Hallan tumbas de época romana en el solar del Colegio de Abogados de Lorca (Murcia)

Excavación arqueológica en el solar de la calle Selgas. / LV

Las obras de ampliación de la sede del Colegio de Abogados en un solar situado entre la calle Selgas y la plaza del Caño, en pleno casco histórico de la ciudad, han permitido que salgan a la luz tumbas de época tardorromana para sorpresa de los arqueólogos. Ahora estudiarán si se trata de una necrópolis que podría extenderse hasta la zona de La Ramblilla, revelan en declaraciones a LA VERDAD las directoras de los trabajos, María Haber y Teresa Fernández.

Las excavaciones se iniciaron a principios del pasado mes de marzo en el solar en el que solo se mantenían en pie la fachada y algunos restos de una vivienda de mitad del siglo XVIII o principios del XIX. La estructura se apoyaba sobre una casa anterior de la que los investigadores encontraron dos habitaciones, una de ellas con un espacio de ladrillos quemados y una gran cantidad de carbones, por lo que deducen que «tal vez sería el horno de la pastelería del siglo XVIII que está documentada en los archivos», relata Fernández.

Los archivos también ofrecen información de que los restos hallados en la superficie correspondían a una quincallería de la cual se conserva incluso el inventario. «Su estudio será una de las tareas que los arqueólogos acometeremos con el apoyo de los archiveros de Lorca, que ya se han encargado de localizar la información que se conserva de este lugar», añade.

Edificio en el que se desarrollan los trabajos de ampliación del Colegio de Abogados. / JAIME INSA / AGM

Barrio alfarero

Al bajar de los niveles más superficiales los investigadores llegaron a un estrato con abundante cerámica islámica y esto, junto a otros indicios, «nos indica que este lugar formaba parte del conocido como barrio alfarero, que en época medieval ocupó esta zona de la ciudad». No se han encontrado estructuras pero sí una cantidad de material en la zona sur del solar que «asociamos a un vertedero» ya que los restos aparecidos están destrozados.
Cuando pensaban que habían llegado al final de la excavación, «cuál fue nuestra sorpresa que al ir delimitando unas agrupaciones de piedras que asomaban como muretes, vimos que se trataba de encachados de tumbas». Éstas se hallaban excavadas en el nivel de la arcilla y observaron que todas tenían una misma orientación. Adultos y niños están enterrados boca arriba, hay más de uno por tumba y carecen de ajuar.
Fernández afirma que no es el único solar en el que han aparecido tumbas de este tipo, lo que les lleva a pensar que podría tratarse de parte de la necrópolis tardorromana que se extiende hasta la zona de La Ramblilla. Estos extremos se podrán confirmar con el estudio y la investigación que ahora comienza.
Además del estudio de la cerámica encontrada se realizará un estudio antropológico de los restos humanos para determinar el sexo, la edad, las enfermedades que pudieron sufrir y conocer algo más de cómo fue su vida.

Tres plantas y ático

El Colegio de Abogados tiene previsto inaugurar en los primeros meses de 2021 la ampliación de su sede, que dispondrá de una superficie de 500 metros cuadrados en tres plantas y ático, confirmó a LA VERDAD el decano, Ángel García Aragón. Estará comunicada con el edificio que fue inaugurado en 2008 y que se ha quedado pequeño para acoger los actos de la institución. Dispondrá de un salón de actos con capacidad para 200 personas y de más oficinas para que los abogados atiendan con más intimidad a sus clientes del turno de oficio. Una de las principales novedades que incorporará será la apertura de una cafetería a la que se podrá acceder por la plaza del Caño, frente a los juzgados.

Fuente: laverdad.es | 1 de junio de 2020

Tui (Pontevedra) descubre un legado prehistórico de arte rupestre con trece petroglifos

Foto: Óscar Vázquez

Tui (Pontevedra), el municipio que contó con el primer parque natural de Galicia, tendrá también desde este año un parque rupestre. «Es extraordinario porque neste espazo pódense ver exemplos de toda a arte rupestre galega», explica el arqueólogo Benito Vilas. Está al frente del equipo de la cooperativa Árbore Arqueoloxía que esta semana ha sacado a la luz trece petroglifos en la parroquia de Randufe. Trabajan en las zonas de Alto do Coello, Fontiñas y Rozacús, donde estaban documentadas ya ocho piedras grabadas en los años ochenta pero que nadie había conseguido ver.

