Descubren una curiosa figura de marfil con forma de cierva, un "diente de cachalote" y una pieza de ídolo en Valencina (Sevilla)

Las excavaciones arqueológicas incluidas en el proyecto de la nueva biblioteca de Valencina de la Concepción (Sevilla), saldadas con el descubrimiento de un gran foso de 6,6 metros de anchura flanqueado por restos arquitectónicos de estructuras quizá de carácter defensivo, --vestigios todos asociados a una "gran obra civil" acometida en el asentamiento humano que poblaba esta zona del Aljarafe durante la Prehistoria--, incluyeron además el hallazgo de diversos "elementos singulares" como una pieza de marfil con forma de "pequeña cierva".

Así queda de relieve en la memoria preliminar redactada sobre los resultados de dicha investigación arqueológica de carácter preventivo, un documento en el que se detalla que además de la localización de las mencionadas estructuras, novedosas como "primeros elementos constructivos con rocas de gran tamaño" descubiertos en el antiguo asentamiento calcolítico de Valencina y Castilleja de Guzmán al margen del ámbito funerario, fueron recuperados una serie de elementos singulares.
Entre estos elementos singulares, según se precisa en esta memoria preliminar recogida por Europa Press, los arqueólogos destacan "una pieza de hueso/marfil representando a una pequeña cierva, un fragmento de ídolo-placa, una curiosa roca grabada o un buen ejemplar de diente de cachalote".

MÁS DE MEDIO CENTENAR DE CAJAS DE VESTIGIOS HISTÓRICOS

"La abundancia de material arqueológico ha sido una constante durante toda la excavación, de modo que se ha podido contabilizar un total de 2.504 bolsas de materiales que suponen en torno a 60 cajas o contenedores", figura en la memoria preliminar del proyecto de investigación, abundando que en el caso de las cerámicas, los fragmentos recogidos están marcados por "una fuerte componente clásica del Calcolítico de Valencina con los típicos platos de borde almendrado o los recipientes cerrados globulares", si bien "junto a ellos se identifican materiales de factura muy cuidada con decoraciones pintadas, bruñidas o con aplicación plástica y sobre formas con mayor abundancia de carenas o de menor espesor, entre otras características diferenciadoras".

Esta investigación arqueológica de carácter preventivo, como ha sido señalado, se encuadra en el proyecto promovido por el Ayuntamiento de Valencina de la Concepción para construir un nuevo edificio que albergue las instalaciones de la biblioteca municipal.

Estructuras halladas en Valencina. JUAN MANUEL VARGAS

El lugar elegido para ello es el recinto del antiguo instituto Las Encinas, enclavado en entre las calles Trabajadores y Alegría, desalojado tiempo atrás a cuenta del estreno en 2007 de un nuevo complejo para el instituto en la calle Federico Garcia Lorca, pero recuperado a partir del curso 2009/2010 para su uso original, dado el creciente número de alumnos del municipio que desembarcaba en la educación secundaria.

EL LEGADO CALCOLÍTICO DE VALENCINA Y GUZMÁN

A la hora de encuadrar estos hallazgos, no sobra recordar que 779 hectáreas de Valencina y Castilleja de Guzmán están declaradas como zona arqueológica, al albergar múltiples vestigios del gran asentamiento humano que, durante la Edad del Cobre, habría poblado con mayor o menor frecuencia este entorno de la cornisa aljarafeña.

No en vano, Valencina y Castilleja de Guzmán albergan los dólmenes de La Pastora, Matarrubilla Montelirio y Ontiveros, así como otros numerosísimos vestigios de su pasado calcolítico, toda vez que un estudio publicado en la revista científica Journal of World Prehistory y recogido por Europa Press exponía que con una extensión de unas 450 hectáreas, el asentamiento Calcolítico de Valencina y Castilleja de Guzmán "es de lejos el mayor asentamiento de la Edad del Cobre" en toda la Península Ibérica y "posiblemente uno de los mayores de Europa occidental en la Prehistoria tardía".

