Encuentran más de 6000 tumbas antiguas al suroeste de China

CÁDIZDIRECTO/Jose Manuel García Bautista.- Un equipo de científicos y arqueólogos de China han descubierto más de 6000 tumbas en el sur de Chengdu, la capital de la provincia de Sichua.


El Instituto de Investigación de Reliquias Culturales y Arqueología de la ciudad confirma el hallazgo de los restos arqueológicos cuya edad están entre los 650 y 2500 años de antigüedad, comprendiendo los períodos de los Reinos combatientes (entre el 475 y el 221 a.C.) hasta la penúltima dinastía del país asiático, la Ming, que duró del 1368 al 1644.


Zhuo Zhiqiang, director del equipo de excavación responsable del descubrimiento, indicó: “Los hallazgos son importantes para el estudio de los intercambios culturales entre China y Occidente, y también [en cuanto a] los antiguos cambios sociales a lo largo de la Ruta de la Seda“.


En la zona se han encontrado esas tumbas, desde el mes de marzo de 2015, restos de sitios residenciales del final del neolítico, decenas de miles de reliquias culturales de distintas dinastías en objetos de cerámicas, vajillas de bronce, gres y monedas, además de perlas de los océanos Pacífico e Índico.


A inicios del mes de mayo (2020) se descubrió un antiguo sello de oro de casi 8 kilos, así como más de 10.000 reliquias del siglo XVII en Meishán, en la provincia de Sichuan.

Fuente: Cádiz Directo

Un estudio pone de manifiesto las afinidades africanas del Achelense del suroeste de Europa

Yacimiento de Porto Maior (As Neves, Pontevedra). Crédito: E. Méndez

El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) codirige un estudio publicado esta semana en el Journal of Paleolithic Archaeology donde se presenta una síntesis de la ocupación humana en el margen atlántico de la península ibérica durante el Paleolítico Temprano y Medio, y que resalta las afinidades africanas de la industria achelense en el suroeste de Europa.
Durante los últimos años, un equipo formado por los arqueólogos del CENIEH, Manuel Santonja y Eduardo Méndez, autor principal del estudio y formado en el CENIEH, ha excavado e interpretado importantes yacimientos arqueológicos a orillas del río Miño, tanto en las riberas portuguesas como en las españolas, con singulares conjuntos achelenses y musterienses.


Ejemplos de herramientas recuperadas en el nivel PM4 de Porto Maior, 1-4:Hachas de mano, 5-6: Picos triedro y 7-8: cuchillas (cada barra de escala representa 3 cm). Dibujo y foto de E. Méndez-Quintas.

La cronología en que se sitúan estos yacimientos,segunda mitad del Pleistoceno medio y la primera parte del Pleistoceno superior (entre 50.000 y 400.000 años atrás), y las características de los utensilios de piedra tallada recuperados permiten establecer estrechos paralelismos con otras regiones de la península ibérica, y descartar que el noroeste peninsular hubiera experimentado cualquier desfase en esas etapas, como se había llegado a proponer con anterioridad.

Algunos de los sitios excavados, en particular el yacimiento achelense de Porto Maior (As Neves, Pontevedra), han aportado singulares conjuntos de grandes utensilios, bifaces y hendedores, que contribuyen de forma muy destacada a reforzar las afinidades africanas del Achelense en la península ibérica y del suroeste de Europa, en contraste con los conjuntos achelenses identificados en zonas más europeas más septentrionales, en los que las características tecnológicas particulares del achelense africano llegan de manera más difuminada.

Vista parcial de la acumulación de grandes configurados achelenses del yacimiento de Porto Maior / Eduardo Méndez et al.

