Los antiguos agricultores hititas pagaban impuestos sobre la cebada y el trigo

Durante su cenit, el Imperio Hitita rivalizó y amenazó al antiguo Egipto.

Un equipo de arqueólogos del Reino Unido y Alemania ha llevado a cabo un análisis arqueobotánico de restos vegetales recuperados en el complejo de almacenamiento real, de 3.500 años de antigüedad, en el enclave de la antigua capital hitita de Hattusha.

Ruinas de Hattusa (Puerta del León) en Boğazköy (Turquía).

Hattusha, también conocida como Hattusa, Hattusas o Hattush, está situada en la meseta centro-norte de Anatolia, aproximadamente a 210 km al este de Ankara, Turquía. Fue establecida por Hattusili I, un rey del Imperio Antiguo Hitita, en 1650 a. C.

El sitio fue redescubierto a fines del siglo XIX, y las excavaciones, realizadas por arqueólogos del Deutsches Archäologisches Institut, comenzaron en la década de 1930. En 1999, desenterraron un enorme complejo subterráneo de almacenamiento de granos, o silo, que medía 118 metros de largo por 33-40 de ancho.

"La capacidad total del complejo era de entre 7.000 y 9.000 m3, suficiente para almacenar entre 5.512 y 7.087 toneladas de cereales, que es suficiente para alimentar a una población de 20.000-30.000 durante un año", dijo la profesora Amy Bogaard (izquierda), de la Universidad de Oxford y colegas escribieron en su artículo publicado en Antiquity.

“Internamente, el silo se dividió en 32 cámaras de almacenamiento individuales que estaban selladas herméticamente y podían llenarse y vaciarse de forma independiente”.

"Fue parcialmente destruido por un incendio a principios del siglo XVI a. C., poco después de su construcción".

“Tras la excavación, la característica más espectacular de este descubrimiento fue que algunas de las cámaras del silo estaban llenas y contenían cientos de toneladas de grano de cereal carbonizado intacto”.

La profesora Bogaard y su equipo analizaron 45 muestras de las cinco cámaras excavadas del antiguo silo. Las muestras contenían una mezcla de granos de cereales bien conservados, paja de cereales, legumbres y semillas de malas hierbas.

(A) Plano de Hattusha, con el silo en rojo; (B) Plano del complejo de silos con las cinco cámaras excavadas indicadas por color. Crédito de la imagen: Deutsches Archäologisches Institut / Diffey et al .

“De estos grupos, los granos de cebada descascarada (Hordeum vulgare) y los granos o espiguillas enteras de los trigos descascarados, (Triticum dicoccum) y (Triticum monococcum), dominaban dentro del conjunto”, escribieron los investigadores.

"La cebada descascarada fue el cereal identificado con más frecuencia, una preferencia que puede atribuirse a la tolerancia a la sequía de esta especie. El predominio de los cereales en todo el conjunto concuerda con el uso del silo como depósito de almacenamiento de productos gravados con impuestos”.

Los científicos también se sorprendieron al encontrar la gran cantidad de semillas de malezas en cada muestra. De las 100 especies identificadas, 17 se encontraron en más del 50% de las muestras y siete en más del 80% de las mismas.

“Las especies que ocurren con frecuencia incluyen el obispo silvestre (Bifora radians), el ranúnculo de maíz (Ranunculus arvensis) y la hierba de vaca (Vaccaria pyramidata), todas las cuales son nativas de la meseta central de Anatolia y asociadas con la agricultura arable moderna”, escribieron.

“Otras especies de plantas identificadas desde el silo incluyen cultivos potenciales: trigo duro (Triticum aestivum / durum), yeros (Vicia ervilia), lenteja (Lens culinaris), almorta (Lathyrus sativus / cicera) y una variedad de pequeñas habas sin semillas (Vicia faba var. minuta)”.

Cultivos carbonizados y material de malezas del complejo de silos de Hattusha: (A) espiguillas y granos de trigos descascarados y semillas de malezas asociadas; (B) grano de cebada descascarado; (C) semillas de ranúnculo de maíz; (D) semillas de obispo silvestre. Crédito de la imagen: R. Neef / Diffey et al .

