Descubren un misterioso santuario con rituales nunca observados dentro de un templo egipcio

Restos de dinteles y cornisas derrumbados a la entrada del templo. Foto: The Berenike Project/Sikait Project.

El equipo de investigación del Sikait Project, dirigido por el profesor Joan Oller Guzmán, del Departamento de Ciencias de la Antigüedad y la Edad Media de la Universidad Autónoma de Barcelona, con financiación de la Fundación PALARQ, y gracias a los permisos otorgados por el Ministerio de Antigüedades egipcio, acaba de presentar en la revista American Journal of Archeology los resultados obtenidos durante las campañas de enero de 2019 en el yacimiento del puerto grecorromano de Berenike, en el desierto Arábigo, Egipto.

El artículo presenta la excavación de un complejo religioso de cronología tardía (s. IV-VI de nuestra era) bautizado como Santuario del Halcón (Falcon Shrine) por los investigadores, y situado dentro del Northern Complex, uno de los edificios más relevantes de la ciudad de Berenike durante este período.

Pedestal con la estatua en forma de cubo que pudo servir como altar de ofrendas. Foto: The Berenike Project/Sikait Project

El yacimiento, excavado por el Polish Centre of Mediterranean Archaeology y la University of Delaware, es un puerto del mar Rojo fundado en época ptolemaica (s. III antes de nuestra era) y con continuidad en época romana y bizantina, cuando se convierte en el principal punto de entrada del comercio proveniente del cuerno de África, Arabia y la India. Dentro de este marco cronológico, una de las fases que más novedades ha aportado recientemente sería la más tardía, entre los siglos IV y VI, una época en la que parecería que la ciudad está parcialmente ocupada y controlada por los blemios, un grupo poblacional nómada de origen nubio que en ese momento extiende su dominio por buena parte del desierto Arábigo egipcio. En este contexto, el Northern Complex resulta fundamental porque ha ofrecido evidencias claras de una vinculación con los blemios, con el hallazgo de inscripciones dedicadas a algunos de sus reyes o del citado Santuario del Halcón.

Las excavaciones han permitido identificar un pequeño templo de tradición egipcia, que a partir del siglo IV es adaptado por la población blemia a su propio sistema de creencias. «Los hallazgos materiales son especialmente remarcables, con la presencia de ofrendas como arpones, una estatua de forma cúbica o una estela con indicaciones en torno a las actividades de culto, la cual ha sido elegida como portada del número de la revista», destaca el investigador de la UAB, Joan Oller (izquierda).

Esqueleto completo de un halcón peregrino adulto depositado en la esquina sureste del templo. Foto: The Berenike Project/Sikait Project

El aspecto votivo más remarcable sería la deposición de hasta 15 halcones dentro del santuario, la mayor parte de ellos sin cabeza. Aunque en el valle del Nilo ya se han observado entierros de halcones con fines religiosos con anterioridad, así como cultos a ejemplares individuales de estas aves, se trata de la primera vez que se observa un entierro de halcones dentro de un templo, y además acompañados de huevos, también un hallazgo inédito. En otros yacimientos también se han encontrado momias de halcones decapitados, pero siempre individuos aislados, nunca en grupo como es el caso de Berenike.

Estela del Dios Halcón y la Cabeza, con la curiosa inscripción en griego. Foto: The Berenike Project/Sikait Project

La estela presenta la curiosa inscripción «Es impropio hervir una cabeza en este sitio» que, lejos de ser una dedicatoria o un agradecimiento como es habitual en las inscripciones de la época, prohíbe hervir las cabezas de los animales en el interior del templo, una actividad considerada profana.

Para Joan Oller, «todos estos elementos apuntarían a una actividad ritual intensa que combinaría aspectos de tradición egipcia, junto con aportaciones blemias, sobre una base teológica posiblemente relacionada con el culto al dios Khonshu». El investigador de la UAB concluye que «los hallazgos amplían nuestro conocimiento sobre esta población seminómada, los blemios, dentro del desierto arábigo egipcio a finales del Imperio Romano».

Foto del equipo de investigadores. De izquierda a derecha: Delia Eguiluz Maestro, Juan Oller Guzmán, David Fernández Abella y Vanesa Trevín Pita. Foto: The Berenike Project / Sikait Project

Fuentes: uab.cat |historianationalgeographic.com.es | 6 de octubre de 2022

El ADN neandertal puede proporcionar pistas sobre los riesgos genéticos de los trastornos cerebrales y la adicción

Desde hace tiempo se sabe que los trastornos del cerebro humano, como las enfermedades neurológicas o psiquiátricas, son familiares, lo que sugiere cierta heredabilidad. En línea con esta hipótesis, se han identificado factores de riesgo genéticos para el desarrollo de estas enfermedades.

Sin embargo, las preguntas fundamentales sobre los impulsores evolutivos siguen siendo esquivas. En otras palabras, ¿por qué las variantes genéticas que aumentan el riesgo de enfermedad no se eliminan en el curso de la evolución?

Responder a estas preguntas ha sido notoriamente difícil. Sin embargo, los nuevos descubrimientos sobre eventos en lo profundo del pasado humano han brindado a los científicos nuevas herramientas para comenzar a desentrañar estos misterios: cuando los humanos modernos se mudaron fuera de África, hace más de 60.000 años, se encontraron y se mezclaron con otros humanos arcaicos como los neandertales.

