El hombre de Denisova habitó también el Tibet hace 160.000 años

La mandíbula hallada en Siahe, China. D. ZHANG, LANZHOU UNIVERSITY.

En 1980, un monje tibetano encontró un extraño hueso en una cueva sagrada de la montaña de Dalijiashan, cerca de su monasterio, en Baishiya (región china de Xiahe). Por su apariencia, pensó que podría tratarse de una mandíbula humana muy antigua y se la dio al sexto buda viviente Gung-Thang. Consciente de su importancia, Gung-Thang la entregó a los investigadores de la Universidad de Lanzhou. Hoy, ese resto óseo acaba de ser analizado. Tiene 160.000 años y perteneció al misterioso hombre de Denisova, el pariente más cercano de los neandertales.


De los denisovanos se sabe muy poco. Hasta la fecha sólo se habían encontrado tres muelas y un pequeño hueso de la falange de una mano, todos ellos excavados al sur de Siberia, en la cueva de Denisova (San Denis), que le da su nombre. Para diferenciarlo de los neandertales o del Homo sapiens hizo falta un análisis completo de su ADN. El hallazgo de la mandíbula de la cueva de Karst Baishiya, en la meseta tibetana, completa ahora este registro. Lo hace en otro lugar, fuera de Rusia y en un ambiente distinto, a 3.280 metros de altitud.

Para identificarlo, los científicos Jean-Jacques Hublin, Frido Welker, Dongju Zhang y sus colegas han recurrido a un método distinto. No han secuenciado el ADN. Como este material biológico es frágil y no siempre se conserva en el tiempo, a veces no es posible analizarlo. Pero han encontrado restos de proteínas (ocho tipos de colágeno) y, al ver en qué orden se disponen sus componentes principales (los aminoácidos), han obtenido una secuencia proteica antigua, muy similar a la de las proteínas del homínido de Denisova.

El estudio, publicado este miércoles en la revista Nature, abre la puerta a la paleoproteómica como método para identificar fósiles muy antiguos en los que no queda ni rastro de ADN. Con esta técnica, se ha determinado que los denisovanos no sólo vivieron en Siberia e invita a los investigadores de todo el mundo a revisar cualquier hueso no identificado. "En China hay un número de especímenes que no son ni 'Homo erectus', ni hombres modernos y que son buenos candidatos para ser denisovanos chinos. Esto ha sido imposible de demostrar hasta la fecha, porque en la mayoría de estos fósiles no ha quedado preservado su ADN antiguo", ha señalado por teleconferencia Jean-Jacques Hublin (izquierda), investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania) y autor principal de este trabajo.

"Las proteínas antiguas de la mandíbula -afirma Frido Welker (derecha) otro de los miembros del equipo- están altamente degradadas y son, por lo tanto, claramente distinguibles de las proteínas modernas que podrían contaminar una muestra. Nuestro análisis de proteínas indica que la mandíbula de Xiahe pertenecía a una población de homininos que estaba estrechamente relacionada con los denisovanos de la cueva Denisova".

De poder aplicarse este tipo de análisis en otras muestras, el mapa de los denisovanos podría ampliarse aún más. "Si las proteínas se conservan en esos otros fósiles chinos, entonces sería posible analizarlas de una manera idéntica, comparar las secuencias de las proteínas con las recuperadas del hominino de Xiahe y de otros denisovanos, neandertales y humanos modernos y determinar si también están estrechamente relacionados con los denisovanos", ha afirmado a EL MUNDO Frido Welker, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Copenhagen (Dinamarca) y del Instituto Max Planck. "Ahora estamos estableciendo esta próxima fase de investigación", ha adelantado Welker.

La cueva de Baishiya-Kararst está orientada al sureste y a unos 40 metros por encima del moderno lecho del río Jiangla. Es a la vez una cueva budista famosa a nivel local y un lugar turístico famoso. Foto: Dongju Zhang, Lanzhou University.

UNA GRAN MANDÍBULA

Los denisovanos encontrados en Xiahe se han datado con radioisótopos midiendo la antigüedad de una costra de carbonato pesado depositada por encima del hueso. Los autores han calculado que pertenecen al Pleistoceno Medio, con más de 160.000 años de antigüedad, por lo que representan al homínido más antiguo encontrado en la meseta tibetana y son anteriores al Homo sapiens.
No obstante, la datación y el análisis de las proteínas no han sido lo único que han estudiado Hublin y sus colaboradores. El fragmento de mandíbula encontrado en China es el primer hueso que nos da una idea del aspecto que podrían tener los denisovanos. Pertenece al maxilar inferior derecho. Es muy grande y conserva seis piezas dentales, también de considerable tamaño.
Se cree que era un individuo juvenil, posiblemente un adolescente, aunque esto no se puede afirmar con total seguridad, ya que no se sabe cómo era el desarrollo de los dientes en esta especie. El gran tamaño de esta mandíbula, mayor que la nuestra y muy robusta, podría también indicar su joven edad, aunque este es un hueso que suele variar a lo largo de la vida, incluso de adulto.

