Dos mil años después, del subsuelo de Terracina, en la provincia de Latina, al sur de Roma, ha salido a la luz una estatua de la Diana cazadora y han emergido unas termas de época romana. Bienes arqueológicos de notable valor, descubiertos por casualidad en el curso de unas excavaciones para colocar unos tanques en un área de servicio de Agip en Via Roma, la calle principal de la ciudad.
Terracina, un famoso centro balneario y ciudad que en época romana adquirió una considerable importancia con la apertura de la vía Apia, es rica en testimonios del pasado. En la misma zona donde se está excavando hoy en día, por la que de inmediato se ha interesado la Superintendencia, se encontró en el año 2000 una estatua de Júpiter Anxur, en el interior de lo que parece haber sido un frigidarium, una piscina termal de agua fría.
Ahora, la estatua de Diana cazadora, de la que ha sido recuperada más tarde también la cabeza, ha confirmado el valor de las termas presentes en esa zona, que a su vez están regresando a la luz. La estatua de la diosa de la caza parece ser que se encontraba en el caldarium, y debe pertenecer al siglo I-II d.C. Una zona rica también en pavimentos, estructuras e inscripciones de época imperial, en la que la Superintendencia está poniendo particular atención.
Una de las piezas neandertales halladas en la cueva del Trader en Cubelles (Barcelona).
Una campaña arqueológica ha encontrado herramientas neandertales de más de 40.000 años de antigüedad en la cueva del Traderde Cubelles, ha anunciado este jueves la Universitat de Barcelona (UB).
Las excavaciones han sido impulsadas por el Seminari d'Estudis i Recerques Prehistòriques (Serp) de la UB en este yacimiento, y han permitido descubrir niveles de excavación más recientes que podrían corresponder a la transición entre neandertales y los primeros Homo sapiens.
Esta campaña se suma a otras excavaciones del Serp en el litoral del Baix Penedès, el Garraf y el Baix Llobregat, y evidencia la importancia de esta área geográfica para el estudio de las poblaciones humanas de entre 43.000 y 37.000 años de antigüedad y para investigar cómo y cuándo desapareció el hombre Neandertal.
El arqueólogo Artur Cebrià (izquierda) ha afirmado que "hace 15 años, esta zona del sur del Llobregat se consideraba un vacío en yacimientos de la época pleistocénica --de más de 12.000 años de antigüedad--, mientras que ahora se revela como un núcleo de concentración de población eneolítica y paleolítica".
La excavación de la cueva del Trader ha ido a cargo de los arqueólogos adscritos al Serp-UB Artur Cebrià, Mireia Pedro, Xavier Oms y Juan I. Morales, y tiene el apoyo del Ayuntamiento de Cubelles.
Actualmente, en el marco del proyecto del SERPIENTE Sustituciones humanas y transformaciones económicas en el Penedès-Garraf, liderado por el catedrático de Prehistoria de la UB Josep M. Chapa, se están excavando los yacimientos de la Balma de la Griera y la cueva Foradada, en Calafell, y la sima de Sant Antoni, en Cunit, con subvenciones procedentes de proyectos de investigación financiados por el Servicio de Arqueología y Paleontología de la Generalitat y el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
Vista general de la excavación en la cueva del Trader de Cubelles. Fotografia: SERP.
Antes de estas excavaciones, el yacimiento se conocía a raíz de las intervenciones realizadas a finales de los años cincuenta del siglo XX por Joan Bellmunt y la Sección de Arqueología del Centro de Estudios de la Biblioteca Museo Víctor Balaguer de Vilanova i la Geltrú. Los materiales procedentes de estos trabajos se depositaron en los fondos de la biblioteca e incluían restos que demostraban el uso de la cueva como espacio funerario durante la prehistoria reciente, entre los años 4000 y 2000 a.C.
El muro, ubicado en el estado de Madhya Pradesh, podría ser el más extenso de la India, pero hasta la fecha nadie ha conseguido determinar cuándo fue construido y quién lo hizo.
En torno a una antigua muralla ubicada en el estado indio de Madhya Pradesh, en el centro geográfico del país, surgen más preguntas que respuestas. Se estima que se extiende por unos 80 kilómetros entre las ciudades de Bhopal y Jabalpur, y si de verdad es como sospechan los aficionados a la historia, podría ser la fortificación más extensa de la India, informa 'The Hindustan Times'.
Algunas partes de la muralla de piedra alcanzan los 4,5 metros de altura, mientras que otras ahora no son más que un tramo de escombros y muchas aún quedan por ser excavadas. Los residentes locales la recuerdan como una construcción que siempre ha estado ahí, pero nadie sabe con exactitud ni cuándo fue erigida ni por quién. El Servicio Arqueológico de la India no planea estudiar la zona y la investigación oficial a la hora de su inicio podría verse dificultada, ya que la mayor parte de la muralla está en zonas forestales.
