Debate en la Universidad de Oxford entre la Ciencia y la Fe

La Universidad de Oxford acogió este jueves el duelo dialéctico más esperado. El biólogo evolutivo Richard Dawkins, uno de los ateos más influyentes del mundo, debatió con el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, líder de la Iglesia Anglicana en el abarrotado teatro Sheldonian. Darwinismo frente a Creacionismo. Ciencia versus religión. EL MUNDO.es retransmitió en vivo el debate.
Richard Dawkins defendió con firmeza y convicción las teorías de Darwin mientras que Rowan Williams atribuyó "la belleza y la elegancia del mundo" a la intervención divina.
El debate despertó tal expectación en Oxford que se llenaron dos teatros adicionales para seguir la disputa a través de pantallas. El evento fue retransmitido en directo y fue seguido por decenas de miles de personas, que se volcaron en comentarlo en las redes sociales.

El moderador

El activo papel del moderador del encuentro, el filósofo y agnóstico declarado Anthony Kenny, hizo que en algunos momentos pareciera un debate a tres. Kenny intervino en numerosas ocasiones para hacer reflexiones y bromas, así como para plantear nuevas cuestiones a los dos participantes, en particular a Richard Dawkins. De hecho, el zoólogo acaparó la mayor parte del tiempo del debate, que se prolongó durante noventa minutos.
Kenny comenzó el debate pidiendo al público que mantuviera la compostura y se abstuviera de aplaudir hasta el final.
"No sé si hay Dios o no, estoy abierto a que me convenzan y tengo a mi lado a dos personas que creen tener la respuesta", comenzó Kenny, albacea literario de uno de los filósofos más influyentes del siglo XX, Ludwig Wittgenstein.

Origen del Universo

El arzobispo Williams reconoció que la Biblia no da "una explicación científicamente válida de la formación del Universo", pero defendió su valor "espiritual". "Los autores de la Biblia no sabían nada de la física del siglo XXI; se limitaron a transmitir simplemente los mensajes fundamentales que Dios quería que transmitieran", admitió Williams ante la primera pregunta del público sobre la interpretación del Génesis y la "edad" del Universo.
Dawkins, autor de 'El espejismo de Dios' y 'La magia de la realidad', desplegó una encendida defensa del darwinismo para apoyar su tesis de que el ser humano es un producto exclusivo de la evolución biológica, sin intervención divina.
"Es maravilloso saber que las leyes de la física, a través de la selección natural, han producido estas enormes colecciones de átomos que somos los seres vivos, tan complejas que es fácil que se produzca la ilusión de que hay algún diseño detrás de ellas", sostuvo el científico.

La conciencia

"Darwin no tiene mucho que decir para solucionar el problema de la conciencia y no veo demasiado avance en las explicaciones científicas sobre ese tema. Quizás es algo que no depende solamente de las leyes de la física", arguyó el arzobispo.
"Si no podemos entenderlo, será que tiene que ver con Dios", ironizó en respuesta Dawkins, quien subrayó que un ordenador debidamente programado podría actuar igual a un hombre consciente, sin necesidad de que un ser superior interviniera en el diseño del software.
El clérigo replicó que una máquina no es más que una "herramienta"que nunca podrá "hacerse preguntas sobre sí misma, explicar bromas, fantasear" ni, por supuesto, "conectarse con esa energía creativa que llamamos Dios".

Su segundo debate

Los dos pensadores se midieron por primera vez cara a cara hace dos años, en un debate organizado por el Canal 4 de televisión. "¿Cree usted que Dios ha tenido algún papel en el proceso evolutivo?", preguntó entonces Dawkins. "Para mí, Dios es el poder o la inteligencia que da forma a todo el proceso", respondió Williams. "El acto de Dios es el principio de la creación".
Desde entonces, el biólogo y el arzobispo dejaron atrás la acritud del pasado y decidieron entablar un diálogo constructivo, seguido este jueves en directo por decenas de miles de internautas que quisieron tomar partido en el eterno debate de Darwin 'versus' Dios.

Nuevas investigaciones sobre la destrucción de la Civilización Maya

Una nueva investigación publicada en Science revela que esta cultura precolombina fue castigada por una sequía provocada por la reducción de las tormentas de verano

