El Papiro del Ritual Sexual en el Antiguo Egipto

Papiro con escritura demótica que relata una historia ficticia en la que se incluye un ritual sexual. Cortesía del Instituto Papirológico "G. Vitelli".
 
Fuente: Live Science | Owen Jarus |
Un papiro egipcio recientemente descifrado, de alrededor de 1.900 años atrás, cuenta una historia de ficción que incluye el beber, el cantar, fiestas y rituales sexuales, todo ello en nombre de la diosa Mut.

Los investigadores creen que un sacerdote escribió el relato, digno de rubor, como una forma de discutir controvertidos actos rituales sexuales con otros sacerdotes.
                                                                                                                                       
"Nuestro texto puede representar un nuevo y hasta ahora no reconocido género literario egipcio: 'culto ficticio', cuyo objetivo era permitir que las cuestiones controvertidas o materias contenciosas relativas al culto divino fueran analizadas de esa manera", escriben los profesores Richard Jasnow  y Mark Smith, quienes han publicado su traducción y análisis del papiro en la edición más reciente de la revista Enchoria.

Jasnow, de la Universidad Johns Hopkins, y Smith, de Oxford, escriben que la evidencia de sexo ritual es poco común en el antiguo Egipto y el acto probablemente habría sido motivo de controversia. "Hay sorprendentemente muy poca evidencia egipcia inequívoca de la realización del acto sexual como tal en contextos rituales", escriben Jasnow y Smith.
Ellos agregan que los egipcios eran conocidos por discutir otros asuntos polémicos usando historias de ficción.

Escribir sobre el sexo
Con un contenido escrito en una forma de antiguo egipcio conocido como Demótico, el papiro es probable que se haya originado en el Fayum, en la localidad de Tebtunis, en el momento en que los romanos controlaban Egipto. Actualmente se encuentra en Florencia, Italia, en el Instituto Papirológico "Girolamo Vitelli".
La historia, recién traducida, se refiere varias veces a que había relaciones sexuales. En un momento dado un orador implora a una persona que "beba realmente, coma verdaderamente y cante" y "quitarse la ropa, ungirse el mismo y adornarse los ojos, y disfrutar de la felicidad sexual". El orador añade que Mut no te permitirá "estar lejos de la embriaguez en cualquier día. Ella no te permitirá estar ausente de ninguna manera".
El orador defiende su punto de vista diciendo: "En cuanto a aquellos que me han llamado perverso, Mut los llamará perversos".
 
Los investigadores saben que la historia es ficticia, ya que emplea un nombre egipcio utilizado sólo en la ficción para marcar secciones separadas de una historia.

La diosa Mut. Cortesía: BasPhoto, Shutterstock
 
La historia completa
La reconstrucción de la trama general de la narrativa del papiro es complicada. El texto está fragmentado, y los investigadores no pueden estar seguros de cómo se desarrollaba la historia.
"Es concebible que tenemos aquí los restos de un relato de cómo un adherente a la diosa Mut persuadió a otra persona para dedicarse a su culto o unirse a sus ritos", escriben los investigadores.

Esta interpretación de "culto ficticio" del papiro está respaldada por el escritor griego Herodoto, quien vivió hace más de 2.400 años atrás. Él escribió que "fueron los egipcios quienes primero hicieron una cuestión de observancia religiosa no tener relaciones sexuales con las mujeres en los templos, ni entrar en un templo después de una tal relación sin lavarse".
Para algunos antiguos egipcios, la idea de mezclar sexo y religión puede haber sido cuestión extrema, un problema debatido por los sacerdotes a través de una historia de ficción.

Smith rechazó una solicitud de entrevista, diciendo a LiveScience que todo lo que los investigadores querían decir está en el artículo de la revista mencionada. Él agregó que nuevos fragmentos del papiro fueron recientemente descubiertos y pueden permitir saber más para descifrar la historia.

Expertos en genética resuelven el misterio del mestizaje entre Neandertales y Sapiens

Patrones del ligamento de desequilibrio (LD) esperado debido al flujo genético reciente y/o a una antigua estructura poblacional:
(A) En el caso de flujo de genes reciente de los neandertales (NEA) en los ancestros de los no africanos (CEU), pero no en los ancestros de los africanos (YRI), se espera una larga serie de LD en los sitios donde el Neandertal tiene el alelo derivado, y esta expectativa de mezcla, generada por el LD, se verifica mediante simulación por ordenador, tal como se muestra en la derecha del panel, junto con una curva de decaimiento exponencial ajustada.
(B) En el caso de una estructura antigua, se espera un corto rango de LD, el cual refleja el tiempo transcurrido desde que los neandertales y los no africanos derivan de una población ancestral común, y esta expectativa se verifica también por simulación.

