El Museo de La Rioja acogerá la exposición 'Terra Sigillata' hasta el próximo 13 de diciembre

El Museo de La Rioja, tras su estreno en la pasada feria NACE, ya alberga una nueva exposición. Se trata de la muestra 'Terra Sigillata. Pasado, presente y futuro cerámico', que recorre y pone de relieve la tradición alfarera romana en La Rioja mediante enclaves de referencia en la historia cerámica como Tricio, Navarrete o el propio Museo logroñés, y que podrá visitarse hasta el próximo día 13 de diciembre.

En ella, según ha explicado esta mañana la directora general de Cultura durante su inaguración, Ana Zabalegui, «se habla intensamente de La Rioja y sus raíces vinculadas estrechamente a la cerámica y la alfarería, a través de la exhibición de diferentes piezas de la época romana, realizadas con la técnica de la terra sigillata, y una interesante explicación de cómo algunas de esas técnicas del Imperio Romano siguen vigentes en nuestros días».

La muestra también exhibirá las piezas procedentes de expolios realizados en el yacimiento arqueológico de Tricio hace 25 años, que fueron recuperadas por la Guardia Civil y, también, gracias al trabajo conjunto entre el Gobierno de La Rioja y el Ayuntamiento de Navarrete; así como otras piezas de terra sigillata contemporáneas realizadas por Avelino Carrasco, y producciones de los alfareros de Navarrete etnográficas sobre el oficio y sobre las técnicas actualizadas heredadas de las técnicas romanas.

Una exposición que contará con todas las medidas sanitarias para garantizar la seguridad de los asistentes que, según ha indicado Zabalegui, se ha conseguido gracias al trabajo conjunto llevado a cabo entre las administraciones.

La directora general de Cultura, Ana Zabalegui; la alcaldesa de Navarrete, Marisa Corzana, y la concejala de Cultura de dicho municipio, Emilia Fernández, han inaugurado esta mañana la exposición.

Sobre Terra Sigillata

Terra Sigillata es una expresión latina que significa «Tierra (o cerámica) sellada». Esta expresión hace referencia a un tipo de cerámica que se marca utilizando una estampilla, que contiene un motivo decorativo o el nombre del alfarero, y que tiene un color rojo brillante que la caracteriza. En época romana fueron numerosos los alfares en La Rioja, se solían situar cerca de los márgenes de los ríos. La mayor área productora de Terra Sigillata se encontraba en el Valle del Najerilla. Este gran complejo alfarero se conocía como Tritium Magallum, cuya traducción es «Tricio la grande», se encontraba en la actual ubicación de la localidad de Tricio (La Rioja) y fue uno de los mayores productores de vajilla que abasteció las mesas de todo el Imperio.

Estuvo en funcionamiento entre el siglo I y el siglo V d.C. La industria alfarera romana se instaló en esta zona y adquirió enorme relevancia por varios motivos: el primero fue por la disponibilidad de recursos y materias de alta calidad; por la existencia de una tradición alfarera indígena en la zona con artesanos que adoptaron las nuevas técnicas alfareras romanas; la situación estratégica de Tritium en la vía del Ebro que unía Tarraco, la capital provincial, con zonas mineras del noroeste de la península; y su proximidad al río Ebro y a Vareia (Varea, Logroño), que en aquella época albergaba el puerto navegable mediante el que se comercializaban las cerámicas de forma rápida y segura.

Fuentes: larioja.com | nuevecuatrouno.com | 15 de octubre de 2020

La combinación de tres métodos de datación confirma la antigüedad de yacimientos paleolíticos franceses

Excavación arqueológica en 2006 en el sitio de Oldowan de Lunery-la Terre-des-Sablons / Mathieu Duval.

Científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) acaban de publicar en la revista Quaternary International un artículo en el que se combinan de manera novedosa tres métodos de datación para confirmar la antigüedad de Lunery-la Terre-des-Sablons y Brinay-la Noira, dos yacimientos paleolíticos situados en Francia que son claves para el estudio de los primeros poblamientos de Europa.

