Las relaciones económicas en el México precolombino muestran que los gobernantes aztecas eran explotadores despiadados

Distribución de los ingresos en el Imperio Azteca en comparación con los estados americanos modernos. D1, primer decil (10% más pobre); D10, décimo decil (10% más rico). Los datos de México y Estados Unidos provienen de la base de datos sobre desigualdad de ingresos mundial. Una prueba de Kolmogorov-Smirnov confirma que la distribución reportada del Imperio Azteca es estadísticamente diferente de las del México moderno (D = 0,55, P = 0,004) y Estados Unidos (D = 0,65, P = 0,000).

Los conquistadores españoles no trajeron ellos mismos la desigualdad a las tierras aztecas que invadieron; simplemente construyeron sobre la estructura socioeconómica que ya existía, adaptándola según podían, a sus planes. Este es el tema de un artículo de Guido Alfani, del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Bocconi University, y Alfonso Carballo de NEOMA Business School en Francia. Su artículo, "Ingresos y desigualdad en el Imperio Azteca en vísperas de la conquista española", acaba de publicarse en Nature Human Behavior .

La distribución de la riqueza en el México actual es, como en otros países latinoamericanos, bastante desigual. Alfani y Carballo partieron de este hecho bien conocido y comenzaron a investigar si la situación era diferente antes de que el dominio español reemplazara al llamado Imperio Azteca. Este sistema de gobierno se originó a partir de una alianza de tres ciudades-estado que, con el tiempo, llegaron a gobernar una serie de provincias que debían pagar tributos, incluso con sangre. Su agricultura estaba bastante avanzada en términos de rendimiento, pero requería mucha mano de obra, ya que se desconocía la rueda y no se empleaban animales.

Las principales distinciones sociales en el Imperio Azteca eran entre la nobleza, los plebeyos y los esclavos. La élite dominaba a los plebeyos manteniendo el control exclusivo sobre los recursos. Los impuestos establecidos para cada provincia eran variables, dependiendo de cómo la provincia había pasado a formar parte del Imperio Azteca. Aquellas provincias que habían resistido militarmente al Imperio Azteca estaban sujetas a tasas impositivas imperiales más altas una vez conquistadas.

El principal obstáculo para evaluar los niveles de ingresos del México prehispánico reside, por supuesto, en la escasez de datos relevantes: los archivos aztecas fueron destruidos en gran medida por las tropas españolas y, hoy en día, sobrevive poca información utilizable. Por tanto, los autores estimaron los ingresos per cápita en el Imperio Azteca explotando la variación en la densidad de población mediante la utilización de datos arqueológicos. Estiman que el ingreso per cápita promedio en vísperas de la conquista española era, aproximadamente, 690 dólares estadounidenses, lo que es significativamente más bajo que el existente en la España contemporánea. Este promedio oculta, además, importantes diferencias entre las ciudades y las zonas rurales.

Alfani y Carballo estimaron que antes de la conquista el 1% más rico ganaba el 41,8% de los ingresos totales; esta cifra crece hasta el 50,8% si se considera el 5% más rico. Como la proporción del ingreso del 50% más pobre era solo del 23,3%, esto genera una distribución de los ingresos muy sesgada, incluso peor que la actual. La clase dominante imperial, la clase dominante provincial y los nobles no gobernantes representaban menos del 2% de la población total, pero concentraban el 46,6% de los ingresos totales.

Los mexicas, como se llamaban a sí mismos, o aztecas, como se les ha denominado por Aztlán, su lugar de origen según el mito, construyeron entre 1325 y 1521 un poderoso imperio desde su capital, Tenochtitlán. Foto: Kenneth Garrett.

Esto es extremadamente importante porque ayuda a explicar cómo un pequeño ejército español de sólo unos pocos cientos de hombres, pudo invadir rápidamente el Imperio Azteca. La recaudación de impuestos altamente centralizada causó tal resentimiento en vastas regiones del Imperio Azteca que sus poblaciones, cuyos niveles de vida estaban sólo ligeramente por encima de la subsistencia, de hecho tomaron las armas al lado de los españoles.

"Las instituciones rapaces que caracterizaron al Imperio Azteca allanaron el terreno para la posterior explotación colonial", dice Guido Alfani. "Como sostenemos, no se puede considerar que los niveles relativamente altos de desigualdad de ingresos que llegaron a caracterizar a América Latina hayan sido la única consecuencia de las condiciones iniciales impuestas por los españoles. Tampoco podrían provenir simplemente de las actitudes e instituciones depredadoras de la élite colonial. En cambio, la colonización exacerbó aún más las condiciones altamente extractivas que habían surgido antes de la conquista y aseguró su continuación durante los siglos posteriores".

