Mantenimiento de la cornisa. Fase 4: Aprovechamiento de la superficie de descascarillado de dos plataformas opuestas utilizadas para producir piezas alargadas, incluidas cuchillas y lascas laminares (sin embargo, las extracciones inferiores probablemente se produjeron para limpiar las bisagras producidas a partir de la plataforma opuesta). Las flechas indican la dirección de las extracciones.

Industria ósea recuperada del abrigo rocoso de Malia. (A) Azagaya de LU-IV realizada sobre asta de ciervo. (B) Azagaya de LU-V realizada sobre hueso . (C) Imagen de microscopía electrónica de barrido (SEM) de la azagaya hecha en la asta. (D) Imagen SEM de la azagaya hecha sobre hueso.

Este cambio viene marcado por una tendencia hacia condiciones más frías y áridas, que produjo que los ambientes fuesen cada vez más abiertos, es decir, con menos bosques, y con menor disponibilidad de agua. Sin embargo, este cambio no parece haber afectado las estrategias de subsistencia de los humanos que ocuparon este abrigo rocoso, ya que se observa el mismo tipo de consumo de presas en ambos niveles.

“Esto se observa también en las estrategias de recolección de leña, que no varían mucho a nivel taxonómico a lo largo del tiempo, aunque sí varían sus porcentajes. Los taxones leñosos identificados de forma recurrente coinciden con los identificados en el análisis palinológico, sugiriendo que la leña se recogía en los alrededores del abrigo rocoso, aportando una información especialmente valiosa para la reconstrucción de las estrategias de subsistencia de estas comunidades”, apunta María Martín Seijo (izquierda), investigadora del INCIPIT.

“Los nuevos datos del Abrigo de la Malia refutan la vieja hipótesis del desierto interior. Pese a las duras condiciones ecológicas, los humanos modernos transitaron y ocuparon el corazón de la península ibérica durante el Paleolítico superior antiguo. La cantidad y calidad de los datos arqueológicos extraídos del Abrigo de la Malia indican que, durante la peor glaciación en milenios, la supuesta 'tierra de nadie' del interior peninsular fue en realidad el territorio de caza de grupos de cultura auriñaciense. Este descubrimiento nos invita a revisar los modelos de dispersión peninsular del Paleolítico superior y la dinámica poblacional de 'Homo sapiens'”, indica Rodríguez-Hidalgo.

En el estudio ha participado un nutrido grupo de científicos de instituciones nacionales e internacionales, liderados por Nohemi Sala y Adrián Pablos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana y la Universidad Complutense de Madrid, respectivamente.

Fuente: csic.es | 27 de junio de 2024

Los aborígenes de Tenerife crearon talleres en el Teide de obsidiana para explotar este vidrio volcánico

Una veta de obsidiana en el Parque Nacional del Teide. / EL DÍA.

La última campaña de prospecciones realizada en el Parque Nacional del Teide localiza 92 yacimientos arqueológicos, entre ellos 15 talleres de obsidiana inéditos, y 131 enclaves etnográficos que amplían notablemente el inventario sobre el patrimonio cultural de la cima de España.

Estos hallazgos corroboran que las Cañadas del Teide es «un territorio clave» para entender la ocupación histórica de las cumbres de Tenerife desde la época aborigen hasta el siglo XX. La investigación está impulsada por la Dirección de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Canarias, que apunta en un comunicado que esta nueva prospección arqueológica de carácter superficial ha sido realizada por la empresa especializada Prored, en colaboración con la Universidad de La Laguna.

El Teide no solo fue ocupado y transitado por la población aborigen. También fue un espacio de una intensa actividad posterior a la conquista, completada a finales del siglo XV. De hecho, una constante en estas prospecciones es que, como apunta Hacomar Ruiz (izquierda), uno de los arqueólogos que encabezan el estudio, «se evidencia de una manera notoria la huella etnográfica a partir de los restos de carboneras, asientos de colmenas, estructuras o descansaderos».

En cuanto a los yacimientos arqueológicos documentados destacan las áreas de restos en superficie no adscritas a estructuras o espacios de hábitat, fenómeno que, unido a fragmentos cerámicos dispersos, marcan «esa idea de zona transitada temporalmente por la población indígena», subraya Ruiz. Según estos datos, la sociedad guanche subía a las cumbres de Tenerife de forma estacional para aprovechar los variados recursos que ofrecía este medio.