Fuentes: cenieh.es | phys.org | 14 de mayo de 2020

El análisis de genomas humanos antiguos arrojan nueva luz sobre la historia de Asia Oriental

Cráneo de Qihe 2, un individuo de hace unos 8.400 años procedente de la cueva Qihe, Fujian, China Crédito: FAN Xuechun

Genomas recién descubiertos de individuos del periodo Neolítico en Asia Oriental recién han revelado una pieza que faltaba en la prehistoria humana, según un estudio realizado por el equipo de la profesora Qiaomei Fu (izquierda), del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados (IVPP) de la Academia de Ciencias de China, que publica la revista Science. Se ha descubierto que el movimiento de poblaciones jugó un papel profundo en la historia genética de los asiáticos orientales.
Los investigadores utilizaron técnicas avanzadas para recuperar ADN antiguo de 25 individuos que datan de hace 9.500 a 4.200 años y de un individuo de entre el norte y sur de Asia Oriental que se remonta a 300 años atrás. El nuevo ADN secuenciado pone de relieve un período importante en la historia temprana de Asia Oriental: la transición de la economía de los cazadores-recolectores a la economía agrícola.
Una teoría que se planteaba anteriormente para el movimiento de poblaciones en el este de Asia es que durante el Neolítico, una "segunda capa" de individuos agricultores reemplazó a una "primera capa" poblacional de cazadores-recolectores en el este y el sudeste asiático. Aunque la genética de los humanos antiguos en el sudeste asiático, Siberia y el archipiélago japonés ha sido bien estudiada, hasta ahora se sabía poco sobre la genética de los humanos antiguos en el norte y sur de China.


Muestreo de un diente en una sala limpia del IVPP

La profesora Fu y su equipo descubrieron que estos humanos neolíticos comparten una relación genética más estrecha con los asiáticos orientales actuales, primos hermanos de esta "segunda capa". Esto sugiere que los ancestros primarios que componen la estructura genética de los asiáticos orientales de hoy en día ya estaban viviendo en el este de Asia continental hace 9.500 años.

Si bien se pueden hallar ancestros más divergentes en el sudeste asiático y el archipiélago japonés, en el continente chino las poblaciones neolíticas ya exhibían las características genéticas que ostentan los asiáticos orientales actuales.
En particular, esto incluye a los primeros hombres del Neolítico del sur de Asia Oriental que datan de hace unos 8.000 años, a los cuales se les ha venido considerando como pertenecientes a la "primera capa", según la teoría expuesta más arriba. De hecho, la profesora Fu y su equipo han demostrado que estos antiguos asiáticos adscritos tradicionalmente a la "primera capa" comparten una relación más estrecha con los asiáticos del este de la "segunda capa". Por lo tanto, los resultados del estudio actual no son compatibles con un modelo de dispersión en "dos capas" durante el periodo Neolítico en Asia Oriental.

Los científicos también descubrieron que los primeros asiáticos neolíticos del este estaban más diferenciados genéticamente entre sí que los asiáticos actuales, dado que hace 9.500 años a.C., existía una ascendencia norteña a lo largo del río Amarillo, que llegaba hasta las estepas orientales de Siberia, distinta de una ascendencia sureña existente a lo largo de la costa sur de China y las islas del estrecho de Taiwán desde hace 8.400 años a.C.

Resto óseo fosilizado de un individuo de hace unos 9.500 años procedente de la cueva Bianbian, Shandong, China. Este individuo era parte de un grupo de ascendencia norteña que se encuentra a lo largo del río Amarillo y hasta las estepas orientales de Siberia.

Impacto durante el Neolítico tardío

El movimiento de poblaciones pudo haber comenzado a impactar en los asiáticos orientales durante el Neolítico tardío. Por ejemplo, la población del sur de Asia Oriental habría compartido una conexión con la población costera del norte, y, en consecuencia, la ascendencia de los primeros pobladores haberse extendido en la zona norte.

En la actualidad, la mayoría de las poblaciones de Asia Oriental no están claramente separadas en dos grupos distintos. Los actuales asiáticos del este, tanto del norte como del sur, comparten una relación genética más estrecha con las poblaciones neolíticas del norte de Asia Oriental, y a lo largo del río Amarillo, que con las poblaciones neolíticas de la costa sur de China.

Otros análisis muestran que casi todos ellos tienen una mezcla de la ascendencia norteña y sureña del Neolítico de Asia Oriental, si bien la ascendencia norteña juega un papel más preponderante. El movimiento de población, particularmente desde el norte hacia el sur, a lo largo del río Amarillo, fue una fase prominente de la prehistoria del este de Asia después del Neolítico. Curiosamente, los actuales chinos Han de todas las provincias, tanto del norte como del sur, muestran una cantidad similar de influencias genéticas procedentes del norte y del sur.

