Descifran las claves del comercio antiguo de huevos de avestruz decorados de hace unos 5.000 años

Huevo de avestruz decorado hallado en una tumba etrusca en Vulci, Italia. Crédito: Tamar Hodos, Universidad de Bristol con el permiso de los síndicos del Museo Británico

“La producción de huevos de avestruz decorados en la antigüedad fue un asunto mucho más complejo de lo que nadie hubiera imaginado”. La doctora Tamar Hodos (izquierda), de la Universidad de Bristol, es una auténtica especialista en este lujoso producto que se comercializó por todo el Mediterráneo durante la Edad del Bronce y del Hierro (entre el año 3.300 y el 300 a. C.).

Algunas veces (pocas) se encuentran aún completos, aunque a menudo aparecen solo algunos trozos de unas artesanías que tuvieron su época de esplendor alrededor del I milenio a. C. “Ese fue el primer momento de la historia en el que las distintas poblaciones de la cuenca mediterránea estuvieron realmente interconectadas de forma regular”, explica a La Vanguardia.

Por lo general, estos huevos se movían en “contextos de élite” y muchas veces se usaban como objetos funerarios. “A veces, se decoraban con motivos ornamentales tallados, grabados o pintados y se convertían en vasijas adornadas con marfil o metales preciosos para crear tazas y jarras”, apunta. La cuestión esencial, sin embargo, continua siendo un misterio ¿Quién hacía esas preciosas obras?

Dos huevos de avestruz encontrados en la 'Tumba de Isis', en Vulci, Italia, un entierro etrusco de élite.

La profesora Hodos y su equipo han tratado de aportar luz a este enigma en un artículo en la revista Antiquity, en el que revelan que "los huevos de avestruz se obtuvieron de aves que vivían libres en todo el Mediterráneo y se movieron a lo largo de redes comerciales más grandes y flexibles de lo esperado”.

Buscando analizar el máximo de muestras posibles, los arqueólogos se fijaron en los distintos ejemplos almacenados en el Museo Británico. Contaron con la ayuda de la investigadora Caroline Cartright (izquierda), que les ofreció el laboratorio del centro para estudiar la composición química de los huevos y sus marcas microscópicas, las cuales les podían ayudar a identificar sus orígenes y revelar cómo se hicieron.
“El Museo Británico está encantado de colaborar con colegas de las universidades de Bristol y Durham en esta investigación en curso. Al utilizar las instalaciones del microscopio electrónico de barrido de última generación en el Departamento de Investigación Científica del Museo Británico, nuestros expertos pudieron estudiar estos hermosos objetos y arrojar nueva luz sobre su importancia en la historia. Esperamos seguir trabajando con socios universitarios y fomentar el conocimiento y la comprensión de la colección del Museo”, dijo Cartright.

La colección del Museo Británico, que se inició en el siglo XIX, presenta ejemplares de toda la región mediterránea, entre los que se incluyen los que proceden de la colonia griega de Naukratis (fundada en el siglo VII a.C. en el Delta del Nilo, en Egipto), la ciudad etrusca de Vulci (en el norte de Roma) y, aún más lejos, en la importante ciudad mesopotámica de Ur, en lo que hoy en día es Iraq.

Foto: huevo de avestruz decorado de la 'Tumba de Isis', Vulci, Italia (Tamar Hodos / Universidad de Bristol.

“Las variedades de avestruces mediterráneas eran indígenas de la zona oriental y el norte de África. Utilizando varios indicadores pudimos distinguir si los huevos habían sido puestos en zonas climáticas más frescas y húmedas o más calientes y secas”, añade. A medida que la hembra come y bebe, los elementos que consume se abren paso hacia la cáscara.

Con los resultados en la mano, lo que más sorprendió a los arqueólogos fue que “los sitios arquológicos de ambas zonas (fría y cálida) tenían huevos del otro territorio, además de los suyos”. “Así descubrimos que todo el sistema de producción era mucho más complicado de lo que habíamos imaginado”, indica la investigadora de la Universidad de Bristol.

Foto: fragmento de huevo de avestruz decorado del santuario de Apolo en Naukatris. Crédito: Tamar Hodos, Universidad de Bristol con el permiso de los síndicos del Museo Británico.

Los análisis determinaron que los huevos probablemente procedían de avestruces silvestres con una alta movilidad, lo que generaba una nueva duda: ¿quién se encargaba de recolectarlos? “Tenía que haber rastreadores, que luego debían sustraer los huevos del nido. Las avestruces pueden ser extremadamente peligrosas, por lo que había un riesgo tremendo para esas personas”, según explica Tamar Hodos.