Alrededor del 40% del genoma neandertal todavía se encuentra en los no africanos de hoy, y cada individuo todavía lleva alrededor del 2% del ADN neandertal. Algunas de las variantes genéticas arcaicas pueden haber conferido beneficios en algún momento de nuestro pasado evolutivo.

Hoy, los científicos pueden usar esta información para aprender más sobre el impacto de estas variantes genéticas en el comportamiento humano y el riesgo de desarrollar enfermedades.

Utilizando este enfoque, un nuevo estudio realizado por un equipo internacional dirigido por investigadores de la Universidad de Tartu, Charité Berlin y UMC Amsterdam, y publicado en la revista científica Translational Psychiatry, analizó las asociaciones del ADN neandertal con una amplia variedad de más de cien trastornos y rasgos cerebrales, como el sueño, el tabaquismo. o el consumo de alcohol en el biobanco británico con el objetivo de acotar la contribución específica del ADN neandertal a la variación de las características conductuales de las personas actuales.

Representación artística de distintas adicciones humanas.

El estudio encontró que, si bien el ADN neandertal muestra un número desproporcionado de asociaciones con diferentes rasgos asociados con enfermedades del sistema nervioso central, las enfermedades en sí mismas no mostraron un número significativo de asociaciones de ADN neandertal.

Entre los rasgos que más contribuyen al ADN neandertal se encuentran los hábitos de fumar, el consumo de alcohol y los hábitos de sueño. Utilizando datos de otras cohortes, como el Biobanco de Estonia, el Estudio de depresión y ansiedad de los Países Bajos, FinnGen, Biobank Japan y deCode, muchos de estos hallazgos podrían replicarse.

De particular interés fueron dos variantes neandertales independientes con alto riesgo de un estado positivo de tabaquismo que se encontraron en el biobanco británico y el biobanco japonés, respectivamente.

“Nuestros hallazgos sugieren que los neandertales tienen múltiples variantes que aumentan sustancialmente el riesgo de fumar en las personas de hoy en día. De otro lado, no está claro qué efectos fenotípicos tuvieron estas variantes en los neandertales".

"Sin embargo, estos resultados brindan candidatos interesantes para realizar más pruebas funcionales y potencialmente nos ayudarán a comprender mejor la biología específica de los neandertales en el futuro", dijo Michael Dannemann (izquierda), profesor asociado de genómica evolutiva en la Universidad de Tartu y autor principal de este estudio.

"Las asociaciones significativas del ADN neandertal con el alcohol y el tabaquismo podrían ayudarnos a desentrañar el origen evolutivo del comportamiento adictivo y de búsqueda de recompensas", agregó Stefan M. Gold (derecha), profesor de neuropsiquiatría en Charité, Berlín, quien codirigió este estudio.

“Es importante tener en cuenta que los problemas para dormir, el consumo de alcohol y nicotina se han identificado constantemente como factores de riesgo comunes para una variedad de trastornos neurológicos y psiquiátricos. Por otro lado, hay algunos hallazgos interesantes de la antropología que han sugerido algunos beneficios sociales de una mayor tolerancia a estas sustancias en los cazadores-recolectores".

"Por lo tanto, nuestros hallazgos respaldan la hipótesis de que no son las enfermedades cerebrales en sí mismas las que tienen explicaciones evolutivas, sino que la selección natural forma rasgos que nos hacen vulnerables a ellas en el contexto moderno".

“Los neandertales poblaron partes de Eurasia 100.000 años antes de que los humanos modernos salieran de África para poblar el resto del mundo. La alta frecuencia de algunas de las variantes asociadas con diferentes patrones de sueño podría sugerir que estos han sido ventajosos fuera de África, un entorno definido, por ejemplo, por diferentes niveles de estacionalidad y exposición a los rayos UV que el entorno que se encuentra en África, donde evolucionaron los humanos modernos", agregó Dannemann.

Fuente: cwv.com.ve | 7 de octubre de 2022

‘Neve’, la bebé más antigua de Europa que revela cómo eran los embarazos y cuidados hacia los bebés hace 10.000 años

Ornamentos de un entierro infantil del Mesolítico Temprano en Arma Veirana. Crédito: Universidad de Montreal.

El hallazgo de Neve, la bebé más antigua encontrada en Europa, revela cómo las mujeres llevaban los embarazos prehistóricos cuando se inició la agricultura.

El cuerpo de Neve se enterró con una tela adornada con conchitas. Al morir, su madre la llevaba cerca de su seno, en un cabestrillo especial para cargar bebés recién nacidos. A partir de ello, un equipo de científicos ha descubierto que, hace 10.000 años, los Homo sapiens ya tenían cuidados especiales para las mujeres que estaban en periodo de gestación. Así se llevaban los embarazos prehistóricos.

Los entierros infantiles muy antiguos son extremadamente raros, detallan los autores del estudio. A partir del análisis de los dientes, los investigadores han podido determinar que es la bebé más antigua de Europa. El caso de Neve es excepcional, porque, además, se ha conservado la tela con la que la bebé fue envuelta. Esto fue lo que encontraron.

¿Cómo eran los embarazos durante la Prehistoria?

