La necrópolis de Cañaveral (Huelva), donde se hallaron varias estelas, era una vía de paso estratégica en la península ibérica

Leonardo García Sanjuan, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Sevilla y uno de los responsables del Grupo de Investigación Atlas, / CLARA CARRASCO (Cañaveral de León).

Tras encontrarse de manera azarosa la primera estela diademada en el camino rural de las Capellanías (Cañaveral de León, en Huelva) el pasado 2018, los arqueólogos comenzaron la campaña de excavaciones en el entorno, descubriendo un gran complejo funerario excepcional por su gran significación histórico y, además, por su singularidad geográfica.

Leonardo García Sanjuan, catedrático de prehistoria de la Universidad de Sevilla y uno de los responsables del Grupo de Investigación Atlas de la US, cuenta a Huelva Información cómo en el yacimiento lo que parecen pavimentos del camino, no lo son en realidad. "Son tumbas prehistóricas que están a ras del suelo". Un hito que descubrieron después de un arduo trabajo.

Una de las tumbas encontradas en el yacimiento de las Capellanías en Cañaveral de León / CLARA CARRASCO (Cañaveral de León).

Actualmente acaban de dar por finalizada la campaña (aunque no porque se haya excavado todo el terreno, ni mucho menos). "Hemos estado trabajando casi cuatro semanas en septiembre, cuando encontramos la tercera estela diademada. Fue el mismo tiempo que estuvimos excavando el pasado año", explica Leonardo. El equipo ha estado formado por unas 17 personas en la zona. "Se ha excavado solo una pequeña parte del yacimiento, pero se ha parado porque es un trabajo extensivo, agotador y todos los arqueólogos tenemos que compaginar estas labores con el trabajo en las universidades".

Y no es para menos. Tras explorar el terreno llegaba la recompensa. "Nos llevamos una sorpresa mayúscula al encontrar debajo del camino, así como a ambos lados, una serie de tumbas". Del estudio se extraen muchas conclusiones. Lo primero que es importante y que llama mucho la atención es la asociación entre las tres estelas encontradas y estas tumbas, monumentos prehistóricos. "Hablamos de una necrópolis con unas tumbas que se pueden considerar monumentales".

La tercera estela (diademada) localizada en la excavación de Cañaveral de León (Huelva).

Las estelas eran esculturas que protegían a los caminantes

En primer lugar, el arqueólogo aclara que una estela es una escultura prehistórica (dentro de los cánones estéticos específicos de la época) caracterizada por ser esquemática, en las que las cosas se representan de una manera muy sutil. Una piedra de 1,20 metros aproximadamente, que pesa 140 kg y que en la parte frontal tiene grabados una serie de motivos. Durante aproximadamente 100 años se ha estado debatiendo sobre si estas esculturas eran monumentos marcadores de tumbas, es decir, monumentos funerarios. Pero no había pruebas, porque de las más de 300 estelas de este tipo que se conocen en la península ibérica, en España y Portugal, el 99% habían sido encontradas por casualidad.

"Halladas en una excavación científica, sujetas a sistemas de observación técnicos, como lo que hemos estado realizando nosotros, solo se han encontrado dos. Las dos últimas de Cañaveral de León. De ahí la importancia que estos hallazgos tienen, porque ahora ya tenemos claro que, efectivamente, estos monumentos se asocian a tumbas y esto quiere decir que tienen un sentido funerario. Son monumentos que conmemoran a personas enterradas aquí".

Yacimiento de las CapellaníasC / CLARA CARRASCO (Cañaveral de León).

La segunda razón por la que estas estelas son importantes es porque se han encontrado tres juntas, prácticamente en 25 metros y además asociadas a un camino. "Los caminos son unos elementos del paisaje muy especiales. En la cultura romana se ponían esculturas para proteger a los caminantes. Estas estelas se ha pensado que podrían tener esta significación, que funcionaban como marcadores de camino, pero además en una vía de gran relevancia. Este es un camino que aunque parezca rural, se encuentra formando parte de una ruta importantísima, que conecta el Bajo Valle del Guadalquivir (Sevilla) con el noroeste. Y esa era la principal ruta de comunicación en la península ibérica antes de que apareciera Madrid en el mapa. Queda así demostrado que este era un camino fundamental de larga distancia, de Sevilla a Santiago de Compostela".

Se presume que en el Yacimiento de las Capellanías puede haber más de 30 tumbas en total, de las cuales se han excavado nueve. Unas tumbas agrupadas en túmulos funerarios (tres encontrados hasta el momento), así como otros 'mini túmulos', que no son más que "pequeñas agrupaciones de piedras para conmemorar una tumba".

Yacimiento de las Capellanías, en Cañaveral de León / CLARA CARRASCO (Cañaveral de León).

"De las nueve tumbas que hemos excavado, vemos que hay entre tres o cuatro morfologías diferentes entre ellas". Dentro de estas tumbas han aparecido cinco urnas (dos de ellas de enormes dimensiones) con huesos dentro, además de otros huesos que estaban sueltos. Se piensa que esas sociedades practicaban la cremación. Las urnas, cuenta el experto, se encuentran ahora en la Universidad de Sevilla porque tienen que terminar de estudiarlas, restaurarlas y consolidarlas antes de entregarlas al Museo de Huelva.