Fuente: Bocconi University | 13 de noviembre de 2023

Hallazgo de oro del siglo en Noruega: descubren un tesoro del siglo VI

Foto: Erlend Bore posa con el tesoro de oro hallado poco después de haberlo encontrado en el suelo con un detector de metales en la isla de Rennesøy, en Stavanger.

Noruega celebra estos días «el descubrimiento de oro del siglo en el país» por el hallazgo de un tesoro del siglo VI: nueve medallones con símbolos de raros caballos y perlas de oro que una vez formaron un lujoso collar, así como tres anillos del mismo metal. La feliz noticia la ha dado a conocer en un comunicado la Universidad de Stavanger, una ciudad al suroeste del país donde se encontraron las joyas en agosto.

«Al principio pensé que eran monedas de chocolate o del capitán Sabeltann», un famoso personaje imaginario noruego, dijo Erlend Bore, el noruego de 52 años que descubrió el singular alijo de oro en una propiedad de un granjero. Según relatan medios noruegos, las recomendaciones de su médico y su fisioterapeuta llevaron a Bore a comprar un detector de metales para motivarse a salir a pasear y su aparato comenzó a sonar en una colina.

La colección de joyas incluye colgantes, anillos y perlas de oro. (Crédito de la imagen: Ereland Bore).

La Universidad de Stavanger elogia en un comunicado el comportamiento de Erlend, que marcó la ubicación, detuvo la búsqueda e inmediatamente se puso en contacto con el consejo del condado cuando hizo el descubrimiento para que acudieran los servicios arqueológicos.

Las joyas desenterradas se remontan a alrededor del año 500 d.C., un periodo de crisis, degradación del clima y migraciones en Noruega. «Dada la ubicación del descubrimiento y las enseñanzas extraídas de otros hallazgos equivalentes, se trata sin duda de objetos preciosos ocultos o de una ofrenda a los dioses en un momento dramático», afirma el profesor Håkon Reiersen.

Para el director del museo arqueológico de la universidad de Stavanger, Ole Madsen. «es el descubrimiento de oro del siglo en Noruega».

Las joyas fueron confeccionadas por especialistas calificados y usadas por los más poderosos. «Encontrar tanto oro de un solo hallazgo es extremadamente raro», indicó Reiersen. En Noruega no se había realizado ningún descubrimiento comparable desde el siglo XIX y también es muy inusual en el contexto escandinavo, según señala el profesor de la Universidad de Stavanger.

El hallazgo también es único por el motivo de los medallones que formaban el llamativo collar: un caballo de la mitología nórdica en una forma hasta ahora desconocida.

El profesor Sigmund Oehrl, del Museo Arqueológico de Stavanger, explica que «se solía representar al dios Odín curando al caballo enfermo de su hijo Balder, un mito que fue visto durante el período migratorio como un símbolo de renovación y resurrección y daría al portador de la joya protección y buena salud. Sin embargo, en los medallones descubiertos sólo se ve al caballo herido, con la lengua colgante y las patas retorcidas, símbolo de la enfermedad y la angustia, pero también de la esperanza de la curación y la nueva vida», según Oehrl.

Según lo previsto por la ley noruega, Erlend Bore y el propietario del terreno deberán recibir una recompensa por su hallazgo, cuyo importe aún no ha sido decidido. El objetivo es exhibir el hallazgo en el Museo Arqueológico de Stavanger.

Fuentes: abc.es | rpp.pe | 8 de septiembre de 2023

Dos excepcionales torques de oro de la Edad del Hierro, hallados por casualidad en Peñamellera Baja (Asturias)

Collar rígido de superficie dorada que puede asimilarse al conjunto de torques denominados de manera genérica como astur-norgalaico Museo Arqueológico de Asturias.

Son dos collares rígidos, que se denominan torques y tienen forma de letra C, realizados en oro que, por su calidad técnica y el detalle de los motivos decorativos, constituyen un extraordinario hallazgo de interés histórico y arqueológico. Los torques aúreos son una de las joyas más representativas de la orfebrería de la Edad del Hierro que, en la península ibérica, se data aproximadamente entre los siglos IX y II antes de Cristo. Las dos joyas fueron encontradas en Cavandi, en Peñamellera Baja, y también el hallazgo tiene algo de extraordinario puesto que una de las piezas fue encontrada por casualidad.

Según explican en la Viceconsejería de Cultura, Política Llingüística y Deporte, el 29 de agosto, la dirección del Museo Arqueológico de Asturias recibió comunicación, a través del catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria, Pablo Arias Cabal, de la aparición de un torques áureo en las proximidades de Panes. El descubrimiento había sido realizado por el trabajador de la empresa de aguas contratada por el Ayuntamiento de Peñamellera Baja, Sergio Narciandi, mientras rastreaba la traída para el pueblo de Cavandi.

