Huellas fósiles halladas en playas de Sudáfrica señalan que, hace más de 75.000 años, ya se usaba algún tipo de calzado similar a chanclas

Una huella fósil encontrada en las playas del sur del Cabo de Buena Esperanza. Charles Helm.

Un importante hallazgo fue realizado por un grupo de arqueólogos quienes dieron con huellas fósiles de nuestra especie en Sudáfrica, las cuales sugieren que se pudo haber haber usado probablemente chancletas o chanclas ya en la Edad de Piedra Media (hace 150.000 y 75.000 años).

Este descubrimiento arqueológico podría significar que nuestra especie tenía capacidades cognitivas y prácticas complejas mucho antes de lo que se pensaba, según los estudios de arqueología.

El calzado más antiguo conocido en Europa tiene unos 6.000 años, pero los rastros de fósiles de tres paleosuperficies (superficies de considerable antigüedad) encontrados en la costa del Cabo de Sudáfrica cambian esa narrativa.

Según uno de los investigadores, el Dr. Bernhard Zipfel (izquierda), del Instituto de Estudios Evolutivos de la Universidad de Witwatersrand, Sudáfrica, la nueva evidencia revela que los humanos anatómicamente modernos de la época ya usaban algún tipo de calzado para caminar por la playa. "Todos suponíamos que la gente habitualmente andaba descalza. Sin embargo, en aquella época la costa sur del Cabo tenía rocas muy afiladas. Tiene sentido que la gente usara calzado para protegerse. Hace cien mil años, una lesión en el pie podría haber sido fatal", dijo Zipfel en un comunicado.

No hay pruebas contundentes de qué tipo de calzado usaban los antiguos homínidos. El cuero y los materiales vegetales se habrían biodegradado. Zipfel y sus compañeros investigadores consideraron, por tanto, determinadas huellas como pistas de uso de "calzado".

Sin embargo, el registro global de sitios atribuidos con huellas de calzado es escaso y sólo se han postulado cuatro yacimientos de esta naturaleza con más de 30.000 años de antigüedad, todos ellos de Europa occidental. Esto incluye un yacimiento neandertal. Por tanto, la investigación en icnología puede desbloquear nuevos conocimientos sobre la historia de la civilización.

La icnología ayuda a buscar evidencia de huellas de personas que usan algún tipo de calzado. Al analizar estas huellas, los icnólogos pueden aprender más sobre el comportamiento, el movimiento y las interacciones de las poblaciones humanas antiguas.

Foto: Huellas que tienen bordes nítidos ni marcas de dedos sugieren que sus creadores pudieron haber estado calzados. Crédito de la imagen: Charles Helm.

¿Qué calzado era utilizado?

Zipfel, que también es podólogo, cree que el tipo de calzado que se usaba eran plakkies, o lo que conocemos como chancletas o chanclas. Esto está respaldado por evidencias arqueológicas recientes de sandalias usadas por el pueblo San. "Era importante que este tipo de calzado resistiera las preocupaciones medioambientales", explica.

Los investigadores improvisaron calzado primitivo y con él caminaron arriba y abajo por las mismas playas que pisaron lo homínidos. Al caminar en diversas condiciones pudieron estudiar la huellas dejadas por el calzado de chanclas tanto en la arena seca como mojada. El equipo pudo comparar los sitios con huellas reales (entre 150.000 y 70.000 años de antigüedad) de calzado a través de imágenes computarizadas. "Comprobamos que había correlaciones asombrosas", dijo Zipfel.

Su teoría, publicada en la revista Ichnos, revela al menos tres sitios de huellas en la costa sur del Cabo que pueden haber sido creadas por humanos que usaban algún tipo de calzado.

"Aunque nuestra evidencia no es concluyente, estamos satisfechos con nuestros descubrimientos. También contribuimos a la investigación sobre cuándo los humanos pudieron comenzar a calzarse. Estas investigaciones han sido pocas y espaciadas, pero vale la pena señalar que los hallazgos de la investigación sugieren firmemente que la región del sur de África ha sido un centro para el desarrollo de capacidades cognitivas y prácticas durante un largo período", concluye Zipfel.

