El Gobierno británico da el visto bueno final a la polémica construcción de un túnel bajo Stonehenge

Monumento megalítico prehistórico de Stonehenge en Salisbury (Reino Unido) IONE SALAZAR/EL MUNDO

El túnel servirá para aliviar el tráfico y paliar la congestión

El Gobierno británico ha dado el visto bueno final a la construcción de un túnel bajo el templo de Stonehenge, pese a las protestas provocadas por el proyecto para "enterrar" la carretera A303 a su paso el monumento prehistórico, considerado como "patrimonio de la humanidad" por la Unesco. "El plan servirá para aliviar el tráfico y paliar la congestión", ha recalcado el secretario de Transportes Chris Grayling, en el momento de recordar los frecuentes atascos a menos de un kilómetro de Stonehenge, en plena encrucijada del suroeste de Inglaterra.

La Alianza de Stonehenge ha reunido más de 17.000 peticiones contra el proyecto alegando la alteración en el paisaje y los riesgos para el monumento. El proyecto prevé la construcción de un túnel de 2,9 kilómetros con dos carriles en cada sentido. Según expertos consultados por la Alianza de Stonhenge, el túnel debería prolongarse al menos cuatro kilómetros para evitar el impacto visual y sonoro sobre el templo, acuciado hoy por hoy por el rugido incesante del tráfico en la carretera A303. "El proyecto es una bomba de relojería que afectará profundamente a Stonehenge y no hará nada para paliar el tráfico", ha denunciado por su parte Andy Rhin-Tutt, portavoz local del Heritage Trust y uno de los máximos detractores de la construcción del túnel.

Un informe de la Unesco, que desplazó al lugar a un equipo de expertos en octubre del 2015, concluyó sin embargo que el proyecto puede resultar "beneficioso" para proteger el entorno y garantizar una mejor protección del monumento ante el asedio del tráfico en sus inmediaciones.

Por Carlos Fresneda para El Mundo

Altamira se convierte en el tercer museo estatal más visitado del 2016

Pinturas rupestres de la Cueva de Altamira, en Santillana del Mar (Cantabria) - PEDRO SAURA

El museo cántabro cerró el pasado año con 286.000 visitantes, un 8% más que el anterior

Un total de 285.990 personas han visitado el Museo de Altamira a lo largo de 2016, un 8,4% más que el año anterior y la mejor cifra en 12 años. Altamira ha sido el tercer museo estatal con mayor volumen de visitantes, por detrás del Arqueológico de Madrid y el Museo Sefardí de Toledo.

La cifra de visitas que el museo de Santillana del Mar ha alcanzado el año pasado es la más alta desde los años 2002 y 2003, cuando se registraron 368.737 y 298.828 visitantes, respectivamente, según datos del Ministerio de Cultura.

Por meses, el mayor volumen de visitas se registró como es habitual en los meses de verano, con agosto a la cabeza, 53.675 personas; seguido por julio, con 44.811; junio, con 32.463; y septiembre, con 28.787 visitantes.

La directora del Centro de Investigación y Museo Altamira, Pilar Fatás, ha mostrado su satisfacción antes unos datos que reconoce que son difíciles de superar, porque en verano y puentes festivos, el museo está "al límite de su capacidad y no es posible superarlo porque hay que mantener siempre la garantía de la calidad de la visita".

«Realmente no tenemos más margen de crecimiento, de hecho la cifra de visitantes este año nos ha sorprendido», ha dicho Fatás en declaraciones a RNE recogidas por Europa Press. En el año 2016, en el que el anterior director de Altamira, José Antonio Lasheras, perdió la vida en un trágico accidente de tráfico, la cifra de visitantes ha crecido en más de 22.000 personas respecto a 2015.

Para 2017, el Museo Altamira tiene previsto incorporar nuevas actividades para los fines de semana y trabaja ya en dos exposiciones temporales. La primera de ellas será sobre la mujer y comenzará en marzo.