Fuente: Science Daily | 4 de octubre de 2012

Para descubrir por qué los neandertales son los más estrechamente relacionados con las personas de fuera de África, científicos de la Harvard Medical School y del Max Planck Institute, han estimado la fecha en que los neandertales y los europeos modernos compartieron por última vez un antepasado común.

La investigación, publicada en la revista PLoS Genetics, proporciona un contexto histórico para el cruzamiento. Se sugiere que ocurrió cuando los humanos modernos que llevaban las tecnologías del Paleolítico superior se encontraron con los neandertales a medida que se expandían fuera de África.

Cuando el genoma neandertal fue secuenciado en 2010 reveló que las personas fuera de África compartían ligeramente más variantes genéticas con los neandertales que con los africanos. Un escenario que podría explicar esta observación es que los humanos modernos se mezclaron con los neandertales cuando salieron de África.

Otro escenario alternativo, pero más complejo, es que las poblaciones africanas ancestrales, tanto de neandertales como de humanos modernos, permanecieron subdivididas durante unos cuantos cientos de miles de años y que aquellos más relacionados con los neandertales posteriormente salieron de África.
El Dr. Sriram Sankararaman (izquierda) y sus colegas midieron la longitud de fragmentos de ADN en los genomas de los europeos que son similares a los neandertales. Dado que la recombinación entre los cromosomas -cuando la célula del óvulo y el espermatozoide se conforma- reduce el tamaño de tales fragmentos de ADN en cada generación, los fragmentos relacionados con los neandertales serán más pequeños cuanto más tiempo haya pasado respecto de los genomas de las personas de hoy en día.

El equipo estima que los neandertales y los humanos modernos intercambiaron genes por última vez hace entre 37.000 y 86.000 años, mucho después de que los humanos modernos aparecieron fuera de África, pero potencialmente antes de que comenzaran a propagarse a través de Eurasia. Esto sugiere que los neandertales (o sus familiares cercanos) tuvieron hijos con los antepasados​directos de los actuales habitantes fuera de África.

Tal como relatan los autores en la síntesis del trabajo publicado en Plos Genetics:
Las comparaciones de secuencias de ADN entre los neandertales y los humanos de hoy en día han demostrado que los neandertales comparten más variantes genéticas con los no africanos que con los africanos. Esto podría ser debido al cruzamiento entre neandertales y humanos modernos, cuando los dos grupos se juntaron después de la aparición de los humanos modernos fuera de África. Sin embargo, también podría deberse a una estructura de población que es anterior al origen de los ancestros neandertales en África.

Hemos medido la extensión del ligamento de desequilibrio (LD) en los genomas de los europeos de hoy en día, y hemos encontrado que el último flujo de genes de los neandertales (o de sus parientes) en los europeos probablemente ocurrió hace 37.000-86.000 años (BP), y más probablemente hace 47.000-65.000 años (BP). Esto apoya la reciente hipótesis de que hubo hibridación y sugiere que el entrecruzamiento habría ocurrido cuando los humanos modernos, que llevaban las tecnologías del Paleolítico superior, se encontraron con los neandertales a medida que se expandían fuera de África.

El Homo Sapiens ya consumía carne hace millón y medio de años

Un equipo del Instituto de Evolución en África (IDEA) ha descubierto en la Garganta de Olduvai, en Tanzania, (conocida como la Cuna de la Humanidad), los restos fósiles de un niño que padecía anemia hace 1,5 millones de años. Este hallazgo aporta luz sobre un comportamiento desconocido hasta el momento: estos homínidos ya dependían del consumo regular de carne para su supervivencia.
Los investigadores explican en su trabajo cómo la anemia de este niño apoya la hipótesis de que la fisiología humana adaptada al consumo frecuente de carne, como el de nuestra especie Homo sapiens, habría surgido por lo menos hace 1,5 millones de años.

Según explican los científicos, la anemia que sufría el niño, de menos de dos años, se entiende como el resultado de la falta de consumo de las vitaminas B9 y B12, que se obtienen a través del consumo de carne en las sabanas modernas africanas.
Los restos óseos del niño (un fragmento craneal) del que se desconoce el sexo, indican que probablemente murió durante el periodo de destete, cuando los alimentos sólidos comenzaban a incluirse en su dieta y cuando todavía dependía de la leche materna. En este caso, y según el citado artículo, esa leche era nutricionalmente deficiente debido a la falta de consumo de carne por parte de la madre.