La civilización maya se impuso en el Sureste de México y parte de los países centroamericanos durante casi 4.000 años. Los mayas levantaron ciudades imponentes, desarrollaron la astronomía y las ciencias, nos legaron una gran riqueza artística y crearon cientos de dialectos. No es de extrañar que nos resulten extremadamente atractivos, en especial desde que una fantasiosa interpretación de su calendario se haya puesto este año de actualidad. Pero más allá de las leyendas sobre el fin del mundo, uno de los aspectos más intrigantes de esta cultura precolombina escómo llegó a su propia decadencia. Las interpretaciones más clásicas señalan que un cambio climático produjo una sequía que acabó con los cultivos, lo que pudo haber provocado una migración por hambruna. Muchos científicos están de acuerdo con que la falta de lluvias pudo haber castigado a este pueblo. Ahora, una nueva investigación publicada en la revista Science confirma este punto y explica con detalle qué es lo que ocurrió.
El estudio muestra reducciones modestas de las lluvias entre los tiempos en que la civilización maya clásica floreció y su colapso - entre los años 800 y 950-. «Estas reducciones eran solo del 25 al 40% de las precipitaciones anuales, pero lo suficientemente grandes para que la disponibilidad de agua se redujera rápidamente. Los datos sugieren que la causa principal fue una disminución en la actividad de las tormentas de verano», explica Eelco Rohling, profesor de la Universidad de Southampton en Reino Unido.
El estudio combina los registros de pasados cambios climáticos de estalagmitas y lagos poco profundos. «Durante más de un siglo, los investigadores han relacionado la desaparición de la civilización maya clásica con el cambio climático, y sobre todo con la sequía. Pero no existían estimaciones de la severidad de esa situación de sequía», señala Martín Medina-Elizalde, del Centro de Investigación Científica Yucatán en México. Algunos han sugerido escenarios extremos, pero la nueva investigación, que ha estudiado el balance entre evaporación y precipitaciones, cree que la falta de lluvia fue moderada.

La época de cultivos, arruinada

Pero, ¿cómo pudo acabar una modesta reducción de precipitaciones con la desintegración de una civilización bien establecida? Rohling lo explica de esta forma: «El verano es la temporada principal para el cultivo y el reabastecimiento de los sistemas de almacenamiento de agua dulce de los mayas, y no hay ríos en las tierras bajas de Yucatán. Trastornos sociales y el abandono de las ciudades son las posibles consecuencias de una importante escasez de agua, sobre todo porque parece haber ocurrido una rápida sucesión de sequías durante varios años».
Los científicos creen que esta situación puede repetirse. «Lo que parece una pequeña reducción en la disponibilidad de agua puede dar lugar a importantes problemas de larga duración», dicen. «Este problema no es exclusivo de la Península de Yucatán, sino que se aplica a todas las regiones en entornos en los que la evaporación es alta. Hoy en día, tenemos el beneficio de la conciencia, y debemos actuar en consecuencia».

Hallan una nueva estatua romana del Siglo III d.C en el Quirinal


El arqueólogo Luis Godart, la estatuta en el centro, y un coracero (Foto: Francesco Toiati)
Vía: fünweek | Il Messaggero| 16 de febrero de 2012 (Traducción: G.C.C.)

La estatua encontrada por los coraceros, a los pies del Quirinal y a 27 metros de profundidad, no tiene la cabeza, y en una primera apreciación, aunque parece una ménade, es tal vez un fauno. Su datación estaría entre el siglo II o principios del III d. C., y probablemente formaría parte de un cortejo dionisíaco.


Foto de vídeo
El arqueólogo Luis Godart, asesor del Presidente de la República para la tutela del patrimonio artístico, se encuentra entusiasmado con el hallazgo, y habla ya de un "gran tesoro escondido" al pie del Quirinal.
"Cuando Gian Lorenzo Bernini amplía el palacio en 1659, utilizó vigas para los cimientos, según han descubierto los coraceros, al recorrer un túnel abandonado que pasa por los jardines, con tuberías de plomo que ya no se utilizan, y puestas tal vez en 1892, pues un ladrillo, debajo, está impreso con esta fecha".



Foto de vídeo
Cogiendo la estatua de casi 60 cm de altura, el arqueólogo continúa su análisis: "Aquí, a la derecha, parece que hay los pliegues de un manto que tal vez prosigue sobre sus hombros. El cuerpo está desnudo, inclinado a su derecha, casi retorciéndose. Sin embargo, una pierna tiene la musculatura de un cabrito y parece terminar con una pezuña en la base. En este caso sería un fauno. Los pechos no parecen estar. Quién sabe qué cosas quedan todavía allí abajo. Hay que felicitar a los coraceros por su atención al palacio, incluso en sus rincones más remotos".

Foto de video
La zona del Quirinal, que se cruza con la Via Quattro Fontane está llena de edificios sagrados, en su mayoría realizados por los dos arquitectos rivales, Bernini y Borromini, en pleno periodo Barroco, por lo que se puede fácilmente suponer que este terreno ha ocultado y protegido fragmentos de la historia romana que tal vez ahora puedan salir a la luz.

Godart no tiene ninguna duda: "Vale la pena continuar con la investigación. A un metro y medio del descubrimiento de la estatua observamos grandes bloques de travertino y pude ver que hay un área abierta. La colina entera se va a investigar. Podemos decir que los jardines del Palacio del Quirinal, realizado por encargo de los Papas, ha salvado el área subterránea".



Palacio del Quirinal. Roma (Foto: Wikipedia)

Hallan vida en la cueva más profunda de la Tierra


Un equipo de espeleólogos y científicos españoles ha sacado de las entrañas de la tierra al animal que vive a mayor profundidad del mundo. Se trata de una nueva especie de artrópodo de seis patas y color blanquecino hallado a casi dos kilómetros bajo tierra. Este organismo milimétrico supone una sorpresa monumental, ya que casi ningún científico esperaba encontrar nada vivo en un lugar tan inaccesible.

