Descubren en Israel uno de los primeros asentamientos del periodo Neolítico (unos 10.000 años)

Excavación en Eshtaol (Foto: Yoli Shwarz/Autoridad de Antigüedades de Israel).

En una nueva actividad sobre el pasado antiguo de Israel, los arqueólogos han desenterrado recientemente evidencias de lo que han dado en llamar “uno de los primeros asentamientos agrícolas de la historia", el cual arroja nueva luz sobre el viaje de la humanidad hacia la civilización.

Según la afirmación de los arqueólogos, el enclave, ubicado dentro del asentamiento de Eshtaol, no lejos de la actual Beit Shemesh (a unas 32 kilómetros al oeste de Jerusalén), es un testimonio de un período crucial en el que la humanidad pasó de un estilo de vida nómada de cazadores-recolectores a un estilo de vida sedentario de grupos de agricultores. Rodeado de campos agrícolas contemporáneos, Eshtaol ofrece una visión de los albores de la agricultura humana, marcando un momento cambiante en la historia de la humanidad.

Dirigida la excavación por un equipo de expertos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA), incluidos el Dr. Kobi Vardi, el Dr. Amir Golani y Benjamin Storchan, la misma reveló una imagen vibrante de la vida durante el período Neolítico anterior a la alfarería, hace aproximadamente 10.000 años. Durante las meticulosas excavaciones, surgieron retos de edificios y artefactos antiguos (hoces, puntas de flecha, hachas de pedernal), que proporcionaron una información invaluable sobre las primeras prácticas agrícolas en los albores de la civilización.

Dr. Kobi Vardi sosteniendo una punta de flecha de pedernal procedente de la excavación (Foto: Yoli Shwarz/Autoridad de Antigüedades de Israel)

Según este entendimiento, no se puede subestimar la importancia de este descubrimiento, ya que marca un importante punto de inflexión en la historia del hombre. A medida que la humanidad pasó de sociedades de cazadores-recolectores a comunidades agrícolas asentadas, el asentamiento de Eshtaol prosperó durante milenios y alcanzó su cenit en la Edad del Bronce Temprano hace unos 5.000 años. Este período vio el surgimiento de una comunidad bien organizada, como lo demuestra la abundancia de cerámica, herramientas líticas y piedras de moler descubiertas en el sitio.

La ubicación estratégica de Eshtaol, cerca de fuentes de agua naturales como antiguos cauces de ríos y manantiales, jugó un papel crucial en su prosperidad. Este terreno fértil para la agricultura aseguró el éxito sostenido de las actividades agrícolas durante generaciones, destacando el ingenio de nuestros antepasados ​​​​en la selección de lugares óptimos para el asentamiento y el cultivo.

"Podemos ver claramente un asentamiento que gradualmente fue planificado, que incluía callejones y edificios que eran extremadamente impresionantes desde el punto de vista de su tamaño y la forma de su construcción", dijeron el codirector de la excavación, el Dr. Amir Golani (izquierda), y los arqueólogos de la IAA.

"También podemos rastrear claramente la planificación urbana y ver la mano rectora de los líderes del asentamiento que optaron por regular la construcción en las regiones pobladas en el centro del asentamiento y permitieron menos planificación a lo largo de su periferia".

Sin embargo, Eshtaol es sólo un capítulo de la rica historia de Israel durante el período Neolítico. A lo largo del paisaje se encuentran otros asentamientos notables, como el pueblo hoy sumergido de Atlit Yam y la legendaria ciudad de Jericó. Atlit Yam, cuya antigüedad se ha determinado mediante carbono-14 entre 8.900 y 8.300 años, ofrece información sobre las comunidades antiguas, mientras que Jericó, con sus muros del Neolítico, es un testimonio de la resiliencia y la innovación humanas.

Esta imagen muestra una casa de 10.000 años de antigüedad desenterrada cerca de la ciudad de Eshtaol, en la Sefela de Judea. Crédito de la imagen: Dr. Ya'akov Vardi / Autoridad de Antigüedades de Israel.

A Jericó a menudo se la llama “la ciudad más antigua de la tierra”, y aunque hoy en día se conocen asentamientos más antiguos en Turquía, Jericó sigue siendo la “ciudad amurallada” (de su tipo) más antigua de la Tierra. El nuevo asentamiento descubierto en Eshtaol es sólo uno más de la serie de yacimientos del Neolítico Pre-Cerámico descubiertos en esta principal zona de cruce geográfico muy estratégica del Levante.

Las principales investigaciones arqueológicas fechan el período Pre-Cerámico-Neolítico entre los años 10.000 y 6.500 a. C. Sin embargo, esto puede cambiar en el futuro debido a nuevas investigaciones. Se dice que este período siguió a la cultura natufiense del Epipaleolítico Cercano Oriente (también llamado a veces Mesolítico), donde algunas personas ya habrían comenzado a abandonar las viviendas de los “refugios del sitio” o “refugios de los acantilados” y a construir las primeras chozas y casas, intentando domesticar algunos animales y plantas en el levante (Ver Nahal Me'arot en Israel).

Un edificio de 6.000 años de antigüedad y la 'massebah'. Crédito de la imagen: Assaf Peretz / Autoridad de Antigüedades de Israel.

Además, el equipo descubrió una estructura que data de hace 6.000 años (no del período Neolítico Pre-Cerámico, sino más bien de un período posterior correspondiente con el Bronce temprano), el cual incluye un monolito pulido, lo que sugiere la existencia de una actividad ritual y de culto en el lugar.

