Brent Davis, el arqueólogo que ha hecho grandes progresos en el desciframiento de la escritura minoica Lineal A

Una tablilla con inscripciones de Lineal A hallada en el yacimiento de Hagia Triada. Se cree que es una lengua totalmente indígena. Imagen: Getty Images.

El lingüista y arqueólogo Brent Davis de la Universidad de Melbourne, que este año fue galardonado con el premio Michael Ventris 2019 de la Universidad de Londres, está haciendo interesantes progresos en el desciframiento del Lineal A (o Linear A), la escritura minoica de la isla de Creta que lleva intrigando a los investigadores durante décadas.

La civilización minoica que floreció alrededor del 1700 al 1490 a.C. en la isla de Creta nos dejó el mito del minotauro, medio hombre medio toro, encerrado en el laberinto del palacio. Pero también un misterio en las numerosas tablillas escritas con una sistema todavía no descifrado, al que se denomina Lineal A.

Los minoicos son posiblemente la civilización más antigua de Europa Occidental, y su lengua podría revelar más sobre un pueblo y una cultura que fue la base sobre la que se construyó la antigua cultura griega y (en última instancia) romana.

Brent Davis (izquierda), profesor de Arqueología y Antiguo Egipto en la Universidad de Melbourne, es una de las pocas personas del mundo que ha hecho progresos significativos en la resolución del Lineal A en los últimos 50 años. Entre sus logros están el establecimiento, por vez primera, del orden de las palabras de la lengua representada en el Lineal A como Verbo-Sujeto-Objeto, exactamente igual que la antigua lengua egipcia. Así que en lugar de Minos tiene un minotauro, un minoico escribiría Tiene Minos un minotauro.

El Lineal B, una escritura un poco más tardía pero estrechamente relacionada que se encontró en Creta y en la Grecia continental, fue descifrada por el arquitecto inglés Michael Ventris en 1952.
Ventris descubrió que el Lineal B era, en realidad, una forma muy temprana de griego antiguo -micénico- y su hallazgo extendió el origen de la civilización griega antigua 500 años antes de lo que se pensaba. La información que revelaron resultó ser en gran medida inventarios de personas, productos, cuentas, ofrendas y otros bienes, relacionados con la gestión económica de los palacios.

Tablilla de arcilla de Micenas (MY Oe 106) escrita en lineal B procedente de la «Casa del vendedor de aceite». La tablilla registra una cantidad de lana destinada a ser tratada (teñida) por encargo de una mujer joven. El reverso tiene grabada una figura masculina. Datada en torno a 1250 a.C. Museo Arqueológico Nacional, Atenas, nº 7671 / Foto Wikimedia Commons.

Es probable que el Lineal A revele información similar, pero Davis opina que en realidad esta escritura se utilizaba para propósitos religiosos, por lo que su desciframiento nos proporcionaría las oraciones personales del pueblo minoico.

Ventris se basó en el trabajo crucial de la poco reconocida clasicista estadounidense Alice Kober, que murió en 1950. Fue Kober quien identificó terminaciones de palabras similares en el Lineal B, lo que le permitió encontrar algunas palabras raíz que creía que eran nombres de lugares y que Ventris más tarde se daría cuenta de que eran similares al griego. También ideó un método para tabular las relaciones entre los signos sobre los que Ventris trabajaría, dejando más de 180.000 fichas.

Inscripción en lineal A sobre una jarra del siglo XVIII a. C encontrada en el palacio de Malia. Se expone en el Museo Arqueológico de Heraclión.

Descifrar el Lineal B fue un logro monumental, pero el desafío del Lineal A es aún más difícil. Esto se debe en parte a que el idioma que hay tras la escritura no se parece a ninguno otro conocido. Parece ser una lengua indígena totalmente desconocida, dice Davis.

El Lineal B tomó la mayoría de sus signos del Lineal A, y como podemos leer el Lineal B, podemos pronunciar inscripciones en Lineal A, pero no comprender lo que dicen.

Al establecer el orden de las palabras de un idioma los lingüistas pueden identificar la función de una palabra en una frase a partir de su posición. El orden de las palabras en inglés, español, francés y otros idiomas modernos es Sujeto (S)-Verbo (V)-Objeto (O), como en la frase «A Juan le gustan los gatos». Pero cuando Davis examinó lenguas de la Edad de Bronce en torno al Mediterráneo, ninguna era de este tipo. Eran S-O-V (como el griego y el sumerio), o V-S-O (como el egipcio antiguo). Intuyó que era muy probable que el Lineal A tuviera uno de estos dos órdenes de palabras.