La datación de estos yacimientos franceses siempre había sido un reto debido a la naturaleza y la antigüedad de los depósitos sedimentarios, por lo que hasta ahora, solo habían sido datados mediante Resonancia Paramagnética Electrónica (ESR).

El punto fuerte de este trabajo, fruto de la colaboración de investigadores de Australia, España, Francia e Italia, ha sido la combinación inédita de tres métodos de datación, aplicados según los protocolos más avanzados. Se ha vuelto a utilizar el método de ESR, pero de manera independiente y según un procedimiento más novedoso que los empleados anteriormente, y se han comparado sus resultados con los obtenidos mediante otros dos métodos independientes: la Luminiscencia (OSL) y el Paleomagnetismo.

“Es la primera vez que se consigue a aplicar OSL y Paleomagnetismo en estos yacimientos, y la utilización de tres métodos independientes ha arrojado resultados coherentes entre sí, lo que nos ha permitido obtener un marco cronológico muy sólido”, señala Mathieu Duval (izquierda), investigador Ramón y Cajal que lidera este trabajo.

Como explica este investigador del CENIEH, “si bien no es la primera vez que se aplican estos tres métodos en un mismo yacimiento arqueológico, es muy poco frecuente que se realice esta combinación de manera coetánea y concertada, dentro del marco de un estudio único, en lugar de hacerse a través de una sucesión de trabajos independientes”.

Más de 600.000 años de antigüedad

El yacimiento de Lunery-la Terre-des-Sablons, situado en el centro de Francia, proporciona una industria lítica de tipo Olduvayense similar a la que se puede encontrar en yacimientos españoles como Gran Dolina, y Sima del Elefante en Atapuerca (Burgos), o Barranco León y Fuente Nueva-3 en Orce (Granada). Hasta ahora se le atribuía una antigüedad aproximada de 1,1 millones de años a este yacimiento francés. Sin embargo, las nuevas dataciones implican un escenario sobre la formación del mismo más complejo de lo que se pensaba, y han proporcionado una fecha mínima de 710.000 años para esta industria.

Lasca procedente del yacimiento olduvayense de Lunery-la Terre-des-Sablons. Jackie Despriée

El segundo yacimiento, Brinay-la Noira, situado a unos 30 km al norte del anterior, presenta una industria lítica muy distinta, de tipo Achelense, o sea, similar a la que se puede encontrar en yacimientos españoles como la Solana del Zamborino (Granada) o Porto Maior (Pontevedra). Los nuevos resultados apoyan y refuerzan la propuesta anterior de 650.000 años, situando a Brinay-La Noira como uno de los yacimientos achelenses más antiguos del continente.

“Aunque estos yacimientos arqueológicos no sean tan antiguos como los de Atapuerca o los de Orce, son muy importantes para entender mejor las modalidades de los poblamientos antiguos del continente europeo al encontrarse al norte de los Pirineos, la gran barrera orográfica entre ambas zonas”, indica Josep M. Parés (izquierda), coordinador del Programa de Geocronología y Geología del CENIEH.

Laboratorios de datación únicos

Este trabajo ilustra el gran potencial del Programa de Geocronología y Geología del CENIEH como pone de manifiesto su coordinador Josep M, Parés: “Disponemos de un conjunto único de laboratorios dedicados a diferentes métodos de datación, y parte de nuestro trabajo se centra precisamente en la datación de las ocupaciones más antiguas de las regiones mediterráneas”.

En los últimos años, el Programa ha participado y liderado trabajos de datación de yacimientos de la península ibérica, como los de Atapuerca, Fuente Nueva-3, La Solana del Zamborino, Porto Maior, además de las ocupaciones más antiguas del Norte de África en Ain Boucherit (Argelia).

