Los neandertales buceaban varios metros para recoger conchas

Herramientas a partir de conchas marinas encontradas en la cueva de Moscerini en Italia. / Paola Villa et al.

En 1949 un grupo de arqueólogos desenterró en la cueva Grotta dei Moscerini (Italia) 171 conchas marinas, todas de una especie local de molusco llamado almeja lisa (Callista chione), que los neandertales habían recogido y transformado en herramientas hace unos 90.000 años.

Ahora, un estudio de la Universidad de Colorado (EE UU) ha revelado que estos homínidos no solo las cogían de la playa, sino que buceaban para buscar la concha perfecta. Su análisis se publica hoy en la revista PLoS ONE.

"Comenzamos a estudiar las herramientas como parte de un trabajo general en el sitio de la cueva italiana”, explica a Sinc Paola Villa (izquierda), autora principal del trabajo y científica en la universidad estadounidense.

Lo que no se esperaban los investigadores fue que muchas de ellas tenían un exterior brillante y liso, lo que demostraba que fueron arrancadas directamente del fondo marino como animales vivos. “Es muy posible que los neandertales recolectasen conchas de dos a cuatro metros de profundidad”, dice Villa. “Por supuesto, no tenían equipo de buceo”.

El resto de las conchas tenían exteriores ligeramente erosionados por el paso del tiempo. Es lo que se esperaría en conchas que han sido arrastradas hasta la playa, según los autores.
El análisis de las capas arqueológicas muestra que la abundancia de herramientas de piedra variaba, pero a menudo era baja, lo que sugiere que la cueva se usaba esporádicamente o no estaba muy ocupada. Sin embargo, el equipo descubrió que las herramientas de concha marina eran más comunes cuando las herramientas de piedra eran particularmente escasas, con la posible explicación de que los neandertales solo usaban piedra cuando la misma estaba cerca o que preferían el borde delgado y afilado de las conchas para hacer herramientas.

Villa dijo que si las almejas se comieron, además de convertirse en herramientas, está menos claro, aunque señaló que se recolectaron otros moluscos, incluidos los mejillones, recolectados posiblemente por encima del agua, y que probablemente eran comidos.


Herramientas sacadas del mar

La arqueóloga afirma que usaban martillos de piedra para desmenuzar las cubiertas de los moluscos, formando bordes cortantes que han permanecido afilados durante mucho tiempo.
El equipo también encontró un gran número de piedras pómez que utilizaban como herramientas de abrasión. Según los investigadores, este material podría haber llegado a la playa de Moscerini por las erupciones de los volcanes del Golfo de Nápoles, a 70 kilómetros al sur de la cueva.
Piedras pómez halladas en distintas capas arqueológicas del yacimiento.

Esta no es la primera vez en la que se relaciona a estos homínidos con el mar. Un estudio publicado en agosto pasado desveló que muchos neandertales sufrían el ‘oído de surfista’, una dolencia en el que uno de los huesos del canal auditivo crece en exceso como resultado del contacto reiterado con el agua fría y el viento que es habitual entre los deportistas acuáticos.

Para Villa los hallazgos son una prueba más de que los neandertales fueron tan flexibles y creativos como sus parientes humanos modernos cuando se trataba de ganarse la vida, un fuerte contraste con su representación en la cultura popular.

“La gente está empezando a entender que los neandertales no solo cazaban grandes mamíferos. También hacían cosas como pescar en agua dulce e incluso buceo”, concluye.

Fuentes: agenciasinc.es | theguardian.com | 15 de enero de 2020

Cristóbal Colón estaba en lo cierto: encontró ‘caníbales’ en su primer viaje a América

Los investigadores han analizado los “puntos de referencia” faciales de 100 cráneos antiguos (Florida Museum)

El diario de navegación de Cristóbal Colón era claro y conciso. El 15 de enero de 1493, durante su primer viaje a América, el navegante escribió: “Dize también que oy a sabido que la fuerça del oro estava en la comarca de la villa de La Navidad de Sus Altezas, y que en la isla de Carib avía mucho alambre en el Matinino, puesto que será dificultoso en Carib porque aquella gente diz que come carne humana”.