Ese mismo día por la tarde, personal del museo visitó la zona en compañía del descubridor y de Pablo Arias. Durante la prospección superficial del lugar exacto donde se había producido el hallazgo se encontraron cuatro fragmentos pertenecientes a un segundo torques. Las piezas fueron recuperadas en superficie, sobre los materiales procedentes de un corrimiento de tierras producido sobre una ladera con pronunciada pendiente.

La Dirección General de Patrimonio Cultural y el Museo Arqueológico promovieron una intervención urgente que permitió recuperar, hasta completarlo, las partes restantes del segundo torques. El hallazgo es excepcional por dos razones. Una por el descubrimiento en sí, con dos piezas de una extraordinaria calidad y maestría de los artesanos que las confeccionaron, que además abren una importantísima ventana hasta ahora cerrada al estudio y conocimiento del tipo de joya más representativa de la orfebrería de la Edad del Hierro.

Y por otro, por el comportamiento ejemplar de la persona que identificó la primera de las piezas y dio aviso a las autoridades competentes, tal como determina la Ley de Patrimonio Cultural. Su artículo 67 establece que, en el caso de objetos descubiertos por azar, quien los halle deberá comunicarlo a la consejería competente en materia de patrimonio cultural en el plazo de 48 horas, sin que se pueda dar conocimiento público antes de haber informado a dicha Administración. Los restos y objetos de interés descubiertos fortuitamente tienen la consideración de bienes de dominio público y su depósito se realizará obligatoriamente en el Museo Arqueológico de Asturias.

Características de las dos joyas

La primera pieza, la que localizó el trabajador de la empresa de aguas, es un collar rígido de superficie dorada que puede asimilarse al conjunto de torques denominados de manera genérica como astur-norgalaico, caracterizados por varillas con remates en doble escocia y decoraciones que desarrollan motivos ornamentales geométricos.

En este caso, se reproduce una distribución ornamental muy similar a la del conocido como Torques de Langreo (derecha), hoy depositado en el Museo Instituto Valencia de Don Juan, en Madrid. Un aro cuyo tramo central es recorrido por seis falsos cordones con decoración incisa que flanquean sendas espirales interpuestas entre los tramos distales decorados con revestimiento de alambre. Remata en sendos cabezales de doble escocia.

La segunda pieza, que se localizó fragmentada en seis partes, ha podido ser remontada provisionalmente en el Museo Arqueológico, y se ha comprobado que está completa. Se trata de un collar rígido de superficie dorada con aro de sección rectangular rematada en cabezales de sección en doble escocia. La decoración mantiene una distribución clásica con motivos sogueados en los discos, tramo central liso y acanaladuras en su desarrollo lateral.

El primer torques puede considerarse, por la calidad de sus dimensiones, acabado y factura técnica, una obra singular en el conjunto de la orfebrería propia del noroeste peninsular durante la Edad del Hierro. Las dos piezas componen un conjunto excepcional como primer caso de collares rígidos áureos de los que se dispone de referencia precisa del lugar y circunstancias del descubrimiento

El segundo de los torques hallado. Un collar rígido de superficie dorada con aro de sección rectangular rematado en cabezales de sección en doble escocia Museo Arqueológico de Asturias.

El contexto cultural

La fabricación de objetos de oro en la historia de Asturias está documentada desde comienzos de la Edad del Bronce, hace unos 4.500 años. El anillo recuperado en el dolmen La Mata’l Casare, Pola de Lena, (derecha) o los discos de aire irlandés, de procedencia incierta, son las primeras piezas en la orfebrería prehistórica.

«En épocas posteriores, fundamentalmente durante la Edad del Hierro, el repertorio de joyas se amplía, pero su estudio se ha visto limitado por la carencia endémica de referencias relativas al origen y circunstancias en que se produjeron los descubrimientos. En su mayor parte constituyen un inventario no demasiado extenso en el que, por desgracia, los hallazgos carecen de todo contexto que permita determinar una fecha más o menos precisa para la fabricación de los objetos o el momento de su depósito», explican desde Cultura.

Los elementos recuperados son piezas relacionadas con la manipulación y transformación de metales preciosos y alguna joya menuda, sin torques, que son el objeto más característico en la orfebrería de la Edad del Hierro, no sólo de Asturias sino de toda la Europa atlántica.