"En cuanto al aspecto físico, probablemente se parecieran a las formas más primitivas de neandertales. En Europa tenemos neandertales tempranos en la Sima de los Huesos (en España) y es posible que los denisovanos se parecieran un poco a estos seres, pero siendo menos neandertales que ellos", ha explicado Hublin.

PERMITIRÁ IDENTIFICAR A MÁS DENISOVANOS

La forma de los dientes no encaja con el del Homo erectus, aunque tiene reminiscencias asiáticas, y está más próximo a Homo sapiens y a neandertales, sin ser como ellos. Por esta razón, y tras los resultados del trabajo de Hublin y sus colaboradores, la misma incógnita se centra en restos hallados en otros lugares de China que podrían ser denisovanos y que aún no se han catalogado como tal.

María Martinón-Torres, paleoantropóloga y directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), ha tenido en sus manos varios de ellos. En 2015 trabajó, junto a José María Bermúdez de Castro y otros investigadores, con los dientes del yacimiento de Xujiayao, al norte de China. "Este fósil no encajaba en ninguna de las especies hasta entonces conocida, y dejábamos abierta su posible clasificación taxonómica", ha comentado a este periódico Martinón.
Dos años más tarde ya apuntaban hacia los denisovanos, "una hipótesis que está pendiente de comprobar hasta que se obtenga ADN o proteínas de estos fósiles", ha remarcado. "Nos alegra el hallazgo de Xiahe porque, de alguna forma, es una evidencia que viene a apoyar nuestras predicciones. Gracias a esta mandíbula, tenemos ahora más pistas para tratar de identificar a los denisovanos en el registro fósil".

A GRAN ALTITUD Y POCO OXÍGENO

Sin embargo, si hay algo que ha sorprendido a los investigadores es el ambiente en el que se han encontrado los restos. A diferencia de Denisova, que está a 700 metros sobre el nivel del mar, la cueva china de Karst Baishiya se localiza en plena meseta tibetana, a 3.280 metros de altitud. Este dato indica que los denisovanos se habrían adaptado a la vida en bajas condiciones de oxígeno en este lugar y podría explicar por qué los sherpas actuales, los tibetanos y las poblaciones vecinas muestran una variante genética peculiar: el alelo EPAS1.
Esta versión de este gen está relacionada con la adaptación a la altitud y está presente en los denisovanos de Siberia. También lo tienen las poblaciones actuales del Himalaya, pero si, de alguna forma, la han heredado de los denisovanos es algo que no se podía demostrar. El hecho de encontrar denisovanos en China que vivieran a gran altitud hace 160.000 años, prueba que lo lograron antes que los humanos modernos, cuyos restos más antiguos de altitud en la zona son de hace entre 30.000 y 40.000 años.

Valle del río Jiangla, China.D. ZHANG, LANZHOU UNIVERSITY.

Además, la mayor altitud que se conoce para neandertales está a 2.000 metros sobre el nivel del mar. Aunque existen evidencias de altitudes mayores, estas se corresponden con periodos estivales, cuando pudieron desplazarse ocasionalmente para cazar. Por el contrario, los denisovanos de la Meseta del Tibet no habitaron su cueva a más de 3.000 metros de forma ocasional, sino que se asentaron allí, según datos no publicados de la excavación, de forma permanente.

Para decir que el hombre moderno de la zona adquiriera esta adaptación a la altitud de los denisovanos tibetanos, los científicos están algo más cerca. Tomàs Marquès-Bonet (izquierda), investigador ICREA y director del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF), es uno de los antropólogos que publicó en 2010 el análisis genético del hombre de Denisova de Siberia. Algo más tarde, "Un análisis genómico permitió aventurar la idea de que los Tibetanos habían heredado una genética única, adaptada a vivir a gran altura, gracias, precisamente, a cruces ancestrales con esta especie. Este artículo, permite cerrar el circulo de conjeturas presentando en sociedad la primera mandíbula de denisovanos, encontrada precisamente en el hábitat esperado: en el Tíbet", ha destacado a este medio Marquès-Bonet.

Fuente: elmundo.es | 1 de mayo de 2019

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Una misteriosa especie humana conquistó el techo del mundo hace 160.000 años

Científicos chinos y europeos han identificado un fósil como perteneciente a un denisovano, la misteriosa especie humana que pobló Asia hace miles de años y con la que los Homo sapiens tuvimos una corta pero fructífera historia de sexo.

Un estudio publicado hoy en Nature describe los restos —la mitad de una mandíbula inferior y dos molares— que fueron encontrados en 1980 por un monje budista en la cueva de Baishiya, en la provincia china de Gansu, que comprende parte de la meseta tibetana. “Esta cavidad natural está considerada un lugar sagrado y los huesos humanos que aparecen aquí se suelen machacar para hacer medicinas tradicionales con supuestos poderes curativos”, explica Jean-Jacques Hublin, paleoantropólogo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y coautor del estudio. "No se sabe por qué, el monje prefirió salvar los restos y regalárselos al sexto buda viviente de Gung-Thang, una autoridad religiosa, quien a su vez los donó a una universidad china”, explica. Ahora, 39 años después y gracias a la colaboración entre investigadores chinos y europeos, se ha demostrado que el hueso no era de un santo, sino de un denisovano adolescente de sexo desconocido que vivió hace al menos 160.000 años.

