¿Cómo afectó la peste a la Edad del Bronce en Europa?

A principios de la Edad del Bronce, hubo una introducción genética diferente en Europa cuyo origen los expertos en ADN antiguo están tratando de explicar. Crédito: geograph / David Dixon, licenciado bajo CC BY-SA 2.0

Europa cambió drásticamente durante la Edad del Bronce, con enormes cambios de población generalmente atribuidos al surgimiento de nuevas tecnologías en metales, al comercio y al cambio climático. Pero los científicos creen que puede haber habido otra razón para esta agitación social: la peste, posiblemente debida a los caballos recién domesticados.

La peste siempre ha estado vinculada a la Peste Negra, la cual aniquiló una parte importante de la población europea en la Edad Media. Probablemente se originó en las llanuras de Asia Central, pero la peste no era una novedad. Se ha descubierto en los últimos años restos óseos de la Edad del Bronce, que datan de 3000 a.C., que contienen ADN de la bacteria de la peste: Yersinia pestis .
Los inicios de Edad del Bronce fue una época de cambios. La gente en Europa comenzó a fundir cobre y estaño para fabricar artículos y armas de bronce, al tiempo que el pastoreo de cabras, vacas y ovejas se intensificó. Los arqueólogos también han observado variaciones en las prácticas funerarias, desde tumbas comunales a individuales, y túmulos para las élites. Las primeras ciudades, tal como Uruk, en la actual Irak, surgieron con hogares que albergaban a decenas de miles de residentes hacia 2900 a.C.

Así mismo, se han visto cambios sorprendentes en la población humana al comienzo de la Edad del Bronce en Europa. El análisis de ADN antiguo ha revelado que hubo mezcla ya desde el Neolítico entre los cazadores-recolectores y los primeros agricultores residentes. Luego, bastante rápido, hubo una aportación de nuevo ADN. Parece que las tres cuartas partes de la composición genética de las personas de la Edad del Bronce temprana fluyó desde áreas de la estepa oriental, en la actual Rusia.

Esto indica que hubo un rápido flujo de población, ya fuera mediante un reemplazo o una migración masiva. "Durante la emergente Edad del Bronce, vemos una renovación genética, que hemos acuñado de "ascendencia esteparia" , dice el profesor Wolfgang Haak (izquierda), experto en ADN antiguo en el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, en Jena, Alemania. "Vemos este perfil genético diferente antes y después, pero no podemos explicar cómo se produjo".

El profesor Haak está llevando a cabo la secuención de hasta 1.000 individuos en el giro crítico de los siglos IV y III a .C., a fin de obtener una imagen más clara de lo que sucedió, como parte de un proyecto llamado PALEoRIDER .

Dientes

Estudios recientes han demostrado que el ADN de la peste se puede detectar en la pulpa de las piezas dentales de los primeros esqueletos de la Edad del Bronce en Europa. Hasta el 8% alberga lo que probablemente fue la bacteria que causó su muerte. Este porcentaje es probablemente una baja estimación debido a casos perdidos, pero sugiere que una epidemia de peste se extendió por toda Europa durante la Edad del Bronce.
El profesor Haak está tratando de resolver el enigma de los trastornos de salud a principios de la Edad del Bronce para comprender cómo las interacciones humanas causaron la propagación de la peste y deducir qué papel jugó, si es que tuvo alguno, la bacteria Yersinia pestis en las actividades humanas y migraciones habidas.

Modelo de dispersión propuesto de la bacteria Yersinia pestis durante el Neolítico y Edad del Bronce.

"Los primeros centros urbanos como Uruk, en Mesopotoamia, eran (probablemente) un caldo de cultivo y un refugio para los patógenos", dice Haak. "Además, los primeros agricultores intensificaron el contacto con los animales domesticados, los cuales a menudo vivían cerca o incluso bajo el mismo techo".

Esto provocó las condiciones ideales para que los microbios saltaran de los animales a las personas. Una posibilidad es que los pastores desarrollaran, en un principio, cierta tolerancia a las enfermedades de los animales que vivían con ellos, pero luego llevaron los microbios hacia el oeste, hacia áreas donde eran letales para otros habitantes.
"La gente se estaba uniendo, y tal vez este trastorno genético que vemos después sea el resultado de olas pandémicas que se extendieron por Europa y despoblaron paisajes que luego se llenaron de colonos de manera oportunista", afirma el profesor Haak. Esto es similar a cómo sufrieron los pueblos de las Américas cuando se vieron expuestos a enfermedades del Viejo Mundo como la viruela.