Alrededor del comienzo de la agricultura, los Homo sapiens empezaron a tener consideraciones especiales las mujeres embarazadas. En el caso de Neve, por ejemplo, se sabe que los miembros de la comunidad la cargaron con un cabestrillo durante su corta vida. Y lo que es más: la enterraron de manera ritual, con varias cuentas alrededor de la tumba.

El cuidado y detalle con los que fue enterrada sugieren que Neve fue muy querida por sus familiares y seres cercanos, explican los científicos. Aunque no se conserva la envoltura original, las perforaciones que se hicieron en las conchas indican que alguien las ensartó para coserlas a un entramado más complejo, un posible cabestrillo, lo que requirió horas de trabajo, según un estudio anterior de 2017 sobre dichas cuentas.

La posibilidad de que las cuentas formaran parte de un cabestrillo o portabebés, viene sugerido por el hecho de que las piernas del infante estaban plegadas sobre el abdomen, ocultando muchas de las conchas, por lo que parece que estos adornos no tenían la intención de tener una función funeraria que se hubieran esparcidos sobre la tumba. Además, algunas de las cuentas de concha estaban incluso curvadas alrededor del hueso del brazo del bebé, posiblemente trazando el contorno de la tela que lo envolvía y que, finalmente desapareció con el tiempo.

Posición de los restos humanos y ajuar funerario asociado. Las líneas punteadas muestran artefactos encontrados significativamente más altos o más bajos que los restos humanos o que estaban ubicados debajo de las piezas dibujadas.

Los investigadores piensan que la cobertura de Neve podría proceder de tela especial para bebés, o de la ropa interior de alguno de los miembros de la comunidad. De acuerdo con la antropóloga Claudine Gravel-Miguel, de la Universidad Estatal de Arizona, el cabestrillo con el que se arropó a Neve se usó desde mucho antes de que ella naciera:

«Los resultados del estudio sugieren que los miembros de la comunidad del bebé usaron las cuentas durante un periodo considerable antes de coserlas a un cabestrillo, posiblemente para mantener al bebé cerca de los padres mientras permitían su movilidad, tal como se ve en algunos modernos grupos de recolectores», escribe Gravel-Miguel (izquierda), junto con otros autores, en Journal of Archaeological Method and Theory.

Generalmente, este tipo de adornos se asocian al género, estatus e identidad del bebé. Sin embargo, según documenta Science Alert, los autores no descartan que «pudiera ser también una forma de protección espiritual». Por ello, los investigadores suponen que ésta es una de las primeras evidencias de cuidado infantil que se tiene en el perido prehistórico.

Otros sitios de entierro en la península italiana rara vez incluyen más de 40 conchas perforadas por pieza y, sin embargo, Neve estaba enterrada con más de 70, junto con cuatro colgantes bivalvos perforados, aparentemente exclusivos de este sitio. La abundancia de conchas marinas enterradas con Neve ha permitido a los investigadores identificar patrones potenciales en el uso de adornos en relación con la postura del niño.

Vistas ortográficas de proyección paralela de artefactos y restos humanos del modelo de fotogrametría. La barra blanca mide 4 cm para todas las imágenes y la flecha multidireccional muestra el punto de vista de la imagen, donde la flecha verde apunta hacia el norte, la roja hacia el este y la azul hacia arriba. El dibujo de la izquierda se puede utilizar como referencia para identificar la ubicación de cada imagen. Los rectángulos se relacionan con las vistas del escaneo visto desde arriba, mientras que los corchetes punteados muestran el ángulo de visión del escaneo visto desde un lado. A La posición relativa de las conchas encontradas in situ que envuelven el húmero derecho. B La posición relativa de la escápula (rodeada por el contorno punteado) y el húmero derecho (línea completa). C Posición relativa de las conchas perforadas que se encuentran en la zona del abdomen. D Posición relativa de los caracoles perforados y colgantes que se encuentran cerca del brazo y el torso.

Otros estudios recientes sobre enterramientos de bebés prehistóricos también han encontrado adornos que parecen estar unidos a objetos fijos, tal como mantas o cabestrillos, y, por lo general, son demasiado grandes para que hayan sido usados por los propios niños, sospechan los investigadores.

«El bebé probablemente fue enterrado en este cabestrillo para evitar reutilizar las cuentas que no habían protegido al bebé, o simplemente para crear una conexión duradera entre el mismo y su comunidad», mantienen los autores.

De hecho, en otras poblaciones modernas de recolectores, todavía se cosen decoraciones similares en portabebés hasta el día de hoy. «No en vano, en esas sociedades, los infantes y los niños siempre van bien adornados. Entre las cuentas que se usan para adornar y proteger sus cuerpos, la mayoría son artículos de 'segunda mano', es decir, cuentas que han sido donadas por los padres, abuelos y familiares como un acto de cuidado hacia los niños», escriben los autores del nuevo estudio.

Fuentes: ngenespanol.com | sciencealert.com | 3 de octubre de 2022

Se inaugura en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares la exposición ‘Mauricio Antón, Arte y Paleontología’

La consejera de Cultura, Turismo y Deporte, Marta Rivera de la Cruz, inaugura la exposición 'Mauricio Antón, Arte y Paleontología' – CAM

El Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares ha inaugurado este martes la exposición ‘Mauricio Antón, Arte y Paleontología’, una exposición que hace un recorrido por la obra de este ilustrador paleontológico y científico que ha trabajado con los principales equipos de investigación a nivel internacional y que podrá visitarse, gratis, hasta el 22 de enero.