Los denisovanos son una especie humana sin rostro. Fueron descubiertos en 2010 y de ellos apenas se conocían cinco restos fósiles de menos de dos centímetros, todos hallados en la cueva rusa de Denisova, al sur de Siberia, que no permiten conocer el aspecto físico de estos humanos. Sin embargo, el frío de la cueva preservó el ADN, lo que ha permitido ensamblar todo su genoma a partir del diminuto diente de una niña. La genética los identificó como una especie hermana de los neandertales que apareció hace unos 400.000 años. Mientras los neandertales ocuparon Europa, los denisovanos se expandieron por Asia.

Después de que los Homo sapiens salieran de África por primera vez, hace unos 100.000 años, se encontraron con los denisovanos y tuvieron sexo e hijos con ellos en varias ocasiones. Fruto de aquellos cruces hay unas gotas de ADN denisovano en los asiáticos, sus descendientes los nativos americanos (un 0,2% del genoma) y los habitantes de Oceanía (hasta el 5%). Por razones desconocidas, los denisovanos se extinguieron hace unos 40.000 años, el mismo destino que siguieron los neandertales en la misma época.

Entrada de la cueva de Baishiya, un santuario budista. D. Z.

El nuevo hallazgo demuestra que los Homo sapiens no fuimos los primeros en ocupar la meseta del Tíbet, el techo del mundo sobre el que se asienta el Himalaya, la cordillera más alta del planeta. El trabajo, coliderado por Fahu Chen (izquierda), de la Academia de Ciencias China, Dongju Zhang (derecha), de la Universidad de Lanzhou, y el equipo de Hublin, ha extraído proteínas de colágeno de uno de los dientes del fósil. Su secuencia de aminoácidos, aunque muy degradada, parece diferente de la de otras especies humanas e identifica los restos como denisovanos. Esto no solo implica que hubo otros humanos que conquistaron la meseta, con una altitud media de 4.500 metros, 120.000 años antes que nosotros, sino que probablemente fueron ellos los que nos pasaron algunas variantes genéticas necesarias para sobrevivir en este entorno hostil con escaso oxígeno, como han demostrado estudios recientes entre pobladores del Himalay...

“Neandertales y denisovanos vivieron durante cientos de miles de años en Eurasia y se adaptaron a estos entornos. Los humanos modernos llegaron de África y se mezclaron con ellos un poco, lo que les permitió adquirir variantes genéticas ventajosas. Esas variantes se hicieron cada vez más frecuentes. Por ejemplo, el 80% de los tibetanos actuales las portan”, resalta Svante Pääbo (izquierda), genetista del Instituto Max Planck y autor principal de la secuenciación del genoma neandertal y denisovano. "Es muy interesante que se empiecen a encontrar denisovanos más allá de la cueva de Denisova. Presumiblemente ocuparon la mayoría de Asia en el pasado, así que espero que se encuentren muchos más restos en el futuro", comenta el genetista.

La técnica que analiza paleoproteínas puede ser la próxima revolución en evolución humana y probablemente permita aclarar qué aspecto tenían los denisovanos, si es que no lo ha hecho ya. “A juzgar por la mandíbula y lo que sabemos de otros fósiles ya conocidos de China como Maba [sur de China], Xujiayao [norte] y Penghu [Taiwán], que también pueden ser de denisovanos, estamos ante unos humanos muy parecidos a los de la Sima de los Huesos [en Atapuerca, Burgos], con una cabeza grande, los arcos de las cejas muy marcados, dientes voluminosos y frente huidiza”, explica Hublin.

El trabajo también confirma a Asia como una segunda cuna de la evolución humana más allá de África. “En China se conocen muchísimos fósiles humanos raros o inclasificables que ahora podrían ser adscritos a los denisovanos con las nuevas técnicas de análisis de ADN y paleoproteínas”, opina Antonio Rosas (derecha), paleoantropólogo del CSIC.

“Nuestra especie, aunque solitaria, es en realidad un crisol de humanidades ya extintas, y esa mezcla ha sido particularmente importante para nuestro éxito actual”, resalta María Martinón-Torres, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, en Burgos. “Es curiosa la forma en que relatamos siempre como hazañas muchas de nuestras capacidades. Sin embargo, es una cura de humildad descubrir que parte de nuestros superpoderes estaban presentes en otras poblaciones humanas mucho antes que en la nuestra, y que, de hecho, les debemos a ellas su herencia”, destaca.

Fuente: elpais.com | 2 de mayo de 2019

Un modelo 3D permite viajar a la época romana en el Museo Bíblico Tarraconense

Estos visitantes del Museo Bíblico Tarraconense se encuentran dentro del espacio que ocupaba el antiguo pórtico del Templo de Augusto. FOTO: Alfredo González.

Delante de un ordenador y después de muchos meses de documentación, la arqueóloga Silvia Fibla ha hecho una recreación en 3D de cómo era una parte del Templo de Augusto hace más de 2.000 años.

