Los neandertales del Mediterráneo occidental no se extinguieron debido a los cambios climáticos

Los investigadores tomaron muestras de una estalagmita de 50 cm de largo en la cueva Pozzo Cucù, en el área de Castellana Grotte (Bari), y llevaron a cabo 27 dataciones de alta precisión y 2.700 análisis de isótopos estables de carbono y oxígeno. Crédito: O. Lacarbonara.

El Homo neanderthalensis no se extinguió debido a los cambios climáticos. Al menos esto no le sucedió a los varios grupos de neandertales que vivieron en el Mediterráneo occidental hace 42.000 años. Un grupo de investigación de la Universidad de Bolonia llegó a esta conclusión después de una reconstrucción paleoclimática detallada de la última Edad del Hielo a través del análisis de estalagmitas tomadas de algunas cuevas de Apulia, Italia.

Los investigadores se centraron en la meseta kárstica de Murge, en Apulia, donde los neandertales y el Homo sapiens coexistieron durante al menos 3.000 años, desde hace aproximadamente 45.000 a 42.000 años. El estudio fue publicado en Nature Ecology & Evolution. Los datos extraídos de las estalagmitas mostraron que los cambios del clima que ocurrieron durante ese lapso de tiempo no fueron particularmente significativos.
"Nuestro estudio muestra que esta área de Apulia aparece como un 'nicho climático' durante la transición de los neandertales al 'Homo sapiens'", explica Andrea Columbu (izquierda), investigador y primer autor de este estudio.

"No parece posible que ocurrieran cambios climáticos significativos durante ese período, al menos no lo suficientemente impactantes como para causar la extinción de los neandertales en Apulia y, por lo mismo, en áreas similares del Mediterráneo".

La hipótesis del cambio climático

La hipótesis de que el clima cambiante fue un factoren la extinción de los neandertales (la cual sucedió en Europa hace casi 42.000 años) ha encontrado un apoyo considerable entre la comunidad científica. Según esta teoría, durante la última Edad del Hielo los cambios bruscos y rápidos en el clima fueron un factor decisivo en la extinción de los neandertales debido a que el mismo se hizo más frío y seco.

Podemos encontrar confirmación de estos cambios bruscos en el análisis de los núcleos de hielo de Groenlandia y de otros archivos paleoclimáticos de Europa continental. Sin embargo, cuando se trata de algunas áreas mediterráneas, donde los neandertales habían vivido desde hace 100.000 años, los datos cuentan una historia diferente. El Mediterráneo occidental es rico en hallazgos prehistóricos y, hasta ahora, nadie ha llevado a cabo una reconstrucción paleoclimática de estas áreas ocupadas por los neandertales.


La importancia de las estalagmitas

¿Dónde encontrar respuestas sobre el clima pasado en el Mediterráneo occidental? El grupo de investigación de la Universidad de Bolonia se dirigió a la meseta Murge, en Apulia. "Apulia es clave para nuestra comprensión de los movimientos antropológicos: sabemos que tanto los neandertales como el 'Homo sapiens' vivieron allí hace aproximadamente 45.000 años", dice Andrea Columbu. "Muy pocas áreas en el mundo vieron a ambas especies coexistir en un espacio relativamente pequeño. Esto hace que la meseta de Murge sea el lugar perfecto para estudiar el clima y las bases bioculturales de la transición del 'Homo neanderthalensis' al 'Homo sapiens'".

¿Cómo es posible proporcionar una reconstrucción climática de un período tan remoto? Las estalagmitas tienen la respuesta. Estas formaciones rocosas se elevan del suelo de las cuevas kársticas gracias al goteo de agua desde el techo. "Las estalagmitas son excelentes archivos paleoclimáticos y paleoambientales", explica Jo De Waele (izquierda), coordinador de investigación y profesor de la Universidad de Bolonia.

"Dado que las estalagmitas se forman a través del goteo del agua de lluvia, proporcionan evidencia incuestionable de la presencia o ausencia de lluvia. Además, están hechas de calcita, que contiene isótopos de carbono y oxígeno. Estos últimos proporcionan información precisa sobre cómo era el suelo y cuánto llovió durante el período de formación de las estalagmitas. Luego podemos cruzar esta información con datación radiométrica, lo que nos proporciona una reconstrucción extremadamente precisa de las fases de formación de las estalagmitas".