El estudio ha sido publicado en PLOS ONE y ha sido liderado por Manuel Domínguez-Rodrigo, profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid junto a Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico.

Animales muertos

El hallazgo, además, apoya la hipótesis de que los humanos primitivos fueron cazadores activos en lugar de carroñeros como muchos expertos sostienen hasta ahora.
Efectivamente, los primeros descubrimientos de consumo de carne (hace 2,5 millones de años) no servían para especificar si era habitual o esporádico y por ello los investigadores argumentaban que los primeros seres humanos carroñeaban los restos de animales muertos. Defendían además que era un consumo marginal, de reserva.

En contraste, otros investigadores defienden que los homínidos eran cazadores y conseguían los animales antes que otros carnívoros. De esta manera, la carne era un elemento esencial de la dieta de nuestros ancestros hace casi dos millones de años.
Hoy la carne es un componente esencial en la dieta humana moderna y es básica para nuestra supervivencia. Otros primates, como los chimpancés, no tienen esa dependencia, y por ello consumen carne esporádicamente.

Algunos arqueólogos han argumentado que precisamente llegamos a ser humanos cuando nos convertimos en carnívoros-omnívoros. La pregunta pendiente era cuándo en nuestra historia nos convertimos en dependientes de la carne, algo que el hallazgo del ‘niño anémico’ de Olduvai ayuda a revelar.

Vía: www.elmundo.es / www.historiayarqueologia.com

Ruta a la Guerra Civil

Elegimos una de las tres rutas de este  recorrido donde podemos encontrarnos con estas fortificaciones; Artemio, presidente de la asociación ARAMA nos explica como se construyeron estos nidos de ametralladoras.

     A lo largo de este recorrido les mostraremos estos enclaves fortificados al igual que estas trincheras escavadas en esta parte de la ladera del monte de la Escrita, donde controlaban al bando enemigo que se encontraba en las faldas del monte. Es una sensación única el pasear por el interior de estas trincheras y experimentar de alguna forma lo que los soldados  sentían cuando estaban en ellas bajo el fuego enemigo. 

     A lo largo del recorrido nos encontramos con carteles que nos indican las posiciones que hay a lo largo de estas rutas. Artemio no explica que función tenía este lugar que se encuentra en la zona conocida como la Degollada.

                                                                                                                                                                
 Comenzaba a caer la noche y nuestra sensación no era la misma que cuando llegamos a este lugar; con la luz del día era una perspectiva diferente, la sensación de moverte en plena oscuridad por aquellos laberintos, entre recodos y puestos de vigilancia hacían a florar una sensación de soledad y de amargura. Mientras recorríamos estos laberintos de trincheras en plena oscuridad se nos hacia difícil ver mas aya de dos metros por delante de nosotros y cualquier ruido por pequeño que fuese, hacia sobresaltarnos y nuestro sentido se ponía alerta.

     De regreso a la base, decidimos hacer una pequeña prueba en la que consistía en quedarse uno solo con una grabadora en un lugar apartado y experimentar la sensación de estar solo en plena oscuridad y intentar percibir y grabar esas sensaciones que uno siente o percibe cuando se encuentra en un lugar donde tiempo atrás hubo un acontecimiento histórico, la Guerra Civil Española.

    


 Seguramente en este lugar tiene que haber una impregnación de esos sentimientos y rabia que a vitaban  en cada persona que se encontraba en este lugar, confesiones, arrepentimientos, heridos, muertos, todo un conjunto que de alguna forma quedan impregnaron estos lugares de contienda.

     Nuestras grabadoras eran colocadas en varios puntos de esta lugar, al igual que nuestras cámara de videos buscaban entre la oscuridad, algo que se dejara ver; tal vez pedíamos demasiado en nuestra primera visita.  Decidimos comenzar con la prueba en la que cada uno elegiría un lugar
para estar a solas e intentar captar algo con nuestras grabadoras y nuestros sentidos. Estaríamos comunicados através de walkitalkis por si en algún momento alguien necesitaba ayuda.  Durante varios minutos permanecimos en silencio, en plena oscuridad y con los cinco sentidos alerta, así por espacio de diez minutos, los cuales se nos hicieron interminables. 