El profesor Haak está tratando de probar esta hipótesis mediante el estudio de genes inmunes en el ADN humano antiguo para deducir si algunas poblaciones mostraron una mayor resistencia a enfermedades como la peste.

Es probable que ciudades de la Edad del Bronce, como la sumeria Ur, en Mesopotamia, hayan sido caldo de cultivo para la peste. Crédito: Aziz1005, licenciado bajo CC BY 4.0

Caballos

El profesor Haak también está intentando detectar ADN de la peste en cientos de esqueletos del Neolítico tardío y la Edad del Bronce temprana. Hasta ahora, la evidencia de peste en una docena de esqueletos apunta a una pequeña variabilidad entre las cepas de Yersinia pestis en tales restos, lo que sugiere que esta plaga se extendió rápidamente por todo el continente. Su velocidad pudo deberse a otro avance humano de este momento: la domesticación de los caballos salvajes, los cuales pudieron haber llevado la enfermedad a Europa.

"Vemos que el cambio de caballos locales salvajes a caballos domesticados ocurrió rápidamente al comienzo de la Edad del Bronce", dice el Dr. Tomasz Suchan (izquierda), genetista de la Universidad Paul Sabatier, en Toulouse, Francia, quien está utilizando ADN de caballos antiguos para estudiar los orígenes de nuestros equinos modernos como parte de su proyecto EARLYRIDERS.

Con los caballos las personas podían viajar mucho más rápido, al tiempo que los mismos transformaron el comercio, el movimiento, la migración y la guerra. "La domesticación de los caballos permitió por primera vez el movimiento de personas a larga distancia", precisa el Dr. Suchan.
Esto pudo haber significado que los jinetes que transportan la bacteria de la peste la hubieran diseminado, sin saberlo, por toda Europa. Sin embargo, el Dr. Suchan está examinando restos de caballos en busca de ADN antiguo para investigar otra hipótesis más sorprendente: que los caballos podrían haber sido los portadores.

"Presumimos que el rápido movimiento de personas montando a caballo influyó, a su vez, en la rápida propagación de la bacteria Yersinia pestis, o que los caballos la transportaban y fueron una fuente de la enfermedad", afirma.
Si bien todavía no hay evidencia de esto, el Dr. Suchan y sus colegas están desarrollando formas de detectar cantidades minúsculas de ADN de la peste en caballos antiguos a fin de descubrir si estaban infectados, pues se sabe que los caballos albergan algunas especies de Yersinia pestis. También se sabe que esta bacteria durante la Edad del Bronce no se adaptó a la vida dentro del organismo de las pulgas, por lo que probablemente no se transmitió a través de las pulgas de roedores, tal como sucedió con la peste bubónica medieval.

"Era más una enfermedad respiratoria (peste neumónica) que se contagiaba al toser o estornudar. La gente necesitaba estar en contacto cercano para que se produjera el contagio”, especifica el profesor Haak. El Dr. Suchan también está investigando si la domesticación pudo haber afectado a los caballos con una mayor carga de enfermedades al estar expuestos, a su vez, a enfermedades humanas.
El profesor Haak es de mente abierta sobre las causas de enfermedad en la población de Europa durante la Edad del Bronce. "Tenemos una lista de candidatos para el cribado genético, así que no solo hay que tener en cuenta la bacteria Yersinia pestis", dijo, mientras menciona a la viruela, la tuberculosis, así como otras enfermedades potencialmente devastadoras de la época. Él sospecha que la imagen está mezclada en diferentes regiones, con factores climáticos importantes en algunas áreas de Europa, enfermedades en otras y, a veces, conquistas violentas o asentamientos pacíficos de tierras ya despobladas debido a enfermedades, conflictos o hambrunas.

Fuente: phys.org | 3 de diciembre de 2019

Encuentran diez nuevos relieves asirios del rey Sargón II, siglo VIII a.C.


