Los jeroglíficos egipcios se podrán descifrar en inglés gracias a una aplicación de Google

Los milenarios jeroglíficos egipcios dejarán de ser un misterio para los no especialistas gracias a un herramienta de Google con inteligencia artificial disponible en todo el mundo.

Durante décadas, arqueólogos e historiadores han estudiado los hallazgos de la cultura egipcia a fin de descifrar los mensajes escondidos en los jeroglíficos.

En 1799, el soldado francés Pierre-François Bouchard descubrió la Piedra de Rosetta: un fragmento de una estela egipcia de granodiorita inscrita de casi una tonelada con inscripciones en la zona superior en jeroglíficos egipcios, la parte intermedia en escritura demótica y la inferior en griego antiguo, los cuales permitieron traducir los jeroglíficos egipcios.

La piedra de Rosetta exhibida en el Museo Británico.

La Piedra de Rosetta está expuesta en el Museo Británico; sin embargo, más de 200 años después se puede prescindir de ella para traducir los jeroglíficos, pues ahora la inteligencia artificial se encargará de ello.

La rama de Google Arts & Culture ha desarrollado una herramienta llamada Fabricius, la cual es capaz de identificar alrededor de mil jeroglíficos a través de una red neuronal. Fabricius no solo traduce los jeroglíficos a inglés, también al contrario. La herramienta también es capaz de invertir el inglés y mostrar los jeroglíficos más acertados para frases populares.
Para crear Fabricius, Google pidió a varios investigadores hacer un facsímil de los jeroglíficos, es decir, los científicos tuvieron que hacer una réplica de los dibujos lo más parecida posible para que pudiera ser identificada.

La primera parte del desarrollo de la herramienta fue un reto para los investigadores porque muchos jeroglíficos se parecen entre sí, pero debían detallar los dibujos para que la traducción fuera precisa.
Fabricius ya está disponible para todo el mundo y funciona como un minijuego para aprender sobre cultura egipcia con dos modalidades: haciendo un jeroglífico propio o traduciendo un texto en inglés en forma de jeroglífico egipcio.
La primera forma no es tan precisa y es más útil para historiadores o arqueólogos profesionales que buscan el significado de algún jeroglífico y saben reproducirlo con exactitud.

La opción para mostrar textos en jeroglíficos resulta más amigable para cualquier usuario, pues puede escribir alguna idea y Fabricius la mostrará como si la hubieran escrito los egipcios.

La herramienta da algunas opciones de frases para traducir y las muestra en pantalla con la traducción más acertada, aunque puede tener imprecisiones. Por ejemplo, al escribir ‘Hola’ (Hello), el traductor lo convertirá en ‘Saludos para ti’ (Greetings to you), que es una forma más larga y formal, pero más sencilla de escribir en jeroglíficos.
Los egipcios representaban acciones en jeroglíficos y no palabras como tal, por lo que hay algunas variaciones en la traducción, pero la inteligencia artificial se encarga de buscar los jeroglíficos que mejor expresen lo que se quiere decir.

Aunque Google manifestó que se trata de una herramienta para divertirse, algunos científicos expresaron molestia por el uso de inteligencia artificial para sustituir el trabajo de historiadores y arqueólogos.

Roland Enmarch (derecha) de la Universidad de Liverpool, dijo que los jeroglíficos varían mucho con el tiempo, pero reconoció que es un paso importante en el estudio de la historia y la cultura.

Chance Coughenour (izquierda), arqueólogo y responsable de preservación en Google Arts & Culture, no esconde que el proyecto surgió como un experimento. Sabía que herramientas como el aprendizaje automático poseen un gra.... Hasta el momento, la única forma de interpretarla consistía en observar el jeroglífico, recordarlo y buscarlo en libros e ingentes hojas de cálculo. Y con la dificultad añadida de que muchas imágenes son muy parecidas, con lo que resulta sencillo equivocarse. “Con esta app acortamos los tiempos. Si la imagen es buena, en 15 o 20 minutos tenemos la traducción, aunque todavía nos falta bastante para descifrarlas todas”.

Al margen de la parte educativa y lúdica, que nos permite añadir emojis a los jeroglíficos o enviar una postal digital en un perfecto egipcio clásico, el apartado profesional pretende convertirse en una piedra de Roset.... “Cuanta más gente lo utilice, los algoritmos aprenden más y, con el tiempo, se convertirá en la mejor solución. Es una cuestión de datos y entrenamiento”, asegura Coughenour. Gracias a la tecnología que Google emplea en el reconocimiento de imágenes, cuando captamos un símbolo incompleto, identifica sus elementos e infiere tres posibilidades para que los expertos determinen cuál sería la opción correcta. “El margen de error es bajo, aunque necesitamos reducirlo”, precisa.