La singularidad de este proyecto, fruto de la colaboración entre la comunidad de montes, el Concello de Tui y la Diputación de Pontevedra, es que no es habitual encontrar ejemplos de todas las épocas en un mismo recinto. «Temos pedras dende a Prehistoria á Idade e Bronce e o Medievo. Son gravados feitos dende hai 6.000 anos e en distintos momentos, polo que temos figuras xeométricas, naturalistas e medievais», destaca Benito Vilas (izquierda). Esta particularidad será especialmente interesante para el proyecto, que pretende poner en valor este legado, facilitando su conocimiento y haciéndolo accesible a todos. De hecho, debería haber comenzado en marzo con una visita de escolares del municipio para que vieran la zona antes de comenzar los trabajos para entender después la intervención pero el estado de alarma obligó a parar la limpieza del espacio la misma semana que arrancó.

El presidente de la comunidad de montes, Ángel Ramón Martínez, quiso destacar el respaldo de los dos ediles que se han sucedido en el cargo desde que los comuneros comenzaron a gestar el proyecto hasta que cedieron los 2.000 metros cuadrados al Concello para poder hacerlo realidad, y que son Eduardo Freiría y Laureano Alonso.

Foto: Óscar Vázquez

Para Ramón Martínez, es un hito ya que, tras ocho años en el cargo, han conseguido sacar adelante la puesta en valor de este enclave. Él es uno de los niños y jóvenes que, en los años setenta disfrutaba del tobogán más antiguo del municipio, sin saber siquiera el valor de la piedra sobre la se abalanzaban. Por eso se llama rozacús, y aún son visibles las marcas de los troncos. «Moitos pantalóns rompín aí. Subíamonos no tronco dun piñeiro e escorregábamos con el pola pedra mentras pastaban as vacas», recuerda emocionado.

Fuente:lavozdegalicia.es | 30 de mayo de 2020

La forma de hacer fuego que hubo en la Canarias prehispánica

Momias en el Museo Arqueológico de Tenerife

El arqueólogo José Juan Jiménez buscaba la respuesta a ambas preguntas y la halló entre los objetos depositados en el Museo Arqueológico de Tenerife: piezas longitudinales de madera con huellas circulares de pequeño tamaño que muestran evidencias de frotación y combustión. Se trata de un centro perfecto para visitar en familia tras el periodo de cierre del turismo de las islas por el coronavirus.

El conservador del Arqueológico explica que habitualmente las investigaciones sobre los primeros habitantes no se han ocupado mucho de "este asunto, que es cotidiano pero muy importante y necesario para la supervivencia de cualquier sociedad". Los investigadores han dilucidado fehacientemente cómo se trabajaba la madera, la piedra o el hueso, pero ¿cómo hacían para encender el hogar, guisar los alimentos, cocer la cerámica o iluminarse en la oscuridad? se preguntaba José Juan Jiménez (izquierda).

Las incógnitas sobre el fuego y su potencial logístico y energético le llevan a combinar una propuesta divulgativa basada en cruzar los datos de la arqueología y los provenientes de la etnohistoria: los objetos arqueológicos y los testimonios escritos aportados por los primeros cronistas e historiadores de Canarias. Su propuesta también trata de explicar e interpretar los objetos arqueológicos depositados en los museos, los cuales confirman que los primeros pobladores de Tenerife lograban sacar fuego mediante un proceso de frotación practicado con un palo alargado que situaban sobre una base de madera.

Según las fuentes etnohistóricas, los guanches "sacaban fuego con dos palitos, uno recio y con punta y el otro de madera floja en el cual hacían un hoyuelo y con el otro en ambas manos abiertas lo torcían muy aprisa y hacía primero humo hasta que prendía el fuego". Los hallazgos depositados en el Museo Arqueológico de Tenerife muestran una pieza de madera de 75'5 centímetros de largo por 9'4 de ancho procedente de los Asientos de Pedro Méndez, en La Orotava, que presenta una acanaladura longitudinal labrada acompañada de otra cilíndrica con señales de haber estado quemada en uno de sus extremos, debido a un antiguo proceso de fricción.

