Durante decenios permaneció depositada de forma un tanto caótica en un edificio romano, cerca del Tíber en el centro de Roma. Ahora, por primera vez, se expondrá al público en los Museos Capitolinos de Roma con el título “Los mármoles de Torlonia.Coleccionar obras maestras”. Se incluye una selección de 92 obras entre las 620 piezas excepcionales del arte griego y romano de la colección: sarcófagos, bustos y estatuas grecorromanas.
Todo ello, es el resultado de las adquisiciones de las colecciones más destacadas de las familias patricias de Roma, así como de los hallazgos de excavaciones de las propiedades de grandes latifundios de la aristocrática familia Torlonia, dinastía de banqueros, propietaria de Villa Albani, una de las joyas por su riqueza artístico-arquitectónica de la Ciudad Eterna, construida a mitad del siglo XVII por deseo del cardenal Alessandro Albani, un gran coleccionista de esculturas antiguas, sobrino del papa Clemente XI. El purpurado gustaba de mostrar su colección a los aristócratas para hacer alarde de su erudición y su exquisito olfato porla antigüedad clásica.
Una colección de leyenda
Para el ministro de Cultura, Dario Franceschini, “la Colección Torlonia constituye un patrimonio extraordinario, un conjunto de obras excepcionales que da fe del coleccionismo de antigüedades”. En efecto, no es solo una colección, sino quese trata de una colección de colecciones, un ejemplo único de la historia del coleccionismo de arte antiguo en Roma, desde el siglo XV al XIX.
La Colección Torlonia llegó a constituir una auténtica leyenda:solo era accesible a unos pocos elegidos, e incluso los historiadores la conocían únicamente por su catálogo, realizado en 1881. Fue idea del príncipe Alessandro Raffaele Torlonia (1800-1886) exhibir su maravillosa colección, fundando el Museo Torlonia de escultura antigua, en via de la Lungara, abierto en 1875, alcanzando de inmediato enorme fama por el número y la calidad de las obras expuestas.
El Museo Torlonia se convirtió además en la más significativa colección para la historia de las excavaciones, de la restauración y de los estudios arqueológicos. Con los años el museo languideció yse cerró en 1976. Un descendiente de los aristócratas que formaron la imponente colección, Alessandro Torlonia (1925-2017), un apasionado de arqueología, llegó a un acuerdo con el ministerio de Cultura, para que las obras de arte estuvieran disponibles para la gran exposición que ahora, tras años de negociaciones, se inaugura en Roma.
Una muestra que es unaincreíble antología de la belleza.Franceschini, el ministro de Bienes Culturales, ha dicho, al presentar la exposición, que “el estado italiano está dispuesto a poner recursos y lugares para crear un museo adecuado para albergar la Colección Torlonia”.
Viaje por la historia del coleccionismo
Para la exposición “se han elegido 92 obras, extraordinarias por su calidad, pero también por su historia”, ha manifestado Carlotta Loverini Botta de la Fundación Torlonia, que gestiona la colección. Muchas tienen su historia particular. “Cabra en reposo”, escultura de mármol de tamaño natural, es una obra original de la antigua Roma, pero se cree que la cabeza y cuernos fueron esculpidos por el gran escultor del barroco Gian Lorenzo Bernini. Entre las maravillas de la colección, está un relieve de piedra que representa una viva escena del puerto de la antigua Roma.
La exposición se articula como un viaje, en cinco secciones, por la historia del coleccionismo de mármoles antiguos griegos y romanos, para concluir con la visión de la exedra de los Museos Capitalinos donde se reúnen la célebre estatua ecuestre de Marco Aurelio, la loba romana y los bustos donados en 1471 por la el papa Sixto IV al pueblo romano para legitimar el poder del papado en la urbe al regresar de Aviñón, queriendo marcar simbólicamente la continuidad del poder con la antigua Roma.
La donación de Sixto IV está acompañada de una inscripción calificada de “sensacional y un gesto altamente democrático”, por el comisario de la muestra, el profesor Salvatore Setis (izquierda): “Sixto IV, pontífice máximo, en su inmensa benignidad, decide restituir y asignar perpetuamente estas insignes estatuas de bronce, testimonios perennes de excelencia y de valor, al pueblo romano, de cuyo seno habían salido”, dice la inscripción del Pontífice.
Este acto fundamental marcó el inicio del coleccionismo que antes de la caída de Roma no había tenido interés. El aumento paulatino de las piezas en el Campidoglio se cristalizaría en el nacimiento del primer museo público del mundo, fundado por el papaClemente XII en 1734. Así se completa el viaje, en el que cada pieza permite no sólo un goce estético, sino la comprensión y diferenciación en el tiempo del coleccionismo y la restauración del arte antiguo italiano.
“Nunca había visto la colección Torlonia hasta que me llamaron para comisionar esta exposición. Sentí una emoción inolvidable: rápidamente reconocí muchas de las piezas que están en el los manuales”, cuenta Salvatore Settis.