Debido a que Fabricius aún se encuentra en plena evolución, las traducciones de los jeroglíficos únicamente están disponibles en inglés y árabe. Pese a que Coughenour no adelanta cuáles podrían ser los siguientes idiomas, sí está claro que su intención es incorporar nuevas lenguas en los .... La prioridad es mejorar la precisión de la herramienta, que, como recuerda, siempre que arroja un resultado lo comprueban los expertos —los algoritmos todavía no han adquirido el conocimiento necesario—.

Comprender mejor el antiguo Egipto depende del éxito de la aplicación. Si la piedra de Rosetta solo ofrecía una traducción parcial del idioma, ahora se abre un nuevo horizonte. Símbolos hasta el momento incomprensibles están a una simple imagen de volverse inteligibles. La digitalización ha permitido que parte de los secretos milenarios.... “La ventaja es que la app puede usarla cualquier persona, así que podemos recabar datos de una infinidad de fuentes”, concluye Coughenour.

Fuentes:vix.com | retina.elpais.com | 15 de julio de 2020

Dos utensilios de cuarcita hallados en el yacimiento Gran Dolina indican ocupación humana en Atapuerca hace 600.000 años

Uno de los utensilios de cuarcita hallados en la Unidad TD8 de Gran Dolina - AOC/EIA

Dos utensilios de cuarcita hallados en la unidad TD8 del yacimiento de Gran Dolina permiten documentar por primera vez la presencia humana en la Sierra de Atapuerca (Burgos) hace unos 600.000 años, un período en el cual aún no se disponía de evidencias en este sentido en ninguna de las cavidades de este complejo arqueopaleontológico.

Además, se constata de este modo presencia humana ininterrumpida en la Sierra de Atapuerca a lo largo de 1,4 millones de años. Estas dos piezas, a la que hay que sumar un fragmento de una tercera de sílex neógeno, han sido descubiertas por miembros del IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) y de la Universitat Rovira i Virgili (URV) durante la campaña de excavación de este mes, muy determinada en tiempo y número de participantes por las limitaciones que impone la Covid-19.

Con este hallazgo se puede afirmar que ha sido una campaña clave para la comprensión de la secuencia de ocupación humana del yacimiento de Gran Dolina, pues se han aportado datos sobre una fase relativamente desconocida en toda Europa occidental, y con un innegable interés científico: la situada entre las intensas ocupaciones documentadas en la Unidad TD6 (900.000 años de antigüedad) y las que se corresponden con el gran impacto registrado en la sierra de Atapuerca en momentos ya del Achelense (representada en el yacimiento por la Unidad TD10, a partir de hace unos 450.000 años).

Foto: El consejero de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, Javier Ortega; y los codirectores del Proyecto Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, presentan el balance de la campaña de excavaciones 2020 en los yacimientos de la sierra de Atapuerca / Foto: JCyL

La industria lítica encontrada en el nivel 8 de Gran Dolina se compone de cantos de río trabajados para descuartizar animales cazados y quizás fabricar herramientas de madera. Quiénes fueron sus creadores es un misterio. «No sabemos qué tipo de homínidos eran», reconoce José María Bermúdez de Castro, codirector de Atapuerca, tras dar a conocer los resultados de las últimas excavaciones, marcadas por el parón debido a la pandemia del covid-19. La razón principal es que existen escasos restos de esa época en Europa. La pieza más importante es la mandíbula de Mauer, descubierta en 1907 en la localidad alemana del mismo nombre y cuya especie humana fue bautizada con el nombre de Homo heidelbergensis. «Se trataba de un homínido de aspecto bastante arcaico, pero con características que ya apuntaban a los neandertales», indica el investigador.

El nuevo hallazgo sugiere que probablemente Atapuerca estuvo ocupada desde hace unos 1,2 millones de años, época a la que pertenece el trozo de mandíbula encontrada en 2007 en la Sima del Elefante (el fósil europeo más antiguo, derecha) hasta la actualidad. Hace 850.000 años se asentó allí Homo antecessor. «Desde entonces y hasta hace 120.000 años seguramente todas las poblaciones estaban relacionadas. Tenían un mismo origen, el suroeste de Asia, lo que ahora son Irak, Siria e Israel», explica Bermúdez de Castro. A su juicio, «fueron llegando poblaciones, unas aculturaron a otras, pudieron hibridarse, algunas desaparecieron... Es un modelo muy complejo del que todavía no tenemos idea».

De otro lado, en la Sima del Elefante y Cueva Fantasma, los esfuerzos se han centrado en acondicionar los yacimientos para poder desarrollar con plenas garantías el método científico que impone el trabajo de campo de la arqueología. En la misma unidad de TD8 se han identificado abundantes restos de macromamíferos, entre los que destacan el oso, la hiena o el jaguar, además de herbívoros como el rinoceronte, el caballo o los cérvidos. Ello ha permitido ampliar la colección de restos de carnívoros, el grupo más desconocido de este yacimiento.