Una vez robados a sus madres, el alijo tenía que almacenarse durante un largo periodo en un lugar seguro para, una vez vaciado (soplado), dar tiempo a que la cáscara se secara y consiguiera la dureza adecuada para ser tallada. Las inversión que suponía este proceso (y los peligros que se afrontaban a la hora de conseguir la materia prima) es lo que acabó aumentado el valor de este producto de lujo.


Foto: detalle de una cabeza de animal en un huevo de avestruz decorado de una tumba etrusca en Italia. Crédito: Tamar Hodos, Universidad de Bristol con el permiso de los Síndicos del Museo Británico.

A partir de aquí, los especialistas se cuestionaron cómo se habían utilizado estos objetos en culturas tan distintas a lo largo del Mediterráneo en un momento en el que se desarrollaban muchas características asociadas con la civilización moderna, como la escritura, las ciudades y los imperios. “Los huevos habrían tenido un significado social y religioso distinto para un etrusco rico del centro de Italia de lo que habría sido para un fenicio en España”, asume Hodos.

El análisis microscópico reveló que se utilizaron una gran variedad de técnicas para diseñar estas obras de arte. En algunos casos, además, el nivel de detalle que se consiguió fue tan destacado que los investigadores aún siguen preguntándose cómo se llegaron hacer ciertas decoraciones.

Foto: detalle de un hievo de vestruz decorado de la 'Tumba de Isis' en Vulci, Italia.

“El comercio de estos huevos fue flexible y quizás oportunista. Tal vez los artesanos recurrieron a distintos proveedores para encontrar la oferta más barata o quizás las élites intentaron reunir el máximo posible de estos símbolos de estatus para superar a sus rivales”, concluyen los investigadores.

Sea como sea, ello implica que estas personas tenían redes comerciales más grandes de lo esperado y que la sociedad antigua estaba más interconectada de lo que se pensaba.

Fuente: lavanguardia.com | 9 de abril de 2020

Excavaciones en la ciudad de Nazaret ayudan a comprender relatos bíblicos de la vida de Jesús

Los arqueólogos examinaron estos restos excavados en la roca bajo la Iglesia de la Anunciación en Nazaret. Imagen: © Ken Dark.

La ciudad de Nazaret en el Israel moderno está llena de mística, ya que se cree que es el lugar donde Jesús fue criado. Y ahora un nuevo estudio ha descubierto más sobre sus secretos, al comprobar que la gente de Nazaret había rechazado la cultura romana e incluso se rebeló contra el Imperio Romano alrededor del año 70 d. C.
El investigador del estudio también descubrió que Nazaret probablemente era más grande de lo que se pensaba en tiempos de Jesús. Los hallazgos podrían ayudar a explicar algunos episodios de su vida descritos en la Biblia.
La oposición de Nazaret a las prácticas y objetos culturales romanos habría contrastado con la vecina ciudad de Séforis, la cual había abrazado la cultura romana, incluidos objetos culturales importados. "Tal separación cultural pudo haber creado lo que fue, en efecto, una barrera invisible entre Nazaret y Séforis", escribió el autor del estudio, Ken Dark (izquierda), director del Proyecto Arqueológico de Nazaret, en su libro recientemente publicado "Roman-Period and Byzantine Nazareth and Its Hinterland" (Routledge, 2020).

El profesor Dark también descubrió que la gente en Nazaret pudo haber resistido a los romanos durante una revuelta alrededor del año 70 d. C., al cavar cuevas-refugio para protegerse de los legionarios romanos. Esto contrasta con Séforis, donde las monedas acuñadas en el momento de la revuelta dicen que era una "ciudad de paz", ya que sus habitantes no se rebelaron. El estudio también encontró que las personas dentro o cerca de Séforis estaban dispuestas a emplear los estilos de cerámica romana importados, mientras que las gentes dentro o cerca de Nazaret estaban apegados a los estilos locales y eran particularmente proclives a los recipientes hechos de piedra caliza, un material considerado puro según las leyes religiosas judías de la época.