Tras los hallazgos, el siguiente paso es hacer el estudio post excavación, algo que conllevará meses, si no años. La comunidad científica irá poco a poco confirmando evidencias hasta certificar lo que será un antes y un después de las Capellanías. De momento, este yacimiento de valor incalculable será tapado hasta una nueva campaña de excavación, para evitar su desgaste por el temporal o los animales que habitan próximos a la zona.

Yacimiento de las Capellanías, en Cañaveral de León / CLARA CARRASCO (Cañaveral de León).

Fuente: huelvainformacion.es | 22 de octubre de 2023

La llegada de los agricultores de Oriente Medio a Europa ‘diluyó’ el ADN neandertal

Reconstrucciones de un humano moderno (~30.000 años AP, izquierda) descubierto en Les-Eyzie, Francia, y un neandertal (~50.000 años AP, derecha) descubierto en La Ferrassie, Francia. Los neandertales y los humanos modernos coexistieron y se cruzaron, lo que llevó a niveles de introgresión de ADN ligeramente más altos en los asiáticos orientales que en los europeos. Los autores del estudio al respecto sugieren que la historia de las expansiones del área de distribución de los humanos modernos, y no solo la selección natural, ha influido profundamente en esta distribución espacial de la introgresión arcaica. Crédito: Claudio S. Quilodrán.

Hace alrededor de 50.000 a 70.000 años el hombre moderno llevó a cabo su principal ola de expansión fuera de África, es la teoría denominada Out of Africa. Al llegar a Europa, en esta región se toparon con los neandertales, los cuales llevaban cientos de miles de años viviendo en la parte occidental del continente euroasiático. Este cruce propició que se reprodujeran con las sociedades humanas cazadoras recolectoras, pero finalmente el Homo sapiens se impuso y los neandertales se extinguieron.

No obstante, esta desaparición no fue repentina pues, al coexistir durante milenios ambas especies, el ADN neandertal se integró en el genoma de los Homo sapiens.

Como consecuencia, en la actualidad existe una presencia de aproximadamente un 2 % de ADN de origen neandertal en la población euroasiática. Sin embargo, este porcentaje varía ligeramente según las regiones, ya que es algo más abundante en los genomas de las poblaciones asiáticas que en las europeas (tienen alrededor del 8 % al 24 % más).

Para entender esta historia común entre las dos especies, una investigación liderada por la Universidad de Ginebra (UNIGE) ha estudiado la distribución de la porción de ADN heredado de los neandertales en los genomas de los humanos modernos, a lo largo de los últimos 40.000 años.

Con este objetivo, utilizaron una base de datos facilitada por la Facultad de Medicina de Harvard que incluye más de 4.000 genomas de individuos que han vivido en Eurasia en ese período. Estos análisis estadísticos revelaron sutiles variaciones en el tiempo y en el espacio geográfico.

“Al analizar paleogenomas de hombres modernos hasta el presente, observamos que existe una parte de ADN neandertal que aumenta al distanciarse desde la fuente de expansión Out of Africa.

Sin embargo, esta expansión no explica la relativa mayor ascendencia neandertal observada hoy en el este de Asia, comparado con el oeste de Europa. Es en una segunda expansión, la de los primeros agricultores provenientes del Medio Oriente (Anatolia), que se encontraban más cerca de la expansión original y, por tanto, tenían relativamente menor ADN neandertal, la que disminuyó los niveles de esta ascendencia en Europa”, declara a SINC Claudio Quilodran (izquierda) de la UNIGE y coautor principal de la investigación. El trabajo se publica en la revista Science Advances.

La transición al Neolítico, es decir, con el paso del estilo de vida cazador-recolector al estilo agrícola proveniente de los habitantes de Anatolia (península occidental de Turquía) y de la zona del Egeo hace entre 10.000 y 5.000 años, es lo que propicia la disminución de la proporción de ADN de origen neandertal en los genomas de las poblaciones europeas.

Estos primeros agricultores portaban una proporción de ADN de origen neandertal inferior a la de los habitantes de Europa en la misma época. Al mezclarse, los genomas de los agricultores de Anatolia ‘diluyeron’ un poco más el ADN neandertal.

Variación espacial en el nivel de ascendencia neandertal. Los niveles de ascendencia de los cazadores-recolectores y agricultores europeos se proyectaron utilizando el mejor modelo de Europa ( n = 1517). Los puntos grises representan la distribución de las muestras de ADN.

Cómo explicar las diferencias entre Europa y Asia

Una hipótesis para explicarlo es que la selección natural no habría tenido el mismo efecto sobre los genes de origen neandertal en las poblaciones asiáticas y europeas. Pero en la UNIGE se trabaja en otra hipótesis basada en simulaciones computacionales -con base en un estudio previo- que apunta a que tales diferencias podrían explicarse por los flujos migratorios: cuando una población migrante se hibrida con una población local, en su zona de cohabitación, la proporción de ADN de la población local tiende a aumentar con la distancia desde el punto de partida de la población migrante, en este caso África, punto de origen del Homo sapiens, es decir, cuanto más se aleja uno de África, punto de origen del Homo sapiens, mayor es la proporción de ADN procedente del neandertal, población localizada principalmente en Europa.

“Precisamente, lo interesante de nuestro estudio es que proponemos esta nueva hipótesis (flujos migratorios) para entender estas pequeñas diferencias que observamos hoy en día. Esto se explica porque los individuos que viven al borde de la ola de expansión demográfica son menos numerosos que en el centro de la expansión, lo que hace que tengan una mayor probabilidad de aumentar el ADN neandertal, por reproducción con ellos o aleatoriamente, ya que la población es pequeña”, explica Quilodran.