Por todo ello, el hallazgo de los torques de Cavandi es extraordinario. Por primera vez, y con absoluta precisión, señalan el espacio geográfico de procedencia, facilitando un estudio pormenorizado del espacio en el que fueron depositados y el conocimiento de las circunstancias históricas en las que se produjo. «Ambas piezas son fruto de un experto trabajo artesanal, resuelto con aplicación de elaboradas técnicas de orfebrería y conforme a patrones estéticos que, aunque reconocidos en otras joyas coetáneas, se combinan aquí de forma magistral para ofrecer un resultado sorprendente», remarcan en Cultura.

El estudio de estas dos joyas se integrará en una línea de investigación avanzada sobre la orfebrería antigua en Asturias y permitirá contrastar algunas de las hipótesis hasta ahora planteadas a la luz de nueva información arqueométrica y avanzar en la resolución de cuestiones relativas a la antigüedad, pervivencia y progresiva transformación de la orfebrería local tras su incorporación al mundo romano.

Fuentes: lavozdeasturias.es | elpais.com | 9 de septiembre de 2023

Descubren el mayor santuario de arte paleolítico de la península ibérica en la Cova de les Dones (Valencia)

Los investigadores Virginia Barciela González y Aitor Ruiz-Redondo examinando un panel con motivos rupestres.

Investigadores de las universidades de Alicante (UA) y Zaragoza (Unizar) han publicado recientemente un artículo sobre el descubrimiento de un gran santuario paleolítico, el más importante del litoral oriental de la península ibérica hasta la actualidad, en la Cova de les Dones o Cueva Dones, localizada en el municipio de Millares (Valencia).

Sala parcialmente inundada donde se localizan la mayor parte de los motivos rupestres.

La Cueva Dones es un lugar muy conocido en la zona, habitualmente frecuentado por espeleólogos y excursionistas, y del que se tienen noticias de visitantes desde el siglo XVIII. Sin embargo, la existencia de pinturas paleolíticas en la cavidad era desconocida hasta su descubrimiento en 2021 por parte de los doctores Aitor Ruiz-Redondo (Unizar), Virginia Barciela González (UA) y Ximo Martorell Briz (UA), arqueólogos y especialistas en Arte Prehistórico. Entre los tres han descubierto más de una treintena de nuevos conjuntos de arte rupestre en las dos últimas décadas en distintas regiones europeas.

Cinco líneas que conforman el primer motivo descubierto en la cavidad.

En Cueva Dones se han documentado, hasta el momento, más de un centenar de unidades gráficas (motivos rupestres), realizadas mediante pintura, grabado simple y raspado. Esto convierte al yacimiento, por número de motivos y variedad de técnicas, en el conjunto paleolítico más importante del litoral mediterráneo oriental de la península ibérica.

a) cabeza de uro pintada; b) cabeza de caballo hecha con arcilla; c) panel con varios motivos pintados con arcilla, incluidos animales y signos (algunos parcialmente cubiertos por capas de calcita).

De hecho, se trata probablemente de la cueva con arte paleolítico con mayor número de motivos descubierta en Europa desde los hallados en la cueva de Atxurra (Vizcaya), en 2015. A diferencia de esta última, que se ubica en la región Cantábrica (uno de los lugares con mayor densidad de conjuntos paleolíticos del mundo), Cueva Dones se localiza en una zona donde tradicionalmente no abundan este tipo de yacimientos. En casi 150 años desde el descubrimiento del arte rupestre paleolítico (Cueva de Altamira en 1879) no se había encontrado un enclave de esta importancia en los territorios combinados de Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia. La escasez de estos grandes conjuntos resultaba paradójica considerando la existencia de la Cueva del Parpalló en Valencia, que posee la mayor colección del mundo de plaquetas decoradas paleolíticas.

a) grabado 'Cierva trilineal mediterránea'; b) dos cabezas de caballo raspadas en la superficie de la pared.

El estudio, publicado en el Project Gallery de la revista británica Antiquity, consiste en un análisis preliminar de las características y relevancia del yacimiento en el contexto del Arte Paleolítico europeo. Éste incluye, al menos, 19 representaciones animales confirmadas (ciervas, caballos, uros y un ciervo) y destaca, además de por su número de motivos y localización geográfica, por una peculiaridad técnica: la mayoría de las pinturas se han realizado con arcilla. Si bien esta técnica es conocida en el arte paleolítico, los ejemplos de su utilización son escasos en el cómputo global, mientras que en Cueva Dones se trata de la técnica mayoritaria.

A pesar de la sencillez de realización, la antigüedad de estas ‘pinturas de arcilla’ está avalada, además de por su “estilo” (que incluye claras convenciones paleolíticas), por la presencia de gruesas costras de estalagmitas que cubren varias de ellas. Combinando el análisis de distintas evidencias indirectas, los autores estiman que el conjunto podría tener una antigüedad mínima de unos 24.000 años.

a) detalle de una gruesa capa de calcita que cubre parcialmente la cabeza de una cierva; b) detalle de una marca de garra de oso superpuesta a algunas estrías de los dedos.

