Ötzi, el hombre de hielo, murió acompañado de 75 especies de plantas

Reconstrucción de Ötzi, el «hombre de hielo» - South Tyrol Museum of Archaeology/ Ochsenreiter

Al espectacular hallazgo, en septiembre de 1991, de Ötzi, un cazador que vivió hace 5.300 años, se une ahora un sorprendente descubrimiento sobre la vegetación encontrada junto a la momia del hombre del hielo.

El estudio de las plantas ha permitido recrear la ruta que Ötzi tomó en los Alpes, donde falleció, y establecer que el paisaje de la zona ha cambiado muy poco desde entonces. Ahora sabemos con mayor precisión los últimos caminos que transitó y en qué clase de entorno encontró la muerte.

Los científicos, liderados por James Dickson (izquierda), de la Universidad de Glasgow, han analizado miles de fragmentos de 75 especies distintas de musgos y plantas hepáticas enterradas junto a la momia. Al igual que la misma, se han preservado durante milenios en estado de congelación, lo que ha permitido ahora su estudio.

La investigación, publicada en la revista Plos One, ha determinado que sólo el 30% de las plantas eran especies locales. El resto llegó allí porque Ötzi se las comió, o mancharon sus ropajes, o las ingirieron otros mamíferos que acabaron junto al hombre del hielo, a 3.200 metros del nivel del mar en los Alpes italianos.
"Los musgos son cruciales para determinar los acontecimientos de los últimos dos días del hombre del hielo. Especialmente, pero no sólo, los pequeños residuos de varias especies recuperadas del tracto alimentario", según ha explicado Dickson a EL MUNDO.

Hoy sólo se encuentran 23 especies de briófitas (los referidos musgos y hepáticas) en el lugar donde murió Ótzi, mientras que la demás que se han recuperado crecen en el valle de Senales, al sur del Tirol, por donde debió pasar el cazador en su fatal escalada alpina.

Mapa de ubicación. La estrella muestra el sitio de descubrimiento de Ötzi situado a solo 92 metros dentro de Italia.

Nunca antes se había encontrado esta clase de plantas a tanta altitud y conservadas mediante congelación a lo largo de miles de años. Pero, aparte del tesoro botánico que esto representa para los expertos, Dickson destaca la importancia de poder deducir aspectos medioambientales y climáticos, además de que ahora tenemos un mapa y un diario de sus últimas jornadas con vida.

Los investigadores llegaron a la conclusión de que "en el área inmediata alrededor del lugar donde se encontró el cadáver de hace 5.300 años, la vegetación ha parece haber cambiado poco o nada", detalla Dickson. "Quizá ahora es un poco más húmedo", matiza.

El sitio donde se halló a Ötzi todavía estaba helado a fines de agosto de 2000. Las huellas en la nieve dan una indicación de la escala. El agua de deshielo va al drenaje del Danubio.

El hecho de que las especies de plantas briófitas no haya sufrido variaciones destacables desde los tiempos de Ötzi es el que ha permitido reproducir sus últimos pasos, al contrastar las plantas que él llevó consigo frente a las que aún hoy crecen en otros valles y laderas.

"La más importante es la 'Neckera complanata', que, junto a otras especies de baja altitud, ofrece una prueba tan precisa como es posible obtener con los métodos actuales de que el hombre de los hielos ascendió por Senales y no otros valles adyacentes", concreta Dickson.

James Dickson en los Alpes (izquierda), Klaus Oeggl (derecha) en el lugar donde se encontró a Ötzi.

Es decir, Ötzi fue manchándose e ingiriendo especies que ahora dibujan los caminos que recorrió como las migas de Pulgarcito en el popular cuento. Los científicos fueron capaces de recuperar hasta 200 muestras analizables que quedaron congeladas junto al hombre, sus ropas y sus utensilios de caza.

De esta forma, "una pequeña muestra de musgo 'Aulacomnium', encontrado justo al lado del cuerpo, apunta a que estuvo en la zona de Bolzano, a una altura de entre 1.600 y 2.000 metros, antes de su última escalada, hasta alcanzar los 3.210 metros".
Allí, en la cordillera de Ötztal, de la que toma el nombre su momia, perdió la vida y su cuerpo quedó congelado para la posteridad.

Fuentes: elmundo.es | University of Glasgow | 30 de octubre de 2019

Salen a la luz los últimos restos de 'joyería neandertal' de la Península

Fragmento de hueso de águila imperial hallado en la cueva Foradada de Calafell (Tarragona) en el que se pueden apreciar hasta 12 marcas de corte / ANTONIO RODRÍGUEZ-HIDALGO

Los últimos neandertales de la península ibérica deambularon por estas tierras hace unos 40.000 años. Por el día recorrían el territorio en busca de recursos. Por las noches, buscaban refugio. En algún momento de sus vidas nómadas, un grupo de neandertales encontró su hogar temporal en la cueva Foradada, situada cerca de lo que hoy en día conocemos como Calafell (Bajo Penedés, Tarragona). Es allí donde, resguardados de la intemperie dentro de esta cavidad natural, algunos de ellos se dedicaron a confeccionar ornamentos. Ahora, miles de años después, los restos de esa actividad artesanal primitiva recobran vida de la mano de una nueva investigación publicada en la revista Science Advances.

Un equipo de investigadores españoles anunció el hallazgo de restos de la elaboración de ‘joyería neandertal’ con garras de águila. Se trata del primer objeto de este tipo que se encuentra en el sur de Europa y en la península ibérica. También destaca como la pieza ornamental más moderna del mundo neandertal encontrada hasta el momento. A partir de este pequeño fragmento, probablemente descartado en la elaboración del ornamento, los científicos han sido capaces de reconstruir la historia de quienes lo elaboraron, la razón de ser del objeto e incluso del animal al que originalmente debió pertenecer esa garra.