Vía: ABC

Arqueólogos hallan evidencias de canibalismo en restos humanos mesolíticos en la Marina Alta (Alicante)

Las cuevas de Santa Maira, en el municipio de Castell de Castells, en la Marina Alta (Alicante)

Un equipo de investigadores liderado por arqueólogos de la Universidad de Valencia ha dado a conocer un importante hallazgo arqueológico, resultado de los trabajos de excavación realizados en les Coves de Santa Maira, en Castell de Castells (Marina Alta, Alicante). Se trata de un conjunto de 30 restos humanos con marcas de manipulación humana de entre 10.200 y 9.000 años antes de nuestro tiempo relacionadas con prácticas caníbales.

El estudio, publicado en la revista académica 'Journal of Anthropological Archaeology', presenta evidencias de un comportamiento antropófago, caníbal, entre los grupos de cazadores-recolectores de la cuenca occidental del Mediterráneo durante el Mesolítico. Esta hipótesis es la mejor explicación de los resultados obtenidos tras el análisis de las piezas del periodo mesolítico encontradas en la 'Boca Oeste' de les Coves de Santa Maira. El estudio de restos craneales y poscraneales ha permitido determinar al equipo de arqueólogos la presencia de al menos tres individuos: dos adultos y un niño de unos dos años de edad.

Los investigadores del Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de la Universidad de Valencia, Juan V. Morales-Pérez, Manuel Pérez Ripoll, Carles Miret i Estruch, C. Carlos Verdasco Cebrián y J. Emili Aura Tortosa han llevado a cabo el trabajo de campo, estudio y análisis junto a Mª Paz de Miguel Ibáñez (Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua, Filología Griega y Filología Latina de la Universidad de Alicante), Domingo C. Salazar-García (Dept. of Archaeology de la University of Cape Town, South Africa, y del Dept. of Archaeogenetics, Max Planck Institute for the Science of Human History) y Jesús F. Jordá Pardo (Laboratorio de Estudios Paleolíticos de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid).

Se ha podido determinar que "las marcas halladas en estos restos siguen el orden lógico de un proceso de carnicería y consumo", explica Juan V. Morales Pérez, quien indica que a través de las diferentes marcas (realizadas con útiles líticos, dentales, de percusión y de fuego) y a su propia disposición, es posible afirmar que son resultado de un comportamiento caníbal. La dificultad que plantea la identificación y atribución de las marcas encontradas, especialmente las dentales por la similitud de las marcas humanas con las de otros carnívoros, ha necesitado de estudios comparativos con las identificadas sobre restos de animales hallados en las mismas capas del yacimiento.

"Sabemos que los cazadores-recolectores del Mesolítico (10.500 - 7.000 años) explotaron de forma combinada diferentes recursos y ecosistemas, desde la costa a la media montaña. Por tanto, eran grupos que conocían y consumían una amplia variedad de recursos, sin que tengamos evidencia de una carencia nutricional que permita contextualizar este comportamiento", añade.

El director del proyecto de excavaciones, J. Emili Aura, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Valencia, señala que la posibilidad de que estas prácticas puedan ser puntuales, con una finalidad estrictamente alimentaria, "tampoco permite descartar la hipótesis de prácticas socialmente instauradas, resultado de episodios de violencia individual o grupal o, incluso, de rituales", pues este hallazgo coincide con un proceso de cambio cultural y demográfico. A partir del Mesolítico, las prácticas funerarias se hacen más variadas, incluyendo la generalización de auténticos cementerios.

Este descubrimiento abre un buen número de cuestiones y preguntas tanto en el campo de la paleontología humana, como en lo referente a las prácticas sociales de los últimos cazadores prehistóricos del sur de Europa: desde la alimentación a las prácticas rituales, incluyendo el uso de la violencia entre grupos.

Fuente: 20minutos.es | 12 de enero de 2016

Humanos del pasado y dieta mediterránea

Frutos de la especie Trapa natans.

No es la primera vez que escribo sobre el yacimiento de Gesher Benot Ya´aqov, en Israel, ni creo que sea la última. Este lugar está activo y sigue proporcionando evidencias arqueológicas y paleontológicas de enorme interés. El yacimiento, que se conoce en el mundo académico por sus siglas, GBY, se encuentra situado en el pequeño valle de Hula, que cuenta con unos 196 kilómetros cuadrados y está rodeado por montes de baja altitud. En conjunto, este yacimiento pudo suponer una referencia para controlar un área de obtención de recursos de unos 1.500 kilómetros cuadrados. El yacimiento se sitúa al norte del valle del Jordán, no lejos de los altos del Golán. En el valle de Hula siempre hubo pequeños lagos, que propiciaron la presencia de grupos humanos durante milenios.