Así, en la Sima del Elefante, por ejemplo, se han retirado grandes bloques del interior de la cueva de parte del techo que se cayó hace sobre 1,4 millones de años. Dicho desplome se produjo cuando los sedimentos arcillosos del nivel 7, el estrato más antiguo conocido hasta el momento en la Sierra de Atapuerca, ya estaban depositados en el interior de la cavidad.

Miembros del IPHES y de la URV, al pie de Gran Dolina, esta semana - Susana Santamaría/EIA

En este nivel se han recuperado restos de tortuga, oso y castor, que refuerzan la hipótesis de que las condiciones medioambientales de la sierra hace 1,4 millones de años eran más templadas y húmedas que las de ahora. En estos niveles predominan los restos de équidos, con prácticamente representación de todos los elementos del esqueleto, seguidos de restos de bóvidos, cérvidos y suidos. Entre los carnívoros se han recuperado restos de hienas, osos, cánidos (lobo y zorro), tejón y lince. Esta unidad ha proporcionado en el sector próximo a Cueva Fantasma varias lascas de sílex, que evidencian el uso de este espacio por parte de los neandertales, siguiendo la pauta descrita en el sector de entrada de la misma. También se ha llevado a cabo en Cueva Fantasma el perfilado del frente oriental de la excavación, que ha consistido en regularizar el importante desnivel provocado por una intrusión de la actividad de la antigua cantera, y obtener un perfil que permita establecer correlaciones estratigráficas entre diversos sectores de este yacimiento. En el sector superior esto ha afectado apenas a un metro de superficie, en donde se documenta el rico nivel fosilífero de Sala Fantasma descubierto en 2019 (SF30).

Por su parte la unidad 20, se caracteriza por un nivel cementado de conglomerados y bandas de arcillas que contienen restos fósiles de herbívoros (équidos, bóvidos, rinocerontes y especialmente ciervos) y carnívoros (pantera, hiena, oso). En la parte inferior del perfilado, destaca la unidad 21 por la abundancia de restos fósiles de hiena, y coprolitos de este animal, que indican el posible uso de este espacio como letrina. En este nivel además se han recuperados restos de équidos, bóvidos, cérvidos y rinocerontes. También se han obtenido restos de otros grandes carnívoros como el león, pantera y oso.

Excavación en Cueva Fantasma, en el nivel SF30 - AOC/EIA

Excavaciones en Gran Dolina

Finalmente, los trabajos llevados a cabo por miembros de la URV-IPHES en otros yacimientos de la Sierra de Atapuerca incluye el hallazgo de un fragmento de cráneo humano procedente de la Sima de los Huesos (450.000 años), en donde este año los trabajos han sido puntuales.
Además, se está trabajando en un nuevo yacimiento, la entrada a la cavidad Galería de las Estatuas, cuyo techo colapsó hace 50.000 años. Diversos instrumentos de cuarcita, sílex y areniscas muestran grandes similitudes con el complejo Musteriense, de manufactura neandertal, como así son igualmente las ocupaciones que en los últimos años se están excavando en el mismo yacimiento, pero dentro de la cavidad, a la que actualmente se accede por el Portalón de Cueva Mayor.

Fuentes: elmundo.es | abc.es | 23 de julio de 2020

Hallado un gran complejo clave en los últimos tiempos del reino bíblico de Judá

Imagen aérea de la excavción en el vecindario de Armona, Jerusalén.

Arqueólogos israelíes han desenterrado un yacimiento en Jerusalén vinculado con el bíblico reino de Judá, un «importante» complejo administrativo y de almacenamiento datado hace 2.700 años, en el que se han encontrado asas de jarra con estampas en hebreo y figuras de arcilla de culto pagano.
El sitio, en la actual zona occidental de la Ciudad Santa, cerca de la embajada de Estados Unidos, «es una estructura inusualmente grande construida con muros de sillares concéntricos», un elemento que señala su relevancia, ha asegurado hoy a Efe la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI), que realizó la excavación.

El emplazamiento, de la Edad del Hierro, fue «clave en la historia de los últimos tiempos del Reino de Judá, y se une a otros sitios clave descubiertos en el área de Jerusalén que estuvieron ligados a la administración centralizada de esta monarquía «desde su apogeo hasta su destrucción», ha explicado el doctor Yuval Baruch (izquierda), de la AAI. La excavación ha descubierto una estructura inusualmente grande construida con muros de sillares concéntricos

Entre los hallazgos hay unas 120 asas de jarra con impresiones de sello inscritas en hebreo antiguo. Algunas con la inscripción «LMLK», un acrónimo que significa «perteneciente al rey».