Investigadores de la UCA buscan restos del yacimiento romano de Balsa en Portugal con georradar 3D

Los trabajos, coordinados por el catedrático Lázaro Lagóstena, han permitido detectar estructuras romanas enterradas a gran profundidad y trazar una radiografía del subsuelo para conocer más detalles de este emplazamiento

Un grupo de investigadores de la Universidad de Cádiz, coordinado por el catedrático del área de Historia Antigua, Lázaro Lagóstena (izquierda), ha puesto en marcha un estudio arqueológico en el yacimiento romano de Balsa, en Luz de Tavira (Portugal). El objetivo principal de este trabajo es “conocer en profundidad la ciudad romana que se situaba en este emplazamiento hace aproximadamente 2.000 años”.

Tras la cancelación de las excavaciones previstas para el verano, debido a la pandemia, el trabajo de campo se ha reanudado con labores de exploración geofísica en el terreno para terminar de estudiar lo que queda del antiguo asentamiento romano. Para ello, disponen de tecnología especializada de última generación, como un georradar 3D, “un equipamiento que nos permite obtener imágenes en tres dimensiones del subsuelo, detectar estructuras enterradas y otras construcciones romanas, su configuración y la profundidad a la que se encuentran”, como apuntan los investigadores.

En la primera fase de esta investigación científica, los arqueólogos encontraron pistas valiosas que ayudaron a comprender un poco mejor la existencia de esta antiquísima ciudad romana situada en el suroeste de la península ibérica. “Sospechamos que en algunos terrenos de la antigua Quinta das Antas, se puede ubicar un gran edificio de espectáculos, dado que se hace referencia a la existencia de un circo en dos inscripciones de la zona”.

Investigación con georradar.

Asimismo, “se ha realizado por primera vez una investigación arqueológica mediante técnicas no invasivas en la colina que rodea las casas de la finca de Torre d’Aires, núcleo central del burgo romano”. De esta forma, este trabajo de campo ha consistido en una “radiografía del subsuelo pasando el dispositivo georradar de 2,7 metros de ancho, acoplado a un vehículo 4×4 en la superficie”.

Foto: Moneda romana acuñada en Balsa

Las conclusiones de este proyecto científico se conocerán en el mes de noviembre, tras un complejo proceso de filtrado y análisis de datos mediante un sofisticado programa informático. No obstante, “podemos adelantar que ya hemos documentado parte de la trama urbana de la ciudad romana, algunas factorías de salazones de su barrio pesquero y zonas de una necrópolis”. Con ello, se espera que “los resultados de este trabajo supongan un importante avance en el conocimiento de lo que aún existe de la ciudad, de la forma en que se estableció su urbanismo y del tipo de construcciones que existían en la época”, como aseveran desde la UCA.

Este trabajo se ha realizado con la colaboración de João Pedro Bernardes, de la Universidad de Algarve, y del arqueólogo del municipio de Tavira, Celso Candeias. Además, forma parte del proyecto científico Balsa, recuperación y difusión de una ciudad romana en el Suroeste Ibérico, financiado por el Programa Operativo del Algarve CRESC 2020 y dirigido por la Universidad de Algarve y el Centro de Ciencia Viva de Tavira.

Fuente: Universidad de Cádiz | 8 de octubre de 2020

Encuentran en Siberia una estatuilla de la Edad del Bronce con una máscara de hueso

Un equipo de arqueólogos ha encontrado en un enterramiento de la cultura Odinov, de hace más de 5.000 años, en la región de Novosibirsk en Siberia una curiosa estatuilla de arcilla con una cara tatuada y una máscara de hueso.

Es una pequeña figurita antropomorfa de apenas unos pocos centímetros, entre 10 y 15, a la que acompaña una máscara que representa un oso, hecha con vértebras de caballo.

Según Vyacheslav Molodin (izquierda), que dirige la expedición arqueológica, "la mujer junto a la que se encontró la estatuilla debió haber sido una persona inusual para tener una figurilla así escoltándola a la otra vida".