La cronología del yacimiento (izquierda) se estima en el entorno de los 780.000 años, una antigüedad muy similar a la del nivel TD6 del yacimiento de la cueva de la Gran Dolina, en la sierra de Atapuerca. De ahí el interés que tiene para nuestro equipo realizar un seguimiento de cuanto se localice en los diferentes niveles arqueológicos de este lugar del Corredor Levantino, cruce de caminos entre África y Eurasia. Esta circunstancia influyó sin duda en la cultura de los homininos que habitaron la región durante el Pleistoceno. Por ejemplo, en su día hablamos de las primeras evidencias bien contrastadas del uso sistemático del fuego, una innovación cultural que no se socializó en Europa hasta bien entrado el Pleistoceno Medio, hace unos 400.000 años.

En diciembre de 2016 tuvimos ocasión de conocer avances importantes en la investigación de GBY acerca de la dieta de los homininos que ocuparon esta región a finales del Pleistoceno Inferior. Las investigaciones fueron publicadas en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y lideradas por Yoel Melamed y Naama Goren-Inbar, que ha dirigido las excavaciones del yacimiento durante muchos años. Este trabajo resume los hallazgos de restos de semillas, frutos y otros vegetales, admirablemente conservados en el yacimiento. El hallazgo pudiera parecer de escaso interés. Pero son contadísimos los lugares donde se conservan este tipo de evidencias, que nos hablan de un modo directo sobre la parte vegetariana de la dieta de nuestros ancestros.

Los restos óseos se conservan en la gran mayoría de los yacimientos arqueológicos, y todos sabemos que las proteínas y grasas procedentes de los cuerpos de los mamíferos formaban parte del menú de los homininos. Otras investigaciones sobre el tipo de dieta se han centrado en la marcas encontradas en los dientes, que nos hablan de la dureza, consistencia y naturaleza de los alimentos consumidos. Muy posiblemente estas marcas quedaron en los dientes cuando los homininos masticaban algún tipo de vegetales. Además, los estudios isotópicos del carbono en los fósiles nos cuentan la proporción de plantas consumidas en los bosques cerrados o en los ambientes más abiertos y secos de las sabanas. Pero se trata siempre de inferencias obtenidas de manera indirecta y con poca o ninguna precisión sobre las especies vegetales ingeridas. Podemos imaginar que la dieta de nuestros ancestros del Pleistoceno tuvo que ser variada, ya que somos omnívoros. Seguramente no despreciábamos el exquisito sabor de los huevos de las aves y no haríamos ningún asco si nos comíamos crudos diferentes especies de anfibios, aves, reptiles, pequeños mamíferos, insectos y, por supuesto, pescados de ríos y lagos. Pero, ¿qué sabemos de las plantas comestibles?

En muchas regiones de África, con climas apropiados, no había problemas para conseguir alimentos de todo tipo. Pero la adaptación a los territorios de Eurasia implicó la necesidad de consumir alimentos estacionales. Los frutos están disponibles durante el verano y el otoño, mientras que durante el invierno solo se puede consumir la carne y la grasa de los animales. La región del Corredor Levantino es privilegiada, porque nunca sufrió los rigores de la épocas glaciales del Pleistoceno y permitió a los homininos explorar nuevas posibilidades para la dieta desconocidas en África. En diferentes niveles de GBY se han localizado concentraciones inusuales de semillas, restos de frutos y de bulbos subterráneos. Lo normal es que tales restos orgánicos desaparezcan por el pH demasiado alcalino o ácido de los suelos.

En esta nueva publicación de PNAS, Melamed y el resto de los miembros de la investigación señalan la presencia en GBY de semillas de Quercus (bellotas), castañas de agua (Trapa natans), semillas de Nuphar luteum, un tipo de nenúfar que crece en lagunas de agua dulce y cuyas raíces son algo amargas, semillas de Botumus umbelatus (otra planta acuática), o semillas de Vitis sylvestris (la vid silvestre). Los investigadores han contabilizado hasta 55 especies diferentes, que se corresponden aproximadamente con el 20% de la flora de la región en la actualidad. Un total de seis especies ya no existen en la zona, en parte por el hecho de que los terrenos se utilizan ahora para el cultivo.