Sello con figura de dos alas.

Otras incorporan «nombres de altos funcionarios y de personas ricas del Reino de Judá», un símbolo que, según los arqueólogos daba fe de su posición: podrían haber sido individuos con grandes extensiones de tierra, que impulsaban la economía e incluso tenían vasijas en su propiedad. «Es una de las colecciones más grandes e importantes de este material jamás descubiertas en la región», asegura la AAI.

Se han encontrado alrededor de 120 asas de tarro datan de hace 2700 años - AFP

Según los directores de la excavación, Neria Sapir y Nathan Ben Ari, el yacimiento sirvió como un centro gubernamental que repartía excedentes agrícolas. También administraba y distribuía suministros en momentos de escasez. El recurso de almacenar alimentos para su conservación en recipientes de cerámica era común en la antigüedad.

El arqueólogo Neria Sapir en la lugar de la excavación, un centro administrativo de 2.700 años de antigüedad.

El complejo también se usó para recolectar impuestos y hacer aceite de oliva y vino. Dominaba extensas parcelas de viñedos y olivos, y tenía lagares para producir vino.
Otro curioso hallazgo son varias estatuillas de arcilla con formas de mujer, jinetes o animales que probablemente se usaban para el culto pagano y la idolatría. Según la Biblia, el paganismo prevaleció en gran medida en el Reino de Judá.

Figurillas halladas durante la excavación.

De acuerdo con fuentes bíblicas, esta monarquía se situó en la zona más bien meridional de Tierra Santa, tras producirse en el siglo X a.C. una partición que lo dividió del Reino de Israel, al norte. Este último fue conquistado por los asirios en siglo VIII a.C., y Judá cayó en manos de los babilonios en el 586 a.C. Tras esta conquista, el complejo se abandonó, pero al cabo de poco se reocupó y su actividad continuó, remarcan los arqueólogos.


Fuentes: abc.es | shalomisrael.es | 23 de julio de 2020

Hallan en México evidencias de que los primeros seres humanos en llegar a las Américas lo hicieron hace unos 30.000 años

Miembros del equipo de excavación de la Cueva Chiquihuite ingresan al sitio. Al comienzo de la temporada de excavación de 2 meses, un serie de mulas lleva más de 1,5 toneladas de equipo a la cueva, incluidos todos los elementos de campamento, comida y agua necesarios para apoyar a alrededor de 8 personas.

Los primeros habitantes de América del Norte dejaron pocas y valiosas pistas de su existencia, una huella aquí, un arma allí y una momia acullá, lo que ha llevado a los científicos a preguntarse exactamente cuándo llegaron los primeros seres humanos a este continente.

Ahora, dos nuevos estudios informan de una fecha sorprendentemente temprana: los humanos pudieron haber estado viviendo en el continente americano hace al menos 30.000 años.


Eso significaría que los primeros colonos pudieron haber llegado antes del Último Máximo Glacial, entre 26.500 y 19.000 años atrás, cuando las capas de hielo cubrían gran parte de lo que ahora es el norte de los Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, los humanos no se generalizaron en el continente americano hasta hace unos 14.700 años, cuando la población prosperó.

"Estos estudios son fascinantes", dijo William Harcourt-Smith, un paleoantropólogo del Lehman College y del Museo Americano de Historia Natural, ambos con sede en la ciudad de Nueva York, y que no participó en la investigación. "Ahora está muy claro que los humanos modernos estuvieron en las Américas mucho antes de lo que solíamos pensar. Ha habido otros sitios y académicos que han sugerido esto, pero son los estudios rigurosos como estos los que realmente cierran el acuerdo".
En un estudio, los arqueólogos analizaron una cueva remota en el noroeste de México que contiene herramientas de piedra hechas por el hombre con una antigüedad de hasta 31.500 años, según los modelos de datación. Esto retrasaría las fechas de dispersión humana en Norteamérica hasta hace unos 33.000 años, dicen los investigadores.

En el otro estudio, un equipo de arqueólogos ha tomado dataciones ya publicadas de 42 yacimientos arqueológicos en América del Norte y Beringia (la región que históricamente conectaba el continente asiático con el continente americano), y las han introducido en un modelo que analiza la dispersión humana. Este modelo encontró una presencia temprana de seres humanos en América del Norte que la data al menos en 26.000 años atrás.

Foto: las enormes galerías de piedra caliza de la cueva Chiquihuite se mantienen constantes a 12 grados Celsius, incluso en pleno invierno cuando los investigadores trabajan en el sitio.