Toma de muestras de una estalagmita que se formó hace entre 106.000 y 27.000 años

Un clima (relativamente) estable

El ritmo al que se formaron las estalagmitas es el primer resultado significativo de este estudio. Los investigadores descubrieron que las estalagmitas de Apulia mostraban un ritmo constante de goteo en la última y anterior Edad del Hielo. Esto significa que no hubo cambios bruscos en el clima durante los milenios estudiados. Una sequía habría sido visible en las estalagmitas.
Entre todas las estalagmitas que se analizaron, una fue particularmente relevante. Los investigadores tomaron muestras de la misma, de unos 50 cm de largo, en la cueva Pozzo Cucù, en el área de Castellana Grotte (Bari) y llevaron a cabo 27 dataciones de alta precisión y 2.700 análisis de isótopos estables de carbono y oxígeno. Según la datación, esta estalagmita se formó hace entre 106.000 y 27.000 años. Dicha estalagmita representa la línea de tiempo más larga de la última Edad del Hielo en el Mediterráneo occidental y en Europa. Además, esta estalagmita no mostró ningún rastro de cambios abruptos en el clima que pudieran haber causado la extinción de los neandertales.

"Los análisis que llevamos a cabo muestran poca variación en la lluvia entre 50.000 y 27.000 años atrás, y el alcance de esta variación no es suficiente para causar alteraciones en la flora que habita en el ambiente de la cueva", dice Jo De Waele. "Los isótopos de carbono muestran que la bioproductividad del suelo se mantuvo constante durante este período, el cual incluye la coexistencia durante 3.000 años entre 'sapiens' y neandertales. Esto significa que no se produjeron cambios significativos en la flora y, por lo tanto, en el clima".


Los investigadores trabajando en la cueva de Pozzo Cucù, en el área de Castellana Grotte, en Puglia
(Foto: O. Lacarbonara)

La hipótesis tecnológica

Los resultados parecen mostrar que los cambios dramáticos en el clima durante la última glaciación tuvieron un impacto diferente en el área mediterránea que en Europa continental y Groenlandia. Esto permite descartar la hipótesis de que los cambios climáticos fueron responsables de la desaparición de los neandertales.
¿Cómo explicamos, entonces, su extinción después de algunos milenios de convivencia con el Homo Sapiens? Stefano Benazzi (izquierda), paleontólogo de la Universidad de Bolonia y uno de los autores del artículo, responde a esta pregunta. "Los resultados que obtuvimos corroboran la hipótesis, presentada por muchos estudiosos, de que la extinción de los neandertales tiene que ver con la tecnología", dice Benazzi. "Según esta hipótesis, los 'Homo Sapiens' cazaban con una tecnología que era mucho más avanzada que la de los neandertales, y esto representó un motivo principal de la supremacía de los 'sapiens' sobre los neandertales, los cuales, finalmente, se extinguieron después de 3.000 años de coexistencia".

Fuentes: phys.org | Universidad de Bolonia | 20 de julio de 2020

Investigadores de la UAH encuentran grandes hallazgos en la Cueva de los Casares (Guadalajara)

Los profesores de la UAH, José Javier Alcolea González (centro) y Manuel Alcaraz Castaño (derecha), junto a Emilio Moreno Foved, antiguo guía de la Cueva de Los Casares, y Elizabeth Díaz Cordero, en el interior de Los Casares.

José Javier Alcolea González y Manuel Alcaraz Castaño son dos prehistoriadores y arqueólogos, profesores del Área de Prehistoria de la UAH, que desde 2014 han retomado las excavaciones y documentación de grafías rupestres en la cueva de Los Casares, situada en Riba de Saelices (Guadalajara). Sus hallazgos están permitiendo documentar un importante número de pinturas y grabados rupestres desconocidos hasta la fecha, así como comprender mejor el proceso de desaparición de los neandertales en el interior de la península ibérica.