El uso de hogares en GBY permite inferir que muchas de estas plantas pudieron ser cocinadas, enriqueciendo así tanto la digestibilidad de estas plantas como la posibilidad de obtener más calorías. En particular, los tubérculos subterráneos son demasiado fibrosos y la posibilidad de tostarlos en una brasas no solo potencia su sabor, sino que posibilita su digestibilidad. Como ejemplo, que mostramos en una imagen, la especie Trapa natans así como la nuez de los nenúfares Euryale ferox, contienen un 77% de hidratos de carbono, un 9,7% de proteínas y un 0,1% de grasas. En un alarde de imaginación muy sugerente, los autores del trabajo se preguntan por la cantidad de nutrientes conseguidos mediante una buena combinación de bellotas, aceitunas y cardo mariano (Sylibum marianum).

Todas estas evidencias nos confirman que la dieta de la gran mayoría de homininos que vivieron tanto en el Corredor levantino como en todo el Corredor Mediterráneo ha tenido siempre una dieta tan rica y sana como en la actualidad.

El mijo ya formaba parte de la dieta en los europeos de hace 2.100 años

El mijo se usa habitualmente como alpiste en la actualidad. / Noema Pérez.

La domesticación de una planta no implica necesariamente su uso para la alimentación humana. Puede ser empleada como pienso para el ganado. Ocurre en la actualidad con el mijo, uno de los primeros cereales en ser cultivados, que se usa generalmente como alpiste. Domesticado en Asia hace 10.000 años y llegado a Europa gracias a las tribus nómadas, no había mucha constancia de su uso como alimento humano en la Prehistoria en este continente.

Ahora, un estudio de las universidades de Granada (UGR), Córdoba (UCO) y el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IATC, CSIC-UGR) ha revelado la presencia de la planta en la dieta de poblaciones europeas a través de un estudio del colágeno en los huesos de una comunidad celta del norte de Italia de hace 2.100 años. Los resultados del trabajo han sido publicados en la revista Scientific Reports, del grupo Nature.

Galos cisalpinos

En la necrópolis de Seminario Vescovile, en Verona, se conservan un mínimo de 174 esqueletos en buen estado de preservación, en su mayoría de niños. Corresponden a una tribu de galos cisalpinos, que ocupó el valle del Po entre el tercer siglo y el primero antes de nuestra era y antes de la conquista romana. La región era propicia para el cultivo del mijo (Panicum miliaceum) y algunas fuentes de la Antigüedad aluden a su uso en la dieta local. Así, Plinio el Joven afirmaba que, en esta llanura agrícola “de gran abundancia”, el mijo se empleaba para preparar harina para pan o consumirlo en caldos.

Foto: restos humanos en la necrópolis del Seminario Vescovile, en Verona.

Sin embargo, a pesar de estos escritos, no había pruebas documentales. La principal evidencia arqueológica para conocer si un alimento era usado en una época determinada es la presencia de semillas o otros restos en vasijas y útiles de cocina, pero en el yacimiento no había ningún resto orgánico del cereal.

El equipo multidisciplinar, compuesto por investigadores forenses de la UGR, prehistoriadores de la UCO y biogeoquímicos del IACT, pensó en una alternativa. En el colágeno de los huesos quedan restos de un compuesto de cuatro átomos de carbono. Esta molécula es propia de plantas, precisamente denominadas C4, ya que lo emplean en un tipo de ruta para la fotosíntesis. Este grupo incluye herbáceas como el maíz, el sorgo y el mijo.

Las plantas C4 son típicas de climas cálidos. De hecho, la presencia de estos cultivos en Europa se reduce al sudoeste continental, en países como España, Italia, Francia y Portugal.

Muestras de costillas

A partir de muestras de costillas de 90 individuos de la necrópolis, de diferentes edades y de ambos sexos, y de siete huesos de animales (perros, caballos, vacas), se extrajo el colágeno de los huesos y se calcularon los valores de los isótopos de carbono. Las cifras correspondían a la composición propia de plantas C4.