La exposición, que estará abierta al público desde el día 14 de octubre hasta el 27 de junio de 2021, y, si las condiciones sanitarias lo permiten, seguramente comenzará un tour internacional. Hay conversaciones abiertas para llevar los mármoles de los Torlonia con otros varios museos, como el Louvre, aunque nada está cerrado. Y cuando regresen a Roma, la idea es que sigan visibles al público en un nuevo Museo Torlonia en Roma. “Esta muestra es muy importante porque es el primer paso para la recuperación al público de la colección Torlonia”, asegura Settis. El fallecido príncipe Alessandro Torlonia, muy vinculado a sus esculturas, estaría satisfecho.
En un sorprendente hallazgo, fueron descubiertosdos cuerpos perfectamente íntegros,intactos, el de un siervo y su amo, que intentaban escapar de una de las calamidades naturales quizás más famosas de la historia:la erupción del volcán Vesubio en el año 79 d.C.,que sepultó totalmente las antiguas ciudades romanas de Pompeya, Herculano y Stabia.
El hallazgo fue anunciado hoy con bombos y platillos por elMinisterio de Bienes Culturalesde Italia, que destacó que al revivir la antigua técnica de los calcos de yeso, perfeccionadas, salieron a la luz detalles impresionantes, fruto de excavaciones realizadas en los últimos meses, pese al coronavirus, en las famosas ruinas pompeyanas. Pueden admirarse, en efecto, formas y curvas, lineamientos, pliegues de las túnicas, miembros y manos con las venas que aún parecen pulsar.
Foto: ANSA / LUIGI SPINA / Parco Archeologico di Pompei
"Estas dos víctimas buscaban quizás refugio en el criptopórtico (como se llamaba en la arquitectura de la antigua Roma un corredor o pasaje cubierto), donde en cambio fueron arrollados por la corriente piroclástica a las 9 de la mañana",explicó Massimo Osanna (izquierda), director del Parque Arqueológico de Pompeya, que precisó que las dos personasmurieron por un shock térmico,como demuestran sus pies y manos, contraídos. "Es una muerte que para nosotros hoy es una fuente de conocimiento increíble", subrayó.
Durante la primera fase de la erupción del Vesubio, cuando la antigua ciudad romana de Pompeya fue totalmente sepultada por la lava, las primeras víctimas fueron las que quedaron atrapadas en los ambientes, debido a los derrumbes provocados por el material volcánico. De estas personas solo quedaron los esqueletos. Poco después, cuando la ciudad fue invadida por el flujo piroclástico que llenó los espacios, las personas murieron en forma instantánea, por el shock térmico. Y sus cuerpos se quedaron en la misma posición en la que fueron sorprendidas y atropelladas por la terrible corriente de fuego, como es el caso del siervo y su amo.
Detalle de uno de los cuerpos encontrados cerca de Pompeya (AP)
Sus dos cuerpos fueron hallados en el área de Civita Giuliana, a 700 metros de Pompeya.Allí en 2017 se descubrió una lujosa vivienda dotada de una gran terraza panorámica con vista al golfo de Nápoles y de Capri y hasta de una caballeriza donde se hallaronrestos de tres caballos de raza. Fue debajo de esa terraza, en el criptopórtico, donde ocurrió el nuevo hallazgo.
Foto: Restos del caballo enjaezado hallados en Pompeya en 2018 (ANSA / CESARE ABBATE)
Este fue posible gracias a la técnica ideada en el siglo XIX por el arqueólogo Giuseppe Fiorelli(derecha),inventor del método para realizar los calcos de las víctimas de la erupción. Este prevé colar yeso líquido en las cavidades dejadas por los cuerpos descompuestos en el seno del material volcánico; una vez que el yeso se solidifica, se remueve el terreno que lo rodea para sacar a la luz la forma obtenida. "La arqueología ya no se estudiará en los mármoles o en los bronces, sino sobre los cuerpos de los propios antiguos, raptados por la muerte después de dieciocho siglos de olvido", escribió Fiorelli en febrero de 1863.
Desde entonces, mucha agua pasó bajó el puente. Y hasta hoy en Pompeya se han realizado más de cien calcos, entre los cuales muchos famosos, que pueden verse en vitrinas ubicadas a lo largo del parque arqueológico.
Los cuerpos
Pero los detalles aparecidos en los cuerpos salidos ahora a la luz, gracias al perfeccionamiento de la técnica, revelan mucho más, destacan los arqueólogos, los cuales, en efecto, pudieron sacar muchas conclusiones. La primera víctima es probablementeun chico de entre 18 y 23 años,de un 1,56 metros de alto. Tiene la cabeza inclinada, con los dientes y los huesos del cráneo aún parcialmente visibles; viste una túnica corta, de la que puede verse la impronta en la parte baja del vientre, con ricos pliegues. Las marcas del tejido sugieren que se trata de una tela pesada, probablemente fibras de lana, un detalle que podría avalar la nueva hipótesis que indica que la erupción, en vez de haber sido el 24 de agosto, en pleno verano, podría haber sido el 24 de octubre.
Por otro lado, la presencia de una seria de aplastamientos vertebrales, inusuales para la joven edad del chico, hace pensar que hacía trabajos pesados y que, muy probablemente, era un esclavo.