Esta cueva presenta una importancia capital para el conocimiento de la Prehistoria antigua del interior de la península ibérica desde principios del siglo XX. Su importancia arqueológica se dio a conocer en los años 30 cuando Juan Cabré descubrió una relevante serie de grabados y pinturas en las paredes de Los Casares que podían relacionarse con lo que ya entonces se conocía como ‘arte’ rupestre del Paleolítico superior (entre 42.000 y 11.000 años antes del presente). Unos años después, en la década de los 60, Ignacio Barandiarán dirigió varias campañas de excavación en el interior de la cavidad, que pusieron al descubierto, junto a niveles y materiales de la Prehistoria reciente y época medieval, un asentamiento aún más antiguo que las pinturas rupestres, en este caso relacionado con sociedades de neandertales del Paleolítico medio (entre 300.000 y 37.000 años antes del presente). En este se encontraron utensilios tallados en piedra, junto a restos óseos de herbívoros y carnívoros, así como un hueso metacarpiano perteneciente a un neandertal. Acabó así de configurarse el registro arqueológico paleolítico que ha llevado a considerar la cueva de Los Casares como uno de los enclaves más relevantes para el conocimiento de las sociedades de cazadores-recolectores del Pleistoceno superior, tanto neandertales como humanos modernos, en el interior de la península ibérica.

(A) Ubicación de la cueva Los Casares en la península ibérica y en el mapa geológico de la provincia de Guadalajara (B). (C): Vista en 3D de la cueva de Los Casares y los valles de Linares y Valdebuitre (Fotografía aérea y modelo digital del terreno, PNOA, del Instituto Geográfico Nacional de España).

A pesar de la relevancia científica y patrimonial que desde entonces se le reconoce a Los Casares, no ha sido hasta la presente década cuando se han retomado las investigaciones en la cavidad. El equipo interdisciplinar dirigido por Manuel y José Javier viene desarrollando desde 2014 varios proyectos de investigación destinados tanto al estudio detallado de las grafías rupestres como a la excavación de los depósitos arqueológicos presentes en el interior cavernario. Estas exploraciones, en las que participan numerosos investigadores de instituciones tanto españolas como internacionales, así como estudiantes de la UAH, tienen como objetivos científicos poner a prueba las interpretaciones clásicas sobre los patrones de asentamiento de cazadores-recolectores paleolíticos en el interior peninsular, así como analizar la relación entre los desarrollos culturales de estas sociedades y la variabilidad ecológica pleistocena, entre hace unos 50.000 y 20.000 años antes del presente. En este ámbito, la investigación desarrollada en esta cueva está permitiendo contribuir a conocer mejor problemas tan relevantes como los relativos a las causas de la desaparición de los neandertales, la composición y el contexto cultural de las grafías rupestres paleolíticas, o los patrones de asentamiento humano en las tierras altas de la Meseta española durante las fases más frías de la última glaciación.

Principales hallazgos de las excavaciones de 1960 en la cueva de Los Casares. A: artefactos musterienses. Todos provienen del nivel c del Seno A, excepto los números 33, 34 y 36. B: metacarpiano neandertal encontrado en el cuadrado 8V 'del Seno A (la barra mide 5 mm).

Los resultados de la investigación de Los Casares están dando fruto. Por un lado, la prospección detallada de las paredes de la cavidad, combinada con una documentación gráfica que incluye fotografía digital, fotogrametría, escaneado laser y modelización 3D, está permitiendo documentar un importante número de pinturas y grabados inéditos, así como caracterizar de forma mucho más precisa el repertorio gráfico conocido hasta la fecha. Entre los nuevos motivos localizados se encuentran tanto signos abstractos como nuevas figuras animales, incluyendo ciervos o caballos, e incluso ejemplos de especies menos habituales en el interior de la península, como el reno, además de algunas nuevas figuras antropomórficas. Asimismo, las analíticas de microscopía Raman aplicadas a los trazos rojos y negros que componen las decoraciones pintadas han permitido caracterizar los pigmentos utilizados por los cazadores-recolectores paleolíticos para decorar la cueva.

Por otro lado, las excavaciones realizadas en distintas zonas del interior de la cueva han puesto al descubierto varias secuencias estratigráficas que reflejan la ocupación humana de Los Casares a lo largo de la historia, remontándose a un primer asentamiento por parte de sociedades de neandertales durante el Paleolítico medio. Las investigaciones realizadas, y en concreto los análisis de restos de polen, micromamíferos, maderas quemadas y fitolitos, han permitido caracterizar el contexto ecológico en el que vivieron estos homininos hace alrededor de 43.000 años, dominado por un paisaje y un clima atemperados. El posterior empeoramiento de estas condiciones ecológicas, también registrado en los sedimentos conservados en la cavidad, probablemente provocó el abandono del lugar por parte de estos grupos, contribuyendo quizá a los procesos demográficos que acabaron provocando la desaparición de los neandertales como especie.


