La dieta de los homínidos de Atapuerca y Bolomor fue muy variada hace 300.000 años


a) incisiones sobre una diáfisis medial de Oryctolagus cuniculus procedente del subnivel XVIIc de la Cova del Bolomor (Tavernes de la Valldigna, Valencia); b) diáfisis medial de un húmero de córvido procedente del subnivel TD10-1 de Gran Dolina (Sierra de Atapuerca, Burgos); c) marcas de corte sobre una mandíbula de Oryctolagus cuniculus procedente del subnivel XVIIc de la Cova del Bolomor; d) visión estereoscópica de las estrías antropogénicas sobre un húmero y la cara ventral del caparazón (placa lateral) de Testudo hermanni procedente del nivel IV de la Cova del Bolomor. Imagen: IPHES.

Vía: IPHES | 30 de enero de 2012

Saber cuándo empezaron los homínidos a tener una dieta diversificada, y qué factores intervinieron para que esto se produjese, es uno de los principales temas zooarqueológicos de discusión actual en Europa. Una tesis doctoral presentada recientemente Universidad Rovira i Virgili de Tarragona demuestra que hace más de 300.000 años el menú de los homínidos que habitaban Atapuerca (Burgos) y especialmente Bolomor (Valencia) incuía una gran variedad de animales. Así, se ha visto que su menú era muy amplio, ya que procesaban especies de gran tamaño, como elefantes o rinocerontes, y otras más pequeñas, caso de los conejos, aves y tortugas. La adaptación al medio, el patrón ocupacional y la diversidad comportamental favorecieron esta capacidad.

En la mesa, Ruth Blasco, el día de la defensa de su tesis en la URV, Foto: Jordi Mestre | IPHES

La autora del estudio, Ruth Blasco, investigadora del IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) y de la URV, propone la existencia de una amplitud temprana de la dieta humana a partir del análisis zooarqueológico de diferentes conjuntos arqueológicos del Pleistoceno medio peninsular (concretamente desde los 400.000 a los 120.000 años antes del presente).

La Zooarqueología como disciplina pretende establecer las relaciones que existen entre los grupos humanos y los animales en el pasado, a partir de los elementos esqueléticos que aparecen en los yacimientos, pues los homínidos, al igual que otros predadores, acumulan restos de sus presas en refugios temporales o en campamentos. “El estudio de estas acumulaciones faunísticas, de sus pautas de formación, naturaleza y composición, constituye una base fundamental para conocer el comportamiento humano del pasado”, apunta Ruth Blasco.

Variedad de piezas y de formas de caza

Los materiales estudiados en dicha tesis, un total de 45.000 restos faunísticos, proceden del subnivel TD10-1 de Gran Dolina, en Atapuerca, con una antigüedad aproximada de 300.000 años, y de los niveles XVII, XI y IV de la Cova del Bolomor, con una cronología que abarca desde los 350.000 años a los 120.000 antes del presente. La muestra incluye tanto restos de pequeños animales (aves, tortugas, conejos) como grandes, medios y pequeños ungulados (elefantes, rinocerontes, caballos, ciervos, etc.), al igual que carnívoros (leones, zorros o linces).

“Los datos obtenidos han permitido observar una diversidad comportamental relevante entre los grupos humanos tanto de TD10-1 como de la Cova del Bolomor. Estas variaciones quedan reflejadas no sólo en el espectro de presas que los homínidos son capaces de explotar, sino también en la variedad de estrategias de obtención que son capaces de ejercer”, observa Ruth Blasco. “Estas estrategias van desde el carroñeo hasta la caza compleja, pasando por la obtención individual de ungulados y la posible captación en masa, en el caso de los lagomorfos, de algunos niveles de Bolomor”, añade.

“Tanto las ocupaciones cortas como las relativamente prolongadas en el tiempo, parecen contener una diversidad mayor de especies como resultado de los múltiples eventos que reflejan la espontaneidad de los altos en el camino o, por el contrario, como resultado de la amplitud de recursos que conlleva la permanencia de un grupo en un mismo enclave”, apunta Ruth Blasco.