La muestra acerca al público una selección de más de ochenta obras originales-óleos y dibujos-, reproducciones digitales a gran escala, modelos escultóricos de trabajo, vídeos y publicaciones, que enseñan no solo la obra de Antón, sino el proceso de trabajo científico previo a la elaboración de las escenas que construye.

La consejera de Cultura, Turismo y Deporte, Marta Rivera de la Cruz, el alcalde de Alcalá, Javier Rodríguez Palacios, el director del museo, Enrique Baquedano, y el autor de las obras, Mauricio Antón, han sido los encargados de inaugurar la exposición en el museo de la plaza de las Bernardas de Alcalá de henares.

Una exposición con cuatro apartados

El recorrido por ‘Mauricio Antón, Arte y Paleontología’ comienza con los primeros trabajos del autor en colaboración con paleontólogos especializados en el estudio y reconstrucción de faunas del Mesozoico, que incluye dinosaurios y otros grupos de animales extintos.

A continuación, la visita muestra cómo se desarrolla el trabajo de un paleo-artista, que no se limita a la creación de imágenes de la vida prehistórica, sino que se trata de un proceso de reconstrucción en el cual las imágenes son la plasmación visual de hipótesis científicas, creadas a partir del estudio de los fósiles y su interpretación en términos biológicos.

Posteriormente, en el apartado ‘Fósiles y animales vivientes, de safari por el terciario’ se realiza un viaje por el mundo prehistórico, descubriendo una gran diversidad de especies y explorando sus modos de vida y su encaje en los ambientes que habitaron.

Para finalizar, el capítulo ‘Cosas de familia: la evolución humana en imágenes’ reconstruye el comportamiento de los homínidos extintos, según la anatomía funcional y la paleoecología de la época.

Rivera de la Cruz ha señalado a Antón como «uno de los grandes ilustradores paleontológicos internacionales de referencia» y ha destacado el atractivo de la muestra, que enseña cómo trabaja un profesional del arte y la ciencia.

Con motivo de esta exhibición, se ha publicado también un catálogo que incluye las obras de la muestra, acompañadas de los textos de algunos de los especialistas con los que ha colaborado Mauricio Antón a lo largo de su carrera.

Fuente: noticiasparamunicipios.com | 4 de octubre de 2022

Premian con el Nobel de Medicina a Svante Pääbo por sus hallazgos en la evolución humana

El biólogo sueco Svante Pääbo habla durante una rueda de prensa celebrada en Oviedo el 17 de octubre de 2018. / EFE/José Luis Cereijido.

La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska ha concedido el Premio Nobel de Medicina o Fisiología 2022 al investigador sueco Svante Pääbo (Estocolmo, 1955), vinculado actualmente al Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania) y al Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (Japón).

Según el jurado, el galardón se le concede "por sus descubrimientos sobre los genomas de los homininos extintos y la evolución humana". Sus hallazgos también le valieron en 2018 el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica.

Sus estudios están vinculados a preguntas que han intrigado a la humanidad desde sus orígenes: ¿de dónde venimos y qué relación tenemos con los que nos precedieron?, ¿qué nos diferencia a nosotros, los Homo sapiens, de los demás homininos (homínidos próximos al ser humano)?

Gracias a su investigación pionera, Svante Pääbo logró algo aparentemente imposible: secuenciar el genoma del neandertal, un pariente extinto de los humanos actuales. También hizo el sensacional descubrimiento de un hominino hasta entonces desconocido: el 'Hombre de Denísova' o denisovano.

Y lo que es más importante, descubrió que se había producido una transferencia de genes de estos homininos ya extinguidos al Homo sapiens tras la migración fuera de África hace unos 70.000 años. Este antiguo flujo de genes hacia los humanos actuales tiene relevancia fisiológica hoy en día, por ejemplo, afectando a la forma en que nuestro sistema inmunológico reacciona a las infecciones.

El trabajo de Pääbo incluye estudios genéticos de neandertales y denisovanos, proporcionando una base para explicar lo que nos hace singularmente humanos. / Nobel Prize.

¿De dónde venimos?

La cuestión de nuestro origen y de lo que nos hace únicos ha ocupado a la humanidad desde la antigüedad. La paleontología y la arqueología son importantes para el estudio de la evolución humana. Sus investigaciones aportan pruebas de que el humano anatómicamente moderno, Homo sapiens, apareció por primera vez en África hace aproximadamente 300.000 años, mientras que nuestros parientes más cercanos conocidos, los neandertales, se desarrollaron fuera de África y poblaron Europa y Asia occidental desde hace unos 400.000 años hasta hace 30.000, momento en el que se extinguieron.

Hace unos 70.000 años, grupos de Homo sapiens emigraron de África a Oriente Medio y, desde allí, se extendieron al resto del mundo. Así, humanos modernos como nosotros y neandertales coexistieron en amplias zonas de Eurasia durante decenas de miles de años. Pero, ¿qué sabemos de nuestra relación con ellos? Las pistas se derivan de la información genómica.

