La colección recogida del terreno. Ferenczy Múzeumi Centrum.
Bajo la tierra de Újlengyel, una pequeña localidad ubicada a escasos 50 kilómetros de Budapest, un grupo de arqueólogos ha hallado hasta7.000 antiguas monedas que fueron enterradas en el siglo XVI. Este gran tesorohúngaro se encontraba escondido en una granja moderna e inmediatamente ha sido trasladado para el estudio y datación de los metales.
Tras el análisis del Ferenczy Museum Center, el recuento de las monedas equivale a alrededor de 7.000 monedas de plata y solo cuatro de oro y se estima que todas ellas fueron enterradas alrededor del año 1520. Tal y como explica la revistaScience, con toda esta fortuna se podría haber comprado en aquella época hasta siete caballos y un "automóvil de lujo" en 2021.
Una gran cantidad de dinero medieval salió del pozo de 1 metro por 1 metro y en sus alrededores. Ferenczy Museum Center.
En este sentido, los investigadores especulan sobre su enterramiento. ¿Quién lo llevó a cabo y por qué? Durante el siglo XVI, el por entoncesReino de Hungríavivía una época convulsa llena de tensiones con sus vecinos.Las tierras estaban constantemente amenazadas por un poderoso Imperio otomano que acechaba desde el sur.
De hecho, es en 1526 cuando, a 170 kilómetros de la capital húngara, tuvo lugar una de las grandes batallas que supuso la derrota del ejército húngaro liderado por el joven rey Luis II de Hungría, a manos del ejército otomano, al mando del sultán Solimán el Magnífico.De esta forma, el tesoro podría haber sido escondido para que no cayera en manos del enemigo. "Los tesoros de esta magnitud relacionados con la devastación turca tras la batalla de Mohács son raros en Hungría", ha comunicado el Ferenczy Museum Center.
El recipiente en el cual se han encontrado las monedas. Ferenczy Museum Center
De Roma a Hungría
Este hallazgo no es el primero que se realiza en la zona. Ya en 2019, los arqueólogos encontraron 150 monedas antiguas y decidieron iniciar una serie de excavaciones lideradas por Balázs Nagy, el numismático o experto en monedas del Museo.
La hipótesis de que aquella localidad albergara más monedas se cumplió y ha emergido un pequeño recipiente partido por la mitad. Dentro de esta recién descubierta colección se encuentran metales que comprenden desde el Imperio Romano hasta el siglo XVI.
La moneda más antigua es un denario de plata del emperadorLucio Vero, quien gobernó el Imperio desde el 161 de nuestra era hasta el 169. Las más modernas, por otra parte, pertenecen al periodo de regencia de Luis II, quien reinó en Hungría y Bohemia del 1516 al 1526.
En cuanto a las monedas de oro, las cuales estaban ocultas bajo una tela, se emitieron durante el reinado de Matías I, rey de Hungría de 1458 a 1490. En resumen, el tesoro alberga metales emitidos por distintos gobernantes de los siglos XV y XVI, así como una extraña y única moneda emitida por el Papa Pío II. Para conocer más a fondo el origen de este tesoro encontrado cerca de Budapest y hallar otros posibles los investigadores planean seguir excavando en la zona.
Excavación en la Cata Sumidero de la Cueva de Torrejones durante la campaña de 2017 / A. PABLOS
Adrián Pablos(izquierda)y Nohemi Sala,investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH)lideran el equipo que ha publicado recientemente en las revistas Quaternary Science Reviews y Radiocarbon sendosestudios sobre la Cueva de los Torrejones, un yacimiento clásico situado en la localidad de Tamajón(Guadalajara), que aportannuevos datos sobre los ecosistemas del centro de la península en el Cuaternario, región con escaso registro arqueo-paleontológico.
Los resultados obtenidos han permitido la detección de, al menos, tres cronologías registradas en el yacimiento.El episodio más antiguo corresponde al periodo comprendido hace entre 70.000 y 90.000 años(entre los denominados Estadios Isotópicos Marinos MIS-5 y MIS-4), en el que la cueva fue utilizada como guarida de carnívoros. Las condiciones inferidas en este periodo apuntan a un clima templado y húmedo con un rico y variado ecosistema habitado por hienas, leopardos, rinocerontes y tortugas entre otros animales vertebrados.
El segundo episodio está representado por una asociación faunística fechada en unos 30.0000 años de antigüedad, y es indicativo de condiciones ambientales más frías y áridas, compatibles con el enfriamiento detectado previamente en el centro peninsular en el Estadio Isotópico Marino MIS-3.
Hueso del tobillo (navicular) datado en 5.000 años de antigüedad del cual se ha obtenido información genética de ADN mitocondrial / A.PABLOS-
El último episodio corresponde al Calcolítico, datado aproximadamente entre 4.500 y 5.000 años, un periodo en el que los humanos utilizaron la cavidad para acumular reiteradamente los cadáveres de sus difuntos. El análisis de ADN mitocondrial de un hueso del tobillo de un humano datado directamente en 5.000 años de antigüedad, ha permitido asignarlo al haplogrupo K, un grupo originario de Próximo Oriente que se desplazó hacia Europa occidental en el Neolítico.
La información que brindan los yacimientos paleontológicos es valiosa paradescifrar las condiciones climáticas y ambientales representadas en cada uno de los yacimientos o estratos, como si se tratase de una fotografía, de cada momento preservado.
«Cuantas más fotografías tengas, mayor resolución cronológica se puede llegar a obtener, pudiendo reconstruir los cambios significativos en las condiciones climáticas y ecológicas a lo largo del tiempo, y averiguar cómo estas condiciones pudieron influir en las especies que habitaron esos ecosistemas, incluidos los humanos», explica Nohemi Sala (derecha).