Foto: Investigación en La Cueva de los Casares / Foto Javier Alcolea González

Además, en la última campaña de excavación, realizada en el verano de 2019, se localizó un nivel de ocupación humana no conocido hasta entonces, que podría estar relacionado con algunas de las fases de decoración presentes en las paredes de la cavidad. Este era, precisamente, uno de los objetivos de la investigación, pues hasta la fecha no se han localizado en la cueva los restos materiales de los grupos humanos que realizaron las grafías rupestres de Los Casares. En todo caso, la relación directa de este nuevo nivel con dichas grafías es una hipótesis que aún debe confirmarse con los resultados de las dataciones de carbono 14 realizadas y, sobre todo, nuevos datos de campo que tratarán de obtenerse en la nueva campaña de excavación que comenzará a finales de este mes de julio.

"Esta vez será una campaña especial debido a la delicada situación sanitaria provocada por la pandemia del SARS-CoV-2, por lo que el grupo de trabajo será reducido y mantendremos todas las medidas decretadas, incluyendo el uso de mascarillas y la distancia de seguridad. Los objetivos de la campaña se centrarán en recopilar nuevos datos sobre el contexto material de los grupos humanos responsables de la decoración paleolítica de la cueva, para lo cual se ampliarán las excavaciones realizadas previamente al pie de algunos paneles decorados. Asimismo, continuaremos con los trabajos de documentación gráfica en las paredes de la cavidad mediante fotografía digital y fotogrametría’"afirman los arqueólogos.

La cueva de Los Casares puede ser visitada por el público general, siempre que se guarden los requisitos establecidos para su conservación. Más información en la web del Ayuntamiento de Riba de Saelices.


Fuente: portaldecomunicacion.uah.es | 20 de julio de 2020

Critican que la estatua de la diosa Juno hallada en Regina hace diez años siga "olvidada en un almacén" sin exponerse

La Asociación "Regina Viva" ha criticado que la estatua de la diosa Juno encontrada en Regina hace 10 años continúa, a día de hoy, en un almacén y que nunca se haya expuesto al público, motivo por el que reclaman un museo propio para el yacimiento de Casas de Reina (Badajoz).
Fue el 14 de julio de 2010 se desenterraba al completo una de las piezas "más importantes" recuperadas hasta la fecha en el yacimiento romano de Regina, la parte superior de una estatua femenina sedente realizada en mármol.

Apareció en la zona del foro de la ciudad, justo detrás de los restos del templo en el que en su día se le pudo rendir culto. Sus características llevaron a los arqueólogos a determinar que era una representación de la diosa Juno, una de las deidades más importantes del panteón romano que conformaba la Tríada Capitolina junto a Júpiter y Minerva.

Tras su hallazgo la pieza fue depositada en un almacén en Badajoz donde, una década después, continúa "olvidada", indica la asociación en una nota de prensa.



Y es que, subraya, a pesar de su "evidente importancia", la diosa Juno de Regina "nunca ha sido expuesta". No forma parte de la exposición permanente del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz ni tan siquiera ha sido incluida en muestras ocasionales. Sí se puede contemplar en este espacio museístico, la parte inferior de una estatua también sedente y realizada en mármol que pudiera tener una conexión con la hallada en Regina en 2010.

La asociación alude a un estudio publicado por Andrés F. Silva Cordero que así lo corrobora. Se trataría de una representación "muy completa" de esta diosa, muy venerada en Regina donde también se encontró una base de estatua con su nombre.

Este "destacable" hallazgo provocó que se reactivara en Casas de Reina la iniciativa de solicitar a las autoridades pertinentes la creación de un museo de sitio en la localidad que albergue los notables restos recuperados en el yacimiento que se encuentran a día de hoy en un almacén en un polígono industrial de Badajoz.