Los hallazgos del equipo revelaron una instantánea detallada del alcance de la agricultura hitita a principios del siglo XVI a. C.

"Los agricultores hititas cumplían con sus obligaciones fiscales al participar en la producción de cereales con bajos nutrientes, pero que proporcionaban rendimientos razonables incluso en condiciones de cultivo marginales", escribieron los autores.

"Sin embargo, al separar los resultados por cámara en el silo también se destaca el alto nivel de variación que existía dentro de este sistema relativamente extenso, y ha revelado la existencia de regímenes agrícolas múltiples y distintos".

“Esta gama de regímenes de cultivos, según lo denotado por el análisis de isótopos estables de los mismos, así como el análisis ecológico funcional de la flora de malezas asociada, indica una variabilidad agroecológica apreciable, lo que sugiere que algunos agricultores tenían acceso a suelos mejor regados y a suministros de estiércol, así como animales y mano de obra".

“Los cultivos hallados en el silo parecen haber tenido orígenes distintos, lo que demuestra que la administración real pudo gravar la producción de una economía agrícola variada en su interior rural”, agregaron.

"La reconstrucción detallada de la agroecología hitita sugiere que la producción extensiva de cereales a gran escala fue una estrategia económica clave patrocinada por el Estado, con implicaciones para la promoción de la desigualdad de la riqueza basada en la tierra y el expansionismo territorial de muchos estados antiguos".

Fuente: sci-news.com | 20 de octubre de 2020

La Beleña (Cabra, Córdoba): una necrópolis de estructuras hipogeas del Neolítico final

No presencial. Disponible en nuestra web y canal de youtube. Martes, 1 de diciembre. 18:00

Mª. Dolores Camalich Massieu (Universidad de la Laguna) y Jonathan Santana Cabrera (Durham University)

La Beleña es una necrópolis de estructuras funerarias colectivas -excavadas en la marga caliza-, localizada en Cabra (Córdoba) y datada entre 3300-2850 Cal. a.C. durante el Neolítico final. En este periodo, los enterramientos se ubicaron en cuevas naturales, o en construcciones megalíticas de variada tipología, así como en estructuras hipogeas.

Estos cambios y diversidad en las construcciones funerarias se han considerado como un reflejo del crecimiento demográfico, del proceso de sedentarización y la intensificación de la desigualdad social. La documentación derivada de los diferentes hipogeos del sur de la península ibérica se ha revelado como insuficiente para ahondar en estas consideraciones. Esto se debe a que la atención se ha orientado a la clasificación tipológica de los ajuares y las estructuras funerarias, permitiendo así adscribir las sepulturas a un determinado momento histórico según recogía la literatura tradicional. De esta manera, el análisis antropológico y arqueotanatológico de los restos humanos conservados ha estado relegado a un segundo plano.

Hallan evidencias de presencia humana, de hace 13.000 años, en la laguna de Tagua Tagua, en la región de O’Higgins (Chile)

El proyecto “Tagua Tagua Milenaria” finalizará en pocos días su primera etapa de trabajo sobre el terreno, tras dos semanas de excavación y recolección de fósiles en la antigua Laguna de Tagua Tagua, una extensa área arqueológica de importancia mundial, ubicada a 140 kilómetros de Santiago de Chile.

En esta primera fase, a cargo del arqueólogo de la UACH, Rafael Labarca (izquierda), el grupo multidisciplinario ha evidenciado la existencia de asentamientos humanos de la época de transición del Pleistoceno-Holoceno en la antigua laguna de Tagua Tagua, en la región de O’Higgins (Chile). Esta importante evidencia científica permitiría confirmar algunas hipótesis sobre los modos de vida de los primeros humanos en Chile y la extinción de la megafauna presente en el lugar, transformándose en uno de los sitios arqueológicos más importante del continente, abriendo nuevas perspectivas a la investigación científica mundial.

Foto: Una vista de Parque Tagua Tagua.

