Una necrópolis de 2.000 años arroja luz sobre el origen de la sífilis: existía en América antes de Colón

Cristóbal Colón en la llegada a América (Dióscoro Puebla, 1862).

A finales del siglo XV se desató en Europa una devastadora y misteriosa epidemia con una alta tasa de mortalidad. Se trataba de la sífilis, una enfermedad de transmisión sexual causada por la bacteria Treponema pallidum que diezmó la población del viejo continente, provocando la aparición de sarpullidos por todo el cuerpo de los infectados, ceguera, trastornos mentales y su muerte en pocos meses. De la misma forma que los europeos, encabezados por Cristóbal Colón, llevaron la viruela, el sarampión o la varicela a América, también se trajeron consigo esta infección. O al menos eso se creyó durante mucho tiempo.

Sin embargo, un estudio científico publicado en 2020 descubrió que los patógenos causantes de esta enfermedad y otras similares como el pian —se trasmite por contacto con la piel, aunque no a través de la penetración sexual— ya estaban en el Viejo Mundo a principios del siglo XV, bastantes décadas antes de los viajes colombinos. La culpabilidad del almirante genovés y sus acompañantes ya había sido puesta en duda con anterioridad. Algunos investigadores incluso sugirieron que las primeras formas de treponemas pudieron haber sido introducidas en América en la época de las primeras migraciones humanas, hace entre 23.000 y 15.000 años.

Una nueva investigación publicada en la revista Nature añade otro capítulo a la compleja historia de los orígenes de la sífilis. Un equipo liderado por Verena Schünemann, de la Universidad de Basilea (Suiza), ha logrado secuenciar el genoma más antiguo hasta ahora conocido de una bacteria Treponema palladium. La información genética se ha logrado recuperar de los restos humanos de una serie de individuos sepultados hace 2.000 años en una necrópolis prehistórica de enterramientos individuales y múltiples localizada en el estado costero de Santa Catarina, en el sur de Brasil.

Esqueletos del yacimiento brasileño de Jabuticabeira II. Dos huesos están resaltados en amarillo para ilustrar la presencia de ADN patógeno. | Dr Jose Filippini.

Los análisis en el laboratorio han revelado que el patógeno que infectó a cuatro sujetos prehispánicos de la culturas ambaqui está estrechamente relacionado con la subespecie moderna que causa el pian, que en la actualidad solo se suele desarrollar en las regiones áridas de África y Asia. Un hallazgo, defienden los investigadores, que confirma que las civilizaciones de América experimentaron este tipo de enfermedades infecciosas como la sífilis mil años antes de la llegada de Cristóbal Colón y las tripulaciones de sus primeros viajes.

"Nuestra investigación genómica, junto con la datación por radiocarbono de restos humanos y la estratigrafía, sitúa la treponematosis recién descubierta en América del Sur mucho antes del contacto europeo en el siglo XV, incluso antes de las expediciones vikingas a la costa de América del Norte, lo que atestigua firmemente la presencia de enfermedades como el 'pian' en el Nuevo Mundo con anterioridad al contacto", escriben los autores del artículo. "Nuestro estudio ha podido demostrar que la sífilis endémica ya estaba presente en las zonas húmedas de Brasil hace unos 2.000 años", añade Verena Schünemann (izquierda).

Aparición de la bacteria

Los especialistas e historiadores de la medicina todavía mantienen profundos debates sobre si los marineros y soldados de Cristóbal Colón trajeron la sífilis de transmisión sexual del Nuevo Mundo a Europa a su regreso en 1492. La enfermedad se propagó rápidamente a partir de finales de esa centuria, especialmente en ciudades portuarias.

"El hecho de que los hallazgos representen un tipo endémico de enfermedades treponémicas, y no una sífilis de transmisión sexual, deja aún sin resolver el origen de la sífilis de transmisión sexual", explica Kerttu Majander (derecha), investigadora posdoctoral en la Universidad de Basilea y una de las autoras principales del estudio. Sin embargo, los autores consideran que hay muchos indicios de que las treponematosis ya estaban muy extendidas en el norte de Europa, en zonas de las modernas Finlandia y Polonia el Sur, la teoría de que Colón llevó la sífilis a Europa parece más improbable", comenta Schünemann.

Muchas especies de bacterias intercambian rasgos que son beneficiosos para la evolución a través de lo que se conoce como transferencia horiz ontal o recombinación de genes. Una comparación entre el ADN prehistórico de los huesos de Brasil y los patógenos actuales muestra que tales eventos tuvieron lugar. "No podemos precisar exactamente cuándo tuvo lugar este intercambio, pero probablemente sea uno de los mecanismos impulsores de la divergencia entre las subespecies que causan diferentes infecciones treponémicas", dice Marta Pla-Díaz (izquierda), de la Universidad de Basilea y otra autora principal del estudio.

La comparación del ADN también ha permitido deducir la fecha de aparición de la familia Treponema pallidum. Sus investigaciones muestran que estos patógenos surgieron en algún momento entre 12.000 y el 550 a.C. Por lo tanto, la historia de estas bacterias se remonta mucho más atrás de lo que se pensaba anteriormente.

"Aunque el origen de la sífilis aún deja lugar a la imaginación, al menos ahora sabemos sin lugar a dudas que las treponematosis no eran ajenas a los habitantes americanos que vivieron y murieron siglos antes de que los europeos exploraran el continente", concluye Schünemann.