 Decidimos dar por concluida esta primera visita a este enclave, donde la historia aun sigue latente y con vista a visitar otros lugares relacionados con la guerra civil en Asturias; un lugar que al parecer nuestros amigos de ARAMA, nos tienen preparado, un lugar del cual solo ellos saben lo que allí ocurrió y que el equipo de Tiempo Cero se trasladara a este lugar para intentar obtener registros Psicofónicos e imágenes, esos resultados se comprobaran con la documentación que nuestros amigos de ARAMA tienen.

Agradecer una vez más al Gurpo ARAMA 36-37 por querer compartir estos lugares con Tiempo Cero. Unos lugares de gran interes cultural que un día marcaron la vida de muchos. La Guerra Civil Español.

 

El Curiosity halla un cauce de agua en Marte

La NASA asegura que se han encontrado rocas talladas y moldeadas por corrientes en la superficie

Aunque ya se habían encontrado indicios de agua en Marte, ahora el Curiosity ha dado un paso más en esta investigación. El robot de la NASA ha encontrado evidencias de que por el Planeta Rojo discurrió en su momento un riachuelo, a juzgar por las rocas con las que cuenta el planeta, que fueron talladas y moldeadas por corrientes de agua en la superficie.

La NASA ha sido la encargada de dar a conocer esta noticia y asegura que los científicos están ya estudiando las imágenes de piedras, cuyos tamaños y formas pueden ofrecer muchas pistas sobre la velocidad y el flujo de la corriente que, en su momento, discurrió por el Planeta Rojo.

«Por el tamaño de las gravas, podemos interpretar que el agua se movía alrededor de 3 pies por segundo, con una profundidad que a una persona le llegaría al menos hasta los tobillos, y quizás hasta la cadera», ha explicado uno de los investigadores de la misión, William Dietrich, de la Universidad de California. «Llevamos mucho tiempo trabajando en esto y se ha especulado mucho. Se han lanzado múltiples hipótesis sobre los canales de Marte. Pero esta es la primera vez que realmente hemos visto piedras que fueron transportadas por agua en la superficie de planeta. Ya no estamos especulando sobre el tamaño de los sedimentos, sino que lo estamos observando directamente», ha dicho Dietrich.

Vía: www.abc.es

Una mutación genética favoreció la expansión del 'Homo sapiens' en África

Tres equipos científicos estadounidenses que han analizado patrones de variación genética en diferentes poblaciones han dado con una mutación, que debió producirse hace más de 85.000 años, y que permitiría a los Homo sapiens del centro de África migrar por todo el continente. La mutación está en un grupo de genes del cromosoma 11 implicados en al conversión de ácidos grasos poliinsaturados de origen vegetal en ácidos poliinsaturados necesarios para aumentar el tamaño del cerebro, su complejidad y sus funciones, según explican los investigadores, que logran así asociar la base genética con la llamada gran expansión africana del Homo sapiens.

Diversas investigaciones genéticas y arqueológicas apuntan hacia el origen del H.sapiens hace unos 180.000 años, pero permanecerían confinados unos 100.000 años en una zona con abundantes lagos en el centro de África, según explican los investigadores del Centro Médico Wake Forest Baptist que forman uno de los tres equipos de la investigación, presentada en la revista Plos One y liderada por Joshua M. Akey (Universidad de Washington). Su hipótesis es que este confinamiento territorial se debió, al menos en parte, a que los humanos primitivos necesitaban, para alimentar sus funciones cerebrales, un ácido graso específico (DHA) que contienen los peces. Y en la región centroafricana habría agua y, por tanto, fuentes de alimentos con DHA.

“Ha habido un considerable debate acerca de cómo los humanos primitivos lograban obtener el suficiente DHA necesario para mantener su tamaño cerebral y su complejidad”, comenta Floyd Chilton, uno de los autores de la investigación, en un comunicado de Wake Forest. “Es sorprendente que hayamos descubierto la región de la variación genética que debió surgir aproximadamente al tiempo que aquellos hombres primitivos salieron de esa región africana central en lo que se ha llamado la gran expansión”, añade.
Con la variación genética los humanos podían alejarse de las zonas con agua y los productos alimenticios necesarios que en ella obtendrían. Y a partir de ese momento, según muestran los resultados expuestos en Plos One, se produjo una intensa presión selectiva en la población y rápidamente se difundió la mutación por todo el continente africano.

La capacidad de conversión de ácidos grasos de origen vegetal en alimento del cerebro significaría que los primeros humanos ya no dependían de una única fuente, el pescado, y eso era importante porque cuando aparece esta mutación aún no existía la caza y pesca organizada que pudiera mejorar el suministro de esos ácidos grasos, recuerda Akey.