A finales de la década de 1990, se había secuenciado casi todo el genoma humano. Este fue un logro considerable, que permitió realizar estudios posteriores sobre la relación genética entre diferentes poblaciones humanas. Sin embargo, los estudios sobre la relación entre los humanos actuales y los neandertales extintos requerirían la secuenciación del ADN genómico recuperado de especímenes antiguos.

El ADN se localiza en dos compartimentos diferentes de la célula. El ADN nuclear alberga la mayor parte de la información genética, mientras que el genoma mitocondrial, mucho más pequeño, está presente en miles de copias. Después de la muerte, el ADN se degrada con el tiempo y al final solo quedan pequeñas cantidades. También se contamina con el ADN de, por ejemplo, bacterias y seres humanos contemporáneos. / Nobel Prize

Una tarea aparentemente imposible

Al principio de su carrera, Svante Pääbo quedó fascinado por la posibilidad de utilizar métodos genéticos modernos para estudiar el ADN de los neandertales. Sin embargo, pronto se dio cuenta de los enormes desafíos técnicos, ya que, con el tiempo, el ADN se modifica químicamente y se degrada en fragmentos cortos.

Después de miles de años, solo quedan trazas de ADN, y lo que queda está masivamente contaminado con ADN de bacterias y humanos contemporáneos. Como estudiante de postdoctorado con Allan Wilson, un pionero en el campo de la biología evolutiva, Pääbo comenzó a desarrollar métodos para estudiar el ADN de los neandertales, un esfuerzo que duró varias décadas.

En 1990, Pääbo fue contratado por la Universidad de Múnich (Alemania), donde, como profesor recién nombrado, continuó su trabajo sobre el ADN antiguo. Decidió analizar el de las mitocondrias neandertales, orgánulos de las células que contienen su propio ADN. El genoma mitocondrial es pequeño y contiene solo una fracción de la información genética de la célula, pero está presente en miles de copias, lo que aumenta las posibilidades de éxito.

Con sus refinados métodos, Pääbo consiguió secuenciar una región de ADN mitocondrial de un trozo de hueso de hace 40.000 años. Así, por primera vez, tuvimos acceso a una secuencia de un pariente extinto. Las comparaciones con humanos y chimpancés contemporáneos demostraron que los neandertales eran genéticamente distintos.

Como los análisis del pequeño genoma mitocondrial solo aportaron información limitada, Pääbo asumió entonces el enorme reto de secuenciar el genoma nuclear neandertal. En ese momento, se le ofreció la posibilidad de crear el Instituto Max Planck en Leipzig al que sigue vinculado. En el nuevo centro, Pääbo y su grupo mejoraron constantemente los métodos para aislar y analizar el ADN de los restos óseos antiguos.

El equipo de Pääbo extrajo ADN de especímenes óseos de homínidos extintos. Primero obtuvo un fragmento de hueso de nNandertal en Alemania, el yacimiento que dio nombre a los neandertales. Más tarde, utilizó un hueso de dedo de la cueva de Denisova, en el sur de Siberia, el yacimiento que dio nombre a los denisovanos (izquierda). A la derecha, árbol filogenético que muestra la evolución y la relación entre el Homo sapiens y los homíninos extintos, así como los flujos genéticos descubiertos por Pääbo. / Nobel Prize

Secuenciación del genoma neandertal

El equipo aprovechó los nuevos avances técnicos, que hicieron que la secuenciación del ADN fuera muy eficiente. Pääbo también contrató a varios colaboradores con experiencia en genética de poblaciones y análisis de secuencias avanzados. Y sus esfuerzos tuvieron éxito, logrando publicar laprimera secuencia del genoma neandertal en 2010. Los análisis comparativos demostraron que el ancestro común más reciente de los neandertales y el Homo sapiens vivió hace unos 800.000 años.

El investigador sueco y sus colaboradores pudieron ahora investigar la relación entre los neandertales y los humanos actuales de diferentes partes del mundo. Los análisis comparativos mostraron que las secuencias de ADN de los neandertales eran más similares a las de los humanos contemporáneos procedentes de Europa o Asia que a las de los humanos contemporáneos procedentes de África.

Esto significa que los neandertales y los Homo sapiens se cruzaron durante sus milenios de coexistencia. En los humanos actuales con ascendencia europea o asiática, aproximadamente el 1-4 % del genoma procede de los neandertales.

Excavaciones en la cueva de Denísova.

Un descubrimiento sensacional: los denisovanos

En 2008, se descubrió un fragmento de hueso de dedo de 40.000 años de antigüedad en la cueva de Denísova, en el sur de Siberia. El hueso contenía un ADN excepcionalmente bien conservado, que el equipo de Pääbo secuenció. Los resultados causaron sensación: la secuencia de ADN era única en comparación con todas las conocidas de neandertales y humanos modernos.

El investigador sueco había descubierto un hominino desconocido hasta entonces: el denisovano. Las comparaciones con secuencias de humanos contemporáneos de diferentes partes del mundo mostraron que también se había producido un flujo de genes entre el hombre de Denísova y el Homo sapiens. Esta relación se observó por primera vez en poblaciones de Melanesia y otras partes del sudeste asiático, donde los individuos llevan hasta un 6 % de ADN de denisovano.