Fuentes: elespanol.com | theobjective.com 1 24 de enero de 2024

La llegada del 'Homo sapiens' al norte de Europa sucedió hace más de 47.000 años, según nuevos hallazgos

Izquierda: La cueva Ilsenhöhle bajo el castillo de Ranis. Derecha: Herramientas de piedra del tecnocomplejo LRJ de Ranis. 1) punta de cuchilla bifacial parcial característica de LRJ; 2) en Ranis, el LRJ también contiene puntas foliares bifaciales finamente elaboradas. © Tim Schüler TLDA / Josephine Schubert, Museo Burg Ranis

Un equipo de investigación internacional ha informado sobre el descubrimiento de fósiles de Homo sapiens en la cueva Ilsenhöhle en Ranis, Alemania. Estos fósiles, que datan directamente de hace aproximadamente 45.000 años, están asociados con puntas de piedra alargadas parcialmente formadas en ambos lados (conocidas como puntas de cuchilla bifaciales parciales), que son características del Lincombiano-Ranisiano-Jerzmanowiciano (LRJ). Este tecnocomplejo arqueológico se sitúa temporalmente entre el Paleolítico Medio asociado a los neandertales y el Paleolítico Superior realizado por el Homo sapiens. Además, en Ranis, el LRJ también contiene puntas de hojas bifaciales, que están completamente trabajadas en ambos lados, y algunos investigadores las han interpretado como evidencia de un vínculo con los neandertales locales.

Los nuevos descubrimientos han documentado los fósiles de Homo sapiens más antiguos en Europa central y noroeste y nos revelan, por primera vez, a los creadores del utillaje LRJ. Las puntas de cuchillas bifaciales parciales encontradas en Ranis, uno de los principales yacimientos tipográficos del LRJ, también se han descubierto en otras localidades de Europa, desde Moravia y el este de Polonia hasta las Islas Británicas, y ahora se pueden vincular a una llegada temprana de pequeños grupos de Homo sapiens en el noroeste de Europa varios miles de años antes de que los neandertales desaparecieran en el suroeste de Europa.

Los tres estudios publicados describen los fósiles de Homo sapiens de Ilsenhöhle en Ranis y su contexto asociado (Mylopotamitaki et al.), la dieta y el modo de vida de estos primeros pioneros (Smith et al.) y las condiciones ambientales que enfrentaron en Europa central y noroccidental (Pederzani et al.).

“El sitio de la cueva Ranis proporciona evidencias de la primera dispersión del Homo sapiens en las latitudes más altas de Europa. Resulta que los artefactos de piedra, que se pensaba habían sido producidos por los neandertales, eran en realidad parte del primer conjunto de herramientas del Homo sapiens. Esto cambia de modo fundamental nuestro conocimiento previo sobre este período: el Homo sapiens llegó al noroeste de Europa mucho antes de la desaparición del neandertal en el suroeste de Europa”, dice Jean-Jacques Hublin (izquierda), profesor del Collège de France, París y director emérito del Instituto Max Planck de Estudios Evolutivos. Antropología en Leipzig, Alemania.

Secuencia de ocho metros reexcavada por primera vez desde la década de 1930

El equipo de investigación internacional dirigido por Jean-Jacques Hublin (Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y Colegio de Francia, París), Shannon McPherron (Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva), Tim Student (Oficina Estatal de Turingia para la Preservación de Monumentos y Arqueología) y Marcel Weiss (Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nuremberg e Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva) volvieron a excavar en Ranis entre 2016 y 2022.

Excavar las capas del tecnocomplejo LRJ a 8 metros de profundidad en Ranis fue un desafío logístico y requirió andamios elaborados para sostener la trinchera. © Marcel Weiss.

Los objetivos eran localizar los depósitos restantes de la excavación de la década de 1930, aclarar la estratigrafía y la cronología del sitio e identificar a los creadores del utillaje LRJ. En la parte inferior de la secuencia de ocho metros de profundidad, los investigadores descubrieron capas que contenían dicho utillaje LRJ.

“El desafío era excavar la secuencia completa de ocho metros de arriba a abajo, con la esperanza de que quedaran algunos depósitos de la excavación de los años 1930. Tuvimos la suerte de encontrar una roca de 1,7 metros de espesor que las excavadoras anteriores no pudieron atravesar. Después de retirar esa roca a mano, finalmente descubrimos las capas de LRJ e incluso encontramos fósiles humanos. Esto fue una gran sorpresa, ya que hasta entonces no se conocía ningún fósil humano asociado con el LRJ, y fue una feliz recompensa por el duro trabajo realizado en el lugar”, afirma Marcel Weiss (derecha), de la Universidad Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg y del Instituto Max Planck de Ciencias Antropología evolutiva.

Miles de fragmentos de huesos

En el lugar se recuperaron miles de trozos de huesos muy fragmentados. "El análisis zooarqueológico muestra que la cueva de Ranis fue utilizada de forma intermitente por hienas, osos de las cavernas en hibernación y pequeños grupos de humanos" , explicó el zooarqueólogo Geoff Smith, de la Universidad de Kent y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.

"Si bien estos humanos sólo usaron la cueva por períodos cortos de tiempo, consumieron dentro de la misma carne de una variedad de animales, incluidos renos, rinocerontes lanudos y caballos", dijo Smith.

"Aunque los huesos acabaron rompiéndose en pedazos más pequeños, estaban excepcionalmente bien conservados y nos permitieron aplicar los últimos métodos de vanguardia de la ciencia arqueológica, la proteómica y la genética", explicó Smith (izquierda).

El análisis de más de 1.000 huesos de animales en Ranis mostró que los primeros Homo sapiens procesaban cadáveres de ciervos, pero también de carnívoros, incluido el lobo. © Geoff M. Smith.

