Valdelugueros pone a punto la calzada romana de Vegarada (León)


Detalle de las obras en la calzada. FOTO CORTESÍA DE EMILIO OREJAS

Es una ruta milenaria. Transitada por guerreros cántabros y astures, los soldados de las legiones romanas le dieron traza de calzada. Un paso crucial también para pastores de rebaños trashumantes, arrieros y peregrinos; ahora, para senderistas. Es la calzada romana de Vegarada, conocida también como la 'Ruta de las Reliquias', el primer itinerario de San Salvador, que vigilaron los templarios por la importancia que tenían para la cristiandad los tesoros que se guardaban, como el Arca Santa.
Ahora está en obras. Se trata de un tramo de tres kilómetros, incluido en el programa de cinco millones de euros de la Diputación para salvar el patrimonio olvidado, al que se acogieron bienes histórico-artísticos de 40 ayuntamientos.

La calzada romana que atraviesa el Curueño cuenta con un proyecto que asciende a 200.000 euros, de los cuales la Diputación aporta 180.000; y el resto, el Ayuntamiento de Valdelugueros. Su alcalde, Emilio Orejas, explica que eligieron este pequeño tramo —que comienza un poco antes de Lugueros y concluye en el puente de la Fuente Nueva—, porque «el paisaje es fascinante», con el ‘tótem’ del Pico Bodón y su imponente silueta.

Una ruta clave en la Historia

La obra no la ha parado por el estado de alarma decretado por el coronavirus, sino por el mal tiempo. En unas semanas se reanudarán los trabajos de restauración de esta vía. Solo falta por ejecutar una tercera parte, que, previsiblemente, concluirá antes del verano.

La recuperación de la calzada, según Orejas, tiene una finalidad doble: rescatar un itinerario histórico y hacerlo visitable; y, por tanto, atractivo para el turismo. Uno de los pocos recursos que le quedan a esta España vaciada que abarca a buena parte de la provincia. «Va a quedar un paseo circular espectacular, fácil de hacer y muy accesible», dice.

Foto: Restos de calzada en muy buen estado de conservación en la subida a los altos de la Braña.

La ruta de Vegarada fue clave en la dominación de Hispania por el Imperio Romano. Una vía de comunicación entre la meseta y los puertos marítimos del Norte. La calzada conectaba Lucus Asturum (Asturias) con el asentamiento de la Legio VI Victrix primero y la Legio VII Gemina después (actual León) y la zona de Asturica Augusta (Astorga).

Sin duda, fue utilizada miles de años antes por los primeros pobladores. La prueba fue el descubrimiento en 2006 de dos esqueletos en una cueva, los conocidos como los Hermanos de La Braña-Arintero, un hito científico, por tratarse de los primeros humanos del Mesolítico a los que se les secuenció el genoma, que permitió certificar su parentesco.

La calzada romana de Vegarada es una senda serpenteante a izquierda y derecha del río Curueño, con firme de piedra, de unos 60 kilómetros —entre Valdelugueros y Puente Villarente—, con numerosos monumentos que atestiguan la importancia de este paso montañoso durante siglos, incluidos ocho puentes y pontones de origen romano y medieval, como el conocido de los Verdugos o del Ahorcado, fortalezas y castros como los de Canseco, Arintero, Lugueros, Tolibia de Abajo o Valdeteja.

Foto: puente del Villarín, de fábrica indudablemente romana. Se observa a la izquierda la plataforma de la calzada.

En la Guerra Civil, debido a su carácter estratégico, se construyeron numeras fortificaciones militares, aún visibles, para controlar el paso de tropas hacia Asturias.
La intervención en la calzada permitirá rescatar un trazado que el tiempo y la falta de inversiones han desdibujado, en algunas partes por completo. Una calzada que fue testigo de incontables refriegas entre los reinos cristiano y musulmán.

Fuente: diariodeleon.es | 9 de abril de 2020

Una nueva excavación española en Eritrea aporta restos de hace más de un millón de años

Una nueva excavación española en Eritrea, en el Cuerno de África, ha hallado restos de fauna gigante, troncos de plantas y herramientas de hace más de un millón de años, que ayudarán a conocer mejor el clima y ecología del Pleistoceno inferior en la cuenca de Engel Ela-Ramud.