Otro contraste, observa Dark, es que los agricultores cerca de Sepphoris usaban los residuos humanos como estiércol, a pesar de que esta práctica estaba prohibida bajo algunas interpretaciones de la antigua ley religiosa judía, no así los agricultores de Nazaret, que evitaron esta práctica.
Las personas enterradas en Nazaret también parecen haber preferido lo que los arqueólogos llaman tumbas kokhim, las cuales están cortadas sobre roca y tienen una entrada cerrada con una piedra rodante, un tipo de tumba que es similar a aquella en la que Jesús fue enterrado, según el Nuevo Testamento (izquierda). Este diseño de tumbas se observa en otras partes de Israel, y los enterrados en las mismas pueden "haber querido expresar una identidad fuertemente judía", escribe Dark en su libro.

Dark ha estado realizando estudios y excavaciones en Nazaret durante muchos años y, al preparar su estudio, también ha revisado el trabajo arqueológico previo llevado a cabo en Nazaret por parte de otros arqueólogos.

Valle entre Nazaret y Séforis. A diferencia de la antigua Nazaret, Séforis abrazó la cultura romana y fue una "ciudad de paz" durante una revuelta romana en el año 70 d. C. (Crédito de la imagen: Ken Dark).

Entendiendo a Jesús

Dark enfatiza que su estudio no pretende arrojar luz sobre la Biblia, pero los resultados arqueológicos pueden ayudar a explicar algunos de los relatos de la vida de Jesús que se cuentan en ella.
Por ejemplo, las historías bíblicas dicen que, a pesar de crecer en Nazaret, Jesús fue mal recibido cuando visitó su ciudad natal durante su ministerio. Incluso algunos de los miembros de su propia familia no estaban contentos con él. Según el Evangelio de Marcos, Jesús dijo que "un profeta no está exento de honor, excepto en su propia ciudad, entre sus parientes y en su propia casa" (Marcos 6:4).

La arqueología de Nazaret, que muestra que sus gentes rechazaron fuertemente los objetos, valores y prácticas romanas por considerarlas impuras, apunta a que tal circunstancia pudo haber entrado en contradicción con algunas de las enseñanzas de Jesús, dijo Dark a Live Science. "El mensaje global de salvación presentado por Jesús también podría haber sido controvertido para la gente local, la cual estaba tratado de crear una barrera cultural entre ellos y los romanos".
Además, "al comparar las enseñanzas de Jesús sobre la pureza religiosa con lo que, según la evidencia arqueológica, habrían sido las actitudes culturales locales de las gentes de Nazaret, sugiere que las mismas habrían chocado con las propias percepciones locales de lo que era puro e impuro", afirma Dark.

En los relatos bíblicos, Jesús expresa una visión indulgente sobre la pureza ritual, al menos con respecto a la comida, diciendo que "no hay nada fuera de una persona que al entrar en él pueda contaminarle, sino que son las cosas que salen de él las que contaminan" (Marcos 7:14). Esto parece estar en contradicción con los hallazgos arqueológicos de Dark, y otros, en Nazaret, los cuales sugieren que sus gentes practicaban una interpretación estricta de la pureza ritual.

El estudio muestra que Nazaret en la época de Jesús rechazó la cultura romana y siguió una interpretación estricta de la ley religiosa judía. (Crédito de la imagen: Ken Dark).

¿Un Nazaret más grande?


Nazaret puede haber sido más grande de lo que se creía originalmente, según las estructuras que se han descubrierto allí. "Las evidencias excavadas, fruto del trabajo de numerosos arqueólogos durante más de un siglo, demuestran la existencia de estructuras domésticas, instalaciones de almacenamiento y lugares de ocultación en el centro de Nazaret que datan del período romano", escribe Dark en su libro.

"Hay evidencias de agricultura, canteras y tumbas excavadas en la roca", describe Dark. En el pasado, algunos estudiosos pensaban que Nazaret era un asentamiento muy pequeño en la época de Jesús, posiblemente no más grande que una aldea. Los restos arqueológicos analizados por Dark sugieren que, si bien Nazaret no era tan grande como Séforis, sí era más grande de lo que se creía originalmente.

La investigación de Dark en Nazaret sigue en curso, y un libro que se publicará más adelante este año presentará resultados arqueológicos detallados de un sitio específico en Nazaret conocido como el convento de las "Hermanas de Nazaret", en el que se hallan restos que datan del siglo I d. C.