Foto: Alberto Savioli, LoNAP

Arqueólogos italianos y kurdos realizaron lo que califican de emocionantes descubrimientos en la región del Kurdistán, en Irak: diez nuevos relieves tallados en roca que muestran al rey asirio Sargón II y a los dioses de Asiria esculpidos a lo largo de un gran canal de irrigación excavado en la roca.

Estos son los resultados del Proyecto Arqueológico de la Faida Kurda-Italiana, codirigido por el Profesor Daniele Morandi Bonacossi (izquierda), de la Universidad de Udine, y el profesor Hasan Ahmed Qasim (Dirección de Antigüedades de Duhok), un proyecto conjunto que trabaja en la zona de Duhok en la región del Kurdistán septentrional en Irak.

En septiembre-octubre de 2019, el equipo italo-kurdo realizó un descubrimiento extraordinario en el sitio arqueológico de Faida (20 km al sur de Duhok). Son diez relieves asirios únicos del siglo VIII-VII a.C. que fueron tallados en el lado oriental de un canal de aproximadamente 7 kilómetros de longitud excavado en el lecho de roca.

El canal de Faida, que rodea el espolón occidental del monte Çiya Daka, atraviesa la piedra caliza de la cordillera y se alimentaba de una serie de manantiales cársticos -en parte todavía activos en la actualidad- situados en varios pequeños wadis a lo largo del flanco norte de la montaña. El canal tenía una anchura media de 4 metros y hoy en día está enterrado bajo los depósitos erosionados de la montaña. Desde el canal primario, varias tomas desviaban el agua hacia canales secundarios para regar los campos vecinos y mejorar así la producción agrícola del campo en el interior de Nínive, la última capital del Imperio Asirio.


Fotos: Alberto Savioli, LoNAP

El canal fue posiblemente planeado por el rey asirio Sargón II (722-705 a.C.) y a lo largo de su orilla este el rey hizo esculpir paneles –de casi 5 metros de alto y 2 de ancho– que mostraban al gobernante a ambos lados de una línea de deidades montadas sobre sus animales sagrados. Antes de la excavación, de los depósitos coluviales sólo salían las partes superiores de los marcos de los paneles esculpidos y en algunos casos era posible reconocer las coronas de las deidades representadas en los paneles enterrados.

En 1973, el arqueólogo británico Julian Reade identificó tres de estos paneles enterrados a lo largo del canal, pero no pudo investigarlos más a fondo debido a la inestable situación política y militar presente en la región durante el conflicto entre los peshmerga kurdos y el ejército del régimen baasista. Los relieves de Faida se registraron en el Diario Oficial Iraquí con el número 2269 (14 de agosto de 1983).


Cuarenta años más tarde, en agosto de 2012, durante los trabajos de prospección arqueológica en la región de Duhok, la Misión Arqueológica Italiana en la región del Kurdistán de Irak, de la Universidad de Udine, dirigida por Daniele Morandi Bonacossi, visitó el sitio e identificó seis nuevos relieves. En 2019, gracias a la cooperación entre la Dirección de Antigüedades del Duhok y la Universidad de Udine, y al apoyo del Consulado Italiano en Erbil, los relieves rocosos asirios de Faida fueron finalmente sacados a la luz.

Los relieves rocosos asirios son monumentos extremadamente raros. Con la única excepción de la estela Mila Mergi, los últimos relieves descubiertos en Irak fueron dados a conocer a la comunidad internacional hace casi dos siglos –en 1845– por el cónsul francés en Mosul, Simon Rouet, quien identificó los relieves de Khinis y Maltai.

Foto: Alberto Savioli, LoNAP

Los relieves de Faida representan una procesión de estatuas de siete de las principales deidades asirias de pie sobre podios en forma de animales que dan zancadas en presencia del rey, que está representado dos veces, tanto en el extremo izquierdo como en el derecho de cada panel. Las figuras se muestran de perfil mirando hacia la izquierda y, por tanto, en la misma dirección que la corriente que fluye en el canal. Las deidades se pueden identificar como Ashur, el dios principal asirio, sobre un dragón y un león con cuernos, su esposa Mullissu sentada en un trono decorado y sostenida por un león, el dios de la luna, Sin, sobre un león con cuernos, el dios de la sabiduría, Nabu, sobre un dragón, el dios del sol, Shamash, sobre un caballo, el dios del tiempo, Adad, sobre un león con cuernos y un toro, e Ishtar, la diosa del amor y la guerra, sobre un león.