La excavación se realizó del 16 de febrero al 11 de marzo pasado y estaba codirigida por Bienvenido Martínez-Navarro (izquierda), profesor de investigación ICREA (Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats) en el IPHES (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social), y ha sido financiada por la Fundación Palarq y el Ministerio de Cultura.
Durante la octava campaña de excavación, un equipo integrado por paleontólogos, arqueólogos y geólogos, codirigidos por Bienvenido Martínez-Navarro y Tsegai Medin, investigador de la Comisión Eritrea de Cultura y Deportes, intervinieron en la cuenca de Engel Ela-Ramud, en el sector más septentrional del valle del Rift africano, en el triángulo de los Afar, cerca de donde fue descubierta la famosa Lucy.

Los trabajos han aportado restos de fauna gigante, troncos de plantas fosilizadas y herramientas líticas de hace más de un millón de años, que, según ha explicado Martínez-Navarro, "ayudarán a conocer mejor el clima y ecología de ese período en África".
Las prospecciones paleontológicas y arqueológicas efectuadas en las áreas de Delahaitu, Gameré y Bolali han permitido localizar importantes fósiles de grandes mamíferos, algunos de ellos en superficie y otros en posición original, especialmente de búfalos, elefantes y cerdos, e industria lítica achelense.

Además, se han prospectado los sectores de Erau, donde se ha identificado un nuevo nivel con fósiles, en el que aparecieron dos cráneos incompletos de hipopótamo gigante.
En estos trabajos han participado Lorenzo Rook y Luca Pandolfi, de la Universidad de Florencia, Tsegai Medin y Dawit Araia del grupo eritreo, el restaurador contratado por el IPHES, Jesús Peinado, y Bienvenido Martínez-Navarro.

Con el mismo equipo se ha prospectado por primera vez el sector de Dibokole-Diaritana, donde se han obtenido algunos restos óseos de bóvidos, y troncos de plantas fosilizadas que permitirán conocer las especies de árboles presentes en la región durante el Pleistoceno inferior.

Tronco fosilizado de hace un millón de años. Foto: Proyecto Engel Ela-Ramud.

También se ha continuado la excavación del yacimiento de Luba Gadhi II-Gallardo bajo la dirección de Antoni Canals (IPHES-URV) con la colaboración de los eritreos Abel Ghirmay, Isaias Tesfazghi y Samuel Tesfamariam.

Se ha actuado en un total de 14 metros cuadrados y se han recuperado 44 registros correspondientes a industria lítica achelense y a fauna, mayoritariamente correspondiente a cocodrilo, hipopótamo y a un cerdo gigante.

En la reciente campaña han continuado los trabajos geológicos liderados por Oriol Oms (Universidad Autónoma de Barcelona), incidiendo no sólo en la recogida de datos geológicos y cartográficos, sino que también se han muestreado diversas series estratigráficas para la realización de estudios de isótopos a través de los registros de ostrácodos y gasterópodos, por parte de Alejandro Granados, de la Universidad de Málaga, que ayudarán a conocer mejor el clima y ecología de la cuenca durante el Pleistoceno inferior.

La última semana de campaña, ya en la capital de Eritrea, Asmara, se dedicó a la restauración y estudio de los materiales arqueológicos y paleontológicos en el Laboratorio de la Comisión de Cultura y Deportes, dirigido por Tsegai Medin. EFE.

Fuentes: republica.com | dicyt.com | 8 de abril de 2020

Una investigación revela que la Amazonia boliviana fue clave para la domesticación de plantas hace más de 10.000 años

Islas forestales de la Amazonía vistas desde arriba - Umberto Lombardo

Por donde pasamos, dejamos huella, cambiamos el paisaje. Hasta lo que consideramos un paraíso prístino, los bosques del Amazonas aún no mancillados por intereses económicos, ya fueron transformados por los primeros humanos que los habitaron hace 10.000 años. Y de una forma formidable, según sugiere un estudio internacional en el que ha participado la Universidad Pompeu Fabra.