En las inmediaciones de la construcción se encontraron escombros de antiguos templos y viviendas, fragmentos de estatuas, baori (pozos con escalones que se cavan para alcanzar el agua), un estanque con acantilados de piedra arenisca, escalones y emblemas con serpientes, entre otros objetos. Muchos creen que la muralla fue construida por antiguos reyes para protegerse de enemigos, pero la polémica en torno a sus orígenes sigue abierta.
Piezas del misterio Naryan Vyas, quien trabajaba para el Servicio Arqueológico de la India y al jubilarse se dedicó al estudio de la muralla, sostiene que la misma "no puede estar vinculada a un rey", ya que "no han encontrado sellos o inscripciones". A su modo de ver, se remonta a los siglos X o XI, cuando en el centro de la India gobernaban clanes de guerreros.
Asimismo, la muralla podría haber marcado la frontera del territorio bajo control de la dinastía Paramara, que reinaba en el centro y el oeste del país entre los siglos IX y XIV y luchaba contra la dinastía Kalachuris, cuya capital se encontraba a unos 150 kilómetros de lo que ahora es Jabalpur.
Sin embargo, no todos comparten el punto de vista de Vyas. El historiador Rahman Ali, quien escribió un libro sobre los templos de Madhya Pradesh, admite que no investigó la muralla en detalle, pero duda que se trate de una obra de los Paramara, ya que "en el siglo XII la dinastía habría estado desmoronándose, no construyendo murallas por todos lados".
Rahman Ali sostiene que la fortificación incluso podría ser obra de los británicos en el siglo XVII, aunque indica que estos territorios no revestían importancia en aquel entonces y tenía poco sentido construir una gran muralla para luego abandonarla.
Visitamos una joya incrustada en el barrio más céntrico de la capital de Italia
Roma siempre te pilla desprevenido: al doblar una esquina, con frecuencia aparece un monumento del pasado que deja al visitante sin palabras. Esa es justamente la sensación que provoca el Panteón, un edificio del siglo II encajado en el corazón de la capital, rodeado por el ajetreo comercial y los cafés de la plaza de la Rotonda. A pesar de que quizá no es el más célebre de todos, se trata de una construcción única que muestra como pocas los grandes avances que la civilización romana logró en el campo de la ingeniería arquitectónica y, sin duda, es una de las mejor conservadas.
Interior del Panteón
La cúpula de dimensiones colosales que emerge ante nuestros ojos al entrar en el Panteón es una prueba de la sorprendente evolución que llegó a alcanzar la ingeniería romana.
El "templo de todos los dioses" (pan, todos; theon, divinidad) debe su origen al emperador Adriano, quien entre los años 118 y 125 erigió un santuario en sustitución del templo construido por Marco Agripa el 27 a.C., que había quedado totalmente destruido en el año 80 a causa de un incendio.
La fachada del Panteón reina en la Piazza de la Rotonda con un aire imperial. Después del primer vistazo, llama la atención la pronaos –el pórtico de columnas– que precede a la estructura circular. Ocho solemnes columnas rematadas con capiteles corintios sustentan el frontispicio donde se aprecia la inscripción dedicada a Agripa.
¿Cómo reducir el peso de la cúpula?
El peso de la cúpula se reduce gracias a los arcos de la pared y el artesonado. El agujero en la parte superior, el óculo tiene 9 metros de diámetro y es la única abertura del edificio.
Un cuerpo intermedio conecta la pronaos con la cella, la estructura circular. En las paredes de su interior se abren siete tabernáculos que posiblemente servían para albergar las siete principales divinidades romanas. Pero lo que realmente deja al visitante sin aliento es la espectacular cúpula que se levanta por encima de nuestras cabezas: un auténtico logro arquitectónico que de manera visual parece indicar el camino hacia el cielo. Dominando la cúpula, un enorme óculo de 9 metros de diámetro proyecta la luz al interior y permite apreciar el ingenioso juego de fuerzas que soportan el peso de la cúpula sin necesidad ningún elemento de sujeción.
Plaza de Santa Maria Sopra Minerva
Esta plaza detrás del Panteón posee dos puntos de interés: una iglesia Gótica del siglo XIII, que alberga espléndidas tumbas, pinturas y esculturas. Y el Pulcin (cerdito) della Minerva: la escultura del elefante con un obelisco egipcio sobre el lomo, un diseño de Bernini de 1667.
Durante casi 2.000 años y sin precisar a penas de trabajos de restauración, este sistema ha fascinado a los arquitectos de todos los tiempos. El secreto de la técnica reside en los cinco círculos concéntricos de casetones que descargan el peso, el cual es más ligero de lo que parece debido a los materiales usados: mampostería de piedra volcánica, caracterizada por su porosidad y ligereza.