El paleontólogo e investigador postdoctoral de la Universidad de O’Higgins, Erwin González (derecha), a cargo de la segunda fase de análisis en laboratorios nacionales y extranjeros, revela que la evidencia de un poblamiento temprano convierte a Tagua Tagua en un laboratorio natural excepcional para la investigación científica mundial, “Tagua Tagua es el sitio con la mayor biodiversidad animal del pleistoceno de Chile, lo cual permitió que la laguna se posicione como un gran eco-refugio para los humanos, al menos desde hace más de 13.000 años”, detalla el investigador, agregando que además de la importancia para el mundo científico “este hallazgo debe aportar a la ciencia, a la investigación escolar y universitaria, y al desarrollo de un polo de turismo científico y patrimonial que impacte positivamente en el territorio”.

El patrimonio científico local, entendido como todos los saberes que surgen de la ciencia y que son parte de la cultura de un territorio, es uno de los pilares del proyecto. Bajo esa premisa el Vicerrector de la Universidad de O’Higgins, Marcello Visconti (izquierda) enfatiza el compromiso de la Academia por la puesta en valor del patrimonio científico. “Nos encontramos en un lugar que podría dar respuesta a una infinidad de preguntas y que alberga información valiosísima de nuestro pasado, que podría explicar el presente y proyectar el futuro”, señala el vicerrector.

En tanto, Rodrigo Verschae (derecha), Director del Proyecto Asociativo Explora O’Higgins, aseguró que “Tenemos una tremenda responsabilidad de visibilizar la continuidad de un trabajo que se viene realizando hace más de 70 años, iniciado por grandes investigadores como Ignacio Domeyko, Lautaro Núñez y Julio Montané, y que hoy la ciencia permite analizar con tecnología de punta y nuevas perspectivas, y de esta forma ayudar a explicar la evolución del hombre y las especies”, agregó Verschae quien además señaló que parte de esta investigación se puede conocer en el Documental “Tagua Tagua Milenaria” recientemente estrenado en el Festival de la Ciencia O’Higgins 2020, disponible en redes sociales de Explora O’Higgins.

En los próximos meses comenzará la fase de análisis de evidencias en laboratorios de la Pontificia Universidad Católica y otros centros de investigación en Estados Unidos, España y Nueva Zelanda gracias a convenios de colaboración científica que harán que Tagua Tagua recorra el mundo.

El equipo compuesto por arqueólogos, paleontólogos, geólogos y biólogos, entre otros, es la continuación de las primeras investigaciones arqueológicas iniciadas en la década del 60, que hoy cobran vida en este proyecto liderado por la Universidad de O’Higgins, en colaboración con la Universidad Austral de Chile, la Pontificia Universidad Católica y la Ilustre Municipalidad de San Vicente de Tagua Tagua, y que además cuenta con el apoyo público-privado a través de organismos nacionales como CODELCO, la Fundación Añañuca, el Proyecto Asociativo Explora O’Higgins, e internacionales como la Fundación Palarq.

Foto: Una vista de Parque Tagua Tagua.


Descubren lo que podía ser la casa de Nazaret donde se crió Jesús

Entrada a la casa del siglo I ubicada bajo el convento de las Hermanas de Nazaret.

Un equipo de arqueólogos trabajando en la ciudad de Nazaret, en la actual Israel, ha identificado los vestigios de una vivienda bastante bien conservada del siglo I. Los expertos consideran que podría ser la casa donde Jesús pasó su infancia. La estructura, que se apoyó en una cueva natural, tenía varias dependencias, una escalera excavada en la roca e incluso una azotea; y el estudio de su excelente artesanía interior sugiere que tuvo que ser obra de un hombre docto en estas labores, como José, según los investigadores.

El hallazgo del sitio no es nuevo. Las ruinas se descubrieron en 1880 bajo el convento de las Hermanas de Nazaret. Ya en ese momento se lanzaron las primeras hipótesis sobre si podría ser la casa de Jesús, pero la mayoría de los expertos las han rechazado a lo largo del siglo XX. Sin embargo, el investigador británico Ken Dark (izquierda), profesor de Arqueología e Historia en la Universidad de Reading, que lleva trabajando en el sitio con su equipo desde 2006, ha reavivado la teoría con nuevas evidencias.

En 2015, basándose en análisis preliminares, Dark ya publicó un artículo en la revista Biblical Archaeology Review sugiriendo que esa podría haber sido la casa de Jesús, José y María.