Los investigadores han descubierto que esos primeros moradores crearon en los Llanos de Moxos, al norte de Bolivia y suroeste de la Amazonía (un área que comprende unos 125.000 kilómetros cuadrados) 4.700 montículos artificiales en los que cultivaron plantas silvestres como mandioca y calabaza para su consumo. Los resultados aparecen publicados en la revista Nature

El hallazgo de estas «islas forestales» se ha producido en lo que ahora es Llanos de Moxos, en el norte de Bolivia, una zona de sabana que se inunda de diciembre a marzo y es extremadamente seca de julio a octubre. Sin embargo, los montículos se mantienen por encima del nivel del agua durante la temporada de lluvias y permiten que los árboles crezcan. ¿Fueron hechos así a propósito, para que los cultivos no se inundaran? Javier Ruiz-Pérez (izquierda), del departamento de Humanidades de la Pompeu Fabra y coautor del artículo, cree que es una posibilidad, aunque reconoce que los motivos y el modo en que estas áreas artificiales se construyeron «todavía no se conocen con exactitud».

«Probablemente se formaron como resultado de la acumulación involuntaria de desechos (por ejemplo, restos de conchas de gasterópodos tras su consumo) y actividades que llevaban a cabo en el asentamiento, como la quema de materia orgánica», explica el investigador en un correo electrónico a ABC.

«Pero tampoco podemos descartar la posibilidad de que amontonaran sedimentos intencionalmente o incluso que se trate de una combinación de ambos escenarios. Los montículos podían ofrecer protección frente a las inundaciones durante la estación húmeda y eran espacios ideales para cultivar al tiempo que practicaban caza y recolección fuera de las 'islas'», argumenta.
El estudio consistió en un análisis regional sin precedentes, a gran escala, de 61 yacimientos arqueológicos, identificados previamente por satélite, ahora manchas de bosque rodeadas de sabana. Se recuperaron muestras de 30 islas forestales y se realizaron excavaciones arqueológicas en cuatro de ellas.

Fitolitos estudiados en la investigación. Foto: UPF

Mandioca, calabaza y maíz

Utilizando células silicificadas de plantas, llamadas fitolitos, que se encuentran bien conservados en los bosques tropicales, los expertos documentaron en los montículos las primeras evidencias encontradas en la Amazonía de mandioca (hace 10.350 años), calabaza (hace 10.250 años) y maíz (hace 6.850 años).

Los autores creen que esas plantas fueron escogidas porque eran ricas en hidratos de carbono y fáciles de cocinar, y probablemente proporcionaban una parte considerable de las calorías que consumían los primeros habitantes de la región, que también se alimentaban de pescado, un poco de carne y frutos obtenidos mediante recolección.

Los Llanos de Moxos (Bolivia). Foto: Umberto Lombardo

Muchos cultivos importantes como la mandioca, la calabaza, los cacahuetes, algunas variedades de guindilla (chili) y la judía llamada jackbean son genéticamente muy cercanos a plantas silvestres que viven en la Amazonía, por lo que los científicos ya sospechaban que esa zona podía ser uno de los primeros lugares del mundo donde se domesticaron las plantas. Sin embargo, hasta ahora esta teoría no había sido documentada con hallazgos arqueológicos.

Ahora, por fin, la nueva investigación sitúa a la Amazonía como la quinta área del mundo donde los humanos domesticaron vegetales por primera vez hace unos 11.000 años. Las otras cuatro se encuentran en China (mijo menor, arroz), Oriente Próximo (trigo, cebada), el sudoeste de México (maíz, frijoles) y el noroeste de Sudamérica (calabaza, quinoa, patatas).

Equipo de trabajo de campo en la isla Manechi. Al medio, Javier Ruiz-Pérez. FO TO: Javier Ruiz-Pérez

"Nuestros resultados confirman que los Llanos de Moxos son un punto clave para el cultivo temprano de plantas y demuestran que, desde su llegada, los humanos han causado una profunda alteración de los paisajes amazónicos, con repercusiones duraderas para la heterogeneidad del hábitat y la conservación de las especies", indica el estudio.

Aunque se sabe poco sobre el origen de los primeros pobladores del sudoeste de la Amazonía, las evidencias encontradas muestran que formaban grupos itinerantes o semi-itinerantes que no eran solo cazadores y recolectores, sino colonizadores que modificaron considerablemente el paisaje construyendo montículos donde cultivaban plantas.