Se han desenterrado piedras verticales que datan del año 10.000 a. C. en el Cercano Oriente y persisten durante la era bíblica. Este tipo de piedra, denominada "massebah" en la Biblia, probablemente sirvió como un lugar religioso donde las personas se ungían con aceite y buscaban ayuda divina. Para obtener más información sobre estos menhires, haga clic aquí.

Juntos, estos asentamientos neolíticos tejen una cautivadora historia de ingenio y adaptación humanos, brindando una visión de los orígenes de la agricultura, la arquitectura y la organización social. A medida que los arqueólogos continúan desenterrando los antiguos tesoros de Israel, cada descubrimiento ofrece una ventana a nuestro pasado compartido, enriqueciendo nuestra comprensión del extraordinario viaje que nos ha llevado hasta el día de hoy.

Fuentes: allisrael.com | sci.news | 14 de marzo de 2024

Descubren en la ciudad romana de Cádiz, Baelo Claudia, los restos de un mausoleo destruido por un terremoto

Ruinas de la basílica de Baelo Claudia. Wikimedia Commons.

En el siglo IV d.C., un terremoto agitó a la ciudad romana de Baelo Claudia, situada en la actual Tarifa (Cádiz). Conocida por sus factorías de garum, el temblor destrozó uno de los mausoleos situado en su necrópolis, cuyos restos han salido a la luz durante las últimas excavaciones arqueológicas dirigidas por los investigadores Helena Jiménez, de la Universidad de Murcia, y Fernando Prados, de la Universidad de Alicante.

En la necrópolis, junto a una decena de sepulcros cristianos y paganos y varios elementos decorativos de mármol, los arqueólogos han podido recuperar los restos de la base y el pie que le faltaba a una escultura funeraria. Esta pieza femenina togada estuvo dedicada a la aristócrata Junia Rufina y sus restos se conservan en el museo del Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia.

A estos últimos hallazgos hay que sumarle los restos de una escultura de mármol recubierta de estuco que, según apuntan los investigadores, rodó por el suelo a consecuencia del terremoto. Entre estos destaca la representación de una cabeza femenina que, a juzgar por las características de su rostro y el tipo de peinado representado, fue esculpida en la dinastía Flavia, entre los años 69 y 96 d.C.,

Trabajos de excavación en Baelo Claudia. Junta de Andalucía

Lo más probable, apuntan los expertos, es que la escultura se realizó con una clara finalidad funeraria. Ya en 2018 se localizaron en este yacimiento varias columnas y capiteles y una magnífica inscripción en bronce dedicada a Junia Rufina, quien vivió en la pujante ciudad a orillas del Atlántico a mediados del siglo I d.C.

Además de estos hallazgos funerarios, se han presentado los resultados de los estudios en el complejo de termas de la ciudad y su abastecimiento de agua dirigidos por la doctora Laetitia Borau, de la Universidad de Bordeaux e investigadora del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS).

Termas de Baelo Claudia. Junta de Andalucía

Termas

En esta campaña anual se han documentado dos grandes edificios situados al norte de las mismas. El primero corresponde a la continuidad del complejo termal y el segundo, de época alto imperial, se trataría de una reforma integral de la estructura, sin que se pueda identificar, de momento, una función concreta. La ampliación de la excavación arqueológica en un futuro cercano permitirá determinar su cronología y su funcionalidad.

De forma paralela, los investigadores han realizado una campaña de prospecciones en el entorno de Baelo Claudia para trazar el recorrido de los tres acueductos que se conocen. Estas vitales estructuras públicas abastecían de agua a la ciudad y presentan una amplia gama de particularidades técnicas, como pozos, puentes y estanques de decantación que se pueden estudiar en buenas condiciones, aunque, señalan los investigadores, pueden correr riesgo.

Factoría de salozones y garum de la ciudad romana de Baelo Claudio, Tarifa, provincia de Cádiz, en España.

El Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia, por su grado de conservación, es considerado uno de los yacimientos más importantes del sur peninsular para el conocimiento de la época romana, gracias a las numerosas excavaciones que se realizan desde principios del siglo XX.

Las últimas investigaciones en la ciudad han sido financiadas por la delegación territorial de Cádiz y los estudios antropológicos y bioarqueológicos que se encuadran dentro del proyecto de investigación 'Diana. Arqueología de la muerte y cambio social en el estrecho de Gibraltar', del Plan Estatal de I+D+i.

El director general de Museos y Conjuntos, Fernando Panea, ha destacado en la presentación de estos últimos hallazgos la importancia de la investigación arqueológica, así como "el esfuerzo de la Junta de Andalucía por implementar los equipamientos del Conjunto, y remodelar y actualizar el discurso expositivo del museo". En este sentido, ha señalado que actualmente "se están mostrando piezas de gran interés, no expuestas anteriormente, como el epígrafe de Junia Rufina".

Fuente: elespanol.com | 22 de mayo de 2024

Lo que las vasijas cuentan de la cocina prehistórica centroeuropea

Cerámicas neolíticas (de bandas, lisa, cordada y campaniforme).

El análisis de trazas de grasas en más de un centenar de cerámicas desvela grandes cambios en el consumo y preparación de alimentos de los grupos que habitaron en Alemania central entre el Neolítico y la Edad del Bronce y su relación con innovaciones en las formas y decoraciones de los recipientes.