Hoy en día este notable complejo de arte forma parte de un escenario todavía de posguerra, fuertemente amenazado por el vandalismo, las excavaciones ilegales y la expansión del pueblo cercano y sus actividades productivas que ya lo han dañado gravemente. Además, en los últimos años los relieves de Faida se encontraban a sólo 25 km de la línea del frente.


Fotos: Alberto Savioli, LoNAP

Debido a estas amenazas, el proyecto conjunto italo-kurdo es una operación de salvamento que pretende no sólo sacar a la luz y estudiar estos extraordinarios relieves asirios (ya se han excavado diez, pero muchos otros están todavía a la espera de ser identificados y desenterrados), sino también registrarlos mediante nuevas tecnologías, conservarlos y, sobre todo, proteger este sitio arqueológico único y excepcional.

Durante la temporada de excavación de 2019, el canal y los relieves se han excavado y limpiado, y en su caso se han consolidado, y se han registrado mediante tecnología UAV, escaneo por láser y fotogrametría digital. Se evaluó el estado de conservación de todos los relieves y se tomaron muestras de rocas. El objetivo de estos análisis preliminares es planificar un tratamiento de conservación específico de los relieves de Faida.



Al término de las labores de excavación y conservación, que continuarán en los próximos años, se establecerá, en cooperación con la Dirección de Antigüedades de Duhok, un parque arqueológico de los relieves asirios de Faida. Esto permitirá abrir el canal y sus relieves rocosos al turismo local e internacional sostenible, permitiendo así una amplia difusión de su conocimiento y su adecuada protección.

El canal de Faida, con sus extraordinarios relieves, se unirá así a los demás canales, acueductos y relieves asirios existentes en la región del Duhok (relieves de Khinis, Maltai y Shiru Maliktha, y acueducto de Jerwan). Este complejo sistema hidráulico monumental construido por el rey asirio Senaquerib (padre de Sargón II) ha sido estudiado y documentado por la Misión Arqueológica Italiana en la región del Kurdistán, Irak, de la Universidad de Udine desde 2012.

Fuentes: Universidad de Udine | labrujulaverde.com | 16 de enero de 2020

Así es la villa romana que emerge en el distrito Genil (Granada): patio porticado y cinco mosaicos

Una arqueóloga cepilla restos de los primeros mosaicos que han aflorado en el solar donde se construirá la plaza Poeta Rafael Guillén. / FERMÍN RODRÍGUEZ

Cavar y limpiar. Cavar y limpiar. Y cavar y limpiar. Un grupo de arqueólogos trabaja ya en el solar de la calle Primavera, en pleno corazón del Zaidín, donde está enterrada una de las villas más importantes de la Granada romana. La segunda más grande de Iliberis después de la existente en el complejo de los Mondragones. Una construcción datada en el siglo II después de Cristo de la que hay constancia desde hace más de treinta años.

En 1988 afloró una terma cuando se cimentaba un edificio. Pocos años después, en 1991, aparecieron unos azulejos que ya anticipaban que, en efecto, estábamos ante unos restos de enorme relevancia. Y eso es precisamente lo que se pretende con estas nuevas excavaciones que se acometerán en esta parcela en los dos próximos meses. Disponer de un estudio detallado de cómo era aquella casa propiedad de algún aristócrata y conocer con exactitud sus dimensiones.

Visita institucional al yacimiento. / FERMÍN RODRÍGUEZ

Una información que será clave para la construcción, en este mismo espacio, de la plaza Poeta Rafael Guillén, cuyo diseño deberá compatibilizar la preservación y puesta en valor del hallazgo –al parecer mediante un edificio– y el acondicionamiento del lugar para disfrute de los ciudadanos, como señaló ayer el concejal de Urbanismo, Luis González, que realizó una visita institucional a la zona. ¿El compromiso? Que antes de que acabe este año se puedan empezar las obras. Conviene recordar que los vecinos están reivindicando el adecentamiento de este punto desde hace más de tres décadas.
¿Qué tesoro arqueológico guarda el subsuelo en este punto del Albaicín? Según los informes preliminares, se trata de un inmueble de tres naves con ábsides semicirculares y cinco mosaicos de estilo geométrico y vegetal, aunque uno de ellos tenía una interesante franja de delfines.
La finca, que contaba con un gran patio central rodeado de columnas (peristilo) desde el que se distribuían las diferentes estancias, se fechó entre los siglos II y III después de Cristo con una recuperación tardorromana, pero considerada muy residual. Los murales fueron extraídos y llevados al Museo Arqueológico y la villa volvió a enterrarse. Desde entonces esta cuadra del Albaicín está en estadío de 'cautela arqueológica'.