Útil para hacer fuego. Museo Arqueológico de Tenerife.

Una segunda pieza de madera de 17'5 centímetros de largo por 5'5 de ancho proveniente de la Cueva del Salitre en Montaña Rajada (La Orotava) ofrece evidencias de haber estado expuesta reiteradamente a episodios puntuales de combustión. Esta pieza posee una huella circuliforme en el centro promovida por la frotación de otro instrumento cilíndrico de madera. Además hay un fragmento de madera quemada de 22'5 centímetros de largo por 5 de ancho procedente de Igueste de San Andrés (Santa Cruz de Tenerife) en cuya superficie aparecen también los típicos hoyuelos circulares para obtener fuego.

La primera de estas piezas, relata José Juan Jiménez, fue llamada en su momento 'El mechero' porque uno de sus extremos quemados daban muestra de que se habría utilizado para hacer fuego, aunque todavía se desconocía con exactitud el método empleado. Según el conservador del Museo Arqueológico de Tenerife, el proceso se iniciaría con la colocación de fragmentos de hierba seca junto al hoyuelo situado en la superficie de la pieza de madera y frotando un palito cilíndrico entre las manos sobre aquél.

Luego, añadían más hierba seca hasta que comenzaba a percibirse un poco de humo y luego unas brazas tenues. Entonces se soplaba cuidadosamente para avivarlas hasta que prendía una llama que, con cuidado, promovía un fuego vivo incrementado con fragmentos secos de arbustos y trozos de madera.

"Es un sistema universal de lograr el fuego que nos vincula a la humanidad en su producción energética primigenia", señala el arqueólogo. La escasez de piezas que hayan podido ser utilizadas por los antiguos habitantes para producir fuego puede deberse a que se confeccionaban con materiales perecederos y a que -quizás- cuando fueron descubiertas no se les concedió importancia debido a la sencillez de su aspecto. En otras ocasiones desaparecieron porque, tras su uso también se echaban al hogar y se convertían en cenizas, dado que se utilizaban fragmentos de maderas isleñas que podían recolectarse con facilidad, como palo blanco, barbuzano y escobón.

Fuente: eleconomista.es | 1 de junio de 2020

Descubren en Dinamarca una gigantesca estructura defensiva de la Edad de Hierro Romana

La estructura masiva puede haberse extendido 1,5 km a través de Lolland (foto: Museum Lolland-Falster)

Arqueólogos del Museo Lolland-Falster han descubierto cerca de la ciudad danesa de Rødbyhavn una gigantesta estructura defensiva de la Edad de Hierro Romana. De 770 metros de largo, los especialistas piensan que pudo llegar a ser el doble y alcanzar los 1.400 metros.
Situado a unos 800 metros de la costa y entre dos humedales impenetrables, los especialistas piensan que este denominado cinturón se construyó en algún momento entre los siglos I y IV d. C. para resguardarse de los ejércitos enemigos.

La estructura implicaba la excavación de largas filas de agujeros en la tierra. «Al menos 10.000 de ellos sostenían postes afilados para disuadir a los invasores», ha afirmado a The Copenhagen Post Bjørnar Måge (izquierda), arqueólogo del Museo Lolland-Falster.

El especialista ha llegado a describir la estructura, similar a otras que se han encontrado en el pasado en Jutlandia, como el «campo de minas de la antigüedad» y ha comparado a los postes con los «lirios de César», unas grandes estacas afiladas de hierro que hundían en el suelo, una técnica que el propio César utilizó con éxito durante sus campañas contra los galos.
Aunque no han conseguido establecer una fecha exacta, los arqueólogos establecen que se construyó durante la Edad del Hierro Romana, un período que abarca los primeros cuatro siglos del primer milenio de nuestra era.

En Hoby, cerca de donde se encuentra la estructura, también han encontrado la tumba de una personaje rico que pertenece a esa etapa histórica, pero todavía no han podido vincular los dos hallazgos.