Desde 2017
El equipo liderado por los investigadores del CENIEH retomó en el año 2017 los trabajos de excavación en esta cueva descubierta en los años 90 del siglo pasado, con financiación de la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, el CENIEH y ERC MULTIPALEOIBERIA, y la colaboración de GE Abismo y el Ayuntamiento de Tamajón.
«Las nuevas metodologías analíticas de excavación y estudio de restos nos permiten precisar las interpretaciones obtenidas, y durante los próximos años, seguiremos excavando yacimientos en la zona de Tamajón para poder completar las páginas en blanco del registro arqueo-paleontológico de esta inhóspita región», declara Nohemi Sala.
Los investigadores de este equipo proceden de instituciones españolas: Universidad Complutense de Madrid, Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos; Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES); Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU); Universidad de Oviedo; Sociedad de Ciencias Aranzadi; Universidad de Alcalá; Universidad de Zaragoza; Aragosaurus; IUCa e Instituto Geológico y Minero de España (IGME), así como de instituciones alemanas: Max Plank Institute. y Universität Tübingen.
Los músicos Kuan Yin (izquierda) y Yerko Lorca, han juntado investigación arqueológica y conocimiento musical para recrear instrumentos y melodías de hace miles de años.
Los que trabajan con la historia – arqueólogos, investigadores, estudiosos, profesores, historiadores, periodistas – son perfectamente conscientes de la relevancia que puede tener el más mínimo conocimiento sobre nuestro pasado, por nimio que parezca.Cada detalle nos puede ayudar a entender cómo hablaban, qué comían, cómo vestían y qué deseaban nuestros antepasados.Las manifestaciones artísticas son uno de los grandes enigmas de la historia.
Más allá de las figuritas prehistóricas o las pinturas rupestres, los vestigios culturales del pasado se antojan más bien escasos. Pero, ¿qué ocurre con la música? Se han conservado varias piezas musicales antiguas registradas sobre papiro, papel, piedra y arcilla. Conocemos la letra de las canciones; incluso en algunos casos formidables se han conservado hasta las partituras – si de partituras se puede hablar considerando que tienen 2.000 años de antigüedad–, pero continúa siendo muy complicado saber cómo sonaban exactamente.
Dos músicos, el catalán Yerko Lorca y la taiwanesa Kuan Yin (izquierda) son de los poquísimos artistas en el mundo que intentan responder a estas preguntas. Desde 2015 este dúo internacional cruza hallazgos arqueológicos y música para revivir melodías de Europa, África y Asia.“Todo empezó en diciembre de 2008 – cuenta Lorca – cuando decidí viajar a Mali para aprender a tocar la kora, un instrumento de cuerdas africano perteneciente a la familia de las arpas de arco. Allí me di cuenta de que este instrumento no es de músicos, sino de narradores de historias”.
Lorca llegó a la conclusión que aprender a tocar la kora sin meterse de lleno en la cultura de África Occidental carecía de sentido, pues le estaba restando al instrumento su esencia de vehículo de historias. De la mano de Djeliba Baba, un narrador de historias profesional, el músico empezó a estudiar la cultura, la historia, los poemas de la parte oeste del continente africano.
“Al cabo de unos años me di cuenta de que quería emplear todas las herramientas adquiridas en este proceso para investigar sobre la música en el Mediterráneo”, explica Lorca, quien se dirigió hacia Grecia para empezar sus nuevas investigaciones. Allí entró en contacto con una empresa familiar de lutieres que, desde muchas generaciones, recreaba instrumentos antiguos.Lorca les encargó que construyeran para él una lira clásica griega tipo chelis de doce cuerdaspero, aún así, recuperar los sonidos de la Grecia clásica seguía siendo todo un reto.
Yerko Lorca con su Lira de la Estela de Luna. Es el único ejemplar en el mundo de la lira de la Estela de Luna de quince cuerdas. Foto: Mònica Prats
LA MÚSICA EN LA IBERIA ANTIGUA
El deseo de tocar melodías acordes al tiempo del instrumento que acababa de tener entre manos llevó a Lorca a seguir investigando sobre la música en el Mediterráneo. Así entró en contacto con el musicólogo Ángel Román Ramírez (izquierda), autor del libro La música en la Iberia Antigua:de Tarteso a Hispania.Fue él quien le hizo escuchar por primera vez la adaptación musical del texto de los bronces de Botorrita, una serie de cuatro planchas de bronce del siglo I a.C. encontradas en la actual Botorrita, cerca de Zaragoza.
El texto, escrito en celtíbero y aún por descifrar, fue transliterado por J. Ramón Rivera; la música es obra de Ángel Román. Así,las palabras grabadas en el bronce hace 2.000 años volvieron a recobrar vida en forma de canción: ULDIA UIR AS KUM MEL, cuyas palabras, extraídas del Bronce III, según las interpretaciones, serían una oración para un sacrificio.
LA LIRA DE LA ESTELA DE LUNA
Ángel Román Ramírez interpretaba esta melodía tocando una lira inspirada en la Estela de Luna (derecha), conocida también como Lira tartésica.
La Estela de Luna es una estela funeraria de la edad del bronce de 1,30 m de altura, datada entre 1250 y 750 a.C., procedente de Tiña o Tiñica del Royo en Luna, Aragón.En la cara anterior de la estela antropomorfa manos expertas grabaron hace siglos el dibujo de una lira de 15 cuerdas parecida a la lira homérica (phorminx), uno de los instrumentos musicales de cuerda de la Grecia clásica.