Así lo indica un estudio pionero hecho por investigadores de la UAB y la Oficina Estatal de Gestión del Patrimonio y Arqueología de Sajonia-Anhalt en esta región, que fue clave clave para el surgimiento de grandes culturas prehistóricas, como las de las cerámicas de bandas, cordada y campaniforme y la de Unetice, una de las primeras sociedades estado de Europa.

Las primeras sociedades agrícolas y productoras de cerámica se asentaron en Europa central hace unos 7.500 años, con la dispersión de la cultura de la cerámica de bandas. En los milenios siguientes se desarrolló una excepcional diversidad cultural, que dio lugar a una amplia gama de estilos y decoraciones de cerámica neolítica. Tradicionalmente, los arqueólogos han estudiado estas cerámicas para diferenciar las culturas prehistóricas a las que dieron nombre, pero su contenido y usos permanecían prácticamente desconocidos.

Científicos de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y de la Oficina Estatal de Gestión del Patrimonio y Arqueología (LDA) de Sajonia-Anhalt han analizado las prácticas culinarias de Alemania central a lo largo del Neolítico y la Edad del Bronce (hace entre 7.500 y 3.500 años) y su relación con los cambios en la decoración y la forma de las cerámicas que se utilizaron, en un estudio pionero publicado en la revista PLOS ONE. La región central de Alemania es una de las que presenta mayor diversidad cultural en la prehistoria centroeuropea, debido a los ricos suelos agrícolas de loess de la zona y otros recursos naturales como la sal, que llevaron a los grupos humanos a establecerse allí desde muy pronto.

Tumba con enterramiento múltiple perteneciente al grupo de la cerámica cordada (4.500 años), encontrada en Oechlitz, Sajonia-Anhalt. El vaso cordado de cuello alto (derecha) contenía leche, mientras la olla pequeña conservaba grasa de animal rumiante. © State Office for Heritage Management and Archaeology Saxony-Anhalt.

El trabajo ha analizado trazas de comida en forma de lípidos atrapados en 124 vasijas de cerámica de diferentes formas y tamaños, procedentes de tumbas y asentamientos, conservadas en el Museo de Prehistoria de Halle (Sajonia-Anhalt). El análisis de lípidos permite distinguir entre residuos de grasas derivadas de la leche, de animales rumiantes y no rumiantes, así como de origen marino o vegetal. Las muestras analizadas son una de las mayores series de datos de Alemania estudiada hasta la fecha.

El estudio revela amplios cambios en el uso de la cerámica y la preparación de alimentos a lo largo del tiempo, así como las complejas relaciones que las poblaciones prehistóricas establecieron entre los recursos alimentarios y los principales medios para prepararlos, almacenarlos y consumirlos.

«Nos ha permitido ver cómo se desarrollaron culturas gastronómicas específicas y los gustos por una u otra forma de cocinar con cerámica, una diversidad muy difícil de detectar a través de otros indicadores arqueológicos», señala Adrià Breu Barcons, investigador del Departamento de Prehistoria de la UAB y primer autor del artículo. «Aunque la cabaña ganadera, dominada mayoritariamente por vacas, y en menor medida por cabras, ovejas y cerdos, se mantuvo estable a lo largo del tiempo, el consumo de productos derivados de los animales cambió sustancialmente en el período estudiado», añade.

De los lácteos en juegos de vasos a los platos con grasas de cerdo

Los resultados muestran que en el Neolítico medio, hace 5.500 años y coincidiendo con la cultura de Baalberge, se generalizó por primera vez en la región la incorporación de los productos lácteos en la dieta. Acompañando a este cambio gastronómico se produjeron juegos de pequeños vasos y jarras con asas. Los primeros se habrían utilizado para servir lácteos vertidos de las vasijas más grandes halladas con frecuencia en los asentamientos. Se trataría de uno de los primeros casos de vasos con un uso especializado en la prehistoria. «Es fácil imaginar que fue un período en el que la leche y sus derivados (nata, mantequilla, queso o yogur) fueron muy apreciados, y se desarrolló la tradición de beberlos o comerlos usando estos vasos tan característicos, que recuerdan a nuestras tazas para el desayuno», explica Adrià Breu.

Tumba de un hombre adulto (30-50 años) perteneciente al grupo de las cerámica cordada (4.500 años). Las grandes ánforas decoradas que formaban parte del ajuar casi siempre contenían grasa de cerdo. © State Office for Heritage Management and Archaeology Saxony-Anhalt.

Al final del Neolítico, hace 4.500 años, se producen cambios sustanciales en las formas y la decoración de las tazas, vasos y jarras que dan nombre a la cultura de la cerámica cordada, que llega de las regiones esteparias orientales. El estudio detecta en estas cerámicas, sobre todo en singulares ánforas de doble asa, la aparición de nuevos gustos marcados por la preferencia por cocinar con cerdo y el paso de los lácteos a un segundo plano. Este cambio ha sorprendido a los investigadores, dado que no se acompaña de un aumento de la cantidad de cerdos en los rebaños, y refuerza la idea del valor social que pudo tener esta carne.

Este depósito formado por diez copas clásicas de la cultura Unetice se recuperó en el interior del gran asentamiento de la Edad del Bonce temprano en Pömmelte. Tres contenían productos lácteos y uno grasas de rumiantes; eso significa que al menos estos cuatro recipientes para beber estaban en uso antes de ser depositados. Crédito: Matthias Zirm, Oficina Estatal de Gestión del Patrimonio y Arqueología de Sajonia-Anhalt.