Los trabajos actuales, promovidos por el Ayuntamiento de Granada y financiados con fondos europeos, son realmente una continuación de los que se hicieron el año pasado y que arrojaron como resultado la aparición de dos mosaicos nuevos, del siglo II después de Cristo. Uno de ellos tenía motivos geométricos, octógonos y cruces gamadas. También se descubrieron varias columnas y algunos enterramientos de los siglos V y VI después de Cristo. Además, en aquel momento se pudo identificar una ocupación residual en la época medieval, pero muy poco intensa porque apenas afectó a la parte noble de la villa.

En aquellos tiempos el distrito Genil estaba alejado del centro donde se desarrollaba la vida comercial, social, económica e institucional de Iliberis, que se centraba en el Albaicín. Allí estaba el foro. Pero había personajes acaudalados que optaban por residir en las afueras. Los elementos suntuosos no sólo formaron parte de estas preciosas villas, sino también de la arquitectura doméstica.


«Una plaza donde coexistirán la Granada del pasado con la del futuro»


El concejal Luis González subrayó ayer que esta intervención, correspondiente a la segunda fase de excavaciones de los restos arqueológicos de la villa romana del distrito Genil, tendrá un presupuesto de 70.000 euros. «El objetivo –agregó– es conocer el alcance del yacimiento para proceder a la urbanización de la plaza, unos trabajos que se iniciarán este año». «Este espacio dispondrá de equipamientos y zonas verdes para que los ciudadanos estén cómodos, con independencia del tratamiento paulatino, en función de lo que se descubra de estos hallazgos, que pueden suponer una aportación importante a la historiografía de Granada», aseguró el edil. «Éste será un parque moderno donde coexistirá la Granada del pasado con la del futuro».

Luis González también dijo que «uno de los grandes logros de los que puede presumir este gobierno municipal es que, por fin, esta plaza llevará el nombre del poeta Rafael Guillén».
El arqueólogo municipal Manuel López comentó este martes que lo más destacable de la villa es el programa iconográfico de los mosaicos respecto a su amplia variedad tipológica y ejecución.

Fuente: ideal.es| 15 de enero de 2019

Descubren restos humanos de hace 7.000 años en Tagua Tagua, Chile

Un equipo de investigadores liderado por el Dr. Rafael Labarca, académico de la Escuela de Arqueología la Universidad Austral de Chile, sede Puerto Montt, descubrió nuevas evidencias de ocupación de grupos cazadores y recolectores antiguos de 7.000 y 12.600 años de antigüedad aproximadamente, en excavación arqueológica en lo que fue alguna vez la ribera de la laguna de Tagua Tagua, en la Región de O’Higgins.

“Hicimos sondeos en el sector de la ex laguna de Tagua Tagua para encontrar nuevas evidencias tempranas y documentar el ambiente y las variaciones que experimentó la zona al final del Pleistoceno y principios del Holoceno, hasta hace 20.000 años atrás y detectamos una posible ocupación humana, de unos 7.000 años, ya documentada, de cazadores-recolectores y otros restos que parecen ser de otro grupo mucho más antiguo”, cuenta Rafael Labarca (izquierda), doctor en arqueología de la Universidad Austral y líder de esta investigación, financiada por Fondecyt y la Municipalidad de Tagua Tagua y apoyado por la Fundación Añañuca.
La investigación que se concretó con una primera excavación de diez días en el mes de diciembre, luego de haberse realizado un primer escaneo con tecnología GPR (que permite detectar bajo la tierra formas que pueden ser hallazgos de grandes huesos fósiles), por científicos del Núcleo de Investigación en Riesgos Naturales y Antropogénicos (RiNA) de la Universidad Austral de Chile.

