Descubren el campamento militar romano más antiguo de Galicia en Ourense

As de Augusto acuñado por el legado Publio Carisio (25-22 a.C.) y recuperado en el campamento de Penedo dos Lobos.

La excavación arqueológica que se llevó a cabo en el yacimiento romano de Manzaneda, en Penedo dos Lobos, en Manzaneda (Orense), dio como fruto el descubrimiento de la presencia militar del campamento romano más antiguo que se conoce en territorio gallego hasta el momento.
Estos hallazgos sitúan la presencia romana en un horizonte cronológico anterior al cambio de era y, muy posiblemente, según señalan los arqueólogos que han trabajado sobre el terreno, coetáneo a las guerras cántabro-astures con las que el imperio finalizó la conquista de la península.
Hasta el momento, existían algunos autores que afirmaban que Galicia se había mantenido al margen del conflicto. Y aunque todavía no se puede determinar cuál era la misión del contingente militar que se asentó en Penedo dos Lobos, sí que se conoce que estaba formado por unos mil soldados y que fue ocupado durante un corto período de tiempo.
Los especialistas en arqueología han señalado que más que a un campamento de marcha (construido para descansar durante una o dos jornadas), se correspondería con un campamento estacional, que sirviese durante más tiempo a un contingente con una misión específica que por el momento se desconoce. El campamento fue descubierto por un vecino de la comarca, Rubén F. Lorenzo Pérez, que comunicó al colectivo Romanarmy.eu -que desarrolló toda la campaña arqueológica- la existencia de un recinto de alta montaña de peculiares características.
En la excavación se localizaron restos de una sandalia romana y monedas acuñadas por Publio Carisio, legado del emperador Octavio Augusto durante las guerras cántabro-astures. Todo parece indicar que estas monedas se usaban para pagar a los legionarios que participaban en estas campañas bélicas.


Además, el campamento de Penedo dos Lobos aún conserva las características cuatro puertas que definen estos recintos militares romanos y casi la totalidad del perímetro de la muralla defensiva que -según inciden los expertos es algo poco habitual- está construida en piedra. Los arqueólogos incidieron en el «excelente» estado de conservación de las estructuras que rodean el campamento.
El colectivo de investigación Roman Army reúne a un conjunto de arqueólogos profesionales, investigadores y profesores universitarios de las universidades de Santiago de Compostela, Oviedo, Minho (Portugal) o Leiden (Holanda), entre otras, que estudian la presencia del ejército romano en el noroeste de la península ibérica, poniendo especial énfasis en los episodios de conquista e invasión que terminaron con el dominio romano efectivo en los tiempos del emperador Octavio Augusto.

Un patrimonio en amenaza

El colectivo romanarmy.eu comunicó a la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta de Galicia en febrero de 2017 la existencia del campamento romano. Sin embargo, durante la intervención arqueológica se tuvo conocimiento de que el terreno se encuentra afectado en estos momentos por un plan de repoblación forestal que dañará de manera irreversible este sitio arqueológico de gran relevancia para la historia de Galicia.

Un amplio programa de divulgación

La intervención arqueológica en el Penedo dos Lobos fue retransmitida diariamente a través de Internet por parte del colectivo romanarmy.eu, mediante vídeos en directo y formatos innovadores de comunicación científica. El alcance, sólo a través del perfil de Facebook del colectivo, fue de más de 65.000 personas a lo largo de toda la semana de intervención arqueológica, en la que el público pudo seguir día a día la evolución de la intervención. Así mismo, se realizaron visitas guiadas al sitio tanto con integrantes de los campamentos juveniles de Cabeza de Manzaneda como abiertas al público general, con numerosa presencia de público.

Fuente: lavozdegalicia.es | 29/08/2018

Hallstatt, la mina de sal guardiana de secretos prehistóricos

Explotada durante 7.000 años, la mina de Hallstatt ha producido no solo un suministro constante de sal sino también descubrimientos arqueológicos que atestiguan la existencia de una rica civilización que data de la primera parte del I milenio a.C.

Todas las minas necesitan reforzarse regularmente contra el colapso, y Hallstatt, la mina de sal más antigua del mundo encaramada en los Alpes austríacos, no es una excepción. Pero Hallstatt no es como otras minas.