La localización de 15 talleres de obsidiana, material también conocido como vidrio volcánico, y varias áreas de talla y cabañas certifican, tal como expone el otro arqueólogo que lidera el equipo de investigación, Efraín Marrero Salas (derecha), «la importancia de Las Cañadas ligada a la captación de recursos líticos». Este experto pone como ejemplo que este vidrio volcánico era utilizado principalmente como una herramienta de trabajo por la población guanche.

Estos hallazgos abren nuevas líneas de investigación que serán abordadas en el contexto del proyecto I+D Arqueovol, del Ministerio de Ciencia, junto a la Universidad de La Laguna, con el doctor Cristo Manuel Hernández como investigador principal.

Prospección arqueológica en el Parque Nacional del Teide apoyada por el Gobierno de Canarias. / EL DÍA.

Es un estudio para analizar la explotación de la obsidiana desde diferentes perspectivas y la relación entre las actividades humanas y el volcanismo de la alta montaña. Sin embargo, la obsidiana no es el único elemento lítico que se aprovechaba en Las Cañadas por parte de la población aborigen. También se han identificado elementos elaborados con basalto vacuolar o poroso que se utilizaba en la fabricación de muelas de molino para triturar grano.

En un trabajo publicado en el Anuario de Estudios Canarios con moti..., el historiador recientemente fallecido Nicolás González Lemus, el vulcanólogo Juan Carlos Carracedo y el ingeniero de Montes, Manuel Durban, director del Parque Nacional del Teide, explican de esta manera las actividades que realizaban los guanches en la cumbre de España y el significado del gran volcán:

"A pesar de las numerosas leyendas y supersticiones de los antiguos habitantes de las islas, los aborígenes guanches convivieron con el Teide, y aunque conocían la violencia de sus erupciones lo integraron no solamente a sus creencias religiosas sino también a su cultura. Las Cañadas fueron utilizadas por los pastores en la ruta de la trashumancia, trasladando los rebaños para aprovechar la retama durante la primavera y los primeros meses del verano y los montes de La Orotava durante los meses de otoño.

Fue la primera ocupación humana de esa región silenciosa e inhóspita (Manuel J. Lorenzo Perera, 1991). Decía Viana que a la sombra del volcán y sus lavas, el pastor guanche subía con sus rebaños a buscar pastos frescos para su ganado e hizo su refugio o abrigo pastoril, y desparramado por valles y cañadas, el ganado triscaba. Construían refugios de piedra para el ganado y entre las rocas dejaban de un año para otro sus utensilios más valiosos, los gánigos para la leche y el agua, y las tabonas, que lascaban de las obsidianas, dejando enterramientos de sus muertos con el tamarco como ajuar, incluso las añepas de su autoridad pastoril. Utilizó cuevas, entre las que destaca la de Diego Hernández, situada en la cañada del mismo nombre desde donde contemplaba con cierto temor la grandeza del volcán.

Todo ello rodeado de un halo de misterio y magia si bien es cierto que algunos estudiosos suscribieron que el Teide no tuvo nunca sentido esotérico para aquellos hombres inocentes que convivían con él (de Viana, Antonio, 1905). La práctica de la trashumancia de los aborígenes la continuó realizando los ganaderos establecidos en la isla, ya que Las Cañadas eran tierras comunales. Pero el aprovechamiento pastoril de Las Cañadas fue paulatinamente prohibido a partir de los años veinte del siglo XX por la crisis de los sistemas ganaderos tradicionales y los daños medioambientales producidos a la flora por los rebaños (Luis Diego Cuscoy, 1962, Lorenzo Perera, M. 1983 y González Antón, R. y Tejera Gaspar, A. 1990)".

Desde el año 2014, la Dirección General de Cultura y Patrimonio Cultural colabora con el Parque Nacional del Teide en el programa de prospecciones y excavaciones arqueológicas en Las Cañadas. El objetivo de este proyecto es profundizar en el conocimiento sobre la ocupación histórica del Parque Nacional y completar el inventario sobre su patrimonio cultural para disponer de un recurso eficaz en la gestión y difusión de sus bienes arqueológicos y etnográficos.