Los descubrimientos de Pääbo han permitido una nueva visión de nuestra historia evolutiva. En la época en que el Homo sapiens emigró de África, al menos dos poblaciones de homininos extinguidas habitaban en Eurasia. Los neandertales vivían en el oeste, mientras que los denisovanos poblaban el este del continente. Durante la expansión de los sapiens fuera de África y su migración hacia el este, no solo se encontraron y cruzaron con neandertales, sino también con denisovanos.

El equipo de Svante Pääbo en 2010, cuando lograron elaborar el primer borrador del genoma neandertal. De izquierda a derecha: Adrian Briggs, Johannes Krause, Svante Pääbo y Richard E. Green del Instituto Max Planck.

Padre de la paleogenómica

La investigación de Pääbo también ha dado lugar a una disciplina científica totalmente nueva: la paleogenómica. Tras los descubrimientos iniciales, su grupo ha completado el análisis de varias secuencias genómicas adicionales de homininos extintos.

Sus descubrimientos ofrecen un recurso único, que es utilizado ampliamente por la comunidad científica para comprender mejor la evolución y la migración humanas. Los nuevos y potentes métodos de análisis de secuencias indican que los homininos arcaicos también pueden haberse mezclado con los humanos modernos en África. Sin embargo, todavía no se ha secuenciado ningún genoma de los primeros en ese continente debido a la degradación acelerada del ADN antiguo en los climas tropicales.

Gracias a los hallazgos del nuevo premio nobel de Medicina, sabemos, además, que las secuencias genéticas antiguas de nuestros parientes extintos influyen en la fisiología de los humanos actuales. Un ejemplo es la versión denisovana del gen EPAS1, que confiere una ventaja para la supervivencia a gran altura y es común entre los tibetanos actuales. Otros ejemplos son los genes neandertales que afectan a nuestra respuesta inmunitaria a distintos tipos de infecciones.

Monje budista en las inmediaciones del Monasterio Rongbo, el más alto del mundo, situado a 5.100 m, a los pies del Everest.

¿Qué nos hace humanos únicos?

Al revelar las diferencias genéticas que distinguen a todos los seres humanos vivos de los homininos desaparecidos, sus descubrimientos sientan las bases para explorar lo que nos hace realmente singulares a los humanos actuales.

El Homo sapiens se caracteriza por su capacidad de crear culturas complejas, innovaciones avanzadas y arte figurativo, así como por cruzar aguas abiertas y extenderse por todo el planeta. Los neandertales también vivían en grupo y tenían un gran cerebro y utilizaban herramientas, pero estas se desarrollaron muy poco durante cientos de miles de años.

Las diferencias genéticas entre nosotros los sapiens y nuestros parientes extintos más cercanos eran desconocidas hasta que se identificaron gracias a los trabajos de Pääbo. Las investigaciones actuales se centran ahora en analizar las implicaciones funcionales que tienen esas características diferentes para aclarar qué es lo que tenemos realmente de humanos únicos.

Los descubrimientos de Pääbo han aportado información importante sobre cómo estaba poblado el mundo en la época en que el ‘Homo sapiens’ emigró de África y se extendió por el resto del mundo. Los neandertales vivían en el oeste y los denisovanos en el este del continente euroasiático. El mestizaje se produjo cuando el Homo sapiens se extendió por el continente, dejando rastros que permanecen en nuestro ADN. / Nobel Prize.

La opinión de Pääbo sobre si los sapiens, neandertales y denisovanos somos o no la misma especie

Los estudios genómicos de Pääbo y diversos restos paleoantropológicos confirman que los sapiens, los neandertales y los denisovanos se reprodujeron sexualmente, una evidencia que suele conducir a una pregunta recurrente: ¿son entonces la misma especie, entendida como organismos que se pueden entrecruzar y tener descendencia fértil?

“Bajo esa definición, los tres grupos serían la misma especie”, explicaba Pääbo a Sinc en 2018, cuando se descubrieron los restos de una hija de neandertal y denisovano, “pero nosotros nos mantenemos alejados del debate de si se trata de especies diferentes o no, porque no existe una definición universal de especie”.

El experto pone un ejemplo: “Los osos polares y los grizzlies tienen descendencia fértil en la naturaleza. Sin embargo, se ven diferentes y se comportan de manera distinta, por lo que la mayoría de las personas los considerarían especies diferentes”.

“Por lo tanto, es una discusión académica estéril hablar de si los neandertales y los humanos modernos o los denisovanos son especies separadas o no”, concluye Pääbo, quien en un artículo publicado en Nature reconocía que tampoco le gusta mucho el término ‘híbrido’ para referirse a casos como el de Denny –como cariñosamente se llamó a la joven neandertal-denisovana–, porque eso implicaría que procede de dos especies distintas, cuando la realidad es que los límites taxonómicos entre estos grupos humanos (que podrían ser subespecies de Homo sapiens) todavía son bastante difusos y objeto de debate.

Reacciones

“Demostrar los cruces de sapiens con neandertales y otros homínidos fue todo un cambio de paradigma en evolución humana”, resalta el genetista del CSIC, Carles Lalueza-Fox (izquierda), que colaboró con Pääbo en la secuenciación del primer genoma neandertal a partir de fósiles hallados en Croacia, Rusia, Alemania y en la cueva de El Sidrón, en Asturias. Lalueza-Fox acompañó al sueco en sus expediciones por esta gruta, donde la temperatura constante permitió que el ADN de los homínidos se conservase a pesar de llevar ahí unos 50.000 años. “Svante tiene una fuerte personalidad y es un visionario. Creo que es el único caso de todo un campo de investigación dominado por una sola persona”, apunta el genetista.