Sus relatos sobre el Caribe, basados en las explicaciones de los indígenas que encontró en Cuba y en La Española (actual República Dominicana y Haití), incluyen desgarradoras descripciones de feroces asaltantes que secuestraban mujeres y comían otros hombres, historias que muchos investigadores dieron por hecho que se trataban de mitos o exageraciones.

Expansión de las distintas tribus por el Caribe (Florida Museum).

Primer viaje a América

Arqueólogos de la Universidad de Carolina del Norte y del Museo de Historia Natural de Florida señalan ahora, en un estudio publicado en la revista Scientific Reports, que Colón quizás estaba diciendo la verdad en su diario de viaje. Según estos especialistas, los caribes sí invadieron Jamaica, La Española y las Bahamas.
Hasta ahora se creía que esta tribu precolombina -que agrupaba un conjunto de pueblos que ocupaban el norte de Colombia, el noreste de Venezuela y varias Antillas Menores- nunca había llevado su expansión territorial más al norte de la isla de Guadalupe. Pero análisis faciales de los cráneos de los primeros habitantes del Caribe han aportado nuevos detalles.

”Pasé años tratando de demostrar que Colón estaba equivocado, pero tenía razón: había caribes en el norte del Caribe cuando llegó”, explica William Keegan (izquierda), conservador del Museo de Historia Natural de Florida, en un comunicado. “Vamos a tener que reinterpretar todo lo que creíamos saber”, añade el investigador.

Colón contó cómo los pacíficos arawaks, que residían en Bahamas, estaban aterrorizados por saqueadores que describió erróneamente como Caniba, los súbditos asiáticos del Gran Khan (teniendo en cuenta que el almirante genovés creía haber llegado a las Indias). Sus sucesores españoles corrigieron el nombre a Cariba unas décadas más tarde.

Luchas tribales


Los investigadores están divididos sobre las prácticas caníbales de los 'cariba' (Florida Museum)

Aún así, la mayoría de los arqueólogos consideraron durante años que estas referencias eran una confusión. ¿Cómo podían los caribes haber estado en las Bahamas cuando su puesto de avanzada más cercano estaba situado casi 1.600 kilómetros al sur? Los cráneos estudiados revelan, sin embargo, que la presencia de esta tribu en el Caribe era mucho más importante de lo que se creía.

Estudios anteriores se basaron en artefactos como herramientas y cerámica para rastrear el origen geográfico y el movimiento de personas a través de la zona situada al sureste de América del Norte, al este de América Central y al norte de América del Sur. Agregar un componente biológico ha permitido dar un “enfoque más agudo” a la historia de la región.

Ann Ross, autora principal del estudió, utilizó “puntos de referencia” faciales en 3D, como el tamaño de la cuenca del ojo o la longitud de la nariz, para analizar más de 100 cráneos que datan de entre aproximadamente el año 800 y el 1542. Estas áreas de la cara actúan como un indicador genético para determinar si las personas están relacionadas entre ellas.

El análisis no solo reveló tres grupos étnicos distintos en el Caribe, sino también sus rutas de migración. Los primeros colonos llegaron de Yucatán y se establecieron en Cuba y las Antillas del Norte, lo que respalda una hipótesis previa basada en similitudes en las herramientas de piedra de ambos lugares.

Rutas de migración

Los hablantes de arawak de la costa de Colombia y Venezuela emigraron a Puerto Rico entre el 800 y el 200 antes de Cristo. Pero los primeros habitantes de las Bahamas y La Española no eran de Cuba, como comúnmente se pensaba, sino del noroeste del Amazonas. Alrededor del año 800 después de Cristo, los caribes se dirigieron hacía el norte.

Primero llegaron a La Española y Jamaica y más tarde alcanzaron las Bahamas, donde la tribu estaba ya bien establecida cuando Cristóbal Colón llegó con la Pinta, la Niña y la Santa María. “Los arawaks y los caribas eran enemigos, pero a menudo vivían codo con codo e incluso realizaban matrimonios ocasionales en épocas de paz”, indican los investigadores.

Restos de cerámica Meillacoid (Florida Museum)

William Keegan se había pasado años preguntándose por qué un tipo de cerámica conocida como Meillacoid aparece en La Española en el año 800, en Jamaica alrededor del 900 y en las Bahamas hacia el año 1000. “¿Por qué esta cerámica era tan diferente de todo lo que vemos? Eso me tenía preocupado”, explica.