El papa Bonifacio IV lo consagró iglesia de Santa Maria ad Martyres en el año 609. Gracias a ello sobrevivió a los saqueos medievales, aunque no a los de Urbano VIII, que en 1632 retiró el bronce del pórtico y construyó dos torres campanario, que fueron derruidas a finales del siglo XIX.
Deslumbrados por la grandeza de este templo, su huella se puede apreciar en la obra de grandes figuras de la historia de la arquitectura como Brunelleschi, Miguel Ángel, Bramante o Canova. Una obra que constituye una visita imprescindible antes de dejar la Ciudad Eterna.
Imagen del cementerio de esclavos del yacimiento de Finca Clavijo. EFE/José Guillén (Tibicena)
Catorce hombres y mujeres fueron enterrados en el siglo XVI en Gran Canaria con ritos extraños. Eran trabajadores duros, algunos rezaban a Alá, muchos creían en dioses de su África natal, otra se encomendaba a San Francisco, pero todos reposan lejos del cementerio: Eran esclavos.
Unos doce millones de africanos fueron llevados a la fuerza a América entre los siglos XVI y XIX para trabajar como esclavos en extensas plantaciones, la mayoría de caña de azúcar. Es una historia más que conocida, un tráfico de seres humanos que ha sido reiteradamente retratado por la literatura y el cine, pero que empezó antes de que Europa dominara las Indias… y más cerca.
Los documentos históricos citan en reiteradas ocasiones el uso de mano de obra esclava en Canarias, Madeira y Cabo Verde, el primer “Nuevo Mundo” que conocieron castellanos y portugueses antes de lanzarse a la conquista del continente recién descubierto por Colón y, precisamente, en una de las industrias que financió aquella gran empresa en sus inicios: las plantaciones de caña de azúcar.
En el caso de Canarias, el único de los archipiélagos de la Macaronesia que estaba habitado cuando llegaron los europeos, las referencias sobre el esclavismo desde los inicios de la conquista, en el siglo XV, son abundantes, pero faltaban pruebas físicas.
Ocho investigadores de las universidades de Stanford (EEUU), Cambridge (Reino Unido), Santa Elena (Perú), Las Palmas de Gran Canaria y el País Vasco y la empresa Tibicena han publicado en “American Journal of Physical Anthropology” que la rara necrópolis hallada en 2009 en la Finca Clavijo, de Guía, durante unas obras es lo que se sospechaba: un enterramiento de esclavos de varias razas.
Pero no uno cualquiera: “Es el cementerio de esclavos más antiguo del mundo atlántico, el antecedente más antiguo del que se tiene constancia de la diáspora africana hacia América”, defiende el arqueólogo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Jonathan Santana, primer firmante del artículo. Veinteañeros con lesiones en la columna
Los científicos se han aproximado a los cuerpos recuperados en esa necrópolis (ocho esqueletos intactos y seis más removidos) con varios enfoques para conocer cuál fue su vida: la medicina forense, técnicas de ADN y análisis molecular, la arqueología y todo el saber ya acumulado en yacimientos esclavistas de EEUU y el Caribe.
La ciencia forense revela que murieron jóvenes, la mayoría en la veintena, y con lesiones de columna que sugieren que realizaban un trabajo muy duro, las mismas que se han documentado en plantaciones negreras de caña de Carolina del Sur, Surinam y Barbados.
Los restos han sido datados por Carbono 14 entre finales del siglo XV y principios del XVII, pero hay dos elementos que permiten acotar más aún su origen: una moneda de cuatro maravedíes resellada por el Cabildo de La Palma en 1559 y una medalla con las imágenes de San Francisco de Asís y la Inmaculada Concepción propia del s. XVI.
Anverso y reverso, 4 maravedís. Crédito: José Guillén (Tibicena)
El ADN de esas personas, en los once casos en los que los análisis han resultado viables, revela que una era sin duda canaria aborigen (una mujer), mientras que cuatro son probablemente individuos de raza negra y otros seis pertenecen a un linaje presente tanto en Europa como el norte de África. “Dado que hay muchas referencias históricas al tráfico de esclavos procedentes del norte de África en Canarias, pensamos que esos individuos eran moriscos”, explica a Efe otra de las firmantes del trabajo, Rosa Fregel, bióloga especialista en ADN de poblaciones antiguas de la Universidad de Stanford.
Su colega Santana apunta otro detalle interesante: es raro que aparezca una aborigen, porque en esa época la Iglesia y la Corona ya había prohibido esclavizar a los indígenas canarios e incluso se permitía a estos acceder a cargos de los cabildos como “cristianos viejos”, algo todavía vetado, por ejemplo, a los descendientes de musulmanes y judíos. “Quizá se trate de alguna mujer mestiza”.