El paleoantrolólogo del CSIC, Antonio Rosas, también coautor del genoma neandertal y colaborador de Pääbo, destaca que su gran aportación científica ha sido unificar dos ámbitos aparentemente incompatibles. “Él ha sido capaz de aglutinar la biología molecular con la arqueología y la paleoantropología en un mismo paradigma”, resalta.

José María Bermúdez de Castro (izquierda), codirector de los yacimientos de Atapuerca, manifiesta: "Se trata de la primera vez que nuestro ámbito científico es reconocido con el Nobel y en mi opinión es un premio muy merecido porque Svante Pääbo ha abierto una caja extraordinaria de posibilidades para la investigación de la evolución humana", valora en conversación telefónica.

"Lo que ha hecho tanto Pääbo como su equipo, porque tiene un equipo magnífico y alumnos aventajados por todas partes, ha supuesto un punto de inicio y de referencia extraordinario, y un punto de inflexión en nuestro ámbito científico", añade Bermúdez de Castro, que recuerda que el genetista sueco ha trabajado también en España con los neandertales hallados en cueva de El Sidrón (Asturias).

El paleontólogo rememora cómo cuando era estudiante, allá por los años 70, ya se hablaba de que la paleontología molecular sería interesante: "Y tanto que lo ha sido. Nosotros siempre hemos estudiado la morfología [de los fósiles], que es lo que teníamos a nuestra disposición y es importantísimo, pero al llegar la genómica se han abierto muchísimas puertas, nuevas líneas de investigación y nuevas preguntas, aunque lamentablemente, no de todos los fósiles se puede sacar ADN".

La secuenciación del genoma de los neandertales, "que son tan característicos y especiales", explica Bermúdez de Castro, fue un salto cualitativo y un punto de inflexión. "Luego apareció el ADN de los denisovanos, y ha creado unas expectativas extraordinarias no sólo en Siberia, también en Asia. Estamos trabajando mucho en China donde hay fósiles que aún no sabemos qué son, y se están relacionando con los denisovanos".

El codirector de Atapuerca señala asimismo que el estudio de las paleoproteínas -cuyo primer estudio en homínidos se publicó en 2020 sobre la especie Homo antecessor- es otro campo vinculado que están desarrollando ahora y para el que tienen grandes expectativas.

Juan Luis Arsuaga (izquierda), codirector de los yacimientos de la sierra de Atapuerca (Burgos), ha colaborado en numerosas ocasiones con el biólogo sueco.

"Le han dado el premio a una amigo. A nivel personal, trabajar con un Nobel es impresionante. Además, ha abierto una línea de investigación nueva. Se lo merece porque es un pionero, un visionario", afirma, al tiempo que recuerda queel ADN más antiguo pertenece a la Sima de los Huesos, en Atapuerca.

Robert Sala (derecha), director del Instituto Catalan de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), destaca que el trabajo de Pääbo "ha puesto a nuestro alcance una herramienta muy potente para identificar la evolución, adaptación y movimiento de las poblaciones humanas". "La herramienta genética puesta a punto por Svante Pääbo ha permitido identificar relaciones a larga distancia [entre homínidos] pero también ha mostrado la desaparición de poblaciones en distintos momentos de la prehistoria. Muchas veces ha confirmado hipótesis de los prehistoriadores, pero en otras ha puesto en evidencia cambios no detectados previamente", esgrime el experto.

Fuentes: agenciasinc.eselpais.com | elmundo.es | abc.es | elperiodico.com | 3 de octubre de 2022

El misterio de Isetodai, el ‘Stonehenge japonés’ que los científicos no han logrado descifrar

Crédito: AKITAINU TOURSIM

A más de 4.000 años de haberse construido, todavía no existe un consenso sobre el uso original de Isetodai: los círculos prehistóricos de piedra en Japón.

«Aunque no hubo contacto entre Japón y Gran Bretaña en la prehistoria», documenta English Heritage, «existen paralelos sorprendentes entre ellos». Tal es el caso del sitio de Isetodai, erigido en la campiña japonesa, con cientos círculos de piedra ceremoniales construidos por la cultura Jomon, desperdigados en el archipiélago asiático.

Así como sucede con los henges británicos, el conjunto de Isetodai son piedras verticales acomodadas en círculo intencionalmente. Muchas de ellas se concentran en la isla de Hokkaido y en Nagano. A pesar de que han sido ampliamente documentados a lo largo del país, todavía no existen certezas sobre su uso original. Ésta es la razón.

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Alineados a los ciclos naturales

Según los registros de la UNESCO, el conjunto de Isetodai cuenta con al menos 17 sitios arqueológicos prehistóricos al sur de Hokkaido. Enmarcados por las montañas, llanuras y colinas del campo, se sabe que fueron empleados durante al menos 10.000 años por la cultura Jomon.