La aparición repentina de los objetos de tipo meillacoide también se corresponde con una reorganización general de los habitantes del Caribe después de un período de tranquilidad de alrededor de 1.000 años, otra evidencia de que “los invasores caribas estaban en movimiento”, señala Keegan.

Los caribas provenían del noroeste del Amazonas, y los arqueólogos creyeron que nunca se expandieron al norte de las Antillas Menores. Detalle de una pintura de John Gabriel Stedman.

Invasión ‘cariba’

Este arqueólogo acepta, además, la posibilidad de que esta tribu tuviera prácticas antropófagas. “Tal vez hubo algo de canibalismo involucrado (en la nueva dinámica entre pueblos rivales). Si necesitas asustar a tus enemigos, esta es una muy buena manera de hacerlo“, asegura el experto del Museo de Historia Natural de Florida.
Tuvieran o no apetito por la carne humana, la realidad es que la invasión protagonizada por los caribas tuvo un impacto muy importante en la región, según escriben los autores del estudio. Los Reyes Católicos inicialmente insistieron en que a los indígenas se les pagara por su trabajo y se los tratara con respeto, pero cambió de opinión cuando Colón informó que eran caníbales y se negaban a convertirse al cristianismo.

”La corona española lo resolvió considerando que, si iban a comportarse de esa manera, podían ser esclavizados”, asevera Keegan. “De repente, cada persona nativa de cualquier lugar del Caribe se convirtió en un cariba a ojos de los colonizadores”, concluye.

Fuentes: la vanguardia.com | floridamuseum.ufl.edu | 15 de enero de 2020

El relieve hallado en Camporramiro es una lápida funeraria romana

La piedra labrada descubierta recientemente en el cementerio de la parroquia chantadina de Camporramiro tiene todo el aspecto de ser una lápida o estela funeraria de la época romana. Así lo cree Gonzalo Meijide, arqueólogo de la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural, que ayer se desplazó a esta localidad para examinar directamente la pieza. «Hay que estudiarla mejor, pero en mi opinión es un hallazgo de mucho valor y de mucho interés», comenta.

La pieza será ahora incluida en el inventario de patrimonio histórico y arqueológico de la provincia, pero Meijide considera que además de proceder a su catalogación sería conveniente examinarla con más detenimiento y en mejores condiciones que las que ofrece su ubicación actual. La piedra -que fue descubierta por Roi Fernández, fotógrafo de La Voz- se encuentra sirviendo como dintel de la puerta de una pequeña construcción situada en una esquina del cementerio parroquial que en tiempos sirvió para realizar las autopsias y que ahora se usa para guardar algunos aperos de jardinería. Las figuras grabadas en la pieza se hallan en el lado interior del dintel y la caseta carece de iluminación, por lo que resulta difícil examinarlas con precisión.

Parcialmente tapado

Por otro lado, el arqueólogo señala que la jamba de la puerta tapa parcialmente el relieve y no permite verlo en su totalidad. Lo que se puede apreciar es una representación muy esquemática de un rostro humano, unas manos talladas con más detalle y otro elemento que parece ser una pieza de vestimenta. «Parece que en la parte de arriba hay gravada alguna cosa más, pero en las condiciones actuales no se puede ver ben», explica. «Se parece a otras estelas funerarias de los últimos tiempos del Imperio Romano, pero tiene unos trazos muy peculiares, como la figura de las manos, que merecen un estudio detallado», agrega.


Meijide señala por otro lado que desde su departamento se intentará hacer lo posible por estudiar mejor la pieza y por garantizar su conservación. «No puedo decir todavía si habrá que retirar la piedra del sitio donde se encuentra, pero es evidente que tal como está ahora no presenta las mejores condiciones para su estudo ni para su conservación», indica.

En el lado opuesto del bloque de piedra -que puede verse en el exterior del edificio- no hay ninguna figura labrada. Lo que hay en esta cara son cuatro agujeros practicados en tiempos relativamente recientes para meter los clavos que sostenían un letrero de madera que estuvo colgado hasta hace unos treinta años sobre la puerta de esta construcción. Los vecinos de Camporramiro recuerdan que el letrero rezaba: «Aquí acaban los placeres y los gustos y empieza la carrera de los justos».