Variación temporal en el nivel de ascendencia neandertal en diferentes poblaciones culturales. HG, cazadores-recolectores; FA, agricultores del Neolítico; OT, otros ejemplos antiguos. (A) Nivel de ascendencia en Europa y (B) Nivel de ascendencia en Asia. Las líneas continuas y punteadas representan los valores estimados y los intervalos de confianza del 95%, respectivamente. Los puntos de colores representan la distribución de muestras de ADN antiguas utilizadas en el mejor análisis de la antigua Eurasia.

Los resultados de la investigación indican que en el periodo posterior a la dispersión del Homo sapiens desde África, los genomas de los cazadores-recolectores paleolíticos que vivían en Europa contenían una proporción ligeramente mayor de ADN de origen neandertal, si se compara con los genomas de los que vivían en Asia.

Este resultado es contrario a la situación actual, pero concuerda con los datos paleontológicos, ya que la presencia de neandertales se registró principalmente en Eurasia occidental —no se han descubierto huesos de neandertales más al este que en la región de Altai, en Siberia—.

“Empezamos a disponer de datos suficientes para describir, cada vez con mayor precisión, el porcentaje de ADN de origen neandertal en el genoma de los 'Homo sapiens' en determinados periodos de la prehistoria. Por tanto, nuestro trabajo puede servir de referencia para que futuros estudios detecten más fácilmente perfiles genéticos que se desvían de la media y que, por tanto, podrían revelar un efecto ventajoso o desventajoso'', concluye Mathias Currat (izquierda), profesor titular del Departamento de Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias de la UNIGE y autor también del estudio.

Fuente: agenciasinc.es | 18 de octubre de 2023

Una economía no explotadora favoreció el esplendor de las comunidades de la Edad del Cobre en la península ibérica, según un estudio

Excavaciones en el macropoblado calcolítico de Valencina de la Concepción (Sevilla), llevadas a cabo por el Instituto Arqueológico Alemán.

La riqueza y diversidad productiva de las comunidades calcolíticas de la mitad sur de la península ibérica, hace entre 5.100 y 4.200 años, se produjeron sin signos de explotación económica o jerarquías sociales marcadas y con un alto grado de cooperación. Esta organización económica, basada en una gran variedad de recursos y tareas, se dio en casi todos los asentamientos, independientemente del tipo o tamaño que tuvieron, y habría sido crucial para el gran dinamismo y desarrollo social, arquitectónico y demográfico que alcanzaron las sociedades de la edad del cobre peninsular.

Así lo concluyen los investigadores del Departamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Marina Eguíluz, Selina Delgado-Raack y Roberto Risch, en un estudio publicado en el Journal of World Prehistory, en el que han analizado datos sobre las grandes herramientas de piedra (artefactos macrolíticos) de la Edad del Cobre para conocer la pauta económica de los diferentes tipos de asentamientos que existieron.

“Determinar si estos asentamientos se distinguieron por modos de producción específicos, con una economía característica entre los recintos monumentales con fosos y los amurallados frente a los situados en cerros y espacios más abiertos, es fundamental para el debate en curso sobre si es pertinente o no hablar de complejidad social cuando hacemos referencia a las sociedades calcolíticas peninsulares y su organización política”, explica Marina Eguíluz (izquierda).

Las comunidades de la Edad del Cobre en la península ibérica produjeron uno de los registros arqueológicos más importantes de la prehistoria tardía, pero a la vez también más desconcertantes para los especialistas. Cómo y por qué lograron la gran complejidad económica y social que se desprende del número y medida de los asentamientos, la capacidad creativa que reflejan sus objetos y la enorme circulación de bienes que se produjo es todavía objeto de debate.

Herramienta de molienda del asentamiento calcolítico de Castelo de Corte João Marques, Algarve (foto José Paulo Ruas, Museo Nacional de Arqueología, Portugal). Crédito: Universidad Autónoma de Barcelona.

Mucha variabilidad y sin signos de centralización política

El estudio describe las fuerzas productivas de estas comunidades basándose, sobre todo, en los artefactos macrolíticos, herramientas imprescindibles para lograr gran parte de las tareas de la Edad del Cobre. El resultado es la constatación de una gran variabilidad, tanto en el tipo de tareas realizadas como en la intensidad, y sin signos aparentes de dependencia y centralización política. Esta variabilidad prevaleció sobre la especialización, sobre todo en la producción de cereales, y no se explica por aspectos como la ubicación geográfica, la forma de ocupación o la monumentalidad.

Nada indica que los poblados fortificados almacenaran grandes cantidades de excedentes y dominaran a los poblados de fosos o viceversa, apuntan los investigadores. “Lo que observamos es que la diversidad productiva y, cabe pensar, el intercambio de productos, conocimientos y personas entre comunidades fue fundamental en esta época de excepcional desarrollo económico, social y creativo”, señala Selina Delgado-Raak (derecha).

Cada comunidad habría organizado su economía de la manera más productiva posible, teniendo en cuenta su entorno, el tamaño de la población y las condiciones sociales. Los grandes asentamientos de fosos disponían de todas las herramientas necesarias para acometer los trabajos rutinarios de una comunidad, sin acumulaciones específicas de determinados materiales, como por ejemplo cereales o puntas de flecha.