Tablillas con escritura lineal A encontrada en Akrotiri, Santorini.

Luego aplicó este orden a una serie de inscripciones que aparecen en la cerámica ritual minoica y encontró que las palabras tendían a repetirse en lo que obviamente era una fórmula, excepto por la segunda palabra de la inscripción, que siempre era diferente en cada una.

Su suposición era que esta palabra era probablemente el nombre de la persona (el sujeto) que hacía la ofrenda. Si es correcto, entonces el Lineal A es con toda probabilidad un lenguaje V-S-O.
Davis confirmó su suposición cuando encontró el signo del Lineal B para "aceitunas" (recordemos, tomado prestado del Lineal A), después del nombre como objeto de la frase. El comienzo de la frase repetido en todas las vasijas era, por lo tanto, un verbo, como «da», que produce la frase "da aceitunas Yasumatu". Pero Davis advierte que comprender el orden de las palabras por sí solo no será suficiente para resolver el Lineal A.

"Conocer el orden de las palabras proporciona algo así como una clave mágica, pero si queremos descifrarlo, lo que más necesitamos es simplemente más material", afirma.

Yacimiento de Malia en Creta / Foto: Wikimedia Commons

Precisamente el material era una de las ventajas que Ventris tenía al descifrar el Lineal B. Había 20.000 ejemplos de signos de Lineal B en las inscripciones, en comparación con tan sólo 7.000 ejemplos de signos en el Lineal A. "Eso es como tres o cuatro páginas de A4".

"Los matemáticos nos dicen que, si vamos a descifrar el Lineal A, necesitaremos entre 10.000 y 12.000 ejemplos de signos, lo que significa que no estamos tan lejos, pero todo depende de la arqueología. Todavía se están haciendo descubrimientos, así que soy optimista, pero lo que realmente necesitamos encontrar es un archivo de palacio, que es donde probablemente encontraremos suficiente Lineal A para descifrarlo finalmente".



Fuentes: labrujulaverde.com | Universidad de Melbourne | 18 de noviembre de 2019

Hallan en Çatalhöyük (Turquía) adornos hechos con dientes humanos

Dientes humanos perforados hallados en Çatalhöyük. SCOTT HADDOW / UNIVERSIDAD DE COPENHAGUE

Los investigadores que excavan las ruinas de Çatalhöyük, en el centro de Turquía, han descubierto evidencias de que sus residentes alguna vez usaron dientes humanos como adornos.

Los dientes datan de aproximadamente 6.500 a.C., y dos de ellos muestran signos de haber sido pulidos en forma cónica y luego perforados con un micro taladro para poder colocarlos en una cuerda y usarlos como colgantes. Los investigadores creen que los dientes pertenecen a adultos de mediana edad y fueron obtenidos después de la muerte de éstos, según un estudio reseñado en Forbes.
“Estas elecciones de material -y su rareza en general- sugieren un valor simbólico profundo”, dice el investigador de la Universidad de Copenhague, Scott D. Haddow (izquierda).

Haddow y sus colegas dicen que este es el primer caso documentado de dientes humanos modificados mediante el pulido y la perforación para convertirlos en objetos decorativos. Mientras que investigaciones anteriores han demostrado el uso de dientes de animales como objetos de adorno, las piezas dentales de humanos adultos pudieron tener un significado cultural especial entre los habitantes de Çatalhöyük.
Este verano, otro equipo de investigadores documentó cómo los problemas dentales eran comunes en Çatalhöyük, que fue habitada entre 7.100 a.C. y 5.500 a.C.


La población local eran pastores de ovejas e ingerían una dieta de granos duros, lo que les provocó una alta prevalencia de problemas dentales. Entre el 10 y el 13 por ciento de los restos adultos habían padecido caries dental, algo que los investigadores y arqueólogos atribuyen a dietas basadas en cereales.

En su apogeo, Çatalhöyük alcanzó una población de alrededor 8.000 personas, las cuales "vivían en condiciones muy hacinadas, con pozos de basura y corrales justo al lado de algunas de sus casas", según Clark Spencer Larsen (derecha), antropólogo de la Universidad Estatal de Ohio. "Así es que había una gran cantidad de problemas de saneamiento que podrían haber contribuido a la propagación de enfermedades infecciosas”.