Otra obra similar fue descubierta en Chantada en el 2014

La estela fúnebre descubierta en Camporramiro, según indica Gonzalo Meijide, es un tipo de pieza arqueológica del que hay muy pocas muestras en Galicia. Estos relieves corresponden a la etapa final del período romano y presentan unos rasgos propios de un sencillo arte popular, muy alejado del refinamiento de la escultura clásica. Entre las escasas lápidas de esta clase que se conocen figura otra pieza que fue descubierta en el 2014 en otra localidad del municipio de Chantada. Se trata del lugar de Andemil, perteneciente a la parroquia de Vilaúxe. En este relieve también puede verse una representación muy sumaria de un rostro humano.

La estela de Andemil formó parte del muro de cierre de una finca particular y fue descubierta por la familia propietaria del terreno. Tras ser examinada y catalogada por los técnicos de la Dirección General del Patrimonio Cultural, la pieza fue depositada en el museo del castro de Viladonga a finales del mencionado año.

Otra pieza similar a la estela de Andemil -procedente de la localidad de Tines, en el municipio de Vimianzo- está guardada desde hace mucho tiempo en el museo arqueológico de A Coruña (derecha). Esta lápida, además de la representación de una cara humana, contiene una inscripción en latín que permitió a los investigadores deducir la época en que se fabricó. Según los arqueólogos, este relieve data de la segunda mitad del siglo IV y está probablemente relacionado con las comunidades cristianas que existieron en Galicia en ese período. A juicio de Meijide, es posible que las estelas descubiertas en Chantada tengan un origen parecido.

Fuente: lavozdegalicia.es | 9 de enero de 2019

El trozo de cerebro de un hombre decapitado que ha sobrevivido más de 2.600 años

El trozo de cerebro se conservó durante más de 2.600 años (York Archaeological Trust)

Las razones de su muerte siguen siendo un misterio. El hombre fue decapitado en Heslington, cerca de la actual ciudad de York, en el Reino Unido, y enterraron su cabeza en un terreno embarrado rico en arcilla. El asesinato ocurrió entre los años 673 y 482 a.C. Más de unos 2.600 años después, los arqueólogos encontraron los restos en 2008 y se sorprendieron cuando se dieron cuenta que había sobrevivido un trozo de cerebro en su interior.

La cuestión es que el tejido cerebral es un elemento que se disuelve rápidamente después de la muerte de un individuo debido a la autoproteolisis (degradación de proteínas) y la putrefacción. En el caso que nos ocupa, esa parte de cerebro humano no solo se había mantenido prácticamente intacta durante milenios, sino que además conservaba características como sus pliegues y surcos.
Según los expertos, dentro de las primeras 36–72 horas tras el fallecimiento, comienza la putrefacción y se completa la esqueletización en apenas 5–10 años. “En conclusión, la preservación de las proteínas del cerebro humano a temperatura ambiente no debería ser posible durante milenios en la naturaleza libre”, indican en la revista Journal of the Royal Society Interface.

Excavación arqueológica de la Universidad de York en Heslington East. Foto: James Gunn.

Un grupo internacional de neurólogos han estudiado el inesperado hallazgo utilizando varias técnicas moleculares y han llegado a la conclusión que dos proteínas estructurales, que actúan como los “esqueletos” de las neuronas y los astrocitos (células de soporte), estaban más apretadas en este antiguo cerebro.

En un experimento que ha durado un año, descubrieron que estas proteínas agregadas -un sello distintivo del envejecimiento y las enfermedades cerebrales como el Alzheimer- también eran más estables que las de los cerebros modernos. De hecho, los antiguos grupos de proteínas pueden haber ayudado a preservar la estructura de los tejidos blandos durante siglos.
La momificación permite la preservación a largo plazo de los tejidos blandos. Fue así como se mantuvo intacto el cerebro del hombre de hielo, Ötzi, que fue conservado en un glaciar. En el cráneo de Heslington, los investigadores vieron una masa marrón amarillenta a través del agujero magno e identificaron que era tejido cerebral tras separar los sedimentos que lo cubrían.