El análisis de las cerámicas cordadas desafía también consideraciones previas: «Los contenidos muestran que los derivados lácteos no tuvieron la importancia que cabría esperar en las poblaciones que llegaron de Europa oriental y que han sido consideradas grupos nómadas de economía pastoril, y tampoco confirman el consumo de cerveza, como se ha asumido muchas veces», explica Roberto Risch (izquierda), investigador de la UAB y coautor del estudio.

El uso intensivo de productos lácteos continuó especialmente entre las poblaciones de la cultura campaniforme, en la que no se detecta el mismo gusto por el cerdo. El uso de los vasos carenados para contener y servir lácteos se dio especialmente en los enterramientos cercanos al asentamiento circular de Pömmelte. La mayoría de las tumbas en estos enterramientos presentaban como ajuar un único vaso para consumirlos, en lo que habría sido una práctica funeraria específica del yacimiento.

Los investigadores analizan sustancias en los restos de cerámica. Crédito: Koc University-Department of Archaeology and History of Art.

Dieta variada en cerámicas estandarizadas y multifuncionales

En los inicios de la Edad del Bronce, hace 4.000 años, la alimentación de la cultura de Unetice se caracterizó por una mayor variedad de productos derivados de animales y plantas. A pesar de que en este momento ya contaba con caballos, esta cultura mantuvo el gusto por el cerdo, pero abandonó la tradición de consumir lácteos en vasos pequeños.

Unetice fue una de las primeras sociedades con estructuras de estado de Europa, junto con El Argar en la península ibérica. Altamente jerarquizada, con poderosos maestros del tiempo que codificaron en el disco celeste de Nebra conocimientos astronómicos, desarrolló artesanías especializadas, como la alfarería. Esta es la época de los monumentales túmulos principescos ricamente decorados de Leubingen y Helmsdorf, así como del Bornhöck, que ha sido intensamente estudiado en los últimos años. Su consumo de alimentos se realiaba en recipientes estandarizados y multifuncionales. «Sin embargo, esta mayor estandarización no responde a un uso más especializado; al contrario, los mismos vasos, como las típicas tazas carenadas, fueron usados para preparar y consumir alimentos relacionados con una gran variedad de lípidos, quizás en un intento por aparentar igualdad en una sociedad cada vez más desigual», explica Roberto Risch.

En suma, el estudio demuestra cómo, combinando análisis de residuos lipídicos con estudios contextuales y tipológicos de la cerámica más convencionales, se pueden revelar realidades complejas de actitudes y prácticas culinarias cambiantes que pasarían desapercibidas usando otros indicadores de la dieta. «Las complejas tendencias detectadas en este trabajo merecen el desarrollo de futuros estudios que incluyan un mayor número de muestras de cada periodo», concluyen los investigadores.

Fuentes: Universidad Autónoma de Barcelona | Koc University | phys.org | 21 de mayo de 2024

Varios investigadores intentan confirmar que en Ciudad Real vivieron homínidos arcaicos similares a los de Atapuerca

Arqueólogos del proyecto "Primeros pobladores del Alto Guadiana" durante los trabajos de excavación. Universidad Complutense de Madrid.

La intervención en el yacimiento arqueológico, paleontológico y paleoantropológico de Ruidera-Los Villares, en la provincia de Ciudad Real arroja un resultado, a priori, sorprendente.

Los restos óseos encontrados, algunos de ellos humanos, pertenecerían a los habitantes del lugar hace entre 300.000 y 400.000 años, en el Pleistoceno Medio. “De confirmase tendríamos un yacimiento único y excepcional de homínidos arcaicos que sólo tendría comparación con otros yacimientos como Atapuerca”, explica Daniel García Martínez (izquierda), de la Unidad de Antropología Física en la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid.

Dirige el proyecto bautizado como ‘Primeros Pobladores del Alto Guadiana’ en el que también participan Carlos A. Palancar, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN - CSIC), Francesc Gascó Lluna, de la Universidad Isabel I y por Sara Díaz Pérez, del Institute of Archaeology de la Universidad de Wrocław, en Polonia.

Este profesor había trabajado antes en el yacimiento de 'La Cueva de los Toriles' en Carrizosa. En 2018 el equipo recibió algunos de los restos asociados al yacimiento Ruidera-Los Villares. “Los analizamos mediante la datación de series de uranio”, detalla. Habían probado antes con el Carbono 14, pero sin éxito. “Estaba fuera del rango porque solo sirve para dataciones de hasta 50.000 años atrás. Los restos resultaron ser más antiguos. Eran de hace entre 300.000 y 400.000 años”.

El yacimiento de Ruidera-Los Villares es comparable por su importancia al de Atapuerca, en la provincia de Burgos. Comunidad de Castilla-La Mancha.

Fue entonces cuando se notificó a la Junta de Castilla-La Mancha no solo su existencia, sino la cronología preliminar asociada al hallazgo. “Entre los restos estaban los de una cabra, un tar (Hemitragus jemlahicus) que hoy tenemos en el Himalaya, pero durante el Pleistoceno Medio podíamos encontrarla en la península ibérica. Apreciamos signos de que había sido comida por los humanos”.

En agosto de 2023 iniciaron la primera prospección en la que lograron recuperar más de 1.400 restos. Entre ellos apareció el fragmento de un cráneo. “Sin ninguna duda es humano y por suerte hemos podido datar también el sedimento que tenía pegado. Queríamos ser muy cautos, pero su antigüedad es coherente con esos 400.000 o 300.000 años atrás. El humano y las cabras parecen ser de la misma edad. Todo el conjunto que encontramos es bastante homogéneo”.