Ambos estudios, publicados en la revista Nature, van en contra del modelo "primero los Clovis", una hipótesis que se ha mantenido durante décadas y que sostiene que los primeros humanos llegaron a América a través de Beringia cuando la última Edad del Hielo estaba terminando hace unos 13.000 años. Sin embargo, los científicos han estado cuestionando este modelo a lo largo de los años, ya que se han descubierto yacimientos cuya datación es más antigua, incluida la cueva recientemente estudiada en México.

Foto: investigadores en busca de ADN antiguo toman muestras en la cueva de Chiquihuite, México. Crédito: Mads Thomsen.

Cueva en las montañas
En 2010, los investigadores encontraron antiguas herramientas de piedra en la cueva Chiquihuite, un lugar en las montañas situado a 2.740 metros sobre el nivel del mar y a unos 1.000 metros sobre el fondo de un valle, escriben los investigadores en el estudio. El terreno en la cueva es difícil de explorar, ya que el techo de la entrada a la cueva se derrumbó hace unos 12.000 años, por lo que el equipo realizó excavaciones a unos 50 metros dentro de la misma. Además, era tan difícil trasladarse a esta cueva que los arqueólogos decidieron vivir en ella durante dos temporadas, un total de 80 días, en los años 2016 y 2017.

Durante ese tiempo, el equipo trabajó de manera constante, recolectando restos óseos, trozos de carbón, herramientas de piedra y sedimentos. Utilizaron dos técnicas para datar las aproximadamente 1.900 herramientas halladas en la cueva: la datación mediante radiocarbono y la luminiscencia ópticamente estimulada (OSL). Con esta última, los investigadores evaluaron cuándo los granos de cuarzo de los sedimentos habían sido expuestos por última vez a la luz solar, y, para evitar sesgar los resultados, "cuando extraíamos las muestras, la zona tenía que estar en completa oscuridad", dice el investigador principal del estudio y director de la excavación, Ciprian Ardelean (izquierda), arqueólogo de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

Las dataciónes por radiocarbono y las fechas obtenidas a través de OSL coincidieron, lo que sugiere que las mismas eran precisas, afirma Ardelean. Además, los investigadores dividieron las capas sedimentarias en dos secciones principales: una capa más joven que data entre hace 16.600 y 12.200 años, y que contenía aproximadamente el 88% de las herramientas líticas halladas, y una capa más antigua de entre 16.600 y 33.000 años que contenía aproximadamente el 12% de las herramientas restantes.
Ejemplos de artefactos líticos hallados en la cueva Chiquihuite, México.

Ardelean señaló que las herramientas líticas muestran signos claros de haber sido talladas por seres humanos, como marcas de percusión para lograr un borde afilado y puntiagudo. "También se pueden ver golpes repetidos en el mismo lugar de una herramienta, desde diferentes ángulos, cuando les resultaba más complicado separar las lascas y lo intentaban una y otra vez", relata Ardelean a Live Science.

Sin embargo, la búsqueda de material genético en la cueva solo arrojó ADN de plantas y animales (enebros, abetos y pinos, murciélagos, osos, ratones de campo, ratones ciervos y marmotas), pero no de seres humanos.


El Dr. Ardelean dijo: "No sabemos quiénes eran las personas que estuvieron en esta cueva, de dónde venían ni a dónde iban. Son un enigma completo. Solemos asumir, falsamente, que las poblaciones indígenas de las Américas de hoy son descendientes directos de los primeros americanos, pero esto no es así".

"Cuando la famosa población Clovis ingresó en América del Norte, los primeros colonos americanos ya habían desaparecido miles de años antes. Pudo haber habido muchas colonizaciones fallidas que se perdieron en el tiempo y estas no dejaron rastros genéticos en la población actual".

"El ADN humano más antiguo de las Américas actualmente se sitúa en hace 12.400 años", recuerda Ardelean: "Ahora bien, hemos demostrado que esta fecha no es la más antigua sobre la presencia humana en las Américas, sino que es la fecha de la expansión de la población en las Américas".



Fotos: pequeñas herramientas de piedra localizadas en la cueva.

Las herramientas eran de un estilo nunca antes visto por los arqueólogos, pero dicho estilo no cambió mucho en los últimos miles de años. Sin embargo, no se encontraron gran número de herramientas, por lo que parece que la cueva se usó escasamente, dijo. No obstante, puede haber más evidencias de actividad humana cerca de la entrada de la cueva, pero esa área, de momento, es difícil de excavar debido al desmoronamiento del techo de la misma, explica Ardelean.

Por lo demás, el equipo encontró evidencias de azufre, potasio y zinc, elementos que podrían ser signos de actividades humanas, tal como matar animales u orinar, aunque también es posible que los carnívoros hayan dejado estos restos cuando usaron la cueva, precisa Ardelean.

