Descubren en Egipto el nombre de un faraón de hace 3.600 años hasta ahora desconocido

  • Su nombre, Sen Negt N Ra, figuraba en un cartucho real encontrado en unas excavaciones en el templo de Karnak en Luxor.
  • Vivió entre 1680 y 1580 a.C y dedicó varias construcciones al dios Amon-Ra.


Han tenido que pasar más de 3.600 años para que el nombre de un faraón egipcio hasta ahora desconocido salga a la luz. Un equipo de arqueólogos ha descubierto en la ciudad monumental de Luxor, en el sur de Egipto, el nombre de un rey de la dinastía XVII del que no se sabía nada, según ha informado el Consejo Supremo de Antigüedades egipcias (CSA).
El faraón se llamaba Sen Negt N Ra tal y como figuraba en un cartucho real incrustado en una puerta de piedra caliza que los arqueólogos han encontrado durante unas excavaciones en el templo de Karnak de Luxor, a 700 kilómetros al sur de El Cairo. El nombre del rey aparecía en un medallón de forma ovalada , incrustado en la piedra, que contenía un jeroglífico sobre el faraón .
El CSA ha explicado en un comunicado que, según las inscripciones en la puerta, este faraón vivió entre 1680-1580 a.C (dinastía XVII). El rey dedicó en Karnak varias construcciones al dios Amon-Ra, la principal divinidad de Tebas, que se alzaba en lo que hoy es Luxor.
La nota agrega que con este descubrimiento se añade un nuevo faraón a la dinastía XVII, cuyos reyes liberaron Egipto de la ocupación de los hicsos, un pueblo guerrero semítico procedente de Asia que dominó el país del Nilo durante 150 años desde 1730 a.C.

Fuente: http://www.20minutos.es/noticia/1327788/0/egipto/descubrimiento-arqueologico/nombre-faraon/

Un español y un proyecto al rescate del pasado faraónico en Luxor


  • La misión del CSIC es una de las más numerosas en toda la zona
  • El egiptólogo encontró lo que buscaba: una tumba escrita
  • Miles de piezas son restauradas en el propio yacimiento
Rosa M. Tristán | Luxor (Egipto) www.elmundo.es

La satisfacción se pinta en el rostro de José Manuel Galán cuando muestra, en una vitrina del Museo de Luxor, la 'Tabla del Aprendiz', esa tabilla de madera cuadriculada en la que se ve la figura de un faraón, de frente, y la copia que intentaba hacer un alumno milenario. Galán es el director, el 'mudir' (en árabe), del Proyecto Djehuty del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Hace ya 11 años que este egiptólogo madrileño, que estudió Historia Antigua en la Universidad Complutense, está al frente de la investigación y la restauración de varias tumbas en la colina de Dra Abu el-Naga, el lugar frente al Nilo elegido como necrópolis durante milenios. Al otro lado del río de la vida, el templo de Karnak. Detrás el polvoriento desierto.

Fue allí donde Galán dio con el tesoro que buscaba desde que se empeñó, al terminar su carrera, en dedicarse al arduo camino de la investigación. "Al leer los textos antiguos egipcios en la universidad comprendí todo lo que tienen en común con nuestra cultura, con los ritos religiosos que hoy siguen vivos, con nuestra forma de pensar. Por ello, escribí a varias universidades interesadas en egiptología y acabé en la Universidad John Hopkins, en Estados Unidos", recuerda el egiptólogo.

Ya de vuelta a España, tras doctorarse en Baltimore y pasar un año en Alemania, logró plaza en el CSIC y se puso a buscar un proyecto en Luxor, la ciudad heredera de Tebas, la capital faraónica. El Servicio de Antigüedades egipcio le ofreció investigar dos tumbas de la Dinastía XVIII ya conocidas, pero que nadie había explorado a fondo: la de Djehuty, el supervisor del Tesoro de la reina Hatshepsut, hace 3.400 años, y la deHery, que vivió 50 años antes y también era supervisor tebano, pero de las cabezas de ganado.