"Nunca nos hemos encontrado con algo como esto, a pesar de nuestro amplio conocimiento de los ritos funerarios de la cultura Odinov".

Los restos de la mujer habían sido colocados encima de los de un hombre y ambos envueltos juntos en una corteza de abedul que fue quemada antes del entierro.

La pequeña estatuilla, que tiene una incisión a lo largo de su cara y los arqueólogos interpretan que simboliza un tatuaje, fue colocada sobre el estómago de la mujer y luego su cabeza fue rota y puesta al revés para que mirase hacia arriba, en un ritual que no se conocía hasta ahora por los arqueólogos de Novosibirsk.

En el centro de la estatuilla había incrustada una placa de bronce, y se han encontrado igualmente restos orgánicos todavía no analizados. La máscara de hueso hecha con vértebras de caballo representa el hocico de un oso, según opinan los arqueólogos.

“Dado que el descubrimiento tiene 5.000 años de antigüedad, puede imaginarse lo importante que es comprender las creencias de los pueblos antiguos que poblaban Siberia", dice Molodin.

Restos de otras dos personas aparecieron bajo el hombre y la mujer, en una especie de tumba escalonada que es típica de la cultura de Odinov. Los pueblos de esta cultura de pastores y cazadores eran de origen mongoloide, pero curiosamente la figurilla tiene rasgos caucásicos.

"No vemos el género sexual de la estatuilla, lo cual es inusual, y no podemos decir si estaba vestida", agrega Molodin.

El principal asentamiento de la cultura Odinov se encuentra en Odino, en la cuenca baja del río Ishim, en Siberia occidental. La cultura está datada entre los siglos XVIII y XVI a.C., pero los especialistas creen que puede ser incluso más antigua.

Fuentes: labrujulaverde.com| siberiantimes.com | 7 de octubre de 2020

Descubierta una nueva figura entre las líneas de Nazca: un gato de 37 metros

Un gato de unos 37 metros de largo reposando sobre una colina arenosa es la nueva figura que los arqueólogos del Ministerio de Cultura peruano han encontrado en la Pampa de Nazca, hogar de los famosos geoglifos que forman parte del listado de Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1994.

El felino fue labrado en las laderas de una colina en mitad del desierto de la región de Nazca (Perú) unos doscientos años antes de nuestra era, mucho antes de la aparición de las célebres figuras - el "mono", la "araña" o el "pájaro"- que hacen de la zona uno de los lugares con mayor interés arqueológico de Perú, y allí permaneció oculto por casi 2000 años, a escasos metros de la Panamericana, la principal autovía que recorre de norte a sur todo el país.

DESCUBRIMIENTO CASUAL

El hallazgo se produjo, según el arqueólogo Jhonny Isla, responsable del sistema de gestión del Parque Arqueológico Nasca-Palpa, cuando las autoridades decidieron mejorar el acceso al principal mirador natural que permite a los visitantes contemplar desde tierra parte de las gigantescas figuras que dominan el paisaje de la zona.

"Desde el Ministerio de Cultura nos dimos cuenta que el acceso al mirador, de hecho, transcurría sobre un geoglifo, y nos planteamos cambiarlo, pues no es posible que se promoviera el acceso dañando patrimonio...Otro tema es que el ascenso era complicado y queríamos facilitar un paso más seguro...Y en ese proceso, nos percatamos que en esa ladera había trazos que no eran de ninguna manera naturales", dijo Isla.

Pese a la evidente erosión de la zona, a través de fotografías tomadas con drones, se fue develando lo que ya desde un principio "parecía una figura zoomorfa, un felino", que había estado oculto a la vista de todos por centenares de años.

"Llama la atención que todavía se puedan identificar figuras nuevas, pero sabemos que hay otras que se pueden encontrar. En los últimos años, el uso de drones, que sobre todo nos permiten tomar imágenes en laderas de las colinas, nos hace posible eso", indicó el arqueólogo.