"La cueva de Chiquihuite es uno de los pocos enclaves estudiados que indican que los humanos vivieron en las Américas antes del comienzo del Ultimo Máximo Glacial", dice Justin Tackney (derecha), investigador asociado del Departamento de Antropología de la Universidad de Kansas, y que no participó en el estudio. "Si los autores tienen razón, la Cueva Chiquihuite representaría un descubrimiento muy significativo en nuestro campo, dado que el sitio se usó hace unos 30.000 años", dice Tackney a Live Science. "Esto, además, lleva a preguntas sobre qué rutas físicas habrían tomado estos humanos para llegar tan al sur de las Américas en una fecha tan temprana, particularmente durante la extensión máxima de las capas de hielo. Semejantes fechas son tan tempranas que el enfoque ahora estará en comprobar la veracidad de esos pocos artefactos líticos tan antiguos", dijo Tackney.

"El análisis de todas estas herramientas de piedra demuestra que los humanos que usaron la cueva eran lo suficientemente flexibles como para lidiar con elementos como la altura de la misma sobre el nivel del mar", agrega Harcourt-Smith. "Además, muestra que México es una región importante en la que centrarse en relación al estudio de los primeros humanos en las Américas", apunta Harcourt-Smith.

Foto: los investigadores examinando las diferentes capas sedimentarias de la cueva. Mads Thomsen

Viajes a través de América del Norte
El otro estudio mencionado extrae datos arqueológicos de los primeros asentamientos en América del Norte. En particular, los investigadores estaban interesados en saber ​​cuándo los humanos comenzaron a ocupar cada zona, "ya que las personas suelen estár presentes en una región antes de que se cree un enclave arqueológico", dice la investigadora principal del estudio, Lorena Becerra Valdivia (izquierda), arqueóloga de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, y de Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia.

"Es razonable suponer, por ejemplo, que hubo seres humanos en América del Norte antes de que podamos ver su rastro en México, en la Cueva Chiquihuite", argumenta Becerra Valdivia a Live Science en un correo electrónico. "Por tanto, nuestro estudio trata de identificar patrones de migración humana a gran escala hacia y a través del continente americano a lo largo del tiempo".
Después de analizar datos de 42 enclaves arqueológicos en todo el continente, los investigadores encontraron que "mientras había humanos en América del Norte, antes, durante e inmediatamente después del Último Máximo Glacial, las poblaciones se expandieron significativamente por todo el continente, en realidad, mucho más tarde, durante un período de clima cálido abrupto al final de la Edad del Hielo, el cual comenzó hace unos 14.700 años", dice Becerra Valdivia, quien también fue co-investigadora en el estudio de la Cueva Chiquihuite.

Foto: el arqueozoólogo Joaquín Arroyo-Cabrales, izquierda, y la experta en datación por radiocarbono Lorena Becerra-Valdivia, centro, revisan los restos de animales encontrados en la cueva de Chiquihuite. Devlin Gandy

Este análisis se basa en el hecho de que las tres tradiciones principales de tallado de herramientas de piedra -Clovis, Western Stemmed (tallado del oeste) y Beringia- comenzaron todas aproximadamente al mismo tiempo, así como en la evidencia genética, la cual apunta a un aumento demográfico. Este crecimiento de la población probablemente jugó un papel en la disminución de los grandes animales, como los mamuts y los camellos, aunque el cambio climático al final de la última Edad del Hielo también contribuyó a ello, dijo.

Dataciones y situación de los enclaves arqueológicos detectados a lo largo del tiempo y analizados en el estudio liderado por la profesora Becerra Valdivia.

"Parece, por tanto, que las llegadas iniciales de seres humanos no tuvieron un impacto marcado e inmediato en el declive de la megafauna", señala Becerra Valdivia. "Fue la expansión y el crecimiento de la población posterior lo que lo provocó".

Becerra Valdivia reconoce que, debido a que este estudio se enfoca solo en América del Norte, se necesita una investigación similar en América del Sur. "Solo al desbloquear la historia de la ocupación humana inicial allí, en América del Sur, podremos ver la imagen completa y comprender el patrón de migración de modo global".

"El modelo estadístico empleado en este estudio hace algunas estimaciones sobre las fechas de ocupación, que provocan que sus conclusiones sean más abiertas a la interpretación y el debate", aduce Harcourt-Smith. "Sin embargo, también muestra que si tomamos un enfoque de evidencia total de la primera ocupación de las Américas, los datos sugieren (solo sugieren) que los humanos pueden haber existido desde hace 30.000 años, lo cual es extraordinario", añade Harcourt-Smith. "Obviamente, necesitaremos más pruebas sólidas, como restos humanos o ADN, para respaldar esta sugerencia, pero es emocionante pensar en ello".