Los ancestros del sur, aunque hoy están menos representados en el continente asiático oriental, tuvieron una gran influencia en otras regiones. Los hablantes de austronesia actuales, que comparten una estrecha relación genética con los actuales asiáticos continentales del este, y que viven en una amplia franja de islas en el sudeste asiático y el Pacífico sudoccidental, muestran también una relación genética notablemente estrecha con las poblaciones neolíticas de la costa sur de China.

De la insinuación a la evidencia

Los materiales arqueológicos que datan del Neolítico Medio han sugerido durante mucho tiempo la conexión entre los isleños austronesios y las poblaciones en el este de Asia continental. Y ahora, las relaciones genéticas descubiertas por la profesora Fu y su equipo muestran, en efecto, evidencias inequívocas de que los hablantes de austronesia actuales se originaron a partir de una población proto-austronesia procedente del sur de China hace al menos 8.400 años.
La historia revelada por estos 26 humanos antiguos resalta el profundo impacto que el movimiento y la mezcla de poblaciones tuvieron en la historia humana, pero también revelan una continuidad que se remonta a hace 9.500 años.

A diferencia de Europa, las influencias de Asia Central no tuvieron ningún papel en la conformación de la ascendencia de Asia Oriental, pues la mezcla genética se produjo en gran medida a escala regional entre las poblaciones del norte y del sur del este de Asia.
Todavía se desconoce toda la lista de ancestros presentes en Asia Oriental durante el periodo Neolítico, ya que no se han recuperado datos del genoma de muchas regiones del interior del este de Asia continental.

Pero las conexiones costeras entre poblaciones antiguas de Siberia, Japón, China y el sudeste asiático, sugieren que a medida que se recupere y estudie más ADN antiguo, se revelará una compleja historia de contacto y mezcla en la prehistoria humana de Asia Oriental.

Fuentes: eurekalert.org | nature.com | interestingengineering.com |14 de mayo de 2020

El análisis de las huellas halladas en Engare Sero, Tanzania, podrían indicar una división sexual del trabajo en el Pleistoceno tardío

El emplazamiento de las huellas halladas en Engare Sero, Tanzania. Una erupción del colcán Oldoinyo L'engai, al fondo, produjo las cenizas que las conservaron. CYNTHIA LIUTKUS-PIERCE

Hace miles de años, un grupo de personas caminó por el suelo africano, y sus huellas permanecen para encender una antorcha sobre los movimientos y conductas de nuestros antepasados.
Más de 400 huellas fueron dejadas por pies humanos en Engare Sero, Tanzania, originalmente descubiertas en el entorno del lago Natrón por un miembro de una comunidad Masai local hace más de una década, y su antigüedad y formación fueron descritas en 2016.

Mapa de la región del lago Natron que muestra la ubicación del emplazamieto de las huellas en Engare Sero, Tanzania, señalando ubicaciones específicas de conjuntos de huellas tanto de humanas como de animales

Los análisis geológicos revelaron que las huellas, todas preservadas en la misma superficie por cenizas endurecidas del volcán cercano Ol Doinyo Lengai, se hicieron en algún momento entre 19.000 y 6.000 años atrás, esto es, alrededor del Pleistoceno tardío.

Ahora, los análisis paleoantropológicos, publicados en la revista Scientific Reports, exploran lo que las huellas fosilizadas revelan sobre las personas que las hicieron.

"Las huellas son componentes raros en el registro fósil humano", dice el autor principal Kevin Hatala (izquierda), de la Universidad de Chatham, en Pittsburgh, EE. UU., "Sin embargo, pueden conservar instantáneas excepcionales sobre el comportamiento humano en nuestro pasado distante".

El tamaño, la separación y la orientación de un grupo de huellas sugieren que fueron hechas por 17 personas caminando juntas en dirección suroeste, entre las que habría 14 mujeres adultas, dos hombres adultos y posiblemente un adolescente.