Fuente: livescience.com| 10 de abril de 2020

El primer cordel de la humanidad, creado por los neandertales (40.000 años de antigüedad)

Fotografía del fragmento de cordón tomada por microscopía digital (el fragmento tiene aproximadamente 6,2 mm de largo y 0,5 mm de ancho). Crédito: © C2RMF

Un equipo internacional de investigadores ha encontrado en el yacimiento prehistórico de Abri du Maras, en el sur de Francia, la que parece ser la prueba más antigua de tecnología textil registrada hasta la fecha. Se trata de un pequeño cordel entrelazado hace más de 40.000 años por los neandertales, el grupo humano extinto que entonces vivía en Eurasia. Según los autores del estudio, publicado en la revista Scientific Reports, la cuerdecilla es una nueva prueba de que las habilidades y capacidades cognitivas de estos homínidos eran comparables a las del hombre moderno.

Excavación en el yacimiento de Abri du Maras (Francia). Crédito: MH. Moncel

Un análisis microscópico de los restos de Abri du Maras mostró tres haces de fibras entrelazadas, unidas de manera intencionada para crear un fragmento de cordel de aproximadamente de 6,2 milímetros de largo y 0,5 de ancho. Su autor debía ser por necesidad un neandertal -en la zona había un grupo compuesto por 25 o 30 individuos que dejaron otras evidencias de su cultura-, ya que presuntamente el hombre anatómicamente moderno llegó al sureste de Francia unos miles de años después. El análisis espectroscópico reveló que las hebras estaban hechas de celulosa, probablemente de una conífera de los alrededores.

«Para obtener estas fibras, se debe quitar la corteza exterior de un árbol para raspar la que está en su interior. Esto se hace mejor en primavera o principios de verano. A menudo, este material se sumerge en agua durante un tiempo antes de descomponerse en fibras individuales. En este punto, pueden retorcerse para formar cordeles o cuerdas», explica Bruce Hardy (izquierda), coautor del estudio y profesor de antropología en Kenyon College (EE.UU.)
El cordel hallado en Francia estaba adherido a una herramienta de piedra delgada de 60 mm de largo. Los autores especulan con que el cordón podía haber unido la hoja a un mango o era parte de una red o bolsa que la contenía. El cordel también pudo haber sido usado para fabricar una cuerda más fuerte.

Foto de los restos de cuerda de 3 capas obtenida mediante microscopia electrónica de barrido. El primer primer plano muestra un giro en Z de las hebras (la imagen gira 90 ° en sentido antihorario para mayor claridad); El segundo primer plano muestra un giro en S de las fibras dentro de una sola hebra.

Una bolsa para llevar cosas

Los investigadores creen que este descubrimiento destaca habilidades cognitivas inesperadas por parte de los neandertales. Marie-Hélène Moncel (derecha), del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) en Francia, equivalente al CSIC en España, cree que estos homínidos pudieron mantener un acercamiento al mundo vegetal hasta ahora desconocido. «Probablemente, conocían las propiedades de las diferentes partes de un árbol, para seleccionar las mejores fibras», afirma. «Además, quizás tenían nociones matemáticas para contar las fibras, asociarlas y hacer algo más fuerte, puede que una bolsa para llevar cosas pesadas», añade.

Para Hardy, «el cordel, y la tecnología de fibras en general, es un ejemplo del uso infinito de medios finitos. Al igual que en el lenguaje no podemos tener una oración sin palabras, ni palabras sin sonidos que transmitan un significado», una cuerda requiere de varios cordeles, y un cordel de un conjunto de fibras. «Las habilidades cognitivas para hacer una cuerda son muy similares a las del lenguaje», dice.

Primer plano del cordaje moderno de lino que muestra la construcción de fibra trenzada. Crédito: S. Deryck.

Este fragmento de cuerda es el primer ejemplo de tecnología textil del mundo. Antes de su descubrimiento, el más antiguo conservado había sido encontrado en el yacimiento de Ohalo 2, en Israel, y data de hace 19.000 años. Muestran una «Z» o un giro en el sentido de las agujas del reloj.
El siguiente sería un cordón de seis capas hallado en la cueva de Lascaux, Francia, de hace unos 17.000 años. También hay impresiones en arcilla de la República Checa de hace 27.000 años que muestran evidencias de tejidos, pero no se conservan fibras reales.

Fuentes: abc.es | phys.org | 9 de abril de 2020

Diseñan un nuevo método sumamente eficaz para datar con precisión restos cerámicos arqueológicos


Un equipo de la Universidad de Bristol ha desarrollado un nuevo método para datar restos cerámicos, lo que permitirá a los arqueólogos fechar hallazgos prehistóricos de todo el mundo con notable precisión.

El sensacional nuevo método, publicado en la revista Nature, está siendo utilizado para datar la cerámica de una variedad de sitios clave de hasta 8.000 años de antigüedad en Gran Bretaña, resto de Europa y África.