Ahora ha dado a conocer nuevos resultados en el libro The Sisters of Nazareth convent: A Roman-period, Byzantine and Crusader site in central Nazareth, que confirman que esta estructura es del siglo I y que no se podría hacer esta identificación bíblica-arqueológica con ningún otro sitio de la ciudad, según informa The Times.

El experto explica en su obra la compleja secuencia de ocupación del sitio. La vivienda inicial, en la que se han hallado fragmentos de cerámica y de vasija de piedra caliza -esto refuerza la teoría de que ahí vivió una familia y que pudo ser judía por los materiales de estos objetos-, se abandonó en algún momento del siglo I. El sitio empezó a utilizarse durante época romana como cantera y lugar de enterramiento. A finales del siglo IV, cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio, se construyó una pequeña iglesia-cueva adyacente decorada con mosaicos.

La vida en la zona

Las investigaciones de Dark y su equipo han desvelado también que sobre la estructura del siglo I y la posterior iglesia se levantó en el siglo V, en época bizantina, otro edificio religioso, el de mayor tamaño de Nazaret, y que podría ser su catedral. El investigador ha señalado que los vestigios de esta iglesia encajan con una descripción del siglo VII que habla de un templo erigido sobre la casa de Jesús y que se había convertido en un importante lugar de peregrinación. Es la única iglesia en la región, junto con la de San Pedro en Cafarnaúm, construida sobre estructuras del siglo I.

La casa del siglo I que muestra una de sus paredes excavadas en la roca. La posición de la escala indica la línea de una bóveda del período cruzado.

El espacio cristiano fue arrasado por los ejércitos musulmanes durante la época de las Cruzadas y reconstruido a finales del siglo XII principios del XIII. Los arqueólogos han descubierto un nivel de materiales quemados que confirman estos acontecimientos. Dark, consciente de que es imposible afirmar al 100% que esa casa fue en la que se crio Jesús, se ha mostrado no obstante optimista: "Todas las razones para dudar que podría ser se han ido. Esto es algo emocionante".

El Proyecto Arqueológico de Nazaret ha demostrado que este sitio ofrece una secuencia estratificada completa e importante de la antigua Nazaret, que incluye características del período romano temprano y posteriores bien conservadas.

La escalera de acceso que baja desde el nivel del suelo del Convento de las Hermanas de Nazaret hasta el nivel de la era bizantina que alberga la 'Iglesia de la Nutrición' de los siglos IV-V descrita en el relato de peregrinos del siglo VII 'De Locis Sanctis'. La escala de la iglesia y sus estructuras circundantes sugiere que Nazaret era un centro de peregrinación durante el período bizantino mucho más grande e importante de lo que se suponía anteriormente.

Las excavaciones en varios sitios cercanos a Jerusalén también han desvelado pistas sobre cómo era la vida en ese sitio en la época de Jesús. Roma tomó el control de Israel durante el siglo I a.C., pero Dark y su equipo han encontrado evidencias de que, a pesar de la creciente influencia romana, las personas que vivían en Nazaret y sus alrededores rechazaban su cultura.

Los arqueólogos han examinado un valle cerca de la localidad llamado Nahal Zippori, y concluyeron que las personas que vivían en el lado norte del valle, cerca de la ciudad romana de Séforis, estaban más dispuestas a abrazar la cultura romana que las del sur, más cerca de Nazaret, quienes parecen haberla rechazado. "Esto sugiere que el área de Nazaret era inusual, dada la fuerza de su sentimiento anti-romano y/o la fuerza de su identidad judía", ha explicado Dark.

Fuentes: elespañol.com | dailymail.co.uk | madainproject | 23 de noviembre de 2020

Los contactos de Formentera en la Edad del Bronce

Los primeros pobladores de Formentera, entre el 1750 y el 850 antes de Cristo (Edad del Bronce) mantuvieron relaciones con otras poblaciones contemporáneas de Menorca y del sudeste de la Península: Alicante y Cartagena. Es una evidencia que resulta tras comprobar los restos minerales encontrados en el yacimiento arqueológico de Es Cap II, en Formentera.