Trabajo de campo en una isla forestal en los Llanos de Moxis (Bolivia). Foto: Umberto Lombardo

Fuentes: abc.es | upf.edu | nationalgeographic.com.es| 8 de abril de 2020

Descifran las claves del comercio antiguo de huevos de avestruz decorados de hace unos 5.000 años

Huevo de avestruz decorado hallado en una tumba etrusca en Vulci, Italia. Crédito: Tamar Hodos, Universidad de Bristol con el permiso de los síndicos del Museo Británico

“La producción de huevos de avestruz decorados en la antigüedad fue un asunto mucho más complejo de lo que nadie hubiera imaginado”. La doctora Tamar Hodos (izquierda), de la Universidad de Bristol, es una auténtica especialista en este lujoso producto que se comercializó por todo el Mediterráneo durante la Edad del Bronce y del Hierro (entre el año 3.300 y el 300 a. C.).

Algunas veces (pocas) se encuentran aún completos, aunque a menudo aparecen solo algunos trozos de unas artesanías que tuvieron su época de esplendor alrededor del I milenio a. C. “Ese fue el primer momento de la historia en el que las distintas poblaciones de la cuenca mediterránea estuvieron realmente interconectadas de forma regular”, explica a La Vanguardia.

Por lo general, estos huevos se movían en “contextos de élite” y muchas veces se usaban como objetos funerarios. “A veces, se decoraban con motivos ornamentales tallados, grabados o pintados y se convertían en vasijas adornadas con marfil o metales preciosos para crear tazas y jarras”, apunta. La cuestión esencial, sin embargo, continua siendo un misterio ¿Quién hacía esas preciosas obras?

Dos huevos de avestruz encontrados en la 'Tumba de Isis', en Vulci, Italia, un entierro etrusco de élite.

La profesora Hodos y su equipo han tratado de aportar luz a este enigma en un artículo en la revista Antiquity, en el que revelan que "los huevos de avestruz se obtuvieron de aves que vivían libres en todo el Mediterráneo y se movieron a lo largo de redes comerciales más grandes y flexibles de lo esperado”.

Buscando analizar el máximo de muestras posibles, los arqueólogos se fijaron en los distintos ejemplos almacenados en el Museo Británico. Contaron con la ayuda de la investigadora Caroline Cartright (izquierda), que les ofreció el laboratorio del centro para estudiar la composición química de los huevos y sus marcas microscópicas, las cuales les podían ayudar a identificar sus orígenes y revelar cómo se hicieron.
“El Museo Británico está encantado de colaborar con colegas de las universidades de Bristol y Durham en esta investigación en curso. Al utilizar las instalaciones del microscopio electrónico de barrido de última generación en el Departamento de Investigación Científica del Museo Británico, nuestros expertos pudieron estudiar estos hermosos objetos y arrojar nueva luz sobre su importancia en la historia. Esperamos seguir trabajando con socios universitarios y fomentar el conocimiento y la comprensión de la colección del Museo”, dijo Cartright.

La colección del Museo Británico, que se inició en el siglo XIX, presenta ejemplares de toda la región mediterránea, entre los que se incluyen los que proceden de la colonia griega de Naukratis (fundada en el siglo VII a.C. en el Delta del Nilo, en Egipto), la ciudad etrusca de Vulci (en el norte de Roma) y, aún más lejos, en la importante ciudad mesopotámica de Ur, en lo que hoy en día es Iraq.

Foto: huevo de avestruz decorado de la 'Tumba de Isis', Vulci, Italia (Tamar Hodos / Universidad de Bristol.

“Las variedades de avestruces mediterráneas eran indígenas de la zona oriental y el norte de África. Utilizando varios indicadores pudimos distinguir si los huevos habían sido puestos en zonas climáticas más frescas y húmedas o más calientes y secas”, añade. A medida que la hembra come y bebe, los elementos que consume se abren paso hacia la cáscara.

Con los resultados en la mano, lo que más sorprendió a los arqueólogos fue que “los sitios arquológicos de ambas zonas (fría y cálida) tenían huevos del otro territorio, además de los suyos”. “Así descubrimos que todo el sistema de producción era mucho más complicado de lo que habíamos imaginado”, indica la investigadora de la Universidad de Bristol.

Foto: fragmento de huevo de avestruz decorado del santuario de Apolo en Naukatris. Crédito: Tamar Hodos, Universidad de Bristol con el permiso de los síndicos del Museo Británico.

Los análisis determinaron que los huevos probablemente procedían de avestruces silvestres con una alta movilidad, lo que generaba una nueva duda: ¿quién se encargaba de recolectarlos? “Tenía que haber rastreadores, que luego debían sustraer los huevos del nido. Las avestruces pueden ser extremadamente peligrosas, por lo que había un riesgo tremendo para esas personas”, según explica Tamar Hodos.