Estas piezas están siendo estudiadas para situarlas en una época y especie concreta, pero los científicos lo tienen claro. “Un análisis preliminar de estos restos humanos nos ha permitido argumentar que no estamos ante la presencia de humanos modernos, sino ante una especie más arcaica”, dice el informe al que ha tenido acceso elDiarioclm.es.

Restos óseos humanos recuperados en el yacimiento de Ruidera-Los Villares. Arriba izquierda, fotografías de los huesos pertenecientes a la mano (falanges, metacarpo y carpo). Arriba a la derecha, imagen de un fragmento de parietal humano. Abajo, fragmentos de costillas.

Daniel García es un colaborador habitual en el yacimiento de Atapuerca. “La conocemos bien. Tanto la Sima de los Huesos como otra parte llamada 'Galería' tienen unos 400.000 años. El yacimiento de Ciudad Real sólo es comparable a Atapuerca”.

Los investigadores creen que "el descubrimiento vendría a llenar un vacío histórico en relación con la presencia humana, tanto en la zona como en la península ibérica, porque su cronología se remontaría a la época en la que los pre-neandertales habitaban en la Meseta Norte. Queremos saber si los que hemos encontrado lo son también. o si incluso estamos hablando de restos con morfología más arcaica que los de la Sima de los Huesos”.

Daniel García apunta que “probablemente podría englobarse dentro de la especie 'Homo heidelbergensis'. Tiene más pinta de homínido arcaico que de neandertal. Hablamos de un periodo que no es tan conocido porque es más escaso en restos”, explica este investigador que recuerda la tesis de José María Bermúdez de Castro, uno de los responsables de la Fundación Atapuerca: “Cree que convivieron formas neandertales con otras más arcaicas”.

Reconstrucción del aspecto del 'Homo heidelbergensis'. Imagen cedida por el investigador de la Universidad Complutense, Daniel García Martínez.

“El Homo heidelbergensis fue una especie de transición, el heredero del 'Homo erectus' que sale de África, llega a Europa y se diversifica. Es posible que en la parte sur de la península ibérica, en el Mediterráneo, las formas del 'Homo heidelbergensis' fueran todavía un poco arcaicas”.

Ya han iniciado una segunda campaña de excavación en el yacimiento. Será breve, porque durará unos 15 días, pero ya han encontrado nuevos restos humanos. “Hemos encontrado dientes y restos de cráneos. El primer día, con las tareas de organización y limpieza ya apareció un diente de gran tamaño”.

Sea lo que sea, creen que "los hallazgos en este yacimiento constituyen un punto de inflexión en el patrimonio de Castilla La Mancha y de la península ibérica, tanto por la cantidad de fósiles recuperados, como por su ubicación".

Presentación de los resultados de 2023 de Paleo Ruidera sobre el yacimiento de Ruidera-Los Villares, en el Parque Natural de Las Lagunas de Ruidera.

Los restos óseos faunísticos encontrados proporcionan también una amplia visión acerca de la “potencia” del yacimiento por la cantidad y diversidad de especies que poblaron la zona de Ruidera y la Meseta Sur a finales del Pleistoceno Medio. También permite estudiar su relación con otros yacimientos de la península ibérica.

Durante los trabajos afloraron también restos de industria lítica antigua realizada en cuarcita. En total hay 55 piezas que han sido revisadas e inventariadas. Es la materia prima predominante también en otros yacimientos paleolíticos de Castilla-La Mancha como El Sotillo o Albalá (Ciudad Real), así que se cree que las poblaciones de la época tenían predilección por la cuarcita para crear sus herramientas, frente a otras como el sílex. “No sabemos por qué”.

Lascas encontradas en el yacimiento de Ruidera- Los Villares, en Ciudad Real Imagen incluida en la memoria de la investigación científica.

El origen del yacimiento

Fue a principios de los años sesenta del siglo XX cuando empezaron a construirse los primeros chalets en el municipio de Ruidera (Ciudad Real), en los terrenos aledaños a la cabecera de la laguna del Rey. Durante los trabajos aparecieron restos arqueológicos que después se identificarían como romanos.

En aquellas mismas fechas se planificó también la urbanización ‘Los Villares’ con vistas a las lagunas La Colgada y del Rey. Cuentan los investigadores que, según el testimonio oral del capataz de la obra Juan Capdevila, “salían cascotes y cosas raras, pero como nadie sabía lo que era aquello, se quedaban por los terraplenes de los carreterines”.

Por fortuna, algunos de esos restos se conservaron. “El guarda de la finca, Antonio Ruiz, dio a conocer la existencia de huesos en el lugar a un profesor de la Universidad de la Complutense allá por 2008, aunque aquello quedase olvidado hasta 2018. Fue entonces cuando nuestro equipo entró en juego”, explica Daniel García.

Imagen de los trabajos en el yacimiento arqueológico Ruidera-Los Villares. Imagen cedida por la Junta de Comunidades.

Ahora, y a partir de los datos recogidos en el yacimiento, la hipótesis inicial apunta a que ese lugar de Ciudad Real fue un abrigo rocoso en el que encontraron refugio los homínidos. “Creemos que formaba parte de un sistema de cuevas”, explica, que o bien fue arrasado o bien colapsó tras haberse formado durante el Pleistoceno. Era justo en el momento en el que el río Ruidera tenía una cota similar a la del yacimiento. “Es posible que la parte superior de la cueva se erosionase y que lo que estamos excavando ahora sea el interior de una de esas cuevas, pero en superficie”.

