Cueva de Ardales (Málaga): Los neandertales se acercan al 'Homo sapiens'

Signos rojos realizados con las yemas de los dedos en la cueva de Ardales.

El Homo neanderthalensis está cada vez más cerca. Ya no está tan claro si procedemos directamente del Homo sapiens o si en nuestro código genético albergamos finalmente algo de neandertal, aquel hombre que pareció extinguirse, pero que ahora resurge para tambalear los manuales de Prehistoria y reabrir el debate internacional de la mano de este proyecto que se lleva a cabo en la cueva andaluza de Ardales, en Málaga.

Las últimas revelaciones las descifró un equipo de investigadores de la Universidad de Cádiz y el Neanderthal Museum de Mettmann (Alemania), que lideran el proyecto, a su vez dirigido por el catedrático de Prehistoria de la UCA, José Ramos Muñoz (izquierda), y el profesor de la Universidad de Colonia Dr. Gerd-Christian Weniger (derecha). Juntos revelaron hace unos meses en una rueda prensa, y tras publicarlo en la revista Science, que los neandertales también se comunicaron a través del arte, llegando a datar en la Península Ibérica arte rupestre hace 66.700 años, es decir, unos 20.000 años antes de las fechas conocidas hasta ahora.

Ahora, a aquel hallazgo realizado mediante el método de análisis de Uranio Torio (U/TH), gracias al análisis de la calcita que se deposita sobre las representaciones artísticas, se suma la excavación arqueológica que se lleva a cabo en la Cueva de Ardales, en la que se ha llegado ya a niveles de hace 50.000 años, con la aparición de numeroso utillaje y material vinculado a esta actividad.
Un descubrimiento que próximamente ofrecerá nuevas sorpresas vinculados al estudio genético, explica José Ramos, "pues no se sabe si realmente se extinguieron o convivieron". Así, el catedrático de Prehistoria de la UCA confirma que se ha llegado a niveles de 45 a 50.000 años -niveles ocupados por neandertales del Paleolítico Medio- con la "aparición de fauna, tecnología lítica y material ocre perteneciente a comunidades neandertales", concreta el experto, que hace hincapié en el ocre hallado y con el que estos primeros pobladores del sur de la península ya se comunicaban a través del arte, contra todo lo que se ha dicho de que su uso era patrimonio exclusivo del Homo sapiens.

Arqueólogos trabajando en la cueva de Ardales, en la provincia de Málaga.

De forma paralela, en Sima de las Palomas de Teba, a unos 15 kilómetros de la anterior, en niveles del Paleolítico Superior "se ha constatando la interacción, movilidad y control del territorio de comunidades neandertales entre las dos cuevas" y la obtención también de materias primas líticas. "Ahora sabemos que el campamento importante estaba en la entrada de Ardales, en una zona llamada la Cucarra y en la Sima de las Palomas de Teba, y que al interior de Ardales entraban para diversas acciones como la pintura".

De este modo, se constata que las dataciones de Sima de las Palomas de Teba y de Ardales son totalmente coherentes tanto en las fases del Paleolítico Superior como del Paleolítico Medio. De hecho, el estudio avanza que ambas cuevas -Ardales y Sima de las Palomas de Teba- presentan amplias secuencias sedimentarias con registros líticos, óseos, antropología física y evidencias que permiten estudiar los modos de vida de las sociedades cazadoras-recolectoras paleolíticas que la frecuentaron. También se ha avanzado en la frecuentación de en ambos yacimientos de grupos antropológicos neandertales y los primeros Homo sapiens.

Foto: Sima de las Palomas de Teba (Málaga).

Las analíticas, continúa Ramos, han localizado también espacios con fuegos y hogares relacionados con la alimentación, desde hace más de 70.000 años.
Un proyecto que está dando grandes resultados en aspectos como "la sustitución o asimilación de los neandertales, sus capacidades cognitivas, su control del territorio, la convivencia, la enculturación y la transmisión de tecnología" y que sigue ahondando en la vinculación con las similitudes y diferencias de la tecnología y modos de vida con las sociedades pleistocenas del norte de África.