Fuente: 20minutos.es | 3 de junio de 2019

ADN antiguo cuenta la historia de los primeros pastores y agricultores del este de África

Los pastores mueven cabras a través de la cuenca de Engaruka en el valle del Rift, en el norte de Tanzania. El ADN antiguo muestra que esta forma de vida se extendió por África oriental a través de múltiples movimientos de población. Crédito: Katherine Grillo

Un estudio de colaboración dirigido por arqueólogos, genetistas y conservadores de museos proporciona respuestas a preguntas no resueltas sobre la vida en el África subsahariana hace miles de años. Los resultados fueron publicados en línea en la revista Science el jueves 30 de mayo.
Investigadores de instituciones norteamericanas, europeas y africanas analizaron el ADN antiguo de 41 esqueletos humanos conservados en los Museos Nacionales de Kenia y Tanzania, y en el Museo Livingstone de Zambia.

«Los orígenes de los productores de alimentos en el este de África siguen siendo difíciles de alcanzar debido a las lagunas en el registro arqueológico», dijo la coautora Mary Prendergast, profesora de antropología y catedrática de humanidades en el campus de la Universidad de Saint Louis en Madrid.

La coautora y autora primera, Mary Prendergast, Ph.D., es profesora de antropología y catedrática de humanidades en el campus de la Universidad de Saint Louis en Madrid, España. Crédito: Mary Prendergast

La investigación ofrece una mirada a los orígenes y movimientos de los primeros productores de alimentos africanos. «Este estudio utiliza el ADN para responder preguntas que no se pueden resolver sobre cómo se movían e interactuaban las personas», agregó Prendergast.
La primera forma de producción de alimentos que se extendió por la mayor parte de África fue el pastoreo de ganado vacuno, ovino y caprino. Esta forma de vida continúa ayudando a millones de personas que viven en las praderas áridas que cubren gran parte del África subsahariana.

«Hoy en día, África oriental es uno de los lugares con mayor diversidad genética, lingüística y cultural del mundo», explica Elizabeth Sawchuk (izquierda), bioarqueóloga en la Universidad de Stony Brook y coautora del estudio. «Nuestros hallazgos remontan las raíces de este mosaico a varios milenios. Distintos pueblos han coexistido en el Valle del Rift durante mucho tiempo».

Investigaciones arqueológicas anteriores muestran que el Gran Valle del Rift de Kenia y Tanzania fue un sitio clave para la transición del forrajeo al pastoreo. Los pastores de ganado aparecieron por primera vez en el norte de Kenia hace unos 5.000 años, asociados con elaborados cementerios monumentales, y luego se extendieron hacia el sur en el Valle del Rift, donde se desarrollaron las culturas del neolítico pastoral.

Los nuevos resultados genéticos revelan que esta propagación de la manada en Kenia y Tanzania involucró a grupos con ascendencia derivada del noreste de África, que aparecieron en la zona oriental y se mezclaron con recolectores locales entre 4.500-3.500 años atrás. Anteriormente, los orígenes y el momento de estos cambios poblacionales no estaban claros, y algunos arqueólogos plantearon la hipótesis de que los animales domésticos se propagaban a través de redes de intercambio, en lugar de a través del movimiento de personas.

Después de hace unos 3.500 años, los pastores y los forrajeros se aislaron genéticamente en el este de África, a pesar de que continuaron viviendo lado a lado. Los arqueólogos han planteado la hipótesis de una interacción sustancial entre los grupos de forrajeo y pastoreo, pero los nuevos resultados revelan que existían barreras sociales fuertes y persistentes que duraron mucho después de los encuentros iniciales.


El ganado pasta en el lago Manyara en el valle del Rift de Tanzania. El ADN antiguo está arrojando luz sobre los primeros pastores de África oriental. Crédito: Mary Prendergast

Otro importante cambio genético ocurrió durante la Edad del Hierro hace alrededor de 1200 años, con el movimiento hacia la región de pueblos adicionales tanto del noreste como del oeste de África. Estos grupos contribuyeron a los perfiles de ancestros antiguos similares a los de muchos africanos del este de hoy. Este cambio genético es paralelo a dos grandes cambios culturales: la agricultura y el trabajo del hierro.

El estudio proporcionó información sobre la historia de África oriental como un centro independiente de evolución de la persistencia de la lactasa, que permite a las personas digerir la leche hasta la edad adulta. Esta adaptación genética se encuentra en altas proporciones entre los pastores de Kenia y Tanzania en la actualidad.