El hallazgo inicial se produjo a inicios de este año, pero debido al parón de las actividades en el país a causa del covid-19, los trabajos de campo no se han podido terminar hasta ahora, revelando la figura de un animal que mira al frente y se sienta de costado, trazado con líneas de unos 30 centímetros de grosor.

CULTURA PARACAS

Todo parece indicar que el animal pertenece a la cultura Paracas, que antecedió varios siglos a la cultura Nazca que creó los geoglifos por los que esta región es conocida.

"En los últimos años, entre los valles de Palpa y Nazca, se han identificado unas 80 o 100 figuras nuevas, que anteceden a las de la cultura Nazca. Estas son de menor dimensión y están dibujadas en laderas de cerros, claramente de una tradición anterior. Se sabe por las comparaciones iconográficas. Por ejemplo, los textiles Paracas tienen aves, felinos, o personajes fácilmente comparables con esos glifos", explicó el investigador.

En este sentido, Isla apuntó que la interpretación histórica y cultural de estos hallazgos es distinta a la que se puede dar de los geoglifos de los Nazca, mucho mayores y difíciles de percibir a simple vista.

"El significado de los geoglifos de Nazca tiene algo seguro como respuesta: estaban vinculados al agua y la fertilidad. Nada extraño para un pueblo que vivía en un desierto y para el que el agua era central (...) Pero estos nuevos, más pequeños, que aparecen en grupos, pues entrañan una concepción distinta: están hechos para que la gente los vea", razonó el arqueólogo.

Así, mientras las figuras de la cultura Nazca están hechas "por hombres, para los dioses", las de los paracas "son de hombres para los hombres", dijo.

"En cualquier caso, es evidente que este desierto inmenso constituía un paisaje cultural que estaba integrado y ocupado por la sociedad, no era un paisaje abandonado y tenía un sentido muy especial, durante cientos de años", añadió Isla.

Las Líneas de Nazca, descubiertas en 1927, constituyen un amplísimo complejo de imágenes zoomorfas, geométricas o de plantas, cuya llegada al mundo fue posible gracias a la germano-peruana María Reiche (1903-1998), quien dedicó gran parte de su vida al estudio y conservación de los geoglifos.

Fuente: elmundo.es | 17 de octubre de 2020

Un entorno turbulento provocó un salto en el comportamiento humano y la adaptabilidad hace 320.000 años en el sureste de África

Al tratar de comprender la importante transición evolutiva que habían descubierto en Olorgesailie en 2018, Potts y su equipo se habían sentido frustrados por una gran brecha de 180.000 años en el historial ambiental de la región. Para saber cómo cambió la región durante ese período, tuvieron que buscar en otra parte. Hicieron arreglos para que una empresa de Nairobi perforara la cuenca cercana de Koora, extrayendo sedimentos de la tierra lo más profundo posible. El sitio de perforación, a unos 24 kilómetros de los sitios de excavación arqueológica, era una llanura cubierta de hierba y el equipo no tenía una idea clara de lo que había debajo de su superficie. Con la participación y el apoyo de los Museos Nacionales de Kenia y la comunidad local de Oldonyo Nyokie, se extrajo de la tierra un núcleo de 139 metros. Ese cilindro de tierra, de apenas cuatro centímetros de diámetro, resultó representar un millón de años de historia ambiental. Crédito: Programa de Orígenes Humanos, Smithsonian.

Las personas prosperan en todo el mundo a cualquier temperatura, altitud y en diversos paisajes. ¿Cómo lograron los seres humanos adaptarse existosamente a todo tipo entornos en los que se establecían? Los investigadores de los orígenes humanos como yo estamos interesados ​​en saber cómo evolucionó este rasgo humano por excelencia, la adaptabilidad.