En concreto, se ha centrado en interpretar las estructuras que se conservan en el interior del Museo Bíblico Tarraconense. Un trabajo que se ha realizado después de que las diferentes excavaciones arqueológicas determinaron qué parte de las salas se ubican en el antiguo pórtico del recinto de culto del templo, y que en la sala dedicada a la Judea Romana había una de las exedras –una especie de capilla en forma de ábside en la que colocaban figuras de los dioses que veneraban– de este conjunto religioso romano.
La presentación de las imágenes en 3D de los restos romanos se hizo en la sede del Museo Bíblico.

Fibla ha realizado el trabajo después de cursar el grado de Arqueología en la Universidad Autónoma de Barcelona y un máster en Patrimonio Virtual en la Universidad de Valencia. El diseño de este modelo ha sido su trabajo de fin de máster. «Me gusta mucho la tecnología y las recreaciones que ésta te permite», aseguraba antes de la presentación. En este trabajo ha contado con la colaboración de los arqueólogos Andreu Muñoz, director del Museo Bíblico Tarraconense, y de Josep Maria Puche, de la Unidad de Documentación Gráfica del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC).
Afirmaba que la maqueta del antiguo templo, que se expone en el Museo Bíblico Tarraconense, ha sido una de las principales fuentes de documentación. A partir de ésta entró en los detalles para «dibujar» cómo era el pórtico, de once metros de ancho, así como la exedra, de unos 7,5 metros de ancho por unos 9 metros de altura.

Respresentación virtual del espacio que ocupa el Museu Bíblic en la época romana, con los pórticos y la exedra del recinto de culto. FOTO: Silvia Fibla

«Diseñar» la estructura

La autora de este proyecto afirmaba que «cuando estás modelando es como si estuvieras construyendo en edificio en aquella época». Este ejercicio de arquitectura ha permitido tener un nivel de conocimiento mucho más concreto sobre cómo era esta estructura. «Van surgiendo incoherencias que te permiten seguir afinando», afirmaba Puche.

Las dimensiones de los sillares, así como el color y la textura de los diferentes materiales son otros de los aspectos que pueden apreciarse en el resultado final. Éste podrá verse a través de las pantallas que hay instaladas en el Museo Bíblico Tarraconense así como a través de la plataforma Sketchfab, en la que tan solo habrá que poner el concepto ICAC en el buscador, para poder consultarlo gratuitamente.
El director del Museo Bíblico Tarraconense destacó que a partir de esta herramienta podrán hacerse «inteligibles» las estructuras romanas que se conservan en el interior de la Casa de los Concilios. «Intentamos hacer excavaciones y recursos pedagógicos para transferir el conocimiento de la evolución histórica de la acrópolis», aseguraba Muñoz.

Por su parte, el representante del ICAC defendía que la tecnología, y en este caso, «los modelos 3D, es un complemento que ayuda a entender la arqueología». Los profesionales que han intervenido en este proyecto destacan el nivel de conocimiento que aportan los arqueólogos en un campo de la reconstrucción en el que «hay mucho 'fake'».

Fuentes: diaridetarragona.com | diarimes.com | 27 de abril de 2019

Descubiertas por primera vez falsificaciones de piezas de ámbar prehistórico en la península ibérica

Expertos de las universidades de Sevilla y Barcelona y el CSIC afirman que los procesos de intercambio durante la Prehistoria podrían haber favorecido la presencia de piezas de ámbar falso.


Las comunidades prehistóricas de la Edad del Bronce (2500-1500 a.C.) de la península ibérica crearon cuentas de collar de ámbar falso recubriendo distintos tipos de soportes con resina de árboles, según un estudio publicado en la revista PLOS ONE, liderado por Carlos Odriozola (izquierda), de la Universidad de Sevilla, y con la participación de los investigadores J. Daura y M. Sanz, del Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas (SERP) de la Universidad de Barcelona, y J.M. Martínez-Blanes y M.A. Avilés, del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla (centro mixto CSIC-US).

Muchos estudios arqueológicos han demostrado la importancia que tuvo el ámbar en cuanto a simbolismo y decoración para las poblaciones prehistóricas de Europa. Este estudio es el primero que habla de la presencia de piezas de ámbar falso en la península ibérica y en Europa, las cuales se habrían hecho recubriendo el núcleo de las cuentas de collar con resina de árboles.
Los autores del estudio obtuvieron las piezas de ámbar falso en dos enterramientos prehistóricos de España: uno de ellos es la cueva de La Molina, en Sevilla, donde se hallaron dos cuentas del III milenio antes de Cristo; y el segundo la cueva del Gegant, cerca de Barcelona, donde se encontraron cuatro cuentas del II milenio antes de Cristo. Los autores estudiaron la composición y estructura química de las seis piezas y los recubrimientos de resina con el uso de espectroscopia infrarroja, microscopio electrónico y difracción de rayos X.

Cueva de la Molina, Sevilla.

Las piezas de la cueva del Gegant tenían el núcleo realizado sobre un esqueleto de concha marina, cubierta por varias capas hechas con resina de árbol, probablemente de pino. Las cuentas estaban recubiertas también con un sedimento blanco con calcio. Las piezas de la cueva de la Molina también presentan una resina parecida al ámbar y las cubrían una capa de cinabrio y calcita en la zona más externa.