El proyecto, liderado por los autores de la publicación, se encuentra en una fase preliminar. En la cavidad, de casi 500 metros de longitud, aún quedan muchas zonas por prospectar y paneles que documentar con exhaustividad, por lo que se prevé el descubrimiento de nuevos motivos en los próximos años por parte del equipo multidisciplinar que lleva a cabo la investigación.

Aitor Ruiz-Redondo es profesor de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza, investigador del Instituto Universitario de investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) e investigador asociado de las universidades de Southampton (Reino Unido) y Burdeos (Francia). Virginia Barciela González es profesora de Prehistoria de la Universidad de Alicante e investigadora del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH). Ximo Martorell Briz es arqueólogo profesional y colaborador honorífico del Área de Prehistoria de la Universidad de Alicante.

Fuente: Universidad de Alicante | 11 de septiembre de 2023

El misterio de las esferas de piedra y la tecnología más duradera de la humanidad

Esferoides encontrados en el yacimiento israelí de Ubeidiya. ANTOINE MULLER

Cuando se creía que los humanos habían aparecido de repente, colocados sobre la Tierra por un soplo divino, separados del resto de los animales, era posible estudiar su naturaleza observando cómo se comportaban en las sociedades del presente. La situación se complicó cuando, a la luz de la teoría evolutiva, supimos que éramos una rama más del árbol de la vida, y que, aunque entre nosotros y otros animales haya millones de años de distancia, compartimos antepasados. Para buscar la chispa que dio lugar a esa especie capaz de acumular conocimiento, comunicarlo y transformar su entorno como ninguna antes, los científicos han tenido que ir más allá de la especulación académica y mancharse las manos, arañando el suelo de cuevas y barrancos, en busca de respuestas.

Uno de los lugares en los que se busca reconstruir los orígenes de la cultura humana es el yacimiento de Ubeidiya, en el norte de Israel. Excavado a partir de los años sesenta, allí se han encontrado las hachas de mano de tipo achelense más antiguas fuera de África (1,2 millones de años), y cientos de piedras de aspecto enigmático, aparentemente talladas en forma de esfera del tamaño de una pelota de tenis. Estos esferoides, que comenzaron hace 1,7 millones de años en África, se han encontrado por medio mundo, en yacimientos separados por miles de kilómetros, desde el valle del Rift a Corea del Sur, o los yacimientos de Orce, en España. Se conocen desde hace décadas, pero su naturaleza sigue siendo un misterio. Aún se debate si fueron hechos a propósito o son producto casual del golpeo de otras piedras o cuál era su fin.

Métodos para medir los ángulos de los bordes, el centro de masa y la curvatura de la superficie. (a) El método para calcular ángulos en los esferoides utilizando la función 'Ángulo entre superficies' del programa Artifact3-D. Los puntos rojo y azul representan coordenadas que comprenden el cálculo de ángulos en dos superficies diferentes. (b) Un cuadro delimitador mínimo de un esferoide de ejemplo (líneas discontinuas), así como la ubicación de su centro de masa (CoM; círculo rojo) y el centro del cuadro delimitador (CoBB; cruz azul). (c) Valores de curvatura de la superficie mostrados con mapas de calor de esferoides de ejemplo. Las regiones de mayor curvatura se muestran en colores más brillantes.

Esta semana, un equipo del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) de Tarragona y la Universidad Hebrea de Jerusalén han presentado un trabajo que apunta a que fueron talladas a propósito. Utilizando nuevas técnicas de análisis 3D y siguiendo las marcas en las piedras, los investigadores reconstruyeron la secuencia que habrían seguido aquellos homínidos en su elaboración. Sus conclusiones señalan que, a diferencia de lo que sucede cuando una forma es fruto de la erosión, como un canto que rueda por un río, los objetos no se volvían más suaves, pero sí más esféricos.

“En nuestro análisis encontramos una regularidad y esa regularidad sugiere que había una intención de llegar a este tipo de formas”, señala Deborah Barsky (izquierda), investigadora del IPHES y una de las autoras del trabajo. “Estas esferas serían las primeras formas geométricas recreadas en piedra de forma premeditada”, asevera.

Ahora, dentro de un proyecto a largo plazo en el que participa Barsky para estudiar los esferoides, seguirán trabajando para averiguar para qué se produjeron esos objetos. Se ha propuesto que podían servir para tratar vegetales, sacar el tuétano a huesos o como proyectiles para cazar, y también se ha planteado que pudiesen tener un valor simbólico, algo que sería más probable si, como proponen algunos autores, eran difíciles de fabricar y requerían horas de trabajo frente a los minutos en que puede estar lista una de las versátiles hachas de mano que suelen acompañar en los yacimientos a estas bolas de piedra.