Una ilustración del Museo Lolland-Falster que muestra cómo la estructura defensiva afectaba a los atacantes (foto: Museo Lolland-Falster)

De acuerdo con Heritage Daily, la Edad de Hierro Romana comprende el dominio que el Imperio Romano había comenzado a ejercer sobre las tribus germánicas del norte de Europa en Dinamarca, Noruega y Escandinavia.

Durante este período, hubo una afluencia de comercio entre las tribus del norte y el Imperio Romano, con la importación de varios artículos como barcos, piezas de bronce, artículos de vidrio y armas.

En los siglos V-VI, el Imperio Romano fue saqueado por las tribus germánicas, poniendo fin a la Edad de Hierro romana y el comienzo de la Edad de Hierro germánica (también llamada Era de Vendel o Edad Merovingia).

Fuente: abc.es | 30 de mayo de 2020

Reconstruyendo las 'redes sociales' de la prehistoria en la península ibérica

Investigadores españoles están usando, por primera vez, sofisticados métodos de análisis para tratar de conocer cómo los cambios climáticos del final de la Edad del Hielo afectaron al tamaño de las poblaciones de cazadores-recolectores en la península ibérica y las 'redes sociales' de esta época de la prehistoria.

El arqueólogo de la Universidad de Alicante (UA), Javier Fernández López de Pablo (izquierda), lidera el proyecto "PALEODEM", financiado por el Consejo Europeo de Investigación (ERC, en sus siglas en inglés), que tiene como uno de sus objetivos reconstruir las dinámicas de la población entre finales del Magdaleniense y el Mesolítico Reciente (hace entre 15.000 y 8.000 años) en la península ibérica.
"Jamás en la historia los grupos humanos se habían enfrentado a cambios tan significativos en la temperatura y el medio ambiente en un espacio de tiempo tan corto" como los sucedidos en esa época de la prehistoria, cuyo impacto en la demografía continúa siendo un enigma, según ha revelado a Efe Fernández López de Pablo.
Durante este periodo, conocido como el tardiglacial y los inicios del Holoceno, los científicos señalan que en apenas miles de años se pasó de unas condiciones plenamente glaciares a otras templadas dentro de un proceso de cambio que no fue gradual.
"Una de las grandes cuestiones científicas es entender cómo los grupos humanos se adaptaron a esa situación -resiliencia- y cómo afectaron esos cambios climáticos al tamaño de la población", ha indicado el arqueólogo.

Un marco que describe la relación dinámica entre la paleodemografía, la estructura socioespacial y la transmisión cultural en las sociedades humanas. Las presiones ambientales, como los cambios climáticos importantes, influyen en los patrones demográficos de las sociedades prehistóricas de cazadores-recolectores (i). Factores demográficos, como un incremento en el tamaño de la población, causan variación en la estructura socioespacial (ii). Las estructuras sociales se representan utilizando un enfoque de red, en el que los círculos de nodos (que representan a individuos en una microescala y los grupos o poblaciones regionales en una macroescala) están conectados por bordes (enlaces, cuyo grosor representa la fuerza de las conexiones sociales). Estas interacciones sociales entre nodos, reflejadas en la topología de la red, influyen y están influenciadas por los procesos de transmisión cultural (iii ).

Además de desentrañar la evolución demográfica y su relación con el cambio climático, otro de los grandes pilares de este proyecto, en el que trabaja un equipo multidisciplinar de investigadores españoles, es averiguar la manera en la que las comunidades de esa época (pequeños grupos de cazadores-recolectores) estaban conectadas en 'redes sociales' (la forma de interactuar), permitiendo la transmisión de información y conocimientos.

"Este proyecto de investigación es muy novedoso porque por primera vez estamos incorporando a la arqueología nuevos métodos para reconstruir las redes sociales en la prehistoria de los cazadores-recolectores e identificarlas en el registro arqueológico", ha destacado el experto.
Para ello, los investigadores están analizando la literatura científica antropológica de los cazadores-recolectores existentes en la actualidad, las similitudes de los vestigios hallados en distintos yacimientos y sus emplazamientos.