Se recogieron 4.000 firmas pero la solicitud no fue atendida. Una década después, la diosa Juno "sigue olvidada" en dicho almacén y la localidad continúa sin ese museo de sitio "tan necesario para completar la oferta turística de una comarca que se despuebla día a día".
Fuente: lavanguardia.com | 19 de julio de 2020

Hallados 6 nuevos túmulos en el yacimiento ibero Cabezo de San Pedro de Oliete (Teruel)

Una de las arqueólogas trabajando en las tareas de excavación en el yacimiento de Cabezo de San Pedro de Oliete. Jaime Vicente

Superada la primera mitad de la campaña de verano de excavaciones que el Museo de Teruel está realizando en el poblado ibérico Cabezo de San Pedro de Oliete, el equipo de cinco arqueólogos encargados de los trabajos han hallado seis nuevos túmulos.

“Estamos trabajando en la definición del interior de estos túmulos y la localización de las urnas funerarias. Es muy interesante porque corresponde a un periodo inmediatamente anterior al poblado ibérico conocido en el que se ha estado trabajando estos años», ha explicado Jaime Vicente (izquierda), director del Museo de Teruel. Estos hallazgos se unen a otras 15 sepulturas que fueron descubiertas en 2019 en este poblado ibérico construido hacia el siglo III a.C. y habitado hasta mediados del siglo I a.C.

Dentro de la necrópilis algunos túmulos han sido expoliados a lo largo de los siglos y otros están destruidos por completo. Los que se han localizado en esta campaña, según las primeras estimaciones, se encuentran intactos. «Parece que no han sufrido los efectos erosivos típicos, pero no ha habido sustracción de las urnas por lo tanto creemos que vamos a poder localizarlas con los huesos quemados en unos días», ha recalcado Vicente. Excepcionalmente este tipo de hallazgos puede estar acompañados de algún tipo de recipiente de cerámica vinculado con el culto al difunto.

Túmulo hallado en Cabezo de San Pedro de Oliete. J. Vicente

Los trabajos se centran en varias líneas de investigación ya que además de ampliar el conocimiento sobre la necrópolis descubierta el año pasado, también se está realizando una cata en la parte exterior del recinto fortificado con el fin de constatar si hay ocupación del espacio. «Está resultando positivo, sabemos con seguridad que por lo menos en el siglo I antes de Cristo también estaba ocupado el espacio extramuros«, ha detallado Vicente. En cuanto a la cata exterior, ya se ha profundizado alrededor de un metro y continúan apareciendo niveles de ocupación. De momento se ha podido determinar que no ha habido otro tipo de intrusiones o asentamiento posterior sobre el asentamiento ibérico que pudiera condicionar la integridad de los restos. «El nivel de conservación es aceptable».

Otras actuaciones se realizan en la parte más alta de la muralla con el objetivo de conocer bien su estructura, cuya construcción se ha dado en varias fases tal como recalcan los expertos. La idea es asociarlas a periodos históricos concretos. La parte de la fortificación se encuentra en un «muy buen estado de conservación», es excepcional tanto por su grado de conservación como por su altura con murallas y torreones que superan los 14 metros de altura conservada.


Desarrollo de los trabajos en uno de los hallazgos. J. Vicente

En las labores participan 3 arqueólogos y 2 auxiliares de arqueología profesionales «con mucha experiencia» a cargo de las codirectoras Sara Azuara y Beatriz Ezquerra. «Los trabajos se realizan con rapidez y fiabilidad , manteniendo también las medidas de seguridad necesarias», ha destacado el director del Museo de Teruel. Cabe resaltar que como consecuencia del covid-19 este año, a diferencia de las anteriores campañas, no han podido participar estudiantes de arqueología debido a la imposibilidad de garantizar las condiciones de seguridad. «Durante el desarrollo de la campaña hay que convivir prácticamente las 24 horas, el espacio de alojamiento que nos cede el Parque Cultural del Río Martín está perfecto, pero no era aconsejable asumir riesgos».


Detalles de la excavación en el yacimiento ibero. J. Vicente

El presupuesto para llevar a cabo la campaña, que se prevé que finalice el día 31 de julio, asciende a unos 12.000 euros. Además de la excavación, registros de los datos y dibujos, se realizarán también trabajos complementarios como protección, consolidación o restauración para garantizar la continuidad de los restos en el futuro. «Esperamos que nos dé tiempo de hacerlo en el tiempo previsto pero sino prolongaríamos unos días los trabajos».