El proyecto, autorizado por la Junta de Andalucía, se titula Las sociedades prehistóricas del (Paleolítico Medio al Neolítico Final) en la Cueva de Ardales y Sima de las Palomas de Teba (Málaga, España). Estudio geoarqueológico, cronológico y medioambiental, y está financiado con fondos Feder.

Fuente: diariodecadiz.es | 4 de septiembre de 2018

Diez años siguiendo el rastro de los hombres de Neandertal en Cova Eirós (Lugo)

En el yacimiento paleolítico de Cova Eirós -en Triacastela, Lugo- terminó ayer la décima campaña arqueológica anual que se ha llevado a cabo desde que en el verano del 2008 se descubrió que esta gruta había servido de refugio a los hombres de neandertal.

En las excavaciones, iniciadas el día 6, no hubo hallazgos de carácter excepcional, pero se consiguió desenterrar una gran cantidad de artefactos líticos y restos fósiles de animales similares a los hallados en las anteriores campañas, de los que los arqueólogos esperan extraer numerosos datos de interés.

Entre industrias líticas y fósiles, durante este mes se recogieron cerca de 1.900 piezas. Según explica Arturo de Lombera (izquierda), codirector de las excavaciones, en esta campaña se terminó de estudiar el llamado nivel arqueológico 3, una capa de terreno datada aproximadamente entre hace 40.000 y 45.000 años. También se exploró extensamente el nivel 4, situado por debajo del anterior y por tanto más antiguo, aunque su edad aún no se conoce con precisión.
«En una primera datación que se hizo hace tiempo se le atribuyeron unos 118.000 años, pero después se comprobó que ese análisis era erróneo y que este nivel es seguramente más reciente», explica el arqueólogo. «En esta campaña recogimos muestras para realizar nuevas dataciones con el método del carbono 14 o bien con otras técnicas, a fin de intentar definir con certeza su edad real», añade.

Teniendo en cuenta los materiales extraídos de estos dos niveles arqueológicos, los investigadores suponen que la cueva fue habitada por los neandertales de maneras diferentes en esas dos épocas de la prehistoria. Según indica De Lombera, «las ocupaciones del nivel 3 parecen haber sido más cortas y de menor intensidad, es decir, que la cueva fue usada como refugio de forma puntual, tal vez para despiezar y consumir algún animal cazado en los alrededores y para tallar algunas herramientas líticas». En cambio, según todos los indicios las ocupaciones del nivel 4 fueron más estables y prolongadas.

En esta campaña también se empezó a excavar otro nivel de terreno más antiguo -el número 5-, pero por ahora sólo se obtuvieron en él unos pocos materiales. Los investigadores tienen previsto seguir estudiando ese nivel en la campaña del verano próximo, con la que se dará continuidad a este proyecto arqueológico -denominado «Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno de la cuenca media del Miño»- que comenzó en Monforte en el 2006 y fue después extendido a Becerreá y Triacastela. Las investigaciones son coordinadas por la Universidad de Santiago y cuentan con la financiación de la Consellería de Cultura.

Fósiles de osos cavernarios, rebecos y bóvidos especialmente bien conservados

Entre los restos fósiles desenterrados en Cova Eirós en la campaña recién terminada destacan varias piezas singularmente bien conservadas. Es el caso de un colmillo de oso de las cavernas (izquierda), una mandíbula de ciervo, un asta de rebeco unida a un fragmento de cráneo y diversos restos de lo que parece ser un bóvido de gran tamaño, posiblemente un bisonte. En la campaña del año pasado ya se habían encontrado otros vestigios que tal vez pertenecen al mismo animal. «En lo que respecta a los fósiles, esta campaña ha sido especialmente satisfactoria, porque encontramos una buena cantidad de huesos enteros que son muy representativos de varias especies propias del Paleolítico Medio», señala a este respecto Arturo de Lombera.

El arqueólogo indica por otra parte que en todas las excavaciones realizadas hasta ahora en la cueva se han podido recuperar abundantes muestras de fauna, aunque en cantidades inferiores a las industrias líticas. «La proporción pueden oscilar entre un 70% de industrias y un 30% de fósiles, o un 60% frente a un 40% según los casos», precisa. Aunque el inventario de las piezas recogidas en esta campaña aún no concluyó, se espera que la proporción sea similar a las anteriores.