Los investigadores han analizado los genomas de poco más de mil individuos de 15 poblaciones humanas diferentes que formaban parte del proyecto Genoma Humano más otros tantos de 52 poblaciones de la base de datos Diversidad del Genoma Humano. Los científicos de Wake Forest se han ocupado de los estudios de bioquímica de los ácidos grasos, los de la Universidad de Washington han hecho la genética de poblaciones y otro equipo, de la Universidad John Hopkins, se ha ocupado de la genética estadística.

www.elpais.com

En busca de los exploradores perdidos.


¿Quién no se ha perdido alguna vez? Perderse forma parte de la experiencia humana. Nos perdemos de niños, nos perdemos de adultos, nos perdemos al enamorarnos y nos perdemos inexorable y definitivamente entre las brumas de la vejez. Pero hay gente que se pierde más, que casi han hecho de perderse un desafío, si no un destino. Son los que se adentran en los confines, los que escapan de los caminos trillados, los que buscan nuevas sendas, retos y horizontes. Famosos aventureros y exploradores se han perdido a puñados a lo largo de la historia. Algunos han tenido la fortuna de reencontrar el camino o de que los rescatasen. O de no haberse realmente perdido, como Livingstone, que se sorprendió cuando Stanley le dijo que lo buscaban, y que paradójicamente es el icono de los exploradores perdidos. Pero muchos han desaparecido completamente y se sigue ignorando su suerte —seguramente mala—. Rastrearlos, como han hecho y hacen diferentes expediciones, resulta iluminador y emocionante, una gran aventura. Encontrarlos, estén en el estado que estén, sería la caraba.