Este tipo de estructura grupal era poco frecuente, pero es coherente con las actividades observadas de forrajeo cooperativo, sexualmente divididas, de los cazadores-recolectores modernos como los Achés de Paraguay y los Hadza de Tanzania. Por lo tanto, los hallazgos podrían reflejar una división de la actividad del forrajeo, basada en la diferenciación sexual, de las antiguas comunidades humanas.

Ejemplos de huellas en Engare Sero, Tanzania. De arriba a abajo están las huellas A8, I2 y D6. Las fotografías normales de las huellas están a la izquierda, y a la derecha las imágenes ortográficas de las mismas en 3D y coloreadas de acuerdo con sus profundidad. Las imágenes no están configuradas en escala común, pero cada imagen incluye una barra de escala que tiene 15 cm de longitud. Los degradados de color que denotan profundidad no comparten una escala común y, en cambio, se especifican a la derecha de las mágenes. Las escalas de esos gradientes se informan en centímetros.

"No es sorprendente ver evidencias de tal comportamiento en aquel tiempo, pero es fascinante observar una instantánea directa del registro fósil que es consistente con ese tipo de escenario".
"Nuestras suposiciones sugieren que estos homínidos se movían a velocidades de entre 1,2 y 1,5 metros por segundo. La similitud en los patrones de los rastros nos dicen, a su vez, que el grupo de 17 personas se desplazaba de manera conjunta", explica Hatara.

"Otra investigación ha demostrado que los humanos tienden a auto-seleccionar las velocidades óptimas para minimizar el gasto de energía, pero los contextos sociales y de comportamiento pueden hacer que las personas se aparten de sus velocidades energéticamente óptimas, y, en concreto, las velocidades que se han calculado a partir de las huellas de Engare Sero coinciden con los datos experimentales sobre las velocidades que adoptan los grupos mixtos de hombres y mujeres cuando viajan juntos", añade el investigador.

Mapa esquemático que muestra el conjunto de huellas humanas preservadas en Engare Sero. Las huellas asociadas con la misma dirección se indican con un color común.

Los autores del trabajo de investigación especulan, pues, que 14 de estos rastros dejados por las huellas correspondían a mujeres que caminaban y forrajeaban juntas, y que eran visitadas y acompañadas en ocasiones por los varones, tal como se observa entre los cazadores-recolectores Achés y Hadza mencionados.

Otras seis huellas de huellas muestran a un grupo de personas moviéndose hacia el noreste a diferentes velocidades, dos caminando de forma rápida y una de ellas corriendo, lo que sugiere que era poco probable que hubieran viajado juntas. Por otra parte, el hecho de que no haya huellas desviadas en sus direcciones podría deberse a restricciones físicas del paisaje.

Una de las huellas humanas fosilizadas encontradas en Engare Sero,Tanzania. William Harcourt-Smith, CC BY-ND.

Otras huellas de homínidos que se encuentran en los márgenes del lago Turkana, en Kenia, indican que sus dueños se movían a lo largo de las orillas para forrajear, lo que viene apoyado por las huellas existentes de bóvidos que indican que los animales iban a beber.
En Engare Sero, la falta de huellas de bóvidos dificulta la confirmación de un patrón similar, y, aunque hay huellas de cebras y búfalos a unos 30 metros de distancia perpendiculares a las de los humanos, los investigadores informan que no hay evidencias claras para sacar conclusiones al respecto.

Sin embargo, Hatala está ansioso para que se apliquen nuevos métodos analíticos. "Esperamos que estas huellas fosiles motiven que haya más estudios que puedan dar cuenta del potencial de las mismas y nos proporciones información sobre el comportamiento humano del pasado", dice.
En cualquier caso, según los autores del trabajo de investigación publicado, estas huellas podrían indicar una temprana división del trabajo basada en el sexo en las antiguas comunidades humanas.

Fuentes: cosmosmagazine.com | National Geographic | 15 de mayo de 2020

El análisis de orina antigua en Aşikli Höyük (Turquía) puede dilucidar el tamaño de su población y aspectos de la domesticación de animales

Las excavaciones en Asikli Hoyuk han descubierto evidencias de la domesticación de ovejas y cabras. Arichivo fotográfico del Proyecto Mary Stiner / Aşikli Höyük.