Para el director de Cultura y Patrimonio, Miguel Ángel Clavijo (izquierda) es «fundamental» continuar con la investigación porque «Las Cañadas es el yacimiento arqueológico más importante de Tenerife, no solo por su extensión, sino también por la cantidad de información que aporta sobre el pasado de la isla». Este enclave tiene «2000 años de historia desde el punto de vista cultural, por lo que el Gobierno tiene el deber de dar a conocer este importante legado a la población», concluye.

Fuente:eldia.es | 21 de febrero de 2024

Ni el de Júpiter Capitolino ni el Panteón de Agripa: este es el templo romano más antiguo del mundo

Zona arqueológica de San Homobono. Turismo Roma

Los templos romanos fueron estructuras fundamentales en la vida religiosa y social de la Antigua Roma. Y no sólo eran espacios sagrados, sino también símbolos del poder y la cultura romana, reflejando la complejidad y riqueza de su civilización.

Durante el apogeo de Roma, se estima que había cientos de templos y altares dedicados a diversas deidades en la ciudad, aunque no todos han sobrevivido hasta nuestros días.

Entre ellos, algunos de los más famosos de Roma son el Templo de Júpiter Capitolino, el Panteón de Agripa, el Templo de Adriano... Sin embargo, hace diez años unos expertos arqueólogos descubrieron el que debería considerarse como el templo romano más antiguo hasta el momento.

El templo romano más antiguo

Durante el verano del año 2014 los arqueólogos de la Universidad de Michigan y de Calabria trabajaron en una excavación en el centro de la capital italiana y afirmaron haber descubierto lo que podría ser el templo romano más antiguo.

Concretamente, los restos del santuario fueron hallados en la colina Capitolina. Según los investigadores, los primeros indicios ya les hicieron pensar que se trataba de un templo romano dedicado a la diosa Fortuna.

Zona arqueológica de San Homobono.

Sin embargo, ¿cómo se produjo este hallazgo? El descubrimiento vino a raíz de excavar debajo de la iglesia de San Homobono en la base de la colina Capitolina. Sin embargo, el acceso a los restos no fue nada sencillo debido a su cercanía con el río Tíber.

De hecho, tal y como indicaron los arqueólogos, el templo está ubicado en una zona bastante particular, motivo por el que no se descubrió hasta el momento: estaba situado en lo que habría sido un antiguo puerto en el río, es decir, un punto de intercambios y trasacciones comerciales.

Los arqueólogos al frente del proyecto fueron Albert Ammerman y Nick Terrenato y tras sus estudios consideraron, que casi con toda probabilidad, el templo hallado en la colina Capotolina se trata del templo romano más antiguo descubierto hasta el momento.

Fachada de la actual iglesia de San Miguel y Omobono, finales del siglo XVI.

La datación se produjo a través de unos restos de una cerámica griega, lo que permitió situar a este nuevo templo romano a comienzos del siglo VI a. C., una fecha que le coloca como el más antiguo.

Hasta este hallazgo, el considerado como el templo romano más antiguo del mundo era Templo de Júpiter Óptimo Máximo (también conocido como el Templo de Júpiter Capitolino). Este fue el templo más importante en la Antigua Roma y estaba localizado en la colina Capitolina. Estaba dedicado a Júpiter, junto a las otras dos integrantes de la Tríada Capitolina, Juno y Minerva.

La construcción del Templo de Júpiter fue iniciada por Tarquinio Prisco y terminada por el último rey de Roma: Tarquinio el Soberbio. Sin embargo, para su inauguración hubo que esperar hasta el inicio de la República en el año 509 a.C.

En cualquier caso, los expertos arqueólogos apuntaron que hay que tener en cuenta que existieron templos aún más antiguos. Sin embargo, al haber sido construidos con madera, no han perdurado en el tiempo.

Panteón de Agripa. Wikimedia Commons.

Otro de los templos romanos más importantes es el Panteón de Agripa o Panteón de Roma, un antiguo templo romano (en la actualidad, consagrado como iglesia católica) también en la ciudad de Roma, en el lugar de un anterior templo encargado por Marco Vipsanio Agripa durante el gobierno de Augusto.