Yacimiento en expansión

Poco tiene que ver el aspecto actual del yacimiento con el que tenía esta zona hace ahora una década. En campañas de no más de seis semanas al año, Galán y su equipo han ido revelando los secretos que escondían estas tumbas y otras nuevas, con las que no contaban. Además, el poblado que tenían prácticamente encima fue desalojado hace un par de años, dejando vía libre a los investigadores españoles.
Más de un centenar de trabajadores egipcios colaboran cada año en el Proyecto Djehuty, reclutados y dirigidos por el incombustible rais (el capataz) Alí Farouk, que marca el ritmo bastón en mano. Muchos repiten una y otra vez, porque sacan así un dinero que no viene nada mal, más ahora que escasean los turistas por miedo a las revueltas políticas.
Galán, desde un principio, inició un modelo de trabajo que era poco habitual en las excavaciones arqueológicas en Luxor. No buscaba tesoros de oro, su objetivo no era sacar material valioso y marcharse, como tantos otros hicieron a lo largo de los siglos. Quería quedarse, reabrir las tumbas, investigarlas a fondo mientras durara el dinero.
Para contar con el capital necesario, el egiptólogo, precavido, entendió que había que recurrir a empresas privadas que tuvieran algún interés en Egipto, y no quedarse al albur de unos presupuestos públicos demasiado inestables para un proyecto a largo plazo. Primero fue Movistar, luego Caja Madrid, y ahora Unión Fenosa Gas, que se ha comprometido a financiar el proyecto durante dos años, por lo menos.

Los grandes hallazgos

Enseguida, y para sorpresa de los alemanes que hasta entonces habían tenido la concesión para excavar en Dra Abu el-Naga, comenzaron las sorpresas. A lo largo de los años, a fuerza de picar y sacar escombros, en el exterior encontraron lo que fue el patio anterior a la tumba de Djehuty, sacaron el sarcófago intacto de una mujer (la 'Dama Blanca', como la han llamado); el ataúd del guerrero Iqer, donde fue enterrado este sus bastones y sus plumas; la famosa Tablilla del Aprendiz, de la que se quedó prendado el anterior Ministro de Cultura egipcio; unospendientes de oro que pertenecieron al ajuar del personaje que fue Djehuty; y hasta los ramos de flores que dejaron al muerto, una tradición que pervive hasta nuestros días.

Dentro de las tumbas, sin embargo, estaba lo mejor. "Hacia 1470 antes de Cristo, Egipto se abrió hacia otras culturas y llegaban oro, mirra, riquezas de muchos lugares que Djehuty supervisaba, y con algo se quedaría. Por ello su tumba, en el pasillo de entrada y la capilla del fondo, tiene unos relieves de una gran calidad e inscripciones de demuestran su dominio de las letras, como si fueran juegos de palabras", explica Galán mientras ilumina con su linterna algunos de los pasajes más hermosos.
Desde hace varias campañas, un grupo de restauradores trabaja a marchas forzadas para pegar los fragmentos que andaban perdidos por la zona y dar nuevo lustre a las impactantes imágenes.
Hay que bajar 13 metros, por un estrecho pozo funerario situado al fondo, para llegar a la cámara sepulcral que Djehuty diseñó para su viaje eterno. "Nunca llegó a usarla, por razones que desconocemos. Al final, dejaron su cuerpo en la antecámara y por ello no fue saqueada", explica el egiptólogo en la penumbra, rodeado de jeroglíficos del Libro de los Muertos.

"Yo soy epigrafista. No quería encontrar oro ni joyas, sino inscripciones. Y aquí tengo mi tesoro: un libro de historia en las paredes y en el techo de la cámara, como si Djehuty hubiera querido envolverse en el texto sagrado". Su dedo recorre los capítulos: ahí la golondrina que le ayudaría a subir y bajar del pozo cada día; más allá, la flor de loto que le permitiría morir y renacer cada día; y la barca en la que viajaría para unirse al Sol tras atravesar la tierra.