Excavaciones en el nivel TD10 de Gran Dolina, en Atapuerca. Foto: Jordi Mestre | IPHES

Transformaciones en la dieta
La misma investigadora considera que, en este sentido, es posible que existan numerosas transformaciones en la dieta de los grupos humanos que podrían arrancar desde momentos muy tempranos. A partir de los datos obtenidos en esta tesis, los cambios en la alimentación no parecen ser lineales en el tiempo y en el espacio, sino que parecen estar condicionados por la diversidad comportamental, el patrón ocupacional y las características propias del medio donde se desenvuelven los diferentes grupos humanos del territorio europeo.

“Hasta ahora, los elementos utilizados para explicar el cambio en la dieta humana, a partir del Paleolítico superior en Europa y Próximo Oriente, se habían relacionado subsecuentemente con el Comportamiento Humano Moderno y, por tanto, con Homo sapiens”, asegura Ruth Blasco. Sin embargo, varios de estos elementos parecen observarse en algunos conjuntos europeos del Pleistoceno medio e inicios del superior (pre-neandertales y neandertales). En este sentido, los elementos faunísticos que definen la “modernidad” en el comportamiento humano podrían estar presentes desde momentos tempranos en Europa.


Trabajos de excavación en Bolomor en una imagen de archivo. Imagen cedida por el equipo de investigación de Bolomor.

Breve perfil
Ruth Blasco se licenció en Historia por la Universidad de Valencia en junio de 2003. Durante los años de universidad no sólo participó en yacimientos valencianos, como la Cova del Bolomor (dirigida por el Dr. José Fernández Peris del Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputació de Valencia), sino que comenzó sus excavaciones sistemáticas en la Sierra de Atapuerca.

Posteriormente, cursó el doctorado de Cuaternario y Prehistoria en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona y obtuvo el Diploma de estudios avanzados y licenciatura con grado en 2006, para diciembre de 2011 defender dicha tesis doctoral.

Como investigadora del IPHES participa en diferentes proyectos de investigación relacionados con el comportamiento de los homínidos del Pleistoceno medio liderados por el arqueólogo Eudald Carbonell, director de este centro. También forma parte del equipo de investigación de Bolomor, adscrito al SIP (Servicio de Investigación Prehistórica dela Diputació de Valencia), Atapuerca, Cuevas del Toll-Teixoneres, Qesem Cave y Gibraltar.

Ha realizado numerosas publicaciones relacionadas con la Zooarqueologia y la Tafonomía que van desde la experimentación y su aplicación arqueológica hasta la documentación e interpretación de las estrategias de subsistencia de los grupos humanos del Pleistoceno medio en revistas no sólo de ámbito local sino también internacional como Journal of Human Evolution , Journal of Archaeological Science, Quaternary Science Review, Quaternary International, Cuentas Rendus Palevol, etc.

Ha realizado sus estudios predoctorales como becaria del programa FI de la Generalitat de Cataluña financiado con Fondo Social Europeo y con la ayuda económica para estancias fuera de Cataluña BE-DGR 2007.

Peter Lindberg quiere desvelar el misterio del OVNI del Báltico

El descubridor de una extraña forma circular que parece haber sido arrastrada bajo las aguas del Báltico quiere volver al lugar para descifrar el misterio

El pasado mes de agosto, el investigador sueco Peter Lindberg anunciaba un descubrimiento sin igual. La aparición, en el fondo del mar Báltico, de una extraña forma circular de unos 18 metros de diámetro. El hallazgo suscitó todo tipo de especulaciones, ya que la imagen parece revelar un objeto artificial que ha sido arrastrado, aunque este punto todavía está por esclarecer. Ahora, este cazador de tesoros ha anunciado que en primavera volverá al lugar donde detectó el gran círculo para recoger más datos, según informa la CNN. Si obtiene la financiación suficiente -los gastos pueden ser mareantes-, su deseo es recuperar la misteriosa estructura de las aguas o, al menos, conseguir esclarecer el enigma.