En este caso, el Panteón de Agripa es mucho más reciente en el tiempo que los dos anteriormente mencionados, en tanto que fue terminado por orden del emperador Adriano y dedicado alrededor del año 126 d.C.

En definitiva, este descubrimiento pone sobre la mesa la posibilidad de la existencia de gran cantidad de restos arqueológicos aún no descubiertos bajo los suelos de Roma, como ha sido el caso de este importante templo.

Fuente: elespanol.com | 28 de junio de 2024

Primer caso de síndrome de Down en neandertales documentado en un nuevo estudio

Recreación de un padre neandertal con su hija. Tom Bjorklund.

Un nuevo estudio publicado por un equipo multidisciplinario internacional de investigadores que incluye a profesores de la Universidad de Binghamton documenta el primer caso de síndrome de Down entre los neandertales y revela que eran capaces de brindar atención y apoyo altruistas a miembros vulnerables de su grupo social.

La investigación, dirigida por antropólogos de la Universidad de Alcalá y la Universidad de Valencia en España, estudió los restos óseos de una niña neandertal, a quien llamaron cariñosamente “Tina”, encontrados en Cova Negra, una cueva en Valencia, España, conocida desde hace tiempo por producir importantes descubrimientos neandertales.

(A a D) Fósil CN-46700 original hallado en Cova Negra. (E a H) modelo 3D. [(A) y (E)] vista anterior. [(B) y (F)] vista lateral. [(C) y (G)] vista posterior. [(D) y (H)] vista medial. Barra de escala, 5 mm. Crédito de las imágenes: Science Advances.

“Las excavaciones en Cova Negra han sido claves para entender el modo de vida de los neandertales a lo largo de la costa mediterránea de la península ibérica, y han permitido definir las ocupaciones del poblado: de corta duración temporal y con un número reducido de individuos, alternadas con la presencia de carnívoros”, señala el catedrático de Prehistoria de la Universitat de Valencia, Valentín Villaverde (izquierda).

Los investigadores realizaron tomografías computarizadas de un pequeño fragmento craneal del hueso temporal derecho, que contiene la región de la oreja, para reconstruir un modelo tridimensional para su medición y análisis. Tina sufría una patología congénita del oído interno asociada al síndrome de Down que le producía una pérdida auditiva grave y vértigo incapacitante. Esta persona sobrevivió al menos hasta los 6 años de edad, pero habría necesitado cuidados intensivos por parte de otros miembros de su grupo social.

El equipo de investigación creó modelos 3D del oído interno de la niña neandertal, descubriendo que padecía una patología congénita asociada al síndrome de Down.

“Se trata de un estudio fantástico que combina excavaciones arqueológicas rigurosas, técnicas modernas de obtención de imágenes médicas y criterios de diagnóstico para documentar por primera vez el síndrome de Down en un individuo neandertal. Los resultados tienen implicaciones importantes para nuestra comprensión del comportamiento neandertal”, afirmó el profesor de Antropología Rolf Quam (derecha).

Los investigadores saben desde hace décadas que los neandertales cuidaban de sus congéneres discapacitados. Sin embargo, hasta la fecha, todos los casos conocidos de atención social entre los neandertales involucraron a individuos adultos, lo que llevó a algunos científicos a descartar esto como un comportamiento verdaderamente altruista y, en cambio, a sugerir que probablemente representaba un intercambio recíproco de ayuda entre iguales.

Fístula entre el canal semicircular posterior y el acueducto vestibular en CN-46700. (A) Vista sagital. (B) Vista axial. Las flechas blancas en (A) y (B) indican la posición de la fístula. Barra de escala, 1 mm.

“Lo que no se conocía hasta ahora era el caso de algún individuo que hubiera recibido ayuda, aunque no pudiera devolver el favor, lo que probaría la existencia de un verdadero altruismo entre los neandertales. Eso es precisamente lo que significa el descubrimiento de 'Tina'”, afirma Mercedes Conde (izquierda), profesora de la Universidad de Alcalá y autora principal del estudio.

La evidencia aportada por el fósil CN-46700 es totalmente compatible con la idea previamente defendida por otros autores de que el cuidado y la crianza colaborativa ocurrían juntos en los neandertales y que ambas conductas prosociales formaban parte de una adaptación social más amplia de alto valor selectivo que debió ser muy similar al de nuestra especie. Además, la presencia de esta compleja adaptación social tanto en los neandertales como en nuestra propia especie sugiere un origen muy antiguo dentro del género Homo.