Explotada durante 7.000 años, la mina ha proporcionado no solo un suministro constante de sal, sino también descubrimientos arqueológicos que atestiguan la existencia de una rica civilización que data de la primera parte del I milenio a.C.

Hasta ahora, se cree que menos del dos por ciento de su red de túneles prehistóricos ha sido explorada, tras la nueva ronda de trabajos de refuerzo, que comenzó este mes, para proteger los logros de las excavaciones, según el arqueólogo jefe Hans Reschreiter (izquierda).
"Como en todas las minas, la montaña ejerce presión sobre los túneles y podrían derrumbarse si no se hace nada al respecto", dijo Reschreiter a la AFP.

Hallstatt fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997 y "los trabajos actuales están dirigidos a protegerla para las futuras generaciones", dijo Thomas Stelzer, gobernador del estado de Alta Austria donde se encuentra la mina.
Elevándose sobre un lago natural -hoy día frecuentado por masas de turistas, particularmente de Asia, que vienen a admirar un escenario alpino perfecto-, la mina de Hallstatt se encuentra a más de 800 metros sobre el nivel del mar.

El vasto depósito de sal marina en su interior fue dejado por un mar que cubrió la región hace unos 250 millones de años.


Escaleras de 3.000 años de antigüedad

Uno de los descubrimientos arqueológicos más llamativos fue el de una escalera de madera de ocho metros de longitud que data del año 1100 a.C., la escalera más antigua hallada en Europa.
"Estaba tan bien conservada que pudimos desarmarla y volver a armarla", dijo Reschreiter.
Otros artefactos datan de mucho más atrás. Excavada en 1838, un hacha realizada con un cuerno de ciervo, y que data del 5.000 a.C., demostró que, desde entonces, "los mineros se esforzaban por extraer la sal de aquí", dijo Reschreiter.

A mediados del siglo XIX, las excavaciones revelaron una necrópolis que mostraba la prominencia del sitio durante la Edad del Hierro. Tal civilización se conoce como "Cultura de Hallstatt", asegurando la fama del lugar.

"Miles de cadáveres han sido excavados, y casi todos ostentan adornos de bronce, lo que refleja que eran usados ​​por los más ricos", dijo Reschreiter. "Los restos óseos llevaban marcas del duro trabajo físico realizado desde la infancia, a la vez que muestran signos de una prosperidad inigualable".


Uno de los descubrimientos arqueológicos más llamativos fue el de una escalera de madera de ocho metros de longitud que data del 1100 a.C., la escalera más antigua de este tipo hallada en Europa.

El "oro blanco" no tiene precio

La sal, conocida desde siempre como el "oro blanco", no tenía precio en ese momento. Y la mina de Hallstatt producía hasta una tonelada todos los días, abasteciendo a "la mitad de Europa", dice el investigador, y agrega que "el difícil acceso de su ubicación la convirtió en la más rica del continente y fue una plataforma importante para el comercio en el año 800 a.C.".

Ello queda atestiguado por los mangos de espada hechos de marfil africano y los cuencos mediterráneos de vino encontrados en la misma. Una segunda serie de excavaciones, iniciada por el Museo de Historia Natural de Viena hace unos 60 años, produjo más sorpresas.
En túneles a más de 100 metros por debajo de la superficie, los arqueólogos descubrieron "evidencias únicas" de actividad minera a una escala "industrial" durante la Edad del Bronce, dijo Reschreiter.

Además de revelar estructuras de contención de madera de más de 3.000 años de antigüedad, que se conservaron perfectamente con la sal, la excavación desenterró numerosas herramientas, guantes de cuero, una cuerda del grosor de un puño, así como restos de millones de antorchas de madera.

Herramientas halladas en la mina de Hallstatt.

Continuamente activa

La mina fue explotada por los celtas y durante la época romana, cuando la sal se utilizaba para pagar a las legiones estacionadas a lo largo del río Danubio -de ahí el origen de la palabra "salario"-, y nunca ha dejado de funcionar desde tiempos prehistóricos.
Hoy, unas 40 personas aún trabajan allí, usando agua a alta presión para extraer el equivalente a 250.000 toneladas de sal por año.