Fuentes: theconversation.commdzol.com

Arqueólogos afirman que roca grabada es un 'mapa del tesoro'

La losa Saint-Belec tras ser restaurada en Leuhan, Francia. Imagen: Paul du Chatellier/Archives departementales du Finistere/AFP.

Un trozo de roca con misteriosas marcas que permaneció en gran parte sin estudiar durante 4.000 años se considera ahora un "mapa del tesoro" para los arqueólogos, que lo utilizan para buscar yacimientos antiguos en el noroeste de Francia.

La llamada losa de Saint-Belec fue reivindicada en 2021 como el mapa más antiguo de Europa, y, desde entonces, los investigadores trabajan para comprender sus grabados, tanto para datarla como para redescubrir monumentos perdidos.

"Utilizar el mapa para intentar encontrar yacimientos arqueológicos es un gran enfoque. Nosotros nunca trabajamos así", afirma Yvan Pailler (izquierda), profesor de la Universidad de Bretaña Occidental (UBO).

Los yacimientos antiguos se descubren más a menudo gracias a sofisticados equipos de radar, fotografías aéreas o por accidente en las ciudades cuando se excavan los cimientos de nuevos edificios.

La búsqueda del tesoro podría durar 15 años

"Es el mapa de un tesoro", afirma Pailler. Pero el equipo no ha hecho más que empezar su búsqueda del tesoro. El mapa antiguo abarca un área de unos 30 por 21 kilómetros. Clement Nicolas (derecha), del CNRS, colega de Pailler, explica que "habrá que inspeccionar todo el territorio y cotejar las marcas de la losa. Según él, ese trabajo podría llevar 15 años".

Nicolas y Pailler formaron parte del equipo que redescubrió la losa en 2014 (fue descubierta inicialmente en 1900 por un historiador local que no comprendió su importancia).

A los expertos franceses se unieron colegas de otras instituciones francesas y extranjeras para empezar a descifrar sus misterios. "Había algunos símbolos grabados que enseguida cobraron sentido", explica Pailler.

En las gruesas protuberancias y líneas de la losa podían verse los ríos y montañas de Roudouallec, parte de la región de Bretaña, a unos 500 kilómetros al oeste de París. Los investigadores escanearon la losa y la compararon con los mapas actuales, encontrando una coincidencia aproximada del 80 %.

"Aún tenemos que identificar todos los símbolos geométricos y la leyenda que los acompaña", explica Nicolas.

La losa está llena de pequeños huecos que, según los investigadores, podrían indicar túmulos, viviendas o depósitos geológicos. Descubrir su significado podría dar lugar a una avalancha de nuevos hallazgos.

Contextualizar el descubrimiento

Pero antes, los arqueólogos han pasado las últimas semanas excavando en el lugar donde se descubrió inicialmente la losa, que, según Pailler, es uno de los mayores enterramientos de la Edad de Bronce en Bretaña. "Intentamos contextualizar mejor el descubrimiento para poder datar la losa", explica Pailler.

En la última excavación ya han aparecido un puñado de fragmentos de la losa no descubiertos hasta ahora. Al parecer, las piezas se habían roto y utilizado como muro de una tumba, lo que, según Nicolas, podría significar una dinámica de poder cambiante en los asentamientos de la Edad del Bronce.

La zona cubierta por el mapa corresponde probablemente a un antiguo reino, tal vez uno que se derrumbó en revueltas y rebeliones. "La losa grabada ya no tenía sentido y estaba condenada al romperse y utilizarse como material de construcción", explica Nicolas.

Fuente: dw.com | 25 de octubre de 2023

Descubren una tumba neolítica de 5.000 años de antigüedad en las islas Orcadas (Escocia)

Imagen de los trabajos de excavación en una de las pequeñas cámaras encontradas junto a la sala principal. National Museums Scotland.

Mainland es la isla principal de las Orkney, también conocidas como las islas Orcadas, un archipiélago compuesto por unas setenta islas y situado en el norte de Escocia. Ha sido en este remoto paraje donde un equipo de arqueólogos dirigidos por Hugo Anderson-Whymark, de los Museos Nacionales de Escocia, y Vicki Cummings, de la Universidad de Cardiff, acaba de realizar un fantástico descubrimiento: un túmulo funerario que contenía una tumba neolítica de 5.000 años de antigüedad.