Fuente: Nuño Domínguez, Público (a través de madri+d, 22-2-2012)
(En lo más hondo. Entorno de la sima Krubera en la que se halló el artrópodo.-Foto DENIS PROVALOV/Público)

En julio de 2010, dos científicos viajaron hasta las montañas de la república de Abjazia, en Georgia. Su objetivo era realizar la primera búsqueda sistemática de seres vivos en la cueva de Krubera-Voronya, la más profunda del mundo. Viajaban invitados por CAVEX, un grupo hispano-ruso de avezados espeleólogos. La expedición estableció el campo base a unos 2.500 metros de altura, muy cerca de un boquete en el suelo que da entrada a las entrañas de la tierra. "Esta es una cueva de origen kárstico de alta montaña, así que no esperaban encontrar absolutamente nada", explicaba el arqueólogo y espeleólogo español Sergio García-Dils, coordinador de la expedición de CAVEX.


Desde su descubrimiento en la década de 1960, la cueva de Krubera-Voronya, con sus grutas, sifones y chimeneas por los que cabe un hombre a duras penas, han sido lugar de peregrinación de aquellos que querían conquistar los confines del planeta. Por ahora, el mejor de estos personajes dignos de Julio Verne ha sido Gennadiy Samokhin, que logró bucear hasta la profundidad de 2.191 metros en 2009. Cada año, el equipo de CAVEX vuelve a Georgia para llegar más allá. Por ahora no lo han conseguido, debido a la dificultad de arrastrar equipo técnico a dos kilómetros bajo tierra. "Esto es como subir el Everest con un laboratorio a las espaldas", resume García-Dils.


(Localización de la cueva, foto Wikipedia)
De todas las sorpresas que creían que iban a encontrar en los recovecos de la gruta, la vida era la menos esperada. "Nos sorprendió encontrar vida en capas cada vez más profundas, tomando muestras a mano", explica Alberto Sendra, entomólogo del Museo Valenciano de Historia Natural y uno de los dos científicos que acompañaron a la expedición CAVEX en verano de 2010. Donde no esperaban más que piedras, Sendra y sus compañeros recogieron "500 o 600 ejemplares" de especies desconocidas. Sendra acaba de publicar junto a taxónomos de la Universidad de Navarra las cuatro primeras nuevas especies que encontró en Georgia. Se trata de cuatro colémbolos, parientes cercanos de los insectos que son capaces de saltar gracias a unas colas retráctiles. "Lo más sorprendente es que se trata de una comunidad de la que ignoramos por qué se ha desarrollado y cómo se organiza la cadena trófica", detalla el investigador. Lo único que saben con seguridad es que la presencia de organismos es constante, independientemente de la profundidad a la que miren los esforzados científicos.


Por ahora nadie sabe dónde está el final de la sima Krubera-Voronya. Para llegar a sus puntos más profundos hay que pasar dos o tres días arrastrándose por cavidades y salvando cinco sifones llenos de agua que obligan a bucear hasta 20 metros. Como si subiesen una montaña, los espeleólogos hacen noche en vivacs situados primero a 700 metros, luego a 1.400, 1.630 y 1.980 metros. A 2.140 metros comienza la parte inundada, en la que se ha logrado profundizar hasta llegar a los 2.191 metros, el actual récord de profundidad. El equipo de García-Dils cree que el final puede estar a unos 2.700 metros, aunque tal vez nunca se llegue tan lejos.


Denis Provalov y Sergio García-Dils (foto CAVEX)
En verano de 2010, cerca del último vivac, apareció el Plutomurus ortobalaganensis, el colémbolo que, por ahora, tiene el récord de ser el animal que vive a más profundidad. Según sus descubridores, el animal se separó de sus parientes de la superficie hace al menos un millón de años para buscar una nueva vida en el abismo. Desde entonces ha cambiado su fisonomía de forma radical para adaptarse a las profundidades: respira por la piel, ha perdido los ojos y a cambio tiene largas antenas cuyas puntas son capaces de verlo todo al tacto, gracias a receptores de productos químicos.

"Este tipo de organismos fue conquistando las cuevas y cambiando de forma", explica Enrique Baquero, zoólogo de la Universidad de Navarra y uno de los expertos que le han puesto nombre a la nueva criatura de las profundidades. "Perdieron el pigmento, y sus antenas y uñas se alargan para poder andar sobre el agua, como hace este", detalla.

El trabajo de Baquero ha consistido en contar pelos. Los colémbolos tienen en su parte posterior una cola llamada furca con la que pueden saltar varios centímetros. Para organismos que no superan los cuatro milímetros, esto es "como si las personas diésemos brincos de 80 metros", detalla. Además de para saltar, la furca permite señalar si el colémbolo que se tiene entre manos es una nueva especie, uno de los mayores logros para un biólogo. Para saberlo, Baquero tuvo que contar uno por uno los pelos de la furca. El resultado, junto a rasgos como la ausencia de ojos y la gran longitud de las antenas, permitieron nombrar al ortobalaganensis, que significa "asentamiento cercano".