Una vez robados a sus madres, el alijo tenía que almacenarse durante un largo periodo en un lugar seguro para, una vez vaciado (soplado), dar tiempo a que la cáscara se secara y consiguiera la dureza adecuada para ser tallada. Las inversión que suponía este proceso (y los peligros que se afrontaban a la hora de conseguir la materia prima) es lo que acabó aumentado el valor de este producto de lujo.


Foto: detalle de una cabeza de animal en un huevo de avestruz decorado de una tumba etrusca en Italia. Crédito: Tamar Hodos, Universidad de Bristol con el permiso de los Síndicos del Museo Británico.

A partir de aquí, los especialistas se cuestionaron cómo se habían utilizado estos objetos en culturas tan distintas a lo largo del Mediterráneo en un momento en el que se desarrollaban muchas características asociadas con la civilización moderna, como la escritura, las ciudades y los imperios. “Los huevos habrían tenido un significado social y religioso distinto para un etrusco rico del centro de Italia de lo que habría sido para un fenicio en España”, asume Hodos.

El análisis microscópico reveló que se utilizaron una gran variedad de técnicas para diseñar estas obras de arte. En algunos casos, además, el nivel de detalle que se consiguió fue tan destacado que los investigadores aún siguen preguntándose cómo se llegaron hacer ciertas decoraciones.

Foto: detalle de un hievo de vestruz decorado de la 'Tumba de Isis' en Vulci, Italia.

“El comercio de estos huevos fue flexible y quizás oportunista. Tal vez los artesanos recurrieron a distintos proveedores para encontrar la oferta más barata o quizás las élites intentaron reunir el máximo posible de estos símbolos de estatus para superar a sus rivales”, concluyen los investigadores.

Sea como sea, ello implica que estas personas tenían redes comerciales más grandes de lo esperado y que la sociedad antigua estaba más interconectada de lo que se pensaba.

Fuente: lavanguardia.com | 9 de abril de 2020

Excavaciones en la ciudad de Nazaret ayudan a comprender relatos bíblicos de la vida de Jesús

Los arqueólogos examinaron estos restos excavados en la roca bajo la Iglesia de la Anunciación en Nazaret. Imagen: © Ken Dark.

La ciudad de Nazaret en el Israel moderno está llena de mística, ya que se cree que es el lugar donde Jesús fue criado. Y ahora un nuevo estudio ha descubierto más sobre sus secretos, al comprobar que la gente de Nazaret había rechazado la cultura romana e incluso se rebeló contra el Imperio Romano alrededor del año 70 d. C.
El investigador del estudio también descubrió que Nazaret probablemente era más grande de lo que se pensaba en tiempos de Jesús. Los hallazgos podrían ayudar a explicar algunos episodios de su vida descritos en la Biblia.
La oposición de Nazaret a las prácticas y objetos culturales romanos habría contrastado con la vecina ciudad de Séforis, la cual había abrazado la cultura romana, incluidos objetos culturales importados. "Tal separación cultural pudo haber creado lo que fue, en efecto, una barrera invisible entre Nazaret y Séforis", escribió el autor del estudio, Ken Dark (izquierda), director del Proyecto Arqueológico de Nazaret, en su libro recientemente publicado "Roman-Period and Byzantine Nazareth and Its Hinterland" (Routledge, 2020).

El profesor Dark también descubrió que la gente en Nazaret pudo haber resistido a los romanos durante una revuelta alrededor del año 70 d. C., al cavar cuevas-refugio para protegerse de los legionarios romanos. Esto contrasta con Séforis, donde las monedas acuñadas en el momento de la revuelta dicen que era una "ciudad de paz", ya que sus habitantes no se rebelaron. El estudio también encontró que las personas dentro o cerca de Séforis estaban dispuestas a emplear los estilos de cerámica romana importados, mientras que las gentes dentro o cerca de Nazaret estaban apegados a los estilos locales y eran particularmente proclives a los recipientes hechos de piedra caliza, un material considerado puro según las leyes religiosas judías de la época.