Los primeros huesos humanos de Ranis fueron identificados mediante paleoproteómica

Los investigadores utilizaron las proteínas extraídas de los fragmentos óseos morfológicamente no identificables para identificar al animal y los restos humanos encontrados en las capas asociadas al utillaje LRJ.

“La paleoproteómica es una herramienta relativamente nueva que sirve para realizar identificaciones taxonómicas de restos esqueléticos previamente no identificables recuperados de sitios arqueológicos. En Ranis, esto nos permitió identificar los primeros restos humanos asociados con las capas LRJ, que luego se analizaron más a fondo con los últimos métodos en ADN antiguo, datación por radiocarbono y análisis de isótopos estables”. dice Dorothea Mylopotamitaki (derecha), ex becaria doctoral de PUSHH-Marie Sklodowska-Curie Actions en el Collège de France y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.

Además de estas nuevas excavaciones, el equipo también llevó a cabo nuevos análisis de los fragmentos de huesos de la antigua colección de Ranis (excavaciones de 1932 a 1938), que están conservados y almacenados en la Oficina Estatal de Gestión del Patrimonio y Arqueología de Sajonia-Anhalt en Alemania.

Esto incluyó un estudio en el que los huesos fueron examinados uno por uno para identificar potencialmente si eran humanos. "Este minucioso trabajo se vio recompensado con el descubrimiento de varios nuevos huesos como humanos", dijo Hélène Rougier (izquierda), paleoantropóloga de la Universidad Estatal de California en Northridge. "Encontrar restos humanos mezclados con huesos de animales que habían estado almacenados durante casi un siglo fue una sorpresa inesperada y fantástica", añadió. Hélène Rougier e investigadores de la Oficina Estatal de Gestión del Patrimonio y Arqueología de Sajonia-Anhalt continúan trabajando en estas colecciones y ponen de relieve el enorme valor de las colecciones de los museos.

Fragmento de hueso humano procedente de las nuevas excavaciones en Ranis. © Tim Schüler TLDA

La secuenciación de ADN mostró que los huesos eran Homo sapiens

Una vez identificados los 13 restos de esqueletos humanos de las excavaciones antiguas y nuevas, se extrajo y analizó el ADN de estos fósiles. "Confirmamos que los fragmentos esqueléticos pertenecían al Homo sapiens. Curiosamente, varios fragmentos compartían las mismas secuencias de ADN mitocondrial, incluso fragmentos provenientes de diferentes excavaciones. Esto indica que los fragmentos pertenecían al mismo individuo o eran parientes maternos, lo que vincula estos nuevos hallazgos con la de hace décadas", dice Elena Zavala (derecha), becaria de investigación posdoctoral Miller en la Universidad de California, Berkeley, y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.

Otro objetivo importante era obtener ADN de los sedimentos del sitio, especialmente de las capas donde se encontró utillaje LRJ. Por lo tanto, además de buscar fragmentos de huesos humanos, el equipo también extrajo ADN de mamíferos antiguos de muestras de sedimentos para completar el análisis zooarqueológico. Además, se están realizando análisis de ADN nuclear en colaboración con la investigadora Arev Sümer (izquierda) en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.

El gran número de especímenes muestreado y analizado para el análisis paleoproteómico en el laboratorio MPI-EVA de Leipzig fue un verdadero esfuerzo de colaboración. Fotografía de Karen Ruebens.

El Homo sapiens llegó al noroeste de Europa hace 47.500 años

Al mismo tiempo se utilizó la datación por radiocarbono para comprender cuándo los humanos ocuparon la cueva. Los restos óseos de Homo sapiens de las excavaciones de la década de 1930 y de 2016 a 2022 se fecharon directamente utilizando cantidades muy pequeñas de hueso a fin de preservar el material para análisis posteriores. Las fechas muestran que estos individuos fueron algunos de los primeros Homo sapiens que habitaron Europa.

El equipo también llevó a cabo la datación por radiocarbono de huesos de animales de diferentes capas de la cueva para reconstruir la cronología del sitio. Se centraron en huesos con rastros de modificaciones humanas en sus superficies, vinculando las fechas con la presencia humana en la cueva. “Encontramos muy buena concordancia entre las fechas de radiocarbono de los huesos de Homo sapiens de ambas colecciones de excavación y con huesos de animales modificados de las capas LRJ de la nueva excavación, creando un vínculo muy fuerte entre los restos humanos y el utillaje LRJ. La evidencia sugiere que el Homo sapiens ocupaba esporádicamente el sitio desde hace 47.500 años”, dice Helen Fewlass (derecha), becaria posdoctoral EMBO en el Instituto Francis Crick de Londres y ex miembro del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.

El Homo sapiens tenía la capacidad de adaptarse a las duras condiciones climáticas

Los análisis de isótopos estables en dientes y huesos de animales permiten conocer las condiciones climáticas y los entornos que encontraron los grupos pioneros de Homo sapiens alrededor de Ranis. El equipo combinó información de una amplia gama de diferentes proporciones de isótopos estables y pudo demostrar que durante la época del tecnocomplejo LRJ prevalecía un clima continental muy frío y paisajes esteparios abiertos, similares a los que se encuentran hoy en Siberia o el norte de Escandinavia, y que las condiciones climáticas se enfriaron aún más durante las ocupaciones que se hicieron en Ranis.