Foto: Detalle de otro de los cuerpos hallados. (Foto di Luigi Spina)
Fue durante la realización de este primer calco que se logró descubrir los huesos de un pie que revelaron la presencia de una segunda víctima. Esta se encontraba en una posición totalmente distinta, pero que ya había sido vista en otros calcos de Pompeya, con las piernas abiertas y las rodillas dobladas, las manos sobre el pecho. La forma del cuerpo, ataviada con un atuendo distinto, parecido a una capa de lana que utilizaban las personas de la nobleza, sugiere que se trata de un hombre de más edad, de entre 30 y 40 añosy de 1,62 metros de alto.
"Es un descubrimiento realmente excepcional, porque por primera vez, después de más de 150 años, desde el primer uso de la técnica creada por Fiorelli, ha sido posible no solo realizar calcos perfectos de las víctimas, sino también indagar y documentar con nuevas tecnologías las cosas que llevaban en el momento en el que fueron golpeados por los vapores hirvientes de la erupción", dijo Osanna, sin ocultar su entusiasmo, en declaraciones a la agencia Ansa.
Un misterio aún parcialmente desvelado, aclara el arqueólogo, porque las excavaciones de los próximos meses probablemente nos dirán hacia dónde se dirigían estos dos hombres y, quién sabe, tal vez incluso aclaren más cuál fue su papel en la amplia y suntuosa residencia donde se han encontrado.
"Hay que subrayar también que hemos tenido suerte", dice Osanna, "porque el compartimento en el que hemos encontrado los cuerpos de los dos hombres había escapado tanto de las excavaciones de principios del siglo XX como de los ladrones de tumbas".
También aplaudió el descubrimiento el ministro de Bienes Culturales, Dario Franceschini(izquierda)."Este hallazgo extraordinario demuestra que Pompeya es importante en el mundo no solo por el gran número de turistas, sino porque es un lugar increíble de investigación, estudio y formación", dijo, al precisar que "aún quedan más de veinte hectáreas por excavar, un gran trabajo para los arqueólogos de hoy y del futuro".
Foto: Reconstrucción del rostro de la famosa momia guanche del Barranco de Herques (también denominada "El Jacinto"), un hombre guanche de alta clase social que vivió en Tenerife hace 800 años.
El secreto se escondía dentro de sus cuevas. Cuando los castellanos llegaron por primera vez a las Islas Canarias, a finales del siglo XV, en Tenerife llevaban cientos de años momificando a sus muertos. La práctica acabó tras la conquista, pero los cuerpos embalsamados permanecieron ocultos, protegidos de las miradas de los extraños.
La momia del Barranco de Herques, por ejemplo, no fue descubierta hasta mediados del siglo XVIII. Mil años después de su muerte aún conserva sus uñas y sus dientes. “A mi lo que más me impresiona son esas manos alargadas, estilizadas, unas manos absolutamente maravillosas”, dice uno de los investigadores que ha participado en el documentalLas momias guanchesrealizado porStory Produccionesy estrenado este miércoles en La 2.
“Cuando hablas de momificación, todo el mundo piensa en Egipto y se quedan muy sorprendidos cuando se enteran que esto lo hacían los aborígenes en Canarias”, apunta Teresa Gómez Espinosa, jefa del departamento de conservación del Museo Arqueológico Nacional.
La producción se centra en los trabajos realizados entre 2015 y 2020 en los que se estudiaron 21 momias en total. Se les hicieron TACs, análisis de radiocarbono, estudios de ADN, radiológicos o con luz ultravioleta… El objetivo no era solo desentrañar los misterios de esa técnica ancestral, sino también descubrir el origen de los desconocidos guanches.
La razón por la que los isleños momificaban a sus difuntos continúa siendo un misterio. Su método es “muy bueno”, según señalan los especialistas. Y los xaxos (así llamaban los guanches a sus momias), a diferencia de las momias egipcias, mantienen las vísceras (hígado, riñones, pulmones, corazón) en su interior y una gran preservación de la musculatura.
La momia guanche del Museo Arqueológico Nacional sometida a una tomografía axial computarizada en el Hospital Quirón de Madrid.
Los embalsamadores, considerados “apestados” por el resto de la sociedad guanche, limpiaban los cuerpos de los difuntos con agua y luego los impregnaban con manteca animal, sangre de drago, corteza de pino o polvos hechos con piedra pómez. Todo ello bien mezclado con rocas desencantes que evitaban la putrefacción.
Durante 15 días, la carne humana se secaban al sol. En arena quemada durante el día y expuesta al humo de una hoguera durante la noche. Pasadas las dos semanas, se envolvía el difunto en pieles de ganado. “Más y mejores dependiendo de su nivel social”, se explica en el documental. Finalmente, las momias se depositaban en lo más profundo de las cuevas ubicadas en los puntos más inaccesibles de la isla.
Diferentes fases del proceso de reconstrucción de la cara de la momia guanche.
La momia del Barranco de Herques (oBarranco de los Muertos) es la mejor conservada de mundo. Sorprende por su pelo abundante y rizado, de un tipo que no se ha encontrado en otras personas embalsamadas. Incluso hay quien pensaba que era una pieza de madera, especialmente por su color.