Pero Djehuty, como tantos otros, no sobrevivió intacto a los avatares de la historia. Su rostro y el de sus padres fueron destruidos en las estatuas y los grabados. Su ataúd desapareció con su momia dentro.

Momias en círculo

Una vez en restauración la tumba de Djehuty, el esfuerzo del equipo de excavación se centró en la de su vecino Hery, menos suntuosa, pero también decorada en relieve sobre la piedra. Es la arqueóloga Gemma Menéndez quien se encarga de su estudio. "Hemos encontrado fragmentos en museos de otros continentes, que ya no se pueden recuperar", explica Galán.
También salieron, en la corta campaña de 2011, unas momias situadas en círculo que aún no han sido excavadas totalmente, y que podrían ayudar a conocer qué patologías tenían los antiguos egipcios. Es parte del trabajo que tendrá que esperar a 2013.
Nada puede sacarse del yacimiento. Un inspector del Servicio de Antigüedades vigila cada campaña. No repiten para que no surjan relaciones personales con los investigadores. El de este año es un hombre tranquilo, que sólo interviene cuando llegan visitas. Y es que en Luxor los hallazgos en cualquiera de las 30 misiones arqueológicas extranjeras corren como la pólvora.
Cuando fue desalojado el poblado, y la zona de excavación creció, nuevos pozos funerarios comenzaron a aflorar. Ahora, también se ha intensificado el trabajo en una tercera tumba, la de Baky, otro supervisor real del que esperan grandes sorpresas.
"Al final, nos gustaría sacar todas las tumbas que hay en lo que sería una calle de la necrópolis, y restaurarlas para que fueran visitables por los turistas", explica Galán.

El equipo español

En la campaña de 2012, han sido 15 los españoles que han participado bajo las órdenes del mudir Galán. Como no pueden sacar las piezas de Egipto, allí, sobre el terreno, tienen que restaurarlas y documentarlas. "Cada uno tenemos una función asignada. Unos excavan, otros seleccionan el material y, finalmente, se restaura", explica Pía Rodríguez Frade, mientras recoge con cuidado restos de linos en los que envolvía una momia.
Protegiéndose del sol en dos jaimas, están las restauradoras. Hermosas jarras de cerámica las rodean. Galán va de un lado a otro, decidiendo los pasos a dar para aprovechar lo mejor posible el escaso tiempo disponible. La jornada en la necrópolis son ocho horas (hasta las tres de la tarde), pero se queda corta.

La tarde queda para recapitular, actualizar la web, escribir en el frondoso patio del realmente modesto Hotel Marsam, donde se reúnen egiptólogos de todo el mundo.
Este año, realmente fructífero, ha compensado el anterior, cuando las revueltas de la Primavera Árabe les obligó a suspender, por seguridad, las excavaciones. Sin embargo, este año, los ecos de la manifestaciones en El Cairo se han perdido en el desierto y el trabajo ha terminado sin incidentes.
Ya de vuelta a su despacho, Galán, como el resto del equipo, tiene 11 largos meses por delante para seguir recomponiendo el 'puzzle' de un pasado cuyos dioses recuperan su brillo a golpes de piqueta.

La otra Historia: ¿Qué le ocurrió a Napoleón II?