Y es que los túmulos encontrados son estructuras frágiles que se constituyen de unas líneas circulares o cuadradas de piedras sin cohesión entre ellas, lo que supone la necesidad de efectuar trabajos de consolidación para evitar su degradación. «En caso de que no pudiéramos consolidarlos para dejarlos al aire libre, los dejaríamos protegidos con un geotextil y arena encima para, al año que viene, proceder a la consolidación», ha explicado Vicente.

Vista general yacimiento Cabezo de San Pedro de Oliete. J. Vicente

La campaña de excavación en el yacimiento de San Pedro está impulsada por la Diputación Provincial de Teruel y el Museo Provincial, con la colaboración del Parque Cultural del Río Martín, encargado de la contratación de una de las arqueólogas directoras de la excavación. También interviene el Ayuntamiento de Oliete, colaborando en lo necesario, ya sea cediendo los servicios de la brigada municipal o con la instalación de una caseta de obras. Por su parte la comarca de Andorra Sierra de Arcos financia parte de los trabajos, a través del Parque Cultural.

Mantenimiento de la Loma del Regadío de Urrea de Gaén

Otro de los puntos de interés del territorio es el yacimiento arqueológico La Loma del Regadío de Urrea de Gaén donde, en estos momentos el Museo de Teruel está supervisando los trabajos de adecuación de un centro de acogida de visitantes, además del mantenimiento del yacimiento.

Yacimiento La Loma del Regadío, Urrea de Gaén (Teruel) - Archivo fotográfico del Gobierno de Aragón

Los restos de esta villa romana, descubierta hace ya años por el Museo de Teruel, presenta una parte residencial con mosaicos y otra parte productiva con varias instalaciones como prensas de aceite y otros depósitos. Se trata de una de las villas romanas bajoimeriales más destacadas del valle medio del Ebro, cuya cronología entre el siglo II e inicios del siglo V de la Era.

Materiales cerámicos, Yacimiento La Loma del Regadío - Archivo fotográfico del Gobierno de Aragón

Fuente: lacomarca.net.| 18 de julio de 2020

Un nuevo estudio muestra que el clima fue un factor clave que impactó en el movimiento de los primeros agricultores en Europa

Los cuatro ejes principales de expansión de la migración neolítica con fechas clave señaladas. Las líneas azul, morado, naranja y verde representan el eje mediterráneo, centroeuropeo, escandinavo y del noreste de Europa, respectivamente.

La investigación, una colaboración entre la Universidad de Roehampton, la Universidad de Cambridge y varias otras instituciones, combinó datos arqueológicos con reconstrucciones paleoclimáticas para mostrar por primera vez que el clima impactó drásticamente en la migración de personas hacia Europa, causando una dramática desaceleración entre 6.100 a.C. y 4.500 a. C.

El equipo de investigación, liderado por la Dra. Lia Betti (izquierda), profesora titular de la Universidad de Roehampton, reunió una gran base de datos de las primeras fechas de llegada de los agricultores neolíticos en todo el continente europeo y llevó a cabo un estudio de la velocidad de su migración en relación con las reconstrucciones climáticas de la época. También se volvieron a analizar datos de ADN antiguos para comprender la interacción entre los primeros agricultores y los cazadores-recolectores locales.
En su estudio, descubrieron que la migración comenzó rápidamente desde el sudeste de Europa, con los granjeros neolíticos expulsando a la población existente de cazadores-recolectores. Esta circunstancia se demuestra por la escasa mezcla de ADN que se observa en los dos grupos. A medida que los agricultores avanzaban hacia el norte, el clima se volvió menos adecuado para los tipos de cultivos que habían traído consigo. Su ritmo de movimiento disminuyó, con lo que comenzó a cambiar la forma en que interactuaban con los cazadores-recolectores locales, lo que se puede verificar al observarse una mayor mezcla genética entre los dos grupos.
Eje específico de la velocidad de expansión y condiciones climáticas. a) Distancia acumulada cubierta en cada eje de expansión. Las líneas azul, morada, naranja y verde representan los ejes Mediterráneo, Europa Central, Escandinavia y noreste de Europa, respectivamente. La desaceleración se destaca mediante una línea negra. b) Los ejes de expansión, con sus respectivas ralentizaciones, superpuestos en un mapa de Días de Incremento Térmico hacia 5.500 a. C. c) Días de Incremento Térmico experimentados a lo largo de cada eje de expansión.