A ello se añade la utilización de modelos computacionales desarrollados en otras ciencias, como la física, la biología y la antropología evolutiva, para contrastar diferentes escenarios de transmisión cultural en función del tamaño de la población y de la interacción social entre los grupos prehistóricos.

"Estamos viendo que, en cierta manera, esas poblaciones estaban conectadas en la península ibérica", ha dicho a Efe el profesor del Departamento de Historia Económica, Instituciones, Política y Economía Mundial de la Universitat de Barcelona Sergi Lozano (izquierda), que forma parte también del equipo de dirección de este trabajo, junto con la bióloga de la UA, Valéria Romano (derecha, primera firmante del estudio).

Tanto Fernández López de Pablo como Lozano han subrayado que, "con este nuevo marco analítico, tratan de responder a grandes cuestiones sobre la interacción de unos grupos humanos con otros, sobre la relación de estas comunidades con el cambio climático y sobre la forma en la que evoluciona la cultura" a lo largo del tiempo.

Esta parte de la investigación ha sido publicada recientemente en la prestigiosa revista Biological Reviews y se suma a otro trabajo anterior, desarrollado por el mismo equipo de investigación, gracias al cual se reconstruyó la evolución de la población en la península ibérica en dicho periodo mediante un análisis de todas las dataciones de carbono 14.

Esquema sintético que ilustra los patrones culturales documentados en Iberia durante la última transición glacial - Holoceno temprano. Encontramos que los kits de herramientas para huesos y astas estandarizados y conservados desaparecieron después del período Magdaleniense tardío. Los sistemas lascas de desecho para producir puntas con respaldo, agujas y microlitos estandarizados desde el Magdaleniense tardío hasta el Epipaleolítico fueron reemplazados abruptamente durante el Mesolítico temprano por estrategias de desecho de lascas mucho más simples para producir un conjunto reducido de muescas y herramientas denticuladas. Finalmente, el período del Mesolítico tardío fue testigo de la reintroducción de la herencia de la hoja y la rápida propagación de los microlitos trapezoidales. La curva negra en la parte inferior representa el marco paleoclimático (temperatura global) según la cronología del estratotipo de Groenlandia (Rasmussen et al .,2014 ).

"Fue la primera vez que se hizo este tipo de estudios en la península ibérica y vimos que hubo tres grandes fases demográficas", ha señalado Fernández López de Pablo.

Una primera, en el periodo Magdaleniense, en el que la población creció de manera exponencial, una segunda en la que hubo una reducción muy drástica de la población, que coincide con un episodio de empeoramiento climático (hace unos 12.700 años), y una tercera, que empezó hace 10.000 años, en la que la población creció muy rápidamente y volvió a estabilizarse.

"La arqueología es, probablemente, la disciplina que puede obtener una visión de largo recorrido más completa del comportamiento humano y de cómo el cambio climático y problemas a los que nos enfrentamos en la actualidad nos impactaron en el pasado", según Fernández López de Pablo.
Guzmán Robador.

Fuente: eldiario.es | 31 de mayo de 2020

Hubo una mayor interacción entre inmigrantes neolíticos y cazadores-recolectores en Europa occidental

Mapas que muestran el componente genético heredado de las poblaciones de cazadores-recolectores europeos (azul) y neolíticos de Anatolia (naranja) a lo largo de segmentos de tiempo. La expansión del componente anatolio llevado por los migrantes neolíticos y las diferencias en las proporciones observadas regional y cronológicamente ilustran la diversidad de procesos durante la expansión neolítica en Europa. Crédito: Maïté Rivollat.

El estilo de vida neolítico, incluida la agricultura, la domesticación de animales y el desarrollo de nuevas tecnologías, surgió en el Próximo Oriente hace unos 12.000 años y contribuyó profundamente a la forma de vida moderna. El Neolítico se extendió rápidamente por Europa, principalmente a lo largo del valle del Danubio y la costa mediterr..., llegando a la costa atlántica alrededor de 5.000-4.500 a. C.