El colémbolo de las profundidades ha vuelto a confirmar el ubicuo triunfo de la vida. Los expertos pensaban que no podía haber animales a tanta profundidad cuando en realidad no se habían molestado en mirar. Esto se debe a la gran separación que existe entre los biólogos y taxónomos que buscan nuevas formas de vida en la superficie, y los espeleólogos que persiguen los puntos más ocultos del planeta, explica Sendra. "Hay una gran disociación entre ambos y en España no se han explorado hasta ahora cavidades de unos 1.600 metros porque pensábamos que no tendríamos éxito", recalca el investigador. La práctica ha vencido, testaruda, a la teoría, como también demostró otro equipo español que encontró en Murcia un pseudoescorpión a 1.500 metros, señala Sendra.

SIN RECURSOS

Su equipo puede sentirse dueño absoluto de los logros científicos de la misión. El investigador ha pagado de su bolsillo el viaje hasta Georgia y el mes que estuvo en la cueva recogiendo muestras. Son unos 3.000 euros que no cuentan el esfuerzo de comer la "bazofia" que llevan los compañeros rusos como comida, bromea Sendra. Su colega Sofía Reboleira, investigadora de la Universidad de Aveiro en Portugal, fue la otra invitada a la expedición de 2010. Como pago a su esfuerzo logró los escarabajos más subterráneos del mundo. El equipo quiere volver a Krubera-Voronya en 2013 para intentar comprender cómo ha llegado hasta allí la comunidad recién descubierta. "Esta vez esperamos tener ayuda institucional", concluye Sendra.

Ampliación (Por Alicia M. Canto):
Además del citado Plutomurus, algo más arriba, a -1600 m, CAVEX encontró también, en 2010, la bautizada como Schaefferia profundissima. El anterior récord de vida en las profundidades terrestres (1986) lo ostentaba, a -550 m, el Ongulonychiurus colpus de los Picos de Europa, en Asturias, otra "belleza". Véase para el detalle de todos ellos, con gráficos de profundidades, etc., este excelente informe gráfico en pdf de la Universidad de Navarra (atención: 60 MB).

Enlaces:
Portal de CAVEX (International Cave Exploration Team): http://www.cavex-team.eu/articles.htm
Novedades, con la preparación física y material de esta campaña (marzo de 2010): http://www.cavex-team.eu/news.htm

Arqueólogos hallan las cabañas más antiguas de Jordania


Delimitadas por lineas amarillas segmentadas las dos estructuras habitacionales correspondientes al periodo Epipaleolítico temprano, las cuales inlcuyen (a) un alijo de cuernos de gacela y urus quemados en el borde de la Estructura 2, (B) una gran piedra asociada con tres alijos de ocre rojo y conchas marinas perforadas, y (C) vértebras lumbares de un Bos primigenius y los fragmentos de los cimientos de la cabaña. Foto: PLoS One

Vía: University of Cambridge| 18 de febrero de 2012 (Traducción: G.C.C.)

Arqueólogos que trabajan en el este de Jordania han anunciado el descubrimiento de estructuras de cabañas de 20.000 años de antigüedad, las más antiguas encontradas hasta el momento en el reino jordano. El hallazgo sugiere que el área fue una vez intensamente ocupada y que los orígenes de la arquitectura en la región se remontan a veinte mil años atrás, antes de la aparición de la agricultura.

La investigación, publicada el 15 de febrero de 2012 en PLoS One por un equipo conjunto británico, danés, estadounidense y jordano, describe las chozas que los cazadores-recolectores utilizaban como residencias a largo plazo, y sugiere que muchos de los comportamientos que se han asociado con culturas y comunidades posteriores, tales como un creciente apego a un lugar y una red social de gran alcance, existían ya 10.000 años atrás.

Mapa de la cuenca Azraq con la ubicación de Kharaneh IV en relación con otros yacimientos del periodo Epipaleolítico.

A) Una vista del yacimiento en dirección norte, hacia Qasr Jaraneh, al fondo, y que muestra el montículo prehistórico, ya que se eleva por encima de la terraza de la rambla. B) Una vista aérea del lugar poco después de las excavaciones en 2008 (foto cortesía de Rubén I.).

Las excavaciones en el yacimiento de Kharaneh IV han proporcionado a los arqueólogos una nueva perspectiva sobre cómo los seres humanos vivieron hace 20.000 años. Aunque la zona es crudamente seca y árida hoy en día, durante la última Edad de Hielo los desiertos de Jordania eran florecientes, con ríos, arroyos y estanques y lagunas estacionales, los cuales proporcionaban un fértil medio ambiente a los cazadores-recolectores para establecerse.