Se trata de un fragmento de hueso de águila imperial ibérica (Aquila adalberti) de más de 39.000 años de antigüedad, hallado junto a una decena de puntas de lanza. En él se pueden observar hasta 12 marcas que indican que este objeto fue utilizado para hacer ornamentos. Los investigadores especulan con que se trate de los restos de la elaboración de un colgante. Pero, con la prudencia característica de la ciencia, reconocen que se podría tratar de cualquier cosa. Los restos, de hecho, corresponden a la falange izquierda de un ejemplar de una especie de águila autóctona de la Península.

(A) Vistas dorsal, medial, plantar y lateral de la falange (de izquierda a derecha, respectivamente). (B) Detalle de las marcas de corte en la vista dorsal con el área amplificada en las fotos (C) y (D). (E) Foto detallada de todas las marcas de corte después de su limpieza y restauración. Crédito de la foto: Antonio Rodríguez-Hidalgo, IDEA.

Simbología compleja

"Lo más interesante de este hallazgo no es el objeto en sí, sino lo que implica", explica Antonio Rodríguez-Hidalgo, líder de este nuevo hallazgo. "El hecho de que los neandertales elaboraran ornamentos con garras de águila demuestra que tenían una simbología compleja, capacidad de abstracción, lenguaje articulado y que, de alguna manera, ya se relacionaban con el concepto de arte", comenta el investigador del Instituto de Evolución Humana en África (IDEA), también asociado al Institut de Paleontologia Humana i Evolució Social (IPHES).

El investigador Antonio Rodríguez-Hidalgo, asociado del Instituto de Evolución en África (IDEA Madrid) y del IPHES. FOTO: IPHES.

Los neandertales fueron la primera especie en utilizar objetos como medio de expresión no verbal. El uso de ornamentos, por ejemplo, podía interpretarse como una muestra de poder. O de pertinencia. O de cualquier otra idea que necesitara comunicarse a simple vista. Se trataba, por lo tanto, de un complemento visual pero no necesariamente estético.
"Entendemos que estos objetos tenían un valor simbólico importante que, sin embargo, no podemos entender del todo porque hemos perdido las instrucciones para interpretar este código", comenta Rodríguez-Hidalgo. Aun así, el mero uso de huesos de un animal tan imponente como el águila real sugiere que debía representar algo importante.

Los últimos neandertales del sur de Europa incluso podrían haber transmitido esta fascinación por las garras de águila como material para confeccionar ornamentos a los primeros humanos modernos que llegaron a la región. Este legado demostraría, aún más si cabe, la cercanía entre las especies en los últimos dos o tres milenios en los que compartieron espacio. La cueva Foradada, emplazamiento arqueológico estudiado desde el 1997, destaca como uno de los escenarios en los que posiblemente tuvo lugar la transición entre estas poblaciones de homínidos.

Vista exterior del yacimiento prehistórico de Cova Foradada (Calafell, Tarragona). Antonio Rodríguez-Hidalgo.

Cultura global

Los resultados de esta excavación, lejos de conformarse con describir lo encontrado, van un paso más allá. De ahí que, según expliquen los investigadores implicados, el estudio haya logrado protagonizar la portada de la revista científica.

"Este hallazgo permite tener una nueva perspectiva sobre lo que se ha encontrado hasta ahora en otros yacimientos europeos", argumenta el líder de este trabajo. "La existencia de otros elementos ornamentales elaborados con garras de águila en otros lugares sugiere que los neandertales del sur de Europa debían tener una cultura común que permitiera interpretar este símbolo. Entendemos que debía existir una región cultural común desde el norte de la Península Ibérica hasta como mínimo Croacia, pasando por el sur de Francia y el norte de Italia", añade.

Esto, además, añadiría otro punto de inflexión en la manera en la que hasta ahora se han estudiado estos homínidos ya extintos. "Estos resultados desmontan la idea de que nuestra especie es la única capaz de tener un comportamiento simbólico complejo", argumenta Juan Ignacio Morales (izquierda), investigador del programa Juan de la Cierva de la Universitat de Barcelona adscrito al SERP y, junto a Artur Cebrià, uno de los responsables de la excavación de la cueva Foradada.
"Cada vez son más los estudios que cuestionan que el 'Homo sapiens sapiens' represente la única especie en la cúspide de la línea evolutiva. El problema es que hasta ahora se ha estudiado el comportamiento complejo en función a lo que podíamos observar en nuestra especie. Esta perspectiva ha hecho que, en muchas ocasiones, creáramos una distancia entre especies que posiblemente no sea tan grande como creíamos", reflexiona.

Fuente: elperiodico.com | 1 de noviembre de 2019

Orgaz (Toledo) desentierra su ciudad visigoda

Ocho instituciones españolas y extranjeras descubren en Toledo un complejo palatino del siglo VI que durante el último siglo se minimizó como los restos de una iglesia

El trabajo de un centenar de científicos, historiadores y arqueólogos de universidades y centros de investigación de España, Reino Unido y Alemania, así como más de 6.000 peonadas, han logrado dar este año un vuelco espectacular al yacimiento de Los Hitos (Orgaz, Toledo). Lo que comenzó hace un siglo como una inagotable cantera a las afueras de la pedanía de Arisgotas, de la que los vecinos se llevaban las piedras para construir sus casas, ha terminado siendo, después de tres años de investigaciones, un desconocido complejo palatino visigodo fuertemente amurallado, no una iglesia aislada como en principio se pensó.