Fue Luis Román, gobernador de Tenerife en 1764, quien se la llevó durante una visita a la cueva de las mil momias para mostrarla a la corte. Actualmente está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional y gracias a una impresión en 3D del cráneo el escultor Juan Villa Herrero (derecha) ha podido realizar una reconstrucción facial para mostrar el aspecto que tuvo en vida.
El individuo embalsamado era un hombre que pertenecía a la clase alta guanche y que vivió entre el 1160 y el 1260 después de Cristo. Tendría alrededor de 45 o 50 años cuando murió, según han desvelado los análisis realizados. No tenía ningún problema en los dientes y tampoco se ha encontrado fractura alguna en su cuerpo. Eso ha sorprendido a los investigadores, dado que la sociedad guanche era muy agresiva.
“La patología que más llama la atención (en esa cultura) es la traumática, pero, sobre todo, más que por accidentes, por violencia”, señala Conrado Rodríguez-Maffiotte (izquierda), director del Museo Arqueológico de Tenerife. “Solo estudiando los cráneos ya podemos ver un porcentaje altísimo de la población, especialmente masculina, que presenta lesiones por fractura”, añade.
Los exploradores castellanos redescubrieron unas islas que imaginaban deshabitadas. Los rasgos rubios y de ojos claros de algunos aborígenes desconcertaron a los conquistadores. Muchos de los isleños tenían, además, una fuerza y una complexión física extraordinaria que les asemejaba a “gigantes”. “Esta momia (del Barranco de Herques), que actualmente mide 162 centímetros, pudo alcanzar en vida una altura de 170 centímetros”, afirma Teresa Gómez.
Los restos guanches más antiguos datan del siglo I y II después de Cristo. Los análisis de ADN han permitido desvelar que estos aborígenes son genéticamente “similares” a las muestras bereberes encontradas en Marruecos y que datan del Neolítico tardío. “El hecho de que existan algunos individuos rubios con los ojos claros se debe a las inmigraciones prehistóricas desde Europa hasta el norte de África”, apunta la doctora Rosa Fregel(derecha).
La hipótesis es que los bereberes, que se extendían desde el Sáhara Occidental hasta Libia (e incluso habrían entrado en contacto con la cultura de Egipto) se habrían rebelado contra el dominio romano y algunos de sus miembros fueron desterrados a las Canarias. Eso explicaría por qué los guanches no tenían ningún conocimiento sobre navegación, aunque sí contaban con sus propios reyes (Menceyes) y las mujeres tenían derecho a separarse de los hombres.
Documento históricos apuntan que en el Barranco de Herques, ubicado entre los municipios de Güímar y Fasnia, había una cueva con 600 o 1.000 momias guanches. Pero hasta ahora no se ha podido encontrar donde estaba exactamente. Lo que sí se sabe es que muchos de estos espacios fueron saqueados a lo largo de los años y que sus momias fueron vendidas a museos o colecciones privadas.
Ni los faraones fueron tan bien embalsamados: desvelan los secretos de la gran momia canaria
Teresa Gómez Espinosa, jefa del Departamento de Conservación del MAN junto al equipo encargado del traslado de la momia guanche del 'Barranco de Herques' al Hospital Quirón de Madrid donde se le realizó un TAC.
La llegada de los castellanos a lasIslas Canarias a finales del siglo XV produjo un enorme choque entre dos culturas que se desconocían mutuamente. Los aborígenes quedaron asombrados al ver cómo gente armada y con herramientas que ellos no conocían desembarcaban en sus tierras, mientras que los hombres de Castilla se sorprendieron de la altura de unos nativos con rasgos que jamás habían visto.
La guerra entre ambos pueblos fue inminente, y con el paso de los siglos la cultura guanche fue desterrada al olvido. No obstante, este pueblo dejó, sin pretenderlo, una valiosa herencia que permite a arqueólogos y expertos de hoy en día conocer la vida -y la muerte- de los antiguos habitantes del archipiélago español.Durante diez siglos momificaron a sus muertos, los cuales han llegado hasta nuestros tiempos en gran estado de conservación.
Una investigación que se ha desarrollado a lo largo de cinco años y en la que han participado algunos de los médicos, científicos e historiadores más prestigiosos de España ha resuelto ahora muchos de los interrogantes y enigmas históricos que pervivían en torno a los guanches. Los principales resultados se muestran en el documental Las momias guanches, coproducido por RTVE y Story Producciones, que se estrena este miércoles 18 de noviembre a las 22:00 horas en La 2.
Regis Francisco López (izquierda), director de Story Producciones, explica a este periódico que la cultura de estos aborígenes de Canarias es "sorprendentemente desconocida en el conjunto de España cuando todos conocemos la momificación egipcia".
La idea de este documental, que recorre el proceso de ADN, análisis de carbono-14 y reconstrucción forense, parte de otra producción previa que realizaron a las momias egipcias que se hallan en el Museo Arqueológico Nacional. Tras ganar en Cannes el Delfín de Oro al mejor documental histórico del año, se atrevieron con un cuerpo embalsamado más cercano para los españoles. Al fin y al cabo, en el MAN se encuentra la momia guanche mejor conservada del mundo.