Dentaduras de herbívoros

Los estudios que está previsto realizar próximamente con los fósiles hallados en la cueva comprenden una investigación específica sobre el desgaste de los dientes de los herbívoros. «Dependiendo de la época del año, los dientes de estos animales muestran distintos niveles de desgaste y con este estudio esperamos poder determinar en que estación del año había herbívoros viviendo en el entorno de la cueva», explica Arturo de Lombera.

Los fósiles recuperados en la campaña de este verano se sumarán a otros muchos que fueron hallados en años anteriores. Entre ellos hay restos que muestran señales de procesamiento humano, es decir, que corresponden a animales cazados y consumidos por los ocupantes de la cueva. En otros casos se trata de animales salvajes que murieron en esta cavidad de forma natural o que pudieron ser arrastrados a su interior por carnívoros y carroñeros. Todo ello, según apuntan los investigadores, indican que la cueva fue utilizada como cubil o como refugio ocasional por animales de diversas especies en los períodos en los que no estaba ocupada por grupos humanos nómadas.

Útiles fabricados con minerales locales y otros de origen desconocido

Las herramientas de piedra recuperadas en Cova Eirós en las última campaña -al igual que en las anteriores- están fabricadas en su mayoría con cuarzo y con un tipo de cuarcita oscura de gran calidad para la talla. La procedencia de estas dos clases de materiales es muy diferente, según apunta el codirector de las excavaciones. «Las piezas de cuarzo fueron talladas con piedras recogidas en lugares próximos a la cueva, seguramente en ríos y arroyos, mientras que las cuarcitas proceden de otros puntos, ya que este tipo de mineral no se encuentra de forma natural en el territorio», comenta De Lombera.

Los investigadores que trabajan en el proyecto arqueológico, por otro lado, seguirán buscando el origen geográfico de estas cuarcitas, que todavía se desconoce. Determinar su procedencia es de gran importancia para reconstruir las rutas de desplazamiento de los grupos nómadas que ocuparon la cueva durante el Paleolítico Medio, la época en que vivieron los hombres de Neandertal.

Tecnología típica

La piezas líticas descubiertas en esta campaña, indica asimismo De Lombera, muestran los rasgos característicos de las técnicas de talla conocidas como Levallois y discoidal, propias de los neandertales. «Son ejemplares de libro», señala el arqueólogo a este respecto. Lo mismo ocurre con muchos otros materiales exhumados en las campañas precedentes.

Fuente: lavozdegalicia.es | 30 de agosto de 2018

Descubren un primitivo pueblo anterior a los faraones en el Delta del Nilo

El asentamiento está ubicado en Tell el Samara, 140 kilómetros al norte de El Cairo - MINISTERIO DE ANTIGÜEDADES DE EGIPTO

Un grupo de arqueólogos franceses ha descubierto uno de los más antiguos asentamientos conocidos hasta ahora en el Delta del Nilo, que data de la Edad de Piedra Moderna, anterior por tanto a los faraones.

El jefe de la misión arqueológica, Frederic Gio, ha explicado que las perforaciones efectuadas en las capas inferiores de una colina han revelado restos datados alrededor de 5.000 años a.C., 2.500 años más antiguos que la pirámide de Giza.


Gio ha dicho que la misión había descubierto muchos silos de almacenamiento que contenían una cantidad abundante de huesos de animales y restos de alimentos vegetales, que han confirmado la existencia de comunidades estables en el humedal del Delta del Nilo hace siete milenios, según ha informado el Ministerio de Antigüedades de Egipto.

La información que se ha logrado desde 2015 en el sitio, ubicado en Tell el Samara, 140 kilómetros al norte de El Cairo, ofrece una oportunidad única para los arqueólogos de conocer las comunidades prehistóricas que han vivido en el Delta durante miles de años.