El cerebro de Heslington. (a) Todos los orificios del cráneo oscuro estaban cubiertos de barro; (b) muestra la base del cráneo con el agujero magno. La iluminación de la parte interna del cráneo como se ve a través del agujero magno se muestra en la incrustación; (c) después de abrir el cráneo, la estructura cubierta de sedimento permaneció intacta; (d) estas estructuras se asemejan a un cerebro encogido cubierto de sedimento fangoso; (e) la eliminación cuidadosa del sedimento descubre una superficie que se asemeja a la circunvolución de un cerebro humano.

“El cerebro antiguo parecía encogido y compacto en comparación con un cerebro moderno”, escriben los neurólogos. “A diferencia de las proteínas cerebrales, el ADN era de baja calidad y evitaba una secuenciación fiable. Los datos recabados demuestran que la formación de agregados permite la preservación de las proteínas cerebrales durante milenios.

Los científicos aún no están seguros de qué hizo que las proteínas se agregaran, pero sospechan que podría tener algo que ver con las condiciones del entierro, que parece que siguió algún tipo de ritual. Los nuevos hallazgos podrían ayudar a los investigadores a recopilar información de proteínas de otros tejidos antiguos de los cuales el ADN no puede recuperarse fácilmente”, añaden.

Fuente: lavanguardia.com | 8 de enero de 2019

Un nuevo estudio revela que los primeros humanos seleccionaban materiales y usaban técnicas elaboradas en la fabricación de herramientas líticas

(a) Lascas representativas hechas de cuarcita (b), cuarzo (c) y basalto (d) máquina de prueba de tracción Instron 3345 utilizada durante las pruebas de corte controlado (e). Una lasca de cuarcita, antes de usarse para cortar, se muestra claramente, junto con la estructura metálica y el tubo de PVC.

Las primeras poblaciones de la Edad de Piedra que vivieron hace entre 1,8 y 1,2 millones de años diseñaron sus herramientas de piedra con formas complejas a fin de obtener cortes óptimos, según un nuevo estudio de la Universidad de Kent y el Colegio Universitario de Londres (UCL).

La investigación, publicada en la revista Royal Society Interface, muestra que los homínidos paleolíticos seleccionaron diferentes materias primas para realizar distintas herramientas de piedra en función de cuán afilados, duraderos y eficientes eran los materiales empleados. Ellos tomaron estas decisiones junto con información sobre el período de tiempo durante el cual se utilizarían las herramientas y la fuerza con la que se podrían aplicar. Esto revela una complejidad nunca antes vista en el diseño y la producción de herramientas líticas durante este período.

La investigación fue dirigida por el Dr. Alastair Key (izquierda), de la Escuela de Antropología y Conservación de la Universidad de Kent, y se basa en las pruebas mecánicas realizadas sobre las materias primas y los artefactos encontrados en la Garganta de Olduvai, en Tanzania, uno de los sitios más importantes del mundo para la investigación de los orígenes humanos.
El Dr. Key contó con la colaboración del Dr. Tomos Proffitt (derecha), del Instituto de Arqueología del UCL, y el profesor Ignacio de la Torre, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CSIC), en Madrid, para llevar a cabo el estudio.
Su investigación, que empleó métodos experimentales comúnmente utilizados en la investigación de la ingeniería moderna, muestra que los homínidos seleccionaron preferentemente la cuarcita, el tipo de piedra más afilada, pero menos duradera, de Olduvai para realizar herramientas de lascas, una tecnología que se cree que era utilizada para actividades de corte puntual y de corta duración.

El chert (roca de sílice), que se identifica como altamente duradero y casi tan afilado como la cuarcita, solo estuvo disponible para los homínidos durante un corto período de 200.000 años. Siempre que estuvo disponible, el chert se empleó para una variedad de tipos de herramientas de piedra debido a su capacidad para maximizar el rendimiento de corte durante periodos de uso prolongado. Otros tipos de piedras, incluidas las lavas volcánicas altamente duraderas, estuvieron disponibles en Olduvai. Sin embargo, su uso varió de acuerdo a factores tales como cuánto tiempo se pretendía utilizar una herramienta, su potencial para ejercer altas fuerzas de corte, y la distancia que los homínidos tenían que recorrer para obtener esta materia prima.

Garganta de Olduvai, Tanzania.