Linberg, famoso por encontrar los restos del Jönköping, un carguero sueco hundido por un submarino durante la primera guerra mundial, realizaba una exploración oceánica cuando el sonar de su embarcación capturó una increíble imagen a más 80 metros bajo la superficie del golfo de Botnia, entre Finlandia y Suecia. Pronto corrió la voz de que el equipo acababa de descubrir un objeto volador no identificado (OVNI), una idea descabellada pero no tan extraña cuando se trata de algo inexplicable y la imaginación vuela.
En realidad, la imagen resulta de lo más inquietante, ya que el objeto, de unos 18 metros de diámetro, parece haber sido arrastrado otros 400. Suficiente para que nazca la idea de una nave de origen extraterrestre que se estrelló en el mar y dejó un rastro en el fondo antes de detenerse, como llegaron a especular algunos medios. El equipo de Lindberg cree que el objeto es demasiado grande para haber caído de un barco o ser parte de un desastre marítimo. «Hemos escuchado un montón de explicaciones diferentes, desde que es una especie de Halcón Milenario hasta que es una puerta a un mundo interior», afirma Lindberg a la CNN, «pero no lo sabremos hasta que hayamos estado allí»

En realidad la imágenes de un sonar de barrido lateral no son lo suficiente fiables como para determinar si se trata de una formación geológica natural o algo completamente diferente. Lindberg planea regresar en primavera al mar Báltico para investigar su hallazgo. Su objetivo es poder esclarecer el misterio y, aunque el objeto no se pueda recuperar -una empresa extremadamente cara y arriesgada que quizás no sirva para nada- explotarlo de alguna manera, por ejemplo, con turistas que quieran verlo de cerca.

¿Cazaban los Neandertales mamuts precipitándolos por los acantilados?



Vía: BBC News | 26 de enero de 2012

Los arqueólogos están investigando la verdad que hay detrás de la historia de que los neandertales de la Era de Hielo, en Jersey, Inglaterra, empujaban a los mamuts a los acantilados de St. Brelade para conseguir alimento.

Hace unos 30 años las evidencias sugerían que los primeros residentes de lo que hoy es la isla de Jersey cazaban mamíferos gigantes en los acantilados de La Cotte de St. Brelade, en Ouaisne.

El Dr. Geoff Smith (foto a la izquierda), analista del Archivo de Jersey, dijo: "Fue en los años 70 y 80 cuando la hipótesis fue planteada, respecto a que los neandertales agrupaban manadas de mamuts y rinocerontes lanudos para conducirlos a los acantilados y matarlos".

Él está utilizando ahora nuevas tecnologías para ver si esa teoría es correcta o no.

El Dr. Smith dijo: "Nadie lo ha cuestionado nunca realmente, y por lo tanto estamos volviendo a evaluar y a analizar la cuestión, y ver si podemos obtener nueva información para darle un mayor apoyo o incluso refutarla un poco.

Nosotros no lo sabemos, nunca vamos a entenderlo por completo, pero queremos ver si podemos conseguir más datos y comprender a los neandertales aún mejor".

En la cueva de La Cotte, en la bahía de Ouaisne, los arqueólogos han encontrado, en los últimos años, herramientas, huesos y dientes fosilizados de rinocerontes y mamuts lanudos, osos de las cavernas y renos.

Estos restos datan de una época en que la vista desde Ouaisne no era el mar, sino una vasta tierra sin árboles que se extendía hasta lo que hoy es Saint Malo.

Grupos de pueblos nómadas se movían hacia el norte en primavera, siguiendo a los animales al dirigirse a sus pastos de verano, al lugar donde Inglaterra es hoy en día.

En los acantilados de Ouaisne se pensaba que estas gentes nómadas cazaban furtivamente animales de pastoreo provocándoles una estampida sobre el borde de los mismos.