"Lo que apreciamos en el yacimiento de Kharaneh IV, en el desierto de Jordania, es una enorme concentración de gentes en un solo lugar", explicó el Dr. Jay T. Stock (izquierda) del Departamento de Arqueología y Antropología de la Universidad de Cambridge y co-autor del artículo.
"La gente vivió aquí durante considerables períodos de tiempo, cuando estas cabañas fueron construidas. Ellos intercambiaban objetos con otros grupos de la región, e incluso enterraban a sus muertos en el lugar. Estas actividades preceden a los asentamientos asociados con la aparición de la agricultura, la cual reemplazó posteriormente a la caza y a la recolección. En Kharaneh IV hemos podido documentar un comportamiento similar en un total de 10.000 años, antes de que la agricultura apareciera en escena".

El equipo de arqueólogos, que fueron financiados por una subvención del Consejo de Investigación de Artes y Humanidades del Reino Unido, pasó tres temporadas excavando el yacimiento al aire libre, de gran tamaño, abarcando dos hectáreas. Recuperaron cientos de miles de herramientas de piedra, huesos de animales y otros hallazgos en Kharaneh IV, los cuales aparecen hoy como poco más que un montículo de 3 metros de altura elevándose por encima del paisaje desértico.


Basándose en el tamaño y la densidad del lugar, los investigadores habían sospechado hace mucho tiempo que Kharaneh IV era frecuentado por un gran número de gentes durante largos períodos de tiempo; estos últimos hallazgos confirman ahora su teoría.
"Puede no parecer muy impresionante para el ojo inexperto, pero es uno de los más densos y más grandes yacimientos al aire libre del Paleolítico en la región", dijo la Dra. Lisa Maher (izquierda) de la Universidad de California, en Berkeley, quien encabeza las excavaciones. "Las herramientas de piedra y huesos de animales superan ampliamente las cantidades recuperadas en la mayoría de otros sitios en este período de tiempo en el suroeste de Asia".

Además, el equipo también recuperó objetos raros, tales como cuentas de concha, huesos con líneas regularmente incisas y un fragmento de piedra caliza con patrones geométricos tallados.


Hasta el momento, el equipo ha excavado totalmente dos cabañas, pero puede haber varias más ocultas bajo las arenas del desierto. "Ellas no son grandes, en absoluto. Miden aproximadamente 2 ó 3 metros de longitud máxima y fueron excavadas en el suelo. Las paredes y el techo eran de madera de arbustos, que luego se quemó y se derrumbó dejando oscuras manchas de color", según describe el Dr. Tobias Richter (izquierda) de la Universidad de Copenhague y uno de los co-directores del proyecto

La datación por radiocarbono indica que las cabañas tienen entre 19.300 y 18.600 años de antigüedad. Aunque un equipo de arqueólogos que trabajan en Ohalo II, en las orillas del Mar de Galilea, encontraron en 1989 las estructuras de cabañas más antiguas, las cuales datan 23.000 años atrás, el equipo de trabajo en el yacimiento de Jaraneh IV cree que su descubrimiento no es menos significativo, tal como la Dra. Maher explica:
"Dentro de las chozas encontramos intencionadamente quemados montones de cuernos de gacela, masas de pigmento de ocre rojo y un alijo de cientos de conchas marinas perforadas. Estas cuentas de concha fueron llevadas al lugar desde el mar Mediterráneo y el mar Rojo, a más de 250 km de distancia, lo que muestra que la gente estaba muy bien comunicada con las redes sociales regionales e intercambiaba artículos a través de distancias considerables".


Fotografías A-B: cuatro patas articuladas de zorro en torno núcleo de pedernal C) núcleos cuernos de gacela quemados siguen unidos al cráneo, en posición vertical, adyacente a la estructura 2.

Últimas conclusiones sobre 'La Gioconda' del Prado

Martes, 21 de Febrero de 2012 14:42 hoyesarte.com
El Museo del Prado ha presentado hoy el proceso y conclusiones del estudio técnico y la restauración de la copia de La Gioconda que conserva en sus colecciones desde su fundación. El trabajo ha puesto de manifiesto que la obra fue realizada en paralelo al retrato original de Leonardo da Vinciconservado en el Museo del Louvre y que se trata de su copia más antigua, además de la "versión más importante que se conoce hasta la fecha" del famoso retrato.


Los hallazgos, apoyados fundamentalmente en el estudio cruzado de las dos obras y de los documentos técnicos de la obra del Prado obtenidos durante su estudio, constituyen un descubrimiento de especial relevancia para entender mejor el cuadro original y apreciar detalles del mismo que hasta ahora habían pasado desapercibidos o cuya comprensión no era fácil.

Colecciones reales

Procedente de las colecciones reales españolas, aunque aún se desconoce la forma y fecha de su ingreso en las mismas, la copia de La Gioconda del Museo del Prado ha sido sometida a un estudio técnico y de restauración con motivo de la solicitud del Louvre, hace dos años, para su préstamo para la exposición que inaugurará el próximo mes de marzo: L’ultime chef-d’œuvre de Léonard de Vinci, la Sainte Anne (29 de marzo-25 de junio de 2012).