"Esto demuestra que incluso estos primeros grupos de Homo sapiens que se dispersaron por Eurasia ya tenían cierta capacidad para adaptarse a condiciones climáticas muy duras", dice Sarah Pederzani (izquierda), de la Universidad de La Laguna y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, quien dirigió el estudio del paleoclima. del sitio. “Hasta hace poco se pensaba que la resiliencia a las condiciones climáticas frías no aparecería hasta varios miles de años después, por lo que este es un resultado fascinante y sorprendente. Quizás las estepas frías, con grandes manadas de animales de presa, eran ambientes más atractivos para estos grupos humanos de lo que se pensaba anteriormente”.

Este estudio integral, que comprende excavaciones arqueológicas, identificación taxonómica morfológica y proteómica, análisis de ADN mitocondrial, datación por radiocarbono de material arqueológico recientemente excavado y de restos humanos, zooarqueología y análisis de isótopos, marca un hito importante en la comprensión de las incursiones iniciales del Homo sapiens en Europa al norte de los Alpes durante la transición del Paleolítico Medio al Superior. Además, el equipo descubrió que el Homo sapiens se aventuró en Europa en condiciones climáticas muy severas y frías.

Moviéndose en pequeños grupos, compartían su entorno y sitios con grandes carnívoros, como las hienas, y fabricaban herramientas de piedra con forma de hoja muy elaboradas. “Los resultados de la cueva de Ilsenhöhle en Ranis cambian fundamentalmente nuestras ideas sobre la cronología y la historia de los asentamientos en Europa al norte de los Alpes. Es especialmente emocionante que ahora tengamos el 'Homo sapiens' más antiguo aquí en Turingia, Alemania”, dice Tim Schüler (derecha), del Thüringisches Landesamt für Denkmalpflege und Archäologie.

Fuentes: Instituto Max Planck | theconversation.com | 31 de enero de 2024

Las devastadoras plagas de la época romana fueron provocadas por olas de frío, según un estudio

Las antiguas pandemias que mataron a innumerables personas se han relacionado con olas de frío de la época romana. (Crédito de la imagen: MattiaATH a través de Shutterstock).

Las olas de frío pueden haber dado paso a pandemias devastadoras para los antiguos romanos, las cuales mataron a innumerables personas, según una nueva investigación. El nuevo estudio vincula los períodos de variación climática con las grandes pandemias y encontró que las tres más grandes del período romano ocurrieron durante algunas de las olas de frío más abruptas y profundas registradas.

"En este sentido, podría haber una combinación de razones para explicar esta superposición", dice el colíder del estudio Kyle Harper (izquierda), historiador de la civilización romana en la Universidad de Oklahoma y el Instituto Santa Fe.

"Cuando se altera el sistema climático, ello realmente impacta en los patógenos, los ecosistemas y, sobre todo, en las sociedades humanas", relata Harper a Live Science.

"La investigación se centra en un largo núcleo de sedimentos perforado en el Golfo de Tarento, el amplio golfo bajo la "suela" de la "bota" de Italia. Esta área captura sedimentos arrastrados por el río Po y otros ríos que drenan los Apeninos, esencialmente del corazón del Imperio Romano", indica Harper.

Mapa de Italia y el Mar Adriático que indica los principales sistemas fluviales, corrientes de agua superficiales marinas, posiciones centrales y características geográficas importantes. ISW, aguas superficiales del Jónico; ASW, aguas superficiales del Adriático

La otra colíder del estudio Karin Zonneveld (derecha), paleoceanógrafa de la Universidad de Bremen, en Alemania, analizó múltiples pistas dentro de los núcleos de sedimentos para hacer coincidir las capas de los mismos con años específicos. Los datos clave provinieron del vidrio volcánico depositado en los sedimentos, que químicamente podrían atribuirse a erupciones conocidas.

"Varias de estas erupciones son mundialmente famosas, como la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. que destruyó Pompeya", señala Zonneveld en un correo electrónico.

Las pistas revelaron que los sedimentos abarcan desde el 200 a. C. hasta el 600 d. C., comenzando en la República Romana tardía y registrándose hasta los últimos días del Imperio Romano. "Se obtiene toda la amplitud de lo que consideramos la historia romana antigua, empezando por la posterior República", afirma Harper.

Para reconstruir la temperatura y las precipitaciones, el equipo recurrió a pequeños organismos llamados dinoflagelados conservados en los sedimentos. El ciclo de vida de estos organismos es muy sensible a la temperatura y las precipitaciones. A finales y principios del otoño, los dinoflagelados se transforman a un estado de reposo conocido como quiste que puede conservarse en el registro fósil. Debido a que diferentes especies tienen diferentes preferencias, los científicos pueden contar los tipos de dinoflagelados que prosperaron en un año determinado. En los años más fríos, por ejemplo, abundarán más las especies amantes del frío. En épocas de altas precipitaciones, cuando el agua de los ríos se derrama en el mar llevando nutrientes adicionales, las especies que prefieren condiciones ricas en estos serán más comunes.

Una visión totalmente nueva de uno de los momentos más importantes de nuestra civilización
Kyle Harper nos ofrece una nueva visión de la decadencia y caída del Imperio Romano, que nos descubre el papel determinante que el cambio climático y las enfermedades infecciosas tuvieron en su ruina. Partiendo de la época feliz de Marco Aurelio, el autor nos conduce hasta el momento en que un imperio asediado no pudo resistir el embate conjunto de una «pequeña edad glacial» y de la peste bubónica. Kyle Harper, que combina la erudición histórica con el método científico, nos conduce a una reflexión que enlaza una nueva forma de ver la historia con los problemas del presente. Editorial Crítica.