Este resultado es especialmente relevante en el caso del yacimiento monumental de Valencina de la Concepción (Sevilla), con una extensión de más de 250 hectáreas y múltiples fosos. “El estudio de más de 150 artefactos macrolíticos provenientes de la zona norte del yacimiento ha permitido correlacionar actividades de subsistencia como la molturación (molienda) o el trabajo de piedra y fibras con estructuras de habitación, confirmando que se trata de un macropoblado habitado por miles de habitantes y no de un lugar de culto", destaca Marina Eguíluz.

Mapa de distribución de los dólmenes de Valencina de la Concepción (Sevilla).

Sociedades cooperativas de la abundancia

La estrategia de diversidad productiva detectada iría en la línea de lo que los investigadores han denominado sociedades cooperativas de la abundancia de la prehistoria tardía de Europa y Oriente Medio. “Estas sociedades se caracterizaron por generar una riqueza material considerable y, a la vez, limitar la posibilidad de explotación de la fuerza de trabajo y, en consecuencia, la producción de plusvalía, al contrario de lo que sucedió después con la sociedad de El Argar, que ocupó durante más de seis siglos, entre 2200 y 1550 a.C., el sudeste de la península ibérica, y fue tan poco sostenible que desapareció totalmente", explica Roberto Risch (izquierda). “La organización de las 'sociedades cooperativas de la abundancia' desafía un pensamiento único de nuestros tiempos, según el cual la producción de riqueza de toda época histórica requiere de la presencia de una clase o grupo dirigente”, añade el investigador.

La organización que plantean los investigadores no implica que la violencia fuera un elemento ajeno a la península ibérica calcolítica. "De hecho, los hallazgos en algunos yacimientos sugieren que sí que hubo, pero no fue un aspecto omnipresente, hecho que también confirma el registro antropológico. En vez de un medio para subyugar a la población y exigir obediencia, la violencia habría podido ser una estrategia para conseguir lo contrario, es decir, defender una sociedad rica y con un alto grado de cooperación”, indica Roberto Risch.

"No hay concentraciones de riqueza y recursos en talleres o palacios, sino que todos tienen lo mismo. Sabemos que compartían conocimientos porque encontramos la misma tecnología y las mismas herramientas en distintos asentamientos, desde Lisboa hasta Alicante", añade Risch.

Objetos hallados en el yacimiento calcolítico de Cabezo Juré (Huelva).

Las comunidades de la Edad del Cobre en la península ibérica fueron las primeras que explotaron los metales. "Siempre se había supuesto que la metalurgia incrementó las desigualdades sociales, pero los estudios que hemos hecho demuestran que todo el mundo tuvo el mismo acceso. No sabemos si había desigualdades de género, pero las tumbas más ricas son las de las mujeres", asegura Risch. En las excavaciones también se han encontrado objetos de marfil provenientes del norte de África y Oriente Próximo.

En el trabajo los investigadores han analizado artefactos macrolíticos que los grupos de la Edad del Cobre, de una veintena de yacimientos, usaron para multitud de tareas, como por ejemplo moler cereales, procesar alimentos, triturar minerales, cortar piedras, impermeabilizar cerámica, adobar cuero, forjar y afilar herramientas y armas de metal, talar árboles y trabajar la madera o descuartizar animales. “Se trata de herramientas claves para entender la economía de una sociedad y cómo están repartidas la tareas”, explican los investigadores. Los resultados obtenidos están en consonancia con otros datos de tipo bioarqueológico (botánica, fauna, paleonutricional) disponibles para yacimientos de la misma época.

Fuentes: uab.cat | es.ara.cat | 16 de octubre de 2023

Identifican las piezas más antiguas de ámbar báltico en la península ibérica

Esquirla de ámbar. / M. Murillo-Barroso

Un equipo de científicos de las universidades de Granada (UGR) y Cambridge ha identificado las piezas más antiguas de ámbar báltico de la península ibérica, demostrando que este material de lujo empleado en joyería y artesanía de todo el mundo ya se importaba hace más de 5.000 años.

La investigación, liderada por Mercedes Murillo-Barroso (izquierda), de la UGR —y en la que han colaborado Marcos Martinón-Torres y Araceli Martín Cólliga—, permite decir, "sin temor a equivocarnos, que la llegada del ámbar báltico a la península ibérica ocurrió al menos en el cuarto milenio antes de Cristo. Esto es, más de un milenio antes de lo que pensábamos, y que, probablemente, se integró en redes de intercambio más amplias vinculadas con el sur de Francia”, según apunta Murillo-Barroso.

El intercambio es uno de los muchos mecanismos mediante los cuales establecemos relaciones sociales y muchas veces los objetos que se intercambian no son necesariamente bienes de consumo necesarios para vivir, sino para usos decorativos, suntuosos o simbólicos.

En ocasiones, especialmente en condiciones adversas, pertenecer a redes de intercambio implica contar con apoyo mutuo, aunque estas redes también pueden generar desigualdades sociales y relaciones de dependencia, especialmente si no tiene acceso a ellas toda la comunidad o si los objetos intercambiados no resultan equivalentes.