La tumba ha sido descubierta por los arqueólogos después de tres semanas de excavación en el interior de un túmulo, de 15 metros de diámetro, en la pequeña población de Holm, una localidad situada en East Mainland. El túmulo contenía una estructura de piedra a la que se accedía a través de un pasillo de siete metros de largo.

Los muros de piedra seca (un tipo de técnica constructiva) que se han conservado revelaron una gran cámara de piedra de forma casi rectangular situada en el centro del túmulo. Esta cámara estaba rodeada por otras seis laterales más pequeñas y que en su día tuvieron techos de piedra en voladizo.

Uno de los arqueólogos durante los trabajos de recuperación de algunos de los esqueletos encontrados. National Museums Scotland.

DESTRUIDA Y RESCATADA

Estas características han permitido a los investigadores clasificar este recinto funerario como una "tumba de paso" (una sepultura con una o más cámaras funerarias cubiertas de tierra o piedra) del tipo Maes Howe, típico de las Orcadas. A diferencia de otras tumbas parecidas, y que pueden verse a simple vista, la de Holm quedó enterrada bajo un campo ya que fue destruida parcialmente a finales del siglo XVIII o principios del XIX para suministrar piedra de construcción a una granja cercana.

Además, después de que en 1896 el hijo del dueño de la granja realizase una serie de excavaciones en las que aparecieron una maza de piedra, una bola y ocho esqueletos –hallazgos que fueron publicado en el periódico local The Orcadian por el anticuario James Walls Cursiter, quien especuló con que aquel lugar podría ser una tumba–, la ubicación exacta de la tumba se perdió. Hasta ahora.

Fueron aquellos primeros descubrimientos los que impulsaron los trabajos de excavación que actualmente se están llevando a cabo en el túmulo de Holm con excelentes resultados, ya que los arqueólogos han logrado sacar a la luz catorce esqueletos enteros de hombres, mujeres y niños y otros restos óseos que se depositaron en una cámara lateral.

Los arqueólogos llevan a cabo los trabajos de excavación en el interior de la tumba con extrema minuciosidad. National Museums Scotland.

LA RIQUEZA ARQUEOLÓGICA DE LAS ORCADAS

Hugo Anderson-Whymark (izquierda) ha explicado que "las Orcadas son excepcionalmente ricas en arqueología, pero no esperábamos encontrar una tumba de este tamaño en una excavación a tan pequeña escala. Es increíble pensar que este monumento, antaño impresionante, estuvo a punto de perderse sin dejar rastro, aunque afortunadamente ha sobrevivido lo suficiente como para que podamos comprender el tamaño, la forma y la construcción de esta tumba".

Por su parte, Vicki Cummings (derecha) ha declarado que "la conservación de tantos restos humanos en una parte del monumento es asombrosa, sobre todo porque casi toda la piedra ha sido sustraída para obtener material de construcción".

"Es increíblemente raro encontrar estos depósitos funerarios, incluso en tumbas de cámara bien conservadas, y estos restos permitirán comprender mejor todos los aspectos de la vida de estas gentes", concluye la arqueóloga.

Los trabajos de excavación en el túmulo son cuidadosamente documentados por los arqueólogos. National Museums Scotland.

Fuentes: nationalgeographic.com.es | 26 de octubre de 2023

Hallan restos de nómadas de hace 13.000 años en obras del metro de Santiago de Chile

Foto: Entre las piezas encontradas hay puntas de lanza de piedra, semillas y fragmentos de huesos de camélidos, etc. (Twitter / @metrodesantiago).

Un grupo de arqueólogos que acompañan la construcción de una obra del metro de Santiago de Chile encontraron vestigios de hace 13.000 años, incluidos ocho esqueletos humanos, que revelan por primera vez la presencia de poblaciones nómadas en el valle de la capital chilena.

"Este antecedente es inédito para la arqueología nacional porque no se conocían grupos cazadores-recolectores en el valle de Santiago", explicó el jueves a la AFP la arqueóloga Consuelo Carracedo durante la presentación del inédito hallazgo.