Los resultados mostraron un período climático estable entre el 200 y el 100 a.C., seguido de una serie de breves pulsos fríos. Entre los años 160 y 180 d.C. hubo un fuerte período frío. Esto coincidió con la peste Antonina, también conocida como plaga de Galeno, una pandemia traída al centro del imperio cuando los ejércitos romanos regresaron de Asia occidental. La enfermedad fue causada por un patógeno desconocido que provocó síntomas como fiebre, diarrea y pústulas en la piel. (Los expertos creen que pudo haber sido viruela o sarampión).

Otro período frío se produjo entre los años 245 y 275 d. C., que nuevamente coincidió con una pandemia, conocida como la peste de Cipriano. Los registros históricos revelan que esta enfermedad provocaba vómitos, diarrea y en ocasiones putrificación de los miembros. Una vez más, los historiadores no saben qué causó la enfermedad, pero especulan que podría haber sido sarampión, viruela o algún tipo de fiebre hemorrágica.

Finalmente, el registro ambiental sugiere otra ola de frío después del año 500 d. C., coincidiendo con la Pequeña Edad del Hielo de la Antigüedad tardía (fue un episodio de enfriamiento del hemsferio norte entre los siglos VI y VII conocido por otros registros climáticos). En el año 541 d. C., el primer brote de peste bubónica azotó el oeste de Eurasia. La plaga de Justiniano, como se la conoce, fue precursora de la peste negra que devastaría Europa en el siglo XIII.

"La correlación entre los momentos en que Europa sufría importantes brotes de enfermedades infecciosas correspondientes a fases de clima frío es realmente sorprendente", dice Zonneveld.

Dibujo esquemático de la relación entre el cambio climático y los factores sociológicos, físicos y biológicos que influyen en los brotes de enfermedades infecciosas.

Hay muchas razones por las que los brotes de enfermedades y el clima pueden estar relacionados, aclara Harper, los cuales van desde cambios ecológicos que podrían hacer más probable el contagio de enfermedades animales a los humanos, hasta cambios en la resiliencia humana. En una sociedad agrícola como la antigua Roma, dijo, los agricultores pueden haber tenido dificultades para producir suficientes cultivos en períodos fríos, lo que llevó a una desnutrición que dejó a las personas más susceptibles a las enfermedades.

"El tema es interesante", afirma Ulf Büntgen (izquierda), profesor de análisis de sistemas ambientales en la Universidad de Cambridge y que no participó en el estudio. "Sin embargo, existen dudas sobre la certeza de la reconstrucción climática", dice a Live Science.

"El siguiente paso para los investigadores es hacer una comparación más profunda de los datos de los núcleos de sedimentos con otros registros climáticos y estudios arqueológicos del área central romana", sugiere Harper.

"Investigar la resiliencia de las sociedades antiguas al cambio climático pasado... podría darnos una mejor comprensión de estas relaciones y de los desafíos inducidos por el cambio climático que enfrentamos hoy", dijo Zonneveld.

La investigación fue publicada el viernes en la revista Science Advances.

Fuente: livescience.com | 27 de enero de 2024

La única pintura sobre Augusto descubierta en Elche: así era el rostro del primer emperador de Roma

Yacimiento de La Alcudia. Elche. UA

El legado que han dejado en Elche las civilizaciones que habitaron en las orillas del río Vinalopó durante miles de años en la antigua Ilici ha dado joyas arqueológicas de un valor incalculable. Una de las más destacadas del yacimiento de La Alcudia es un vaso de 17,5 centímetros de altura, anchura y diámetro en la que se encuentra dibujado el rostro del primer emperador de Roma, Augusto, en lo que sería la única representación pintada que se conserva de todo el Imperio.

Esta pieza, si las hipótesis son ciertas, inmortalizaría el cambio de una población ibérica a una romana. Su origen se remonta entre el 20 a.C. y el 20 d.C., cuando los romanos ocuparon las tierras de la provincia. El vaso, denominado Cantharus de Augusto o de Ilici, se creó con las técnicas utilizadas en la época, que se basaban en la mezcla de arcillas del Vinalopó con arcillas de Agost.

Esto dio como resultado una mezcla que con menos calor que otros elementos en los hornos de producción cerámica conseguía "artículos de una calidad extraordinaria", como explica la arqueóloga de la Universidad de Alicante, Mercedes Tendero (izquierda), quien participó en su estudio.

La especialista indica que "se trata de pastas muy depuradas manipuladas por maestros alfareros para crear piezas de mesa y almacenamiento que luego pasaban a los maestros pintores", señala Tendero, quien fue una de las investigadoras que se percató de las características especiales de la obra. "Nos dimos cuenta de que ese vaso no correspondía a la tipología de los utensilios de mesa que tenía el mundo ibérico, el alfarero que la hizo se inspiró en copas romanas fabricadas en oro o plata usadas en banquetes y rituales", aclara.

En ese momento les llamó mucho la atención que un ibero realizara una pieza que no pertenecía a su cultura. Así, descubrieron que ese tipo de objetos se estaban produciendo durante el cambio de era para atender a los gustos, modas y ritos de los nuevos ciudadanos de hace 21 siglos. Con estos datos pudieron acortar su periodo a años próximos al nacimiento de Jesús, rompiendo con la estimación anterior de 100 años de margen.

Cantharus de Ilici.

Separadas por las asas de sus laterales se encuentran dos escenas, una de ellas identificada con una diosa por los arreboles en las mejillas, y, en la escena contraria, dos personajes masculinos vistos de perfil. La arqueóloga manifiesta que "los rasgos físicos de uno de ellos, así como el pequeño rizoma que arranca de su cuello identificado con un 'lituus', un bastón ritual, están asociados a Augusto".