Ubicación de Cova del Frare (estrella roja) y todos los sitios mencionados en el texto. 1. Cova del Frare, 2. Bòbila Madurell, 3. Can Gambús, 4. El Pendo, 5. Morín, 6. La Garma A, 7. Las Caldas, 8. La Velilla, 9. Trikuaizti I, 10. Los Lagos I, 11. Larrarte, 12. La Almoloya, 13. Cabana del Moro de Colomera, 14. Pedra Cabana, 15. El Bosc, 16. La Pera, 17. Cova de El Garrofet, 18. Muricecs, 19. Fossa del Gegant , 20. Villevenard, 21. Oyes, 22. Charavines, 23. Annecy, 24. Epone, 25. Flavacourt, 26. Méréaucourt, 27. Mériel, 28. Chouilly, 29. Ay Champagne, 30. Isturitz, 31. Thiré, 32. Narbona, 33. Xanton-Chassenon, 34. Montagnac-Montpezat, 35. Salses, 36. Saint-Pargoire, 37. Saint Maurice-de-Navacelles, 38. Châteaurenard, 39. Montpezat. También se indican depósitos de ámbar en Iberia.

Desde el Paleolítico superior

En la Prehistoria, el ámbar (una resina fósil) no constituía una materia prima necesaria para el desarrollo de la vida, pero sí era altamente valorada y formó parte de las extensas redes de intercambio que se establecieron.

El uso de los múltiples depósitos de ámbar en la península ibérica está constatado desde el Paleolítico superior y, gracias a las investigaciones realizadas durante años por los arqueólogos, sabemos que, a partir del IV Milenio a.C., el ámbar siciliano comenzó a llegar esta región occidental del Europa a través de las redes mediterráneas.

Sin embargo, hasta ahora se pensaba que el ámbar báltico no habría llegado a la Península antes del II Milenio a.C., momento a partir del cual se habría convertido en la materia prima principal, sustituyendo a otros ámbares como el peninsular o el siciliano.

Cuenta de ámbar báltico recuperada en un contexto Neolítico en la Cova del Frare (Cueva del Fraile, Matadepera, Barcelona). C. B. González editada por M. J. Vilar Welter.

En este artículo, publicado en la revista Nature, “presentamos el análisis estandarizado de espectroscopia de infrarrojos de una cuenta de ámbar de origen báltico hallada en el yacimiento de la Cova del Frare (Cueva del Fraile, Barcelona), explica la investigadora principal.

“El yacimiento, sin duda excepcional, documenta la transición entre el Neolítico medio de los 'Sepulcros de Fosa' y el Neolítico final de la cultura de Véraza (Cataluña y sur de Francia)”, señala Araceli Martín Cólliga (izquierda), directora de las excavaciones del yacimiento.

“Durante la Prehistoria, al no contar con documentos escritos, solo podemos estudiar la actividad humana mediante los restos arqueológicos. Para los estudios de transporte de materiales y su intercambio contamos con técnicas analíticas muy precisas, como es el caso de la espectroscopía infrarroja, que nos proporcionan una especie de huella dactilar de los depósitos y los objetos de ámbar”, indica Murillo-Barroso.

A partir de una gran cantidad de datos y este tipo de análisis, integrados con otros cuerpos de información arqueológica, el estudio confirma que en el noreste de la península ibérica, el ámbar báltico llegó ya durante el Neolítico. Según la científica, "esto debe entenderse en el marco de los intercambios de ese período de transición y cambio, ya fuera por agentes de una cultura de los 'Sepulcros de Fosa' en declive, ya fuera por los que marcarían nuevas corrientes culturales a fines del Neolítico, lideradas por los grupos de la cultura de Véraza en Cataluña y Sur de Francia, y no necesariamente como un contacto directo con el Norte de Europa”.

Fragmentos del yacimiento de ámbar del periodo cretácico inferior -hace 110 millones de años-, encontrado en el territorio de la Cueva del Soplao (Cantabria).

De hecho, el ámbar báltico no habría llegado a traspasar el Ebro, pues no se documenta, por ahora, en fechas tan tempranas en el sur peninsular, donde predomina el uso del ámbar siciliano como consecuencia de las redes de intercambio mediterráneas.

En el área del Báltico se encuentra quizá el mejor ámbar del mundo para su uso en joyería. Este fue muy codiciado en la Roma clásica y actualmente sostiene toda una industria, por ejemplo, en Polonia. Ahora sabemos que empezó a llegar a Iberia nada menos que desde el IV milenio a.C., y que, con posterioridad, sustituiría progresivamente al ámbar peninsular y al siciliano.

“Este hallazgo tiene sin duda importantes implicaciones para el conocimiento de las primeras redes de intercambio de materiales exóticos y de su implicación en las estructuras sociales”, según indica Marcos Martinón-Torres, profesor de la Universidad de Cambridge.

Fuente: agenciasinc.es | 10 de octubre de 2023

Descubren en Nápoles la 'Tumba del Cerbero', de hace más de 2.000 años y en perfecto estado

La tumba ha recibido el nombre de Tumba de Cerbero por uno de sus frescos, en el que se representa este temible perro con tres cabezas, guardián de las puertas del inframundo. Soprintendenza Archeologia Belle Arti e Paesaggio per l'Area Metropolitana di Napoli.

Una tumba de cámara excepcional en perfecto de conservación se ha descubierto en un terreno cultivado en el municipio de Giugliano in Campania, en la provincia de Nápoles, cuando se realizaban obras en el sistema de abastecimiento de agua de la zona. Ha sido llamada la 'Tumba del Cerbero', por el perro de tres cabezas que destaca entre los frescos romanos. En la mitología griega Cerbero era el perro que guardaba la puerta del reino del dios Hades, para asegurar que los muertos no salieran y los vivos no entraran.