Román Ramírez disponía de una lira parecida, pero con nueve cuerdas. Yerko Lorca, en cambio, decidió recrear la lira tal y como está representada en la estela, con las quince cuerdas: “Fue un trabajo conjunto: Ángel, los lutiers y otros investigadores colaboraron y, siguiendo mis indicaciones, conseguimos recrear un modelo diferente a todos los anteriores, más grande y único al mundo”, explica Lorca, quientuvo que desarrollar una técnica propia para tocar un instrumento cuya memoria se había perdido en el transcurso de los siglos.
Después de años de práctica,Lorca empezó a aplicar a este instrumento de origen mediterráneo, que probablemente también tuvo influencias fenicias, conceptos de la kora africana: “fue entonces que se obró la magia y que finalmente el sonido parecía acorde con el instrumento que tenía entre manos”, afirma el músico.
EL EPITAFIO DE SEIKILOS
La pieza que tal vez sea la mejor síntesis del trabajo de Lorca de estos años, que desde 2015 es acompañado por su pareja de vida y trabajo Kuan Yin, es sin duda el Epitafio de Seikilos (izquierda), considerado como la canción completa más antigua conservada hasta nuestros días. Datado alrededor del siglo I d.C. y grabado en una estela de mármol que un tal Seikilos había hecho construir para su esposa Euterpe en Trales, a unos 30 kilómetros de Éfeso, el epitafio es un himno a la vida: Mientras vivas, brilla, / nunca sientas pena. / La vida dura muy poco / y el tiempo demanda su tributo.
“Lo más importante de esta melodía es que su mensaje es igual de actual ahora que hace 2.000 años”, explica Kuan Yin, quien junto con Lorca hace revivir esta melodía al son del tar, un tambor de marco cuyo diámetro es superior a su profundidad. Como Lorca, ella también ha empezado a tocar instrumentos por su connotación histórica. El tambor de marco aparece en diferentes culturas de todo el mundo, que no tenían contacto entre ellas. Es uno de los instrumentos de percusión más antiguos y aparece inciso, pintado, de diferentes tamaños. Y casi siempre, aparece tocado por una mujer. “Puede verse en cantidad de rituales y ceremonias. Se le atribuía a la mujer estar conectada entre el mundo espiritual y el de los vivos por el hecho de poder concebir vida”, explica Kuan Yin.
Al ser una melodía hallada en una estela funeraria, normalmente se atribuye al Epitafio de Seikilos una connotación triste. “Nosotros lo cantamos con las mismas notas, pero con alegría y simplicidad, e invitamos al público a cantarla en griego antiguo”, explica Lorca. Su versión es un arreglo de la melodía original, es decir que Lorca y Kuan Yin tocan una versión con un añadido, una nota en la parte final que les permite hacer el tema más personal y, en su opinión, que una música de hace 2.000 años, creada por otra cultura, conecte de lleno con la humanidad de nuestro tiempo.
TRIBUS ABORÍGENES DE TAIWAN
En su último proyecto, sin embargo, han salido del Mediterráneo.Esta pareja de artistas ha viajado en la distancia y en el tiempo hasta Taiwan, donde unos recientes descubrimientos han llevado a identificar yacimientos aborígenes de hace 3.000 años. En la parte sudoriental de la isla se han encontrado unos monolitos que probablemente servían de pilares para las viviendas de las tribus que habitaron la isla. “Según parece, en los agujeros de la parte superior de los monolitos, entraban las vigas que sujetaban el techo”, cuenta Kuan Yin. En el Sitio de Peinan se conservan los restos del asentamiento antiguo más abundante del este de Asia, y sin embargo los habitantes de Taiwán desconocen esta realidad.
Por ello elNational Museum of Prehistory de Taiwán, responsable de las excavaciones, decidió dar un paso hacia la ficción: contrataron un novelista para que creara una historia de fantasía basada en la cultura Peinan para dar a conocer el pasado de la isla de una forma más popular. Yerko Lorca y Kuan Yin, financiados por el mismo museo, se han encargado de crear una melodía que, basándose en los descubrimientos del yacimiento, consiguiera llevar al oyente a la Taiwan de hace 3.000 años.
Nunca sabremos a ciencia cierta cómo sonaban esas melodías, pues muchos factores se han perdido en el camino. Sin embargo el mero hecho de poder recordar y soñar con esas canciones milenarias ideadas, pensadas y tocadas por nuestros antepasados quizá ya es el mejor regalo con el que puede fantasear cualquier amante de la historia.
En esta exposición abierta en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, se presenta una pieza excepcional: un epígrafe funerario árabe de principios del siglo X localizado en el centro histórico de la capital; pieza que fue adquirida el año 2012 por el museo, ha sido restaurada y se incluye dentro de la serie ‘El Presente de la Arqueología Madrileña’, presentaciones de pequeño formato que exponen novedades arqueológicas singulares sobre el pasado de la región.
Se ofrece, además, información sobre el mundo funerario de las comunidades andalusíes en la ciudad de Madrid, cuya memoria, perdida con el paso de los siglos, va siendo actualizada a partir de constantes investigaciones. Ello ha permitido recuperar la localización del que fuera uno de los antiguos cementerios islámicos, ubicado al sur del espacio conocido hoy como Puerta de Moros.
La exposición se documenta con la publicación ‘La maqbara de Mayrit: la muerte en el Madrid islámico’ en la que se contextualiza la importancia del hallazgo desde el punto de vista histórico y arqueológico.
El cementerio musulmán de Madrid, la maqbara olvidada
Nada señala su ubicación y poca gente conoce el secreto, pero bajo la plaza de la Cebada, extendiéndose hacia el sur, estuvo el cementerio más antiguo que se ha documentado en Madrid: la maqbara islámica, que acogió el descanso eterno de los musulmanes madrileños desde el siglo IX hasta principios del XVI.