La llanura padana donde se asentaba esta tribu era, en aquella época, un gran espacio fértil que ofrecía las condiciones idóneas para cultivos de ciclo corto en las estaciones de primavera y otoño. Entonces como ahora, es posible sembrar el mijo y recoger la cosecha en un periodo de en torno a dos meses.

Desde la Edad de Bronce, esta planicie (que se extiende por el norte de Italia desde los Alpes hasta las regiones de Toscana, Umbría y Marcas) se caracterizó por la agricultura intensiva y el pastoreo. Se asentaron en la zona pueblos celtas, denominados por los romanos “galos cisalpinos” por estar para los habitantes de la metrópolis a ese lado de la cordillera, en contraposición al resto de los galos.

Fuente: SINC | 10 de enero de 2016

PREPARAN UN NUEVO CEBADERO/CHIRINGUITO




PREPARAN UN NUEVO CHIRINGUITO; EL PUEBLO PAGA LA FIESTA. DE COMO SE GESTA LA CONSTRUCCIÓN DE UNO MAS DE SUS INNUMERABLES CEBADEROS


LA NUEVA ESPAÑA

Un nuevo y escandaloso cebadero en ciernes. Vuelve la mamandurria. Las clases ociosas y parasitarias tras una breve tregua fruto de sus grandes escándalos vuelven a la carga.

El Prerrománico en estado de desastre total, los yacimientos castreños sistemáticamente destruidos y un largo e interminable etc, etc de vergonzosos episodios que jalonan su espúreo mandarinato.

Ya están cuciplando, ardua es la cuesta de enero ¡manos a la obra, muchachos! ¡Paga el pueblo!
Saque la cartera y fuego al pichón.

Y aquí tienen vds la información sobre el nuevo fielato con el que pretenden asaltar a la ciudadanía.

Francisco Pol propone un museo arqueológico bajo la plaza de la catedral


"Francisco Pol se propone incluir en la segunda fase del plan especial del casco viejo la idea de construir un museo arqueológico bajo la plaza de la Catedral, según ha adelantado el arquitecto que ha iniciado estos días la elaboración del proyecto. Pol quiere incluir también la construcción de algunos elementos sobre la superficie de la misma plaza para que sirvan como cafés y puestos de venta de flores y libros y den vida a un espacio que él ve ahora como una zona de paso. Francisco Pol, que recuerda que las casas que había en la plaza de la Catedral se demolieron a partir de los años veinte, asegura ser consciente de la polémica que su propuesta puede levantar".



El Museu de Prehistòria de València desvela las costumbres sexuales de los romanos desde la República hasta el siglo IV

El Museu de Prehistòria de València acogerá desde el próximo 26 de enero la muestra "El sexo en época romana", que desvela los aspectos íntimos de los romanos desde la República hasta el siglo IV a través de una selección de 80 piezas procedentes de museos catalanes y textos latinos.

La exposición está producida por el Museu d'Arqueologia de Catalunya a través d'Arqueoxarxa y está comisariada por Joan Mayné y Esther Gurri, del Museu de Badalona, ha informado la Diputación de Valencia en un comunicado.
La muestra está dividida en cuatro ámbitos: el primero de ellos 'Sexo y matrimonio', dedicado a las relaciones entre hombres y mujeres y la posición de corrientes filosóficas como el epicureísmo y el estoicismo.

La segunda área, 'Sexo', habla de la atracción física y de los recursos que se podían utilizar para seducir a la persona deseada; 'Prácticas sexuales' describe las diversas formas de disfrutar del sexo documentadas en la sociedad romana y las relaciones fuera de la pareja, del mismo género, con personas que cobraban por la práctica del sexo o incluso con animales.

El visitante se trasladará del mundo de los hombres al mundo de los dioses, ya que la sexualidad divina servía como pretexto para justificar la vida sexual de los humanos.

Los consejos de Séneca, Plauto o Suetonio sirven para contextualizar las piezas que se exponen y son objetos de tipo religioso o con finalidad ritual, elementos de la vida cotidiana, piezas del ámbito público y de la intimidad domestica.

Entre ellos, piezas como la "Venus de Badalona" (derecha), el "Vas de Bílbilis" (Calatayud), el "Fal·lus de Sasamón", el Tintinabulum-lampadario o la representación antropomorfa de un falo, procedentes de Tarraco o el extenso conjunto de lámparas eróticas.