Los autores del estudio consideran que estas técnicas sirvieron para revestir distintos soportes con resinas de árboles que se usaron para imitar el brillo y color del ámbar original, puesto que, durante este periodo prehistórico de la Edad del Bronce, este material no era muy abundante y había mucha demanda en toda Europa.

Los dos yacimientos también presentan otros materiales poco comunes de esta época, como son el marfil, el oro o el cinabrio; por lo tanto, se desconoce por qué estos individuos, que ya disponían de materiales exóticos y poco comunes, utilizaron alternativas al ámbar real.

Fuente: diariodesevilla.es | 1 de mayo de 2019

Los últimos secretos de la catedral de Santa Sofía salen a la luz: del baptisterio a la biblioteca

Exterior de la catedral de Santa Sofía.


En el año 532, una serie de disturbios en Constantinopla pusieron en jaque al Imperio bizantino de Justiniano I. La revuelta, desatada en la zona del Hipódromo, en el centro de la actual Estambul, unió a los azules (aristócratas) y a los verdes (comerciantes) contra las fuerzas imperiales. No lograron derrocar al poder, pero sí arrasaron algunos de los edificios públicos más emblemáticos de la ciudad, como la iglesia de Santa Sofía, construida en 360 por el emperador Constantino.

Con la rebelión sofocada, Justiniano ordenó levantar un catedral colosal sobre los restos que había sobrevivido de Santa Sofía, y para ello mandó ir en búsqueda de los materiales más ricos del Imperio, como las columnas del templo de Artemisa, mármol verde de Tesalia o roca negra del Bósforo. Tras cinco años de trabajo —el edificio fue construido por Isidoro de Mileto y Antemio de Trales—, la basílica se inauguró el 27 de diciembre de 537. Según el historiador Procopio de Cesárea, Justiniano exclamó al ver su deseo realizado: "¡Salomón, te he vencido!", en referencia al templo de Jerusalén.
Santa Sofía se convertiría de esa forma en la iglesia más grande construida por el Imperio romano de Oriente, una joya de la arquitectura bizantina que caería en manos otomanas tras la conquista de Constantinopla por el sultán Mehmed II, el Conquistador, en 1453. Pero antes de esa fecha, el templo se convertiría en la catedral operativa más grande de la ciudad durante todo el período bizantino y en el lugar de coronación de los emperadores.

Este fresco muestra una gran cruz en un círculo rodeado de un diseño geométrico. Encontrado en una estructura conocida como la rampa noreste, el fresco se halló mientras la restauración se estaba llevando a cabo en 2008. (Foto de Jan Kostenec, Copyright: Oxbow Books, Ken Dark y Jan Kostenec 2019).


Un muro de piedra verde, que se muestra aquí, es parte de una estructura rectilínea ubicada al norte de la catedral de Santa Sofía. Esta estructura puede ser restos del Gran Baptisterio, donde se realizaba el bautismo en la Epifanía y la Vigilia Pascual, y donde se bautizaban los hijos de los emperadores. (Foto de Jan Kostenec, Copyright Oxbow Books, Ken Dark y Jan Kostenec 2019).


Pero no solo eso: una investigación de un grupo de arqueólogos realizada entre 2004 y 2018 ha sacado a la luz lo que se cree que es el Gran Baptisterio perdido de la catedral cristiana más grande jamás construida en el mundo antiguo. Según Ken Dark y Jan Kostenec, los líderes del estudio, que acaban de publicar los resultados en un libro titulado Hagia Sophia in Context: An Archaeological Reexamination of the Cathedral of Byzantine Constantinople, en este recinto habrían bautizado los emperadores a sus hijos.

Se trata de un muro de piedra color verdoso, parte de una estructura rectilínea ubicada al norte de la catedral y que se enmarca dentro de otros descubrimientos en el complejo de edificios eclesiátiscos que rodean a la catedral, convertida en mezquita en 1453. Además del baptisterio, los arqueólogos han sido capaces de reconstruir el aspecto del Palacio Patriarcal y de identificar el lugar exacto —un círculo de roca ígnea— donde el emperador Justiniano se colocaba durante la liturgia y otras ceremonias religiosas.

Los arqueólogos creen que el disco de pórfido en el suelo era el lugar exacto en que Justiniano I se ponía durante las cereonias (Foto: Jan Kostenec, Copyright Oxbow Books, Ken Dark and Jan Kostenec, 2019).


En 2012, se descubrió un mosaico geométrico en el interior de la iglesia a nivel del suelo. Se utilizó una mezcla de colores en oro y verde. Los motivos geométricos encontrados en el mosaico incluyen esvásticas, las cuales se utilizaron con frecuencia en el mundo antiguo. ((Foto: Jan Kostenec, Copyright Oxbow Books, Ken Dark and Jan Kostenec, 2019).