"La sal ya no tiene el mismo valor que en la antigüedad, pero algunos de sus nuevos usos, tal como en las industrias farmacéutica y química, siguen siendo altamente rentables", dice Kurt Thomanek, director técnico del proveedor de sal Salinen Austria.
El turismo, vinculado a los descubrimientos arqueológicos, es también "un pilar de nuestras actividades. El año pasado, unas 200.000 personas visitaron la mina de Hallstatt", agrega Thomanek.

Fuente: phys.org | 24 de agosto de 2018

Una investigación sugiere un vínculo entre la extinción de los neandertales y ciclos fríos

En esta foto de 2013 proporcionada por Bogdan Onac, el investigador Vasile Ersek se encuentra en la Cueva de Ascunsa en Rumania. Los científicos dicen que los cambios ancestrales en el clima ayudaron a nuestra especie a reemplazar a los neandertales en Europa. Los investigadores utilizaron datos de esta cueva y otra para documentar dos períodos largos de frío y seco. (Bogdan Onac vía AP).

Durante miles de años, la especie a la que pertenecemos todos, Homo sapiens, coexistió en Europa con otra, Homo neanderthalensis, también inteligente y sofisticada, según han demostrado numerosos estudios en los últimos años. Pero estos parientes, los más cercanos que tuvimos jamás, desaparecieron hace unos 40.000 años de la faz de la Tierra, dejando en nosotros una pequeña parte de su genoma como herencia. Por qué los neandertales no tuvieron éxito es uno de los misterios científicos más fascinantes de la evolución humana. Si eran tan parecidos a nosotros, hasta el punto de que cocinaban, cazaban en grupo, enterraban a sus muertos e incluso pudieron crear arte, ¿qué les llevó a la extinción? ¿Fue la misma causa la que motivó nuestro triunfo como especie?

Son preguntas intrincadas que pretende ayudar a responder un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), llevado a cabo por el equipo de Michael Staubwasser (izquierda), de la Universidad de Colonia, Alemania. Los científicos creen que fue la dieta de los neandertales, esencialmente carnívora, la clave de su declive. Los períodos fríos que atravesó el continente durante el Paleolítico diezmaron las piezas de caza en el paisaje estepario, lo que provocó que estos homínidos se quedaran sin su principal fuente de alimento.

La transición de los neandertales a las poblaciones humanas modernas se produjo durante un período de ciclos climáticos fríos recurrentes, en los que, en el valle superior y medio del Danubio, las temperaturas pudieron alcanzar los -2º C como promedio anual, una condiciones insostenibles para una ocupación humana permanente.

Staubwasser y sus colegas examinaron registros paleoclimáticos de estalagmitas en el este de Europa central de hace entre 44.000 y 40.000 años, y compararon los datos con los registros arqueológicos de artefactos creados por los neandertales. Los autores encontraron que las capas arqueológicas desprovistas de herramientas neandertales corresponden a los períodos fríos, a pesar de que sus cuerpos bajos y rechonchos se adaptaban a estos ambientes. Después de esos períodos, Europa experimentó una renovación genética a medida que los humanos modernos se expandieron. Las evidencias científicas sugieren que el último cruce entre miembros de nuestra especie y los neandertales ocurrió de cuatro a seis generaciones antes de que estos últimos fueran borrados del registro arqueológico.

Foto: Cueva de Tăuşoare, de casi 20 km de longitud, en los Cárpatos orientales en Rumania. Los análisis isotópicos de las estalagmitas en la cueva ayudaron a reconstruir el clima frío hace más de 40.000 años en Europa Central. - derstandard.at/2000086164923/Wurde-es-fuer-die-Neandertaler-in-Europa-zu-kalt.

Una dieta limitada

Para los investigadores, la dieta de los neandertales, que era más limitada que la de los humanos en el paisaje estepario, puede explicar su declive durante los períodos fríos. Bajo la presión de un clima cambiante, las fuentes de carne terrestre (grandes mamíferos) de las que dependían principalmente para sobrevivir pudieron haber escaseado. «Esto hizo inviable la estrategia de subsistencia de los neandertales», explica Staubwasser a ABC. Sin embargo, los Homo sapiens no tuvieron tantos problemas, ya que complementaban su dieta con alimentos vegetales, pescado y marisco, lo que les permitió sobrevivir y adaptarse mejor al medio.