Fuentes: phys.org | theconversation.com | 30 de mayo de 2019

Dos estudios arrojan luz sobre las complejas migraciones y cruces genéticos en el poblamiento de Norteamérica

El análisis de ADN antiguo ilumina la evolución de la población en América del Norte hace unos 5.000 años. (Foto: Kerttu Majander, diseño de Michelle O'Reilly)

Hace 12.000 años, durante el Pleistoceno superior, Siberia y Alaska estaban conectadas por un puente de tierra. Poblaciones de cazadores y recolectores llegados desde Asia podían atravesar esa región natural -llamada Beringia- rumbo al este. Durante mucho tiempo el límite de ese viaje estuvo marcado por dos gigantescas capas de hielo que se elevaban por encima de 2.000 metros y cubrían la mayor parte de lo que hoy es Canadá. En Beringia convivieron con la megafauna local -que incluía mamuts, rinocerontes lanudos y bisontes- hasta que, una vez que el hielo comenzó a derretirse, esos pioneros pudieron por fin aventurarse hacia el sur.

El ADN nos ofrece ahora una ventana para entender esos acontecimientos remotos. Las huellas genéticas de los primeros pobladores de Siberia y Norteamérica aparecen detalladas este miércoles en sendos artículos de la revista Nature, en los que los autores identifican sus vínculos con las comunidades modernas y sugieren cómo los eventos climáticos marcaron su evolución. En el primer trabajo, un grupo de investigadores de varios países ha comparado el genoma de habitantes (pasados y presentes) de Alaska, Siberia, las Islas Aleutianas y Canadá.

Los primeros humanos en alcanzar Norteamérica llegaron desde Asia hace 14.500 años, aunque no pudieron atravesar el sur de Alaska hasta 3.000 años después, cuando por fin apareció un corredor libre de hielo.
"Estas gentes tenían una estructura genética que hoy en día ya no está presente en Siberia", señala Stephan Schiffels (izquierda), investigador del Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia. "Se trata de individuos en los que, aproximadamente, la mitad de su herencia genética se origina en Asia oriental y la otra mitad en Eurasia, por lo que también están emparentados con los actuales europeos del norte".


La isla Aleutiana de Attu, Alaska. Poco después de que los paleo-esquimales llegaran a Alaska hace unos 5.000 años, se mezclaron con personas cuya composición genética se parecía a la de los grupos indígenas más meridionales. Los ancestros de los isleños aleutianos provienen directamente de esta mezcla de los dos grupos. © Jason Rogers

PALEOESQUIMALES

La siguiente corriente genética no llegaría hasta hace unos 5.000 años, gracias a un pueblo que los científicos catalogan como paleoesquimales. "Eran, en su mayoría, parientes lejanos de los actuales habitantes de Chukotka y Kamchatka (noreste de Siberia), y presentan una ascendencia asiática más clara", explica Schiffels.

La historia de los pueblos nativos americanos habría sido moldeada por el intercambio de genes entre paleoesquimales y los primeros americanos en diferentes periodos, un intercambio que dio origen a las actuales poblaciones de habla esquimo-aleautiana (presentes desde Alaska a Groenlandia) y de lengua na-dené (que se encuentran dispersas desde Alaska hasta la frontera norte de México).

"Si bien los paleoesquimales son genéticamente muy diferentes a los primeros americanos, sabemos que se mezclaron entre sí en dos ocasiones diferentes: una para dar lugar a la población fundadora de los atabascas y otros grupos de habla na-dené, y otra de la que resultan los ancestros de los actuales inuits".

ESLABÓN PERDIDO

El segundo trabajo que se publica en Nature se centra en los pueblos del noreste de Siberia, una región habitada por Homo sapiens desde hace al menos 40.000 años. En él se describe cómo el hallazgo de dos dientes de leche en un yacimiento junto al río Yana (Rusia) ha revelado la existencia de un pueblo hasta ahora desconocido, que vivió allí durante el final del último periodo glacial.
"Creemos que la gente de Yana se separó de los primeros eurasiáticos hace cerca de 38.000 años", afirma Martin Sikora (izquierda), científico del Centro de GeoGenética de la Fundación Lundbeck en la Universidad de Copenhague. "Este grupo representa un nuevo linaje de humanos primitivos, con una relación muy lejana con los siberianos actuales".