El estudio revela un nivel de complejidad y flexibilidad en la producción de herramientas de piedra nunca antes visto en el periodo de tiempo considerado. Investigaciones anteriores habían demostrado que las poblaciones de la Edad de Piedra Temprana en Kenia seleccionan tipos de piedra de alta duración para elaborar sus herramientas, pero esta es la primera vez que el filo de las mismas ha sido posible ser considerado. Al seleccionar el material que mejor se adaptaba a las necesidades funcionales específicas, los homínidos optimizaron el rendimiento de sus herramientas y se aseguraron de que su eficiencia y 'facilidad de uso' fuera máxima.

El Dr. Key dijo: "Por qué las poblaciones de Olduvai eligieron preferentemente una materia prima sobre otra ha intrigado a los arqueólogos durante más de 60 años. Esto se ha hecho aún más intrigante dado que algunos tipos de piedras, incluidas lavas y cuarcitas, siempre estuvieron disponibles".

"Lo que hemos podido demostrar es que nuestros antepasados estaban tomando decisiones bastante complejas sobre qué materias primas emplear, y lo estaban haciendo de una manera que producían herramientas óptimas para circunstancias específicas. Aunque sabemos que las especies de homínidos posteriores, incluida la nuestra, fueron capaces de tomar tales decisiones, es sorprendente pensar que las poblaciones de hace 1,8-1,2 millones de años también lo estaban haciendo".
Foto: Canto tallado de tradición Olduvayense.

El Dr. Proffitt agregó: "Los primeros homínidos durante el periodo Olduvayense probablemente usaban lascas de piedra para una variedad de tareas. Principalmente para descuartizar animales, pero también, muy probable, para cortar plantas y posiblemente incluso dar forma a la madera. Un filo duradero habría sido un factor importante al usar estas herramientas”.

"Existen muchas técnicas analíticas modernas utilizadas en ciencias de los materiales e ingeniería que pueden utilizarse para interrogar el registro arqueológico y pueden proporcionar nuevas ideas sobre las propiedades mecánicas de herramientas y artefactos líticos. Al comprender la forma en que funcionan dichas herramientas y sus límites funcionales, ello permite a los arqueólogos desarrollar una mayor comprensión de las capacidades de nuestros primeros antepasados en los albores de la tecnología''.

El equipo espera ahora que los investigadores de otros yacimientos arqueológicos deseen aplicar pruebas mecánicas y técnicas similares para ayudar a comprender el comportamiento de las poblaciones de la Edad de Piedra.

Fuente: Universidad de Kent | 9 de enero de 2019

Los primeros emigrantes fueron 'Homo erectus' de hace 1,3 millones de años. Llegaron al sudeste de Asia 300.000 años más tarde de lo que se pensaba

Cráneo 'Pithecantropus VIII' del yacimiento de Sangiran. HISAO BABA NATIONAL MUSEUM OF NATURE AND SCIENCE.

En 1891, un anatomista neerlandés llamado Eugène Dubois descubrió el cráneo y el fémur de una extraña criatura mientras exploraba las riberas del río Solo en Java (Indonesia). A medio camino entre simio y ser humano, los huesos indicaban que se trataba de un ser que caminaba erguido, así que Dubois -convencido de haber hallado el 'eslabón perdido' entre hombres y monos- bautizó su hallazgo como Anthropopithecus erectus (literalmente hombre-mono erguido).

En realidad, fue más conocido por la prensa y el público internacionales como el 'Hombre de Java'. La antigüedad de aquellos restos se ha datado entre 1.000.000 y 700.000 años, y hoy sabemos que corresponden al primer espécimen de Homo erectus descubierto. Desde entonces, otros fósiles de esta especie han sido desenterrados en Asia y África, donde la especie apareció por primera vez hace casi dos millones de años.

Pioneros entre la familia de los homínidos, fueron los primeros en tener una proporción corporal similar a la de los Homo sapiens modernos, además de los primeros, probablemente, en cocinar alimentos y los primeros en abandonar el continente africano, iniciando un viaje de cientos de miles de años que los llevaría hacia el Cáucaso, China e Indonesia.

El erectus habitó más de un millón de años en dos continentes, pero sobrevivió en Java más tiempo que en cualquier otro lugar: los últimos restos hallados, también a orillas del río Solo, datan de hace 108.000 años.