Fuente: abc.es| 3 de septiembre de 2018

Cuando la fotografía aérea ayuda a la arqueología: el descubrimiento de la primitiva Complutum

Los periódicos están empezando a dar la noticia: han descubierto la ciudad romana más grande de la Comunidad de Madrid. Llevan dos campañas de verano y lo que han descubierto está llamando mucho la atención. Y todo empezó con una fotografía aérea de la zona del yacimiento arqueológico. Vamos a saber cómo encontraron la primitiva Complutum, una ciudad de 35 hectáreas.
España, la primitiva Hispania, estuvo dominada por el imperio romano. Era una de sus provincias más importantes. De aquellos tiempos han quedado muchos vestigios. Otros se han perdido con el paso del tiempo y más de los que creemos están localizados pero no hay dinero para sacarlos a la luz.

Vista del Cerro de San Juan del Viso desde el Norte (Foto: A. Ruiz Taboada)

En lo alto del cerro de San Juan del Viso, en el término de Villalbilla, han confirmado, gracias a una fotografía aérea, algo que se llevaba sospechando desde el siglo XVI. Todos los que hemos circulado por la carretera de Barcelona lo hemos visto mil y una vez cuando llegamos al valle del Henares. Allí se encuentra la ciudad romana, la más grande de la comunidad de Madrid. Es mayor de lo que se pensaba e incluso tiene un teatro romano muy similar al que podemos ver en Ronda (Málaga).
u historia promete ser muy curiosa. Esa ciudad estuvo allí cerca de 100 años. Y por motivos que aún se desconocen, los propios romanos la desmontaron y crearon la ciudad de Complutum al pie del río Henares. Ellos mismos se llevaron todas las piedras de su ciudad para refundarla metros más abajo. Lo más triste es que los restos de la famosa ciudad están bajo los cimientos de los barrios que construyeron en las últimas décadas del siglo XX. Y todo está perdido. De ahí la importancia del nuevo yacimiento, Primitiva Complutum.


Ortoimagen del IGN tomada en mayo de 2009, destacando las principales estructuras documentadas: 1. Templo, 2. Domus, 3. Puerta monumental?, 4. Termas, 5. Teatro, 6. Campamento. (Azcárraga y Ruiz Taboada, 2012-2013: 101, Fig. 4). PNOA © Instituto Geográfico Nacional de España.

La fotografía que confirmó las sospechas de los arqueólogos

Los arqueólogos Dra. Sandra Azcárraga Cámara, Dres. Arturo Ruiz Taboada y Gonzalo Ruiz Zapatero llevaban tiempo investigando el terreno. Ese es uno de los trabajos del arqueólogo. Recorrer el terreno en busca de pruebas, reconocer las piedras que pueblan los caminos es uno de sus trabajos.

Y todo se puso en marcha gracias a una ortofotografía del Instituto Geográfico Nacional (IGN) de mayo de 2009 que encontró la Dra. Sandra Azcárraga Cámara durante la realización de su tesis sobre el proceso de romanización del valle bajo del Henares. En esta fotografía, en la que todos los elementos están a la misma escala gracias a una combinación de fotografías aéreas tomadas por satélites, aviones o drones, la doctora vio, tras consultarlo con sus colegas, el perfecto trazado de una ciudad romana.

¿Y por qué se ve tan bien en esta fotografía? Porque se observa el crecimiento diferencial de los cultivos. La fotografía se hizo antes de la cosecha:
"En la actualidad, gran parte de la superficie del cerro de San Juan del Viso se encuentra dedicada al cultivo de cereal. Su crecimiento se ha visto alterado tanto por la potencia como por la fertilidad del suelo en el que se encuentra arraigado. En las zonas en las que existen restos de estructuras soterradas, el cereal no experimenta el mismo desarrollo vertical que en las zonas con una mayor acumulación de sedimento, algo visible desde el aire aunque también a ras de suelo", dice la Dra. Azcárraga.

Fotointerpretación de la planta de la primitiva Complutum según la ortoimagen del IGN tomada en 2009 (Azcárraga, 2015)

Con el avance de la tecnología fotográfica, cada vez es más sencillo realizar importantes descubrimientos arqueológicos, como la ciudad de Altinum en 2009, conocida como la Venecia romana. La calidad y la definición actuales, así como el coste final, permiten encontrar las huellas del pasado para ser descubiertas por aquellos que saben interpretar las señales. Solo llevan dos años de campaña, y ya podemos ver los restos de la calzada y los muros de una casa importante, la domus.