Los científicos descubrieron dientes de leche humanos en un yacimieno cerca del río Yana en Siberia. El ADN que contenían es el material genético más antiguo que se ha recuperado de Siberia. Crédito: Sikora et al.

De manera que, al igual que ocurre con los primeros americanos, este misterioso pueblo tiene una relación genética más estrecha con los antiguos pobladores de Eurasia occidental que con pueblos del extremo oriente, más cercanos geográficamente, "lo que sugiere una dispersión temprana en la región desde el oeste", afirma Sikora.

Los científicos creen que estos primitivos siberianos del norte proporcionan el "eslabón perdido" para comprender la evolución genética de los indígenas americanos y sostienen que ese grupo emigró por primera vez a Beringia en algún momento hace entre 30.000 y 15.000 años. Como prueba presentan los restos de un individuo encontrado en un yacimiento cerca del río Kolimá, en Siberia, que presentan una particular mezcla de ADN con rasgos de esa población previamente desconocida y de pueblos de Asia oriental, una combinación muy similar a la que presentan los actuales americanos.

Un fragmento de cráneo de hace 9.800 años recuperado cerca del río Kolima en Siberia. Su ADN reveló que una población desconocida, los paleo-siberianos, pueden haber sido los antepasados ​​de los nativos americanos vivos. Crédito: Elena Pavlova.

Además, se trata de la primera vez que se descubren restos humanos tan estrechamente relacionados con las poblaciones americanas fuera de ese continente. Los hallazgos apuntan dinámicas complejas en la región siberiana a lo largo de diferentes periodos, incluyendo al menos tres grandes eventos migratorios: la aparición inicial de esos primitivos pueblos del norte, una segunda oleada de pueblos de Asia oriental (que da lugar a los antiguos paleoesquimales) y una tercera migración, ya en el Holoceno, de pueblos de Asia oriental, a los que se suele denominar neosiberianos y de los que descienden más directamente los actuales habitantes de la región.

Fuentes: elmundo.es | nytimes.com | genomeweb.com | sciencedaily.com | mpg.de | 5 de junio de 2019

Una supernova pudo llevar a los humanos a caminar sobre dos piernas

Cuando una estrella de una masa mayor a 3 soles llega al final de su vida, explota en una supernova (NASA)

¿Ayudaron las explosiones de las supernovas a que los primeros protohumanos comenzaran a caminar sobre dos piernas y a liberar las manos con las que el Homo sapiens construiría después desde catedrales a cohetes y teléfonos móviles? Esto es lo que sugiere un trabajo publicado este martes por el equipo de Adrian Melott en la revista Journal of Geology y en el que aportan algunos elementos para defender esta hipótesis.

Los autores recopilan las pruebas existentes de que existió un periodo especialmente prolífico de estas explosiones cósmicas cuya radiación bombardeó la Tierra a partir de hace 8 millones de años y con un pico especialmente alto hace 2,6 millones de años, justo en el momento en que los primeros homínidos se hicieron bípedos y se mudaron a las sabanas. Este cambio de hábitat, debido a una alteración climática que transformó muchos bosques en zonas de hierba, ya había sido ampliamente documentado como uno de los motivos por los que los homínidos desarrollaron el bipedismo. Pero los autores especulan con la posibilidad de que la actividad cósmica fuera uno de los detonantes.

“Se piensa que ya había cierta tendencia entre los homínidos a caminar sobre dos piernas, antes incluso de este evento”, asegura Melott (izquierda), profesor emérito de física y astronomía en la Universidad de Kansas (EE.UU.). “Pero estaban principalmente adaptados para trepar a los árboles. Después de esta conversión a sabana, tuvieron que moverse mucho más frecuentemente de un árbol a otro por la zona de hierba, y algunos comenzaron a mejorar su capacidad de caminar erguidos. Podían ver por encima de la hierba alta y ver a los depredadores”.