Foto: Acantilado de la La Cotte de St. Brelade, en Ouaisne

Un mamut habría sido del tamaño de un elefante africano, con un peso de hasta 6.000 kg.

El jefe de la comunidad educativa del Patrimonio de Jersey, Doug Ford, dijo: "Si usted está frente a un mamut peludo de seis pies de alto y usted está armado con un palo afilado, usted tiene que tener un poco de ventaja".



Foto: El equipo del Dr. Smith recogiendo muestras en el acantilado.

El Dr. Smith está trabajando con su equipo en Jersey registrando elementos de los restos fósiles de mamuts y rinocerontes para descubrir si la teoría común de la estampida es correcta.

Él declaró a BBC News: "Una vez que tenga esto registrado, tomaré fotografías de alta definición digital muy claras para obtener primeros planos de las patologías interesantes y así comprobar cómo de saludables estaban los animales".

"Puedo registrar sus edades y ver si ellas se corresponden con muertes naturales o si son indicativas de su caza por parte de los humanos o de otros carnívoros".

El Dr. Smith dijo que no había forma de saber si los mamuts podrían haber sobrevivido hasta nuestros días, si no hubiera habido un exceso de su caza.

"¿O fue un cambio climático tan severo que los obligó a refugiarse en algún lugar en el cual se convirtieron en una población tan pequeña que no pudieron sobrevivir? Todavía no lo sabemos, nuevas teorías están saliendo todos los días", dijo.

Arqueólogos Norteamericanos resuelven la relación genética entre asiáticos y los primeros nativos americanos


Foto: Una extensa familia de la región de Altai (Wikipedia)

Vía:University of Pennsylvania| 26 de enero de 2012 (Traducción: G.C.C.)

Una pequeña región montañosa en el sur de Siberia puede haber sido el origen genético de los primeros nativos americanos, según una nueva investigación de un equipo de antropólogos de la Universidad de Pennsylvania.

Foto: Matthew Dulik and Theodore Schurr.

Ubicada en la intersección de lo que hoy es Rusia, Mongolia, China y Kazajstán, la región conocida como Altai "es un área clave, porque es un lugar donde la gente ha estado entrando y saliendo durante miles y miles de años", dijo Theodore Schurr, un profesor asociado al Departamento de Antropología de Universidad de Pennsylvania. Schurr, junto con el estudiante de doctorado, Matthew Dulik, y un equipo de estudiantes graduados e investigadores postdoctorales, colaboraron en el trabajo con Ludmila Osipova del Instituto de Citología y Genética en Novosibirsk, Rusia.

Entre las personas que pueden haber surgido de la región de Altai están los antecesores de los primeros nativos americanos. Hace aproximadamente 20.000-25.000 años, estos humanos prehistóricos llevaron sus linajes genéticos asiáticos hasta los confines de Siberia y, eventualmente, a través de la masa de tierra expuesta de Bering hacia las Américas.

"Nuestro objetivo, al trabajar en esta área, era definir mejor cuáles de aquellos linajes fundadores, o linajes hermanados, son de poblaciones nativas americanas", dijo Schurr.


El estudio del equipo, publicado en la American Journal of Human Genetics, analizó la genética de los individuos que viven en la república rusa de Altai, a fin de identificar marcadores que podrían vincularlos a los nativos americanos. Los estudios etnográficos anteriores habían hallado diferencias entre las tribus del norte y el sur de Altai, con las tribus del norte, aparentemente vinculadas, lingüística y culturalmente, a los grupos étnicos de más al norte, tales como las poblaciones urálicas o samoyédicas, y los grupos del sur mostrando una conexión más fuerte con los mongoles, uigures y buriatos.