Sobre la base de las diferencias en muestras óseas, los investigadores sugieren que, con el tiempo, los residentes de la ciudad se vieron obligados a ir más lejos, fuera de la ciudad, a fin de encontrar tierras de pastoreo y nuevas parcelas de tierra idónea para la agricultura, así como leña.
Dado el hacinamiento y los recursos cada vez más escasos, lentamente la población mostró signos de luchas internas. "Hemos encontrado un aumento de lesiones craneales durante el período medio, cuando la población era mayor y más densa", dice Larsen. "Un argumento en este sentido podría ser que el hacinamiento provocó un estrés elevado, así como conflictos, dentro de la comunidad".



Cuando el clima se volvió más caliente en la región a lo largo de varios cientos de años, la ciudad comenzó a perder población a medida que los rendimientos de los cultivos y los recursos escaseaban y ser finalmente abandonado hacia 5.950 a.C.

"Çatalhöyük fue una de las primeras comunidades proto-urbana en el mundo y los residentes experimentaron lo que sucede cuando se pone a muchas personas en un área pequeña durante un periodo de tiempo prolongado", explicita Larsen. "De algún modo prefiguró el escenario donde estamos hoy y los desafíos a los que nos enfrentamos en la vida urbana".



Fuente: dailymail.co.uk| 16 de noviembre de 2019

Encontradas nuevas misteriosos líneas de Nazca gracias a la Inteligencia Artificial

Estos geoglifos biomórficos datan de hace unos 2.000 años (Yamagata University)

Hasta 142 nuevos geoglifos, que representan personas, animales y otros seres, han sido descubiertos en las famosas líneas que recorren la superficie de la Pampa de Nazca y sus alrededores en Perú. Estos geoglifos se identificaron mediante el trabajo de campo y el análisis de datos 3D de alta resolución, entre otras actividades realizadas hasta 2018.

Se cree que los geoglifos biomórficos datan de al menos entre el año 100 antes de Cristo y el 300 después de Cristo, según señala el equipo de investigación, dirigido por el profesor Masato Sakai (abajo), del Departamento de Antropología cultural y Arqueología andina, en la Universidad de Yamagata, Japón.



Una serpiente de dos cabezas comiendo unos humanoides (Yamagata University)

Además, en un estudio de factibilidad llevado a cabo de 2018 a 2019 junto con IBM Japón, la universidad descubrió un nuevo geoglifo al desarrollar un modelo de inteligencia artificial (IA) en el servidor de inteligencia artificial IBM Power System AC922 configurado con la plataforma de aprendizaje profundo IBM Watson Machine Learning Community Edition (anteriormente conocido como IBM PowerAI), informa la universidad en un comunicado.

Este estudio exploró la viabilidad del potencial de la Inteligencia Artificial para descubrir nuevas líneas e introdujo la capacidad de procesar grandes volúmenes de datos con esta tecnología, incluidas fotos aéreas de alta resolución, a altas velocidades. Esto representaba el primer glifo en el sitio descubierto por una IA.

Un humanoide que ha aparecido en la Pampa de Nazca (Yamagata University)

El profesor Sakai y otros investigadores de la Universidad de Yamagata han emprendido iniciativas desde 2004 para estudiar las Líneas de Nazca, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Además de identificar con éxito muchos geoglifos, el profesor Sakai y otros han llevado a cabo actividades para preservar este sitio patrimonial.

Sin embargo, todavía queda mucho trabajo por hacer para estudiar la distribución de estos geoglifos. Además, la expansión de las áreas urbanas ha traído daños a las líneas, llamando la atención sobre la protección de las Líneas de Nazca como un problema social.

Una figura en forma de pez

Fuente: lavanguardia.com | 18 de noviembre de 2019

Exclusiva: hace 7000 años, esta mujer fue una de las últimas cazadoras-recolectoras de Suecia

Los investigadores emplearon restos óseos y ADN prehistórico para reconstruir a una mujer que vivió en el actual sur de Suecia hace 7000 años. FOTO POR GERT GERMERAAD, TRELLEBORGS MUSEUM

Para el arqueólogo que excavó sus restos, ella es la Tumba XXII. Para el personal del museo donde se expondrá, se llama la «Mujer Sentada» (aunque por ahora están abiertos a sugerencias). Y para el artista que reconstruyó su aspecto a escala real e imaginó su mirada penetrante, ella es la «Chamana».