Ya en el siglo XX, con las obras en el lugar, se generó una zona de escombros de material pleistocénico con abundantes fósiles que ofrecen ya algunas respuestas para este equipo multidisciplinar compuesto por arqueólogos, paleontólogos, geólogos, geofísicos, paleoantropólogos, químicos...

Yacimiento de Ruidera-Los Villares, en el Parque Natural de Las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real).

Estudian desde las características de estos homínidos hasta su dieta, pero también se interesan por la fauna del momento e incluso en qué ambiente vivían. “Creemos que no se trata de un periodo de glaciación, sino interglaciar”, explica, para referirse a un periodo más atemperado entre dos glaciaciones. “Lo sabemos porque no ha aparecido fauna de zona fría como mamuts o rinocerontes lanudos, pero sí cabras, leopardos o leones... Lo poco que sabemos del polen fósil, otra de las vías de estudio, es que el clima sería mediterráneo, pero más árido de lo que tenemos actualmente”.

Los investigadores esperan poder continuar con la investigación. “Es crucial generar conciencia sobre la importancia de este yacimiento arqueo-paleontológico y los desafíos a los que nos enfrentamos debido a la falta de financiación”.

Buscan apoyo para seguir y ya han anunciado -lo hacen en el propio informe- su intención de "pedir permiso de excavación y de estudio del material hasta que el yacimiento sea excavado por completo” porque esta investigación “puede suponer un avance para el conocimiento de la evolución humana en la península ibérica, en Europa y en el mundo, pero también puede ser un activo en la zona de las Lagunas de Ruidera con un turismo más masificado. Atapuerca ha demostrado que hay mucho interés por otro tipo de turismo, el cultural”.

Fuentes: eldiario.es | larazon.es | nationalgeographic.com.es | 12 de mayo de 2024

Un estudio revela las prácticas dietéticas de las comunidades agropastoriles del noreste peninsular

Mandíbula con macrodesgaste avanzado/Antonio Rodríguez Hidalgo.

Raquel Hernando, investigadora Juan de la Cierva y asociada al proyecto europeo TIED2TEETH del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución humana (CENIEH) lidera un artículo, publicado en la revista American Journal of Biological Anthropology, en el que se han analizado los dientes de 84 individuos adultos hallados en ocho yacimientos de la península ibérica para ofrecer nuevas perspectivas sobre la dieta de las poblaciones del noreste peninsular durante la Prehistoria reciente.

Este estudio revela que la dieta mixta de los grupos agropastoriles de este periodo, que abarca del Neolítico medio hasta la Edad del Bronce medio, estaba compuesta por un consumo de cereales y una ingesta regular de alimentos cárnicos o lácteos, pero que existían diversas especializaciones dietéticas propias de cada grupo.

Se ha utilizado la técnica llamada microdesgaste para analizar la superficie bucal de los dientes hallados en los yacimientos de Cova de l’Avi (Vallirana, Barcelona) Cova de Can Sadurní (Begues, Barcelona), Cova de la Guineu (Font-Rubí, Barcelona), Cova Foradada (Calafell, Tarragona), Cova del Trader (Cubelles, Barcelona), Roc de les Orenetes (Queralbs, Girona), Cova del Gegant (Sitges, Barcelona) y Cova dels Galls Carboners (Mont-ral, Tarragona).

Esta técnica permite determinar las propiedades físicas y mecánicas de los alimentos consumidos y ofrece evidencias de las prácticas de preparación de alimentos mediante la cuantificación de rasgos microscópicos (estrías y agujeros) en la superficie dental de los dientes debido al proceso de la masticación.

“Hemos observado que estas prácticas dietéticas evolucionaron y se especializaron en respuesta a componentes culturales, ambientales, económicos y tecnológicos específicos de cada comunidad agropastoril”, señala Raquel Hernando (izquierda).

Economías productoras

Los orígenes y la posterior intensificación de las economías productoras contribuyeron a amplias transformaciones culturales, sociales y económicas durante la Prehistoria reciente. Este periodo en el noreste peninsular se caracteriza por una serie de transformaciones socioculturales, tecnológicas y demográficas con ritmos regionales diferentes, lo que ha proporcionado el escenario perfecto para investigar la evolución de la dieta de estos grupos.

Este estudio es fruto de la colaboración entre grupos de investigación del CENIEH, el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA), así como de la Universidad Rovira i Virgili, la Universidad de Barcelona y lala Universidad Autónoma de Barcelona.

Fuente: cenieh.es | 14 de mayo de 2024

Los humanos llegaron a Australia por Nueva Guinea, no por Timor

Vista del río Lailea desde lo alto de la colina que contiene el refugio rocoso de Laili. Mike Morley.

Los humanos llegaron a Australia hace al menos 65.000 años, según evidencias arqueológicas. Estos pioneros formaron parte de una primera ola de personas que viajaron hacia el este desde África, a través de Eurasia y, finalmente, hasta Australia y Nueva Guinea.

Pero ésta fue sólo una de las muchas oleadas de migración en la historia de la colonización humana del globo. Estas olas probablemente fueron impulsadas por el cambio climático y la capacidad de los grupos para adaptarse a una amplia gama de entornos.