Pero, ¿qué papel tuvieron las supernovas en este contexto? Según los autores del artículo, las explosiones cósmicas aumentaron la ionización de nuestra atmósfera, lo que disparó el número de rayos que caían a tierra durante las tormentas y la cantidad de incendios forestales en todo el globo. Estos fuegos arrasaron con los bosques donde vivían los homininos y les forzaron a adaptarse a un nuevo hábitat. Las pruebas han sido recogidas en los últimos años en los fondos oceánicos, donde se encuentran abundantes depósitos de isótopos de Hierro-60 que indican la existencia de explosiones de supernovas en el periodo de transición entre el Plioceno y la Edad de Hielo.

“Hemos calculado la ionización de la atmósfera producida por los rayos cósmicos que pudieron venir de una supernova a la distancia que los depósitos de Hierro-60 indican”, explica Melott. “Parece que esta fue la más cercana de una larga serie. Calculamos que fue capaz de multiplicar la ionización de la baja atmósfera por cincuenta. Normalmente la baja atmósfera no se ioniza porque los rayos cósmicos no penetran tan lejos, pero los más energéticos procedentes de las supernovas llegaban directamente hasta la superficie, de modo que habría un montón de electrones siendo golpeados en la superficie”.


Esta presencia de una mayor cantidad de partículas cargadas en la atmósfera es lo que habría facilitado el camino a la formación de rayos, cuyo poder de destrucción de los bosques pudo ser notable. La prueba de que pudo ser así se encuentra también en las capas geológicas datadas en la misma época, en las que aparece una concentración de hollín proveniente de los incendios.

“Observamos que hay mucho más carbón y carbonilla en el planeta desde hace algunos millones de años, apunta Mellot. “Está por todas partes y nadie tiene una explicación de por qué pudo tener lugar por todo el mundo en diferentes zonas climáticas. Esto podría ser una explicación. El aumento de fuegos pudo estimular el paso del bosque a la sabana en muchos lugares. Se piensa que esto está relacionado con la evolución humana en el noreste de África, específicamente en el valle del Rift, donde se encuentran fósiles de homininos”.

Las pruebas astronómicas también indican que un escenario así es probable. Nuestro sistema solar viaja dentro de una enorme nube de gas caliente llamada la Burbuja Local. Los astrónomos creen que su origen está en la explosión de una gran supernova, que dejó este rastro de material caliente y poco denso, cuyos restos estarían situados en un púlsar de la constelación de Géminis llamado Geminga. Por fortuna, no parece probable que se produzcan explosiones de supernovas cercanas en el futuro más cercano.La estrella más cercana capaz de convertirse en una supernova en el próximo millón de años es Betelgeuse, que está situada a unos 200 parsecs (652 años luz) de la Tierra.

“Betelgeuse está demasiado lejos para tener efectos tan fuertes como estos”, concluye Mellot. “Así que no hay que preocuparse por esto”.

Fuentes: vozpopuli.com | Universidad de Kansas | 28 de mayo de 2019

Publican un estudio sobre la revolución que supuso el fuego para los neandertales

Ruth Blasco (izquierda), experta en Tafonomía del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), es coautora de un estudio publicado en la revista Quaternary Science Reviews sobre yacimientos euroasiáticos del Pleistoceno medio, en el que se confirma la importancia del fuego en las actividades finales del procesamiento de los recursos animales desde los inicios de su control por parte de las poblaciones neandertales.

Dónde y cuándo se produce el control del fuego es uno de los temas más debatidos en la literatura científica, no sólo por las dificultades que entraña su identificación en contextos antiguos, sino también a la hora de entender cómo los grupos humanos lo fueron implementando en sus actividades domésticas y cotidianas.

Existe un consenso generalizado en considerar que el uso del fuego se produjo en Europa hace entre 300.000 y 400.000 años, sin embargo su señal arqueológica no es continua o no está bien establecida hasta hace unos 100.000 años. Es por ello que el rango cronológico mencionado cobra especial importancia para aquellos investigadores interesados en explorar cómo ocurrió este fenómeno y los cambios comportamentales que conllevó.

La hipótesis de partida es que la introducción de propiedades térmicas en la secuencia faunística teóricamente dio lugar a ventajas significativas, como la eliminación de patógenos, patrones de procesamiento nuevos y más eficientes, el acceso a nutrientes difíciles de adquirir o la aparición de posibles técnicas de conservación, como por ejemplo el ahumado.