Schurr y sus colegas evaluaron las muestras de Altai referidas a marcadores de ADN mitocondrial, los cuales se heredan por vía materna, y en el ADN del cromosoma Y, que se transmiten de padres a hijos. También compararon las muestras previamente recogidas de personas en el sur de Siberia, Asia central y oriental, Mongolia, y una variedad de grupos indígenas de América. Debido al gran número de marcadores genéticos examinados, los resultados tienen un alto grado de precisión.

"A este nivel de resolución podemos ver las conexiones con más claridad", dijo Schurr.

Al observar el ADN del cromosoma Y, los investigadores descubrieron una mutación única compartida por los nativos americanos y los altaianos del sur, en el linaje conocido como Q.

Foto: Chamán de Altai


"Esto también es válido desde del lado de las mitocondrias", dijo Schurr. "Hemos encontrado formas de los haplogrupos C y D en los altaianos del sur, y D en en los altaianos del norte, las cuales se parecen a algunos de los tipos fundadores que surgieron en América del Norte, aunque los altaianos del norte aparecían más distantemente emparentado de los nativos americanos".

Calculando cuánto tiempo les llevó surgir a las mutaciones que ellos observaron, el equipo de Schurr estimó que el linaje de los altaianos del sur se separó genéticamente del linaje nativo americano hace 13.000 ó 14.000 años, un escenario temporal que se alinea con la idea de que la gente se movió hacia las Américas, desde Siberia, hece entre 15.000 y 20.000 años.

Aunque es posible, incluso probable, que más de una oleada de personas cruzaran el puente terrestre, Schurr dijo que otros investigadores todavía no han sido capaces de identificar un punto focal geográfico similar, desde el cual los nativos americanos puedan rastrear su herencia genética.

"Esta información puede cambiar con más datos de otros grupos, pero, hasta ahora, incluso con un intenso trabajo en Mongolia, no están viendo las mismas cosas que nosotros encontramos", dijo.

Además de esclarecer la conexión de Asia y América, el estudio confirma que la brecha cultural moderna entre los altaianos del sur y del norte tiene antiguas raíces genéticas. Los altaianos del sur parecían haber tenido un mayor contacto genético con los mongoles de lo que hicieron los altaianos del norte, los cuales eran genéticamente más similares a los grupos de más al norte.

Sin embargo, cuando se observa el ADN mitocondrial de los altaianos de forma aislada, los investigadores detectaron mayores conexiones entre los altaianos del norte y del sur, lo que sugiere que quizás las mujeres tenían más probabilidades de salvar la divisoria genética entre las dos poblaciones.

"Sutiles diferencias se reflejan aquí entre los propios altaianos -la diferenciación entre los grupos- y nos permiten tratar de apuntar a un área donde pudo haber surgido alguno de estos linajes precursores de los indios americanos", dijo Schurr.

Foto: Chamán del Amazonas, Brasil (por Sue Wren)

En el futuro, Schurr y su equipo esperan continuar utilizando técnicas de genética molecular para rastrear el movimiento de gentes del interior de Asia hacia, o de paso, a las Américas. También pueden tratar de identificar los vínculos entre las variaciones genéticas y las respuestas fisiológicas adaptativas, es decir, los vínculos que pueden informar a la investigación biomédica.

Por ejemplo, Schurr señaló que tanto siberianos y poblaciones de nativos americanos "parecen ser susceptibles a la occidentalización de la dieta y alejarse de las dietas tradicionales, pero sus respuestas, en términos de presión arterial y metabolismo de las grasas, y así sucesivamente, en realidad se diferencian".

Utilizando enfoques genómicos, junto con la antropología física tradicional, se puede lograr información sobre los factores que rigen estas diferencias.

El estudio fue apoyado por la University of Pennsylvania, la National Science Foundation, el Social Sciences and Humanities Research Council de Canadá, y la Russian Basic Fund for Research. La National Geographic Society también proporcionó apoyo infraestructural al laboratorio del profesor Schurr.

Nuestros antepasados formaban lazos de unión similar a las Redes Sociales


Vía: Harvard Medical School | 25 de enero de 2012 (Traducción: G.C.C.)