La cámara mortuoria tiene el techo y las paredes con frescos de escenas mitológicas: Dos ictiocentauros (dioses marinos con la parte superior de un hombre, la inferior de un caballo y la cola de un pez) sosteniendo un clípeo (escudo de forma circular y abombado de la Antigüedad clásica) en la pared frontal, festones que rodean la cámara funeraria, y representaciones figurativas entre las que destaca un perro de tres cabezas (Cerbero). También aparecían tres klinai (especie de diván) pintados y un altar con vasijas para las libaciones, la ceremonia entre los antiguos que consistía en derramar vino u otro licor en honor de los dioses. Completan el cuadro de un descubrimiento, sin precedentes en esta zona, los restos inhumados colocados todavía sobre los lechos funerarios con ricos objetos.

En el interior de la tumba puede admirarse un fresco en el que se representa a dos ictiocentauros, seres mitológicos con torso humano, patas de caballo y cola de pez. Soprintendenza Archeologia Belle Arti e Paesaggio per l'Area Metropolitana di Napoli.

La tumba de cámara monumental tenía la entrada todavía bien sellada por la losa de toba de cierre original, con una muesca en la parte superior para crear una abertura y evidentemente permitir el acceso, en una fase posterior, el uso del mausoleo, finalmente bien cerrado con azulejos. El descubrimiento fue posible gracias al reconocimiento del terreno durante las investigaciones arqueológicas preliminares de una zona que resultó estar llena de enterramientos, con diferentes ritos (tanto de inhumación como de incineración), que atestiguan el largo uso de este espacio con fines funerarios, de modo preferente, durante un período cronológico de al menos cuatro siglos, desde la época republicana hasta la época imperial romana.

Imagen de la entrada a la tumba recientemente descubierta en Giugliano in Campania. Soprintendenza Archeologia Belle Arti e Paesaggio per l'Area Metropolitana di Napoli.

El espectáculo que se presentó ante los ojos del superintendente Mariano Nuzzo (izquierda), el primero en acceder a la cámara funeraria, después de retirar la losa de cierre, fue el de un momento cristalizado de un pasado de hace más de 2000 años. «La emoción vivida por el privilegio de tal descubrimiento es indescriptible», comentó Nuzzo, arqueólogo e historiador de arte. «El territorio de Giugliano, después de años de olvido, por fin recupera importantes vestigios de su pasado glorioso, los cuales deben ser preservados y protegidos, gracias a un esfuerzo común», añadió el superintendente Nuzzo.

El área de la necrópolis está significativamente ubicada en un punto crucial de la antigua región de Campania, cerca de ejes viarios centenarios conocidos como la vía Cumis-Capuam y la vía hacia la antigua ciudad de Liternum. En particular, desde un primer análisis del contexto, parece que el área podría gravitar hacia la esfera cultural y política de este último.

Fuentes: abc.es | lastampa.it | nationalgeographic.com.es | 14 de octubre de 2023

La gran hazaña de los neandertales: cazaban con lanzas de madera al fiero león de las cavernas

Recreación de un grupo de neandertales despiezando un león de las cavernas. Julio Lacerda ©NLD

Los neandertales cazaban leones de las cavernas y utilizaban la piel de este peligroso carnívoro, según ha demostrado por primera vez un nuevo estudio publicado en la revista Scientific Reports.

Las excavaciones realizadas en 2019 en Einhornhöhle (Cueva del Unicornio), en las montañas de Harz (Baja Sajonia, Alemania), descubrieron abundantes animales de la Edad del Hielo, entre los que se encontraban algunos huesos del extinto león de las cavernas (Panthera spelaea). Los huesos fueron descubiertos en una galería de cuevas a unos 30 metros de la entrada, ahora derrumbada, en una capa que data de hace más de 200.000 años.

El nuevo estudio describe cómo un equipo de investigación detectó entre los restos de otro león de las cavernas, de hace unos 190.000 años, un hueso del dedo del pie con una marca de corte. Esto llevó al equipo a determinar que los neandertales quitaban la piel del león con las garras adheridas, lo que indica que usaban la piel para sus propios fines. Según los investigadores, este hecho sugiere que se adoptó un enfoque cuidadoso durante el proceso de desollado para garantizar que las garras permanecieran preservadas dentro del pelaje.

Restos de leones cavernarios del área 1 de Einhornhöhle. (A). Phalanx III vista en primer plano × 30 y × 500 aumentos de las marcas de corte; (B). Falange III sin modificar; (C). Hueso sesamoideo. A la derecha, ilustraciones que muestran la posición de las marcas de corte (flechas blancas) y la posible ubicación de los elementos óseos dentro de la pata de un gran felino.

Los huesos descubiertos en una galería de la cavidad durante unas excavaciones en 2019 presentan marcas de corte consistentes con las generadas cuando se despelleja a un animal. Según los investigadores, este hecho sugiere que se adoptó un enfoque cuidadoso durante el proceso de desollado para garantizar que las garras permanecieran preservadas dentro del pelaje.

Pero los huesos encontrados en Einhornhöhle no proporcionaron ninguna evidencia directa de caza. Para contextualizar el hallazgo, el autor principal, Gabriele Russo (izquierda), de la Universidad de Tubinga, en Alemania, analizó los restos de un león cavernario encontrado por un adolescente de Siegsdorf, en Baviera. Una inspección más cercana del esqueleto por parte de Russo llevó a la detección de algún daño inusual en una costilla. En colaboración con la arqueóloga Dra. Annemieke Milks, de la Universidad de Reading, se identificó el daño como fruto de un impacto por arma.