Quinientos años después de la desaparición y urbanización de aquellamaqbara, bajo las casas que hay entre las calles de Toledo y del Humilladero todavía existen muchas tumbas cuyos moradores esperan, mirando hacia La Meca, la llegada del yaum al-qiyama: el día de la resurrección.
Plano del Madrid Medieval. Abajo a la derecha, el cementerio musulmán. (Foto: Centro de Estudios del Madrid Islámico)
El 21 de febrero de 1502, los musulmanes de Madrid pactaron con el Concejo las condiciones de su conversión a la fe católica, en aplicación de la pragmática real que había sido emitida el día 14 del mismo mes. La comunidad mudéjar de Madrid era la última pervivencia de la madinat Mayrit, la «pequeña y próspera ciudad» de la frontera norte de al-Ándalus a la que se había referido, entre otros, el famoso geógrafo ceutí al-Idrisi en su Libro de los caminos y reinos.
Era una comunidad pequeña, que a pesar de su escaso número gozaba de buena consideración y de cierta importancia en la Villa debido a su peso en sectores clave como los de las obras públicas, herrería o carpintería. Por esta razón, los mudéjares madrileños habían ido sorteando en mayor o menor medida las disposiciones que desde el siglo XIII ordenaban su apartamiento, es decir, su segregación de la sociedad cristiana a través de la obligación de vivir en barrio separado y de llevar señales distintivas o la prohibición de ejercer determinados oficios, entre otras. La tolerancia, sin embargo, no duraría para siempre.
Los Reyes Católicos estaban decididos a liquidar la diversidad religiosa en sus reinos y, así, a la conquista del Reino de Granada en enero de 1492, que se había hecho bajo el compromiso de respetar la fe y costumbres de los musulmanes granadinos –las famosas Capitulaciones, que enseguida fueron dejadas sin efecto–, siguió el decreto de expulsión de los judíos en marzo del mismo año, y poco después se ordenó la conversión forzosa de los «moros», primero los del Reino de Granada (1501), después los de Castilla (1502) y finalmente los de la Corona de Aragón (1525).
Ante la imposibilidad de evitar la conversión, la aljama, esto es, la institución que representaba formalmente a la comunidad mudéjar, pactó con el Concejo las condiciones para abrazar colectivamente la religión obligatoria. Además de quedar exentos del pago de impuestos y de la acción de la Inquisición durante diez años, los mudéjares solicitaron y obtuvieron del Concejo, según refleja el Libro de acuerdos, el mantenimiento del «osario que tienen con sus piedras», es decir, del cementerio (maqbara) de su comunidad, que era el lugar que –por lo que sabemos ahora– había acogido el descanso eterno de los musulmanes madrileños desde el siglo IX hasta ese momento a principios del siglo XVI, lo que lo convertía posiblemente en el cementerio más antiguo de Madrid.
La ubicación de lala maqbara de Mayrit, en las inmediaciones de la plaza de la Cebada, es bien conocida documentalmente debido a que Beatriz Galindo, apodadala Latina, empezó a presionar ya en octubre de 1502 para que los terrenos del osario fueran cedidos al hospital que llevaba su nombre, y que, dicho sea de paso, había sido construido pocos años atrás bajo la dirección de un alarife o maestro de obras mudéjar: el maestre Haçan.
No sabemos por qué razón los pactos entre el Concejo y la aljama parecen haber quedado sin efecto, al menos en lo tocante al mantenimiento dela maqbara de Mayrit, y la laguna existente en losLibros de acuerdos entre 1504 y 1512 impide saber a qué vicisitudes tuvieron que enfrentarse los musulmanes conversos de Madrid en sus primeros años. El caso es que el osario desapareció, tragado por el crecimiento urbano, y «sus piedras», es decir, sus lápidas, fueron reutilizadas en construcciones diversas.
El rito funerario andalusí
De acuerdo con el ritual canónico, que se impuso paulatinamente, el entierro debía producirse tan pronto como fuera posible, generalmente dentro de las 24 horas posteriores a la muerte. El cadáver era cuidadosamente lavado, perfumado y amortajado con un número impar de telas limpias. Después, se le trasladaba al cementerio sobre unas angarillas o unas tablas y una vez allí los asistentes, en hileras ante el cuerpo del difunto, pronunciaban la oración fúnebre. El difunto era inhumado sin ataúd, con el rostro o con el cuerpo entero girado hacia La Meca. Idealmente, el cuerpo se protegía con tablones o lajas de piedra para que la tierra no cayera directamente sobre el mismo.
La estela funeraria de Darir ibn Ibrahim
La única estela funeraria que se conoce en Madrid –y que representa uno de los dos únicos ejemplos de epigrafía árabe madrileña existentes; el otro es un alfiz de yeso– fue redescubierta y estudiada recientemente. Desconocemos las circunstancias de su hallazgo, que al parecer se produjo hace dos décadas en el derribo de un edificio del centro de Madrid, y por qué razón fue a parar a manos de un particular, que ha terminado adquiriendo el Museo Arqueológico Regional.
Se trata de una lápida rectangular de piedra caliza, de aproximadamente 41 × 26 cm, bastante deteriorada, con una inscripción en relieve en caracteres árabes de estilo cúfico arcaico, típico de la epigrafía emiral, y restos de pigmento rojo que debió de resaltar la inscripción. El estudio y traducción de la misma ha sido realizado por la arabista María Antonia Martínez Núñez, especialista en epigrafía andalusí:
En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Este es el sepulcro de Darir ibn Ibrahim. Murió, Dios tenga misericordia de él, el diurno del sábado, a veinte días pasados de ramadán, que fue del año ocho y trescientos [20 de ramadán del 308/2 de febrero del 921], y refresque (Dios) su tumba. La vida está en la paz de Dios.