Para probar que el clima fue el factor clave que causó la desaceleración de la migración, el equipo de investigación elaboró una reconstrucción paleoclimática del periodo considerado, a fin de calcular el número de Growing Degree Days (GDD)-Días de Incremento Térmico para las áreas en que los agricultores se asentaron durante su expansión. Los GDD se usan comúnmente en la agricultura como la medida del calor disponible en un año para que crezcan los cultivos.

La expansión migratoria se desaceleró a lo largo de diferentes rutas de migración cada vez que los primeros agricultores llegaban a regiones donde la cantidad de GDD era menor que la requerida para el conjunto de sus cultivos originales. Esta conclusión pudo ser respaldada por el hecho de que la única ruta en la que no se encuentra una ralentización de la expansión fue a lo largo del Mediterráneo, lo que sugiere que aquellos que se movieron a lo largo de ese camino pudieron continuar desarrollándose y creciendo rápidamente gracias a un clima cálido favorable.
Ejes de expansión y temperatura media en verano. a) Los ejes de expansión superpuestos en un mapa de días de temperatura media de verano en torno a 5.500 a. C. b), Temperatura media de verano experimentada a lo largo de cada eje de expansión. Las líneas azul, morado, naranja y verde representan los ejes Mediterráneo, noreste de Europa, Europa central y Escandinavia, respectivamente. La desaceleración se resalta con una línea negra.
Ejes de expansión y temperatura media en invierno. a, Los ejes de expansión superpuestos en un mapa de días de temperatura media invernal en torno a 5.500 a. C. b), Temperatura media de invierno experimentada a lo largo de cada eje de expansión. Las líneas azul, morado, naranja y verde representan los ejes Mediterráneo, noreste de Europa, Europa central y Escandinavia, respectivamente.

Al comparar datos antiguos de ADN de cazadores-recolectores locales y primeros agricultores,
los investigadores también pudieron comprobar que las condiciones climáticas desafiantes para la
agricultura en el norte de Europa condujeron a relaciones más estrechas entre los dos grupos y a
una mayor mezcla genética. Los intercambios de bienes y el conocimiento sobre la caza local pudieron haber permitido que estos primeros agricultores persistieran en tales regiones a pesar de los bajos rendimientos de los cultivos.

La investigación muestra cómo el clima ha impactado significativamente en la migración de personas desde el comienzo de nuestra historia. La idoneidad climática de los lugares para vivir y establecerse desempeña un papel clave en la determinación de dónde pueden prosperar diferentes grupos humanos, y cambiar, a su vez, la genética de continentes enteros.
Ejes de expansión y precipitaciones del mes más seco. a) Los ejes de expansión superpuestos en un mapa de precipitaciones en los días más secos del mes en torno a 5.500 a.C. b) Precipitaciones del mes más seco experimentado a lo largo de cada eje de expansión. Las líneas azul, morado, naranja y verde representan los ejes Mediterráneo, noreste de Europa, Europa central y Escandinavia, respectivamente.. La desaceleración se resalta con una línea negra.

La Dra. Lia Betti, dijo: "Este estudio ha requerido una gran cantidad de trabajo para examinar cientos de artículos arqueológicos, libros e informes en diferentes idiomas y construir un modelo detallado de la expansión de la agricultura en Europa. Estamos muy orgullosos de que nuestra base de datos pueda ahora estar disponible para la comunidad científica y el público, lo que facilitará futuras investigaciones. También hemos creado nuevos métodos para identificar las principales rutas de las migraciones humanas del pasado y determinar si el clima tuvo un impacto significativo, lo cual esperamos nos permita investigar las razones que hay detrás de las olas prehistóricas de migración en otras áreas del mundo".

Fuente: University of Roehampton | 14 de julio de 2020

Excrementos fosilizados confirman que había humanos en Norteamérica hace 12.400 años

Un miembro del equipo de investigación lleva a cabo trabajos en Paisley Caves, Oregon. Crédito: Dr. John Blong, Universidad de Newcastle

Un equipo dirigido por la Universidad de Newcastle, Reino Unido, ha utilizado el análisis de coprolitos antiguos (excrementos fosilizados) para identificar que tales muestras, procedentes uno de los sitios "pre-Clovis" más famosos, las Cuevas de Paisley, en Oregon, Norteamérica, contenían biomarcadores fecales humanos.