Para dar con esta interpretación, los arqueólogos que estudian La Alcudia tuvieron que "limpiar sus cabezas" y pensar en una sociedad romanizada en la que los alfareros fabricaban nuevos recipientes y en la que los pintores representaban lo que veían en las monedas de la época. "En el anverso, las acuñaciones de monedas suelen llevar siempre la imagen del emperador, era una forma de darle publicidad a quién era el gobernante, ya que no existía internet ni la prensa", resalta.

Pintura de Augusto del vaso junto a monedas con su rostro de perfil.

Además, añade que otra prueba que relaciona la pintura con el personaje histórico, conocido como Princeps, que significa primero, por ser el primer emperador, son los objetos que se encontraron en su interior. "Dentro hay una piedra semipreciosa para engarzar en un anillo o en un colgante que tiene tallado un capricornio, el símbolo de Augusto. Esta figura es tan representativa suya que, a veces, solo se le identifica con él", asegura.

Pequeño entalle de cornalina con una imagen grabada donde se puede observar, ampliando la imagen, un capricornio con tridente.

Reverso de un aureus de Augusto con su símbolo zodiacal del Capricornio, con el orbe romano entre sus patas y la cornucopia de la Fortuna sobre la espalda

Romanización de Elche

La importancia del vaso, más allá de ser una obra única del primer emperador en todos los territorios que formaban parte de sus dominios, reside en que representa la mezcla de dos culturas y la alta calidad de la producción de los alfares y de los pintores locales que dibujaban las escenas en ellos antes de darle la cocción final.

También habla de una cultura lo suficientemente romanizada para abastecer la demanda de los nuevos conquistadores, 900 legionarios que recibieron la condición de civiles por sus hazañas y que poblaron la antigua Elche con sus familias y las personas que les acompañaban para cambiar su historia para siempre.

Con los ideales de Roma se eliminan los impuestos, se dota a la población de alcantarillado público, abastecimiento de agua potable, espacios termales, plazas, templos, edificios, se acuña la moneda y se establece un patrono fundador de la Ilici, Titus Statilitus Taurus, uno de los generales más distinguidos.

Fuente: elespanol.com | 18 de enero de 2024

Hallan múltiples restos óseos de hace unos 10.000 años en el noreste de Brasil de un grupo desconocido de cazadores recolectores

Uno de los 43 esqueletos encontrados en el sitio arqueológico de São Luís, Brasil. (Crédito de la imagen: W. Lage. Arqueología).

Un equipo de arqueólogos han descubierto en Brasil un gran cementerio indígena que alberga más de 40 esqueletos y miles de ajuares funerarios de hace 10.000 años.

Los restos humanos más antiguos parecen pertenecer a una comunidad ancestral previamente desconocida, anterior a los sambaquis, cazadores-recolectores costeros que históricamente vivieron en la zona. El hallazgo es el registro más antiguo de seres humanos en el estado nororiental de Maranhão.

El cementerio, que alberga restos humanos de diferentes épocas, fue desenterrado en São Luís, la capital y ciudad más grande de Maranhão, antes de los trabajos de construcción de un programa de viviendas del gobierno. Los enterramientos fueron encontrados en la Granja Rosane, que posteriormente se convirtió en un sitio arqueológico urbano entre dos avenidas muy transitadas.

Arqueólogos desenterraron 43 esqueletos humanos y más de 100.000 artefactos en un sitio de construcción en Sao Luis, Brasil.

Los arqueólogos ya sabían que la zona de São Luís, también llamada Upaon-Açu, que significa "isla grande" en lengua indígena tupí-guaraní, albergaba huellas de actividad humana prehistórica. Por ejemplo, se descubrió una mandíbula prehistórica en Granja Rosane en la década de 1970 y otros artefactos encontrados en São Luís datan de hace 6.000 años, dijo a Live Science Wellington Lage (izquierda), el arqueólogo prinicpal de las recientes excavaciones. Estos restos fueron atribuidos a los pueblos sambaquianos, que dependían de los recursos marinos y construyeron montículos de conchas con restos de comida que alcanzaban hasta los 30 metros de altura.

La última excavación, que comenzó en junio de 2019, reveló inicialmente una variedad de cerámicas y herramientas de piedra fragmentadas. Luego, durante el pico de la pandemia COVID-19 en 2020, los arqueólogos encontraron el primer esqueleto a unos 60 centímetros debajo de la superficie.

Desde entonces, el equipo ha encontrado un total de 43 esqueletos y alrededor de 100.000 fragmentos de artefactos de al menos cuatro capas de sedimentos diferentes, lo que sugiere que el sitio fue ocupado por personas en al menos cuatro períodos distintos que abarcan hasta 8.500 años.

Un arqueólogo dibuja líneas para marcar capas de sedimentos de cuatro períodos diferentes.(Crédito de la imagen: W. Lage. Arqueología).

Según Lage, los esqueletos son de baja estatura, siendo el más alto de 1,6 m. La mayoría pertenecen a hombres adultos y hay restos de dos niños. "El análisis inicial sugiere que se trataba de personas involucradas en actividades físicas extenuantes, como lo demuestran las marcas óseas que indican carga y movilidad extensa", dice Lage a Live Science.