Nada se sabe de este personaje, cuyo nombre, Darir, es bastante inusual, y su filiación «hijo de [ibn] Ibrahim» no permite deducir ningún origen familiar o étnico concreto. Tampoco se indica la edad de su muerte. Lo que sí sabemos, sin embargo, es que se trató de alguien de cierta relevancia, no solo por la existencia de la estela funeraria en sí, sino también por el hecho de que esta presente en su parte trasera una irregularidad que hace pensar que estuvo originalmente embutida en la pared de una construcción funeraria más grande.
Por otra parte, de acuerdo con la profesora Martínez Núñez, los rasgos de la estela son los típicos de un epitafio urbano, ya que las estelas halladas en áreas rurales suelen tener otras características textuales. Todo ello invita a pensar que Madrid, a finales del emirato, había alcanzado ya cierto grado de desarrollo urbano, lo que resulta totalmente coherente con la denominación de civitas que le da el obispo Sampiro al narrar la incursión de Ramiro II en el año 936, y la análoga de madina que utiliza Ibn Hayyán en relación con el nombramiento de un gobernador en el 940.
La tumba-kurgán catalogada como Arzhan-2, en la República de Tuvá (Rusia), en la que descansaban un rey y una reina escitas pertenecientes a la cultura Aldy-Bel (siglos VII al III a. C.), y que fue excavada en 1997 y estudiada entre 2001-2003 por una expedición ruso-alemana, fue en su día uno de los descubrimientos más extraordinarios jamás realizados por una expedición de arqueólogos.
Y ahora, por primera vez, las características faciales de la poderosa pareja enterrada con sus impresionates vestimentas con incrustaciones de oro se pueden ver en unas esculturas realistas gracias al trabajo del Instituto de Etnología y Antropología Miklukho-Maklai de Moscú y al Instituto de Arqueología y Etnografía de Novosibirsk.
Dos equipos de antropólogos han pasado meses elaborando meticulosamente modelos en 3D de los cráneos, mediante la utilización de un escáner-láser y fotogrametría, para poder recrear los rostros de estas dos personas que gobernaron vastos dominios de las estepas y montañas euroasiáticas.
“El trabajo de restauración más largo se ha realizado con el cráneo del hombre, dado que solo se conservó la mitad del mismo y ello complicó la tarea. No obstante, la otra mitad permitió reflejar la parte destruida”, escriben los antropólogos con sede en Moscú, Elizaveta Veselovskaya (izquierda) y Ravil Galeev, en un artículo publicado en la revista rusa de Arqueología, Antropología y Etnografía. “Al mismo tiempo grandes dificultades estuvieron asociadas con la restauración de la sección facial, pues, desafortunadamente, también se conservó menos de la mitad del rostro.
"En definitiva, la restauración del cráneo llevó mucho tiempo, dado que cada elemento ausente se tuvo que restaurar en función de las estructuras circundantes existentes. La mandíbula inferior conservada fue de gran importancia, pues gracias a ella se pudo restaurar la zona destruida de la mandíbula superior. La restauración se realizó con arcilla escultórica dura y espuma de poliuretano dura".
Tesoros impresionantes fueron encontrados dentro del entierro del túmulo-kurgán de Arzhan-2 en Tuva. Fotos: Vera Salnitskaya / The Siberian Times, Konstantin Chugunov.
Antes de la reconstrucción en Moscú, los antropólogos, dirigidos por la jefa de la sección de Antropología del Instituto de Arqueología y Etnografía de Novosibirsk, Tatiana Chikisheva (derecha), llevaron a cabo un estudio detallado de los materiales encontrados dentro del túmulo funerario Arzhan-2, así como un análisis craneométrico (medición y estudio del cráneo) y odontológico/osteológico (estudio de las mandíbulas, dientes y huesos).
Los científicos siberianos establecieron que las personas enterradas en el túmulo de Arzhan-2 eran, independientemente de su estatus social, de un grupo bastante homogéneo en términos antropológicos, que combinaba características de las razas caucásica y mongoloide.
Aspecto de la cámara funeraria con los restos de los dos cuerpos y ajuar funerario.
Sobre el 'Rey', denominado en su momento como el 'Tutankamón siberiano', los antropólogos de Moscú dijeron: "Frente a nosotros tenemos a un guerrero escita curtido en la batalla, que tenía en su fisonomía una combinación única de rasgos caucasoides y mongoloides".
El 'Rey' y la 'Reina', descritos con esta condición regia por los científicos debido a su entierro asombrosamente rico y ostentoso, fueron encontrados en el centro de una cámara de madera hábilmente escondida de los ladrones bajo un montículo de 80 metros de largo.
Otra teoría sugiere que la mujer podría haber sido la concubina favorita del 'Rey', la cual fue sacrificada para acompañarlo en la otra vida junto con 33 personas más, incluidos cinco niños.
Ropas que portaban la regia pareja de Arzhan-2. Los mismos fueronreconstruidos por el Museo Hermitage.
También se encontraron dentro del entierro catorce caballos con vestimentas de oro, bronce y hierro, y todos extraídos de diferentes manadas.
Cubierta con dos capas de troncos de alerce, la cámara funeraria real se construyó como un fortín y se encontraba dentro de una segunda cámara funeraria exterior. Las paredes interiores de la tumba estaban cubiertas con alfombras de fieltro.
Sobre un piso de madera tabicado cuidadosamente, y probablemente suavizado con fieltro, estaban los cuerpos de este posible soberano y su compañera. Los cráneos se habían desprendido de los cuerpos porque probablemente los habían colocado sobre una especie de almohada, ahora ya deteriorada. El antiguo gobernante fue enterrado con un fuerte torque de oro puro con tallas de animales, un collar que simbolizaba un poder supremo.