Es probable que su nombre real fuera pronunciado por última vez hace 7000 años en los fértiles pantanos y bosques del actual sur de Suecia. Aunque la historia haya olvidado su nombre, un equipo dirigido por el arqueólogo y artista Oscar Nilsson (izquierda) ha podido insuflar vida a su extraordinaria sepultura con una reconstrucción que será desvelada en el Museo de Trelleborg (Suecia) el 17 de noviembre.

La mujer fue enterrada erguida, sentada con las piernas cruzadas en un lecho de astas. En la cintura llevaba un cinturón fabricado con más de 100 dientes de animales y un gran colgante de pizarra en el cuello. Tenía los hombros cubiertos con una capa corta de plumas.

A partir de sus restos óseos, los arqueólogos han determinado que medía poco menos de metro y medio de alto y tenía entre 30 y 40 años cuando murió. El ADN extraído de otros individuos del lugar de entierro donde la encontraron confirmó lo que sabemos sobre los pueblos mesolíticos de Europa: que tenían piel oscura y ojos claros.

La aparición de la agricultura

El profesor Lars Larsson (derecha) recuerda haber excavado la Tumba XXII en el yacimiento arqueológico de Skateholm, cerca de Trelleborg, a principios de los años 80. Era una de las más de 80 tumbas prehistóricas documentadas en Skateholm, datadas del 5500 al 4600 a.C., y que incluían un amplio abanico de tipos de sepultura, como personas enterradas en parejas o con perros y perros enterrados con ofrendas funerarias lujosas. Sin embargo, la Tumba XXII fue uno de los pocos enterramientos sentados y los arqueólogos decidieron excavarla como un solo bloque para trasladarlo e investigarlo en un laboratorio.

«Quizá sea la tumba más difícil que excavamos en Skateholm», afirma Larsson, profesor emérito de arqueología en la Universidad de Lund.

Skateholm y otras tumbas de la región de la costa meridional escandinava de finales del Mesolítico son de gran interés para los arqueólogos, ya que desvelan comunidades de cazadores-recolectores que prosperaron durante casi mil años tras la llegada de la agricultura a la Europa continental.
Larsson sostiene que parece que el aislamiento geográfico no fue el motivo de la llegada tardía de la agricultura a Escandinavia y apunta a los bienes funerarios descubiertos en Skateholm, que sugieren contactos comerciales con comunidades agrícolas en el continente europeo. Parece que fue una elección.

«La gente suele pensar que los cazadores-recolectores eran humanos incivilizados, pero ¿por qué pasarían a la agricultura si ya vivían en una situación buena con la caza, la recolección y la pesca?», afirma Larsson.

Los arqueólogos determinaron que "Chamana" fue enterrada sentada y erguida. El cinturón estaba hecho de dientes de ciervo, jabalí y alce; la capa, de plumas de cuervo, urraca, gaviota, arrendajo, ganso y pato. FOTO POR GERT GERMERAAD, TRELLEBORGS MUSEUM

Un portal entre mundos

Aunque los investigadores se basaron en restos óseos humanos y el ADN para crear la reconstrucción física de la mujer, Larsson se muestra reacio a imaginar su papel en la sociedad, que describe como «distintivo».

Ingela Jacobsson (izquierda), directora del Museo de Trelleborg, coincide. «Tenía algún tipo de puesto especial en la sociedad teniendo en cuenta los objetos con los que la enterraron, pero aparte de eso no podemos alcanzar ningún tipo de conclusión».
Sin embargo, el artista Oscar Nilsson se concentró en lo que creyó haber visto. «Se pueden interpretar las pruebas de varias formas, pero en mi opinión era sin duda una chamana. Está enterrada sentada sobre las astas. Resulta bastante sorprendente y es obvio que era una persona de gran importancia y dignidad», afirma.
La técnica forense de Nilsson comienza con una réplica exacta en 3D del cráneo original, escaneado, imprimido y modelado a mano para reflejar la estructura ósea y el grosor del tejido basados en el origen, el sexo y la edad estimada del individuo cuando murió.

Para el cuerpo, contó con una colega de altura y complexión similares que posó con las piernas cruzadas. Nilsson y sus colegas Eline Kumlander y Cathrine Abrahamson elaboraron moldes de yeso del modelo corporal que más adelante se moldearon con silicona. La ropa y los adornos —entre ellos el cinturón fabricado con 130 dientes de animales— son de origen local y fueron elaborados por Helena Gjaerum.