Asimismo, prospecciones mediante barrenos e inspecciones de perfiles expuestos, permitió definir un nuevo sector de interés paleontológico y arqueológico, denominado Tagua Tagua 3, en donde se practicó un sondeo en un reducido rectángulo de excavación de 2 metros por 1 metro extensión, donde se encontraron evidencias de ocupación humana presumiblemente datadas en torno a los 7.000 años de antigüedad a unos 80 cm de profundidad. Pero también en ese mismo lugar a 1,70 metros de la superficie actual, descubrieron dos instrumentos líticos, restos de carbón y huesos de fauna pequeña de una antigüedad estimada en torno a los 12.600 años de antigüedad, es decir hacia finales de la Edad de Hielo.

Las muestras de sedimentos obtenidos en la intervención serán enviados a Zaragoza, España, para realizar diversos estudios que permitirán reconstruir el ambiente durante los distintos momentos en que los grupos humanos se asentaron en la ribera de la laguna. Pero, además, se desarrollará un estudio con una nueva técnica denominada “Paleo ADN”, que permite poder evidenciar restos de ADN de animales y plantas que pudieran haber existido en esa época.

Actualmente el equipo de investigación liderado el Dr. Rafael Labarca, académico de la Escuela de Arqueología la Universidad Austral de Chile, sede Puerto Montt, está nuevamente a la zona para realizar una prospección con equipo GPR de RINA UACh, que permite un estudio geofísico del área para colaborar en la detección de posibles nuevos hallazgos arqueológicos y paleontológicos, para definir nuevos sectores de excavaciones en lo que fue la costa de esta laguna.

UNA DE LAS PIEZAS ENCONTRADAS POR EL GRUPO DE INVESTIGADORES.

La Laguna y sitio arqueológico

La localidad arqueológica elegida por los investigadores está ubicada en el valle del Cachapoal, Región de O’Higgins, a 13 kilómetros del centro urbano más próximo, la ciudad de San Vicente de Tagua Tagua. Se relaciona con una historia de hallazgos previos y se caracteriza por la alta variedad en evidencia arqueológica y paleontológica de diferentes periodos.

Su importancia para la prehistoria quedó en evidencia en 1841 cuando se excavara un canal para desecar la laguna Tagua Tagua, quedando a la vista gran cantidad de fósiles de mamíferos extintos, que hasta hoy se conservan en colecciones del Museo de Historia Natural. Posteriormente se realizaron estudios científicos en la década del 60 y 80 del siglo pasado, constatándose la presencia de dos ocupaciones humanas separadas por casi 5.000 años; la más joven en torno a los 7.000 años antes del presente y la más antigua comprendida entre los 11.600 y 12.600 antes del presente. En los sitios más antiguos se pudo constatar una asociación directa entre huesos de animales extintos y artefactos de piedra.

Según detalló el investigador de la U. Austral, Rafael Labarca, los nuevos trabajos buscan reconstruir la historia ambiental de la laguna durante los últimos 18.000 años, para conocer cómo el paisaje fue cambiando junto con el nivel del espejo de agua, cómo fue modificándose la existencia de diferentes tipos de animales y plantas en respuesta al cambio medioambiental, y cómo esto se relaciona con la ocupación humana.

El científico UACh destacó que el trabajo se vio facilitado por las investigaciones previas en el lugar, las que habían descrito en detalle la estratigrafía de la laguna, esto es qué tipo de sedimentos se encuentran en el subsuelo y a qué profundidad, así como la morfología de los instrumentos de piedra y su antigüedad.

Otro aspecto que ayudó al éxito de la campaña fue el carácter multidisciplinario del equipo, ya que interrogantes como la composición de los sedimentos o la identificación de los distintos fósiles extraídos, eran discutidas y resueltas por los distintos especialistas. De esta manera, los paleontólogos y zooarqueólogos del equipo identificaron diversas especies de roedores, ranas, patos, taguas, reptiles y peces que habitaron allí y que murieron con o sin intervención humana.
Tras 30 años de inactividad científica en el lugar, en el mes de diciembre 2019, en un sector cercano al borde del canal, y entre los dos sitios anteriores, se realizó la nueva excavación la que permitirá continuar escribiendo la prehistoria de la laguna y su evolución en el contexto ambiental, investigación que continuará durante el año 2020.