Difícil acceso
Tal y como explica Francisco López, tanto desde Tenerife como desde Madrid se ha facilitado todo elemento necesario para conocer mejor el pasado de la cultura guanche. No obstante,no todas las momias se encuentran en suelo español.
"Gran parte del comercio ilegal de bienes arqueológicos desarrollado en Canarias en el siglo XIX se centró en el expolio de cuevas sepulcrales, donde podían obtenerse las codiciadas momias guanches, infravalorándose la mayoría de las veces la propia cultura material asociada a ellas", apunta el Museo Arqueológico Nacional en su texto El patrimonio arqueológico en España en el siglo XIX: el impacto de las desamortizaciones.
En este sentido, muchas de las momias fueron vendidas y han ido apareciendo en distintos museos alemanes, franceses y británicos con el paso del tiempo. Han sido estos centros culturales extranjeros los que han dificultado de alguna manera la investigación. "En algunos lugares las tienen depósitos y es realmente difícil acceder a estas momias", expresa Regis Francisco López.
Fisonomía de la momia de la momia guanche, la mejor conservada de esta cultura.
Por suerte, aquellos cuerpos que fueron expoliados no pueden compararse con la joya que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional. Llegó a la institución en 2015 procedente del Museo Nacional de Antropología y, desde entonces, ha estado en manos de la protección de Teresa Gómez Espinosa, jefa del Departamento de Conservación del MAN.
La investigadora afirma que su dentadura perfecta -lo cual demuestra que pertenecía a la clase alta-, sus manos y la apreciación de sus músculos son impresionantes. "Las momias no se restauran, se conservan. La tenemos en una vitrina con aire filtrado que hicimos exclusivamente para el cuerpo", matiza Gómez Espinosa.
Su historia, que se reproduce en el documental, es verdaderamente extraordinaria. Tras las pruebas a las que se ha sometido el cuerpo, Gómez Espinosa describe queeste varón debió nacer en la segunda mitad del siglo XII, alrededor del año 1160. En cuanto a su muerte, se fecha en la primera mitad del siglo XIII. Aún faltarían dos siglos hasta que Castilla arribara en las costas canarias y más de cinco para que fuera descubierta.
En el interior de una cueva en el barranco de Herque, el gobernadorLuis Román halló la codiciada momia en el año 1764. Su estado de conservación le llamó la atención y, lejos de llevarse todos los cuerpos que contenía aquella oscura cueva, cargó con esta momia que ahora se expone en el Museo Arqueológico Nacional.
El doctor Javier Carrascosa interpretando los resultados de la Tomografía Axial Computarizada realizada a la momia guanche, donde se aprecian sus órganos internos.MAN.
Momificación egipcia
Además de narrar su pasado, los investigadores pretenden darle un futuro a la momia guanche más conocida del mundo. Gracias al estudio con un TAC, y a partir del cráneo y de las investigaciones forenses,por primera vez se podrá ver cómo fue su auténtico rostro. "Verle la cara es una cosa fascinante", destaca la restauradora, quien por fin puede conocer los rasgos de la momia que ha custodiado todos estos años. El rostro, en forma de busto, se mostrará por primera vez en el documental junto a otras muchas aclaraciones acerca de esta costumbre funeraria.
Y es que, mucho se han preguntado los historiadores y arqueólogos sobre el proceso de momificación canario. ¿Es una tradición únicamente suya? ¿Se dejaron influir por otras culturas?El análisis de ADN realizado sobre las momias ha demostrado que los guanches compartían genes con el pueblo bereber, el cual ocupó en el primer milenio la Sáhara Occidental y el norte de África. Estos podrían haber entrado en contacto con la civilización egipcia, de la cual derivaría la tradición de momificar los cuerpos.
En Egipto, la salvación en la otra vida requería de la presencia física del cadáver. Isaac Asimov, quien además de divulgador científico también escribió sobre Historia, afirmaba que esta idea surgió del hecho de que "en el suelo seco de Egipto los cuerpos se descomponen lentamente, de modo que los egipcios pensaron que la prolongación de la duración de la forma física del cuerpo era algo natural e incluso deseable, y buscaron los medios necesarios para conseguirla".
Diferentes niveles de la Tomografía Axial Computarizada realizada a la momia del 'Barranco de Herques'.MAN
Los embalsamadores tinerfeños también aprovechaban el calor del sol para deshidratar a los muertos. No obstante, el desarrollo era distinto. Mientras que en Egipto el cuerpo se exponía al sol durante 70 días, las momias canarias se exponían tan solo 15 jornadas. Asimismo, los órganos internos, los cuales se descomponen mucho antes, eran colocados en jarras de piedra -vasos canopos- en el Antiguo Egipto. Las momias canarias, en cambio, eran sometidas a un proceso que impedía la putrefacción, por lo quelas momias guanches aún tienen sus pulmones, riñones y su corazón en el interior.
Para evitar su descomposición, los cuerpos eran manipulados con manteca de ganado, sangre, piedras volcánicas y demás elementos y se introducían pequeñas rocas características del Teide por el ano y la boca. Después, los envolvían en fardos de pieles de cabra. En este sentido, los expertos lo tienen claro: "Es mucho mejor la momificación guanche que la momificación egipcia".