El esqueleto enterrado a mayor profundidad fue descubierto a casi 2 metros bajo tierra. Los arqueólogos lo dataron utilizando una técnica llamada datación por luminiscencia ópticamente estimulada (OSL). Esta técnica determina cuándo ciertos minerales cercanos a los huesos estuvieron expuestos por última vez al calor o la luz solar. Los resultados apuntaron a un período de tiempo de hace entre 7.000 y 10.000 años, revelando una posible y misteriosa población pre-sambaquiana en la región.

"Los hallazgos son la fecha más antigua que tenemos en el estado de Maranhão, de mediados y principios del Holoceno [hace 11.700 años hasta el presente], siendo representativos de la historia mundial en aquella época en la que América estaba poblada", dijo Sara Batista, arqueóloga. del Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional de Brasil (IPHAN), que no participó en la excavación, dijo a Live Science.

Una arqueóloga desentierra un cráneo encontrado en el sitio arqueológico de Granja Rosane. (Image credit: W. Lage. Arqueologia).

Para validar la datación de las diferentes capas del suelo, Lage enviará muestras al laboratorio estadounidense Beta Analytic para datación por radiocarbono en febrero para que el equipo pueda establecer cuándo ocuparon el sitio los siguientes grupos: pre-sambaquis, sambaquis, tupíes (culturas amazónicas) y tupinambás. — un subgrupo tupi que ocupó la costa atlántica y tuvo contacto con los europeos después de 1500.

Se espera que el trabajo de campo en Granja Rosane finalice dentro de seis meses. La constructora, en colaboración con el IPHAN y la Universidad Federal de Maranhão, proyecta construir un centro de conservación y almacenamiento para albergar los hallazgos arqueológicos, incluyendo un laboratorio de investigación y un museo.

Fuente: livescience.com | 19 de enero de 2024

Descubren una excepcional moneda de plata de hace 2.500 años en Israel: una de las primeras de la historia

La moneda de plata de hace unos 2.500 años descubierta en Israel. Emil Aladjem Autoridad de Antigüedades de Israel.

Una moneda de plata de la época del Primer Templo ha salido a la luz durante las excavaciones en un yacimiento israelí situado en los montes de Judea, al suroeste de Jerusalén. La acuñación, datada en el periodo persa, entre los siglos VI-V a.C., "es extremadamente rara", según ha anunciado la Autoridad de Antigüedades de Israel en un comunicado: en esta región solo se ha descubierto otra media docena de piezas similares.

"Fue acuñada en un momento en el que el uso de las monedas acababa de empezar. El excepcional descubrimiento arroja información sobre las relaciones comerciales y el proceso mediante el cual el comercio global pasó del pago mediante el pesaje de piezas de plata al uso de monedas", ha detallado Robert Kool (izquierda), director del Departamento de Numismática de la AAI. "Pertenece a un grupo de monedas muy antiguas que se acuñaron fuera de Israel, en las regiones de la Antigua Grecia, Chipre y Turquía", ha añadido el experto.

Los trabajos arqueológicos se enmarcaban en unas obras para la renovación de una carretera que sacaron a la luz un edificio datado en el siglo VII a.C. La moneda, que tenía un sello cuadrado incrustado en una de las caras, la cual se rompió y se partió en dos de forma intencionada. Según los investigadores, así se habría utilizado también como peso para las operaciones comerciales de la época. Más tarde, técnicas más sofisticadas produjeron monedas con sellos sobresalientes en lugar de hundidos.

Ruinas de una casa de la época del Primer Templo en las colinas de Judea, en una imagen publicada el 17 de enero de 2024. (Emil Aladjem/IAA).

Los arqueólogos Michal Mermelstein y Danny Benayoun, directores de la excavación, han explicado que el yacimiento se encontraba en una zona rural del antiguo reino de Judá el cual se fundó hace unos 2.700 años. Lo más singular es una casa de cuatro estancias característica de este periodo. Además de la moneda, los investigadores han sacado a la luz una punta de flecha y una pesa de piedra de unos 11 gramos.

La directora de excavación, Michal Mermelstein, con una punta de flecha de hierro del período del Primer Templo encontrada en el sitio. (crédito: Autoridad de Antigüedades de Israel).

"La pesa de piedra en forma de cúpula se habría usado para pesar metales, especias y otros productos habituales", han señalado los investigadores. "Tiene un antiguo sello para la palabra 'shekel' (en hebreo) y un trazo que lo representa. El peso era estándar para la región del reino de Judá, lo que demuestra que las mercancías se pesaban cuidadosamente en los mercados", han apuntado Mermelstein y Benayoun en el citado comunicado.

Peso de piedra con el término shekel' (en hebreo) siclo descubierto en una casa de la época del Primer Templo en las colinas de Judea. (Emil Aladjem/IAA).

"Las pequeñas monedas son una fuente crucial de información en la arqueología. A través de un objeto diminuto es posible rastrear los procesos de pensamiento humano y observar que nuestros hábitos económicos se han mantenido prácticamente intactos durante miles de años: solo ha cambiado la tecnología", ha reflexionado por su parte Eli Escuisido, director de la Autoridad de Antigüedades de Israel, según recoge The Times of Israel.

Fuente: elespanol.com | 17 de enero de 2024

Herramientas y huesos de 45.000 años de antigüedad revelan evidencia temprana del 'Homo sapiens' en el este de Asia

Reconstrucción de la vida cotidiana en el sitio de Shiyu (China) hace 45.000 años, por Xiaocong Guo. © IVPP

La aparición de fragmentos de rocas y huesos antiguos en el este de Asia están cambiando nuestra comprensión de la historia de la migración humana. Son artefactos encontrados en el yacimiento de Shiyu, situado en la provincia de Shanxi, en el extremo oeste de la famosa cuenca de Nihewan (China del norte), y que se descubrió y excavó en 1963. Un nuevo análisis ha revelado que fueron elaborados por el Homo sapiens hace unos 45.000 años.