El 22 de junio de 1815 un cansado Napoleón pone fin al Gobierno de los Cien Días. La derrota en Waterloo ha terminado abruptamente con su segunda etapa en el poder. El Emperador de Francia abdica en su hijo en una medida desesperada para salvar su linaje. Sin embargo, Napoleón II es tan solo un niño de apenas cuatro años que jamás llegará a gobernar. Los Borbones vuelven al trono al tiempo que el primogénito del Emperador desaparece de la Historia. Deberán transcurrir más de tres décadas para que otro Bonaparte dirija los designios de Francia. ¿Qué ocurrió para que el hijo del hombre más poderoso de comienzos del siglo XIX no llegará a reinar?
Napoleón es sin duda uno de los personajes fundamentales de la historia. Sus batallas y gestas militares, como Austerlitz, todavía se estudian en las academias castrenses. Su vida personal no es menos interesante, con la figura de su amada esposa Josefina en un lugar muy destacado. Sin embargo, las cuestiones políticas y su obsesión por emparentar su familia con los abolengos linajes dinásticos europeos le llevó a repudiar a su mujer y a casarse con María Luisa de Habsburgo, hija favorita del Emperador austriaco Francisco I. Fruto de ese matrimonio de conveniencia nació en 1811 Napoleón II, quien inmediatamente ostentó el título de rey de Roma, además de heredero del todopoderoso Imperio francés.
Sin embargo, la nefasta campaña militar en Rusia dio al traste con todos los planes y obligó a Napoleón a abdicar en 1814. La emperatriz María Luisa convenció a su marido de la conveniencia de que ella y su hijo no le acompañasen en su destierro en la isla de Elba. Ambos buscaron protección en los dominios de Francisco I. Con tan solo tres años, Napoleón II se separó de su padre, a quien no volvió a ver nunca más.
Pero los acontecimientos dieron un nuevo giro. La leyenda de Napoleón era tan grande como su ambición. En cuanto surgió la oportunidad regresó a Francia donde la admiración de los militares y la nostalgia de la grandeza del Imperio le permitió volver al poder durante cien días. Sin embargo, tras la derrota en Waterloo y la segunda abdicación, los partidarios de Bonaparte proclamaron a su hijo como nuevo Emperador el 7 de julio de 1815 . Esa decisión nunca se llevó a efectos prácticos, ya que el niño no había abandonado Viena. Una semana después, Luis XVIII reinstauraba el poder real.

Príncipe Franz

Napoleón II sufrió en Viena un auténtico lavado de cerebro para alejarlo de su linaje bonapartista y vincularlo a la dinastía Habsburgo de su abuelo y su madre. Fue reeducado bajo una estricta supervisión del canciller Metternich. Se le otorgó otro título, Duque de Reichstad, e incluso se cambió el nombre, ya que era conocido como Príncipe Franz. Tanta presión dio sus frutos y el joven acabó hablando de los franceses como de sus enemigos.
En 1832, con apenas 21 años, Napoleón II falleció de tuberculosis. Su cuerpo fue enterrado en la iglesia de los Capuchinos de Viena. Sin embargo, en 1940, en plena II Guerra Mundial, Adolf Hitler permitió que los restos se trasladaran a su país de origen en un intento de ganarse el apoyo de los franceses tras la ocupación nazi. Desde entonces, Napoleón II descansa junto a su padre en el templo de los Inválidos de París.

Fuente: http://www.hoy.es/rc/20120303/mas-actualidad/cultura/ocurrio-napoleon-201203030818.html

Los colosos de Memnon rehacen su trío 3.200 años después

El trabajo del arqueólogo español Miguel Ángel López Marcos ha sido crucial para la recuperación de la tercera y gigantesca figura de Amenofis III, izada en Luxor junto a su milenarios 'gemelos'