Mezcla de religiones y creencias
La forma de enterrarlos también resulta curiosa, porque no responde ni a rituales cristianos, ni puede ligarse claramente con el Islam, ni encaja con las prácticas aborígenes, sino que sugiere un tipo de sincretismo muy habitual en las sociedades criollas, lo que refuerza el valor del yacimiento, apunta Fregel.
Todos fueron enterrados de lado, dos de ellos yacen con la cabeza hacia el Este (quizás hacia la Meca) y otros fueron inhumados junto a rosarios de cuentas de cristal típicos de algunos ritos africanos.
También hay elementos cristianos, como la medalla del santo de Asís, que concuerda con la existencia a menos de un kilómetro de un antiguo convento franciscano, aunque los investigadores no descartan que se utilizaran para ocultar o enmascarar rituales africanos.
Anverso y reverso de la medalla del santo de Asís. Crédito: José Guillén
¿Por qué suponen los autores que se trata de esclavos de plantaciones de caña? Porque fue el primer gran monocultivo que se implantó en Canarias, donde se desarrollaron las máquinas de procesar la caña que luego se llevaron a América, los “ingenios”.
“El azúcar era el petróleo del siglo XVI, una industria que atrajo a Canarias a grandes fortunas de toda Europa y que propició la captura de esclavos en África antes de que estos fueran llevados a América, porque requería mucha mano de obra”, resume Santana.
Cuando redactaron este artículo, los arqueólogos ya habían encontrado en ese mismo yacimiento moldes de azúcar que delatan claramente a qué se dedicaban las tierras del municipio de Guía. Hace solo tres meses, otras obras civiles acaban de sacar a la luz la pieza que faltaba en este puzzle: los restos del gran ingenio azucarero de Santa María de Guía, datados entre los s. XV y XVI.
Ahora, este equipo de arqueólogos busca financiación para continuar las excavaciones, porque tienen indicios de georradar de que el primer enterramiento de esclavos del Atlántico puede contener mucho más que solo 14 cuerpos.
Unos trabajos de renovación de un embalse de China han sacado a la luz una estatua de Buda de 600 años de antigüedad que hasta ahora estaba cubierta por el agua. Los arqueólogos creen que la talla, realizada sobre un acantilado, podría datar de la dinastía Ming (1368-1644), según la agencia estatal de noticias china Xinhua. Un vecino de la provincia de Jiangxi, al este de China, vio por primera vez la cabeza del Buda el pasado diciembre, cuando el nivel del agua cayó más de 10 metros durante un trabajo en una puerta de energía hidroeléctrica.
El hallazgo ha atraído a numerosos turistas y lugareños. Mide 3,8 metros de altura y se encuentra en la intersección entre dos ríos, en un embalse que la historia local sitúa en las ruinas de una antigua ciudad llamada Xiaoshi. El agua también ha dejado ver la base de un pasillo de un templo, por lo que un equipo de arqueólogos submarinos está examinando al detalle estos descubrimientos y trabajando en un plan de preservación.
El director del Instituto de Investigación Arqueológica de la provincia, Xu Changqing, ha asegurado que el agua ha ayudado a que la escultura se mantenga protegida durante todo este tiempo. "Si la estatua no se hubiera conservado en el agua, podría haber sufrido meteorización, oxidación u otros riesgos, suponemos", dijo Xu en una entrevista a la cadena de televisión CNN. Durante la Revolución Cultural del país, entre 1966 y 1976, se destruyeron muchas reliquias culturales porque había una instrucción de deshacerse de todo lo viejo, feudal y supersticioso.
Guan Zhiyong, representante del municipio de Hongmen, ha relatado a la agencias de noticias Xinhua que la estatua de Buda se construyó como un protector espiritual para calmar la corriente en un punto en el que convergen dos ríos y en que los barcos naufragaban con cierta frecuencia. La estatua supuestamente quedó sumergida en 1958, cuando empezó a construirse el embalse de Hongmen, también conocido como Lago Zuixian.
El resurgimiento del Buda ha traído recuerdos para algunos ancianos del pueblo. Huang Keping, un herrero local de 82 años, dijo Xinhua que vio la escultura de Buda por primera vez en 1952. "Fui al templo y recuerdo que la estatua estaba dorada en aquel momento", dijo Huang. Sin embarglo, la escultura no se quedará visible por mucho tiempo. "Los niveles de agua del embalse subirán en la primavera, alrededor de marzo, y la cabeza de la estatua de Buda se sumergirá de nuevo", vaticina Shan Keke, funcionario de la autoridad de aguas de Nancheng. Por ello, los arqueólogos están intensificando sus trabajos para poder proteger esta reliquias del yacimiento.
Efigie de un monarca asirio. Getty. Mucho antes de la crisis 'subprime' de 2007 y del 'Crack' de 1929, una catástrofe ec...
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