Aquí está toda la ciudad

Pero por la famosa fotografía distinguimos un templo, una puerta monumental, las termas, el grandioso teatro, hasta un campamento. Y gracias a la ortofotografía, con una precisión absoluta. Estas imágenes aéreas las podemos encontrar en Google Earth, por supuesto. Pero son más precisas y exactas las que podemos ver en Iberprix, una aplicación web que permite la localización de diferentes espacios por toda España, con múltiples capas de búsqueda.

Esperemos que en un futuro no muy lejano podamos disfrutar y conocer cómo vivían aquellos romanos. Queda mucho tiempo para descubrirlo. Y como fotógrafos siempre es un gusto ver que nuestro mundo no solo sirve para buscar hermosos paisajes, sino que facilitan la búsqueda de la historia.

Fuente: xatakafoto.com | 4 de septiembre de 2018

Los restos cerámicos del yacimiento de Pico de la Mora (Valladolid) confirman su origen calcolítico

Excavaciones en el Pico de la Mora/UBU

Durante los meses de julio y agosto, han tenido lugar diversas actividades que se encuadran dentro de la tercera campaña de actividades arqueológicas que se vienen realizando en el Pico de la Mora (Peñafiel, Valladolid). Estos trabajos, financiados por la Junta de Castilla y León, han sido coordinados desde la Universidad de Burgos (UBU) por José Antonio Rodríguez Marcos, profesor del Área de Prehistoria, y por Rodrigo Villalobos García, por parte de la Universidad de Valladolid y responsable de los trabajos de campo.

Entre otras aportaciones se ha demostrado que, en el centro de la Meseta española, existen asentamientos dotados de una fortificación durante la Edad del Cobre (Calcolítico, 3100-2200 antes de Cristo). Este hecho no se había documentado convenientemente antes de la localización, estudio y datación (2700 años antes de Cristo) de una muralla en este castro que se asentó sobre el espigón de páramo que, emplazado entre los términos municipales vallisoletanos de Peñafiel y Rábano, se conoce con el nombre de Pico de la Mora.

Los trabajos desarrollados este año han consistido, en una primera intervención llevada a cabo durante la segunda semana de julio, en la ampliación de un área de excavación, próxima a la muralla, donde el año pasado se encontraron dos pequeñas planchas de bronce (unidas por un remache) que formarían parte, en origen, de un caldero de chapa broncínea claveteada de probable inspiración atlántica. Este hallazgo y otros restos cerámicos localizados en esta campaña tienen indudable interés, ya que confirman que, tras ser abandonado el enclave a finales del Calcolítico, coincidiendo con el desarrollo del “horizonte del vaso Campaniforme”, la actividad humana se reanudó mucho después del asentamiento originario, en una época coincidente con la Edad del Bronce Final/I Edad del Hierro (800 años antes de Cristo).



En esta misma campaña también se realizó una nueva cata en el sector este de la muralla, a fin de conocer la estructura y sus características en un punto distante del intervenido en campañas anteriores.

A las citadas intervenciones, se han sumado las labores que durante los días 23 y 24 de agosto ha realizado un equipo de expertos de la Universidad de Granada, al frente de los cuales está el profesor de Prehistoria, José Antonio Peña-Ruano, que ha consistido en la Prospección Magnética del yacimiento. Para ello, se ha utilizado un magnetómetro de vapor de potasio, capaz de identificar anomalías magnéticas procedentes del subsuelo, las cuales podrían relacionarse con posibles estructuras originadas por la actividad humana.

Además, se han realizado una serie de tomografías eléctricas que complementen los datos del magnetómetro en este empeño. El fin de todo este proceso es orientar a los arqueólogos a la hora de proyectar dónde puede resultar más conveniente realizar sucesivas intervenciones. No en vano, con esta prospección geofísica dispondrán de datos eficaces para determinar la localización, previa su excavación, de aquellas construcciones de las distintas épocas en que tuvo lugar la ocupación del yacimiento. Al fin y al cabo, un magnetograma no es más que un escáner o una radiografía del subsuelo.