Al igual que lo propuesto por muchos investigadores, este estudio confirma la importancia del fuego en la organización social y percepción de los espacios habitados; sin embargo, los datos zooarqueológicos recopilados apuntan a una escasa influencia de esta tecnología en las técnicas de obtención animal, contrariamente a los importantes cambios asociados que se observan en las fases posteriores de procesamiento (asado, calentado para una extracción de médula menos costosa, etc.) y los patrones de distribución espacial en el abandono de los restos.

Para finalizar este trabajo plantea como tema de reflexión varias problemáticas que aún hoy permanecen abiertas, como saber si la adquisición de esta innovación fue inmediata o progresiva, o el por qué grupos humanos coexistieron en Europa con y sin fuego a pesar de ser un elemento tan revolucionario.

Fuente: CENIEH | 30 de mayo de 2019

Las excentricidades del templo Erecteón, el edificio más asimétrico de la antigua Grecia (y otras claves para entender la Acrópolis de Atenas)

Una "acrópolis" es cualquier ciudadela o complejo construido en una colina alta. El nombre se traduce como 'Ciudad Alta', 'Ciudad en el Borde' o 'Ciudad en el Aire'... pero ninguna como ésta: la de Atenas.


Acrópolis hay varias, pero ninguna como la que se construyó en el lugar en el que los atenienses vencieron a un tirano y empezaron a crear la primera democracia del mundo.
En esa colina sagrada ubicada en el centro de Atenas, los hábiles arquitectos Calícrates e Ictino, bajo la dirección de Fidias -el mejor escultor de la Antigüedad, creador de la estatua de Zeus en Olimpia, una de Las Siete Maravillas del Mundo Antiguo- hicieron realidad en el proyecto del general y estadista Pericles.

Sobre la devastación dejada por los persas se alzaron los hermosos y simbólicos monumentos que, a pesar de los azotes de la historia, aún podemos ver hoy en día. Aunque construidos con el exquisitamente blanco mármol pentélico, extraído a 16 kilómetros al noreste de Atenas, miles de obreros, artesanos y artistas lograron completar la increíble obra en solo cinco décadas del siglo V.

Un complejo de templos con un poderoso mensaje: el barbarismo había sido derrotado por la civilización, cuyo corazón latiente estaba en la acrópolis de Atenas.

Por todo lo que hizo por la ciudad, el historiador Tucídides llamó a Pericles "el primer ciudadano de Atenas".

Los propileos, las antiguas entradas a la Acrópolis, dirigían tu vista hacia abajo hasta que llegabas a la cima, para que, al levantarla, te sorprendiera uno de los edificios más importantes de la historia de la humanidad.

El Partenón

La primera impresión es que estás frente al epítome del orden y la simetría. Sin embargo, si lo miras más de cerca, es aún más impresionante.
Fue diseñado de una manera gloriosa y sinuosa: cada una de sus 46 columnas se curva y luego se estrecha casi imperceptiblemente hacia dentro a medida que se eleva.

De lejos y de cerca es impresionante. GETTY IMAGES

Aunque las modificaciones son minúsculas, no hay verticales u horizontales verdaderas en el edificio, y por lo tanto no hay ángulos rectos. Esos refinamientos imparten una sensación de movilidad a las líneas 'rectas' y evitan que el edificio parezca una simple caja. Es ese truco arquitectónico el que le da al Partenón su gracia y su poder, y crea la ilusión de un templo alzándose eternamente hacia los cielos.
Precisamente proporcionada, maravillosamente construida sin mortero ni concreto, sino con abrazaderas de hierro revestidas con plomo para resistir la corrosión, la magnífica estructura es una asombrosa combinación de conocimientos técnicos y grandiosidad.

El pequeño gran vecino

Un templo tocado por los dioses. GETTY IMAGES

Mientras que el Partenón es famoso por su simetría, su excéntrico vecino es el edificio más asimétrico de la antigua Grecia. Es un templo más pequeño y a menudo pasado por alto a pesar de que no es menos significativo. De hecho, es uno de los más importantes de la antigua Grecia.
Hoy en día lo conocemos como el Erecteón, pero en la época antigua era conocido sencillamente como "el edificio donde está la estatua de Atenea".

Lo intrigante es que no tiene frente, dorso ni lados claros; es más, sus cuatro lados se pueden ver como puntos focales, casi como si estuviéramos mirando cuatro edificios, no uno.