Los expertos han concluido que el enclave es de “enorme importancia” y permite reinterpretar esta villa rodeada de muros y torres de defensa erigidas en el siglo VII y que se situaba a unos 30 kilómetros de la entonces capital visigoda, Urbs Regia, Toledo. El conjunto incluía palacios, iglesias, casas, canalizaciones, zonas de cultivo y almacenes.

La traducción de una de las lápidas halladas en las excavaciones señala claramente que fue construida por un monarca cuyo nombre acababa en la sílaba 'do'. “Era como una pequeña Recópolis”, dice Jorge Morín, director de los trabajos, en referencia a la impresionante ciudad palatina que el rey Leovigildo ordenó levantar en Zorita de los Canes (Guadalajara) en el año 578 en honor a su hijo Recaredo. Hasta el cuerpo de un noble de avanzada edad, dentro de un sarcófago, ha vuelto a luz en Orgaz tras abrir el suelo de la iglesia. ¿Quién era?

1. IGLESIA DONDE SE ENTERRÓ AL `DUX` El templo fue construido en el siglo VI y tenía un panteón donde se inhumó al noble que ordenó levantar la villa fortificada.

El yacimiento de Los Hitos es conocido desde hace más de un siglo y ha sido objeto de interpretaciones diversas. El hecho de que los vecinos acarreasen durante décadas los sillares que encontraban al arar los campos con el fin de arreglar sus viviendas y que abriesen los sarcófagos que hallaban para vender los objetos que escondían hizo que, en febrero de 1938, en plena Guerra Civil, la Junta Artística del Tesoro de la República visitase el lugar y realizase los primeros estudios y fotografías.
Pero todos los intentos de conservación fueron abandonados hasta 2016, cuando la consultora arqueológica Audema y el Institute of Archaeology University of London, bajo la codirección de Isabel Sánchez Ramos, apoyados por el Ayuntamiento de Orgaz y la Diputación de Toledo, volvieron a abrir sus aproximadas cinco hectáreas y todo dio un giro inesperado.

2. LA INSCRIPCIÓN DE UN REY En la iglesia se halló un marmol tallado en el que se lee en la última línea `fue hecho por ...do`, sin duda un monarca visigodo.

Este pasado verano se retomaron las excavaciones en las que participan, entre otras, las universidades Complutense de Madrid, Politécnica, Córdoba, CEU, Newcastle (Reino Unido), Colonia y Marburgo (Alemania) o el Instituto Geológico y Minero. Hace tres años, ya se descubrió que la supuesta iglesia que señalaban los arqueólogos que la República envió no era tal, sino un pabellón aristocrático de casi 11 metros de altura que contaba con ventanas enrejadas y una escalera para subir a su segundo piso.

Al año siguiente, se halló, esta vez sí, una iglesia con un enterramiento en la nave, delante del coro, y posteriormente otras tumbas en el pórtico sur, así como un panteón adosado en la misma área. En este último recinto se descubrió el cuerpo de un hombre —posiblemente un dux, un destacado miembro de la cúpula nobiliaria— sobre el que se están realizando análisis. Estos han determinado, de momento, que se trataba de un varón de edad avanzada, con las piernas arqueadas por muchas horas de montar a caballo y heridas en los tobillos por las espuelas. Fue enterrado, posiblemente, con armas y otros objetos de valor, pero estos fueron expoliados durante la invasión musulmana. En 711 el complejo fue tomado por los árabes, pero no destruido, sino adaptado a sus necesidades y convertido en una especie de nudo de comunicaciones.

También se han recuperado centenares de piezas escultóricas, que se encuentran en uno de los museos del municipio y que lo conforman como “uno de los conjuntos más importantes de la Hispania goda”. Una de estas piezas es una larga inscripción que corresponde a un poema de contenido religioso-espiritual. Ha sido traducido por la profesora de la Complutense Isabel Velázquez y acaba con la frase “fue construido por ... do”.

3. BASE DE TORRE La villa, de unas cinco hectáreas de extensión, estaba amurallada y reforzada por torres para mejorar su defensa.

Este último verso conecta directamente la construcción del asentamiento con un rey visigodo, lo que unido a que el cuerpo hallado del dux en el panteón es, sin duda, el de la persona que erigió el palacio, abre unas espectaculares expectativas a los arqueólogos. ¿Será el cuerpo de un monarca? “No lo sabemos aún porque estamos en una primera fase de la investigación, pero lo descubriremos”, señala Morín.

Ya en 2018, se localizó otro edificio con contrafuertes y dos pequeños pórticos, que incluía un aula central de la planta basilical, lo que significaba un nuevo espacio palatino de fines del siglo VI o principios del VII. Esta edificación fue reocupada en los siglos X y XI, en época andalusí y transformada. La iglesia también fue modificada por los musulmanes y convertida en una mezquita con un mihrab. Jorge Morín, director del departamento de arqueología de Audema, explica que "el conjunto responde a una planificación urbana basada en cuadrados pitagóricos”, lo que descarta la hipótesis de que se tratase de un complejo levantado al azar al que se iban añadiendo edificios.

4. EL PALACIO Los expertos han reconstruido el edificio principal del enclave, el palacio. Tenía dos pisos y alcanzaba los 11 metros de altura.