Los datos arqueogenéticos existentes sobre los agricultores europeos prehistóricos indican que la expansión de la agricultura fue correlativa a la de los primeros agricultores anatolios, los cuales se mezclaron poco, si es que lo hicieron, con los grupos de cazadores-recolectores europeos. Sin embargo, hasta ahora, no se disponían de datos arqueogenéticos para el territorio de Francia al respecto.
"Francia es el lugar donde se superponen las dos corrientes de la expansión neolítica, por lo que comprender cómo interactuaron estos grupos completaría una gran pieza del rompecabezas", dice Wolfgang Haak (izquierda), autor principal del estudio. "Los datos que estamos recopilando sugieren un escenario más complejo que en otras partes de Europa, con una mayor interacción entre los primeros agricultores y los cazadores-recolectores".

Estas interacciones parecen variar mucho de una región a otra, lo que demuestra un mosaico cultural diverso en el Neolítico temprano de Europa Occidental. Para documentar las interacciones biológicas durante este período de transición, los investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana se unieron con colegas del laboratorio PACEA, en Burdeos, el laboratorio CEPAM, en Niza, el RGMZ, en Maguncia (Alemania) y otros socios internacionales. El estudio, publicado en Science Advances, aporta nuevos datos sobre el genoma de 101 individuos prehistóricos de 12 enclaves arqueológicos en la actual Francia y Alemania que datan del 7.000-3.000 a. C.

Altos niveles de ascendencia de cazadores-recolectores entre los primeros agricultores del territorio de Francia

Los nuevos resultados obtenidos mostraron evidencias de un mayor nivel de mezcla, o la combinación de información genética de poblaciones genéticamente distantes, entre los primeros agricultores migrantes y los cazadores-recolectores locales ubicados en la actual Francia. La mezcla genética en este territorio no tiene precedentes en el resto de Europa para las primeras etapas de expansión del fenómeno neolítico. La contribución genética de los cazadores-recolectores es particularmente alta en el sur de Francia, aproximadamente un 31% en promedio, en comparación con el 3% en Europa Central o el 13% en la península ibérica.
Entierro de una mujer procedente de Pendimoun (5480-5360 a. C.), la cual ostenta aproximadamente un 55% del componente genético cazador-recolector. Crédito: Henri Duday.

Curiosamente, la contribución genética de los cazadores-recolectores locales en una mujer procedente de Pendimoun, en Provenza, y que data entre los años 5.480-5.360 a.C., es tan alta como el 55%. El equipo pudo demostrar que la mezcla en esta mujer ocurrió recientemente, unas cuatro generaciones antes, poco después de que los primeros agricultores neolíticos se establecieran en esa parte de la costa francesa. "Estos hallazgos sugieren contactos continuos entre ambos grupos durante al menos un siglo", dice Maïté Rivollat (izquierda), investigadora postdoctoral en el proyecto INTERACT y autor principal del estudio.
Evidencia genética de las dos rutas de la expansión neolítica.

Al aprovechar la subestructura genética observada en los cazadores-recolectores europeos, el equipo pudo volver sobre la dinámica de mezcla acontecida en varias regiones europeas. Los agricultores neolíticos en Europa central llevan un componente genético muy pequeño de los cazadores-recolectores, el cual ya había sido mezclado y traído desde el sudeste de Europa. Esto explica la rápida expansión de los grupos neolíticos con una cantidad insignificante de interacción con los cazadores-recolectores locales. Por otro lado, los agricultores neolíticos al oeste del río Rin (en Francia, España, Gran Bretaña) portan un componente genético heredado de grupos mesolíticos locales, lo que implica un proceso de mezcla local tardía.

Los nuevos datos destacan la complejidad y la variabilidad regional de las interacciones biológicas y culturales entre las comunidades de agricultores y cazadores-recolectores durante la expansión neolítica. "Este estudio muestra que podemos agregar muchos más detalles con un muestreo enfocado a desentrañar la dinámica regional de las interacciones entre agricultores y recolectores", concluye Rivollat. "Con el incremento de datos genéticos, obtenemos la resolución necesaria para investigar procesos biológicos del pasado y comprender sus relaciones con los fenómenos culturales observados".

Fuente: Instituto Max Planck | 29 de mayo de 2020