"Nuestro trabajo de campo entre 2004 y 2018 en el área que rodea la iglesia del siglo VI ha revelado nuevas estructuras bizantinas al norte, oeste y sur", escriben Dark y Kostenec en el libro, según recoge el portal especializado LiveScience. Entre esas estructuras se han hallado también restos del mármol blanco del patio que una vez rodearon a la catedral, convertida en 1935 en museo por Kemal Atatürk.

Un fragmento de pavimento de mármol blanco hallado en Santa Sofía está decorado con un hexágono u octógono dentro de un rectángulo. La investigación sugiere que una parte considerable de la Santa Sofía estaba revestida de mármol blanco, lo que habría reflejado la luz solar, aumentando así la visibilidad de la Basílica, dándole un aspecto casi luminoso. ( Foto de Jan Kostenec, Copyright: Oxbow Books, Ken Dark y Jan Kostenec 2019).


Por si eso no fuese suficiente, los investigadores, asimismo, han descubierto lo que parece ser una antigua librería situada debajo del gran salón; y basándose en su tamaño, aseguran que puede haber albergado miles de pergaminos. Por último, han determinado que la estructura conocida como el vestíbulo noroeste fue construida durante la etapa justiniana y no durante el período otomano.

Los investigadores encontraron que este espacio abovedado puede ser los restos de una antigua biblioteca que contenía miles de rollos. El espacio está ubicado debajo de una estructura conocida como el gran salón en Santa Sofía. ( Foto de Jan Kostenec, Copyright: Oxbow Books, Ken Dark y Jan Kostenec 2019).


Los investigadores encontraron que el vestíbulo noroeste, que se muestra aquí, se construyó durante el reinado de Justiniano I. Originalmente, se creía que se había agregado mucho más tarde, durante la época del Imperio Otomano. (Foto de Jan Kostenec, Copyright: Oxbow Books, Ken Dark y Jan Kostenec 2019).


"El descubrimiento de una parte tan grande de la iglesia justiniana de Santa Sofía no tiene precedentes en las décadas previas... y altera de forma significante el conocido plan de este edificio mundialmente famoso", señaló Dark a LiveScience.

Además, los autores del trabajo han asegurado que todavía quedan muchas partes de Santa Sofía, cuyas paredes están adornadas con hermosos mosaicos de oro y plata, sin descubrir, a la espera de la mano de los arqueólogos.

Fuentes: elespanol.com | livescience.com | revistagalileu.globo.com | 30 de abril de 2019

Un diente neandertal descubierto en Serbia revela pistas sobre la migración humana en Europa

Recreación en 3D del diente neandertal descubierto en la cueva Pešturina (Serbia).


Por , profesora de la Universidad de Winnipeg, y , ayudante de investigación en la Universidad de Winnipeg (Canadá).

En 2015, nuestro equipo de investigación arqueológica serbio-canadiense estaba trabajando en una cueva llamada Pešturina, en el este de Serbia, donde habíamos encontrado miles de herramientas de piedra y huesos de animales. Un día, un estudiante serbio nos trajo emocionado un fósil que habían descubierto: era un pequeño diente molar, que inmediatamente reconocimos como humano.
Un solo diente puede no parecer mucho, pero se puede extraer de él mucha información. Sabíamos que tenía unos 100.000 años de antigüedad, ya que la capa en la que se encontraba se había datado anteriormente. Pudimos construir un modelo en 3D de alta resolución para estudiar la forma de su corona, las raíces y la estructura interna. Además, realizamos mediciones detalladas e hicimos análisis estadísticos que se publicaron en la edición de junio de 2019 del Journal of Human Evolution.

Los resultados de nuestro estudio son claros: este pequeño diente pertenecía a un neandertal. Se han encontrado fósiles de neandertales en Croacia y Grecia, pero aún son relativamente raros en los Balcanes en comparación con Europa occidental y Oriente Medio. Este diente pertenece, pues, al primer neandertal encontrado en Serbia.

El primer fósil neandertal hallado en Serbia

Los neandertales eran un grupo de antiguos humanos que vivieron en Eurasia occidental durante la época del Pleistoceno. Sus primeros antepasados habitaron en lo que hoy es España hace casi medio millón de años, y gradualmente se expandieron hacia el este a través de Europa y el Levante llegando hasta Siberia. Pero hace unos 100.000 años, los humanos modernos (como nosotros) comenzaron a migrar desde África hacia Eurasia. Y hace unos 40.000 años, los neandertales comenzaron a desaparecer de Europa, retirándose hacia el oeste a medida que los humanos modernos ocupaban su territorio. Posteriormente, hace unos 30.000 años, los últimos neandertales que quedaban en la península ibérica se extinguieron.

El momento de la desaparición de los neandertales y la conquista del continente europeo por los humanos modernos no puede ser una coincidencia. Hace diez años, la mayoría de los paleoantropólogos te habrían dicho que nuestros dos grupos eran competidores: los neandertales eran más grandes y más fuertes, pero nosotros éramos más inteligentes, y en la batalla por la supervivencia en los duros paisajes, los cerebros derrotaron a la fuerza muscular.

Las actitudes cambiaron rápidamente en 2010, cuando se secuenció el genoma neandertal por primera vez, y se descubrió que todos los seres humanos vivos fuera del África subsahariana portan una pequeña cantidad de ADN neandertal. Más recientemente, se ha descubierto que también ellos tenían algunos de nuestros genes.