Este año se ha desenterrado una muralla de entre dos y tres metros de anchura con torres rectangulares y que los expertos sitúan en los reinados que abarcan entre Teudis (531-538) y Recaredo (586-601). Esta fortificación, que rodeaba toda la villa, contaba con una puerta monumental y tenía adosados a ella almacenes y viviendas. Cada casa ocupaba unos 20 metros cuadrados de superficie y disponía de un patio trasero de forma rectangular. “El amurallado, además de darle protección (los arqueros podían disparar desde los adarves de las torres a más de 80 metros), le confería prestigio como ciudad palaciega, acorde con los mármoles que se emplearon en su construcción y dando continuidad al mundo clásico en el que se cimentaban sus edificios”, señala el director de las excavaciones.

Los análisis de polaridad magnética de la Facultad de Física de la Complutense de Madrid, realizados por Alicia Perea, han determinado sin lugar a dudas que se trata de restos de época visigoda, lo que cierra “la polémica generada en el siglo pasado que negaba la existencia de una arquitectura visigoda propia, un debate estéril en la arqueología española del periodo en los últimos 30 años”. Los materiales hallados —cerámicas, vidrios o metales— están siendo estudiados en la Universidad de Newcastle, en Reino Unido.

"En nombre de Dios ...do, hizo esta iglesia"

La traducción realizada por Isabel Velázquez Soriano de la lápida encontrada en la iglesia, dice lo siguiente: "Recitad el cántico melodioso de Cristo / alzad llorando los ojos, junto con las manos y los corazones/ para que Cristo lave las culpas y condone las deudas / conserve inmaculados los cuerpos y las interioridades de las mentes / y ahuyente a la abominable serpiente y de nuevo la encierre / donde la seducción esté lejos de los espíritus justos / donde la vergonzosa deleitación de la lujuria y el encanto / la habladuría banal, la ostentación y la ambición de las riquezas / Glorificad vosotros las puertas tras las inmensas paredes / en nombre de Dios (...do) hizo esta iglesia".

Fuente: elpais.com | 28 de octubre de 2019

Reabre la Casa del Bicentenario, la última maravilla de Herculano rescatada de las cenizas del Vesubio

Casa del Bicentenario en Herculano - REUTERS

Es la última maravilla recuperada en Herculano, famosa en todo el mundo por las excavaciones arqueológicas de la ciudad romana fundada, según la leyenda, por Hércules, y destruida por la erupción del Vesubio, al igual que Pompeya, en el 79 d.C. Se ha abierto al público la Casa del Bicentenario, cerrada en el 1983, una de las más suntuosas de la antigüedad.


Con tres plantas y un total de 600 metros cuadrados, no es de las más grandes, pero sí es una de las más bellas de Herculano. Es un ejemplo de mobiliario de buen gusto, como una puerta de madera que se encuentra casi intacta.

Se descubrió también una famosa «cruz», que se llegó a considerar como uno de los primeros testimonios cristianos, un símbolo de la precoz difusión del cristianismo en la época romana. Incluso hoy la Casa del Bicentenario es famosa por el descubrimiento de esa «cruz». En realidad, análisis posteriores establecieron, gracias a una comparación con otros descubrimientos similares, que se trataba de un soporte de un estante.


La famosa «cruz» de la Casa del Bicentenario - REUTERS

La domus fue construida en época de Giulio-Claudia, la dinastía a la que pertenecieron los primeros cinco emperadores romanos (Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón) que gobernaron el imperio entre el 27 a.C y el 68 d.C. Debe su nombre a que fue excavada justamente dos siglos después de las primeras excavaciones de 1738, conducidas por el célebre arqueólogo Amedeo Maiuri. La casa se cerró en el 1983 por su inseguridad, debida a las carencias estructurales.


Una casa patricia

La Domus del Bicentenario perteneció seguramente a la familia Petronii-Calatorii, empresarios de Herculano, con tres estatuas honorarias en el teatro otorgadas por el Senado local. La riqueza de esta familia de la clase social alta de Herculano se ve reflejada en esta residencia patricia, construida y decorada con todo tipo de lujos, comenzando por su rico pavimento con mosaico a la entrada, que conduce al atrio con el «impluvium» de mármol, una especie de estanque rectangular para recoger el agua de lluvia. En la casa abundan los frescos con dibujos de elementos arquitectónicos, de animales y escenas mitológicas.


Los turistas pueden ver ya algunos ambientes de la domus, pero continúan los trabajos de restauración de esta espléndida residencia, que ofrece una muestra singular de vida doméstica y de los usos y costumbres de los antiguos habitantes. Se encontraba en un lugar estratégico, a pocos pasos del Foro y del Teatro. Los visitantes pueden admirar las reconstrucciones realizadas por el arqueólogo Maiuri y las recientes restauraciones de las pinturas.



La importancia de esta apertura se ha destacado con la presencia del ministro de Bienes Culturales, Dario Franceschini. En la ceremonia se ha resaltado la propia autonomía que han adquirido, desde el 2016, las excavaciones de Herculano como Parque Arqueológico independiente de Pompeya.

Actualmente, unos 600.000 turistas visitan anualmente Herculano, mientras Pompeya bate récord año tras año: Más de 3.600.000 personas la visitaron el pasado año.

Fuentes: abc.es | napoli.repubblica.it | 27 de octubre de 2019

El ‘supertrigo’ de hace 4.200 años que resistió la primera crisis climática de La Mancha

Semillas carbonizadas de trigo, de hace 4.200 años halladas en la Motilla del Retamar / Ana Mª Herranz


El equipo científico que investiga la Motilla del Retamar (Argamasilla de Alba) halla evidencias de la resiliencia desarrollada por los primeros pobladores del Alto Guadiana para adaptarse a un clima hostil

En torno al año 2.200 a.C. la Tierra padeció una de las crisis climáticas más graves de su larguísima historia y los humanos, que ya poblaban todo el planeta y practicaban la agricultura, tuvieron que cambiar su sistema de vida.