En un lugar de Kenia, en Olorgesailie, mis colegas y yo hemos estado trabajando sobre este rompecabezas durante décadas. Es un lugar donde se pueden ver grandes cambios en los registros arqueológicos y de fósiles de hace cientos de miles de años. Pero, ¿qué factores externos impulsaron la aparición de comportamientos que se tipifican como propios de nuestra especie, el Homo sapiens, en su interacción con el entorno?

Queríamos saber si podíamos poner en relación lo que estaba sucediendo en el medio ambiente en el pasado prehístórico con los cambios en la tecnología y las especies humanas que vivían allí. Con base en nuestro análisis, publicado en la revista Science Advances, llegamos a la conclusión de que las raíces de las adaptaciones evolutivas del Homo sapiens provienen de nuestra capacidad para ajustarnos al cambio ambiental.

Transiciones arqueológicas y faunísticas en la cuenca de Olorgesailie: ubicación, litología y geocronología del núcleo del proyecto de perforación en Olorgesailie OLO12-1A. (A a C) Ubicaciones del núcleo de perforación de la cuenca de Koora, Olorgesailie, enclave de fósiles de Lainyamok y topografía con fallas de este a oeste (sección transversal). (D) Tecnología achelense de la cuenca Olorgesailie que abarca desde hace ~ 1 Ma a 500 ka; reemplazo por tecnología de la Edad de Piedra Media hace ~ 320 ka; y el recambio en la fauna de mamíferos fósiles, incluido el cambio a nivel comunitario en la masa corporal, la dependencia del agua y las estrategias de alimentación. Conjuntos de fósiles fechados entre ~ 397 y 300 ka hace que registren la rotación de la fauna de Olorgesailie y Lainyamok. Las transiciones de comportamiento y de fauna de los homínidos en la cuenca de Olorgesailie ocurrieron durante un hiato erosivo que data de ~ 500 a 320 ka de antigüedad. (Imagen del mapa: TanDEM-X DEM DLR; imágenes de la herramienta: Smithsonian Institution.) (E) Profundidad del núcleo de perforación en la cuenca de Koora (metros por debajo de la superficie), secuencia litológica y restricciones de antigüedad que abarcan desde hace ~ 1.084 Ma a ~ 83.5 ka, según Modelo de edad bayesiana ( 40 Ar / 39 Ar ± 1σ y límite magnetoestratigráfico * de Brunhes / Matuyama). La zona sombreada indica el registro litológico del núcleo de perforación durante una pausa en el registro del afloramiento de Olorgesailie.

Falta de un tiempo en el registro arqueológico

El famoso enclave prehistórico de Olorgesailie se halla dentro del Valle del Rift, un área sísmicamente activa donde los lagos y arroyos produjeron sedimentos que se acumularon con el tiempo, enterrando y preservando huesos fosilizados y herramientas de piedra prehstóricas.

En Olorgesailie, nuestro equipo científico ha descubierto evidencias que están potencialmente relacionadas con el origen del Homo sapiens en forma de una transición crítica de una tecnología lítica a otra.

La tecnología lítica más antigua se caracteriza por grandes artefactos de corte ovalado llamados hachas de mano. Típicas de lo que se llama tecnología Achelense, casi dos docenas de capas de estas hachas de mano y otras herramientashan sido desenterradas en Olorgesailie. Abarcan un período inmenso de unos 700.000 años, y se inscriben una época en la que los restos fósiles muestran que las especies de homínidos denominados Homo erectus y Homo heidelbergensis habitaban el este de África.

Los últimos yacimientos arqueológicos achelenses en Olorgesailie tienen unos 500.000 años de antigüedad, una datación en la que hay una frustrante brecha de 180.000 años en los sedimentos causada por la erosión. El registro arqueológico comienza, en realidad, hace unos 320.000 años, cuando los sedimentos empezaron a llenar el paisaje.