Ello supone la primera evidencia de humanos modernos en el este de Asia, lo que sugiere que los Homo sapiens ya estaban establecidos en Shiyu, lo que provoca una nueva interpretación de los artefactos culturales encontrados anteriormente en este yacimiento.

«El sitio refleja un proceso de criollización cultural –contacto entre sociedades y pueblos reubicados– que mezcla características heredadas con innovaciones innovadoras, complicando así la comprensión tradicional de Homo sapiens' expansión global», explica en Scimex el arqueólogo Francesco D'Errico (izquierda), de la Universidad de Burdeos.

Shiyu ha sido conocido durante décadas como un sitio de importancia arqueológica. Estuvo habitada durante mucho tiempo: la secuencia sedimentaria tiene una profundidad de 30 metros y las capas que contiene se depositaron durante decenas de miles de años. Enterrados en el sedimento, los arqueólogos encontraron una rica variedad de herramientas y artefactos hechos y utilizados por las personas que vivieron allí.

Establecer quiénes eran estas personas y cuánto tiempo vivieron en la zona está dentro del proyecto de excavación en curso. Las primeras realizadas en 1963 arrojaron miles de objetos: 15 mil artefactos de piedra, miles de trozos de huesos y dientes… y un único fósil de homínido, un trozo de hueso de un cráneo identificado como perteneciente a Homo sapiens.

Artefactos iniciales del Paleolítico Superior de Shiyu, China. Una variedad de herramientas de piedra que incluyen puntas de Levallois (arriba), denticulados utilizados en el movimiento de aserrado y un raspador (abajo a la izquierda) y herramientas con espigas para empuñar mangos (abajo a la derecha).

Sin embargo, la mayor parte de la colección se perdió posteriormente, incluido el fragmento craneal. Sin inmutarse, los científicos llevaron a cabo otra excavación en 2013 dirigida por la paleoantropóloga Shi-Xia Yang (derecha) de la Academia de Ciencias de China, junto un equipo multidisciplinario internacional que ha trabajado ahora para caracterizar en detalle el yacimiento.

Se seleccionaron una gran cantidad de artefactos disponibles y se analizaron minuciosamente junto cono huesos de animales encontrados en el lugar. También se realizaron nuevos análisis de datación, mediante radiocarbono y luminiscencia ópticamente estimulada, técnicas que sirveb para fechar con precisión muestras tomadas de diferentes secciones de la secuencia de sedimentos.

Las dataciones revelaron que la capa más antigua de la secuencia se depositó hace unos 45.000 años. Por su parte, el análisis de los artefactos reveló una serie de habilidades tecnológicas, como el empleo de la Técnica Levallois para tallar piedras, desarrollado en Europa hace unos 250.000 años.

El conjunto también incluye puntas con espiga y puntas de proyectil con evidencias de fracturas por impacto, lo que sugiere capacidad de caza con las mismas. Por otro lado, también había obsidiana que sólo pudo haberse obtenido a gran distancia, al menos entre 800 y 1.000 kilómetros, lo que indica posible viajes de intercambio de materiales.

Otros elementos interesantes incluyen una herramienta de hueso trabajado y un disco de grafito con un agujero en el centro, cuyo propósito aún no está claro (aunque este último, especulan los investigadores, puede haber sido algún tipo de botón grande).

Herramientas de hueso arriba y fragmento de un disco perforado de grafito abajo. Hallados en el yacimiento de Shiyu en capas arqueológicas que datan de hace 45.000 años. El disco de grafito es la joya más antigua descubierta en China. Es posible que se haya utilizado como botón. © F. d'Errico

Los huesos de animales del lugar también resultan fascinantes. La mayoría de ellos eran équidos o huesos de caballo, en su mayoría adultos. Muchos de ellos tenían marcas de cortes que indicaban una matanza, lo que sugiere que los habitantes del sitio de Shiyu eran hábiles cazadores que se alimentaban de équidos.

«Todo ello pinta un cuadro complejo e inspirador. «La fusión de diversos rasgos culturales significa una adaptación compleja e innovadora de nuestros antepasados ​​durante su expansión territorial», dice Yang.

Vista general de la sección Shiyu. La autora principal, Shixia Yang, está preparando muestras para la datación por luminiscencia.

Combinado con el fragmento de cráneo (todavía perdido), el descubrimiento representa una pieza importante de la historia humana, dicen los investigadores. Quizás trabajos futuros descubran más pistas sobre las misteriosas personas que alguna vez habitaron en Shiyu, dejando rastros de su astucia e ingenio que serán descubiertos por sus descendientes decenas de miles de años después.

«Comprender las complejidades de nuestro pasado antiguo puede ofrecer conocimientos invaluables sobre los diversos caminos seguidos por nuestros antepasados ​​y la riqueza de la adaptación humana». dice el arqueólogo Michael Petraglia (izquierda), de la Universidad Griffith, en Australia.

«Este descubrimiento en Shiyu revela una historia cautivadora de la migración humana temprana y la fusión cultural, ampliando el conocimiento de nuestros orígenes antiguos y la notable adaptabilidad del Homo sapiens».

La investigación fue publicada en Nature, Ecology, Evolution.

Fuentes: f1mundial.com | news.griffith.edu.au | 19 de enero de 2024