Es lo que pasó en La Mancha, en el entorno del río Guadiana, un territorio difícil desde la Prehistoria. De repente llegaron siglos de sequía extrema y frío, los ríos se secaron, la gente dejó de encontrar agua en los manantiales y se tuvieron que organizar de otra forma. Empieza la Edad del Bronce y con ella la jerarquización social en las “motillas”, asentamientos humanos diseñados para controlar el agua subterránea disponible y almacenar cereales durante los siglos de aridez.

Otro detalle de los restos vegetales hallados en la Motilla del Retamar / Ana María Herranz

Trigo de hace más de 4.000 años

Los científicos que investigan la Motilla del Retamar, construida aguas abajo de las Lagunas de Ruidera, en medio del cauce del río Guadiana en Argamasilla de Alba, acaban de hallar evidencias de la resiliencia desarrollada por esos hombres y mujeres para no perecer. “Esta semana hemos encontrado semillas carbonizadas, probablemente sean de un trigo que se adaptó a las condiciones de clima frío y seco, que se utilizaron para hacer pan. Calculamos que tienen más de 4.200 años”, explica el arqueólogo Luis Benítez de Lugo, director del equipo multidisplinar que investiga el cambio climático y social que vivió La Mancha a finales del III milenio antes de Cristo, en los restos de esta motilla.

Cambio climático astronómico, no humano

Los paralelismos con la actualidad son evidentes, la diferencia es que aquella crisis climática que hizo surgir las motillas por todo el territorio del Alto Guadiana, “se produjo por causas astronómicas, no humanas”, subraya Benítez de Lugo.
El arqueólogo de la Universidad Autónoma de Madrid y un equipo que cuenta con una restauradora, un técnico arqueólogo y expertos de disciplinas como la paleohidrología, además de personal del Instituto Geográfico y Minero han retomado las excavaciones en un yacimiento en el que no se intervenía desde los primeros años noventa.

El Ayuntamiento de Argamasilla de Alba quiere consolidar y hacer visitable este yacimiento arqueológico / Lanza

Un recurso turístico para Argamasilla de Alba

“La Motilla del Retamar es un recurso interesantísimo, incluido en el plan desarrollo turístico de Argamasilla de Alba como motor de descongestionamiento de Ruidera”. El proyecto que han iniciado los arqueólogos este año, con trabajo sobre el terreno en septiembre y octubre, es el primer paso de un plan que incluye además la consolidación y restauración, para musealizarla al modo de la Motilla del Azuer, en Daimiel.

¿Qué tiene de especial la Motilla del Retamar? Para empezar que está en medio del río Guadiana, en la zona de desembalse del pantano de Peñarroya, y era un sitio para almacenar grano, lo que evidencia que cuando se construyó el cauce estaba completamente seco, más que ahora.

Entender el río para entender las motillas

“No se puede entender una motilla sin entender el río, uno de los esfuerzos principales de este proyecto es entender el río. Hemos hecho sondeos hidrogeoarqueológicos fuera de la motilla para ver la dinámica del río, y dentro de ella limpieza de conejos, retama, y derrumbes”, comenta el arqueólogo.
Las semillas carbonizadas han aparecido mezcladas con fragmentos de vasijas, “en esa época conocían la arcilla, pero no el torno”. Los restos vegetales los ha recuperado el arqueólogo Edu Vera.

Sondeo hidrogeoarqueológico abierto en medio del cauce del río para conocer y estudiar la evolución / Lanza

Una pieza destinada a matar personas

“Pero no sólo hemos encontrado recipientes con semillas de cereales, también restos de la fauna consumida allí y otros objetos de la vida cotidiana, además de una pieza destinada exclusivamente a matar personas”, señala Benítez de Lugo.

La excavación arqueológica de este año, cofinanciada por la Junta de Comunidades, el Ayuntamiento y un patrocinador privado, ha servido para constatar la gran cantidad de derrumbes y material arqueológico que se han perdido por los años de abandono.

Cementerios en las motillas

Dentro de los derrumbes también se ha localizado alguna tumba. Lo que más se conoce de las motillas es que eran espacios fortificados para guardar los bienes más preciados en ese momento, el agua y el grano, pero también se utilizaban como lugares de enterramiento.
“Las sociedades del tercer milenio a.C. estaban completamente sacralizadas. Todo se interpretaba con un sentido divino, lo que hacen estas gentes es monumentalizar el territorio. Sus muertos estaban en torno a los pozos. La gente ve esos túmulos y entiende que ahí hay muertos”, aclara el profesor de la UAM.

Inicio de la ganadería ovina en La Mancha

Las motillas, entendidas como una red de aguada, se relacionan también con el origen de la ganadería en La Mancha y las ovejas. “El mayor número de huesos de animales que hemos encontrado son de oveja. Se supone que existían estaciones para que abrevara el ganado a lo largo del río”.
Con estos hallazgos la prioridad ahora es vallar el yacimiento y dedicar los siguientes meses al trabajo de laboratorio y gabinete, para continuar en 2020 con la conservación y la investigación. “Los objetivos de la campaña se han cumplido bien”.


El arqueólogo Luis Benítez de Lugo, que dirige el proyecto, explicando sobre el terreno los trabajos arqueológicos de esta campaña / Lanza

Los pozos, un éxito de supervivencia

Según el proyecto ‘Cambio climático y social en La Mancha a finales del III milenio a.C’, del equipo de Benítez de Lugo, las motillas son yacimientos arqueológicos presentes en La Mancha, considerados como el ‘fósil director’, o referente principal, de la cultura más antigua (Calcolítico-Edad de Bronce) capaz de captar agua subterránea a nivel regional en Europa.