Los antiguos seres humanos no han tenido el lujo de actualizar su estado en Facebook, pero las redes sociales eran, sin embargo, un componente esencial de sus vidas, según un nuevo estudio.
Los resultados del mismo describen los elementos de las estructuras de las redes sociales que pudieron haber estado presentes en los principios en la historia humana, y sugieren cómo nuestros antepasados pudieron haber formado lazos de unión con parientes y no parientes sobre la base de atributos compartidos, incluyendo la tendencia a cooperar. Según el documento, las redes sociales probablemente contribuyeron a la evolución de la cooperación.

"Lo sorprendente es que las antiguas redes sociales humanas se parecen mucho a lo que vemos hoy", dijo Nicholas Christakis (foto a la izquierda), profesor de sociología médica en la Harvard Medical School y profesor de sociología en la Harvard Faculty of Arts and Sciences, y autor principal del estudio.
"En aquel tiempo estabamos alrededor de las hogueras y había palabras flotando en el aire, y, hoy en día, cuando tenemos paquetes digitales flotando en el éter, hacemos redes sociales, básicamente, del mismo tipo".

"Hemos encontrado que lo que la gente moderna está haciendo con las redes sociales 'online' es lo que siempre hemos hecho, no sólo antes de 'Facebook', sino antes de la agricultura", dijo el coautor del estudio James Fowler, profesor de genética médica y de ciencias políticas en la University of California, San Diego, que, con Christakis, es autor de una serie de estudios sobre las redes sociales humanas.

Los resultados serán publicados 26 de enero en Nature.


Las raíces del altruismo

El mundo natural, de dientes y garras rojas, tiene un lado amable. Mientras que los individuos compiten ferozmente para asegurarse la proliferación de su descendencia, algunos animales, incluyendo los seres humanos, también cooperan y actúan de manera altruista. Los investigadores se han preguntado si las redes sociales humanas son un producto del estilo de vida moderno, o si podrían haber surgido bajo el tipo de condiciones a las que nuestros antepasados se enfrentaron. Esta pregunta ha sido un desafío para la teoría clásica de la evolución a la hora de explicarla claramente.

Para que la cooperación surja, un acto altruista, tal como compartir la comida con una persona ajena, debe haber un beneficio neto para los partícipes. De lo contrario, los individuos puramente egoístas sobrecompetirían y, eventualmente, sustituirían a los dadivosos. Todas las explicaciones teóricas de la evolución de la cooperación -la selección de parentesco, el altruismo recíproco, la selección del grupo- se basan en la existencia de algún sistema que permite a los cooperantes agruparse con otros individuos que tienden a compartir.
"Si usted puede conseguir que los cooperantes se agrupen en un espacio social, la cooperación puede evolucionar", dijo Coren Apicella (foto a la izquierda) investigadora post-doctoral en el Health Care Policy de Harvard y autora principal del artículo "Social networks allow this to happen" ("Las redes sociales permiten que esto suceda").

Si bien no es posible interrogar a nuestros antepasados acerca de sus amistades o sobre sus hábitos de compartir y colaborar, un equipo de investigadores de la Harvard Medical School, la University of California, en San Diego, y la Universidad of Cambridge, han caracterizado la estructura de las redes sociales entre los Hadza, un grupo étnico en la región del Lago Eyasi, en Tanzania, y uno de los últimos grupos de cazadores-recolectores que sobreviven. (Hay menos de 1.000 Hadza que viven de forma tradicional).



Cómo conseguir una conexión

El estilo de vida Hadza es anterior a la invención de la agricultura. Los Hadza comen una amplia gama de alimentos silvestres, recolectan tubérculos, nueces y frutas, y cazan una gran variedad de animales, incluyendo flamencos, musarañas y jirafas. La miel es uno de sus alimentos favoritos, conocida por media docena de nombres diferentes en Hadzane, su lengua primaria.