Uno de los directores de la misión, Pau Sureda (izquierda), afirma: «Tenemos estudios de ADN que nos sugieren la conexión de estos poblados con otras comunidades de la Península y Menorca, pero son datos generales y no podemos precisar, aún, el origen de estos primeros pobladores» de Formentera.

A medida que los historiadores avanzan en sus trabajos para desvelar detalles de cómo vivían los habitantes de la Edad del Bronce, más se sabe sobre cómo estaban organizados, con qué otros territorios mantenían contactos, cuál era su dieta y ahora, con la excavación de la cueva 127 de la Mola, cómo eran sus ritos funerarios.

El grupo de arqueólogos que trabaja estos días en ambas misiones está dirigido por Edgard Camarós y Sureda, y cuentan con el respaldo del Consell de Formentera y del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC), así como del Centro Superior de Investigaciones Científicas.

La campaña de este año se prolonga hasta el 27 de noviembre y el pasado lunes comenzaron, por séptimo año, con los trabajos de consolidación del poblado prehistórico de Es Cap II. Se calcula que en este espacio pudieron llegar a convivir tres grupos familiares que podían sumar unas 30 personas. Pero este poblado solo es uno de los 21 yacimientos de la misma época localizados en es Cap de Barbaria, que en aquel momento era el centro neurálgico de la isla.

Durante nueve siglos, existe constancia de que esas poblaciones vivían agrupadas en pequeñas colectividades con su ganado, incluso se ha detectado la presencia de cerdos y vacas, en menor proporción que cabras y ovejas, más abundantes. La dieta la completaban con moluscos, se han llegado a encontrar más de 8.000 conchas de lapas, y con mijo, un cereal más resistente a los periodos de sequía.

Los trabajos en Es Cap II se centran ahora en la consolidación de una de las cámaras y de uno de los muros perimetrales. El objetivo es museizar este espacio para que sea comprensible a los visitantes.

Paralelamente, los arqueólogos avanzaron ayer en una grieta de la cueva 127, sin haber encontrado más rastros de restos humanos, por el momento.

Fuente: diariodeibiza.es | 17 de noviembre de 2020

Hallan restos humanos, de hace 4.000 años, en la cueva 127 de Formentera

Al fondo de una de las galerías de la cueva 127, en la Mola, que está excavando un grupo de arqueólogos que investiga la Edad del Bronce en Formentera, se hallaron ayer restos humanos unos cien años más antiguos que los de los tres individuos encontrados hasta ahora en este enclave.

El director del proyecto que investiga los ritos y la arqueología funeraria de los primeros pobladores de la isla, Edgard Camarós (izquierda), explicó: «Estamos encontrando lo que pensamos que son restos humanos más antiguos de los que ya habíamos encontrado». Es decir, si los restos humanos de tres individuos hallados en anteriores campañas datan del 1.890 antes de Cristo, «estos que hemos encontrado pensamos que serían unos cien años más antiguos».

Han hallado fragmentos muy pequeños de huesos de cráneo y de dientes, concretamente del molar de un individuo que debió de ser enterrado en esa cueva hace unos 4.000 años.

Pau Sureda, que comparte la dirección del proyecto, señaló que «ahora toca realizar estudios de antropología física para ver si esos restos pueden corresponder a uno o a varios individuos».

Camarós aclara: «Pensamos que estos restos son muchos más antiguos y contemporáneos con los de Ca na Costa», monumento megalítico situado cerca de es Pujols donde se hallaron restos de ocho individuos durante una excavación del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera en los años setenta del siglo pasado.

Pero el hallazgo de una pieza dental, de un molar, en la cueva de la Mola, permite extraer ya algunas conclusiones.

Edgard Camarós precisó: «Ese molar que hemos encontrado tiene un enameloma, que es una perla que está en la raíz del diente y que nos ha ayudado a descifrar la dentista de Formentera, Blanca González; este detalle es muy interesante porque solo lo tiene entre el uno y el tres por ciento de la población y nos habla de las patologías de quien lo ha sufrido».