La cerámica y el papel de la datación

La cerámica arqueológica se ha utilizado para fechar sitios arqueológicos durante más de un siglo, y desde el período romano en adelante se puede ofrecer dataciones bastantes precisas. Pero más atrás en el tiempo, por ejemplo, en yacimientos de los primeros agricultores neolíticos, la datación precisa se vuelve más complicada, dado que los tipos de cerámica que se hallan a menudo son menos distintivos, y tampoco se dispone obviamente de monedas o registros históricos para dar contexto a los mismos.

Cerámica prehistórica de 6.000 años de antigüedad hallada en el Sahara. Universidad de Bristol.

Aquí es donde la datación mediante radiocarbono, también conocida como datación por carbono-14, viene al rescate. Hasta ahora, los arqueólogos tenían que datar mediante la técnica del radiocarbono los huesos u otros materiales orgánicos enterrados junto con las cerámicas para saber su antigüedad.
Pero la mejor y más precisa forma de datar la cerámica sería poder hacerlo directamente, que es lo que el equipo de la Universidad de Bristol ha conseguido al lograr fechar los ácidos grasos que quedan en las cerámicas tras la conservación y preparación de los alimentos contenidos en ellas.

El profesor Richard Evershed (izquierda),de la Facultad de Química de la Universidad de Bristol, y que dirigió el equipo, dijo: "Poder datar directamente la cerámica ha sido uno de los 'Santos Griales' de la arqueología. Este nuevo método se basa en una idea que tenía hace más de 20 años, y ahora está permitiendo que la comunidad científica comprenda mejor ciertas claves arqueológicas de yacimientos en todo el mundo".

"Hicimos varios intentos, previamente, para obtener el método correcto, pero no fue hasta que pudimos establecer nuestras propias instalaciones de radiocarbono en la Universidad de Bristol que lo hemos conseguido. Hay una belleza particular en la forma en que estas nuevas tecnologías se han unido para hacer posible este importante trabajo, y, en consecuencia, determinadas preguntas arqueológicas que en la actualidad eran muy difíciles de resolver podrán ser respondidas".

Emmanuelle Casanova, una científica de la Universidad de Bristol que trabajó en el proyecto, cargando el espectrómetro de masas con acelerador con muestras cerámicas para obtener su datación.

Cómo funciona el nuevo método

El truco consiste en aislar los compuestos grasos individuales de los residuos de alimentos -dejados tal vez al cocinar carne o leche- que quedan protegidos dentro de los poros de las cerámicas prehistóricas. Para lograrlo el equipo reunió las últimas tecnologías de espectroscopía de resonancia magnética nuclear de alta resolución y la espectrometría de masas para diseñar una nueva forma de aislar dichos ácidos grasos y verificar que son lo suficientemente puros como para obtener una datación precisa.

Posteriormente, el equipo tuvo que demostrar que el nuevo enfoque daba dataciones tan precisas como las que proporcionan los materiales comúnmente datados en arqueología mediante el carbono-14, tales como huesos, semillas y madera. Para hacer esto, el equipo analizó extractos de grasas en cerámicas antiguas de una variedad de sitios clave de Gran Bretaña, resto de Europa y África, los cuales ofrecen dataciones precisas que llegan hasta los 8.000 años de antigüedad.

Cuenco carenado del periodo Neolítico encontrado junto a Sweet Track, en Somerset, Inglaterra.

Desde el famoso enclave de Sweet Track, en Somerset, Inglaterra, y varios sitios en la región francesa de Alsacia, hasta el enclave de Çatalhöyük en el centro de Turquía, y el famoso refugio rocoso de Takarkori en África sahariana, en todos ellos se demostró que el nuevo método proporciona dataciones increíblemente precisas, incluso dentro del lapso de tiempo de una vida humana.
La profesora Alex Bayliss (derecha), directora de Scientific Dating at Historic England, y que realizó los análisis estadísticos, agregó: "Es muy difícil exagerar la importancia de este avance para la comunidad arqueológica. La tipología de la cerámica es la técnica de datación más utilizada en la disciplina, y, por lo tanto, la oportunidad de colocar diferentes clases de cerámica en su momento temporal de manera mucho más segura será de gran importancia práctica".