Vista aérea de la región de Olorgesailie hoy. Programa de Orígenes Humanos, Smithsonian

Pero la tecnología Achelense ya se había extinguido. En su lugar la sustituyó la tecnología de la Edad de Piedra Media, que consistió en la elaboración de utillaje más pequeño y más fácil de transportar que las toscas hachas de mano achelenses. En otras áreas de África, la tecnología de la Edad de Piedra Media está asociada con los primeros Homo sapiens africanos.

Estos fabricantes de herramientas a menudo usaban obsidiana negra de bordes afilados como materia prima. Los arqueólogos Alison Brookss, John Yellen y otros, rastrearon químicamente las características de la obsidiana hasta llegar a afloramientos distantes en varias direcciones, unos 95 kilómetros desde Olorgesailie. Concluyeron que las lejanas fuentes de obsidiana proporcionan evidencias del intercambio de recursos entre grupos humanos, un fenómeno desconocido en la etapa Achelense.

Nuestras excavaciones sobre el período de la Edad de Piedra Media también proporcionaron materiales de color negro y rojo. Los arqueólogos ven estos pigmentos como signos de una comunicación simbólica cada vez más compleja. Piense en todas las formas en que las personas usan el color: en banderas, ropa y muchas otras formas con las que los individuos reclaman visualmente su identidad como parte de un grupo.

Así que en este lugar hemos verificado la extinción del estilo de vida achelense, así como su reemplazo por comportamientos significativamente nuevos, los cuales incluyen innovaciones tecnológicas, intercambio intergrupal de obsidiana y el uso de pigmentos. Ahora bien, no teníamos forma de examinar lo que había sucedido en la brecha de 180.000 años anterior, cuando tuvo lugar esta transición.

Necesitábamos recuperar ese tiempo, y, para logarlo, comenzamos a diseñar estrategias sobre cómo desenterrar sedimentos en algún lugar cercano que hubiera dejado registro de los entornos medioambientales y de los desafíos de supervivencia asociados con los cambios de adaptación humana.

Después de una brecha de 180.000 años en el registro de Olorgesailie, las tecnologías achelenses habían sido reemplazadas por las de la Edad de Piedra Media. Programa de Orígenes Humanos, Smithsonian.

Recurrir a la geología en busca de pistas sobre los primeros humanos

Diferentes tipos de sedimentos se han depositado en los lagos, arroyos y suelos, y tales capas de sedimentos cuentan la historia de los cambios ambientales a lo largo del tiempo. Los geólogos Kay Behrensmeyer y Alan Deino se unieron a mí en el sur de Kenia para averiguar dónde podríamos perforar en busca de sedimentos que pudieran llenar el lapso de tiempo referido en Olorgesailie.

Supusimos que la clave para comprender esta transición estaría debajo de una llanura plana y cubierta de hierba a unos 24 kilómetros al sur de nuestras excavaciones en Olorgesailie. Junto con colegas como René Dommain, y colaboradores de la National Lacustrine Core Facility, perforamos el suelo en septiembre de 2012 hasta que llegamos a la capa de roca volcánica del Valle del Rift.

Cada capa de sedimento visible en esta sección transversal del núcleo proporciona una pista sobre el entorno antiguo. LacCore, Universidad de Minnesota.

El resultado fue un núcleo de 139 metros de profundidad que contenía una secuencia de antiguos hábitats y suelos de lagos y sus márgenes, todos plagados con capas volcánicas que podíamos fechar para obtener el registro ambiental más preciso de África Oriental durante el último millón de años.

Mediante el consejo del geólogo Andy Cohen y otros colegas, reuní un equipo internacional de geológos y paleoecólogos para tomar las muestras y analizar el núcleo. Descubrimos formas de convertir muchas de las medidas diferentes del medio ambiente del pasado (fragmentos microscópicos de plantas, diatomeas unicelulares de los antiguos depósitos del lago y varias señales químicas) en medidas ecológicas, tales como la disponibilidad de agua dulce y la cobertura vegetal.