El estudio “El niño que vivió: ¿Síndrome de Down entre los neandertales?” ha sido publicado en Science Advances.

Fuente: Binghampton University | 27 de junio de 2024

Giro en la historia de la Isla de Pascua: su (pequeña) civilización no colapsó por un ecocidio

El pueblo indígena de Rapa Nui, también conocido como Isla de Pascua, no tuvo una caída demográfica catastrófica, según un nuevo estudio. (Crédito de la imagen: James L. Amos).

La isla de Rapa Nui, también conocida como Isla de Pascua, nunca tuvo un colapso poblacional catastrófico, según propone un nuevo estudio. Las conclusiones del mismo pueden cambiar décadas de suposiciones sobre cómo la sobreexplotación del paisaje por parte del pueblo indígena de la Isla de Pascua, conocido como rapanui, provocó un rápido aumento poblacional y una posterior caída catastrófica antes de que llegaran los europeos.

La nueva investigación, que utilizó un tipo de inteligencia artificial llamada aprendizaje automático, sugiere que la población rapanui era sostenible y nunca superó las 3.900 personas. Sin embargo, expertos que no participaron en el estudio critican estas conclusiones y señalan debilidades en los datos manejados.

Mapa de Rapa Nui y su ubicación en el Pacífico sureste. Datos satelitales proporcionados por Maxar. Créditos de la capa de servicio: Misión topográfica del radar del transbordador de la NASA.

Ubicada a más de 3.700 kilómetros del continente más cercano, Rapa Nui es uno de los lugares más remotos del mundo habitado por personas. Rapa Nui fue colonizada por primera vez alrededor del año 1000 d. C., probablemente por gente de la Polinesia (archipiélago de las Marquesas), la cual comerciaba regularmente con gentes que vivían en el continente sudamericano. Famosa por sus moáis (estatuas gigantes de piedra con figuras humanas), Rapa Nui también es conocida por la deforestación de sus palmeras y la sobreexplotación de recursos, lo que ha sido citado ampliamente como factores importantes de su declive y colapso.

Si bien es cierto que la pequeña isla (que tiene sólo 164 kilómetros cuadrados), es un poco más pequeña que Washington, DC, y tiene una mala calidad del suelo, así como recursos limitados de agua dulce, los investigadores han descubierto que la historia de los rapanui es una de supervivencia en condiciones ecológicas desafiantes.

Los investigadores utilizaron imágenes satelitales infrarrojas de onda corta y aprendizaje automático para identificar jardines de rocas en Rapa Nui.(Crédito de la imagen: Dylan Davis, CC-BY).

Jardinería de rocas en Rapa Nui. (A) Vista desde un dron a baja altitud. (B) Vista desde el suelo.

El método que utilizaron los rapanui para mejorar el suelo volcánico de la isla fue el "mulching lítico", o jardinería de rocas, en el que se añaden trozos de piedras alrededor de las áreas de cultivo para aumentar su productividad. Estos jardines de rocas generaban un mejor flujo del aire en el suelo, lo que ayudaba a mediar los cambios de temperatura y a mantener los nutrientes, incluidos el nitrógeno, el fósforo y el potasio, en el suelo.

Los arqueólogos han investigado tanto la jardinería de rocas como la fertilidad del suelo en Rapa Nui para comprender mejor el cultivo de alimentos y el uso histórico de la tierra, incluida la extracción en las canteras para la creación de los moáis. Si bien algunos expertos han sugerido que la isla pudo haber sustentado a unas 16.000 personas rapanui en su apogeo en el siglo XV, el nuevo estudio ha reevaluado el tamaño de la población, sugiriendo que nunca superó las 3.900 personas.

En estas tres imágenes, en color verdadero (izquierda), vemos imágenes de infrarrojo cercano (centro) e imágenes de infrarrojos de onda corta (derecha) de los jardines de rocas en Rapa Nui. Crédito: imágenes satelitales cortesía de Maxar. Mapa creado por Dylan Davis.