«Los neandertales se acomodaron mejor a los bosques, que disminuyeron severamente en las condiciones más secas y frías. De hecho, en realidad, no regresaron a Europa central y occidental hasta que el glacial terminó», señala Staubwasser. En esos lugares, sí accedían a frutas y nueces.
Los autores explican en PNAS que la desaparición de los neandertales no estuvo provocada directamente por nosotros, los Homo sapiens, sino por una mayor vulnerabilidad a los rápidos cambios ambientales y al estrés ecológico en la tundra o la estepa. Independientemente de las causas de su extinción, los neandertales resultan sin duda fascinantes. Hábiles cazadores, capaces de comunicarse, sociales y hasta compasivos, probablemente fueron también los primeros artistas de la humanidad, con una capacidad de pensamiento simbólico y cognitiva que algunos creen muy similares a las nuestras.

Katerina Harvati (izquierda), experta en el hombre de Neandertal de la Universidad de Tuebingen, en Alemania, quien no participó en el estudio, dijo que es útil tener nueva información climática del sureste de Europa, región que se cree atravesó el Homo sapiens para dispersarse por el continente.
Pero añadió que no está claro si el Neandertal desapareció y el Homo sapiens apareció en las épocas que los autores indican, dado que los estudios que ellos citan se apoyan en evidencias limitadas y en ocasiones están abiertos al debate.
Chris Stringer (derecha), del Museo de Historia Natural de Londres, dijo que creía que el documento era un buen ejemplo del impacto de los cambios climáticos en los neandertales, aunque cree que otros factores también estuvieron presentes en su desaparición.

Rick Potts, de la Smithsonian Institution, calificó el estudio como "una nueva mirada refrescante en el reemplazo de especies".

Fuentes: abc.es | foxbaltimore.com | 28 de agosto de 2018

La población infantil del enclave prehistórico de Valencina (Sevilla) no tenía privilegios de nacimiento

Uno de los dólmenes que se conservan en Valencina. / JUAN CARLOS VÁZQUEZ


La primera investigación promovida sobre la población no adulta del asentamiento que durante la Edad del Cobre habría poblado con mayor o menor periodicidad el entorno de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán (Sevilla) expone que, según los indicios, los individuos de esta antigua cultura no habrían gozado de "altos estatus sociales" por meras razones de nacimiento.

Así queda de manifiesto en el estudio titulado La población no adulta del asentamiento de la Edad del Cobre de Valencina de la Concepción: una aproximación demográfica, contextual y sociológica, un documento que firman los arqueólogos e investigadores Marta Cintas-Peña, Leonardo García Sanjuán, Marta Díaz-Zorita, Ana Mercedes Herrero Corral y Sonia Robles Carrasco.

Este trabajo, recogido por Europa Press, profundiza en el conocimiento del enclave de la Edad del Cobre localizado entre los términos municipales de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán, donde descansan los dólmenes de La Pastora, Matarrubilla, Ontiveros y de Montelirio, así como otros múltiples megalitos, tumbas y yacimientos relacionados con las comunidades calcolíticas de la zona.

Una investigación previa publicada en la revista Journal of World Prehistory señalaba que, con una extensión de unas 450 hectáreas, el asentamiento calcolítico de Valencina y Castilleja de Guzmán "es de lejos el mayor asentamiento de la Edad del Cobre en toda la Península Ibérica y posiblemente uno de los mayores de Europa occidental en la prehistoria tardía".

Nivel inferior (Fase I) de PP4-Montelirio Estructura 10.071 con tres inhumaciones individuales. Foto: José Peinado Cucarella

Este estudio, además, planteaba la tesis de que este enclave habría tenido una función ritual o ceremonial y no urbana. Según la investigación, el asentamiento calcolítico de Valencina habría sido "un lugar de reuniones, demostraciones competitivas y rituales, con cambiantes ocupaciones ocasionales o estacionales de la zona, más que una "densa ocupación permanente de carácter urbano".