Perforación para extraer un núcleo de tierra de 139 de largo que resultó representar 1 millón de años de historia ambiental. Programa de Orígenes Humanos, Smithsonian.

El medio ambiente durante el intervalo de tiempo considerado

El registro de sedimentos mostró que durante la era de hace 1 millón a 500.000 años, cuando los fabricantes de herramientas achelenses estaban ocupados en la cuenca de Olorgesailie, los recursos ecológicos de los que disponían eran relativamente estables. El agua dulce estaba disponible de manera fiable, mientras que el merodeo de cebras, rinocerontes, babuinos, elefantes y cerdos, provocó una alteración de la vegetación regional de pastizales boscosos en llanuras de herbáceas cortas y nutritivas.

¿Y luego qué pasó en ese intervalo de tiempo?

El núcleo de sedimentos extraído conservaba muy bien el intervalo de tiempo anteriormente misterioso. Determinamos que hace unos 400.000 años tuvo lugar una transición ambiental crítica. Desde un entorno relativamente estable, comenzamos a ver fluctuaciones repetidas en la vegetación, en el agua disponible y en otros recursos ecológicos de los que dependían nuestros antepasados ​​y otros mamíferos.

Según la literatura antropológica, los cazadores-recolectores de hoy en día y de la historia reciente se enfrentan a los períodos de recursos inciertos invirtiendo tiempo y energía en perfeccionar su tecnología. Establecen contactos con otros grupos distantes a fin de mantener redes de intercambio e información, al tiempo que desarrollan marcadores simbólicos que fortalecen estas conexiones sociales y la identidad de grupo.

¿Suena familiar? Estos comportamientos reflejan cómo el antiguo estilo de vida de la Edad de Piedra Media en Olorgesailie ya se diferenciaban del estilo de vida achelense.

Igualmente notable es que especies de animales grandes, típicas de la etapa Achelense, se extinguieron hace 500.000 años. Entre 360.000 y 300.000 años atrás, especies herbívoras de tamaño más pequeño, ecológicamente flexibles y menos dependientes del agua y de las hierba tanto corta como alta, así como de las hojas de los árboles, habían reemplazado a los herbívoros especializados, tales como las cebras y el gran babuino.

Estos cambios en la comunidad animal reflejan la ventaja de las dietas adaptables, un paralelo a cómo nuestros antepasados ​​de la Edad de Piedra Media se ajustaron a la incertidumbre ambiental.

De vuelta en el laboratorio, los científicos analizaron el contenido de las capas de sedimentos del núcleo. Programa de Orígenes Humanos, Smithsonian.

Durante las últimas dos décadas, muchos investigadores de los orígenes humanos han pensado en el clima como el principal, si no el único, factor impulsor de la evolución adaptativa de los homínidos. Sin embargo, nuestro nuevo estudio llama la atención sobre varios otros factores en la transición Achelense-Edad de Piedra Media en el sur de Kenia.

Las precipitaciones variaron mucho después de la transición ambiental hace 400.000 años. El terreno de la región también se fracturó por la actividad tectónica y se cubrió de ceniza volcánica. Y los grandes herbívoros ejercieron diferentes influencias sobre la vegetación antes y después de esta transición.


El resultado fue una cascada de cambios ecológicos que afectaron a los primeros humanos que practicaban el estilo de vida de la Edad de Piedra Media, y proponemos que todos estos factores juntos instigaron un cambio evolutivo crítico.

La Edad de Piedra Media podría ser una lección para hoy en día. Ahora que la humanidad se enfrenta a una era de incertidumbres ambientales a escala global, ¿es nuestra especie lo suficientemente ágil como para engranar las redes sociales, desarrollar nuevas tecnologías y crear fuentes fiables de información con el fin de adaptarse a las perturbaciones ambientales que se avecinan?

Fuente: theconversation.com | 21 de octubre de 2020

Director del Programa de Orígenes Humanos, Smithsonian Institution