Mandíbulas 'Pithecanthropus C' y 'F', halladas en Sangiran.SHUJI MATSU'URA

En los años 30 del siglo XX, otro científico europeo, el alemán G.H.R. von Koenigswald, encontró en Java otra pieza fundamental en el puzle de la evolución: la cueva de Sangiran. Su bóveda contenía un impresionante botín de fósiles de Homo erectus de diferentes épocas, entre los que se encontraban los restos humanos más antiguos hallados en el sudeste asiático. Sangiran es desde entonces uno de los sitios más importantes para entender la evolución de nuestros antepasados y sus primeras migraciones, aunque la cronología exacta del yacimiento sigue siendo controvertida.
Ahora, un nuevo análisis publicado este jueves en Science ha llegado a la conclusión de que la llegada de los primeros homínidos a esta cueva se produjo hace entre 1,3 y 1,5 millones de años, casi 300.000 años más tarde de lo que se creía. Un equipo de investigadores japoneses ha utilizado una combinación de datación por dos métodos distintos: huellas de fisión y Uranio-plomo.

La utilización de dos técnicas ha permitido determinar con mayor precisión la edad de los circones -minerales volcánicos- que rodean los sedimentos en los que se hallaron los fósiles. "No se trata de una datación única, sino de un marco cronológico para el conjunto de capas geológicas", explica el profesor Boris Brasseur (izquierda), investigador de la Universidad de Picardie-Jules Verne, en Francia, y autor de un comentario sobre el tema en el mismo número de Science.
Hasta la fecha, se han recuperado más de 100 ejemplares de tres subespecies diferentes entre los sedimentos de la cueva. "Equipos alemanes, japoneses, americanos y franceses han venido estudiando Sangiran durante los últimos 80 años, y parte de su trabajo ha consistido en calcular la edad de los minerales volcánicos", añade el investigador. Eso permite determinar la edad máxima y mínima de los restos atrapados en cada estrato, "pero las fechas obtenidas han sido, en ocasiones, contradictorias" reconoce Brasseur.

"Esta nueva datación, más fiable, rejuvenece significativamente (entre 300.000 y 500.000 años) la edad de las capas con fósiles homínidos más antiguos, lo que, por otro lado, es coherente con otros resultados obtenidos mediante paleomagnetismo".


Figura que muestra la ubicación de Sangiran y la estratigrafía generalizada, y describe la procedencia de dos grupos cronológicos de los homínidos de Sangiran, la controversia cronológica durante más de dos décadas y nuestros resultados de este estudio. Crédito: Matsu'ura et al., Science (2019)

LA PRIMERA GRAN MIGRACIÓN

La definición precisa de la cronología de Sangiran es crucial para entender tanto la historia de las primeras migraciones en Asia como la evolución local de los homínidos en Java. La nueva fecha apunta a que la llegada del Homo erectus a Indonesia se produjo bastante más tarde que su paso por los yacimientos de Dmanisi (Georgia) y Riwat (Pakistán), lo que trazaría una ruta desde la península del Sinaí hasta la provincia china de Yunnan, para después seguir hacia el sur.

Las primeras poblaciones de Homo erectus en establecerse allí se verían después afectadas por nuevas oleadas, que serían más numerosas una vez que el clima mundial fue cambiando. "Sabemos que el clima global sufrió un gran cambio hace un millón de años, con una gran fase de enfriamiento hace unos 900.000" explica Shuji Matsu'ura, investigador del Museo Natural de Ibaraki en Japón. "Esa fase es la primera vez, durante el Pleistoceno, en que el nivel del mar bajó 120 metros por debajo del actual y dejó expuesta la plataforma de la Sonda, alrededor del archipiélago indonesio, formando una gran masa de tierra".

Por otro lado, entre el maremágnum de fósiles en la bóveda de la cueva hay varias subespecies de Homo erectus que vivieron diferentes periodos, tal vez fruto de diferentes oleadas migratorias. Los investigadores aún tratan de descubrir qué especies convivieron y cuáles reemplazaron a otras. "Los fósiles catalogados como 'Homo erectus' tienen una alta diversidad anatómica, tanto que a veces justificaría la creación de nuevos nombres", explica Brasseur, "y algunas de estas especies parecen haber coexistido en un el mismo ecosistema".

Fuentes: elmundo.es | phys.org | 9 de enero de 2020