Hace unos 10.000 años un grupo de cazadores-recolectores se instaló en una llanura aluvial de la actual Turquía y permaneció en la misma durante un milenio. Todavía hoy se pueden ver los restos de las casas que construyeron. Los arqueólogos han trazado las callejas del asenamiento y descubierto esqueletos intactos debajo de los antiguos pisos de yeso de las viviendas. Se puede decir que, después de todo este tiempo, Aşikli Höyük está notablemente bien conservado.

Pero el arqueólogo Jordan Abell (izquierda) no vino por ver estas cosas la última vez que visitó Aşikli Höyük en 2017, sino que lo hizo en busca algo invisible: orina antigua.

La gente de Aşikli Höyük, como es obvio, orinaba. Y lo mismo hacían sus rebaños de ovejas y cabras. Al estimar la cantidad de orina antigua depositada en los terrenos de Aıkli Höyük, Abell y sus colaboradores han podido reconstruir la cantidad de población de humanos y animales que había la misma hace 10.000 años. A esto se le podría llamar 'arqueología urinaria'.
Vista parcial del asentamiento de Aşikli Höyük

"El método es, hasta donde veo, totalmente nuevo y creativo", dice Benjamin Arbuckle (derecha), antropólogo de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, el cual estudia la domesticación de animales en Turquía durante el mismo período.

La domesticación de ovejas y cabras es lo que hizo que Arbell y los coautores del estudio, publicado en Science Advances, se interesaran por la orina de modo preferente.

Los huesos de animales, e incluso el estiércol, hallados en Aşikli Höyük sugieren que sus ocupantes estuvieron entre las primeras personas del mundo en llevar a cabo la domesticación de ovejas y cabras. Estas gentes encerraron a estos aninales, que una vez fueron salvajes, cerca de sus hogares y aprendieron a sacrificar a los machos jóvenes para maximizar el tamaño de sus rebaños.

Una zanja profunda en Aşıklı Höyük donde se excavaron algunas de las presuntas muestras de orina (archivo fotográfico del proyecto Mary Stiner / Asikli Hoyuk).

Fue el descubrimiento de inusuales cristales de nitratina en Aşikli Höyük lo que llevó al equipo a pensar en la orina de ovejas y cabras. "Hay muy pocos lugares en la Tierra que tengan estos cristales de nitratina formados en sus suelos. Son espacios que tienden a ser muy secos y ostentan altas concentraciones de sales", dice el profesor Abell, quien ahora es investigador paleoclimático en la Universidad de Columbia, y que, junto con sus colaboradores de la Universidad de Arizona y de la Universidad de Estambul, se preguntaba si la orina era la fuente de esas sales. Para comprobarlo recogieron 113 muestras en Aşikli Höyük. Estaban especialmente interesados ​​en los "basureros", esto es, en los antiguos montones de basura donde se habían acumulado los desechos de animales y humanos. Se aseguraron de recolectar muestras de diferentes capas, tanto dentro y alrededor de los basureros, para abarcar así los 1.000 años en que la gente vivió en Aşikli Höyük.

De vuelta al laboratorio, Abell buscó las firmas químicas de la orina (sodio, nitrato y cloro) en cada una de estas muestras. La parte difícil del proceso es que estas sales también pueden provenir de otros lugares, así como hallarse, en diversas concentraciones, en el agua de lluvia y en los sedimentos naturales alrededor de Aşikli Höyük. Entonces Abell, para superar este problema, construyó un modelo con el que intentar dar cuenta de estas distintas fuentes. Además, para asegurarse de que sus suposiciones no estuvieran totalmente fuera de lugar, comparó las concentraciones de sal en las muestras de orina tomadas en Aşkli Höyük con las del ganado de engorde actual estabulado, lo que le permitió descubrir que eran similares. El modelo finalmente estimó que un promedio de 1.790 humanos y animales orinaban cada día en Aşikli Höyük durante los 1.000 años de duración de este enclave.


Mapa que muestra las áreas de excavación y las ubicaciones de muestreo en Aşikli Höyük.