La agencia AFP consignó que entre las piezas encontradas, que datan del período arcaico (11.000-300 a. C), hay ocho esqueletos humanos, puntas de lanza de piedra, semillas y fragmentos de huesos de camélidos, entre otros vestigios.

Antes de estas excavaciones, sólo se conocía la existencia de poblaciones nómadas en la cordillera y en la costa de lo que hoy es Chile central. A raíz de este nuevo hallazgo arqueológico, los científicos creen que poblaciones de cazadores-recolectores pasaron y se establecieron temporalmente en lo que actualmente se conoce como la ciudad de Santiago.

"Estos restos nos proporcionan información importante, porque nos dicen que estos grupos estaban transitando a través del río Mapocho (que cruza de este a oeste Santiago)", aseguró la experta.

Desde 2020 se realizan trabajos de arqueología en un terreno de 17 hectáreas ubicado en el municipio de Renca, en el noroeste de Santiago. Allí se levantarán los estacionamientos y talleres de reparación de los trenes de la nueva línea 7 del metro, que se espera esté en funcionamiento en 2028.

Los arqueólogos exploran el terreno con pinceles, espátulas y pequeñas palas en búsqueda de vestigios que den cuenta de los modos de vida de la época antigua.

"Aquí había una llanura de inundación, donde el río Mapocho crecía, depositaba sedimento fino, lo que cubrió los restos", sostiene la arqueóloga Carracedo.

"Con este hallazgo se ha podido realizar una secuencia de ocupaciones completa, desde el período más temprano, que es el arcaico, hasta la aparición de grupos alfareros, históricos e incluso tiempos recientes", añadió.

En términos de cronologías y grupos culturales, los contextos arqueológicos encontrados en el sitio presentan objetos diagnósticos con atributos que permiten vincularlos con el Período Arcaico (11.000 a 300 a. C.), Período Alfarero Temprano (300 a. C. al 1.000 d. C.), Período Intermedio Tardío o Tardío (1.000 a 1.536 d. C.) y Período Histórico Colonial (1.536 a 1.810 d. C.).

Una vez vez desenterrados y analizados, los restos arqueológicos serán conservados y embalados para ser resguardados en el Museo Nacional de Historia Natural.

Fuentes: telam.com.ar | biobiochile.cl | 26 de octubre de 2023

El festín neandertal descubierto en una cueva de Burgos: las presas que comieron hace 46.000 años

Excavación del nivel 4 de la cueva de Prado (Burgos) en la campaña de 2023.

Hace 46.000 años un grupo de Homo neanderthalensis merodeaba por la actual Merindad de Sotoscueva, al norte de Burgos. Allí se asentaron durante generaciones en la cueva de Prado Vargas, alimentándose con la carne de la caza de cientos de herbívoros y apurando al máximo sus restos.

La cueva donde se encuentra el yacimiento es solamente una de las miles de cavernas que existen en el complejo kárstico de Ojo Guareña. Con sus más de 100 kilómetros de túneles, galerías y simas constituye uno de los conjuntos más grandes de Europa y continúa desvelando enormes misterios hasta el día de hoy, incluida la dieta neandertal.

Un reciente estudio liderado por Héctor de la Fuente Juez, investigador predoctoral de la Universidad de Burgos, y publicado en la revista Archaeological and Anthropological Sciences ha analizado los más de 6.000 restos y dientes de animales provenientes en su gran mayoría de las campañas de excavación en el nivel 4 del yacimiento.

Situación geográfica de Prado Vargas. a Localización de Prado Vargas en la península ibérica. b Ubicación del yacimiento en la provincia de Burgos. c Ubicación del sitio en el Monumento Natural Ojo Guareña.

Expertos cazadores

El intensivo estudio taxonómico de estos restos ha permitido demostrar que, en esos momentos, en el ecosistema de Ojo Guareña, vivían, junto a los neandertales, los antepasados prehistóricos de numerosos herbívoros como ciervos, gamos, caballos, rebecos, cabras montesas, conejos, bisontes y vacas.