Russo dijo: "La lesión en las costillas difiere claramente de las marcas de mordeduras de carnívoros y muestra el patrón de rotura típico de una lesión causada por un arma de caza".

La Dra. Milks (derecha) añade: "El león probablemente fue muerto con una lanza que le fue clavada en el lado izquierdo de su bajo abdomen, cuando ya estaba en el suelo".

Otro esqueleto de león de las cavernas, de unos 50.000 años de antigüedad, hallado en la región de Siegsford, al sur de Alemania, ha ayudado a los investigadores a demostrar por primera vez que los neandertales cazaban leones de las cavernas. Las marcas de corte también muestran que no solo mataron a este depredador, sino que también consumieron su carne.

Reconstrucción balística digital de la estocada de la lanza al león de Siegsdorf. (A) De pie, vista lateral; (B) De pie, vista posterior de la caja torácica; (C) Acostado sobre el lado derecho, vista ventral; (D) Acostado, vista posterior. Ilustración digital 3D creada con Autodesk Maya 2022.

Los neandertales despiezaron y consumieron la carne y las vísceras del félido en el mismo sitio y abandonaron la carcasa. Fue una exitosa jornada para su supervivencia, un pulso ganado a uno de los animales más peligrosos de Eurasia. Según los investigadores, se trata de la evidencia directa más antigua de la historia de humanos matando y despiezando un león.

Las pruebas directas de caza de grandes depredadores son extraordinariamente escasas en el registro arqueológico. En el yacimiento de Gran Dolina, en Atapuerca, se han identificado los restos de un león datado entre hace 350.000 y 250.000 años que representaría el ejemplo más antiguo de explotación y consumo de un carnívoro por los primeros homininos. Fueron probablemente encuentros fortuitos útiles para conseguir comida y pieles. Pero hasta ahora no se había documentado un caso de actividad cinegética tan evidente. "Nuestros análisis demuestran por primera vez que los neandertales fueron capaces de cazar activamente leones de las cavernas usando simples lanzas de madera", destaca Gabriele Russo.

Los restos del león de las cavernas de Siegsdorf, junto a una reproducción de una lanza de madera similar a las utilizadas por los neandertales. Volker Minkus © NLD

Depredador superior

El león de las cavernas tenía una altura de hombros de alrededor de 1,3 metros. Durante unos 200.000 años, el león de las cavernas fue el animal más peligroso de Eurasia, hasta que se extinguió al final de la Edad del Hielo. Los leones de las cavernas vivían en diversos entornos, desde las estepas hasta en las montañas, y como depredadores superiores cazaban grandes herbívoros como mamuts, bisontes y caballos, así como osos de las cavernas. La presencia regular de huesos de leones cavernarios en las cuevas de la Edad del Hielo es la responsable del nombre.

Hasta hoy, se pensaba que la relación a nivel cultural con este depredador superior estaba ausente antes de la época del Homo sapiens. Entre las primeras obras de arte parietal del Homo sapiens se encuentran las que se conocen en las cuevas del Jura, en Suabia, suroeste de Alemania. Allí, el león de las cavernas es un motivo destacado, ejemplificado por el famoso hombre león (derecha), hecho de marfil, y que data de hace unos 40.000 años.

Los leones de las cavernas también aparecen en paneles de arte rupestre en la Cueva de Chauvet, en el sureste de Francia, que tienen unos 34.000 años de antigüedad.

Los nuevos resultados demuestran que los leones de las cavernas también tenían un significado especial para los neandertales. Thomas Terberger (izquierda), portavoz del proyecto de investigación, dice: "El interés de los humanos por ganar respeto y poder a partir de un trofeo de caza de un león tiene sus raíces en el comportamiento neandertal, y hasta los tiempos modernos el león ha sido considerado un poderoso símbolo de los gobernantes".

El nuevo estudio contribuye al creciente panorama de similitudes de comportamiento entre los neandertales y los primeros Homo sapiens. Recientemente, un hueso de ciervo gigante grabado en Einhornhöhle (derecha) mostró la capacidad de los neandertales para producir símbolos y comunicarse a través de ellos. El papel de los leones de las cavernas encaja con las evidencias de comportamientos neandertales más complejos, e incluso podría haber sentado las bases para desarrollos culturales posteriores del Homo sapiens.

Fuentes: University of Reading | elespanol.com | 11 de octubre de 2023

El reexamen de una mandíbula infantil hallada en Etiopía revela la verdadera antigüedad del 'Homo erectus'

La mandíbula infantil de 'Homo erectus'. Misión arqueológica italoespañola de Melka Kunture.

Hace dos millones de años, el achaparrado y robusto Homo erectus, el primer ancestro humano que se extendió por el Viejo Mundo, desde África hasta el sureste asiático, abandonó la sabana y ascendió hasta las tierras altas de la actual Etiopía, donde desarrolló un nuevo tipo de tecnología para fabricar herramientas. Este nuevo capítulo de la evolución humana lo acaba de confirmar una mandíbula infantil (un niño o niña de 2 o 3 años que vivió hace 2 millones años) adscrita a esta especie hallada en el yacimiento de Garba IV, en el complejo arqueológico de Melka Kunture. El fósil, descubierto en 1981 y reanalizado en un nuevo estudio, es el que más evidencias presenta para señalar que el Homo erectus hizo su aparición en dicho momento.

Mapa de localización del yacimiento de Garba IV, en el área arqueológica de Melka Kunture (Etiopía) U. COMPLUTENSE.