El enameloma está relacionado con infecciones en las encías, por eso Camarós apunta que ese diente les está diciendo que «esa persona tenía una deficiencia en la higiene dental, una vida complicada y salud deficiente. Si lo comparamos con los restos hallados antes, en la misma cueva, nos habla de estrés en su desarrollo y salud precaria». De hecho, la media de vida de esa época era de unos 40 años.

Estas fueron algunas de las conclusiones que presentaron ayer los arqueólogos en una conferencia celebrada en el Centro de Deportes Náuticos de la Savina y que sirvió para hacer balance de esta campaña arqueológica que concluye el 27 de noviembre.

Para el año que viene estos expertos quieren avanzar, gracias a las técnicas que les ofrece la actual tecnología, en el análisis de los restos de Ca na Costa, que se encuentran en el Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera.

«En 2021 estudiaremos el ADN de los restos de Ca na Costa, si nos dan permiso claro», apunta Camarós.

El objetivo, aclara su colega Sureda, es poder comparar genéticamente Ca na Costa con la cueva 127 de la Mola: «Entonces, podríamos extraer conclusiones en clave social más profundas».

Fuente: diariodeibiza.es| 20 de noviembre de 2020

La población de la Sima de los Huesos de Atapuerca aumenta a 29 individuos

Fragmento de mandíbula AT-2, recuperada en 1976 entre los sedimentos removidos. Se han encontrado varios dientes sueltos, que son compatibles con este ejemplar y que se han asignado al individuo II. / MARIO MODESTO

José Mª Bermúdez de Castro, responsable del Programa de Paleobiología del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), lidera un artículo, que se acaba de publicar en la revista Anatomical Record, sobre la población del yacimiento de la Sima de los Huesos, en la sierra de Atapuerca (Burgos), en el que se confirma que son 29 los individuos que conforman este grupo humano del Pleistoceno medio, en lugar de los 28 estimados en estudios anteriores.

Durante la campaña de excavación de 2019 se alcanzó la impresionante cifra de 7.600 fósiles humanos de la Sima de los Huesos, que forman una colección única en el mundo para el estudio de la variabilidad de una especie del pasado. En 2003, cuando la cifra de restos fósiles ascendía a 4.000, se había calculado que en esa colección estaban representados 28 individuos.

En las últimas campañas de excavación se han obtenido restos óseos muy completos, y otros que han permitido reconstruir cráneos, mandíbulas, así como huesos del esqueleto postcraneal. Por ese motivo, parecía necesario volver a realizar un estudio demográfico de la Sima de los Huesos, que se llevó a cabo en enero de 2020, partiendo de la hipótesis de que el número de individuos representado en la colección podría haber aumentado de manera significativa. Sin embargo, sorprendentemente, el incremento en el número estimado de individuos ha pasado únicamente de 28 a 29.

“Hemos podido comprobar que algunos individuos se han ido completando, mientras que otros siguen representados por los mismos dientes y trozos de mandíbula recuperados durante los primeros años de excavación”, señala José Mª Bermúdez de Castro (izquierda). “Parece claro que el daño realizado en el yacimiento antes del hallazgo en 1976 de los primeros fósiles humanos fue muy importante y se ha perdido mucha información de algunos de los individuos”, añade el co-director de Atapuerca.

Sexo y edad

Además, en este trabajo se ha realizado una revisión del sexo de los individuos de la Sima de los Huesos. Se ha estimado que nueve individuos podrían ser masculinos y quince femeninos. A pesar de este desequilibrio, los análisis estadísticos concluyen que la proporción 8:15 podría proceder de una población en la que machos y hembras estaban representados de manera equitativa.

Por otro lado, existe un exceso de individuos inmaduros y adultos muy jóvenes (82,8%). Sólo se ha registrado un individuo infantil, mientras que cuatro adultos habrían alcanzado la madurez, posiblemente entre 40 y 45 años.

“Con una mortalidad tan elevada a edades tan tempranas la viabilidad reproductora de un grupo de cazadores y recolectores del Pleistoceno no sería factible. Puesto que la mortalidad del conjunto de individuos de la Sima de los Huesos se aproxima mejor a un perfil de tipo catastrófico, es posible que un evento singular y de naturaleza desconocida hubiera acabado con su vida”, declara Bermúdez de Castro.

Fuente: cenieh.es | 5 de noviembre de 2020