Sus vestimenta exterior estaba adornada con miles de pequeñas figuras de panteras doradas, cada una de 2 a 3 centímetros de largo, unidas en filas verticales y formando motivos como alas en su espalda.
Las decoraciones de la 'Reina' también eran llamativas, aunque más modestas. Portaba cuentas de color turquesa, insignias y alfileres dorados, un caldero dorado en miniatura, una pulsera dorada y una bolsa con cosméticos. En su cinturón llevaba una daga de hierro decorada con oro.
En total, se encontraron unas 9.300 piezas de oro decorativas, sin incluir las incontables cuentas de oro. Dicho de otra manera, había más de 20 kilogramos de oro, incluidos aretes, colgantes y abalorios, adornando los cuerpos de la pareja real, todos hechos en lo que se conoce como estilo artístico escita.
El hallazgo fue descrito por el Dr. Mikhail Piotrovsky, director del Museo del Hermitage, como "una enciclopedia de arte animal escita, dado que figuran todos los animales que vagaban por la región, como panteras, leones, camellos, ciervos ... Todo ello incluye un gran conjunto de grandes obras de arte: figuras de animales, collares, alfileres tallados en una superficie dorada, etc.".
"Este es el estilo escita original, de la región de Altai, el cual finalmente llegó a la región del Mar Negro y posteriormente entró en contacto con la antigua Grecia. Y casi se parece al estilo Art Nouveau”, agrega.
Pintura rupestre de un jabalí verrugoso de Sulawesi de hace al menos 45.500 años en Leang Tedongnge. / Maxime Aubert.
La cueva de Leang Tedongnge, ubicada en la isla indonesia de Célebes, alberga la obra de arte más antigua del mundo conocida hasta ahora: un jabalí verrugoso de 136 centímetros de largo por 54 de alto pintado hace más de 45.500 años,según revela un artículo publicado este miércoles en la revista Science.
El lugar donde ha sido hallada esta pintura rupestre, descubierta por el arqueólogo Adam Brumm(izquierda)y un equipo de científicos de la Universidad Griffith (Australia), forma parte de un valle cárstico de piedra claizaque había permanecido inexplorado hasta 2017, pese a que se encuentra muy cerca de Makassar, la ciudad más grande y poblada de la región. Brumm y su grupo fueron los primeros occidentales en visitar la zona: “Los lugareños dicen que antes de nosotros nadie distinto a ellos había entrado a estas cuevas”, cuenta Brumm.
El jabalí verrugoso, pintado con pigmentos minerales de color rojo, remplazó como la obra de arte más antigua a una escena de caza de hace 43.900 años, también descubierta por Brumm y su equipo en 2019 en una cueva vecina de la misma isla. El artículo revela que, cerca del animal, hay dibujados otros dos cerdos menos completos que parecen enfrentarse.
“Estos nuevos descubrimientos añaden peso a la opinión de que las primeras tradiciones modernas del arte rupestre probablemente no surgieron en la Europa de la Edad de Hielo, como se creyó durante mucho tiempo, sino en algún momento anterior fuera de esta zona, tal vez en algún lugar de Asia o África, donde nuestra especie evolucionó”, dice Brumm.
(A) Calco digital del panel de arte rupestre. (B) Cerdo 1. (C) Detalle del área de la cabeza del cerdo 1 [mejorado mediante un programa programa informático 'Decorrelation Stretch (DStretch)'. HC es la cresta de la cabeza; FW, verrugas faciales preorbitarias. El cerdo 1 muestra una característica morfológica no identificada, un par de protuberancias en forma de pezón en la zona inferior del cuello; estos están resaltados por flechas blancas en (C). Créditos de las fotos: AA Oktaviana, ARKENAS / Griffith University.
Según los investigadores, esta pintura rupestre también proporciona la evidencia más temprana de humanos anatómicamente modernos en la isla de Célebes. “El hallazgo respalda la hipótesis de que las primeras poblaciones de 'Homo sapiens' en asentarse en esta zona de Indonesia crearon representaciones artísticas de animales y escenas narrativas como parte de su cultura”, se lee en el artículo.
Para determinar la antigüedad de los dibujos, los científicos utilizaron una técnica llamada series de uranio que consiste en no datar la pintura en sí misma, sino los procesos geológicos asociados a la actividad artística.Marcos García-Diez (izquierda), profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Complutense de Madrid y codescubridor de las pinturas neandertales cántabras explica que, por la circulación del agua, en esas cuevas se forman películas muy finas de calcita sobre las paredes de la roca: “Son esas láminas, que están por encima de la pintura, las que se datan. Por lo tanto, si se sabe cuantos años tiene esa calcita, se puede saber que la pintura estaba allí antes. En este caso, hace más de 45.500 años″.
García-Diez coincide con Brumm y su equipo en que estos hallazgos están cambiando el paradigma del arte rupestre. “Todo el mundo pensaba que las primeras obras de arte estaban en Europa, pero el descubrimiento de este jabalí confirma que las pinturas figurativas más antiguas y documentadas están al otro lado del mundo, en esas islas de Indonesia”.
García explica que las pinturas de signos, puntos y líneas que hay en Europa, de hace aproximadamente 60.000 años, no son consideradas arte figurativo y no fueron realizadas porHomo sapiens, sino por una especie anterior. “A diferencia de las de nuestro continente, todo indica que las pinturas descubiertas en Célebes pertenecen a las primeras poblaciones de humanos modernos que probablemente cruzaron esta isla para llegar a Australia hace 65.000 años”, afirma García.