En el estudio, publicado en la revista Science Advances, los investigadores utilizaron imágenes satelitales infrarrojas de onda corta (SWIR) y aprendizaje automático para identificar los jardines de rocas en Rapa Nui. Los satélites registran diferentes longitudes de onda de la luz reflejada desde la superficie de la Tierra, y los datos SWIR producidos pueden revelar tales jardines de rocas, vegetación en general, formaciones rocosas naturales y suelos desnudos debido a sus diferentes contenidos de humedad y minerales.

Al observar las imágenes de satélite de la isla, los investigadores descubrieron que la jardinería de rocas era significativamente menos frecuente de lo que se suponía anteriormente. Según el nuevo estudio, las estimaciones de referencia del tamaño de la población utilizando los nuevos datos de jardinería de rocas sugieren que la isla no podría haber sustentado a más de 4.000 personas a la vez.

Mapa de áreas urbanizadas y perturbadas por la agricultura en relación con la densidad calculada del jardín de rocas.

"La conclusión del estudio es opuesta a la teoría del colapso: los habitantes pudieron ser muy resilientes frente a recursos limitados, modificando el medioambiente de una manera provechosa", explica Dylan Davis (izquierda), autor principal del estudio e investigador posdoctoral en Arqueología en la Universidad de Columbia (Estados Unidos).

"Los rapanui tuvieron que descubrir cómo sobrevivir cada día, produciendo alimentos y obteniendo agua y otros recursos que necesitaban, a pesar de que simplemente no había otras alternativas a las que recurrir cuando las cosas se pusieron difíciles", dijo Carl Lipo (derecha), arqueólogo de la Universidad de Binghamton en Universidad Estatal de Nueva York y uno de los autores del estudio, en una conferencia de prensa el pasado 18 de junio.

"La forma en que se organizaron las comunidades, la forma en que cooperaron y compitieron entre sí, creo que son ingredientes importantes para que la gente pueda sobrevivir en un paisaje limitado con opciones muy escasas", añade Lipo.

Ahora bien, otros expertos no están convencidos de ello. "Este estudio presenta un nuevo hallazgo que es contrario a casi toda la literatura arqueológica de Rapa Nui sobre este tema", dijo a Live Science en un correo electrónico Jo Anne Van Tilburg (izquierda), arqueóloga de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) y directora del Proyecto Estatuas de la Isla de Pascua.

Van Tilburg sugirió que la idea de una población baja, pero sostenible, es una "extralimitación", porque los autores del estudio utilizaron sólo un tipo de evidencia (jardinería de rocas) para su modelo, simplificando demasiado los matices de la fertilidad del suelo en toda la isla.

Foto: Plataforma restaurada con moáis de pie en la costa sur de Rapa Nui. Crédito de la imagen: Sean Hixon.

"Sin tener en cuenta todos los componentes de los patrones de subsistencia de Rapa Nui, sin mencionar la cronología, ¿Cómo es posible concluir que el sistema era o no sostenible?", afirma Van Tilburg. "Incluso tomando los datos de los jardines de rocas por sí solos no necesariamente conduce a las conclusiones de Lipo y sus colegas, ya que un pequeño número de los mismos podría ser evidencia de que fueron adaptaciones fallidas que alimentaron inadecuadamente a una población en rápido crecimiento", sugiere Van Tilburg.

Sin embargo, la cifra de población publicada recientemente es similar a la que encontraron los europeos cuando llegaron por primera vez a Rapa Nui en 1722. Pero aunque los europeos asumieron que se trataba de una isla despoblada, "lo que estamos encontrando arqueológicamente es el hecho de que 3.000 personas probablemente era el tamaño de la población cercana a la cifra que podía ser sostenible en la isla, dado el tipo de estrategias de subsistencia que estaban aplicando", sostiene Lipo en la conferencia de prensa mencionada. "Esta sorprendente isla todavía invita a realizar muchas nuevas investigaciones para descubrir qué sucedió realmente en ella".