Una vez identificadas las especies que formaban la colección de fósiles, para la investigación se realizó un estudio tafonómico y zooarqueológico de cada resto hallado. La disciplina se encarga de estudiar la historia de estos animales desde que murieron hasta que sus restos fueron recuperados en el yacimiento, mientras que la zooarqueología se especializa en estudiar los restos que quedan en sus huesos, tras haber sido procesados por los neandertales. Las huellas se corresponden, principalmente, con marcas de corte producidas por las herramientas de piedra, marcas de percusión para quebrar los huesos e incluso marcas dentales producto de mordiscos.

Elementos esqueléticos encontrados en el Nivel 4 de Prado Vargas: una mandíbula de Sus scrofa (jabalí) ; b mandíbula de Cervus elaphus (ciervo); asta de Cervus elaphus.

Los grupos humanos documentados en Prado Vargas cazaban principalmente ciervos, cabras montesas, rebecos y caballos y, en menor medida, bisontes y jabalís. En su gran mayoría preferían los ejemplares adultos, llevando hasta la cavidad las extremidades de estos a juzgar por la enorme cantidad de fémures, tibias, radios y metápodos excavados. Allí apuraban al máximo las piezas, consumiendo su carne y extrayendo el tuétano, una excelente fuente adicional de grasas y proteínas. Estos estudios han permitido identificar a los neandertales como el primer agente acumulador de estos restos de animales en Prado Vargas.

Además de su valor nutricional, también buscaban su uso como combustible y como textil, empleando sus pieles y tendones para la fabricación de cuerdas y ropas. En cuanto a los restos óseos, una vez extraído hasta el último gramo consumible, muchos fueron reutilizados como retocadores con los que modificar el filo de sus herramientas de piedra. Gran cantidad de los restos óseos descubiertos fueron quemados, abriendo la posibilidad de que también usasen los huesos como combustible para alimentar las innumerables hogueras documentadas en la cueva burgalesa.

Alteraciones tafonómicas documentadas en el Nivel 4 de Prado Vargas. a Marcas de corte en la primera falange de Capra pyrenaica (cabra montés); b Marcas de corte en un maxilar de Cervus elaphus (ciervo); c Marcas de corte en un fémur de pequeño tamaño; d Marcas de corte en el metatarsiano de Cervus elaphus; e muesca de percusión en el metatarsiano de Cervus elaphus; f muesca de percusión en un fémur de gran tamaño; g Cilindro diafisario generado en un hueso radio de pequeño tamaño.

Las marcas de corte se encuentran en muchas ocasiones superpuestas con las mordeduras dejadas por otros carnívoros presentes en la región en estos momentos: leones, lobos, zorros y tejones, además del legendario oso cavernario. Esto indica que los neandertales primero consumían a sus presas y que, cuando la cueva no estaba habitada, accedían a la misma lobos, zorros y osos buscando carroña. Esto demuestra que la competencia entre estos grupos humanos y el resto de carnívoros -que también incluiría a leones y tejones- fue más bien escasa.

Finalmente, el análisis del microdesgaste y erupción dental de los restos de animales ha servido para ratificar que los neandertales se establecieron en la cueva de Prado Vargas de manera reiterada y prolongada en diversos momentos. Y establecieron en ella un campamento de larga duración durante varias generaciones, desde la primavera hasta finales del otoño.

El artículo publicado se enmarca dentro de las investigaciones y excavaciones realizadas por el equipo arqueológico liderado por Marta Navazo Ruiz (Profesora Titular de Prehistoria de la Universidad de Burgos), Rodrigo Alonso Alcalde (coordinador del Museo de la Evolución Humana y profesor asociado de Prehistoria en la UBU) y Alfonso Benito Calvo (Investigador del Centro Nacional en Evolución Humana) que desde 2016 han recuperado más de 15.000 restos y que cuentan con el apoyo de la Fundación Palarq y la Fundación Atapuerca.

Fuentes: elespanol.com | agenciasinc.es | 25 de octubre

Nuevas fotos de la Guerra Fría revelan un hallazgo que altera la frontera este del Imperio Romano

Una muestra de las fotografías aéreas tomadas por Antoine Poidebard (Referencia Poidebard 1934 ): A) fuerte en Qreiye; B) Fuerte romano y caravasar medieval en Birke; C) fuerte en Tell Zenbil; y D) castellum en Tell Brak.