Esto significa que, al menos en algunas ocasiones, ambos grupos fueron compañeros sexuales y no luchadores entre sí. Ahora bien, nunca hemos encontrado esqueletos de humanos modernos y neandertales juntos en un mismo sitio, por lo que es posible que sus aventuras románticas hayan sido raras excepciones. Y, por otro lado, tampoco tenemos evidencias claras de violencia entre los dos grupos, por lo que la pregunta sobre la causa de la desaparición de los neandertales sigue abierta.

La cueva Pešturina, en el desfiladero de Jelašnička, está en una reserva natural situada cerca de la ciudad de Niš. © Joshua Lindal

La encrucijada de Europa

Los Balcanes Centrales podrían tener la clave para responder a este interrogante. Asentada en la "encrucijada de Europa", la península balcánica representa la intersección de varios corredores de migración importantes. Ríos como el Danubio abren caminos a través de las cadenas montañosas creando zonas de paso para la migración de animales y personas. Los humanos modernos siguieron estas rutas cuando emigraron por primera vez a Europa, concentrándose a través de los mismos valles que los neandertales consideraron su hogar.

La cueva Pešturina se encuentra a lo largo de una de estas rutas de migración, al lado de la garganta de Jelašnica, la cual mira hacia la gran llanura de inundación del río Nišava, cerca de la moderna ciudad de Niš. Aunque nadie antes había encontrado un fósil de neandertal en Serbia, estábamos bastante seguros de que habían vivido allí, puesto que hemos encontrado restos de su cultura lítica, llamada "cultura Musteriense". También sabemos que los primeros humanos modernos emigrantes hicieron de Pešturina, posteriormente, su hogar, dado que también hemos encontrado sus herramientas líticas habituales. Esto hace que la cueva Pešturina sea uno de los pocos sitios en Serbia donde sabemos que ambos grupos vivieron en el mismo lugar, si bien en diferentes momentos.
Desafortunadamente, aún no sabemos mucho sobre la prehistoria de los Balcanes Centrales, a pesar incluso de la larga tradición de investigación arqueológica en la región. Los arqueólogos del siglo XX optaron por concentrarse en los primeros agricultores, los palacios romanos y las fortalezas medievales. Menos visible y más difícil de interpretar, la arqueología paleolítica ha ha quedado reducida a un segundo plano, hasta ahora.

Mapa en el que se muestra la ubicación de Pešturina.

Rellenando huecos

Dirigido por el profesor de arqueología, Dušan Mihailović, de la Universidad de Belgrado, y por Bojana Mihailović, conservador del Museo Nacional de Serbia, nuestro equipo internacional de investigadores ha estado identificando y excavando diversas cuevas en toda Serbia con el fin de llenar los vacíos existentes en nuestro conocimiento de la prehistoria de esta importante región. Junto con Predrag Radović, coautor en el artículo de investigación, nuestro papel en el equipo ha consistido en estudiar los restos humanos fósiles.
Hace una década, en una cueva no muy lejos de Pešturina llamada Mala Balanica, hallamos una mandíbula humana que fue datada con una antigüedad de aproximadamente medio millón de años, siendo así el fósil humano más antiguo descubierto en los Balcanes Centrales y uno de los más vetustos de Europa. Esta mandíbula no pertenecía a un neandertal, sino a un tipo de humano más antiguo (y diferente) llamado Homo heidelbergensis. Sin embargo, esperamos encontrar restos aún más antiguos que los fósiles humanos hallados en Georgia con una datación de hace 1,8 millones de años, o el fósil hallado en España con una datación de hace 1,4 millones, pues la encrucijada de los Balcanes se encuentra justo en el medio.

Mandíbula hallada en Mala Balanica (serbia).

La cueva Pešturina también ha proporcionado otros regalos. En el mismo nivel que se halló el diente mencionado, nuestro equipo encontró un hueso de oso de las cavernas con una serie de marcas de corte paralelas hechas con herramientas de piedra. No son cortes característicos de un descuartizamiento, ya que parece que podrían tener un propósito simbólico. Tal circunstancia constituye un gran problema, dado que, hasta hace poco, la mayoría de los investigadores han venido pensando que el simbolismo y la expresión artística eran comportamientos únicos de los humanos modernos. Esta percepción está cambiando, pues recientemente se ha descubierto que los neandertales muy probablemente se adornaron con plumas, garras y conchas, y que incluso realizaron pinturas rupestres en las cuevas que habitaron.

El hallazgo del diente de Pešturina es un paso pequeño, pero emocionante, hacia la reconstrucción de la compleja prehistoria de la migración humana y el contacto cultural en los Balcanes Centrales. Fruto de la colaboración entre la Universidad de Belgrado y la Universidad de Winnipeg hemos podido ofrecer una experiencia práctica de campo a estudiantes canadienses e internacionales. A través de esta colaboración, los Balcanes Centrales continuarán entregando más y más pistas sobre nuestros primeros ancestros y su relación con los misteriosos neandertales.