Pero lo que llama más la atención es la expresión intensa y apasionante de la mujer.
«Rara vez hago reconstrucciones con tanto carácter, pero ella es un personaje. Cuando llegamos a la conclusión de que era una chamana, fue más fácil crear la expresión facial. No mueve mucho los músculos faciales, pero parece que está comunicándose», afirma Nilsson.
«Es como un portal entre nuestro mundo y el otro mundo, y eso debe reconocerse en su rostro», añade.

Jacobsson afirma que se le puso la piel de gallina la primera vez que vio la reconstrucción: «Sus ojos tenían una mirada especial; me impresionó».

Maria Jiborn (izquierda), educadora del Museo de Trelleborg, afirma que sintió una sensación extraña de déjà vu cuando vio la cara de la mujer mesolítica. «Recuerdo haber pensado: “¿Nos conocemos de antes?”. Como si en cierto modo me resultara familiar. Es probable que se parezca a alguna conocida lejana. En el espacio y el tiempo, todos somos humanos», añade.
La reconstrucción se exhibirá el 17 de noviembre como parte de la exposición permanente “Eye to Eye”, en la que aparecerán varios restos óseos de las tumbas de Skateholm, en el Museo de Trelleborg. Para más información, visita la página web o la página de Facebook del museo.

Fuente:nationalgeographic.es | 12 de noviembre de 2019

Un fémur de 30 millones de años arroja luz sobre la evolución de los primates

Fémur de Aegyptopithecus zeuxis de la formación Jebel Quatrans (Egipto) excavado en 2009./ ICP

En 2009 se extrajo de una excavación en la formación Jebel Quatrans (Egipto) el fémur de un primate extinto, Aegyptopithecus zeuxis. Se estima que pesaba entre seis y siete kilos y es considerado como un ancestro común de hominoideos (simios antropomorfos) y cercopitécidos (monos del Viejo Mundo).

Durante años, se ha analizado y generado hipótesis sobre la separación de estos dos grupos, pero se tiene poca información sobre cómo fue su evolución durante el periodo del Oligoceno (hace entre 33,9 y 23 millones de años) debido a la escasez de registros fósiles.

Ahora, un equipo internacional de investigadores, liderados por Sergio Almécija (izquierda), investigador del Museo Americano de Historia Natural (AMNH) y asociado al Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), ha analizado la zona proximal del fémur de Aegyptopithecus y ha podido extraer datos sobre sus capacidades locomotoras. La clave está en la cadera, la región donde el fémur se articula con el coxal y permite el movimiento de las extremidades posteriores.

“Aegyptopithecus es una especie muy interesante de estudiar porque sabemos que vivió en una época muy cercana al momento en que se produjo la separación entre los cercopitécidos y los hominoideos”, comenta Almécija.

El estudio morfométrico del fémur del primate fósil ha revelado que la estructura de la cadera de los cercopitécidos –representados por especies como los babuinos o los macacos– y los hominoideos divergió evolutivamente en direcciones opuestas a partir de una forma primitiva del Oligoceno.

Ubicación del sitio en la localidad Quarry M durante la excavación de 2009 y diferentes vistas del fémur de un Aegyptopithecus zeuxis (DPC 24466). (foto: Mark Mathison).

Diferencias en sus limitaciones de movimiento

Según los resultados, publicados en la revista Nature Communications, mientras que los cercopitécidos tienen un movimiento más limitado y son básicamente cuadrúpedos, los hominoideos exhiben una mayor libertad de movimientos que les ha permitido adaptar formas de desplazamiento muy diversas que van desde el bipedismo humano a trepar a los árboles o a la braquiación (desplazarse balanceándose con los brazos por las ramas de los árboles), como los gibones.

“Lo que vemos es que, a partir de la forma primitiva de cadera de Aegyptopithecus, los ancestros de especies actuales como los babuinos tiraron por un lado, mientras que los de gorilas, chimpancés o humanos evolucionaron de una forma totalmente opuesta”, explica el investigador. “Además, parece ser que las similitudes en esta región anatómica entre orangutanes, gorilas y chimpancés evolucionó de forma independiente”, añade.

En cambio, la anatomía primitiva de Aegyptopithecus no se observa en ninguna especie actual. “Por la información que hemos recopilado sobre este ancestro, creemos que este se desplazaba de forma cautelosa a cuatro patas por encima de las ramas de los árboles y que probablemente tenía cierta capacidad de saltar y escalar”, concluye Almécija.