Gracias a este proceso, que ha permitido recuperar la imagen original del cuadro del Prado, éste se sitúa ahora como uno de los testimonios más representativos de los procedimientos del taller de Leonardo, al haberse desvelado como obra de alguno de los discípulos del maestro florentino que trabajaban en su taller al mismo tiempo que éste pintaba la original. Por esta razón, la obra del Prado se considera ahora la versión más importante, conocida hasta el momento, de la pintura de Leonardo conservada en el museo parisino.

Tecnología avanzada

El interés que suscitó la comparación del resultado de la primera reflectografía infrarroja con la del original llevó a profundizar en el examen de la obra y, finalmente, abordar su restauración. El estudio técnico realizado ha sido el habitual e incluye reflectografía infrarroja, radiografía, fluorescencia inducida con luz ultravioleta y examen con lupa binocular. Una de las aportaciones de interés que avalan también las conclusiones alcanzadas durante estos estudios, realizados para conocer cómo se pintó y determinar su estado de conservación, fue la identificación del soporte de esta obra como tabla de nogal –madera habitual en obras de pequeño formato de Leonardo y su taller y utilizada, entre otras, en La Dama del Armiño, La Belle Ferronière o San Juan Bautista– y la constatación de que la pintura carece de la tradicional preparación de yeso, sustituida en su caso por una doble capa compuesta por blanco de plomo y aceite de lino, un tipo de preparación que, siendo inusual, aparece en numerosas obras de Leonardo y su taller.

La reflectografía infrarroja y el examen de la superficie con luz rasante descubrieron la existencia de un paisaje bajo el fondo negro. Los análisis químicos concluyeron que este fondo se trataba de un repinte no anterior a 1750 y que existía una capa orgánica que lo aislaba físicamente de la pintura original, preservando su óptima conservación. A pesar de su diferente calidad pictórica respecto a la original, el paisaje recobrado es acorde con el cromatismo y las formas evanescentes de los escenarios de Leonardo.

Extraordinario interés

El extraordinario interés de esta copia reside en que, desde el dibujo preparatorio y casi hasta los últimos estadios, repite el paulatino proceso creativo de la Gioconda aunque sin pretender hacerse pasar por ella. El análisis comparado de las reflectografías infrarrojas de la obra original del Louvre y de la copia del Prado revela detalles idénticos, subyacentes a la pintura, que evidencian un proceso de elaboración paralelo. Las figuras son prácticamente iguales en dimensiones y formas, y lo que es más importante, cada una de las correcciones del dibujo subyacente del original se repiten en la obra del Prado: la transformación del contorno de la cintura, la posición de los dedos, el contorno del velo y el de la cabeza, incluso ajustes menores de los perfiles de las mejillas y el cuello. Un copista "tradicional" transcribiría lo que ve en superficie y no lo que está oculto bajo la pintura; sin embargo, tal y como demuestra su dibujo subyacente, el autor de la tabla del Prado dibujó los mismos elementos que Leonardo, incluidos los que ninguno de los dos pintaron posteriormente y, por tanto, no son visibles en la superficie pictórica.

La conclusión de estos estudios apunta a un miembro del taller de Leonardo y a una elaboración paralela de ambos retratos. En cuanto a la posible autoría, la factura pictórica difiere de la producción de discípulos o colaboradores de Da Vinci como Boltraffio, Marco d'Oggiono o Ambrogio di Predis, que tienen una personalidad muy definida. No obstante es posible situarla estilísticamente en un entorno milanés, próximo a Salaï (1480-1524) o quizás a Francesco Melzi (1493-1572/73), los alumnos de más confianza del maestro, herederos de su obra.

Copia sincrónica

Por otro lado, la gran calidad de los materiales empleados en la tabla de Madrid sugiere un encargo importante, a diferencia de las demás copias conocidas hasta la fecha, todas ellas posteriores y realizadas ya con la conciencia de estar reproduciendo lo que ya era un original famoso. Los análisis técnicos demuestran que la Gioconda del Prado fue realizada a la par que el original, lo que da sentido a la hipótesis de un "duplicado" de taller, realizado al mismo tiempo y con acceso directo al paulatino proceso de ejecución del cuadro de Leonardo.

Tras el análisis de esta información se inició la restauración con la limpieza de la superficie pictórica, eliminando los barnices oxidados que transmitían una tonalidad amarillenta, especialmente a las carnaciones. Esta intervención permitió recuperar las tonalidades originales, así como los volúmenes de las telas y las transparencias de los velos.