Fuente: latercera.com| 14 de enero de 2020

Un abrigo con pinturas rupestres es hallado en el Castillo de Castellar (Cádiz)

Figura oculada junto a otros motivos esquemáticos pintados en el abrigo / SIMÓN BLANCO

El espeleólogo Simón Blanco Algarín ha descubierto recientemente un nuevo yacimiento rupestre entre cuatro viviendas en el Castillo de Castellar (Cádiz). El abrigo, según detalla el miembro de la Asociación para la Protección del Arte Sureño (APAS), sigue conservando un friso con varios signos esquemáticos a pesar de que su interior fue excavado para ampliarlo en algún momento histórico indeterminado y de que cuenta con algunos escalones tallados en su exterior para facilitar su acceso.

Entre los símbolos que pueden apreciarse en el abrigo, Blanco destaca la presencia de un ídolo oculado simple que queda definido por dos grandes círculos a modo de ojos con dos puntos inscritos a modo de pupilas, acompañados de algunos radios exteriores. El espeleólogo indica que en su conjunto puede considerarse como uno de los tipos conocidos como ojos-soles.

“Estas representaciones simbólicas son elementos relevantes de las primeras sociedades sedentarias campesinas y se vinculan con el rostro de una divinidad prehistórica femenina relacionada con los cultivos y la fertilidad, contando con una gran difusión por todo el sureste peninsular y buena parte de la región mediterránea”, explica Simón Blanco (izquierda), que resalta que esta figuración oculada “amplía nuestro conocimiento sobre la ocupación protohistórica permanente en la zona donde se asienta actualmente el Castillo de Castellar y permite retrotraer este modo de vida aldeano, al menos, al tercer milenio a.C.”.

El denominado abrigo del Castillo, debido a su vulnerabilidad por encontrarse en el núcleo de la villa villa de Castellar, ya ha sido puesto en conocimiento de la delegación territorial de Cultura en Cádiz y por el Seprona “por tratarse de unos vestigios gráficos que se encuentran estrechamente relacionados con el medio natural”. La intención de la Asociación para la Protección del Arte Sureño es que los residentes en las viviendas colindantes sean advertidos para evitar que estas pinturas puedan sufrir daños derivados del desconocimiento de esta situación y que pueda conservarse este yacimiento, desde el que puede disfrutarse una espléndida vista del pantano de Guadarranque.


Vista general del abrigo del Castillo y el embalse del río Guadarranque / SIMÓN BLANCO

“Este asentamiento al aire libre permite vislumbrar un poblamiento continuado desde los inicios de la Prehistoria reciente y es un nuevo recordatorio de este grandísimo potencial campogibraltareño legado por nuestros antepasados, que actualmente se encuentra desaprovechado, marginado y en este caso concreto en vías de desaparición por la insistente ocupación y alteración a lo largo de los siglos del entorno donde se ubica el castillo de Castellar”, afirma Simón Blanco.

El descubrimiento en 2014 del abrigo de las Estrellas (derecha), junto a otros conjuntos gráficos postpaleolíticos destacados como son los abrigos de los Maquis, los Molinos o la Ventana, constatan que el hombre paleolítico habitó en el entorno que hoy ocupa Castellar de la Frontera. “Estos yacimientos convierten a este término municipal, enclavado en pleno corazón del parque natural de los Alcornocales, en uno de los destinos punteros para el estudio del Arte Sureño y el desarrollo de un turismo cultural que redundara en el conocimiento y la protección de este patrimonio universal”, destaca el miembros de APAS.

"Todos estos abrigos se articulan en por la cuenca del río Guadarranque, a través de un centenario bosque alcornocal que desafortunadamente se encuentra en un severo proceso de desertización, con la emblemática finca de la Almoraima como uno de los máximos exponentes del envejecimiento, falta de regeneración y mala gestión que está conduciendo a esta especie forestal, tan vinculada a la conservación del Arte Sureño, a su total extinción en las sierras del Aljibe”.