Detalles de los pies, con el cordón que une los dedos y de la mano derecha. (Foto: Fernando Velasco, MAN).
Pese al paso de los siglos, los expolios y las dificultades para acceder a algunos cuerpos que salieron ilegalmente del país, desde 2015 se ha podido llevar a cabo la mayor investigación en relación con la cultura guanche de la historia. Haciendo hincapié en la momia del Museo Arqueológico, pero deteniéndose en otros cuerpos momificados y cráneos de aborígenes canarios, Las momias guanchesdestaca por su ambicioso proyecto de dar a conocer elementos de nuestro país que muchas veces olvidamos.
En 1496, tras la conquista castellana, se abandonó la costumbre de momificación. Es decir, la momia guanche más joven ronda los 600 años. Ahora solo cabe recuperar todos los cuerpos para conocer un pasado desconocido que aún tiene mucho que ofrecer.
Salina de Jaraguas, en la actualidad, donde se han encontrado cerámicas ibéricas relacionadas con la explotación salinera.
Un estudio, publicado en la revista SPAL de la Universidad de Sevilla, titulado "Explotación de la sal, vías de comunicación y territorio durante la Edad del Hierro enel entorno del río Cabriel", y quese inserta en la línea de investigación sobre el poblamiento ibérico de la comarca de Utiel-Requena que desarrolla el equipo de la profesora de la Universidad de Valencia, Consuelo Mata, se estudian cerámicas ibéricas –entre otros, restos de un calderón, tres tinajillas, una tapadera y una olla– encontradas en las Salinas de Jaraguas (Venta del Moro) y de Hórtola (Requena), las cuales se pueden vincular con actividades como el lavado del producto, la ignición de la salmuera o el almacenamiento de la sal, o simplemente con los equipamientos de las comunidades ibéricas allí instaladas.
“En este artículo hemos intentado poner en valor un recurso, la sal, del que tenemos un marcado vacío de información en la Protohistoria. Hemos tenido la fortuna de poder documentar material ibérico cercano a algunas salinas continentales históricas requenenses, espacios explotados durante siglos. Nos interesa este hecho no solo por poder identificar la explotación, sino por poder insertarlo dentro de una perspectiva territorial y entender su papel dentro del patrón de asentamiento y las redes de movilidad durante la Edad del Hierro”, ha declarado David Quixal (izquierda), arqueólogo de la Universidad de Valencia.
Salina de Villargordo del Cabriel (Valencia).
Según Quixal, la producción de la sal generaría importantes recursos a las familias que habitaban los territorios de Kelin (Caudete de las Fuentes) e Ikalesken (Iniesta, Cuenca), debido a su conexión con la economía en torno a la ganadería. En este sentido, el hallazgo de una serie de representaciones pictóricas de ovejas y cabras como la del conocido Vaso de la Gigantomaquia de Kelin estaría en relación con que la presencia y la explotación de los recursos salinos favoreció el desarrollo ganadero de la zona, tal y como muestran los estudios de arqueofauna. Por otra parte, en el territorio de Ikalesken habría una importante mina de sal mencionada por autores romanos de la talla de Plinio el Viejo.
Representaciones de ovicápridos: 1. Mano de mortero de Kelin (Colección Museográfica Luis García Fuentes de Caudete de las Fuentes; fotografía de A. Moreno); 2. Mano de mortero de Los Chotiles (Sinarcas, Valencia); 3. Vaso de la Gigantomaquia de Kelin (Colección MuseográficaLuis García Fuentes de Caudete de las Fuentes; fotografía de Gil-Carles)
Respecto al comercio, estas salinas, entre las que se incluyen también Los Isidros y Villagordo, estarían relacionadas directamente con caminos y vados tradicionales, indispensables para la circulación de productos y el desarrollo de las redes comerciales. Además, la zona, con centenares de yacimientos de la época, tenía un poblamiento –distribución de núcleos habitados en un territorio– muy denso, complejo y estructurado alrededor del lugar central, la ciudad de Kelin. No obstante, los asentamientos salineros íberos probablemente fueron estacionales debido a la necesidad de altas temperaturas ambientales para la evaporación, es decir, durante los meses de verano.
David Quixal, especialista en Arqueología Ibérica, ha desarrollado numerosas campañas de prospección del poblado ibérico y romano a la comarca de Utiel-Requena y ha trabajado en varias excavaciones en el ámbito español e italiano, siendo actualmente el codirector de los trabajos arqueológicos al poblado ibérico del Pico de los Ajos (Yátova). El presente estudio se desarrolló dentro del marco de un contrato de investigación postdoctoral VALi+D de la Generalitat Valenciana (2015-2017) y se inserta de forma paralela en el proyecto de investigación del oppidum de Kelin y su territorio (Museo de Prehistoria de Valencia y la UV).
Foto: Recuperación del cráneo de uro descubierto en Valencina de la Concepción. DEUTSCHES ARCHOLOGISCHES INSTITUT MADRID / DEUTSCH.