Terminada esta limpieza se procedió a la eliminación del repinte negro que cubría por completo el fondo de la composición de manera progresiva mediante la aplicación de disolventes orgánicos hasta su total eliminación. Una vez incorporado el paisaje a la superficie pictórica y para lograr la correcta transición entre la figura y el fondo restableciendo la unidad y equilibrio entre ambos, se eliminó el repinte que cubría el velo y parte del cabello en el lado izquierdo de la cabeza, lo que permitió recuperar la transparencia del velo y la visión del paisaje a través de él. Esta zona tan significativa de cuadro recobró así el aspecto etéreo original, captándose mejor el aire y el espacio que rodean la cabeza. Dado el buen estado de la pintura, en la fase final de reintegración cromática se ha ejecutado una intervención mínima y limitada a pérdidas de pequeña consideración.
  • El estudio técnico ha sido realizado por Ana González Mozo, investigadora del Gabinete de Documentación Técnica del Prado, en colaboración con todos los departamentos del Área de Restauración, y la intervención ha sido ejecutada por Almudena Sánchez Martín, restauradora del Museo. Miguel Falomir, jefe del Departamento de Pintura Italiana (hasta 1700), ha coordinado los trabajos.



La Gioconda, taller de Leonardo. H.1503-16. Óleo sobre tabla de nogal


Esta copia forma parte de las colecciones del Prado desde su fundación en 1819 por proceder de las colecciones reales españolas, germen de la institución.

Aunque se desconoce el dato exacto acerca de la forma y fecha de su ingreso en las colecciones reales, probablemente se trate de la obra que aparecía ya en 1666 citada en el inventario de la Galería del Mediodía del Alcázar como un retrato femenino vinculado a Leonardo.

El jefe del Departamento de Pintura Italiana (hasta 1700) del Museo, Miguel Falomir, cree muy posible que esta copia estuviera ya en España en las primeras décadas del siglo XVII.

Expuesta de forma habitual en el Museo hasta su traslado al taller de restauración en junio de 2011, la obra constaba catalogada en ese momento como copia antigua anónima del primer cuarto del siglo XVI pintada sobre tabla de chopo.

En función de los nuevos datos aportados por su estudio técnico y restauración, la pintura queda ahora catalogada como: La Gioconda, taller de Leonardo. H.1503-16. Óleo sobre tabla de nogal.


Publicado en: www.historiayciencia.es

Últimas conclusiones sobre 'La Gioconda' del Prado

Martes, 21 de Febrero de 2012 14:42 hoyesarte.com
El Museo del Prado ha presentado hoy el proceso y conclusiones del estudio técnico y la restauración de la copia de La Gioconda que conserva en sus colecciones desde su fundación. El trabajo ha puesto de manifiesto que la obra fue realizada en paralelo al retrato original de Leonardo da Vinciconservado en el Museo del Louvre y que se trata de su copia más antigua, además de la "versión más importante que se conoce hasta la fecha" del famoso retrato.


Los hallazgos, apoyados fundamentalmente en el estudio cruzado de las dos obras y de los documentos técnicos de la obra del Prado obtenidos durante su estudio, constituyen un descubrimiento de especial relevancia para entender mejor el cuadro original y apreciar detalles del mismo que hasta ahora habían pasado desapercibidos o cuya comprensión no era fácil.

Colecciones reales

Procedente de las colecciones reales españolas, aunque aún se desconoce la forma y fecha de su ingreso en las mismas, la copia de La Gioconda del Museo del Prado ha sido sometida a un estudio técnico y de restauración con motivo de la solicitud del Louvre, hace dos años, para su préstamo para la exposición que inaugurará el próximo mes de marzo: L’ultime chef-d’œuvre de Léonard de Vinci, la Sainte Anne (29 de marzo-25 de junio de 2012).

Gracias a este proceso, que ha permitido recuperar la imagen original del cuadro del Prado, éste se sitúa ahora como uno de los testimonios más representativos de los procedimientos del taller de Leonardo, al haberse desvelado como obra de alguno de los discípulos del maestro florentino que trabajaban en su taller al mismo tiempo que éste pintaba la original. Por esta razón, la obra del Prado se considera ahora la versión más importante, conocida hasta el momento, de la pintura de Leonardo conservada en el museo parisino.

Tecnología avanzada

El interés que suscitó la comparación del resultado de la primera reflectografía infrarroja con la del original llevó a profundizar en el examen de la obra y, finalmente, abordar su restauración. El estudio técnico realizado ha sido el habitual e incluye reflectografía infrarroja, radiografía, fluorescencia inducida con luz ultravioleta y examen con lupa binocular. Una de las aportaciones de interés que avalan también las conclusiones alcanzadas durante estos estudios, realizados para conocer cómo se pintó y determinar su estado de conservación, fue la identificación del soporte de esta obra como tabla de nogal –madera habitual en obras de pequeño formato de Leonardo y su taller y utilizada, entre otras, en La Dama del Armiño, La Belle Ferronière o San Juan Bautista– y la constatación de que la pintura carece de la tradicional preparación de yeso, sustituida en su caso por una doble capa compuesta por blanco de plomo y aceite de lino, un tipo de preparación que, siendo inusual, aparece en numerosas obras de Leonardo y su taller.

La reflectografía infrarroja y el examen de la superficie con luz rasante descubrieron la existencia de un paisaje bajo el fondo negro. Los análisis químicos concluyeron que este fondo se trataba de un repinte no anterior a 1750 y que existía una capa orgánica que lo aislaba físicamente de la pintura original, preservando su óptima conservación. A pesar de su diferente calidad pictórica respecto a la original, el paisaje recobrado es acorde con el cromatismo y las formas evanescentes de los escenarios de Leonardo.