Un sólo templo con varias caras. GETTY IMAGES

Parece una colección de diferentes pedazos de arquitectura arrumados sin pies ni cabeza. ¿Por qué lo diseñaron así?

Razones de gran peso

Las razones le serían familiares a los constructores de ayer y hoy en las tantas ciudades con capas de historia e identidad enterradas bajo sus suelos. En el caso de estos antiguos griegos, el terreno y la cultura imponían restricciones.


Atenea, la diosa de la guerra, la civilización, sabiduría, estrategia en combate, de las ciencias, de la justicia y de la habilidad, es la protectora de Atenas. GETTY IMAGES

No sólo tenían que respetar las creencias propias y del resto de los ciudadanos, sino cuidarse de no provocar la furia de los dioses del Olimpo. Removiendo, con la ayuda de la tecnología de escaneo 3D, el Erecteón, es más fácil ver con qué estaban lidiando.

El terreno

El terreno en el que construyeron el Erecteón no era plano.

El terreno sobre el que construyeron el Erecteón era muy ondulado. Del lado sur hacia el norte, hay una caída de al menos 3 metros, así que el emplazamiento mismo imponía restricciones.

El rayo

El nombre del templo hace honor a Erecteo, un mítico rey de Atenas. Se dice que murió ahí donde está el templo, cuando le cayó un rayo que tiró Zeus, el rey de los dioses.
No extraña que los antiguos arquitectos griegos dejaran el hueco en el techo y en el piso que dejó ese rayo tan divino que mató a Erecteo.

En el techo...


...y en el suelo, la marca que dejó el rayo de Zeus.

Pero esa no fue la única divinidad a la que tuvieron que tener en cuenta.

El olivo

El templo se yergue sobre un sitio crucial para la mitología ateniense: el lugar de combate entre los dioses por convertirse en la deidad patrona de la ciudad.
Poseidón, el dios del mar, y Atenea, la diosa de la sabiduría, se enfrentaron. Poseidón golpeó las rocas con su tridente y produjo agua marina de la nada. Atenea respondió plantando un olivo cerca del agua.

 Para los atenienses, era mejor un árbol que un pequeño mar. GETTY IMAGES

El rey de Atenas que estaba juzgando el duelo decidió que un árbol que producía aceitunas sería más útil para su pueblo que un pozo con agua de mar, así que declaró la victoria de Atenea.
Y ese olivo, un regalo de una diosa para los atenienses, impedía extender el templo.

El héroe

Hoy, un olivo plantado en 1917 marca el lugar en el que alguna vez estuvo el de la diosa. A su derecha se alcanzan a ver 3 de las 6 damas erguidas en un porche que sobresale en la fachada sur del templo.
Unas hermosas damas con una misión eterna. GETTY IMAGES

Se trata del pórtico de las Cariátides y también fue construido sobre tierra sagrada.
Sería fácil pensar que las cariátides están ahí haciendo la vez de columnas que sostienen el entablamento, pero sus razones son otras: son las guardianas de algo mucho más importante. Debajo de sus pies, en las profundidades, está la mítica tumba del rey que fundó Atenas, Cécrope.
Así que la misión para toda la eternidad de esas bellas damas es hacerle ofrendas al legendario héroe.

Excéntrico pero ingenioso

Los monumentos de la Acrópolis se han convertido en símbolos de la ciudad que le dio al mundo la democracia, pero para los antiguos atenienses eran sitios sagrados para el culto religioso.


Era un lugar de culto del que nos queda poco, pero lo suficiente para maravillarnos. GETTY IMAGES

Un pequeño pedazo de tierra tocado por los dioses, rodeando un árbol plantado por Atenea y contiene la tumba de un legendario rey: tres lugares sagrados unidos alrededor de un templo central que contenía santuarios y reliquias de Atenea y muchos otros dioses.
Cuando tomas en cuenta todos estos factores, el templo se convierte en una solución ingeniosa a un problema.

El Erecteón deja de ser el vecino excéntrico del Partenón y pasa a ser un excelente ejemplo de lo que los atenienses podían lograr con sus conocimientos, tecnologías y creatividad.

Fuente: bbc.com | 26 de mayo de 2019