Apicella tomó la delantera en la recogida de datos para el estudio, entrevistando a 205 Hadza adultos a lo largo de dos meses, midiendo su tendencia a cooperar y estableciendo el esquema de sus amistades.

Apicella, Fowler y Christakis, diseñaron el estudio y experimentos, en colaboración con Frank Marlowe (foto a la izquierda), profesor del Departamento de Arqueología y Antropología de la Universty of Cambridge, y autor del único libro extenso sobre etnografía de los Hadza.

La recolección de datos no fue fácil. Los nómadas Hadza vagan más de 4.000 kilómetros cuadrados a través de un terreno áspero. Apicella y sus asistentes de investigación viajaron por la región en un Land Cruiser, luchando contra caminos empapados de barro -en algún momento forzandoles a ella y a sus compañeros a preparar el terreno con árboles derribados- y, en un primer viaje, incluso huyendo de una horda de elefantes.


Con el fin de construir una red social, Apicella y sus colegas adoptaron un enfoque dual. En primer lugar, les preguntaron a los adultos Hadza que identificaran a los individuos con los que prefirían vivir en su siguiente campamento. En segundo lugar, dieron a cada adulto tres pajas de miel y les dijeron que podían dar estas pajas como regalo a alguien en su campamento. Esto generó 1.263 lazos de compañerismo y 426 lazos de regalo.

En una actividad separada, los investigadores midieron los niveles de cooperación al dar a los Hadza pajas de miel adicionales que ellos podían conservar para sí mismos o donar al grupo.

Cuando las redes sociales fueron mapeadas y analizadas, los investigadores encontraron que los cooperadores y los no cooperadores formaban grupos distintos.

Los investigadores también midieron las conexiones de las personas con la misma altura, edad, fuerza para presionar, etc., y otras características, tal como alimentos preferentes. También analizaron la transitividad de la amistad, la probabilidad de que los amigos de alguien son amigos de otro, y otras propiedades de la red social.

La estructura y la dinámica de las redes sociales de los cazadores-recolectores Hadza fueron esencialmente indistinguible de los datos existentes sobre las redes sociales procedentes de las comunidades modernas.

"Dimos vuelta a los datos a través de muchas maneras diferentes", dijo Fowler. "Nos fijamos en más de una docena de medidas que los analistas de redes sociales utilizan para compararlas, y, más o menos, los Hadza son como nosotros".

"Los seres humanos son excepcionaless entre las especies, en la medida en que formamos, a largo plazo, uniones no reproductivas con los demás miembros de nuestra especie", dijo Christakis. "En otras palabras, no sólo tenemos sexo, sino que también tenemos amigos".

El trabajo previo de Christakis y Fowler, que son co-autores del libro "Conectados", ha demostrado que nuestra experiencia del mundo depende de dónde nos encontramos dentro de las redes sociales. Estudios particulares han descubierto que las redes sociales influyen en una sorprendente variedad de factores de estilo de vida y salud, tales como la propensión a la obesidad, dejar de fumar, e incluso la felicidad.

Para los investigadores, los Hadza ofrecen nuevas y sólidas evidencias de que las redes sociales son verdaderamente milenarias, tal vez parte integrante de la historia humana.

Esta investigación fue financiada por el National Institute on Aging y por la Science of Generosity Initiative of the University of Notre Dame.

Los Neandertales fabricaban sus utensilios mediante la 'Técnica Levallois'


Foto: Izquierda: réplica de un núcleo Levallois; Derecha: lasca Levallois

Vía: University of Kent| 24 de enero de 2012

Una nueva investigación, publicada por los antropólogos de la Universidad de Kent, respalda científicamente por primera vez la teoría, desde hace mucho tiempo mantenida, de que los primeros antepasados humanos en África, Asia occidental y Europa, diseñaron sus herramientas de piedra.

Desde hace más de un siglo, los antropólogos han debatido sobre la importancia de un grupo de artefactos de la edad de piedra fabricados por al menos tres especies de homínidos prehistóricos, incluyendo los neandertales. Estos artefactos, conocidos colectivamente como Levallois, fueron fabricados en Europa, Asia occidental y África, tan pronto como hace 300.000 años.