El gran paradigma de explorador perdido e infructuosamente buscado hasta el momento es el coronel británico Percy Harrison Fawcett, desaparecido en 1925 en el Matto Grosso brasileño con su hijo y un amigo en una de sus expediciones en busca de la legendaria ciudad escondida de Z en la Amazonia. Convertido él mismo en un mito, Fawcett ha sido tratado de hallar sin resultado por numerosas expediciones cuyos miembros lo han pasado tan fatal como el mismo explorador perdido: más de 100 personas han muerto durante la búsqueda. Seguramente el coronel fue asesinado por los indios o murió de enfermedad en el infierno verde de la jungla infestada de anacondas, pero los más soñadores le imaginan un destino como rey de una ignota civilización, émulo afortunado de su kiplingnesco compatriota Daniel Dravot en el Kafiristain.
Tampoco se ha encontrado aún ni rastro de Friedrich Wilhelm Ludwig Leichhardt, explorador alemán y desertor del ejército prusiano desaparecido en 1848 mientras trataba de cruzar Australia con seis acompañantes y 80 animales de carga. Es difícil decir dónde se habrán metido.
Es un misterio también la suerte de otro explorador desaparecido mucho antes, John Cabot o Giovanni Caboto, el gran navegante italiano al servicio de Inglaterra que zarpó de Bristol en 1498 con cinco barcos en busca de Cipango —la misma idea de Colón, pero por el norte— y del que no ha vuelto a saberse nada más.
Tampoco se conoce bien qué fue del gran Henry Hudson, aunque podemos temer lo peor dado que la última vez que se le vio, el 23 de junio de 1611, fue al abandonarlo arteramente en una chalupa en las inmensidades heladas de la bahía que lleva su nombre la tripulación del Discovery, amotinada al grito de “¡mejor ahorcados en casa que muertos de hambre lejos!”.
A nuestro Hernando de Soto quizá se lo encuentre algún día drenando el Misisipi: allí, en el río que él mismo descubrió, cerca de Natchez, arrojaron en secreto en 1542 su cadáver sus hombres para impedir que los indios, que creían que el explorador era un dios, salieran de su gran error. La desaparición fluvial la comparte De Soto con Mungo Park, que yace en algún lugar del río Níger, al que se lanzó para escapar de los hostiles hausas.
Al conquistador Francisco de Orellana lo enterraron en 1546 al pie de un árbol en la Amazonia. Indiana Jones lo encuentra momificado con armadura y todo en su última película, pero dado que lo hace en Nazca, a más de 2.000 kilómetros de la zona donde murió, podemos seguir buscándolo.
Entre los navegantes perdidos de la edad de oro de la exploración náutica figuran Giovanni da Verrazzano, prosaicamente desaparecido en las barrigas de los indios caribes, y los portugueses Gaspar Corte Real, desaparecido tras alcanzar la península de Labrador, y su hermano Miguel, que fue a buscarlo y también se perdió.
Es un clásico tratar de encontrar a un explorador desaparecido —en plan Los hijos del capitán Grant— y desaparecer también. Ocurrió con varias de las ¡más de 50 expediciones! enviadas en pos de sir John Franklin, cuya misteriosa desaparición al frente de sus barcos de exploración en busca del paso del noroeste Erebus y Terror en 1846 conmovió y obsesionó a los británicos durante más de una década —“In Baffin’s Bay where the whale-fish blow / The fate of Franklin no man can know”—. Finalmente, en 1859, se dio con las tumbas, esqueletos y mensajes de algunos de los exploradores. Hubiera sido mejor no encontrarlos porque era evidente que, por mucho eufemismo que se le echara, habían practicado el canibalismo.
El propio Franklin aún no ha aparecido. Uno de los barcos enviados en busca de su expedición, el HMS Investigator (!), también perdido, ha sido hallado 150 años después, en 2010, por arqueólogos canadienses que buscaban (y siguen haciéndolo) el Erebus y el Terror. En 1985 el análisis de algunos de los restos de los marinos de Franklin —varios de ellos preservados abracadabrantemente en el permafrost— reveló envenenamiento por el metal de las latas de comida.
Entre los muchos desaparecidos en las dunas (como el ejército entero del rey persa Cambises, camino de Siwa: algún día aparecerá) figura el explorador irlandés Daniel Houghton, cuyo último despacho antes de adentrarse en el Sáhara data de 1793; aún no ha salido, pongámonos pues en lo peor. El navegante moderno perdido más famoso quizá sea Joshua Slocum desaparecido con su Spray en 1909. En 1939 se perdió en el mar el aventurero Richard Halliburton —autor de la primera foto aérea del Everest y que una vez llevó a volar con él al jefe de los cazadores de cabezas dayak—. Halliburton, al que se le acredita un romance con Ramón Novarro, trataba de atravesar el Pacífico de Hong Kong a San Francisco en un junco chino, el Sea Dragon.
La exploración polar nos ha dejado un sinnúmero de exploradores perdidos y presumiblemente congelados. Tengo una querencia por Belgrave Edward Sutton Ninnis, teniente de los Fusileros Reales y miembro de la expedición de Mawson, que en 1912 se cayó en una grieta en la Antártida y no volvió. Como también la tengo por otro que sigue en aquel reino helado, Titus Oates, el corajudo miembro de la derrotada partida de ataque de Scott al Polo Sur y que dejó la tienda en plena ventisca, rumbo a una muerte cierta, para dar una oportunidad a sus camaradas. A Oates nunca se le ha hallado. Cherry-Garrad dio con sus calcetines: no habría ido muy lejos sin ellos en la Antártida. Quién sabe, quizá se lo encuentre ahora Ranulph Fiennes en su travesía del continente blanco.
Cosas más raras han pasado: miren el caso de George Mallory, perdido en el Everest en 1924 y encontrado en 1999 como si por él no hubieran pasado los años, por así decirlo —excepto si le mirabas la cara—. Por cierto, añadan en la lista de los más importantes personajes a encontrar a su acompañante de cordada, el bello y resuelto joven Andrew Irvine, que quizá lleve aún consigo la prueba fotográfica de que hubieran hecho cima (es una remota posibilidad) antes de caer.
Regresemos a los exploradores polares para recordar que a Amundsen, el rival y vencedor de Scott, no se le ha encontrado nunca: desapareció sobrevolando el mar de Barents en 1928 mientras participaba, precisamente, en la búsqueda de otro explorador, Nobile (que fue hallado vivo). En 2004 y 2009 la marina noruega trató sin éxito de localizar con un submarino no tripulado los restos del hidroavión Lathman en que volaba Amundsen.
¿Tiene sentido buscar a toda esa legión de desaparecidos? (¡y no nos dejemos a la legendaria legión perdida, la IX Hispania!). Aparte de los enigmas históricos que plantean muchas de esas desapariciones y que podrían quedar resueltos, no olvidemos que al igual que perderse es algo indisociable de nuestra naturaleza (a pesar del GPS), la curiosidad y el afán de esclarecer misterios se cuentan entre nuestros impulsos más fuertes. Así que mientras haya un explorador perdido, qué caramba, lo seguiremos buscando.

Fuente: elpais.es