En este contexto, la "aproximación demográfica, contextual y sociológica" a la población infantil y juvenil del asentamiento humano de Valencina y Castilleja de Guzmán "supone el primer acercamiento específico, en términos científicos, a la demografía, condiciones de vida y posiciones sociales de los niños y adolescentes de las comunidades calcolíticas de dicho entorno", según apunta el último estudio.

Para ello, la investigación se basa en restos óseos rescatados en las excavaciones arqueológicas acometidas en la zona y asociados a 39 individuos no adultos, es decir con edades comprendidas hasta los 17 años. Estos restos humanos, localizados en ocho sectores diferentes del antiguo asentamiento calcolítico de Valencina y Castilleja de Guzmán, se remontan a un periodo que abarca desde el año 3.200 a.C., en el caso de los huesos más antiguos, al 2.300 a.C. en el caso de los huesos de menos antigüedad.

A partir de un análisis de los restos óseos de estos 39 individuos infantiles o juveniles, los autores de esta investigación dan cuenta de diferencias entre las prácticas funerarias correspondientes a los adultos y las relativas a los sujetos no adultos. "Todos estos individuos infantiles o juveniles fueron enterrados "o en compañía de adultos o en estructuras donde también había adultos" sepultados, al mismo tiempo que en el entorno de Valencina y Castilleja de Guzmán "hay numerosos contextos en los que sólo hay adultos" enterrados, por el ejemplo el propio dolmen de Montelirio.

Los investigadores ponen de relieve que 30 de los 39 individuos infantiles o juveniles fueron enterrados en "contextos no megalíticos", es decir en "hoyos o cuevas artificiales", y sólo nueve de estos cadáveres fueron localizados dentro de construcciones megalíticas como tal. Por el contrario, en el caso de los restos óseos descubiertos en esta zona arqueológica y atribuidos a población adulta, "58 de los individuos fueron enterrados en estructuras megalíticas frente a 76 hallados en contextos no megalíticos", lo que arroja una clara diferencia proporcional entre los fallecidos de uno u otro sector demográfico enterrados en las preeminentes tumbas megalíticas.

Además, este estudio señala que ninguno de los individuos no adultos descubiertos en los enterramientos calcolíticos de Valencina y Castilleja de Guzmán tenían asociados artículos o efectos funerarios. "En algunos casos, podemos hablar de artículos mortuorios colectivos que podrían haber estado asociados a adultos y también a individuos no adultos, pero en Valencina no hay contextos (funerarios) en los que los cadáveres de sujetos no adultos presenten una clara relación con efectos mortuorios individualizados", expone el estudio, precisando que "sí hay claros ejemplos de individuos adultos correlacionados con ajuares fúnebres personales".
Los autores de esta investigación interpretan que los indicios sugieren la idea de que en las comunidades del asentamiento calcolítico de Valencina y Castilleja de Guzmán "no había individuos que disfrutasen de altos estatus sociales por nacimiento, como parece ser el caso en algunos colectivos de la Edad del Bronce Argárica".

Fuente: diariodesevilla.es | 26 de agosto de 2018

Descubren en Irak las primeras jarras de cerveza de la historia, con 3.500 años de antigüedad

Dos recipientes para beber y un cubo de loza excavados en Khani Masi (Irak). La nueva investigación muestra que hacia el 1400 a.C. el consumo de cerveza se había convertido en una experiencia individual al usar vasos y copas que variaban en tamaño, desde el equivalente moderno de un vaso pequeño de vino hasta un vaso de cerveza.

La cerveza era de consumo popular desde hace casi 3.500 años en Mesopotamia (Irak), reveló un nuevo estudio publicado en la Revista de Ciencia Arqueológica. El documento resalta evidencias que muestran que los habitantes de finales de la Edad del Bronce de Mesopotamia disfrutaban bebiendo cerveza de cebada, al igual que lo hacemos hoy.