Vista del abrigo junto a una de las cuatro casas que lo rodean / SIMÓN BLANCO

Los yacimientos prehistóricos se encuentran alrededor de un cerro prominente, que se encuentra rematado por un afloramiento de arenisca sobre el que se asienta la villa-fortaleza de Castellar Viejo.
Esta atalaya de arenisca, recuerda Simón Blanco, estuvo ocupada desde la prehistoria, según puede deducirse de las piezas cerámicas de la edad del Bronce recuperadas por Manuel Sotomayor en excavaciones arqueológicas en los pocos suelos no rocosos sobre los que se asienta el castillo: “Hasta ahora esta atalaya no había ofrecido ningún abrigo con arte rupestre sureño, circunstancia que se justifica en buena medida por la propia construcción del castillo y la villa que se van acomodando a los distintos estratos de arenisca que afloran en la cumbre rocosa y que eran más susceptibles de albergar patrimonio rupestre”, indica el espeleólogo, que halló el abrigo el pasado 23 de diciembre.

Fuente: europasur.es | 7 de enero de 2020

Los 'Homo antecessor' ya habían perdido su capacidad de trepar, según un nuevo estudio

Un nuevo estudio publicado en la revista Journal of Human Evolution, liderado por José María Bermúdez de Castro, coordinador del Programa de Paleobiología del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), revela que el Homo antecessor de la Sierra de Atapuerca ya había perdido por completo su capacidad para trepar con facilidad, y sugiere que tenía el esqueleto de un homínido marchador habitual.

Las dos escápulas de Homo antecessor, halladas durante las campañas de excavación de 2005, 2006 y 2007, pertenecieron a un niño o a una niña de unos tres años (ATD6-116), y a un menor de sexo desconocido de edad equivalente a la de un adolescente actual (ATD6-118). Los dos ejemplares abren un nuevo camino para conocer la forma de los omóplatos y las características de este hueso de la espalda de esta especie.

“Falta por averiguar si su crecimiento seguía las mismas pautas que las de Homo sapiens, una investigación en curso, que aún puede generar mucha información vital para conocer las características biológicas de Homo antecessor”, comenta José Mª Bermúdez de Castro (izquierda).

Además, el estudio debate la hipótesis de que una de las características de la escápula (anchura de la cavidad glenoidea) pueda informar sobre la posibilidad de arrojar o no objetos a larga distancia: “Si esa hipótesis fuera correcta, Homo antecessor habría sido incapaz de arrojar piedras y otros objetos con relativa precisión. Puesto que apenas hay escápulas en el registro fósil, la pregunta queda en el aire”, afirma Bermúdez de Castro.
Restos únicos en el mundo

En el registro fósil de homínidos solo existen cuatro ejemplares completos de esta parte anatómica del esqueleto en el período que transcurre entre hace 6.000.000 y 100.000 años. El resto de escápulas de todo este largo período están incompletas y solo proporcionan información parcial.
Ambas escápulas han podido ser comparadas con los otros dos ejemplares completos: un ejemplar muy completo de la especie Australopithecus afarensis (La niña de Dikika, Etiopía), con una antigüedad de algo más de tres millones de años y el ejemplar del esqueleto KNM-WT 15000 (El Chico de Turkana), atribuido a Homo ergaster,datado en 1,6 millones de años.

“Nada menos que el 50 % de todas las escápulas del registro del Plioceno y del Pleistoceno se han encontrado en el nivel TD6 del yacimiento de la Gran Dolina, lo que sugiere de manera indirecta las características de la ocupación humana de este nivel”, señala Bermúdez de Castro.

Escápula derecha de Selam, la niña de Dikkika, Etiopía.

Las escápulas son extremadamente delicadas y se rompen con gran facilidad tras la muerte de los individuos, especialmente en niños y jóvenes. Es por ello que en el nivel TD6 de Gran Dolina tuvieron que existir uno o más campamentos de duración indeterminada, en los que se llevaran a cabo eventos de canibalismo.

“Los restos quedaron prácticamente en la misma posición en la que fueron dejados hace más de 800.000 años. El estudio de este aspecto también está en curso y en pocos meses conoceremos los resultados”, comenta el investigador.

Debido a la fragilidad de estos restos, la labor de restauración llevada a cabo en el Instituto de Ecologìa Humana i Evolució Social (IPHES) de Tarragona por Lucía López-Polín (izquierda), coautora del estudio, ha sido lenta y minuciosa. De hecho una de las escápulas es tan frágil, que no ha podido ser extraída del bloque de arcilla calcificada en el que se encontraba, y la extracción se ha tenido que realizar de manera virtual mediante el micro-CT del Laboratorio de Microscopía y Microtomografía Computarizada del CENIEH.

Fuente: agenciasinc.es | 13 de enero de 2019