En una nueva investigación publicada en Nature Communications, hemos encontrado evidencia de que una gran ola de migración llegó a la isla de Timor poco después de 50.000 años. Nuestro trabajo en el refugio rocoso de Laili sugiere que los primeros pueblos que llegaron a Australia hace unos 65.000 años llegaron a través de Nueva Guinea, mientras que Timor y otras islas del sur sólo fueron colonizadas por una oleada posterior de colonos.

Rutas potenciales a Australia

Timor ha sido considerado durante mucho tiempo como una posible isla de paso para la primera migración humana entre el sudeste asiático continental y Australia y Nueva Guinea. En la época de estas antiguas migraciones, los niveles del mar eran más bajos, por lo que muchas de las que hoy son islas del sudeste asiático se unieron al continente en una región conocida como Sonda, y Australia y Nueva Guinea se unieron en un solo continente conocido como Sahul.

Mapa que muestra las antiguas masas de tierra de Sonda (en el oeste) y Sahul, con las islas de Wallacea en el medio, las cuales siempre permanecieron como islas incluso durante los niveles más bajos del mar. Las masas de tierra modernas están sombreadas en verde, las antiguas en gris oscuro. Las líneas de Huxley y Lydekker representan fronteras entre zonas habitadas por diferentes grupos de animales. Shipton et al. (2021)

Las islas entre Sonda al oeste y Sahul al este se conocen como Wallacea. Estas islas nunca han estado conectadas entre sí ni con el continente, debido a los profundos canales que las separan. Esto ha significado que, incluso cuando el nivel del mar era mucho más bajo que el actual, siguieron siendo islas.

La búsqueda de pruebas de migraciones tempranas en Timor se ha visto obstaculizada por la falta de sedimentos adecuados en cuevas y refugios rocosos.

Sin embargo, encontramos una fuente única de evidencia en el refugio rocoso de Laili, con vista al río Laleia en el centro-norte de Timor Oriental. A diferencia de otros sitios de la región, Laili conservó sedimentos profundos que datan de hace entre 59.000 y 54.000 años y que no contenían signos de presencia humana.

Trinchera arqueológica en el abrigo rocoso de Laili. Mike Morley.

Sobre estas capas encontramos claros signos de la llegada del hombre, en la tierra de hace unos 44.000 años. Esto proporciona una evidencia clara de que, si bien los humanos estuvieron inicialmente ausentes del sitio y del paisaje local, posteriormente llegaron en cantidades que deben haber sido significativas.

A partir de otras investigaciones, también sabemos que hay evidencia de que los humanos llegaron a otros sitios en Timor-Leste y la cercana isla de Flores hace entre 47.000 y 45.000 años. En conjunto, toda esta evidencia respalda firmemente la opinión de que los humanos recién llegaron a esta región en esta época.

Evidencia en la tierra

Nuestro análisis de las capas de sedimentos en Laili sugiere que los humanos llegaron en un esfuerzo de colonización deliberado y a gran escala, en lugar de un asentamiento ad hoc por parte de una pequeña población. Esto se ve claramente en los primeros vestigios de ocupación, que incluyen hogares, densas acumulaciones de artefactos de piedra y restos de una dieta rica en pescado y mariscos.

Utilizamos una técnica llamada micromorfología para estudiar las capas de sedimento bajo el microscopio.

Pudimos ver que los sedimentos anteriores al momento de la ocupación no presentaban signos de presencia humana. Pero cuando los humanos se trasladaron al sitio, muchos rastros de ocupación humana aparecieron abruptamente, incluidas capas comprimidas y pisoteadas causadas por el paso de personas sobre el piso del refugio.

La excavación en el refugio rocoso de Laili. Mike Morley.

De isla en isla a Sahul

Nuestros hallazgos pueden impulsar una reevaluación de la ruta y el momento de la primera migración humana a Sahul. También muestran que el movimiento hacia las islas fue un proceso continuo y no un evento único, y la ocupación de las islas del sur ocurrió miles de años después del asentamiento inicial de Australia.

La intensidad de la ocupación inicial que encontramos en Laili sugiere que esta migración pudo haber sido lo suficientemente grande como para abrumar las migraciones anteriores en las islas del sudeste asiático y Australasia.

Las oleadas de dispersión anteriores, incluidas las personas que utilizaban el antiguo refugio rocoso de Madjebebe en Australia, pueden haber sido un pequeño número de personas que venían de una ruta diferente más al norte a través de Nueva Guinea. La posterior ola de dispersión a través de las Islas Wallace puede haber formado una llegada mucho más significativa de humanos a Sahul.

El hallazgo de miles de artefactos de piedra y huesos de animales en una cueva en la isla de Timor ha llevado a los arqueólogos a reevaluar la ruta de los primeros humanos para llegar a Australia. Arriba, núcleo de disco jerárquico que posteriormente se utilizó como herramienta de múltiples muescas. A continuación, escama grande reacondicionada procedente de la capa 20 de Laili que se redujo a al menos 70 escamas más pequeñas y algunas de ellas se utilizaron como herramienta.

La ausencia de ocupación humana en Timor antes de hace 50.000 años indica que los humanos llegaron a la isla más tarde de lo que se suponía anteriormente. Esto respalda la teoría de que los humanos llegaron por primera vez a Australia a través de Nueva Guinea y no de Timor.

Este camino es menos directo, pero puede explicarse por el hecho de que las islas del sur, incluido Timor, tienen muchos menos animales terrestres para comer. Los primeros colonos habrían necesitado flexibilidad para vivir de peces y mariscos. Entonces, mudarse a estas islas del sur podría haber sido más desafiante que a las islas del norte, que tenían más animales terrestres de tamaño mediano a grande.