Se sabe que los pobladores de estos asentamientos fueron preagrícolas, pero sedentarios. Y lo que es más: pergeñaron un complejo sistema de creencias y rituales espirituales. Muchos de ellos, ligados a la naturaleza y a los ciclos astronómicos —tal y como pasó en Stonehenge:

El sitio arqueológico de Sannai Maruyama, que data de alrededor de 5.900 años de la Era Jomon de Japón, en la ciudad de Aomori, en el noreste de Japón. | Crédito: Photo by Kyodo News via Getty Images.

«Da fe del surgimiento, desarrollo, madurez y adaptabilidad a los cambios ambientales de una sociedad sedentaria de cazadores-pescadores-recolectores», explica la institución.

Las expresiones de espiritualidad de la cultura Jomon se manifestaron con vasijas lacadas, tablillas de arcilla impresas con pies humanos y figurillas con ‘ojos saltones’, como las describe la UNESCO, tras catalogar al sitio como Patrimonio de la Humanidad en 2021. Por su parte, los círculos de piedra en Isetodai alcanzan diámetros de hasta 50 metros, lo que «atestigua el raro y muy temprano desarrollo del sedentarismo preagrícola».

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Isetodai: ¿los primeros edificios de Japón?

Aunque el sitio de Isetodai está rodeado todavía por un halo de misterio, los arqueólogos japoneses aseguran que se construyó hace 4.000 años —alrededor del mismo tiempo que Stonehenge alcanzaba su auge. Además de los círculos de piedra colosales, se han encontrado «rastros de edificios» prehistóricos, según los describe el portal oficial del yacimiento.

En el mismo espacio se han encontrado alrededor de 200 figurillas de arcilla. Los investigadores piensan que se usaron como ídolos, empleados durante las ceremonias prehistóricas para la adoración de los elementos y fenómenos naturales.

Foto: Crédito: MUSEO ISETODAI

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Por su parte, English Heritage iguala la función de Stonehenge —y otros círculos de piedra británicos— con la finalidad de Isetodai y otros sitios similares en Japón. Por las similitudes entre ambos desarrollos prehistóricos, los científicos piensan que los megalitos verticales fueron empleados como calendarios solares, para regir la agricultura. El hecho de que otros sitios en el país estén alineados con los dos solsticios del año fortalece esta hipótesis.

En la actualidad, todos estos elementos se pueden ver en el Museo Isetodai. La institución ofrece rutas guiadas a través de los círculos de piedra, así como una visión de la colección de todos los artículos milenarios que se han excavado en el sitio.

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Fuente: ngenespanol.com | 4 de octubre de 2022

Abuna Yemata Guh: el lugar de culto más inaccesible del mundo se encuentra en Etiopía

Abuna Yemata Guh es una iglesia monolítica ubicada en el Wored Hawzen de la región de Tigray, Etiopía. Está situado a una altura de unos 2.580 metros y tiene que ser subido a pie para llegar. Destaca por su cúpula y hermosas pinturas murales que datan del siglo V y por su arquitectura.

La iglesia está tallada en el costado de un acantilado y para llegar a ella, los visitantes y los fieles tienen que cruzar un puente de piedra natural con una caída en picado de aproximadamente 250 metros a cada lado, y luego una última pasarela de madera estrecha, seguida mediante un ascenso por una pared vertical de roca totalmente dependiente de agarres de manos y pies (descalzos ya que se considera un suelo sagrado) coronado con una caminata sobre una cornisa de 50 cm de ancho frente a un acantilado de unos 92 metros de desnivel.

“Las rutas están bendecidas”, dijo el padre Assefa. “Nadie ha muerto nunca. Nuestro santo patrón salva a los que caen con su viento. Se devuelven a la cornisa desde la mitad de la altura”.

El abuelo del padre Assefa también fue sacerdote en Abuna Yemata Guh, y generaciones de sacerdotes han sido enterrados entre las rocas.

La iglesia fue construida por San Abuna Yemata, uno de los nueve santos que salieron de Siria, Constantinopla o Roma, para llevar el cristianismo a Etiopía a fines del siglo V.

Según Lonely Planet, los primeros 45 minutos de la subida son un poco desafiantes, con un par de secciones complicadas que requieren acción de apoyo; los guías llevan cuerdas para el empuje final. Los últimos dos minutos requieren nervios de acero para hacer la pelea final y caminar por una cornisa precaria sobre una caída de 200 m.

La iglesia alberga algunas de las obras de arte cristianas más antiguas del mundo

En el interior, las paredes de piedra arenisca están adornadas con retratos de los protagonistas de la Biblia, así como representaciones de sus parábolas.

Hay más pinturas que representan figuras del Antiguo Testamento que del Nuevo Testamento. El aire seco y la falta de humedad han conservado estas obras de arte en su perfección original.

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Las pinturas se remontan a los rastros iniciales del cristianismo en Etiopía y tienen como tema los nueve santos y los doce apóstoles. Los iconos más antiguos se encuentran en forma de dípticos y trípticos que datan del siglo XV.

La iglesia de Abuna Yemata Guh cuenta con guías locales en cada paso del ascenso, asegurándose de que los visitantes sepan qué punto de apoyo tomar y qué roca escalar y ayudando con las cuerdas.

A pesar de la escalada aterradora, la iglesia está activa con feligreses que suben los acantilados varias veces a la semana, incluidas madres con sus hijos en la espalda, mujeres embarazadas, bebés y ancianos para asistir a los servicios.

Fuente: thearchaelogist.org/blog | 30 de septiembre de 2022