La investigación fue realizada por un equipo internacional de arqueólogos, dirigido por la Dra. Claudia Glatz (izquierda), de la Universidad de Glasgow, y el profesor Jesse Casana, del Dartmouth College. Desde 2016, el equipo estuvo supervisando las excavaciones en Khani Masi, un sitio de la Edad de Bronce situado en el valle del río Alto Diyala, en el noreste de Irak, como parte del Proyecto Regional Sirwan (SRP).

La cerveza y Mesopotamia
Mientras inspeccionaban el área, los investigadores encontraron restos de numerosos recipientes de cerámica que datan de hace 3.500 años. El análisis de estos fragmentos, a su vez, reveló la presencia de compuestos químicos indicativos de una bebida fermentada a base de cebada.

Históricamente se tiene la hipótesis de que la cerveza probablemente se desarrolló de forma independiente en diferentes partes del mundo. De hecho, algunos creen que esta bebida alcohólica era, en realidad, el subproducto de la agricultura basada en cereales, y que la fermentación natural desempeñó un papel en la fase “accidental” de la elaboración de la misma.

Una vista aérea de Khani Masi

El comienzo de la fabricación de proto-cerveza posiblemente se remonta al período Neolítico temprano, alrededor del 9.500 a.C.
Sin embargo, los historiadores ahora creen que la receta estándar más antigua para elaborarla vino de la antigua Mesopotamia. Tal receta fue descubierta en una tablilla sumeria datada en el 1.800 a.C.: el Himno a Ninkasi (derecha). Según los investigadores, Ninkasi era el nombre de la antigua diosa tutelar sumeria de la cerveza o del alcohol. Tradicionalmente, se ha supuesto que la cerveza en Mesopotamia se consumía comunalmente a partir de grandes jarras utilizando pajitas largas y flexibles. La nueva investigación muestra que hacia el 1.400 a.C. el consumo de cerveza se había convertido en una experiencia individual al usar vasos y copas que variaban en tamaño, desde el equivalente moderno de un vaso pequeño de vino hasta un vaso de cerveza.

Excavaciones en curso en Khani Masi

En el nuevo estudio titulado “Revelando cervezas invisibles: un nuevo enfoque para la identifica..., los investigadores añadieron:
“Nuestros resultados analíticos también nos permiten, por primera vez y con confianza, atribuir una gama diversa de recipientes para beber cerveza, y , en consecuencia, rastrear una transformación significativa en las prácticas de su consumo en Mesopotamia".
"También nos proporcionan nuevos conocimientos sin precedentes sobre las relaciones culturales de Mesopotamia con el valle del Alto Diyala River, un corredor estratégico de comunicación entre Mesopotamia y los montes Zagros que formaron parte de las últimas Rutas de la Seda y que apenas hemos comenzado a explorar sistemáticamente".



Como parte de la investigación se desarrolló una nueva técnica analítica para identificar químicamente esta bebida alcohólica en los recipientes encontrados, afirmó la Dra. Jaime Toney (izquierda), también de la Universidad de Glasgow.

“Al utilizar la cromatografía de gases, pudimos detectar y medir un conjunto de compuestos fósiles concurrentes que son propios de la cerveza. Mostramos que este conjunto de compuestos fósiles coincide con los encontrados en la cerveza de cebada moderna, identificando por primera vez un método importante para revelar su presencia, incluso cuando no hay evidencia visible, como la misma cerveza”.