Las excavaciones arqueológicas promovidas en el sector septentrional del yacimiento que albergan los términos municipales deValencina de la ConcepciónyCastilleja de Guzmán (Sevilla), fruto del asentamiento humano que acogía dicho entorno durante laEdad del Cobre, han deparado el descubrimiento de un «cráneo de uro —un precedente de los actuales toros— salvaje prácticamente completo, interpretado como unaofrenda ritual» de aquella antigua cultura.
Se trata de una zona de casi780 hectáreasprotegidas como zona arqueológica, a cuenta de los múltiples vestigios prehistóricos localizados en esta zona de la comarca del Aljarafe.
La mayoría de estos restos arqueológicos están relacionados con el asentamiento humano que, con mayor o menor periodicidad, habría acogido este territorio durante la Edad del Cobre, con lostholosdeLa Pastora, MatarrubillayMonteliriocomo máximos exponentes de dicha cultura.
En ese sentido, un estudio publicado en la revista científica Journal of World Prehistoryy recogido por Europa Press exponía que con una extensión calculada de unas 450 hectáreas, —unas 230 de ellas como necrópolis y unas 220 de poblado—, este asentamiento calcolítico sería «de lejos el mayor asentamiento de la Edad del Cobre en toda la península ibérica y posiblemente uno de los mayores de Europa occidental en la Prehistoria tardía».
En este contexto se encuadra el proyecto de investigación bautizado como Valencina-Nord, promovido desde 2014 por laUniversidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Würzburg(Alemania) y elMuseo de Valencina, para profundizar en el conocimiento de lo que habría sido el poblado de este asentamiento, caracterizado principalmente por sus diversos monumentos funerarios y sus múltiples tumbas.
Cabeza de uro prehistórico similar a la encontrada en el yacimiento de Valencina de la Concepción - ABC
El proyecto, cuya dirección ostenta desde 2016 el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid y financiado por el propio Instituto Arqueológico Alemán y la Fundación Alemana de Investigación, contempla así «prospecciones en extensión de carácter sistemático y excavaciones puntuales», complementadas con «prospecciones superficiales; recogidas de material de superficie», estudios geomagnéticos y perforaciones manuales, según han precisado desde el equipo que encabezan Thomas X. Schuhmacher, del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid; Alfredo Mederos de la Universidad Autónoma de Madrid y Charles Bashore, de la Universidad de Granada.
El trabajo de campo acometido en torno supuso el hallazgo de un«cráneo de uro salvaje», un bóvido que habitaba Europa Occidental hasta su extinción en 1627. «El cráneo fue descubierto entero, a excepción de uno de sus cuernos, colocado boca abajo sobre una vajilla cerámica fragmentada del Calcolítico, junto con una azuela de piedra y una pata de un ovicáprido juvenil en conexión anatómica».
Una muestra del cráneo de uro será sometida a un estudio genético para avanzar en el conocimiento de «la evolución de esta especie y el proceso de domesticación del ganado bovino en la península ibérica».
Y dado el hallazgo de este cráneo de uro casi completo junto a piezas de animales en conexión anatómica, en una cuidada disposición sobre un lecho de fragmentos cerámicos y junto con una azuela de piedra, los investigadores han indicado que tienen la certeza de que «se trata de un depósito intencionado, probablemente una ofrenda ritual».
Corría el año 2014. Antonio Morgado, profesor titular de la Universidad de Granada (UGR), y José Antonio Bueno, arqueólogo, los dos adscritos al grupo de investigación ArqueoScience de la UGR, tenían noticias de pinturas prehistóricas y enterramientos humanos en cuevas entre Colomera y Montillana. Noticias que les llegaban de espeleólogos del grupo G40 de Priego de Córdoba y vecinos de los pueblos cercanos. Hasta aquí, todo correcto. Ello dio pie a la realización de diferentes memorias de máster para documentar lo que allí empezaba a despuntar como un conjunto arqueológico importante. Pero resulta que, dos años después, observando unas imágenes de satélite,descubrieron tres círculos concéntricos en lo alto de una montañaque evidenciaban «un crecimiento anómalo de la vegetación», formas que pudieron cotejar posteriormente con documentación facilitada por el Instituto Geográfico Nacional y la Junta de Andalucía.
La excavación se ha llevado a cabo entre los términos de Colomera, Benalúa y Montillana. / ALFREDO AGUILAR.
¿Qué era aquello? Morgado y Bueno dieron un paso más. Emplearon tecnología de luces y sombras y mediciones de distancia con impulsos de láser para hacer una radiografía del paraje, pero sin todos los elementos naturales que lo tapaban –en este entorno abundan las encinas, las coscojas y los pequeños arbustos aromáticos–. Y entonces constataron que, tal y como sospechaban, 'aquello' era sin lugar a dudas una construcción humana. Acto seguido, lo pusieron en conocimiento de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, tal y como dicta la legislación.