La campaña de este año 2018 todavía no ha llegado a su fin, pues en este mes de septiembre se tiene previsto concluir los sondeos iniciados el pasado mes de julio.


Fuente: dicyt.com| 3 de septiembre de 2018

"La cueva del Ángel es el gran archivo de los homínidos de la Península Ibérica"

Cecilio Barroso, en la sede de la Fundación Instituto de Investigación de Prehistoria y Evolución Humana, en Lucena (Córdoba). / REPORTAJE GRÁFICO: JUAN AYALA

Cecilio Barroso (Melilla, 1955) ahonda desde hace décadas en los orígenes de la evolución humana. En 1979 descubrió la cueva del Boquete de Zafarraya, en Málaga y, cuando todavía era estudiante en la Facultad de Letras de Málaga, halló las representaciones pictóricas de barcos más antiguas del Mediterráneo hasta la fecha, en un abrigo rocoso de Jimena de la Frontera (Cádiz). Desde mediados de la década de los 90, trabaja para desentrañar la cueva del Ángel, en Lucena (Córdoba), que describe como uno de los yacimientos más sorprendentes y valiosos de la Prehistoria y que equipara en trascendencia al de Atapuerca (Burgos).

-¿Cómo se llega a la cueva del Ángel?
-En torno a 1993, un grupo de lucentinos que forma parte de la Asociación Torre del Moral contactaron conmigo porque en los años 70 un vecino que paseaba por la vertiente Sur de la sierra de Araceli había encontrado unos huesos y una industria lítica muy antigua y querían saber si había posibilidad de excavar. Diversas universidades, entre ellas las de Córdoba y Sevilla, habían dicho que allí no había nada. Llegamos al acuerdo de que en el 95, cuando yo terminara las prospecciones en Zafarraya, en Málaga, generaríamos un proyecto de urgencias. En agosto de aquel año encontramos los primeros rellenos; fue un día feliz para todo el mundo. Hallamos un pozo circular de dos metros de diámetro, cosa que no comprendíamos en absoluto, y al final descubrimos que era del siglo XVIII excavado por mineros de la zona que buscaban travertino. Era la piedra más preciada y cara de las existentes en aquel momento, pues con ella se realizaban las columnas de las iglesias y los palacios barrocos. Encontraron travertino, pero aquello estaba lleno de quijadas y de dientes de animales y dieron por cerrada la explotación minera. La taparon con grandes bloques para evitar, supongo, que alguien se matara allí. En el año 96, en una segunda excavación, hicimos un informe para la Junta advirtiendo del yacimiento, pero hasta 2002 no llegó la primera autorización porque algunos investigadores ponían en duda que el yacimiento fuera real.

-¿Qué ha pasado desde entonces?
-La Junta nos obligó a hacer un retranqueo del pozo para comprobar si estaba lleno de piedra o eran rellenos, y evidentemente eran restos paleontológicos. Realmente, en un periodo de 24 años sólo hemos excavado seis veranos, mientras que en Atapuerca han excavado 30 veces en 30 años. Y encima nos dicen que hay pocos resultados.

-En este tiempo, ¿cuáles han sido los principales hallazgos?
-Hemos avanzado muchísimo a pesar de la escasez de permisos, pues el hecho de tener el pozo hecho por los mineros nos ha permitido tener toda una secuencia estratigráfica en profundidad y poseer un conocimiento de cinco metros. Esto ha sido importantísimo, pues en un mes de excavaciones apenas se bajan siete u ocho centímetros, así que se necesitarían 20 vidas para llegar a los cinco metros. En resumen, tenemos una datación muy fiable de algo más de 350.000 años de antigüedad, que son muchos años. En esa época, los homínidos que vivían aquí eran Homo erectus y no tenían nada que ver con nosotros. Procedían de África. De hecho, nosotros como especie no existíamos. Aunque hay otros análisis que han hecho miembros del CSIC que apuntan a que podemos irnos a algo más de 600.000 años en la parte más alta, por lo que en la parte más baja hablaríamos de un millón de años de antigüedad. Si esto se confirma, yacimientos de esta entidad sólo hay dos en el mundo. Son los orígenes de la humanidad, no lo olvidemos.