Datación de la cerámica para comprender mejor la prehistoria de Londres

En Londres el nuevo método de datación se ha utilizado en una notable colección de cerámica encontrada en Shoreditch, la cual se cree que es el grupo más importante de cerámica neolítica temprana que se haya encontrado en la capital del Reino Unido. El extraordinario tesoro, que comprende 436 fragmentos de al menos 24 recipientes separados que pesan casi 6,5 kilos en total, fue descubierto por arqueólogos del MOLA (Museo de Arqueología de Londres).

Impresión artistica de la actividad agrícola en la península de Greenwich junto al río Támesis durante la Edad del Bronce.

El sitio parecía datar de la época en que los primeros agricultores llegaron a Gran Bretaña, pero era difícil fecharlo con precisión hasta que el equipo de Bristol, mediante la utilización de su nuevo método de datación de trazas de grasas lácteas extraídas de las cerámicas, mostró que las mismas tenían 5.500 años de antigüedad. El equipo pudo datar dicha colección en un espacio temporal de solo 138 años, alrededor de 3.600 a. C.

Los resultados indican que hace unos 5.500 años, el área alrededor de lo que ahora es Shoreditch High Street fue utilizada por agricultores que comían productos lácteos de vaca, oveja o cabra, como parte central de su dieta. Es probable que estas personas se hayan relacionado con grupos de migrantes que fueron los primeros en introducir la agricultura en Gran Bretaña desde Europa continental alrededor del 4.000 a. C., solo 400 años antes.


Restos cerámicos hallados en Shoreditch High Street, Londres (arriba en la foto), y pertenecientes a un gran vaso del periodo Neolítico temprano con impresiones de dedos espaciadas debajo del borde. Los residuos encontrados en el interior sugieren que se utilizó para realizar estofado de carne © MOLA.

Jon Cotton (izquierda), un consultor arqueólogo que trabaja para el MOLA, dijo: "Esta notable colección ayuda a llenar un vacío crítico en la prehistoria de Londres. La evidencia arqueológica del período posterior a la llegada de la agricultura a Gran Bretaña raramente ha sobrevivído en la capital, y mucho menos aún 'in situ'. Tal colección de cerámica es la evidencia más fuerte hasta el momento de que las personas que estaban en el área ocupada más tarde por la ciudad y su zona de influencia inmediata vivían un estilo de vida menos móvil y basado en la agricultura durante el período Neolítico temprano".

Los hallazgos de este lugar son un excelente ejemplo de cómo la cerámica sobrevive en circunstancias que otros materiales orgánicos no lo hacen, por lo que el uso de este nuevo método revolucionario desbloqueará información importante sobre nuestro pasado prehistórico.

Fuentes: Universidad de Brilstol | mola.org.uk | 8 de abril de 2020

Hallan pruebas del surgimiento de la escritura en Sudamérica de hace 5.000 años

La escritura en Sudamérica pudo haber surgido hace 5.000 años. Foto tomada de RT

Un grupo de arqueólogos peruanos consideran que en Checta, un bosque prehistórico de piedras en Perú, se encuentran indicios de escritura que datan de hace 5.000 años.

Los signos descubiertos en varios petroglifos, iniciaron el camino hacia esta hipótesis. El arqueólogo Gori Tumi Echevarría (izquierda), presidente de la Asociación Peruana de Arte Rupestre, considera que la escritura andina apareció antes de lo que se creía, en concreto, hace 5.000 años.
Estos petrogifos de Checta se encuentran sobre una ladera de cerro, cubierta por sedimentos y rocas, y fueron descubiertos en 1925 por monseñor Pedro Villar Córdova. La zona arqueológica se ubica en el valle del río Chillón, en el distrito de Santa Rosa de Quives, en la provincia de Canta.

“Este fenómeno cognitivo, la escritura, duró 2.000 años, tiempo suficiente para el desarrollo y consolidación de un sistema de escritura ideográfica compleja”, asegura Tumi Echevarría.

El científico ha revelado las cuatro etapas en el desarrollo de la escritura encontrada. En la primera etapa (2.500 – 2.000 a.C.) aparecen pequeños hoyos en las piedras. La segunda fase del desarrollo de la escritura pertenece al intervalo desde 2.200 hasta 1.000 a.C. y está representada por formas geométricas: círculos, puntos, cruces, espirales, líneas rectas y otras. En la tercera fase (1.200 a 600 a.C.) aparecen motivos seminaturalistas. Finalmente, la cuarta fase (800 a 200 a.C.) estaba representada por imágenes de serpientes.

Signos parecidos se han encontrado en otros lugares de Perú.