El trabajo del arqueólogo español Miguel Ángel López Marcos ha sido crucial para la recuperación de la tercera y gigantesca figura de Amenofis III, izada en Luxor junto a su milenarios 'gemelos'.
Madrid, 3 mar. (COLPISA, Miguel Lorenci).
Los colosos de Memnón vuelven a ser tres. Este sábado se presentó en Luxor la magnificencia de la tercera de las tres gigantescas y milenarias estatuas, izada días atrás y rescatada hace una década. Su recuperación ha sido posible gracias a la labor del arqueólogo español Miguel Ángel López Marcos (Soria, 1963). Durante más de ocho años ha llevado a cabo una 'faraónica' labor para recuperar la tercera de las estatuas sedentes que hace más de 3.000 años flanquearon el no menos gigantesco templo de Amenhotep III (Amenofis en griego) en Luxor, al sur de Egipto. Es una estatua algo más pequeña que las de sus gemelos pero que ya brilla junto a ellos, rehaciendo tres milenios y dos siglos después el primoroso trío de gigantes en el mismo lugar donde se alzó el fastuoso templo, destruido por un terremoto mil doscientos años antes de nuestra era y del que apenas quedan vestigios.
Los tres colosos representan al faraón Amenofis III (1390-1352 a.d.c). Se alzan de nuevo juntos en la ribera occidental del Nilo, frente a la ciudad de Luxor, cerca de Medinet Habu y al sur de las grandes necrópolis Tebanas. Están tallados en grandes bloques de cuarcita extraídos de la cantera de Gebel Al-Ahmar, al norte de Asuán y cerca de El Cairo. Incluyendo las bases de piedra sobre las que se sustentan, las dos primeras estatuas tienen una altura total de dieciocho metros. La que ahora se les suma es algo menor, con apenas quince metros de altura.
La figura recuperada por el equipo español pesa unas 250 toneladas y ha permanecido durante siglos sepultada por el fango y las aguas del Nilo. Un equipo alemán la localizó en 2002 y la extrajo del lecho del río. En 2004 el arqueólogo español ganó la licitación que permitía "curar sus múltiples heridas" del pétreo gigante. Además de reparar las decenas de grietas de la escultura, el equipo de López Marcos rastreó la zona para dar con su emplazamiento exacto, plantar el pedestal y proceder a su consolidación y la puesta en pie del coloso. Para más adelante queda la plena recuperación del pie derecho del coloso, de 14 toneladas, del torso y de la cabeza, de 22 toneladas. Cada coloso cuenta con otro más pequeño a su lado, piezas también recuperadas y que es exhibirán en un futuro en su emplazamiento original.
Las tres figuras muestran al faraón en posición sedente, con las manos apoyadas en las rodillas y la mirada dirigida hacia el este, hacia el Nilo y el sol naciente. Su función original era presidir la entrada al complejo funerario de Amenofis III, un inmenso centro de culto construido en vida del faraón, en el que se le adoraba como al dios en la tierra. Fue en su tiempo el mayor y más espectacular de todo Egipto, alzado sobre una superficie de 35 hectáreas sobre la que se extendían tres patios, un peristilo, una sala hipóstila y un santuario.
¿Cantarines?
Denominadas en árabe Al-Colossat o Es-Salamat, los primeros viajeros griegos los rebautizaron como colosos de Memnón, al hacerse eco de la leyenda que aseguraba que una de las estatuas, la situada más al norte, "cantaba" cada amanecer. Vieron en el fenómeno una evocación de la leyenda de Memnón, héroe de la guerra de Troya, hijo de Eos (la aurora) y rey griego de Etiopía, que condujo a sus huestes de África hasta Asia para ayudar a defender la sitiada ciudad y que fue derrotado y muerto por Aquiles. Memnón resucitó con las caricias de la diosa del alba, a las que contestaba con un lamento.
El fenómeno sonoro se explica en que al amanecer, con el brisco cambio de temperatura, se produce la evaporación del rocío, que al salir por la gran fisura que causó el terremoto en el coloso producía un peculiar sonido parecido a la vibración de un instrumento de cuerda. El emperador romano Septimio Severo acabó con el mito al restaurar la estatua en el siglo III de nuestra era.

Fuente: http://www.hoy.es/rc/20120303/mas-actualidad/cultura/tercer-coloso-memnon-vuelve-201203031714.html

La Cassini detecta aire fresco en una luna de Saturno

El hallazgo de oxígeno indica que Dione tiene una tenue atmósfera, aunque mucho menos densa que la de la Tierra