-¿Cómo era el hombre entonces?
-Los homínidos cazan y carroñean lo que pueden, pero ya vemos que tienen necesidades y ante retos nuevos en la cueva del Ángel se le dan soluciones. Pensamos en gente desnuda, pero aquí hemos encontrado tres útiles exclusivamente preparados para cortar y alisar la piel. Es la primera vez que esto aparece en el mundo, y nos indica que tienen la necesidad de cubrirse. Y que, posiblemente, sea la primera vez que manguen los objetos, es decir, que construyan un mango con resina para hacer la herramienta mucho más efectiva. Y otro hecho fundamental, el uso del fuego. En Europa y en Asia aparece en torno al 300.000 antes de Cristo, y en la cueva del Ángel, como mínimo, hay restos de 350.000 años, 50.000 años antes de lo que se pensaba. Es impresionante. Los homínidos de Atapuerca coinciden en el tiempo con los de la cueva del Ángel, pero allí no ha aparecido ni un gramo de carbón, no conocían el fuego. Y anda que allí hace frío. Y, encima, el fuego de aquí existe en una zona de cuatro metros de diámetro, y por ahora se han documentado más de tres metros de altura de acumulación de cenizas. Eso indica que durante 120.000 años hubo fuego. Planteamos la hipótesis de que en torno a 400.000 años, como mínimo, los primeros homínidos se asientan en la cueva. La teoría es que recolectaron fuego ocasionalmente por un rayo y lo llevaron allí. Era un lugar perfecto.

-¿Lo puede describir?
-Había abrigo contra la lluvia, una covacha para refugiarse, delante un llano con zonas lacustres y una gran cantidad de agua, lo que ahora es el campo de Aras y el arroyo Salado. Y el paisaje estaba lleno de manadas de elefantes, rinocerontes, bisontes, caballos, ciervos, jabalíes, la sierra llena de osos... Aquello para ellos era el paraíso. Posiblemente, las manadas no emigraban en verano porque el clima era mediterráneo y había agua todo el año. Lo que da cohesión a este grupo es el fuego, que es el mayor invento de la humanidad. Les permitía procesar los alimentos, destruir bacterias, calentarse y ahuyentar a las fieras. Este fuego, además, demuestra que eran sedentarios, porque no se interrumpió durante miles de años. En la cueva, los únicos carnívoros que se han encontrado son el lince, el gato salvaje y el lobo, y están allí porque ellos los mataban para comérselos. Este verano han venido colegas de Atapuerca. Y nos han dicho: allí hay diez yacimientos, pero son lugares adonde llegan los homídos, carroñean, dejan cuatro huesos y se van, no queda nada más. Nosotros aquí, menos los nombres, sabemos casi todo. Éste es el gran archivo de los homínidos de la Península Ibérica, y posiblemente de Europa y del mundo, al nivel de Atapuerca. Así que nadie comprende qué está ocurriendo, por qué no hay financiación ni apoyo institucional.

-Pero aquí, hasta el momento, no han aparecido restos humanos...
-Tenemos un fragmento de un fémur humano de más de 300.000 años (derecha). Lo arrancaron espeleólogos en la pared de la sima en los años 60, pero no sabemos exactamente dónde. Calculamos que en la cueva habrían nacido entre 60 y 80.000 homínidos. Posiblemente, arrojaban los muertos dentro de la sima, pero hay diez metros de profundidad hasta llegar al nivel de los homínidos, y sólo llevamos 2,80 metros. El próximo verano, esperamos llegar al menos a los ocho metros y, si se encuentran los homínidos, todo va a cambiar.

-¿Hasta cuándo existen permisos de excavación?
-Tenemos la palabra del director general de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía para prorrogarnos el permiso y excavar el próximo verano. Serán dos meses, con un presupuesto de 32.000 euros concedidos exclusivamente por el Ayuntamiento de Lucena. Desde 2012, la Fundación Instituto de Investigación de Prehistoria y Evolución Humana (Fipeh), que canaliza donaciones y ayudas de diversas administraciones, ha gestionado en conjunto 450.000 euros, para este proyecto y para el que desarrollamos en sierra Mágina, en Jaén.