Según la hipótesis, este sistema de escritura tendría vínculos con tradiciones ancestrales en la Amazonía. Para descifrar estos códigos, la clave estaría en el conocimiento milenario de los pueblos amazónicos, ya que hay testimonios de comunidades como los yáneshas que aseguran haber hecho viajes de peregrinación a la costa central.

Cada vez resultan más los indicios de que la escritura existió hace miles de años en el antiguo Perú y que las sociedades que poblaban esta parte del mundo ya comenzaban a desarrollar una forma de comunicarse a través del signo escrito.

Un estudio compara los lóbulos parietales de neandertales y humanos modernos

El grupo de Paleoneurobiología del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), dirigido por Emiliano Bruner, acaba de publicar en la revista Journal of Human Evolution un análisis morfológico del cerebro de neandertales y humanos modernos, cuyos resultados sugieren que la forma más redonda de nuestro cerebro se debe en parte a que los lóbulos parietales son, en promedio, más grandes y más abultados.

En particular, dos regiones podrían ser más desarrolladas en nuestra especie. La primera es la parte posterior y dorsal del lóbulo parietal superior, y la segunda es la zona intermedia del surco intraparietal, en el lóbulo parietal inferior, como señala Sofía Pereira, quien ha coordinado este estudio en colaboración con el Instituto Max Planck de Leipzig (Alemania).

Para llevar a cabo el estudio, se han utilizado modelos espaciales en tres dimensiones que han permitido comparar la forma cerebral de 52 humanos modernos con la forma cerebral de 8 neandertales, a partir de los moldes endocraneales y de las huellas que los surcos cerebrales dejan en la superficie de la cavidad craneal. El modelo geométrico utilizado incluye no solo la información sobre la forma general del cerebro, sino también la localización especifica de la anatomía parietal.
Los lóbulos parietales están implicados en funciones de integración viso-espaciales como la imaginación visual o la manipulación, y en general en todos aquellos aspectos cognitivos que atañen a la coordinación entre cerebro, cuerpo y ambiente externo, incluyendo la relación entre ojo y mano, y entre mano y herramientas.

Fuente: cenieh.es | 6 de abril de 2020

La parte del cerebro que nos distingue de los neandertales

Las diferencias entre los neandertales, el grupo humano que vivió en Eurasia durante cientos de miles de años, y Homo sapiens, la especie a la que pertenecemos todos los que hoy estamos en el mundo, son objeto de un arduo debate. La mayoría de los paleoantropólogos concede a esos homínidos, con los que nos cruzamos en varias ocasiones, inteligencia y capacidades similares a las nuestras. Los motivos son muchos: enterraban a sus muertos, se adornaban, explotaban los recursos del mar y, en esto nos ganaron, parece ser que fueron los primeros en pintar arte rupestre. Incluso hay quien va más allá y opina que ni siquiera somos especies distintas. Sin embargo, nuestros cerebros sí eran diferentes.

Un equipo de Paleoneurobiología del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), dirigido por Emiliano Bruner, ha descubierto que el cerebro del hombre moderno posee dos áreas más desarrolladas en comparación con el de los neandertales. La primera es la parte posterior y dorsal del lóbulo parietal superior, y la segunda, la zona intermedia del surco intraparietal, en el lóbulo parietal inferior. Resulta que estas áreas están relacionadas con las habilidades visoespaciales que, entre otras cosas, permiten la imaginación visual, la gestión del espacio y del tiempo, la creación de herramientas e incluso las relaciones sociales, aspectos que nos definen como especie. Los resultados, que acaba de publicar la revista Journal of Human Evolution, también explican la forma más redonda de nuestro cerebro.

Emiliano Bruner, paleoneurólogo del Cenieh / BC.

Como tener en la mano un cerebro neandertal es imposible, para llevar a cabo el estudio los investigadores compararon la forma cerebral de 52 humanos modernos con la de ocho neandertales, a partir de los moldes endocraneales y de las huellas que los surcos cerebrales dejan en la superficie de la cavidad craneal.

«Si analizamos estos moldes, vemos que hay una diferencia bastante patente en las regiones que se corresponden a los que llamamos lóbulos parietales superiores. Estas áreas cerebrales se activan cuando nuestro cerebro integra las informaciones que vienen del cuerpo con las informaciones que vienen de la visión. De hecho se llaman capacidades visoespaciales, porque están implicadas en la coordinación entre cerebro, cuerpo y medio ambiente», explica Bruner en un correo elecrónico a ABC. Esto incluye la imaginación visual, la gestión del espacio y del tiempo, la relación entre mano y herramientas, e incluso las relaciones sociales o la gestión visual de los recuerdos.