Sus resultados significan que los arqueólogos pueden confirmar que los primeros humanos conocidos en las Américas eran de una cultura anterior a la cultura Clovis, la cual se remonta a más de 12.000 años.

Durante la mayor parte del siglo XX, se pensó que los primeros habitantes de las Américas pertenecían a un solo grupo conocido como "Clovis" que dejó grandes herramientas de piedra distintivas en el registro arqueológico. Si bien ahora se ha aceptado, en gran medida, que hubo varios grupos presentes en el continente americano antes de la cultura Clovis, la datación de los sitios "pre-Clovis" ha sido difícil, ya que las herramientas de piedra a menudo no se encuentran asociadas con material que pueda datarse por radiocarbono.

Foto: Heces fosilizadas halladas en la Cuevas de Paisley, Oregón.

Aunque la datación por radiocarbono de las heces fosilizadas encontradas en las Cuevas de Paisley -12.400 años antes del presente- mostró que las personas que vivían allí eran más antiguas que la cultura Clovis, y que además se comprobó que usaban herramientas de piedra muy diferentes, ha habido mucho polémica sobre los datos de ADN que han proporciondo las heces o coprolitos hallados.

El ADN antiguo, especialmente de los humanos, se ha convertido en una técnica popular para observar movimientos de poblaciones. Sin embargo, el ADN antiguo encontrado en sedimentos y coprolitos todavía es considerado por algunos como una forma poco fiable de identificar si determinadas personas vivían en un lugar en particular, ya que los científicos no tienen una buena comprensión de qué tan bien se conservan y cómo se mueven dentro de los sedimentos. Esto ha llevado a un debate sobre la idoneidad del ADN encontrado en las cuevas de Paisley, ya que se sabe que corrientes de agua se han movido periódicamente a través de dichas cuevas.

(A) Ubicación de las Cuevas de Paisley en el oeste de la Gran Cuenca. (B) Ubicación espacial de los coprolitos en la cueva 5. (C) Perfiles estratigráficos en la cueva 5.

Como quiera que los humanos y los animales producen diferentes tipos de lípidos -grasas como el colesterol en el intestino- el equipo de investigación, que también involucró a científicos y arqueólogos de las universidades de Bristol, en el Reino Unido y Oregón, en EE. UU., llevó a a cabo un estudio -publicado en Science Advances- de las trazas de los lípidos, a fin de identificar si procedían de humanos, perros u otros animales.

La Dra. Lisa-Marie Shillito (izquierda), profesora de la Universidad de Newcastle, dijo: "La cuestión de cuándo y cómo las personas se establecieron por primera vez en las Américas ha sido un tema de intenso debate. Al utilizar un enfoque diferente, hemos podido demostrar que hubo poblaciones pre-Clovis presentes en el área de la Gran Cuenca, con lo cual se resuelve este debate de una vez por todas".

Entorno cambiante

Los biomarcadores en una de las muestras revelaron que había una mezcla de lípidos y ADN de perros y humanos, lo que sugiere que los perros estaban consumiendo heces humanas. "Sabemos que los perros hacen esto hoy, y el hecho de que tengamos perros haciéndolo en las Cuevas de Paisley es una evidencia realmente fuerte de que los mismos fueron domesticados y vivían junto a las personas", agrega la Dra. Shillito.

Entrada a la cueva número 5 de las Cuevas de Paisley donde se hallaron los excrementos fosilizados

Esta circunstancia, y el hecho de que los coprolitos se encontraran junto con material bien conservado empleado para hacer canastas, está ayudando a los investigadores a comprender mejor a estos primeros colonos de las Américas y su forma de vida.

"Hasta ahora, el debate se ha centrado mucho en responder cuándo y cómo llegó la gente al continente americano", dice la Dra. Shillito. "Como resultado, las condiciones de la naturaleza imperante de la primera ocupación ha recibido relativamente poca atención, en términos de comprender la relación entre estas poblaciones humanas tempranas y su entorno. Queremos saber más sobre tales personas. Este fue un momento en que el entorno natural era muy diferente y cambiaba rápidamente. Queremos saber cómo se adaptaron a este cambio, qué estaban comiendo y cómo evolucionaron con el tiempo".

Fuente: Newcastle University | 15 de julio de 2020