-Da la sensación de que las administraciones son reacias a invertir.
-La única que apuesta, desafortunadamente, es el Ayuntamiento. La ahora vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, sí apostó en su etapa como consejera de Cultura y fue la única que otorgó una subvención, pero su marcha a Madrid como ministra paró en seco esa buena relación. En cambio, sí hay yacimientos a los que se les da dinero, como a Orce, en Granada. Han cambiado el cerramiento que tenían por otro psicodélico que ha costado 300.000 euros. Y por excavar 15 días, les dan 100.000 euros. Será la falta de conocimiento o de información, pero los expertos que llegan a Lucena no comprenden lo que pasa. Ésta es la joya del patrimonio de Córdoba.

-Se ha llegado a hablar, incluso, de la declaración del yacimiento como Patrimonio Mundial, pero por el momento no existe ningún nivel de protección.
-Ninguno. Además, el hecho de que fuera Bien de Interés Cultural (BIC), por ejemplo, no implicaría nada, ni que nos fueran a dar más dinero. Pero es cierto que tiene mucho más valor que otros sitios que sí son Patrimonio Mundial. Aparentemente, la evolución humana puede interesar poco cuando tenemos conjuntos monumentales como Medina Azahara, la Alhambra o el mundo íbero en Jaén. Eso sí, medio millón de personas visitan Atapuerca al año. La gente va a Burgos por Atapuerca, no por la catedral. Y el impacto económico es impresionante. Y la cueva del Ángel va a ser Patrimonio Mundial, como Atapuerca, que a nadie le quepa duda. Es excepcional y única, un archivo de la historia de la humanidad. Esto se lo planteamos a Rosa Aguilar cuando era consejera de Cultura y nos respondió que hablaríamos cuando lo lograra Medina Azahara. Creo que ha llegado el momento de retomar la conversación.

-¿A qué otros yacimientos se puede equiparar?
-Está al nivel de Atapuerca. Y, si afinamos con las dataciones, podríamos equipararnos con Dminisi, en Georgia.


-¿Cuánto tiempo se necesitaría para conocer en profundidad la cueva del Ángel?
-Se necesitarían dos o tres generaciones, esto no es algo coyuntural. He planteado al alcalde, Juan Pérez, que se redacte un plan estratégico, pues esto no puede seguir así. Por ejemplo, ahora estamos intentado cerrar la cueva y hemos pasado de un proyecto de 500.000 a 20.000 euros. Vamos de mal en peor, es paupérrimo. Y hemos pasado de hacer un centro de interpretación educativo y pedagógico a instalar un techo para tractores. Ahora trabajamos bajo unas chapas oxidadas que se pusieron en el año 95 y bajo las que la Junta no nos permite estar porque hace mucho calor. Aquello es patético. Cuando viene algún investigador de fuera, la situación me provoca bochorno.

-Como experto en la evolución humana, ¿qué va a suponer para nuestra especie la revolución digital que se está produciendo? ¿Se puede equiparar de alguna manera al impacto del uso del fuego o el descubrimiento de la rueda?
-Todo lo que somos, se lo debemos al pasado. Y el fuego nos permitió llegar hasta aquí. Respecto al impacto de lo digital, depende de hacia dónde nos dirijamos. Antes tenía que ir a París en verano y me recorría las grandes bibliotecas para sacar artículos, fotocopiaba como un loco y enviaba las sacas por tren. En España no había nada sobre Paleontología. Ahora das cuatro click y lo tienes todo. Las redes digitales significan la democratización del conocimiento, y eso puede dar unos logros impresionantes en múltiples aspectos, como la economía o la medicina. El problema de todo esto es la utilización espúrea que se le pueda dar. Lo digital es una de las grandes revoluciones de la humanidad, junto con el fuego, la agricultura, la máquina de vapor, la electricidad, la energía atómica... Las revoluciones ahora se acortan.

Fuente: eldiariodecordoba.es | Ángel Robles | 2 de septiembre de 2018