La sonda Cassini ha detectado oxígeno en una baja concentración en Dione, una de las lunas de Saturno, lo que indica que tiene una tenue atmósfera, aunque mucho menos densa que la de la Tierra, según ha informado la NASA.
"La sonda Cassini ha olisqueado iones de oxígeno molecular en la helada luna de Saturno de Dione por primera vez", anunció en un comunicado el equipo encargado de la misión.
No obstante, los iones de oxígeno están muy dispersos -uno por cada 11 centímetros cúbicos-, lo que hace esta concentración equivalente a la de la atmósfera de la tierra a una altura de 480 kilómetros.
"Ahora sabemos que Dione, al igual que los anillos de Saturno y su luna Rhea, es una fuente de moléculas de oxígeno", indicó Robert Tokar, un miembro de la misión Cassini en el Laboratorio Nacional de Los Álamos. En su opinión, este hallazgo confirma que el oxígeno es común en el sistema de lunas de Saturno y que puede ser originado en procesos que no implican a formas de vida.
El oxígeno, elemento básico para la vida en la Tierra, donde su concentración es la atmósfera es de cerca del 21%, podría originarse en las lunas de Saturno debido a fotones solares o partículas de energía que impactan contra la superficie de agua helada del satélite.

Algo inesperado

Los científicos no pensaban que Dione, debido a su pequeño tamaño, pudiera albergar una atmósfera, y el nuevo descubrimiento convierte para los científicos a este pequeño satélite en un objeto de estudio mucho más interesante.
La sonda Cassini, lanzada en 1997, es una misión en la que participan la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Italiana cuyo objetivo es estudiar los cambios climáticos en Saturno y en sus lunas.

Fuente: http://www.abc.es/20120303/ciencia/abci-descubren-oxigeno-luna-saturno-201203031244.html

Hallan el cráneo fósil de un carnívoro que vivió en Lleida hace 33 millones de años

Los restos son de un 'Amphicyon', conocido como oso perro


Las excavaciones que se están realizando en las obras del cuarto tramo del canal Segarra-Garrigues a su paso por la localidad leridana de El Talladell (Urgell) han puesto al descubierto restos paleontológicos de gran valor, entre los que destaca un cráneo de un gran carnívoro del Oligoceno, probablemente del género Amphicyon, que era conocido como oso perro y que vivió hace unos 33 millones de años.
Junto a este hallazgo, que se estudiará para determinar detalladamente su importancia paleontológica, se han encontrado también restos fósiles de mamíferos, reptiles y plantas de la misma época prehistórica.
La intervención paleontológica ha sido financiada por la sociedad estatal Aguas de la Cuenca del Ebro (AcuaEbro), dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y responsable de las obras de construcción del canal principal Segarra-Garrigues, con la supervisión del servicio de Arqueología y Paleontología de la Dirección General de Patrimonio de la Generalitat. En el lugar del hallazgo ya existen otros dos importantes yacimientos del Oligoceno.
En este mismo tramo de la infraestructura hidráulica se han ejecutado tres intervenciones arqueológicas sobre asentamientos que comprenden desde el Neolítico a la época visigoda.
El yacimiento de La Rosella es un hábitat rural de la época tardo-ibérica fechado entre el siglo II y el siglo I antes de Cristo, y sus restos corresponden a un conjunto de al menos cuatro viviendas contiguas que responden a un esquema modular, y un campo de silos en sus proximidades, además de otras estructuras arqueológicas, como cisternas, fosas y hogares, asociadas al asentamiento.
El yacimiento de La Fogonussa se encuentra en Sant Martí de Riucorb y en él se han encontrado restos de diferentes épocas, como una necrópolis romana, balsas de época ibera y elementos arquitectónicos de la época visigoda.
En el último tramo, en el término municipal de Maldà, se halló el yacimiento de La Cantorella, y los restos encontrados se han fechado en dos períodos, el Neolítico final y el Bronce inicial.
La intervención se ha realizado en dos fases. En la primera de ellas se encontraron 22 fosas y 16 silos, de los que se determinó que, una vez perdida su función inicial para el almacenamiento de grano, se usaron para el vertido de residuos domésticos. Entre estas estructuras destacan cinco silos que sirvieron como lugar de enterramiento y en los que se encontraron restos de una cuarentena de personas.
En la segunda fase se localizó un gran número de estructuras análogas a las de la primera intervención y se pudo determinar que 42 de ellas pertenecían al Neolítico final y 34 al Bronce inicial.

Fuente:  http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/03/02/catalunya/1330708409_609334.html