Arriba, imagen de satélite de la zona del hallazgo. Abajo, foto con la vegeteción filtrada que deja ver los círculos concéntricos. / IDEAL
Y así llegamos hasta octubre de 2020. Morgado y Bueno, con la incorporación del también arqueólogo y arquitecto José Garzón, acaban de culminar un sondeo para certificar que estamos hablando de unaimpresionante ciudadela que tiene 4.500 años de antigüedad, en plena Edad del Cobre, compuesta por tres líneas de murallas concéntricas. Una ciudadela encastillada que se une a Villavieja, en Algarinejo, que también investiga ArqueoScience en estas comarcas occidentales de la provincia de Granada. Lugares amurallados prehistóricos localizados en pleno siglo XXI, asimilables al conocido yacimiento de Los Millares, en Almería, pero descubierto hace más de un siglo, y que ahora se está promoviendo para su declaración como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.
«A expensas de todo lo que nos queda hacer por aquí nos encontramos ante una auténtica joya de la Prehistoria», asegura Antonio Morgado (izquierda). El equipo de trabajo ha estado compuesto por unas quince personas, fundamentalmente por estudiantes del Grado y Máster de Arqueología de la Universidad de Granada. Los trabajos se han dilatado durante un mes para abrir una ventana que permite vercómo era la vida en el sur de la Península hace 4.500 años. Pero vayamos con los detalles que son, cuanto menos, sorprendentes.
La primera línea de muralla forma un anillo de piedra con 135 metros de diámetro y cuenta con una serie de torres o bastiones adosados donde se dominaba todo el territorio circundante. Se trata de una ubicación estratégica, ya que desde este punto se podían divisar perfectamente dos pasillos, el que discurre entre Alcalá la Real (Jaén) y Dehesas Viejas y el de acceso a la Vega de Granada –el paisaje de Sierra Nevada desde esta cresta es espectacular, por cierto–. Entre este anillo externo y el segundo, de 65 metros de diámetro, hay un posible foso que confería aún más seguridad ante posibles ataques. Y el tercero, en la parte central, tiene 40 metros diametrales. Si los dispusiéramos todos de forma longitudinal, tendríamos más de 750 metros de muralla, una cifra algo superior a la de los Millares, otro 'indicador' que permite valorar la magnitud de este asentamiento.
José Garzón (derecha) explica que estas tres líneas de muros cerrados en círculos «están perfectamente conservados». Los derrumbes que ha habido no han sido provocados por la acción del hombre, sino que más bien habría que atribuirlos al paso del tiempo y la incidencia de agentes climáticos. Garzón estima que hay tramos que pueden conservar hasta dos metros de alzado –los que han aflorado estas semanas tienen entre sesenta centímetros y un metro–. «Para ello emplearon piedras areniscas extraídas del mismo lugar, que fueron talladas para lograr unos mampuestos de dimensiones similares, y toneladas de tierra y áridos que tuvieron que transportar desde una cantera cercana y que sirvieron para los rellenos y los lienzos», dice Garzón.
Cabañas circulares
¿Quiénes habitaban dentro? La actuación que se ha desarrollado este otoño –estaba previsto que fuera en verano, pero tuvo que retrasarse por las medidas de seguridad que impone la Covid-19– ya está aportando interesantes datos. Según Antonio Morgado, «la comunidad vivía en cabañas circulares en cuyo interior tenían todos sus ajuares».Se han encontrado molinos de mano para la molturación del cereal y utillaje como sierras líticas y puntas de flechas. También vasijas. Se calcula que dentro de esta ciudadela, extendida intramuros sobre una superficie de 13.500 metros cuadrados, residían algo menos de mil personas. Su fuente de subsistencia era la agricultura y la ganadería –vacas, cerdos y ovicápridos, fundamentalmente–.
Trabajos arqueológicos entre los términos de Benalúa, Montillana y Colomera. / ALFREDO AGUILAR
Una de las grandes incógnitas por despejar es ¿por qué una estructura así? Más allá de tratarse de una auténtica ciudadela amurallada, esta estructura pétrea concéntrica no es habitual en España. En la Europa prehistórica, sí se pueden hallar algunas, aunque con sistemas de fosos excavados en la tierra, especialmente en toda la fachada atlántica. Pero según José Antonio Bueno, hay otros muchos interrogantes que convierten en apasionante el estudio de este poblado y el análisis de toda la información que han obtenido ya en esta primera actuación. «¿Por qué tanta protección?, ¿habría algún tipo de edificio público o de culto en el área central, la más protegida del recinto, o estaría reservado para una elite?»
Trillando la arena extraída de la excavación para comprobar si hay restos. / ALFREDO AGUILAR
Apoyo de los tres ayuntamientos de la zona
El profesor Antonio Morgado manifiesta que «en esta investigación se debe resaltar el incondicional apoyo y decidida apuesta del actual alcalde del Ayuntamiento de Colomera, Justo Sánchez, sabedor de su trascendencia». «Además –agrega Morgado–, dada la cercanía del pueblo de Benalúa de las Villas, su regidora, María Angustias Cámara, ha facilitado el apoyo logístico necesario para montar el laboratorio de campaña prestando sus dependencias municipales».
«A esta colaboración también hay que sumar al Ayuntamiento de Montillana, dispuesto en todo momento a colaboraciones futuras, ya que parte de la ciudadela se encuentra también en su término municipal», dice el arqueólogo Antonio Morgado.
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