Los arqueólogos excavando la cueva Pešturina, donde se descubrió el molar neandertal. © Joshua Lindal

Fuentes: theconversation.com | news-centre.uwinnipeg.ca | 23 de abril de 2019

Demuestran que poblaciones africanas actuales conservan genes de otras especies humanas extinguidas

Los San son uno de los grupos étnicos que constituyen los Khoisan, una de las poblaciones estudiadas. Crédito: Centro de Regulación Genómica

Un estudio internacional liderado por el investigador del Instituto de Biología Evolutiva (IBE-CSIC-UPF), David Comas (izquierda), ha demostrado por primera vez, utilizando inteligencia artificial para estudiar el ADN, que las poblaciones africanas arcaicas se hibridaron con otros humanos desconocidos y extinguidos.

La investigación, que publica este viernes la revista Genome Biology, cuestiona las observaciones que se han hecho anteriormente sobre el cruce de neandertales o denisovanos con los antepasados europeos o asiáticos.

Hasta ahora se sabía que algunas poblaciones extintas, como los neandertales o los denisovanos, se habían mezclado con los humanos modernos fuera de África, pero en las poblaciones africanas no se había demostrado consistentemente ningún cruce.
"Este estudio ha podido identificar la introgresión de una línea extinta de humanos en el ADN de las poblaciones africanas actuales. Dicha población arcaica, totalmente desconocida, se mezcló con los antepasados de los africanos y sus genes se han conservado en su genoma hasta la actualidad", ha detallado Comas, que es catedrático de Antropología Biológica del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud (DCEXS) de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona).
Belén Lorente-Galdos (derecha), una de las firmantes del artículo, ha apuntado que "El escenario que conocemos en África de sociedades que se mezclan entre ellas de forma compleja a lo largo de su historia reciente no es más que la punta del iceberg de la historia evolutiva de los humanos, muy compleja desde sus orígenes".

Los investigadores han hecho un estudio de genomas modernos de diferentes poblaciones con mucha diversidad de estilos de vida, lengua o geografía dentro del continente africano. Al secuenciar estos genomas actuales han podido comprobar que, una parte de estos, proviene de la introgresión (movimiento de genes de una especie a otra a consecuencia de un proceso de hibridación).

"Al utilizar herramientas de inteligencia artificial y genomas completos hemos podido inferir la historia general de la evolución de las poblaciones africanas", ha comentado Óscar Lao (izquierda), investigador del Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG) del Centro de Regulación Genómica (CRG), y uno de los primeros autores del estudio.

"Lo que nos ha sorprendido es que, para poder describir la diversidad genética que hay en las poblaciones africanas actuales, hay que tener en cuenta la presencia de una población africana arcaica extinta con la que los humanos anatómicamente modernos se habrían mezclado", ha añadido.

Este resultado indica que no sólo había poblaciones arcaicas diferentes del linaje Homo sapiens fuera de África (como los neandertales o los denisovanos), sino que dentro de este continente también habían subpoblaciones con las que los humanos anatómicamente modernos que permanecieron en África tuvieron descendencia.

Muestras, diversidad genética, y cantidades de homocigosidad. a. Distribución geográfica, lingüística y de estilo de vida de los individuos africanos analizados. b. En la parte superior, diferencias por pares por kbp entre individuos. Cada línea corresponde a las diferencias genéticas de un individuo específico con el resto de las muestras. El color de la línea corresponde al color de la etiqueta del individuo en el eje 'x'. El valor dado para el mismo individuo se cuenta considerando las diferencias entre sus dos cromosomas. En la parte inferior, la longitud total de las cantidades de homocigosidad por individuo. En azul, las longitudes más pequeñas (de 0.5 a 1 Mbp); en verde, las longitudes intermedias (de 1 a 1.5 Mbp) y en naranja las más grandes (más grandes que 1.5 Mbp). Estas últimas son un signo de endogamia a nivel individual o de población.


"Tal hallazgo cuestiona las observaciones que se han hecho anteriormente sobre el cruce de neandertales o denisovanos con los antepasados europeos o asiáticos, debido a que siempre se han tomado los africanos como modelo de población sin introgresión, por lo que nuestra investigación invita a cuestionar algunas asunciones establecidas y basadas en la premisa de que la población africana no tuvo introgresiones", ha dicho Comas.

Belén Lorente-Galdos concluye: "Nuestro método ha permitido descartar claramente el modelo prevaleciente que no considera la introgresión arcaica en África. El nuevo modelo que presentamos nos ha obligado, además, a revisar la cantidad de ADN en personas de origen euroasiático proveniente de neandertales, el cual podría ser hasta tres veces más alto de lo que se había estimado hasta la fecha utilizando los modelos anteriores".

En el estudio han participado investigadores de la Yale School of Medicine, la Universidad de Taibah (Arabia Saudita), la Universidad de Jendouba (Túnez), IDIBELL (España), la Universidad de Helsinki (Finlandia), la Universidad de Witwatrsrand (Sur -África) y la Universidad Libanesa Americana. EFE.

Fuentes: lavanguardia.com | phys.org | 26 de abril.com