Un nuevo estudio muestra signos de una creación temprana de identidades humanas modernas

investigadores de SapienCE han publicado un nuevo estudio que proporciona información vital sobre cómo y cuándo pudimos haber comenzado a desarrollar identidades humanas modernas. La imagen muestra trabajos de excavación en la cueva Blombos, Sudáfrica. Foto: UIB, SapienCE.

Los primeros antepasados ​​recolectaron conchas llamativas que cambiaron radicalmente la forma en que nos veíamos a nosotros mismos y a los demás. Un nuevo estudio confirma la escasa evidencia previa y respalda un escenario evolutivo de varios pasos para la culturalización del cuerpo humano.

El nuevo estudio, realizado por Francesco d'Errico, Karen Loise van Niekerk, Lila Geis y Christopher Stuart Henshilwood, de la Universidad de Bergen en Noruega y la Universidad de Witwatersrand (Wits) en Johannesburgo, Sudáfrica, se publica en el Journal de la Evolución Humana. Sus importantes hallazgos proporcionan información vital sobre cómo y cuándo pudimos haber comenzado a desarrollar identidades humanas modernas.

"El descubrimiento de llamativas conchas no modificadas con agujeros naturales de hace 100.000 a 73.000 años confirma la escasa evidencia previa de que se recolectaban conchas marinas, se llevaban al sitio y, en algunos casos, tal vez se usaban como adornos personales. Esto fue antes de una etapa en la que conchas pertenecientes a especies seleccionadas fueron sistemática e intencionadamente perforadas con técnicas adecuadas para crear cuentas compuestas", dice van Niekerk (izquierda).

Todas las conchas fueron encontradas en la cueva de Blombos, en la costa sur del Cabo de Sudáfrica. Se han encontrado también conchas similares en el norte de África, y en otros sitios de Sudáfrica y el Levante mediterráneo, lo que significa que el argumento está respaldado por evidencias de otros yacimientos, no solo en la cueva de Blombos.

Confirman escasa evidencia de trabajos tempranos con abalorios.

En otras palabras, las conchas sin perforar y las perforadas de modo natural proporcionan evidencias de que las conchas marinas fueron recolectadas y posiblemente utilizadas como adornos personales antes del desarrollo de técnicas más avanzadas para modificar las conchas para su uso en abalorios hace unos 70.000 años.

Conchas procedentes de la cueva de Blombos que muestran agujeros naturales, y que posiblemente fueron utilizadas como adornos personales por los primeros humanos modernos que vivieron hace 100.000 años. Foto: UIB, SapienCE

Van Niekerk dice que saben con certeza que estas conchas no son restos de especies de mariscos comestibles que podrían haber sido recolectadas y llevadas al sitio como alimento.

"Lo sabemos porque ya estaban muertas cuando las recogimos, lo que podemos ver por el estado de la mayoría de las conchas, ya que están desgastadas por el agua o tienen crecimientos en su interior, o tienen agujeros hechos por un depredador natural o por la abrasión de la acción de las olas".

Los investigadores midieron el tamaño de las conchas y los agujeros hechos en ellas, así como el desgaste en los bordes de los agujeros que se desarrollaron mientras los humanos llevaban las conchas atadas a cuerdas. También observaron de dónde procedían las conchas en el sitio para ver si podían incluirse en diferentes grupos de cuentas encontradas muy juntas que podrían haber pertenecido a piezas individuales de trabajo con cuentas. Estas técnicas proporcionan información sobre el uso potencial de estas conchas con fines simbólicos.

Imagen que muestra una colección de llamativas conchas halladas en la cueva de Blombos de 100.000 a 70.000 años. Foto: UIB, SapienCE.

Los primeros signos de una posible creación de identidad

Van Niekerk dice que identificaron 18 nuevas conchas de caracoles marinos de hace 100.000 a 70.000 años, que podrían haber sido utilizadas con fines simbólicos, y propusieron una progresión de varios pasos para la culturalización del cuerpo humano con raíces en el pasado profundo.

"Con este estudio mostramos específicamente que los humanos gradualmente complejizaron las prácticas de modificación de su apariencia y se transformaron ellos mismos en herramientas para la comunicación y el almacenamiento de información. También creemos que posiblemente podamos ver una creación de identidad que cambió de modo gradual, pero a la vez radicalmente, la forma en que nos miramos a nosotros mismos y a otros, así como la naturaleza de nuestras sociedades", afirma van Niekerk.

Fuente: Universidad de Bergen | 29 de septiembre de 2023

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

1 comentario:

  1. Muy buena la investigación, pues el nácar de las ostras debió impresionar a nuestro tatarabuelo.

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