Extraordinario interés

El extraordinario interés de esta copia reside en que, desde el dibujo preparatorio y casi hasta los últimos estadios, repite el paulatino proceso creativo de la Gioconda aunque sin pretender hacerse pasar por ella. El análisis comparado de las reflectografías infrarrojas de la obra original del Louvre y de la copia del Prado revela detalles idénticos, subyacentes a la pintura, que evidencian un proceso de elaboración paralelo. Las figuras son prácticamente iguales en dimensiones y formas, y lo que es más importante, cada una de las correcciones del dibujo subyacente del original se repiten en la obra del Prado: la transformación del contorno de la cintura, la posición de los dedos, el contorno del velo y el de la cabeza, incluso ajustes menores de los perfiles de las mejillas y el cuello. Un copista "tradicional" transcribiría lo que ve en superficie y no lo que está oculto bajo la pintura; sin embargo, tal y como demuestra su dibujo subyacente, el autor de la tabla del Prado dibujó los mismos elementos que Leonardo, incluidos los que ninguno de los dos pintaron posteriormente y, por tanto, no son visibles en la superficie pictórica.

La conclusión de estos estudios apunta a un miembro del taller de Leonardo y a una elaboración paralela de ambos retratos. En cuanto a la posible autoría, la factura pictórica difiere de la producción de discípulos o colaboradores de Da Vinci como Boltraffio, Marco d'Oggiono o Ambrogio di Predis, que tienen una personalidad muy definida. No obstante es posible situarla estilísticamente en un entorno milanés, próximo a Salaï (1480-1524) o quizás a Francesco Melzi (1493-1572/73), los alumnos de más confianza del maestro, herederos de su obra.

Copia sincrónica

Por otro lado, la gran calidad de los materiales empleados en la tabla de Madrid sugiere un encargo importante, a diferencia de las demás copias conocidas hasta la fecha, todas ellas posteriores y realizadas ya con la conciencia de estar reproduciendo lo que ya era un original famoso. Los análisis técnicos demuestran que la Gioconda del Prado fue realizada a la par que el original, lo que da sentido a la hipótesis de un "duplicado" de taller, realizado al mismo tiempo y con acceso directo al paulatino proceso de ejecución del cuadro de Leonardo.

Tras el análisis de esta información se inició la restauración con la limpieza de la superficie pictórica, eliminando los barnices oxidados que transmitían una tonalidad amarillenta, especialmente a las carnaciones. Esta intervención permitió recuperar las tonalidades originales, así como los volúmenes de las telas y las transparencias de los velos.

Terminada esta limpieza se procedió a la eliminación del repinte negro que cubría por completo el fondo de la composición de manera progresiva mediante la aplicación de disolventes orgánicos hasta su total eliminación. Una vez incorporado el paisaje a la superficie pictórica y para lograr la correcta transición entre la figura y el fondo restableciendo la unidad y equilibrio entre ambos, se eliminó el repinte que cubría el velo y parte del cabello en el lado izquierdo de la cabeza, lo que permitió recuperar la transparencia del velo y la visión del paisaje a través de él. Esta zona tan significativa de cuadro recobró así el aspecto etéreo original, captándose mejor el aire y el espacio que rodean la cabeza. Dado el buen estado de la pintura, en la fase final de reintegración cromática se ha ejecutado una intervención mínima y limitada a pérdidas de pequeña consideración.
  • El estudio técnico ha sido realizado por Ana González Mozo, investigadora del Gabinete de Documentación Técnica del Prado, en colaboración con todos los departamentos del Área de Restauración, y la intervención ha sido ejecutada por Almudena Sánchez Martín, restauradora del Museo. Miguel Falomir, jefe del Departamento de Pintura Italiana (hasta 1700), ha coordinado los trabajos.



La Gioconda, taller de Leonardo. H.1503-16. Óleo sobre tabla de nogal


Esta copia forma parte de las colecciones del Prado desde su fundación en 1819 por proceder de las colecciones reales españolas, germen de la institución.

Aunque se desconoce el dato exacto acerca de la forma y fecha de su ingreso en las colecciones reales, probablemente se trate de la obra que aparecía ya en 1666 citada en el inventario de la Galería del Mediodía del Alcázar como un retrato femenino vinculado a Leonardo.

El jefe del Departamento de Pintura Italiana (hasta 1700) del Museo, Miguel Falomir, cree muy posible que esta copia estuviera ya en España en las primeras décadas del siglo XVII.

Expuesta de forma habitual en el Museo hasta su traslado al taller de restauración en junio de 2011, la obra constaba catalogada en ese momento como copia antigua anónima del primer cuarto del siglo XVI pintada sobre tabla de chopo.

En función de los nuevos datos aportados por su estudio técnico y restauración, la pintura queda ahora catalogada como: La Gioconda, taller de Leonardo. H.1503-16. Óleo sobre tabla de nogal.


Publicado en: www.historiayciencia.es