Muestras arqueológicas de esferoides recuperadas en la cueva Qesem, Israel, del Paleolítico inferior.

Las hachas y las esferas nos muestran uno de los episodios más interesantes de la historia de la evolución y abren un resquicio por el que entrever el surgimiento de la mente humana. Las primeras herramientas de piedra utilizadas por nuestros antecesores, la tecnología olduvayense asociada al Homo habilis, están hechas a bulto, buscando una forma que sea útil, pero sin pensar nada preciso.

“Las hachas achelenses, sin embargo, requieren una capacidad para imaginar la forma que se desea e imponérsela a la roca, es un poco como aquella idea de Miguel Ángel, que decía que la escultura ya estaba dentro de la piedra y él solo eliminaba lo que sobraba”, apunta Juan Manuel Jiménez Arenas (derecha), que ha estudiado los esferoides encontrados en el yacimiento de Orce, en Granada.

“Los núcleos y las lascas del olduvayense no requieren una gran capacidad cognitiva ni destreza manual. Ahora se puede ver primates, como los monos capuchinos de Brasil, que, de manera no intencional, producen lascas indistinguibles de lo que encontramos en la cultura olduvayense. El achelense es un juego completamente distinto”, explica el científico del CSIC Ignacio de la Torre (izquierda), que recuerda un experimento en el que probaron qué tal se les daría la fabricación de herramientas a humanos modernos. “Por emulación eran capaces de hacer herramientas olduvayenses, sin explicarles nada, pero en el achelense les tenían que explicar el proceso, algo que implica la existencia de un contexto social, en el que había maestros y aprendices, y donde podía haber verdaderos artesanos”, cuenta De la Torre.

Si los esferoides se fabricaron con intención, ello muestra la inclinación por la simetría de aquellos nuevos humanos, los Homo erectus, que caminaron por todo el planeta acompañados de la tecnología más longeva que se conoce. Durante millón y medio de años, en lugares separados por miles de kilómetros, aparecen las mismas hachas y las mismas esferas. Esa omnipresencia de la tecnología también plantea nuevas incógnitas. “Los esferoides aparecen en Orce, en el sur de la península ibérica, 400.000 años antes que en el resto de Europa, esto nos lleva a hacernos preguntas sobre la dispersión de los humanos por este continente”, apunta Jiménez Arenas.

Experimento de extracción del tuétano con la esfera. Foto: J. Rosell.

La aparición de esta tecnología en África, en el extremo oriental de Asia y el confín occidental de Europa, también hace pensar sobre cómo llegó allí. Barsky cree que "esto no significa que hubo contacto entre poblaciones” y se inclina por pensar que "los miembros de aquella especie alcanzaron un nivel cognitivo y cultural que los llevó a dar las mismas respuestas a circunstancias ambientales similares”.

Durante millón y medio de años, las hachas y, probablemente, las bolas de piedra muestran una sorprendente cohesión cultural en medio planeta, algo que ya no fue posible con la llegada de los innovadores Homo sapiens. La rápida introducción de nuevas tecnologías y prácticas culturales acentuó la heterogeneidad geográfica. “La capacidad de innovación de los 'Homo erectus' era pequeña, pero el hecho de que la tecnología achelense fue eficaz lo demuestra que duró millón y medio de años. Del hacha de mano se dice que fue un tipo de navaja suiza, que servía para casi todo, desde descarnar animales a cortar tubérculos”, afirma De la Torre. “Nuestra especie es innovadora por definición y cuando aparece el Homo sapiens las culturas arqueológicas duran cada vez menos”, prosigue el investigador, que advierte: “Pese a ser menos innovadores, sobrevivieron millón y medio de años, algo que está por ver si conseguirá nuestra especie”.

Fuentes: elpais.com | phys.org | 9 de septiembre de 2023

El primer terremoto de la península ibérica: arrasó en el siglo VIII a.C. una factoría comercial fenicia

Vista aérea del yacimiento del Cabezo Pequeño del Estaño. Universidad de Alicante

La lista del Instituto Geográfico Nacional sobre los terremotos más importantes en España arranca en el año 1084, con un seísmo que afectó a Orihuela (Alicante) y provocó el derrumbe de la mezquita de la localidad. Pero la arqueología siempre desvela episodios desconocidos. La ciudad romana de Baelo Claudia, en la costa de Tarifa (Cádiz), el puerto más importante de conexión entre Europa y África y sede de una boyante industria pesquera imperial, fue arrasada por un tsunami con olas de más de cinco metros a finales del siglo IV d.C. Otro violento maremoto, un suceso de "oleaje extremo", destruyó Sevilla más de una centuria antes.