El fémur estudiado está extremadamente bien conservado y, para su análisis, los investigadores generaron un modelo 3D para compararlo con el de diferentes especies de primates actuales y fósiles, entre los que se incluye de Hispanopithecus laietanus, un hominoideo del Mioceno popularmente conocido como ‘Jordi’ excavado en 1990 en el yacimiento de Can Llobateres (Sabadell, Barcelona).

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Un chimpancé juega con un babuino en Gombe Stream Research Center (Tanzania)./ © Kristin J Mosher

Fuente: agenciasinc.es | 8 de noviembre de 2019

Así se domesticó el trigo de los faraones

Espigas del trigo 'Triticum turgidum' cultivado en la actualidad. / Stan Shebs

El farro (Triticum turgidum subsp. dicoccon) fue el cereal más popular en el antiguo Egipto. Cuando los romanos invadieron el país africano adoptaron el uso de este cereal, al que llamaron “trigo de los faraones” o farro (de ahí la palabra harina). En la actualidad, la mayoría de las variedades de trigo que se cultivan son el resultado de una hibridación entre el farro y una hierba salvaje.

La investigadora del Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG), Laura R. Botigué (izquierda), y el arqueobotánico de la University College London (UCL) en Reino Unido, Dorian Fuller (derecha), encontraron una muestra de este trigo antiguo, procedente de una excavación dirigida por la arqueóloga Gertrude Caton-Thomson en 1924, en una colección del Museo Petrie de Arqueología Egipcia de la UCL, y convencieron a los conservadores para que los dejaran extraer ADN de unos granos de farro.

Gracias a la colaboración del laboratorio de Mark Thomas, del Instituto de Genética de la UCL pudieron extraer un ADN de suficiente calidad para secuenciarlo y hacer los análisis posteriores. La revista Nature Plants detalla ahora los resultados de la secuenciación del genoma de esta variedad de trigo que se cosechó hace más de 3.000 años en Egipto.

Los investigadores demuestran que esta variedad ya había sido profundamente domesticada hace 3.000 años y que, en realidad, su genoma es muy similar al de las variedades de farro modernas que se cultivan en la India, Omán y Turquía.

Restos de trigo de los faraones conservado en el Museo Petrie de Arqueología Egipcia de la UCL

La domesticación del pan de los faraones
El ADN extraído del farro antiguo muestra así señales claras de domesticación. “La variedad salvaje de este cereal liberaba el grano de la espiga para dispersar las semillas, pero la variedad que hemos secuenciado ya retenía el grano, permitiendo segar la planta sin perder el grano. Este es uno de los rasgos más característicos de la domesticación de los cereales”, explica Fuller, del Instituto de Arqueología de la UCL, también coautor del estudio.

La comparación del ADN de este farro antiguo con el genoma de variedades modernas del mismo cereal ha permitido sugerir que una vez domesticado en Oriente Próximo, el trigo se dispersó en varias oleadas. Una primera oleada recorrería la costa norte del Mediterráneo y Europa, y una segunda ola iría hacia África y Asia.

“Este resultado es sorprendente, ya que tradicionalmente se había asumido que el Neolítico se extendió en paralelo por las dos costas del Mediterráneo, y en cambio esta pisana antigua nos está contando otra historia”, recalca la científica española.

El conocimiento que aporta este estudio también tendrá aplicaciones futuras. “Caracterizar los genomas de muestras antiguas nos permitirá descubrir qué diversidad genética hemos perdido en las variedades actuales que cultivamos, y recuperar genes que pueden tener un interés agronómico muy elevado en el contexto actual de crisis climática”, señala Botigué, una de las autoras del trabajo.

Hacer frente al cambio climático

El proceso de domesticación de plantas ha permitido disfrutar de cultivos que aportan la nutrición necesaria, pero también se ha perdido una gran parte de variantes genéticas que podrían ser útiles en el futuro, especialmente en el contexto de cambio climático. Recuperar esta variabilidad genética es un objetivo clave en el sector de la agromejora, dicen los autores.

“Observamos que las variedades antiguas muestran unos patrones únicos de variabilidad genética que no muestran las variedades vegetales modernas”, indica Botigué. “Recuperar esta variabilidad genética del pasado, será una herramienta muy valiosa para los cultivos actuales”, añaden los autores.

El farro será un cereal que habrá que estudiar: es resistente a ciertas plagas, y es capaz de crecer en suelos empobrecidos y con agua escasa. De momento, los autores del estudio ya han intentado hacer pan para probarlo.

Fuente: agenciasinc.es | 4 de noviembre de 2019