«Dentro de los lóbulos parietales superiores, el precúneo es el elemento más activo en integrar cuerpo y visión, y el surco intraparietal se implica a la hora de coordinar ojo y mano. Si nos comparamos con los neandertales o con otros homínidos extintos, vemos que nuestra especie tiene estas regiones aparentemente más grandes», explica el investigador. Aunque no sabemos identificar la razón de ese gran tamaño (por ejemplo, si tienen más neuronas o más conexiones), «tenemos de considerar la posibilidad de que nuestras capacidades visoespaciales sean más complejas. Es decir, es posible que los humanos modernos nos hayamos especializado en funciones que integran cerebro, cuerpo y visión», añade.

Evolución de la forma del cerebro en el Homo sapiens: la forma cerebral de uno de los miembros conocidos más antiguos de nuestra especie, de un cráneo de 300.000 años de antigüedad de Jebel Irhoud (izquierda). La forma cerebral y posiblemente la función cerebral han evolucionado gradualmente hasta alcanzar la típica forma globular presente en los humanos actuales (derecha). Imagen: MPI EVA / S. Neubauer, Ph. Gunz (License: CC-BY-SA 4.0).

¿Superioridad de los sapiens?

Pero, ¿significa esto que en determinadas tareas éramos superiores a los neandertales? «Cuando encontramos cerebros modernos, con lóbulos parietales muy grandes, también encontramos en el registro arqueológico evidencias de complejidad en los comportamientos visoespaciales, como armas de propulsión (lanzas y arcos), ornamentos o arte rupestre», indica Bruner.
Los lóbulos parietales también se implican en la complejidad de la estructura social, el aumento del tamaño de los grupos y se diversificación de sus relaciones. «Esto sin considerar que, en ciencias cognitivas, se supone que la integración entre cuerpo y ambiente es la base de la auto-consciencia. Así que, evidentemente, una mayor complejidad parietal sugiere una mayor complejidad en todos estos aspectos», continúa. «Ahora bien -puntualiza-, siempre hay que tener en cuenta que la selección natural no prima la inteligencia, sino la capacidad de reproducción, y estas dos cosas a veces van juntas... ¡Y a veces no!».
En el caso de los neandertales, según Bruner, no hay evidencia de comportamientos visoespaciales complejos. «Los grupos sociales eran probablemente más pequeños, los adornos y la cultura gráfica estaban ausentes o eran mínimos si los comparamos con los de nuestra especie, no tenían armas de propulsión como arcos o flechas, y además utilizaban muchísimo la boca y los dientes para manipular herramientas, lo cual sugiere una menor representación de las manos en sus esquemas cerebrales», argumenta. Sin embargo, «tenían un cerebro de un tamaño parecido al nuestro, así que si nosotros hemos evolucionado estas capacidades visoespaciales puede que ellos evolucionaran otras capacidades cognitivas que nosotros nunca conseguimos».

Extinción neandertal

Ahora bien, «es muy difícil» situar esas diferencias cerebrales detrás de la desaparición de los neandertales hace unos 40.000 años. «Puede que los neandertales se extinguieran a causa de una competición con nuestra especie, o que su linaje llegara a su fin por razones independientes de nosotros. Muchas especies se extinguen por limitaciones de su biología o por eventos ecológicos que afectan a sus recursos, es bastante normal», recuerda el paleoneurólogo.
Más allá de las diferencias en las proporciones de los lóbulos parietales, nuestra especie también tenía los lóbulos temporales y el cerebelo más desarrollados. Esto es, según el autor, algo de esperar, ya que el cerebro se basa en conexiones y «cables», lo que supone que un cambio implique otros a su vez. Pero es difícil saber en qué se traducían estos cambios a la hora del comportamiento porque estas áreas se encuentran en regiones del cráneo muy frágiles y, en consecuencia, poco representadas en los fósiles. Además, son regiones que sufren influencias mecánicas de la cara, de la mandíbula o de la base del cráneo, por lo que es complicado entender qué cambios evolutivos se deben al cerebro y cuáles a otros factores anatómicos. «Son regiones del cerebro que atienden a muchas funciones diferentes. En el caso del cerebelo, ni siquiera sabemos bien de qué se ocupa en nuestra propia especie: es muy pequeño, pero contiene muchísimas más neuronas que el mismo cerebro, ¡y todavía no tenemos idea de como explicarlo!», dice Bruner.

Fuente: abc.es | 6 de abril de 2020