No obstante, ninguno de estos es el terremoto más antiguo que afectó a un espacio urbano en la península ibérica y del que se tiene constancia. Ese hito le corresponde al Cabezo Pequeño del Estaño (Guardamar, Alicante), localizado al sur del amplio estuario que conforma la desembocadura del río Segura. Aunque actualmente se encuentra a dos kilómetros de la línea costera, en origen fue un asentamiento portuario, probablemente una factoría comercial, fundado a principios del siglo VIII a.C. por fenicios occidentales y en una zona no habitada previamente. Se trata de un importante yacimiento para estudiar la colonización fenicia y las etapas finales de la Edad del Bronce en el sureste peninsular.

Vista del lienzo occidental con las casamatas, el almacén y las calles (fase 1) y los derrumbes de la muralla y el taller metalúrgico.

El sitio fue descubierto en 1989, pero una serie de extracciones ilegales de tierras tras la instalación de una cantera arrasaron tres cuartas partes de su tamaño. En la década de los 90 se realizaron cuatro campañas arqueológicas y los trabajos de investigación se retomaron en 2013 por un equipo de la Universidad de Alicante. Se ha documentado un excepcional sistema defensivo protohistórico de patrón y métrica típicamente oriental —una imponente muralla de casamatas jalonada de bastiones— y estructuras domésticas y de naturaleza industrial como un almacén y lo que ha sido interpretado como un taller metalúrgico, con especial protagonismo de la plata.

Los muros defensivos fueron levantados con premura con cuñas y ripios, areniscas, calizas y mampostería. También se usaron cañas, posidonia y fango procedente de la marisma. Una estructura poco resistente para las embestidas de un terremoto. Y eso fue lo que ocurrió en el tercer cuarto del siglo VIII a.C. Los arqueólogos han identificado las paredes derruidas hacia el mismo lado y distintos estratos sellados con semillas de trigo, cebada y malas hierbas. Las dataciones con radiocarbono han confirmado que este evento sísmico que derrumbó parcialmente el poblado tuvo lugar hacia el año 740 a.C.

Muros excavados en el yacimiento fenicio de Guardamar. Universidad de Alicante.

Los investigadores explican en el artículo La ciudadela fenicia. Excavaciones arqueológicas en el Cabezo Pequeño del Estaño (Guardamar del Segura, Alicante), que fue un terremoto moderado que alcanzó una intensidad de VI-VIII según criterios de la Escala Macrosísmica ESI-07. Es decir, tuvo unos efectos entre dañinos y muy dañinos, pero multiplicado en su energía debido a la estructura calcarenítica del cerro y al tipo de aparejo constructivo empleado.

Tras el seísmo se levantaron taludes y contrafuertes para reparar en parte la muralla y fortalecer los alzados, al tiempo que se constata un retroceso urbano y poblacional. Los citados refuerzos, algunos apoyados en la cara externa del recinto, vinieron a debilitar la eficacia defensiva de los muros. "La capacidad defensiva y de almacenaje del yacimiento se vio mermada tras el movimiento sísmico, pero en cambio surgió con fuerza una intensa actividad metalúrgica, en el que se realizaron las primeras transformaciones del mineral hasta su refinado", detallan los arqueólogos.

Ánforas y 'pithoi' fenicios exhumados en el taller metalúrgico. Universidad de Alicante.

El terremoto y la sedimentación por aluvión de la zona navegable fueron probablemente las causas del abandono organizado y pacífico del yacimiento a mediados del siglo VII a.C. Este momento coincide con un intenso desarrollo urbano que tuvo en el asentamiento de mayor tamaño de La Fonteta, hoy bajo las dunas de Guardamar.

Esta zona de la costa alicantina destaca por su naturaleza sísmica. En un radio de ocho kilómetros cuadrados en torno al yacimiento fenicio se han catalogado 42 epicentros históricos, en los que se han contabilizado 1.341 temblores desde el año 1482. El terremoto de mayor magnitud se registró en marzo de 1829 y provocó la destrucción de Guardamar —se vinieron abajo 419 construcciones— y de otras tres localidades de la zona, además de 764 muertos. El epicentro de este seísmo se registró a 1,2 kms al suroeste de Cabezo Pequeño del Estaño.

En este enclave arqueológico, "un magnífico laboratorio de estudio de la empresa comercial fenicia", se han documentado cerámicas de barniz rojo, fundamentalmente platos, cuencos y jarritas y, sobre todo, la cerámica de almacenaje en sus dos tipos principales: las ánforas y los pithoi de cuatro asas geminadas con decoración pintada bícroma de bandas paralelas. Las excavaciones también han identificado una fase de época romana republicana, visible en superficie, situada en el punto más elevado del cerro.