Fuente: theconversation.com | 22 de mayo de 2024

Una misteriosa estructura en forma de 'L' hallada cerca de las pirámides egipcias de Guiza desconcierta a los científicos

Área de estudio, mirando al sur desde mastaba G4000 en el cementerio Occidental de Guiza. El rectángulo rojo muestra la ubicación aproximada del área de estudio inicial de la supuesta estructura subterránea.

Un reciente descubrimiento en el cementerio occidental de Guiza, Egipto, ha captado la atención de la comunidad internacional después de que un equipo de investigación conjunta revelara la existencia de una posible estructura subterránea desconocida. El equipo fue compuesto por especialistas de la Universidad Internacional Higashi Nippon, la Universidad de Tohoku, el Centro Nacional de Investigación de Japón y el Instituto de Astronomía y Geofísica (NRIAG) de Helwan, Egipto.

Los especialistas emplearon avanzadas técnicas de radar de penetración terrestre (GPR) y tomografía de resistividad eléctrica (ERT) entre los años 2021 a 2023 para llevar a cabo su exploración geofísica.

La investigación, publicada en la revista Archaeological Prospection, pretende aclarar la identificación de una “anomalíaque consiste en una estructura superficial en forma de “L” conectada a una cámara más profunda en el entorno del cementerio occidental de Guiza. Según los datos obtenidos mediante GPR y ERT, esta estructura, con dimensiones de aproximadamente 10 metros por 10 metros y localizada hasta 2 metros bajo la superficie, parece estar rellena de arena, lo que sugiere que fue intencionalmente ocultada tras su construcción.

Ubicación del área de estudio proyectada en Google Maps. El rectángulo rojo muestra el área del estudio inicial. La figura en color muestra el perfil horizontal de GPR. La vista es hacia el norte.

Más abajo, aproximadamente entre 5 a 10 metros de profundidad, se detectó mediante ERT una extensa anomalía caracterizada por su alta resistividad eléctrica, lo que sugiere la presencia de un material distinto, posiblemente asociado a construcciones o cavidades antiguas.

La utilización de GPR y ERT en arqueología no es nueva, pero las técnicas han evolucionado notablemente desde los años ochenta, señaló un integrante del equipo de investigación. La capacidad de estas tecnologías para proporcionar visualizaciones en pseudo 3D del subsuelo ha revolucionado la manera en que entendemos sitios arqueológicos complejos como Giza.

El cementerio occidental de Guiza ha sido objeto de exploración desde principios del siglo XX, y aunque muchas de sus mastabas —tumbas antiguas típicas de la región— han sido excavadas, aún quedan áreas sin investigar. Precisamente, el equipo de investigación decidió enfocarse en una zona aparentemente vacía, medida en 560 metros de este a oeste y 370 metros de norte a sur, que su superficie no mostraba indicativos de estructuras sobresalientes.

La estructura en forma de 'L' parece estar conectada a una cámara subterránea. / RR.SS.

El misterio que envuelve al cementerio occidental se concentra, en gran parte, en una significativa anomalía detectada en su extremo norte. Este hallazgo se extendió más allá de lo que las técnicas convencionales habrían permitido explorar. “Creemos que la continuidad de la estructura poco profunda y la estructura grande y profunda es importante”, afirmaron los investigadores, destacando la relevancia de su sincronización metodológica.

El núcleo de este descubrimiento reside en las características específicas de las anomalías detectadas. "La más destacada, en forma de “L”, podría indicar una gran estructura arqueológica subterránea”, posiblemente relacionada con los majestuosos legados de las antiguas civilizaciones que habitaron la región. Además, las imágenes ERT, procesadas mediante técnicas avanzadas, como el software RES2DINV, ayudaron a delinear claramente áreas con alta resistencia, lo que sugiere la presencia de materiales distintos bajo la superficie, como bloques de piedra caliza o conglomerados de aire.

La cooperación institucional ha sido fundamental para el desarrollo de este proyecto, que cuenta con la asistencia de figuras clave del Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, entre ellos Dr. Ahmed Eissa y Dr. Mostafa Waziry, quienes facilitaron la investigación en este sitio de rica historia. Estas colaboraciones, lejos de ser meras formalidades, representan un puente entre la ciencia moderna y los enigmas de civilizaciones milenarias, que abren nuevos caminos para la comprensión y preservación del patrimonio cultural.

Foto: Los investigadores en el área de estudio.

La importancia del descubrimiento no reside únicamente en la potencial identificación de nuevas estructuras dentro del riquísimo contexto arqueológico de Egipto, sino también en la demostración de la eficacia de la tecnología moderna en la preservación y estudio del patrimonio cultural. Estudios anteriores en la región, como los llevados a cabo alrededor de la pirámide de la Reina o cerca de la Esfinge, ya habían establecido la valía de estos métodos en la detección de estructuras subterráneas.

Los resultados de este estudio expone la necesidad de una exploración más detallada. Es crucial excavar prontamente para establecer el propósito de estas estructuras, apuntó uno de los investigadores, lo que sugiere la posibilidad de que el descubrimiento pueda revelar aspectos desconocidos de la civilización antigua.

Una fotografía del estudio de teledetección llevado a cabo en el cementerio occidental de Guiza, Egipto. (Crédito de la imagen: cortesía de Motoyuki Sato).

Fuentes: infobae.com | livescience.com | 17 de mayo de 2024