A medida que el equipo aumentó el análisis de las capas de tierra en el tiempo, se encontraron incrementos de 10 a 1000 veces más concentraciones de sales de orina al final del período de ocupación de un milenio. Esto sugiere que la población humana y/o animal de Aşıklı Höyük se estaba haciendo cada vez más grande y más densa (desafortunadamente, los arqueólogos no tienen forma de distinguir entre la orina antigua humana y animal usando el método empleado). Suponiendo que el modelo sea efectivo, estos depósitos de orina pueden verse como un registro de la transición de la humanidad de cazadores-recolectores a granjeros que domesticaban animales.

Los restos de huesos, señala Arbuckle, son evidencia de animales comidos por los humanos. "Ahora bien, es realmente difícil saber si estos son fruto de la caza o de la domesticación, o, incluso, si solo algunos de ellos fueron cazados y otros domesticados", afirma. Por otro lado, grandes cantidades de orina sugiere que los animales y las personas que los pastoreaban se quedaban y orinaban en un solo lugar.

En este punto, el uso de sales de orina para comprender el tamaño la población de Aşikli Höyük depende de muchos factores. Canan Çakirlar (izquierda), una zoóloga y arqueóloga de la Universidad de Groningen, describe el método empleado como "muy prometedor", pero también señala que no se sabe mucho sobre cómo los depósitos de orina podrían haber cambiado químicamente a lo largo de los milenios. Además, otros factores también pueden haber cambiado: de hecho, las personas y el ganado tenían dietas diferentes hace 10.000 años, lo que podría producir diferentes concentraciones de sales en la orina.
Hay que tener en cuenta, incluso, que los patrones de lluvia sobre el emplazamiento de Aşikli Höyük también podrían haber variado. Hoy en día es un lugar bastante seco, pues la región recibe alrededor de 400 milímetros de lluvia al año, lo que favorece el estudio que al respecto se lleva a cabo. "Sería más difícil estudiar los depósitos de orina en lugares más húmedos, donde la lluvia y una capa freática cambiante empañarían las finas capas de sales de orina", dice Abell.

No obstante, él espera obtener más datos sobre Aşikli Höyük el próximo año, en el que se tomarán más muestras de sedimentos en otras áreas y se estudiará la poca lluvia que cae sobre el lugar. También le gustaría obtener un poco de orina de las ovejas locales que todavía deambulan por los campos cercanos. Al fin y al cabo, diez mil años después de que los humanos aprendieron a criar sus rebaños en esta zona, todavía continúan con esta labor.

Las ovejas todavía pastan en los campos alrededor de Aşikli Höyük. (Jordan Abell)

Fuentes: theatlantic.com | Universidad de Arizona | archandanth.com | 17 de abril de 2020

Científico del CENIEH analiza el paisaje de los Prepirineos que habitaron los neandertales

Roca dels Bous. Crédito: A. Benito Calvo

El investigador Alfonso Benito Calvo, responsable de la línea de investigación de Geomorfología y Procesos de Formación del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), lidera un artículo que se acaba de publicar en la revista Quaternary Research, donde se analiza la formación de la Roca dels Bous (Lérida), un yacimiento que habitaron los neandertales, en relación con la evolución de este paisaje ocurrida en los Prepirineos durante los últimos 60.000 años.

En este trabajo se han investigado los procesos que sucedieron durante la ocupación neandertal de este yacimiento musteriense, situado en el cañón del río Segre (Sant Llorenç de Montgai), mediante técnicas geomorfológicas 3D desarrolladas a partir de drones, además de técnicas estratigráficas, estadísticas y de datación por Luminiscencia (OSL).

“El paisaje que actualmente percibimos es muy distinto al que habitaron los neandertales. La Roca dels Bous no era un mirador sobre-elevado con vistas al valle, por contra, los datos parecen indicar que estaba junto al fondo del valle y que los neandertales tenían en la palma de la mano los recursos que ofrecía la vega del río Segre, más ancha que en la actualidad”, explica Alfonso Benito Calvo (izquierda).

La reconstrucción de la evolución del paisaje en esta zona es clave para entender los patrones neandertales en la ocupación de este territorio, que funcionó de enlace entre Europa y la península ibérica, conectando las zonas altas de los Pirineos con la Cuenca del Ebro.

Fuente: cenieh.es | 11 de mayo de 2020