Los artefactos Levallois son lascas o herramientas de piedra diseñadas a partir de un núcleo previa y deliberadamente preparado, de tal manera que, sólo después de esta preparación especializada, es posible que un tallador de silex prehistórico pueda extraer del mismo una distintiva lasca Levallois.

Las lascas Levallois han sido consideradas por los investigadores, desde hace mucho tiempo, como buscadas intencionalmente por los homínidos prehistóricos, a fin de obtener herramientas supuestamente únicas, de tamaño estándar y formas apropiadas. Sin embargo, tales presupuestos fueron objeto de controversia por parte de algunos investigadores, y, en las últimas décadas, se ha cuestionado si la producción de herramientas Levallois involucraba una producción consciente, una planificación estructurada que diera como resultado una ingeniería de artefactos.

Ahora, un estudio experimental -en el que un tallador de silex de hoy en día reproduce cientos de artefactos Levallois- apoya la idea de que las lascas Levallois fueron, en efecto, diseñadas previamente por los homínidos prehistóricos.

Mediante la combinación de la arqueología experimental con la morfometría (el estudio de la forma), y el análisis estadístico multivariado, los investigadores de la Universidad de Kent han demostrado, por primera vez, que las lascas Levallois eran extraídas de este tipo de núcleos preparados, y son mucho más estandarizadas que las lascas producidas incidentalmente durante la configuración del núcleo Levallois (llamadas "lascas de desecho"). Es importante destacar que también identificaron las propiedades específicas de las lascas Levallois, las cuales las habrían hecho preferibles para los móviles pueblos de cazadores y recolectores del pasado.

El Dr. Metin Eren (foto a la izquierda), miembro de "Leverhulme Early Career" en la Escuela Universitaria de Antropología y Conservación de la Universidad de Kent, y al mismo tiempo el tallador que elaboró las herramientas de silex esperimentales, dijo: "Cuanto más aprendemos sobre la fabricación de herramientas de piedra de los neandertales y sus contemporáneos, más perfectas y lucidas llegan a ser. La manifiesta sofisticación en la elaboración de sus artefactos sugiere habilidades cognitivas muy similares a las nuestras, antes que al contrario".



El Dr. Stephen Lycett (foto a la izquierda), profesor titular en "Evolución Humana" de la Universidad de Kent, y quien dirigió el análisis de laboratorio de las herramientas, comentó:

"La movilidad es un factor en la vida de todas las poblaciones de cazadores-recolectores, inlcuyendo los homínidos del Pleistoceno tardío. Dada dicha movilidad sólo podían llevar un número fijo de herramientas, por eso es fundamental que la utilidad potencial de las mismas sea optimizada con respecto a su peso.

Los nuevos análisis indican que las 'lascas Levallois' aparecieron para optimizar su utilidad en una variedad de formas respecto de otras lascas. Estas lascas son más gruesas en promedio en su área de superficie que las 'lascas de desecho', y de un espesor más uniforme. Estas propiedades habrían optimizado su durabilidad. Sin embargo, en relación al tamaño, el espesor máximo de las 'lascas Levallois' es en realidad menor que las 'lascas de desecho'. Esto habría proporcionado un mayor potencial para su uso, su reafilado, y su reutilización una y otra vez. La simetría y el espesor uniformemente distribuido de las 'lascas Levallois' también alinearía el centro de gravedad de la herramienta con el movimiento de la misma durante su uso, haciéndolas ergonómicamente más convenientes".

El Dr. Lycett también explicó que "entre una variedad de opciones de estas herramientas están las 'superlascas'". Ellas no son tan delgadas como para ser ineficaces, pero tampoco son tan gruesas como para no poder reafilarlas con efectividad, o que sean demasiado pesadas de llevar, lo cual habría sido importante para los homínidos, tal como los neandertales.