Fuente: elespanol.com | 12 de septiembre de 2023

Seguimiento de la evolución cultural humana temprana a través del estudio de la utilización de distintos tipos de mineral de ocre

Distintos tipos de mineral de ocre.

Francesco d'Errico, de SapienCE, y su equipo internacional han publicado su análisis de la mayor colección conocida de ocre durante la Edad de Piedra Media, en el que revelan cómo evolucionó el uso del ocre durante un período de alrededor de 4.500 años. El nuevo estudio es esencial para comprender cómo surgieron y se diversificaron culturas complejas en la historia de la humanidad.

Publicado en Scientific Reports, el trabajo de investigación fue realizado por un equipo de expertos de Noruega, España y Francia. Juntos, analizaron la mayor colección conocida de fragmentos de pigmentos minerales rojos y amarillos, comúnmente llamados ocre, que datan de la Edad de Piedra Media (MSA, hace unos 40.000 años), los cuales se encontraron en la cueva Porc-Epic, Etiopía. Su estudio muestra que los grupos humanos que visitaban este sitio fueron modificando las técnicas utilizadas para producir pigmentos, adaptándose a los cambios culturales o ambientales que reducían el acceso a materiales de ocre de primera calidad.

Ubicación de la cueva de Porc-Epic, Etiopía, y vita de la entrada a la misma.

Rasgos culturales innovadores

Francesco d' Errico subraya que el nuevo estudio es fundamental para comprender el uso persistente, y en constante evolución, del uso del ocre hace 40.000 años en Etiopía.

“Los descubrimientos que documentan el surgimiento de la modernidad conductual en África han revelado que en este continente surgen rasgos culturales innovadores en diferentes momentos y en diferentes regiones. Sin embargo, son raros los sitios antiguos que alberguen colecciones arqueológicas lo suficientemente grandes como para rastrear con precisión cómo se adquirieron, procesaron y utilizaron estos minerales. La cueva Porc-Epic es, en este sentido, una notable excepción”, explica d'Errico (izquierda).

“Esta cueva presenta la mayor colección africana de ocre que data de la MSA en una región con pocos enclaves que brinden información sobre esta innovación conductual clave. Los hallazgos de Porc-Epic representan, por tanto, una oportunidad única para compararlos con otros registros africanos”, afirma d'Errico.

Adaptar la tecnología al cambio climático

El yacimiento de la cueva de Porc-Epic, Dire Dawa, Etiopía, que data de hace unos 40.000 años, representa uno de los pocos yacimientos paleolíticos que ha proporcionado un registro continuo y extenso del uso del ocre, lo cual abarca un período de al menos 4.500 años. Durante la excavación del lugar se encontraron más de 40 kg de ocre (4.213 piezas), 21 herramientas de procesamiento de ocre y dos artefactos teñidos de ocre.

Al analizar la composición química de las piezas de ocre encontradas en el sitio y del ocre natural de los alrededores de la cueva, y al estudiar las técnicas utilizadas para procesar estas rocas, los autores revelan cómo los habitantes de la cueva explotaban los recursos minerales.

"Los resultados muestran que pudieron predecir las propiedades de diferentes tipos de ocre disponibles en su entorno y adaptar gradualmente su tecnología a los cambios en la disponibilidad de tal materia prima", dice d'Errico.

Piezas de ocre procedentes de la cueva Porc-Epic.

Surgimiento y evolución de culturas complejas

El profesor d'Errico explica que se recolectaron y trajeron al lugar una amplia variedad de tipos de ocre para producir el mismo en polvo de diferentes texturas y tonalidades, probablemente adaptados a diferentes actividades simbólicas o funcionales. Sin embargo, la presencia ubicua de ocre rojo, rico en hematites, a lo largo de las ocupaciones del yacimiento, indica que los habitantes de Porc-Epic estaban específicamente interesados ​​en este particular color y mineral a la hora de recolectar piezas de ocre en el entorno o intercambiarlas con las poblaciones vecinas.

“El estudio del registro ocre de Porc-Epic indica que la producción de pigmento mineral estaba profundamente arraigada en las sociedades tardías del periodo MSA en África Oriental, pero también estuvo en constante evolución, durante un período esencial para nuestra comprensión del surgimiento y evolución de culturas complejas”, dice d'Errico.

Además, el análisis de residuos de ocre en un guijarro pintado, probablemente utilizado para producir puntos rojos en una superficie, identifica un tipo de ocre que se empleó específicamente con fines simbólicos.

Fuente: Universidad de Bergen | 12 de septiembre de 2023