Izquierda: Leang Tedongnge, explicó el profesor Brumm, se encuentra en un valle que está encerrado por escarpados acantilados de piedra caliza y solo se puede acceder a él por un estrecho pasaje de cueva en la estación seca, ya que el suelo del valle está completamente inundado por la humedad. De hecho, dijo el equipo, la comunidad aislada de Bugis que vive en el valle escondido afirma que nunca antes había sido visitada por occidentales. Derecha: Los científicos descubrieron la obra de arte en la pared trasera de la cueva, colocada a gran altura del suelo.
Otro aspecto distintivo de estas pinturas es que en ellas no solo está dibujado el contorno como en la mayoría de figuras antiguas, sino que tienen líneas interiores. “No son pinturas de dos dimensiones; están coloreadas, tienen relleno”, dice García. Y continúa: “Con eso, los humanos de la época querían transmitir la idea de que el animal que estaban dibujando tenía masa, volumen, que no era una representación plana”.
Para el investigador español, la única controversia del hallazgo, que a su juicio no tiene duda en cuanto al método, la calidad de las muestras y el análisis químico, es que los autores del artículo insisten en que el jabalí es parte de una escena narrativa. “El artículo sugiere que, junto a este animal, hay otros dos cerdos menos completos que parecen enfrentarse. A mí esto no me parece que esté tan claro. Es un matiz, una cuestión de interpretación, de cómo leemos las figuras. Creo que es difícil intentar justificar una escena cuando el estado de conservación de las pinturas de los otros jabalíes no es buena. Creo que en vez de una escena, es una fotografía de la realidad, una representación fija”.
Esta pintura de cerdo de 45.500 años es el arte animal más antiguo del mundo
Pintura del cerdo hallada en Leang Tedongnge. Crédito: AA Oktaviana
Hace unos 45.500 años, en la isla indonesia de Sulawesi, los humanos antiguos se aventuraron en una cueva y dibujaron la forma redondeada de un cerdo nativo, con una espalda erizada y verrugas en la cara.Los arqueólogos creen que este cerdo corpulento marca el dibujo más antiguo de una criatura descubierto hasta ahora en cualquier parte del mundo.
En un estudio publicado enScience Advances,una imagen del dibujo muestra al animal aparentemente mirando a otros dos cerdos en medio de una pelea.Los contornos de dos manos humanas están colocados cerca de la grupa del cerdo, y un parche erizado en el centro de la mezcla podría insinuar una cuarta criatura.
La pintura, realizada con trazos de ocre rojo en las paredes interiores de la cueva, fue descubierta en diciembre de 2017 por el arqueólogo local Basran Burhan (izquierda), actualmenteestudiante de doctorado de la Universidad Griffith de Australia. Él ha liderado un pequeño equipo para buscar en las cuevas del sur de Sulawesi rastros antiguos de actividad humana cuando descubrió la figura pictórica del cerdo recién descubierto en un sitio conocido como Leang Tedongnge.
SegúnAdam Brumm (derecha), primer autor del nuevo estudio y arqueólogo de la Universidad Griffith de Australia, la antigua pintura porcina puede representar los mejores trofeos de caza.
“Son cerditos muy, muy pequeños, pero estos artistas antiguos los retrataron con una gordura resplandeciente, que imagino que tiene algo que ver con su interés en matar los cerdos más grandes y gordos que pudieran encontrar, que proporcionaran la mayor cantidad de carne y proteínas”, dice.
Si bien la pintura recién descubierta es el arte más antiguo del mundo que representa una figura, no es necesariamente el arte más antiguo. "Depende de la definición de 'arte' que se utilice", dice el coautor del estudio Maxime Aubert (izquierda), arqueólogo de la Universidad de Griffith.En 2018 se han identificado algunos destellos de creatividad sorprendentemente antiguos, incluido un garabato similar a un hashtag de hace 73.000 añosde Sudáfrica que algunos creen que es el dibujo más antiguo conocido.
Pero las pinturas recién descubiertas se suman a una tradición cada vez más rica de arte rupestre descubierto en toda Indonesia.Solo en Sulawesi, los científicos han identificado imágenes en unas 300 cuevas durante los últimos 70 años.Esto incluye las siguientes pinturas rupestres figurativas más antiguas: una viñeta de al menos 44.000 años de antigüedad que retrata la emoción de una caza antigua en la quehumanoides de unos 60 a 120 centímetros de alto persiguen cerdos y parientes diminutos de búfalos de agua.
La serie de descubrimientos en Indonesia ha comenzado a cambiar el pensamiento de los científicos sobre cuándo, dónde y cómo volaron las primeras chispas de la creatividad humana, dice Aubert, alejándose de la "visión eurocéntrica del mundo"de que la pintura sofisticada comenzó solo cuando llegaron los humanos a Europa.
(A) Los enclaves de arte rupestre en estudio están todos situados en áreas kársticas de piedra caliza en la península suroeste de la isla. (B) Ubicaciones de las cuevas o refugios de piedra caliza mencionadas en el estudio: 1, Leang Tedongnge; 2, Leang Timpuseng; 3, Leang Barugayya 2; 4, Leang Bulu 'Sipong 4; 5, Gua Uhallie; 6, Leang Balangajia 1; 7, Leang Bulu Bettue; y 8, Leang Burung 2.
Primeros destellos de arte
Para determinar cuándo se creó la gran pintura del cerdo, un equipo internacional de investigadores se basó en el uranio radiactivo, que se forma naturalmente en la piedra caliza.A medida que el agua se filtra a través de la cueva, disuelve trozos de piedra caliza y su uranio, depositándolos en láminas delgadas a lo largo de las paredes de la cueva.Dado que el uranio se desintegra en torio a un ritmo conocido, los científicos pueden estimar una edad mínima analizando las cantidades relativas de estos dos elementos.