El jesuita francés Antoine Poidebard ostenta la etiqueta de padre de la arqueología aérea. En la década de 1920, al principio de la edad de la aviación, el cura, que había pilotado un biplano durante la I Guerra Mundial, se subió a un avión para documentar desde el cielo y con una cámara más de un centenar de fuertes y estructuras romanas en una zona que hoy abarca las actuales Siria, Irak y Jordania. Según concluyó en una monografía titulada La Trace de Rome dans le desert de Syrie (1934), todas estas instalaciones habrían formado una línea defensiva de más de 1.000 kilómetros en la frontera oriental del Imperio Romano.

Si bien sus hipótesis han sido desde entonces bastante aceptadas por la comunidad académica, Poidebard no logró aventurar la verdadera dimensión de este sistema de fortificaciones. Revisando una serie de imágenes desclasificadas tomadas por satélites espías de la CIA estadounidense durante la Guerra Fría, en las décadas de 1960 y 1970, un equipo de arqueólogos ha descubierto 396 fuertes inéditos o estructuras similares —la mayoría son cuadradas y miden entre 50 y 80 metros por lado, aunque las hay el doble de grandes y más complejas con múltiples edificios—, que se suman a los 116 identificados por el explorador jesuita y que modifican la teoría más aceptada hasta ahora.

La disposición espacial de los nuevos yacimientos localizados —habría que confirmar in situ, con excavaciones arqueológicas, que todos se remontan a la época romana— forma más bien una línea de este a oeste siguiendo los márgenes del desierto interior que conecta Mosul y el río Tigris con Alepo, en el oeste de Siria. Poidebard propuso que los romanos desarrollaron una línea defensiva de fortificaciones de norte a sur, a grandes rasgos desde las antiguas ciudades de Palmira y Raqqa, en el Éufrates, hasta Nisibis, en el sur de la actual Turquía.

Mapas de distribución de fuertes documentados por (arriba) Poidebard (Referencia Poidebard1934 ), en comparación con la distribución (abajo) de los fuertes encontrada en imágenes satelitales.

"La distribución de estos fuertes surgiere que no funcionaron como una muralla fronteriza con una serie de torres y campamentos fortificados diseñados para frenar las incursiones hacia el oeste de los ejércitos persas o de las tribus nómadas en aldeas de agricultores. Nuestros hallazgos respaldan la hipótesis alternativa de que tales fuertes sustentaban un sistema de comercio, comunicaciones y transporte militar interregional basado en caravanas", escriben los investigadores, liderados por Jesse Casana (izquierda) del Dartmouth College de New Hampshire (EEUU), en un artículo publicado en la revista Antiquity.

Las 396 estructuras inéditas, en este sentido, habrían sido un esfuerzo de la maquinaria imperial por garantizar el comercio entre las provincias orientales y los territorios que no se encontraban bajo el gobierno de Roma, así como enclaves para que los viajeros se tomasen un descanso en su recorrido por el desierto e hidratasen a los camellos y al ganado. Es decir, un limes mucho menos rígido de lo que se creía.

Mapa del limes romano, incluida la ruta hipotética de la carretera principal (en negrita) que siguió Poidebard en su reconocimiento aéreo.

Las dataciones de algunos fuertes de la zona de Oriente Próximo que se han realizado en otros estudios apuntan a una cronología que va desde el siglo II hasta el VI d.C. Poidebard, que hizo sondeos en algunos de estos sitios, había propuesto los siglos II-III d.C. para la construcción las fortificaciones, coincidiendo con las inversiones que se realizaron en el limes oriental del Imperio romano durante los reinados de Septimio Severo y Diocleciano.

Muestras de fuertes grandes registrados por Poidebard: A) Meskene (NASA20000); B) Khirbet Hassan (CRN2375); C) al-Hân (CRN2288); D) Dígale a Toumr (CRN3039); E) Qreiye-Ayyash (NASA1500); F) Tell Mu'ezzâr (NASA1480) (figura de los autores; imágenes CORONA cortesía del Servicio Geológico de EE. UU.).