La construcción de estos pozos fue una exitosa solución que pervivió casi un milenio y formó parte principal de los procesos de cambio hacia una sociedad más compleja y jerarquizada en la que jugaron un papel principal los varones procedentes del oriente de Europa, que precisamente en ese momento -a finales del Calcolítico- reemplazaron casi por completo a los varones peninsulares.

Las excavaciones arqueológicas desarrolladas en varias de estas motillas, a lo largo de más de tres décadas, han revelado que son instalaciones en zonas llanas, de planta tendente al círculo, con doble o triple línea de muralla y, en ocasiones, con una torre central.

La Motilla del Azuer en las cercanías del río Azuer / J. Jurado

En varias motillas se identificó inicialmente una especie de patio interior, que ha resultado ser un pozo de grandes dimensiones para alcanzar el nivel freático con los medios y tecnología prehistóricos. Así se ha revelado en la excavación más profunda, de unos dieciocho...
Las motillas coexistieron en La Mancha con otro tipo de ocupaciones durante la Edad del Bronce, como los poblados en altura, campos de silos, cuevas o lugares sagrados astronómicamente como el Castillejo del Bonete, en Terrinches, en el que también investiga Benítez de Lugo.

Visita científica en el Castillejo del Bonete, Terrinches, relacionado con la cultura de las motillas, y el equipo de la Motilla del Retamar / Lanza

Visita de un grupo de científicos

En la recta final de la campaña 2019 han visitado los trabajos arqueológicos en la Motilla del Retamar Juan Antonio González y Concepción Fidalgo (catedráticos de Geografía Física de la Universidad Autónoma de Madrid); la doctora Isabel Martínez Navarrete (CSIC) y el prestigioso profesor Antonio Gilman (USA). En la investigación colaboran el hidrogeólogo Miguel Mejías (Instituto Geológico y Minero de España) y el paleohidrólogo y geomorfólogo fluvial Andrés Díez Herrero (IGME).

Además de financiación de Junta de Comunidades y Ayuntamiento de Argamasilla de Alba en la investigación de la cultura de las motillas colabora como patrocinador privado la empresa E2IN2, cuyo administrador único, Valentín de Torres Solanot, también ha verificado el avance de la campaña que finaliza el jueves.

Fuente: lanzadigital.com | 27 de octubre de 2019

El ADN sitúa el origen de la humanidad en Botsuana hace 200.000 años

Cráneo de Homo sapiens idaltu. Fuente: Nature.

Nuevo giro de tuerca en la ya de por sí compleja historia de la humanidad. Un equipo internacional de investigadores, liderados por la genetista Vanessa Hayes, del Instituto Garvan de Investigaciones Médicas en Sídney (Australia), concluye que todos los seres humanos que hoy pisan la faz de la Tierra procedemos de una única población que habitó hace 200.000 años una región al sur del río Zambeze, al norte de Botsuana.

Esa zona, la actual Makgadikgadi-Okavango hoy desértica, entonces era un extenso humedal, con una vegetación exuberante, rico en recursos, y acogió a la población fundacional de la humanidad, aseguran los autores de este trabajo que publica Nature.

Cuándo, dónde y por qué surgieron los humanos modernos, la especie Homo sapiens, continúa siendo un enigma. Hasta hace apenas dos años el consenso científico era que habíamos aparecido en África 200.000 años atrás; la fecha se basaba en los restos fósiles más antiguos que se habían encontrado, en lo que ahora es Etiopía.

Sin embargo, el hallazgo en 2017 en el yacimiento de Jebel Irhoud, en el oeste de Marruecos, de restos de tres adultos jóvenes de 315.000 años de antigüedad pertenecientes al linaje sapiens obligó a reescribir la historia de nuestra especie y rompió con el consenso científico de las últimas décadas.
“Los fósiles hallados hasta el momento apuntaban hacia un origen en el este de África, mientras que los estudios basados en análisis genético habían sugerido que los humanos modernos surgieron en el sur de África”, resumió en rueda de prensa Hayes. “Nosotros queríamos despejar esa incógnita”.

Para ello, los investigadores utilizaron ADN mitocondrial de grupos que viven en la actualidad en África del sur, incluidos los Joisán, poblaciones nómadas cazadora-recolectoras que se caracterizan por incorporar en sus lenguas consonantes que son una especie de chasquidos. El ADN mitocondrial está contenido en las mitocondrias, las ‘fábricas’ encargadas de producir energía en la célula, y es más pequeño que la copia completa de ADN que hay en el núcleo de todas las células del organismo. El ADN mitocondrial se hereda exclusivamente de madres a hijos, por lo que resulta muy útil para realizar estudios genealógicos.

En este sentido, Hayes y su equipo lo utilizaron para encontrar la línea materna más antigua conocida de los humanos actuales, el llamado linaje L0. Y concluyen que su origen se sitúa en la región del lago Makgadikgadi-Okavango hace 200.000 años.


Vanessa Hayes discutiendo la importancia de la región con el jefe ǀkun ǀkunta de una extensa familia Ju / ’hoansi en la región de Kalahari en Namibia. Hayes ha visitado a esta familia durante más de una década para el estudio/ Chris Bennett.

El modelo paleoclimático, clave

A continuación, usaron datos geológicos, arqueológicos y evidencia fósil para generar un modelo paleoclimático que arrojó una imagen de aquel primer hogar de los sapiens muy distinta de la actual, ahora desértica.