Otro contraste, observa Dark, es que los agricultores cerca de Sepphoris usaban los residuos humanos como estiércol, a pesar de que esta práctica estaba prohibida bajo algunas interpretaciones de la antigua ley religiosa judía, no así los agricultores de Nazaret, que evitaron esta práctica.
Las personas enterradas en Nazaret también parecen haber preferido lo que los arqueólogos llaman tumbas kokhim, las cuales están cortadas sobre roca y tienen una entrada cerrada con una piedra rodante, un tipo de tumba que es similar a aquella en la que Jesús fue enterrado, según el Nuevo Testamento (izquierda). Este diseño de tumbas se observa en otras partes de Israel, y los enterrados en las mismas pueden "haber querido expresar una identidad fuertemente judía", escribe Dark en su libro.

Dark ha estado realizando estudios y excavaciones en Nazaret durante muchos años y, al preparar su estudio, también ha revisado el trabajo arqueológico previo llevado a cabo en Nazaret por parte de otros arqueólogos.

Valle entre Nazaret y Séforis. A diferencia de la antigua Nazaret, Séforis abrazó la cultura romana y fue una "ciudad de paz" durante una revuelta romana en el año 70 d. C. (Crédito de la imagen: Ken Dark).

Entendiendo a Jesús

Dark enfatiza que su estudio no pretende arrojar luz sobre la Biblia, pero los resultados arqueológicos pueden ayudar a explicar algunos de los relatos de la vida de Jesús que se cuentan en ella.
Por ejemplo, las historías bíblicas dicen que, a pesar de crecer en Nazaret, Jesús fue mal recibido cuando visitó su ciudad natal durante su ministerio. Incluso algunos de los miembros de su propia familia no estaban contentos con él. Según el Evangelio de Marcos, Jesús dijo que "un profeta no está exento de honor, excepto en su propia ciudad, entre sus parientes y en su propia casa" (Marcos 6:4).

La arqueología de Nazaret, que muestra que sus gentes rechazaron fuertemente los objetos, valores y prácticas romanas por considerarlas impuras, apunta a que tal circunstancia pudo haber entrado en contradicción con algunas de las enseñanzas de Jesús, dijo Dark a Live Science. "El mensaje global de salvación presentado por Jesús también podría haber sido controvertido para la gente local, la cual estaba tratado de crear una barrera cultural entre ellos y los romanos".
Además, "al comparar las enseñanzas de Jesús sobre la pureza religiosa con lo que, según la evidencia arqueológica, habrían sido las actitudes culturales locales de las gentes de Nazaret, sugiere que las mismas habrían chocado con las propias percepciones locales de lo que era puro e impuro", afirma Dark.

En los relatos bíblicos, Jesús expresa una visión indulgente sobre la pureza ritual, al menos con respecto a la comida, diciendo que "no hay nada fuera de una persona que al entrar en él pueda contaminarle, sino que son las cosas que salen de él las que contaminan" (Marcos 7:14). Esto parece estar en contradicción con los hallazgos arqueológicos de Dark, y otros, en Nazaret, los cuales sugieren que sus gentes practicaban una interpretación estricta de la pureza ritual.

El estudio muestra que Nazaret en la época de Jesús rechazó la cultura romana y siguió una interpretación estricta de la ley religiosa judía. (Crédito de la imagen: Ken Dark).

¿Un Nazaret más grande?


Nazaret puede haber sido más grande de lo que se creía originalmente, según las estructuras que se han descubrierto allí. "Las evidencias excavadas, fruto del trabajo de numerosos arqueólogos durante más de un siglo, demuestran la existencia de estructuras domésticas, instalaciones de almacenamiento y lugares de ocultación en el centro de Nazaret que datan del período romano", escribe Dark en su libro.

"Hay evidencias de agricultura, canteras y tumbas excavadas en la roca", describe Dark. En el pasado, algunos estudiosos pensaban que Nazaret era un asentamiento muy pequeño en la época de Jesús, posiblemente no más grande que una aldea. Los restos arqueológicos analizados por Dark sugieren que, si bien Nazaret no era tan grande como Séforis, sí era más grande de lo que se creía originalmente.

La investigación de Dark en Nazaret sigue en curso, y un libro que se publicará más adelante este año presentará resultados arqueológicos detallados de un sitio específico en Nazaret conocido como el convento de las "Hermanas de Nazaret", en el que se hallan restos que datan del siglo I d. C.