Fuentes: livescience.com | phys.org | 22 de julio de 2020

Descubren cómo murió la "momia de la mujer que grita"

La "momia de la mujer que grita" murió hace unos 3.100 años (Zahi Hawass)

La momia de la mujer que grita ha estado 3.100 años ocultando su gran secreto. Esa boca abierta de par en par, las facciones contraídas, la cabeza hacia atrás, el cuello en tensión. Desde que los restos fueron descubiertos en 1881, las teorías de su extraño embalsamamiento han motivado decenas de teorías e interpretaciones.

El célebre egiptólogo Zahi Hawass, exministro de Antigüedades de Egipto, parece haber dado definitivamente con la respuesta que todos andaban buscando. En colaboración con el doctor Sahar Saleem, profesor de radiología de la Universidad de El Cairo, escanearon la momia encontrada en una de las tumbas del complejo funerario de Deir el-Bahari, situado en la ribera occidental del río Nilo, cerca de la antigua ciudad de Tebas.

Momias transportadas desde el escondrijo de Deri el-Bahar. Grabado.

Los resultados de la tomografía computarizada han sido sorprendentes. La mujer, probablemente una princesa, sufrió un ataque al corazón que la mató al instante y el proceso de su embalsamamiento conservó la incómoda postura durante miles de años. Los análisis han revelado que la víctima tenía aterosclerosis severa en las arterias coronarias. Esta enfermedad degenerativa deposita placa compuesta por grasas, colesterol y calcio que, al endurecerse, estrechan las paredes de las arterias y limita el flujo de sangre rica en oxígeno a los órganos y a otras partes del cuerpo.

Los investigadores creen que estos restos formaban parte de los cuerpos de miembros reales que los sacerdotes de las dinastías XXI y XXII escondieron en Deir el-Bahari para protegerlos de los ladrones de tumbas. Ahí es, precisamente, donde hace unos años se encontró también la “momia del hombre que grita”, y que el doctor Hawass y su equipo demostraron hace dos años que era el príncipe Pentaur, hijo del rey Ramsés III, quien se vio obligado a suicidarse colgado como castigo por su participación en el asesinato de su padre, en lo que se conoce como la conspiración del harén.

Aspecto de la "momia de el hombre que grita", el hijo de Ramsés III, Pentaur.

Ramsés III, segundo faraón de la dinastía XX (1186-1155 a.C.), fue degollado durante un golpe de estado en el que no solo participó su hijo, sino también Tiye, una de sus dos esposas conocidas. "Pentaur fue sentenciado a no ser embalsamado y envuelto con piel de oveja para que fuera considerado ‘impuro’ y su destino fuera el infierno”, explica en un comunicado Zahi Hawass.
La “momia de la mujer que grita” estaba en el mismo espacio y tenía similitudes exteriores con la de Pentaur, aunque los motivos son diametralmente distintos. A pesar de que la mujer mostraba signos de terror, dolor y la boca abierta como si estuviera gritando, ella no fue castigada a un destino horroroso, si bien no se la embalsamó exactamente de la misma manera que el resto de las princesas.

Los investigadores emplearon el poder de las tomografías computarizadas para revelar que la princesa egipcia murió de un ataque cardíaco masivo hace 3.000 años.

Los escritos en el antiguo idioma egipcio hierático encontrados en las envolturas de lino de la momia dicen que es “la hija real, la hermana real Meret Amon. Sin embargo, cuando se descubrió se consideró que su identidad era desconocida ya que había muchas princesas con parecido nombre: se sabe que existió Meret Amún, hija del rey Seqenenra Taa, del final de la XVII Dinastía (1558-1553 a.C.), y también Meret Amún, hija del rey Ramsés II (1279-1213 a.C.), de la XIX Dinastía.

La tomografía computarizada indicó que la mujer falleció en su sexta década de vida y recibió, a diferencia de lo que ocurrió con Pentaur, un buen tratamiento durante la momificación. Sus embalsamadores extrajeron las vísceras, colocaron materiales caros como resina y especias perfumadas dentro de la cavidad corporal y envolvieron la momia en lino blanco puro.
El ataque al corazón fue, según Hawass y Saleem, lo que dejó al cuerpo en tal estado de tensión. La aterosclerosis que sufría esta princesa le afectó las arterias coronarias derecha e izquierda, las arterias del cuello, la aorta abdominal y las arterias ilíacas, así como las arterias de la parte inferior de las extremidades.

Los restos de esta mujer, descubiertos en Luxor, en 1881, fueron analizados a través de tomografías computadas Crédito: Ahram Online

Esta era una enfermedad bien conocida por los antiguos egipcios, según indica un papiro médico de hace 3.500 años. “Cuando examinas a un hombre que tiene dolores en el estómago, que tiene dolores en el brazo y en el pecho del lado de su estómago, uno dice: esa es la enfermedad de WAD (¿ataque al corazón?). Entonces deberías decir: la muerte se acerca a él”, escribieron.