Fuentes: livescience.com | elespanol.com | 21 de junio de 2024

Así es el espectacular hallazgo del vino blanco más antiguo del mundo en un mausoleo romano de Sevilla

Fotografía de la urna con líquido en su interior. Juan Manuel Román Universidad de Córdoba

El pasado 2019, arqueólogos municipales de Carmona y de la Universidad de Córdoba estudiaron los restos de un mausoleo familiar datado en el siglo I d.C., el cual apareció durante la construcción de una vivienda en la citada localidad sevillana. En su interior se localizaron los restos de Hispana, Senicio y otras cuatro personas sin identificar: dos hombres y dos mujeres desconocidas. Como parte del ritual funerario romano, los incinerados restos óseos de uno de los varones reposaban sumergidos en un líquido dentro de su urna de vidrio que, tras numerosos análisis, resultó ser el vino blanco más antiguo del mundo.

"El hallazgo fue una oportunidad única para examinar la composición química del líquido y determinar si era el vino más antiguo del mundo", explica Daniel Cosano Hidalgo (izquierda), arqueólogo municipal del Ayuntamiento de Carmona y principal autor del estudio publicado en la revista Journal of Archaeological Reports.

"Al principio nos sorprendió mucho que se conservara líquido en una de las urnas funerarias", detalla Juan Manuel Román (derecha), arqueólogo municipal y otro de los autores del artículo, en un comunicado de la Universidad de Córdoba. Encontrado intacto, sellado, lo que ha facilitado que el vino, que con el paso de los siglos adquirió un tono rojizo, se conservase todo este tiempo.

El vino más antiguo que se conocía hasta el momento, según los arqueólogos, se trata de la botella encontrada en la localidad alemana de Espira en 1867 y datada en el siglo IV d.C.

(a), (b) Cámara funeraria. (c) Urna en el nicho 8. (d) Caja de plomo que contiene la urna. (e) Líquido rojizo contenido en la urna.. Journal of Archaeological Reports.

Denominación de origen

Para alcanzar estas conclusiones, el equipo liderado por José Rafael Ruiz Arrebola (izquierda), catedrático de Química Orgánica de la Universidad de Córdoba, estudiaron el pH del líquido sospechoso, sus sales minerales, la ausencia de materia orgánica y la presencia de determinados compuestos químicos. Además, lo compararon con otros vinos de la región.

El equipo detectó la presencia de siete biomarcadores llamados polifenoles presentes en los vinos de Montilla-Moriles, Jerez o Sanlúcar. La ausencia de uno de estos polifenoles, el ácido siríngico, permitió aventurar que el vino del mausoleo posiblemente fuera blanco. A pesar de ello, el equipo de investigación prefiere mantener la prudencia y matiza que el hecho de que no se encuentren restos de este ácido puede deberse a su degradación producto del paso de los milenios.

En cuanto a su denominación de origen, debido a que no existen más muestras de su época para compararlo, ha sido un proceso más complicado de realizar. Basándose en el análisis de las sales minerales se encontraron similitudes con los actuales vinos producidos en la vieja provincia de la Bética, más en concreto, con la variante de Montilla-Moriles.

Acceso a la tumba. Journal of Archaeological Reports.

Olor a pachulí

Según señalan en la nota de prensa, que el vino recubriera los restos óseos de un varón esconde una explicación. En la Antigua Roma estaba muy mal visto que las mujeres bebieran vino y en alguna ocasión lo tuvieron prohibido. Por lo tanto, esto explica las diferencias entre las urnas del mausoleo de Carmona. En la tumba femenina no se encontró una sola gota de vino, pero sí que estaba acompañada de un ajuar compuestos por tres joyas de ámbar, un rico frasco de perfume que aún olía a pachulí y restos de telas, probablemente seda. En la tumba del varón analizada se encontró también un anillo de oro.

A juzgar por estos hallazgos, el mausoleo descubierto en Carmona, de forma circular, pertenecía a una familia de la élite local con un alto poder adquisitivo. En el mundo romano las necrópolis y tumbas se solían ubicar junto a los caminos y esta no es una excepción. En su momento, estaba situada en una calzada que unía la antigua Carmo con Hispalis (Sevilla) y debía estar señalizada con una torre hoy desparecida.

Más de dos mil años después de su muerte, su tumba sellada y respetada por ladrones y saqueadores, no ha podido resistir la curiosidad de los arqueólogos que aún se encuentran estudiando el lugar para desvelar los secretos del mundo funerario de la Antigua Roma.

Fuente: elespanol.com| 18 de junio de 2024