Fuente: livescience.com| 10 de abril de 2020

El primer cordel de la humanidad, creado por los neandertales (40.000 años de antigüedad)

Fotografía del fragmento de cordón tomada por microscopía digital (el fragmento tiene aproximadamente 6,2 mm de largo y 0,5 mm de ancho). Crédito: © C2RMF

Un equipo internacional de investigadores ha encontrado en el yacimiento prehistórico de Abri du Maras, en el sur de Francia, la que parece ser la prueba más antigua de tecnología textil registrada hasta la fecha. Se trata de un pequeño cordel entrelazado hace más de 40.000 años por los neandertales, el grupo humano extinto que entonces vivía en Eurasia. Según los autores del estudio, publicado en la revista Scientific Reports, la cuerdecilla es una nueva prueba de que las habilidades y capacidades cognitivas de estos homínidos eran comparables a las del hombre moderno.

Excavación en el yacimiento de Abri du Maras (Francia). Crédito: MH. Moncel

Un análisis microscópico de los restos de Abri du Maras mostró tres haces de fibras entrelazadas, unidas de manera intencionada para crear un fragmento de cordel de aproximadamente de 6,2 milímetros de largo y 0,5 de ancho. Su autor debía ser por necesidad un neandertal -en la zona había un grupo compuesto por 25 o 30 individuos que dejaron otras evidencias de su cultura-, ya que presuntamente el hombre anatómicamente moderno llegó al sureste de Francia unos miles de años después. El análisis espectroscópico reveló que las hebras estaban hechas de celulosa, probablemente de una conífera de los alrededores.

«Para obtener estas fibras, se debe quitar la corteza exterior de un árbol para raspar la que está en su interior. Esto se hace mejor en primavera o principios de verano. A menudo, este material se sumerge en agua durante un tiempo antes de descomponerse en fibras individuales. En este punto, pueden retorcerse para formar cordeles o cuerdas», explica Bruce Hardy (izquierda), coautor del estudio y profesor de antropología en Kenyon College (EE.UU.)
El cordel hallado en Francia estaba adherido a una herramienta de piedra delgada de 60 mm de largo. Los autores especulan con que el cordón podía haber unido la hoja a un mango o era parte de una red o bolsa que la contenía. El cordel también pudo haber sido usado para fabricar una cuerda más fuerte.

Foto de los restos de cuerda de 3 capas obtenida mediante microscopia electrónica de barrido. El primer primer plano muestra un giro en Z de las hebras (la imagen gira 90 ° en sentido antihorario para mayor claridad); El segundo primer plano muestra un giro en S de las fibras dentro de una sola hebra.

Una bolsa para llevar cosas

Los investigadores creen que este descubrimiento destaca habilidades cognitivas inesperadas por parte de los neandertales. Marie-Hélène Moncel (derecha), del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) en Francia, equivalente al CSIC en España, cree que estos homínidos pudieron mantener un acercamiento al mundo vegetal hasta ahora desconocido. «Probablemente, conocían las propiedades de las diferentes partes de un árbol, para seleccionar las mejores fibras», afirma. «Además, quizás tenían nociones matemáticas para contar las fibras, asociarlas y hacer algo más fuerte, puede que una bolsa para llevar cosas pesadas», añade.

Para Hardy, «el cordel, y la tecnología de fibras en general, es un ejemplo del uso infinito de medios finitos. Al igual que en el lenguaje no podemos tener una oración sin palabras, ni palabras sin sonidos que transmitan un significado», una cuerda requiere de varios cordeles, y un cordel de un conjunto de fibras. «Las habilidades cognitivas para hacer una cuerda son muy similares a las del lenguaje», dice.

Primer plano del cordaje moderno de lino que muestra la construcción de fibra trenzada. Crédito: S. Deryck.

Este fragmento de cuerda es el primer ejemplo de tecnología textil del mundo. Antes de su descubrimiento, el más antiguo conservado había sido encontrado en el yacimiento de Ohalo 2, en Israel, y data de hace 19.000 años. Muestran una «Z» o un giro en el sentido de las agujas del reloj.
El siguiente sería un cordón de seis capas hallado en la cueva de Lascaux, Francia, de hace unos 17.000 años. También hay impresiones en arcilla de la República Checa de hace 27.000 años que muestran evidencias de tejidos, pero no se conservan fibras reales.

Fuentes: abc.es | phys.org | 9 de abril de 2020