Los investigadores utilizaron un pequeño cincel para eliminar un grupo nudoso de minerales depositados en la pata trasera de la figura de cerdo más completa para la datación de uranio-torio, y los resultados indicaron que la pintura tenía al menos 45.500 años.También es posible que las pinturas sean aún más antiguas, ya que este método solo fecha los depósitos minerales en la parte superior del arte y no la pintura en sí.
Sin una datación adicional de los otros elementos de la escena, los autores aún no pueden confirmar si todo el mural se creó de una vez. Uno de los cerdos parciales está hecho de dos pigmentos de colores diferentes, que los autores señalan que pueden reflejar múltiples períodos de pintura.
El coautor del estudio, Adhi Agus Oktaviana (derecha), investigador en Pusat Penelitian Arkeologi Nasional, en Yakarta, Indonesia, dice que ha ganado un nuevo respeto por los artistas antiguos al trazar digitalmente fotografías de las figuras para el estudio.
“Creo que es increíble. Estimo que sabían exactamente cómo usar herramientas para dibujar, cómo administrar la composición de los paneles”, dice Oktaviana, quien también es estudiante de doctorado en la Universidad de Griffith.
Estos primeros destellos de arte reflejan un cambio vital en la forma en que nuestros antepasados se relacionaron con su entorno y el paisaje circundante, dice April Nowell (izquierda), arqueóloga del Paleolítico en la Universidad de Victoria, en Columbia Británica, y que no formó parte del equipo de estudio."Estaban imbuyendo su lugar de significado, tal vez con una dimensión simbólica", dice.
El nuevoestudio deScience Advances también documenta la edad de otra pintura de un cerdo en una cueva cercana, Leang Balangajia 1, descubierta por el equipo en una expedición de 2018 y datada al menos con 32.000 años de antigüedad. La actividad humana en la isla de Sulawesi fue confirmada previamente por la presencia de herramientas utilizadas para el procesamiento de ocre en el sitio cercanoLeang Bulu Bettue, enterrado en capas de sedimentos que datan de al menos 40.000 años.
"Es posible que estuvieran usando ese pigmento para crear arte rupestre, pero no hemos podido establecer la conexión directa entre las herramientas y el arte rupestre en sí", dice Brumm.Aún con todo, con la cantidad de hallazgos de arte rupestre de antigüedad similar en la región, Brumm cree que la conexión es probable.
(A y B) Cueva Leang Balangajia 1. La cueva está ubicada en la red kárstica superior de una colina de piedra caliza (A); la entrada de la cueva (oculta por una densa vegetación) se muestra en el panorama fotosticado en (B). (C) Plano y sección de Leang Balangajia 1 (la estrella roja muestra la ubicación de la figura del cerdo datada). (D y E) Obra de arte datada: una gran pintura de contorno rojo de un cerdo. (D) Fotografía mejorada mediante un programa informático. (E) Trazado (el sombreado gris indica áreas exfoliadas del panel). La figura del cerdo mide 187 cm de largo y 110 cm de alto. FW, verrugas faciales preorbitarias, una característica diagnósticada en S. celebensis; HC, cresta de la cabeza. Se superponen cuatro plantillas de manos (de color más oscuro) sobre el cerdo. La figura del cerdo muestra una característica morfológica no identificada, un par de protuberancias peludas en forma de pezones en el área inferior del cuello (resaltadas por flechas en D y C). Créditos de las fotos: AA Oktaviana, ARKENAS / Griffith University.
Cambio de conversaciones
Hasta hace poco, gran parte de la conversación académica sobre sofisticadas pinturas rupestres se ha centrado en Europa.Las casas de fieras que atraviesan las paredes de la cueva Chauvet-Pont-d'Arc en el sur de Francia datan de aproximadamente 36.000 años.Las manadas de bisontes que bailan en el techo de Altamira, en el norte de España, son de la misma época.Y la multitud de manos extendidas y discos rojos de la cueva del Castillo, también en España, data de hace más de 40.800 años.
Pero en 2014, un equipo que incluía a Aubert y Brumm cambió el guión cuandoanunciaron el descubrimientode pinturas rupestres en Sulawesi que tenían al menos 39.900 años.
“Realmente erosiona la idea de que Europa es la escuela final de la evolución humana”, dice Nowell.Si bien la criatura recién descubierta es solo un poquito más vieja que el poseedor del récord anterior, su descubrimiento agrega aún más profundidad al arte en la región."Algunas personas podrían decir que es solo otro cerdo, pero ese no es el punto, pues realmente estamos ante un cambio sostenido en la conducta humana", dice Nowell.
El creciente número de descubrimientos en Indonesia sugiere la posibilidad de que el arte complejo se haya desarrollado de forma independiente en Europa y Asia, dice Aubert.O quizás los humanos ya tenían la capacidad para tales obras de arte cuando salieron de África, y ahora estamos empezando a encontrar rastros de ello dondequiera que fueran.
La era del arte recién descubierto también comienza a llenar un espacio en blanco de 20.000 años en el registro arqueológico cuando los humanos antiguos saltaron de isla en isla a través de lo que ahora es Indonesia hasta Australia.Excavaciones recientes en el norte de Australia han revelado la presencia de humanos modernos hace al menos 65.000 años, mientras que la evidencia de actividad humana en Indonesia parece comenzar 20 milenios después.
Incluso con el nuevo hallazgo, sin embargo, todavía queda un vacío cronológico.No hay razón para pensar que los habitantes de Sulawesi comenzaron a pintar repentinamente hace unos 45.000 años, dice Aubert, y agrega que es probable que todavía existan obras de arte más antiguas.
Una cosa es segura, dice Brumm: esperan más sorpresas."Simplemente la situación muestra la cantidad de obras de arte que hay esperando a ser encontradas en esta isla", dice. "Se esconden a plena vista".
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