Las imágenes empleadas en este estudio forman parte del primer programa de satélites espías del mundo —el CORONA y su sucesor HEXAGON— llevado a cabo en un momento de gran tensión geopolítica entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Según los investigadores, estas fotografías aéreas de alta resolución conservan el aspecto de un paisaje que se ha visto gravemente afectado en las últimas décadas por los usos modernos de la tierra. Muchos de los yacimientos identificados gracias a estas capturas han desaparecido en la actualidad por nuevas construcciones o por explotaciones agrícolas.

Fuente: elespanol.com | 26 de octubre de 2023

Un estudio sugiere que un cambio climático probablemente afectó a las poblaciones humanas en el Neolítico y la Edad del Bronce

El Schneiderberg, cerca de Baalberge (Sajonia-Anhalt, Alemania), es un túmulo funerario construido en el Neolítico y ampliado varias veces. Una ampliación tuvo lugar alrededor del año 2000 a. C. y contenía un entierro sorprendente ricamente amueblado. Se trata de uno de toda una serie de enterramientos de este tipo en la región del macizo de Harz y que datan de una época de condiciones climáticas desfavorables. La vinculación de los datos sobre el desarrollo demográfico con los datos climáticos regionales y los hallazgos arqueológicos reales en el estudio proporciona nuevos conocimientos sobre la interconexión de las fluctuaciones climáticas y los cambios sociales en Europa Central hace entre 5.500 y 3.500 años. Crédito: Johannes Müller, CC-BY 4.0 (creativecommons.org/licenses/by/4.0/)

Las poblaciones humanas en la Europa neolítica fluctuaron con los cambios climáticos, según un estudio publicado el 25 de octubre de 2023 en la revista de acceso abierto PLOS ONE por Ralph Großmann de la Universidad de Kiel, Alemania, y sus colegas.

El registro arqueológico es un recurso valioso para explorar la relación entre los seres humanos y el medio ambiente, en particular cómo cada uno se ve afectado por el otro. En este estudio, los investigadores examinaron regiones de Europa Central ricas en restos arqueológicos y fuentes geológicas de datos climáticos, y utilizaron estos recursos para identificar correlaciones entre las tendencias de la población humana y el cambio climático.

Las tres regiones examinadas son la región de Circumharz en el centro de Alemania, la región de la República Checa/Baja Austria y el Foreland alpino del norte del sur de Alemania.

Los investigadores compilaron más de 3.400 dataciones de radiocarbono publicadas de sitios arqueológicos en estas regiones para que sirvieran como indicadores de poblaciones antiguas, siguiendo la lógica de que hay más fechas disponibles de poblaciones más grandes que dejan más materiales. Los datos climáticos provienen de formaciones de cuevas en estas regiones que proporcionan información datable sobre las condiciones climáticas antiguas. Estos datos abarcan el período 3550-1550 a. C., desde el Neolítico tardío hasta la Edad del Bronce Temprano.

El estudio encontró una correlación notable entre el clima y las poblaciones humanas. Durante las épocas cálidas y húmedas, las poblaciones tendieron a aumentar, probablemente impulsadas por mejores cultivos y economías. Durante las épocas frías y secas, las poblaciones a menudo disminuían, experimentando a veces cambios culturales importantes con evidencia potencial de una creciente desigualdad social, como el surgimiento de "entierros principescos" de alto estatus de algunos individuos en la región de Circumharz.

Estos resultados sugieren que al menos algunas de las tendencias de las poblaciones humanas a lo largo del tiempo pueden atribuirse a los efectos del cambio climático. Los autores reconocen que estos datos son susceptibles de estar sesgados por las limitaciones del registro arqueológico en estas regiones, y que será importante contar con más datos para respaldar estos resultados. Este tipo de estudio es crucial para comprender la conectividad humana con el medio ambiente y los impactos del cambio climático en las culturas humanas.

Los autores añaden: "Hace entre 5.500 y 3.500 años, el clima fue un factor importante en el desarrollo de la población en las regiones alrededor de las montañas de Harz, en el promontorio alpino del norte y en la región de lo que hoy es la República Checa y Austria. Sin embargo, no sólo el tamaño de la población, sino también las estructuras sociales cambiaron con las fluctuaciones climáticas".

Fuente: phys.org | 25 de octubre de 2023