Entonces era un lago de proporciones titánicas -mayor incluso que el actual Victoria, que se extendía desde Namibia hasta Zimbabue, cruzando Botsuana-, el cual, cuando los humanos anatómicamente modernos llegaron allí, se había fragmentado en lagos más pequeños y había formado una zona de humedales, rica en recursos tanto para ellos como para la fauna salvaje.

“Sabemos desde hace tiempo que los humanos modernos se originaron en el sur de África pero hasta este trabajo no podríamos localizar exactamente dónde”, afirmó Hayes, para quien “la zona de humedales Makgadikgadi-Okavango fue posiblemente el origen de los humanos modernos”, aunque, puntualiza, “no podemos excluir la posibilidad de un origen policéntrico”.
Según las conclusiones de este estudio, tras llegar a la zona, durante 70.000 años los sapiens se quedaron allí y luego comenzaron a dispersarse hacia el norte y hacia el sur, seguramente motivados por los cambios en el clima. En concreto, el análisis genético muestra que hace 130.000 años un grupo del linaje L0 emigró hacia el noroeste y 20.000 años después, otro partió hacia el suroeste.

El primer grupo, siempre según los autores de este trabajo, dio lugar a poblaciones de agricultores, mientras que los que fueron hacia el sur subsistieron recolectando alimentos en la costa. Esos resultados que arroja el ADN coinciden, dicen los autores, con los del modelo paleoclimático con el que han reconstruido la evolución temporal de la lluvia y la vegetación de los últimos 250.000 años en el sur de África.

La investigadora Vanessa Hayes comenta su investigación sobre el origen de la humanidad con miembros de una comuniad de Namibia que han donado ADN mitocondrial para el proyecto. (Chris Bennett / Evolving Picture).

Una cuestión aún abierta

No obstante, las conclusiones del trabajo ya han despertado recelos y estupor en los expertos que trabajan en el ámbito de la evolución humana, que consideran que la historia que cuentan Haye y su equipo es “una simplificación”.

En palabras de María Martinón Torres (izquierda), al frente del Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (CENIEH) “Hay que abandonar esa historia lineal de que las dispersiones [humanas] son salidas lineales, como flechas, con un origen y un destino”.

Para los expertos consultados por La Vanguardia, la cuestión sobre el origen geográfico de nuestra especie está todavía abierta.

“Desde el punto de vista fósil tenemos en Sudáfrica poblaciones como las de 'die Kelders' o 'Klasies River Mouth', en torno a los 90.000 y 100.000 años, que podrían ser perfectamente candidatos para representar la fuente de las primeras dispersiones por el sur. Pero tampoco podemos descartar otras zonas y que el origen, además, fuese más complejo y reticulado, con poblaciones interconectadas y con mucha movilidad”, considera Martinón para quien probablemente hubo muchos ‘out-of-Africa’ y muchos “into Africa”, o más bien un flujo de poblaciones en ambas direcciones una vez las “puertas climáticas y geográficas estuvieron abiertas. En este sentido, añade, el periodo de los 125.000 años se conoce como el 'Green Sahara' y “fue un momento muy propicio para que los humanos modernos hubieran abandonado África por primera vez”.

Para Carles Lalueza-Fox (derecha), paleogenetista del Institut de Biologia Evolutiva (IBE, UPF-CSIC), "El trabajo tiene un problema de muestreo”, a su juicio insuficiente. Además, que Hayes y su equipo se hayan basado únicamente en ADN mitocondrial es un punto flaco. “Este tipo de trabajos requiere que se analice el ADN nuclear, porque el mitocondrial no puede dar un tipo de información como es el origen”.

Además, incide Lalueza, "Hasta el momento el linaje basal más antiguo de cromosoma Y [masculino], que es el A00, no se encuentra en Sudáfrica, sino en regiones de África central y occidental y tiene entre 300.000 y 350.000 años de antigüedad”, lo que no casaría con una población fundacional de hace 200.000 años en el sur de África. Tampoco resulta coherente, afirma este investigador, presuponer como hace el trabajo de Hayes que la distribución actual de linajes es la misma de hace 200.000 años.

“Siempre estuvimos aquí. Cuenten nuestra historia”

En la región del desierto el Kalahari, que ocupa el 70% de Bostwana y parte de Namibia y Sudáfrica, habitan diversas poblaciones de cazadores-recolectores en la actualidad que representan en muchos aspectos la forma de vida ancestral del ser humano. Los Khoisan o Joisán son el grupo étnico más importante, el cual está integrado a su vez por otros dos grupos, los Joi y los San. Quizás la característica más identificativa de los Joisán es que utilizan chasquidos o cliqueos al hablar. Cuando los investigadores entraron en contacto con clanes Joisán en la actual Botsuana, y les explicaron que pretendían tomarles muestras de ADN para estudiar el origen de la humanidad, los Joisán “Desde un principio querían que se explicara su historia. Dicen que ellos saben que siempre han estado aquí, en esta región, es una historia que se cuentan de generación en generación desde tiempos ancestrales”, explicó Vanessa Hayes durante la rueda de prensa para presentar los resultados de su estudio.

Fuente: lavanguardia.com | 29 de octubre de 2019
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El río Okavango, en la zona que, según un nuevo estudio, procede el ser humano moderno.

La genética sugiere que nuestra especie surgió en un paradisiaco humedal de Botsuana

Un estudio publicado hoy reaviva una larga polémica científica que se centra en responder una pregunta aparentemente sencilla: ¿en qué lugar se originó nuestra especie?

La respuesta aceptada por casi todos es África. Pero cuando se intenta afinar en qué país está la cuna del ser humano actual empieza la guerra. Es sencillamente imposible reconciliar lo que dice la genética —que los ancestros del Homo sapiens actual surgieron en África hace unos 200.000 años— con lo que muestran los fósiles más antiguos de esta especie, hallados en lugares tan dispares como Marruecos o Etiopía.