La investigación de un equipo internacional de científicos liderado por Margherita Mussi (derecha), de la Sapienza Universidad de Roma, y en el que también han participado expertos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Universidad de Vigo, no solo desvela que esta mandíbula podría ser el fósil más antiguo de un Homo erectus. Además, se trata de la primera vez que restos humanos de esta especie aparecen junto a herramientas líticas elaboradas con tecnología olduvayense, la primera tecnología de la humanidad y que fue la empleada exclusivamente por el primer representante del género Homo, el Homo habilis.

Dicha mandíbula infantil ha sido analizada mediante tomografía computarizada de sincrotrón y morfometría geométrica 3D. Además, el equipo pudo datar con paleomagnetismo el nivel inmediatamente superior al que contenía la mandíbula. Coincidía con el evento de Olduvai, una inversión de los polos magnéticos que ocurrió a escala global hace entre 1,95 y 1,77 millones de años. Los restos debían de ser, por fuerza, anteriores: unos 2 millones del años.

Ilustración del infante Garba IV con su madre en el entorno de las tierras altas etíopes hace 2.000.000 de años. / Diego Rodriguez Robredo.

Los ejemplos de Homo erectus más antiguos conocidos hasta el momento habían sido hallados en la cueva sudafricana de Drimolen o en la región de Koobi Fora, en la orilla este del lago Turkana, en Kenia, con algo más de 1,8 millones de años. Fuera del continente africano, se encuentran los ejemplares del yacimiento de Dmanisi, en Georgia, de una antigüedad similar.

"El hallazgo es el único de los primeros fósiles de 'Homo erectus' cuya identificación taxonómica se basa en la dentición, que es la parte anatómica de los mamíferos que mejor permite identificar especies", apunta Joaquín Panera (derecha) profesor del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la UCM y uno de los autores del artículo que se ha publicado en la revista Science.

La mandíbula Garba IV. Sobresalen en la misma dos dientes de leche que no permitían precisar a qué especie pertenece. Son los dientes del interior de la mandíbula (que están por salir) lo que lo ha posibilitado mediante un análisis del sincrotrón de electrones de Grenoble (Francia).

En el yacimiento de Garba IV también se han hallado los útiles más antiguos elaborados con tecnología achelense, de hace unos 1,95 millones de años, lo que implica una antigüedad de 300.000 años más respecto a lo pensado hasta ahora, haciéndolo prácticamente coincidente con la aparición del Homo erectus en el escenario evolutivo. Según los investigadores, estos hallazgos son de gran trascendencia para la comprensión de la evolución, las migraciones y las capacidades adaptativas de los antepasados humanos.

"La tecnología achelense, que entre otros aspectos se caracterizaba por la elaboración de hachas de mano líticas, ha perdurado en el registro arqueológico a lo largo de 1,8 millones de años, y desde África se ha expandido hasta el sudeste asiático y parte de Europa, lo que la convierte en la tecnología más universal de la humanidad, en función de su duración y distribución geográfica", destaca Susana Rubio-Jara (izquierda), otra profesora de la UCM implicada en la investigación.

"El estudio de la tecnología lítica empleada por el 'Homo erectus' en el yacimiento de Garba IV se desarrolló a partir del análisis de los restos hallados en los diferentes niveles arqueológicos, los cuales han permitido comprender la evolución de las variaciones tecnológicas empleadas en la elaboración de herramientas líticas entre el Olduvaynse y el Achelense, una de las mayores cuestiones pendientes en el estudio de la evolución humana", concluye Rubio-Jara.

Arriba, herramientas líticas de obsidiana elaboradas con tecnología olduvayense; abajo herramientas líticas de basalto y obsidiana elaboradas con tecnología achelense. U. COMPLUTENSE

Altitud y contraste de temperaturas

Es imposible saber qué llevó al infante de 'Garba IV' a la muerte, pero su grupo de homínidos se adaptó a unas condiciones bastante más duras que las de la sabana en el altiplano de Etiopía, con un mayor contraste de temperaturas, mayor altitud y más radiación. "El clima a esa altura era más frío. Mientras en el valle del Rift las temperaturas pasaban de los 30º C por el día y no bajaban de los 10º o 15º C por la noche, en las montañas rondaban los 20º C de día y no subían de los 5º C de noche. Además, sufrían un déficit de oxígeno por la altitud", explica Méndez Quintas (izquierda), colíder del estudio e investigador de la Universidad de Vigo.

Para el científico, ese ámbito más hostil puede ayudar a entender como Homo erectus se convirtió en la primera especie humana que salió de África para expandirse con éxito. "La especie se desarrolló en su origen en condiciones muy parecidas a las que había en Eurasia. El cambio desde el altiplano etíope a territorios fuera de África no fue tan drástico", afirma. "En este sentido, podemos concebir esta región africana como un 'laboratorio' donde se gestó un nuevo taxón humano adaptado a las condiciones templadas euroasiáticas”.

En las montañas, estos individuos se alimentaban de frutas, brotes, algún tubérculo y mucha carne, aunque se desconoce si eran cazadores o carroñeros. Estaban rodeados de ñus y antílopes, pero no de elefantes, rinocerontes ni jirafas como en la sabana. Con la excepción de unos pocos ejemplares de hienas, leones y tigres dientes de sable, no competían con muchos grandes carnívoros, lo que les supuso una ventaja.

Fuentes: elespañol.com | abc.es | agenciasinc.es | 12 de octubre de 2023