Fuentes: frontera.info | Mail Online | 16 de agosto de 2018

La clave contra enfermedades actuales está en la genética neandertal

Los hombres y mujeres actuales, a excepción de los africanos, llevan en sus genes restos del ADN de neandertales y denisovanos, dos especies humanas ya extinguidas hace 40.000 años pero con los que el Homo sapiens sapiens tuvo descendientes. Y eso es algo que nos ha venido de perlas en términos evolutivos pues, según subraya Svante Pääbo, último premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, "algunos genes (de ese ADN retenido) tienen que ver con el sistema inmune, presumiblemente ayudándonos a combatir las enfermedades infecciosas".
Pääbo encabeza, junto con Viviane Slon, el equipo del Instituto Max Planck que acaba de identificar los restos del primer fruto del sexo entre una mujer neandertal y un hombre denisovano. Se trata de un hallazgo extraordinario: el primer descendiente directo de la hibridación de dos especies humanas diferentes. El equipo de Pääbo analizó el ADN de un hueso de 1,5 centímetros hallado en la cueva de Denisova, un yacimiento en las montañas siberianas de Altai, cerca de la frontera entre Rusia y Mongolia. Los resultados del análisis revelaron que el hueso perteneció a una adolescente muerta con 13 años hace unos 90.000 años. Decidieron llamarla Denny.
Cada estudio que publica Pääbo -que utilizó los restos de neandertal de la cueva asturiana de Sidrón para secuenciar el genoma de esta especie humana- obliga a reescribir la historia de la evolución humana. Fue él quien en 2010 determinó que los restos hallados en el yacimiento de Denisova (donde también se recuperaron los fósiles de Denny) pertenecían a una nueva especie de homínido que comenzó a denominarse "denisovana". Del hallazgo de Denny no solo se extrae la constatación de la existencia de un híbrido de primera generación, también brotan muchos otros datos. Por ejemplo, siguiendo el rastro de los genes que heredó de su madre, se puede apuntar que los neandertales "no se quedaron en un solo lugar durante miles de años", sino que migraron entre Europa Occidental y oriental antes de que el Homo sapiens sapiens ganara la carrera de la evolución.

El rastro genético en el hombre actual de esas especies extinguidas juega un papel importante, sobre todo en nuestro sistema inmunitario. Los denisovanos, según explica Pääbo en la revista de innovación e investigación de la Comisión Europea, dejaron en nuestro ADN una huella "más impresionante" que los neandertales. Especialmente en los asiáticos actuales. El rastro denisovano en los indígenas de Papúa Nueva Guinea y Australia puede llegar al 5% de su ADN. El último premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, que recogerá el galardón en octubre en Oviedo, añade, por ejemplo, que son los genes heredados del hombre de Denisova los que han ayudado a los tibetanos actuales a adaptarse a la vida en zonas de gran altura y con poco oxígeno.

En cuanto a los neandertales, su rastro en el hombre actual oscila en entre el 1% y el 2% de nuestro ADN. Pääbo explica que "distintas personas llevan diferentes piezas del genoma del neandertal", de tal manera que en torno al 40-50 por ciento del genoma de esa especie está repartido en el hombre moderno. Los denisovanos aún son un misterio. Su especie se separó de los neandertales hace 400.000-500.000 años, pero convivió con los neandertales y como muestra Denny se reprodujeron entre ellos. Eso sí, esos encuentros sexuales entre especies no habrían sido habituales, opina Pääbo. Había una cierta frontera entre ellos. Tal y como declaró a Nature, Pääbo cree que "cualquier neandertal que viviera al oeste de los Urales nunca conocería a un denisovano en su vida".

Una nueva dimensión

El arqueólogo Marco de la Rasilla (derecha), coordinador de los estudios en el yacimiento neandertal de la cueva de Sidrón (Piloña, en Asturias), considera que el hallazgo por parte del equipo de Svante Pääbo de un híbrido de primera generación entre neandertales y denisovanos "dará una dimensión nueva de cómo se organizaban los grupos (de homínidos). Por ejemplo, habla de la posibilidad de que tuvieran contactos esporádicos".

Svante Pääbo entró en contacto con los restos recuperados del yacimiento piloñés en 2007, cuando los investigadores asturianos presentaron una decena de fósiles en el Museo Nacional de Ciencias Naturales para incorporarlos al proyecto Genoma neandertal. El objetivo era que el análisis de esos restos contribuyera a la secuenciación de todos los genes que componían el ADN de la especie de homínido extinguida hace 40.000 años. Desde entonces, cada avance publicado por este investigador sueco, un auténtico entusiasta de su trabajo, ha aportado más y más luz a la historia de la evolución humana. La última, el descubrimiento de Denny, la hija adolescente de una neandertal y un denisovano.

"Gracias a estos hallazgos -explica Marco de la Rasilla- la información sobre el comportamiento de estos grupos (de homínidos) es cada día más afinada", concluye.

Fuente: laopinioncoruna.es | 25 de agosto de 2018