Ahora, un estudio liderado por Vanessa Hayes, de la Universidad de Sidney (Australia), afirma que los ancestros de los humanos actuales, los Homo sapiens con una fisonomía como la actual, provienen de un paradisiaco humedal situado en el norte de Botsuana. Se basan en el análisis de la mayor base de datos de ADN mitocondrial de los Joisán, tribus africanas que siguen manteniendo un estilo de vida nómada basado en la caza y la recolección.

La investigadora Vanessa Hayes aprendiendo a hacer fuego con la población local de cazadores hoansi en la tierra natal ahora seca del gran Kalahari en Namibia / Chris Bennett.


El ADN mitocondrial es una información genética que pasa de madres a hijos. En manos de los genetistas funciona como un reloj evolutivo que muestra el grado de parentesco por vía materna entre diferentes poblaciones y permite calcular la antigüedad del linaje original, conocido como L0, el más antiguo conocido que sigue existiendo en la actualidad.

El estudio, publicado en Nature, ha leído el genoma mitocondrial de 1.217 africanos de ese linaje. Los autores del trabajo sitúan su origen hace unos 200.000 años entorno al lago Makgadikgadi, que fue el mayor de África. En aquella época el lago ya había empezado a secarse y formó una plétora de lagunas menores y humedales idóneos para que prosperasen grupos de cazadores recolectores.
Los investigadores han reconstruido el clima de los últimos 250.000 años. Según sus resultados este entorno, que en la actualidad es un desierto, pudo mantener a los primeros humanos modernos durante 70.000 años. Después, hace unos 130.000 años, se abrió un pasillo verde hacia el noreste que facilitó la primera migración humana hacia esa zona. Hace 110.000 años, otro grupo salió de esa patria original en Botsuana para dirigirse hacia el suroeste de África.

Estudios genéticos anteriores han desvelado que justo en esa época sucedió la primera gran migración de humanos fuera de África. Esa oleada no prosperó, pues ninguna población actual de fuera de África lleva su ADN. Sería otra migración posterior, hace unos 70.000 años, la que tuvo éxito y pobló el resto del planeta. Mientras, los descendientes del primer grupo de humanos en los que se centra el estudio de Hayes nunca dejaron África, de hecho nunca dejaron de ser cazadores y recolectores, pero su distribución geográfica actual sigue reflejando las antiguas migraciones desde ese “hogar ancestral” en el norte de Botsuana.

Aunque no se puede descartar que haya múltiples orígenes para el Homo sapiens dentro de África, los autores del estudio sostienen que el humedal del Makgadikgadi es la “posible patria” de la humanidad actual, al menos por vía materna.

Reconstrucción virtual de una mandíbula 'sapiens' hallada en Misliya, Israel, de unos 180.000 años (Gerhard Weber, University of Vienna).


Sorprendentemente el estudio no menciona que hay muchos fósiles que no encajan en su relato. Los restos más antiguos de Homo sapiens que se han hallado hasta el momento son de hace unos 300.000 años, 100.000 antes que el hogar ancestral, y aparecieron en Jebel Irhoud (Marruecos), lejísimos de Botsuana. Los otros restos fósiles de sapiens más antiguos conocidos, de hace unos 200.000 años, se encontraron en Etiopía, en una zona también alejada del norte de Botsuana. Incluso fuera de África, en el Monte Carmelo, en Israel, han aparecido fósiles de sapiens muy antiguos, de hace unos 180.000 años.

Sobre los restos de Marruecos, Hayes aduce que su trabajo se ha limitado al análisis genético de personas actuales y que hasta que no sea posible extraer ADN de esos fósiles, algo extremadamente complicado debido a la pobre preservación del material genético en estos climas y con tanta antigüedad, no hay forma de saber si estaban emparentados o no con los humanos actuales.

Probablemente este trabajo no zanje la polémica de si los humanos provienen de un único origen o son resultado de mezclas entre diferentes grupos llegados de lugares diferentes. “Este trabajo presupone que la humanidad ha estado congelada los últimos 100.000 o 200.000 años, es decir, que allí donde surgieron los linajes más basales es allí donde se encuentran hoy en día”, advierte el genetista del CSIC, Carles Lalueza-Fox. “Otro problema es que el ADN mitocondrial es un único marcador genético, e inferir los cambios genómicos a partir de éste es problemático. Por ejemplo, en un reciente trabajo, veíamos que una migración básicamente masculina transformó toda la ancestralidad ibérica hace unos 4.000 años pero dejó intacta la composición materna (mitocondrial). En África, mi equipo tiene en prensa un trabajo paleogenómico con muestras antiguas africanas donde mostramos que había varias poblaciones ancestrales en el continente que contribuyeron al origen de nuestra especie y que proporcionan un panorama mucho más complejo que el mostrado aquí”, resalta.

“Es un estudio interesante pero, como muchos otros que se concentran solo en una pequeña parte del genoma, en una sola región, en un solo tipo de herramientas de piedra, en un fósil excepcional, no logra capturar toda la complejidad de nuestros orígenes”, resalta Chris Stringer (izquierda), paleoantropólogo del Museo de Historia Natural de Londres.

“Si se analiza el ADN masculino, el del cromosoma Y, las poblaciones más ancestrales provienen del oeste de África mientras que otro trabajo que analizaba el genoma de las poblaciones ancestrales que salieron de África las situaba en el Este del continente”, añade.

Fuentes: elpais.com | agenciasinc.es | 28 de octubre de 2019