Los arqueólogos suponen que el cadáver de la mujer no fue descubierto hasta horas después de fallecer, tiempo suficiente para desarrollar el rigor mortis. Los músculos contraídos se vuelven rígidos sin poder relajarse hasta que el cuerpo comienza a descomponerse. “Los embalsamadores probablemente momificaron el cuerpo antes de que se descompusiera o se relajara. Pero no pudieron cerrar la boca o colocar el cuerpo acostado, como era habitual con las otras momias”, señalan.

La tomografía computarizada indicó que la princesa sufría una enfermedad llamada aterosclerosis (Zahi Hawass)

El escaneó también mostró que no se le extrajo el cerebro, que aún ahora se conserva desecado en la cavidad del cráneo desplazado hacia la derecha debido a la cabeza inclinada postmortem. Basándose en las técnicas de embalsamamiento, el doctor Zahi Hawas cree que lo más probable es que la princesa fuera la hija del rey Seqenenra Taa.

Fuentes: lavanguardia.com | dailymail.co.uk | 21 de julio de 2020

Sorpresa en Egipto: descubren que una momia infantil de 3000 años no es humana

Un nuevo estudio reveló que lo que se creía que era una momia infantil milenaria del antiguo Egipto es, en realidad, un paquete de barro y granos moldeado para representar a Osiris, el dios egipcio de los muertos.

Se trata de una de las dos momias de entre hace 2500 y 3000 años que fueron enviadas para realizar una tomografía computarizada en el Hospital Rambam en Haifa, Israel, por el Museo Marítimo Nacional de la ciudad. De acuerdo con el Daily Mail, ambos sarcófagos forman parte de la colección del museo desde hace muchos años, pero el personal del lugar comenzó a dudar que adentro hubiera restos humanos.

Al principio, la directora de imágenes del hospital, Marcia Javitt, pensó que la momia más grande podría ser humana, ya que "parecía un niño pequeño". Sin embargo, descubrió que dentro había materia vegetal que aparentemente estaba destinada a representar a Osiris.
El enigma fue dilucidado por Ron Hillel, de Haifa Museums, quien explicó que el objeto es conocido como "momia de grano". "Estas contienen barro y granos, y tenían forma de momia, de ahí el nombre", agregó el especialista, y detalló que "eran simbólicos del dios Osiris".

El estudio reveló que dentro del sarcófago había granos densamente compactados y con forma de barro para representar al antiguo dios egipcio Osiris Crédito: Daily Mail

Por otro lado, se pudo corroborar que dentro del otro sarcófago había un pájaro momificado, que se cree que era un halcón, un animal asociado a Horus, dios de la realeza en el cielo. "Pudimos identificar la forma y los huesos de lo que parece un pájaro. No era algo que esperáramos encontrar", afirmó Javitt.
De acuerdo con los investigadores, es probable que ambas momias hayan sido enterradas en una tumba que hasta podría haber pertenecido a un faraón, a modo de ofrenda para los dioses. Según explicaron, en el antiguo Egipto, cuando se realizaba una tumba, alrededor se colocaban artefactos e incluso ciertos animales con los restos humanos momificados.

La segunda momia con forma de pájaro que fue estudiada por los investigadores. Crédito: Daily Mail

Las aves en el antiguo Egipto tenían un rol muy importante, porque se creía que eran protectores. Es por eso que a menudo se colocaban en tumbas junto a los faraones, señalan los especialistas.

La segunda momia con forma de pájaro contenía los restos de un ave, posiblemente un halcón, colocado para representar al dios Horus Crédito: Daily Mail

Hillel explicó que los antiguos egipcios momificaban a numerosos animales como pájaros, gatos, cocodrilos y peces y muchos otros y que las momificaciones servían como ofrendas y protección en el más allá.

Estudio innovador

Gracias a un innovador estudio que combinó la tomografía computarizada convencional con la tomografía computarizada de energía dual de vanguardia pudo conocerse la verdadera naturaleza de los sarcófagos. "La tomografía computarizada convencional solo muestra la densidad", destacó Javitt.

Los investigadores junto a las dos momias antes de una tomografía computarizada para averiguar si contienen restos humanos Crédito: Daily Mail.

"Con las momias, los huesos se vuelven menos densos, los tejidos se deshidratan, y no es como escanear a un animal vivo, humano u otra criatura, porque las relaciones de los tejidos son muy diferentes", explicó, y añadió que la tomografía de energía dual permite medir el número atómico del tejido, que ya no depende de la hidratación o la condición del elemento.
"Estamos muy entusiasmados con los hallazgos y tenemos la intención de seguir investigando estos elementos", agregó.

Fuente: lanacion.com.ar | 20 de julio de 2020