Un estudio genético revela una historia compleja sobre la colonización de las Islas Canarias

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Foto: Reconstrucción del rostro de la famosa momia guanche del Barranco de Herques (también denominada "El Jacinto"), un hombre guanche de alta clase social que vivió en Tenerife hace 800 años.

La ocupación de las Islas Canarias tenía más de un milenio de historia antes de la llegada de los conquistadores castellanos y de que Cristóbal Colón se lanzase desde allí a un incierto camino hacia las Indias por una ruta virgen y desconocida. Los hallazgos arqueológicos y las dataciones con radiocarbono han desvelado que el archipiélago fue poblado por primera vez entre los siglos II y V d.C. por grupos procedentes del norte de África. Pero las conexiones de las comunidades aborígenes con la costa continental fueron muy limitadas hasta la aparición de los marinos europeos.

Esa historia prehispánica de Canarias es una caja de enigmas y sorpresas, desde las famosas momias guanches hasta una práctica sistemática de la violencia a pesar de no disponer de armas metálicas. Ahora, un nuevo estudio científico ha logrado desentrañar el puzle genético de esas poblaciones indígenas y cómo les afectó el aislamiento y la insularidad en su desarrollo. El escenario desvelado es mucho más complejo de lo que se pensaba.

Foto: Reconstrucción del rostro de una mujer procedente del norte de África, más concretamente de alguna población bereber con múltiples mezclas, denominada La Maguada de Umiaya, y que murió entre finales del siglo V y principios del VI. Proyecto Humiaga 977, liderado por la empresa Tibicena Arqueología y Patrimonio SL y por El Museo Canario. TIBICENA / PAR

Un equipo internacional de investigadores liderados por Javier González Serranoavier González Serrano, de la Universidad de La Laguna, ha logrado secuenciar el genoma de 40 individuos identificados en 23 yacimientos arqueológicos de las siete islas (Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife La Gomera, La Palma y El Hierro) que abarcan 1.300 años de historia, desde el siglo III al XVI. Se trata del análisis de ADN de los antiguos pobladores del archipiélago más completo que se realiza hasta la fecha. Los resultados se han publicado esta semana en la revista Nature Communications.

Una de las principales conclusiones de la investigación es que los aborígenes canarios eran pueblos muy similares genéticamente a los que habitaron la zona actual de Marruecos hace unos 5.000 años, en el Neolítico. Los genomas de estas cuatro decenas de individuos, que han sido comparados con los datos obtenidos en tres yacimientos del norte de África, muestran que estas comunidades quedaron aisladas en sus respectivas islas, casi sin contacto con el exterior hasta la llegada de los primeros europeos a partir del siglo XIV. En este sentido, Canarias se erige según los científicos en una ventana privilegiada para radiografiar el pasado del norte de África en los siglos anteriores a la conquista árabe del siglo VII.

"Hasta ahora, solo cazadores-recolectores y los primeros agricultores de Marruecos habían sido estudiados empleando técnicas paleogenómicas, lo que dificulta la comprensión de esta historia desde finales del Neolítico hasta la Antigüedad", han destacado González Serrano (izquierda) y Rosa Fregel (derecha, universidades de La Laguna y Stanford), otra de las coautoras del artículo.

Migraciones asimétricas

Los análisis en el laboratorio han revelado que la población indígena de las Islas Canarias se caracteriza por la mezcla de componentes de ancestralidad norteafricanos y europeos como resultado de la migración de los primeros agricultores de Europa al norte de África.

Además, la composición genética de los aborígenes muestra señales de otros flujos migratorios de origen subsahariano y un cuarto linaje que responde al movimiento de las poblaciones mediterráneas durante la Edad del Bronce o la Edad del Hierro hacia el sur.

a Datos disponibles del antiguo genoma completo del oeste de África del Norte obtenidos de la literatura: Taforalt, Kehf al Baroud e Ifri n'Amr ou Moussa; individuos descontextualizados de Tenerife y Gran Canaria, e individuos del yacimiento de Cendro en Gran Canaria. b Adscripción geográfica de los sitios arqueológicos considerados en este estudio. Los individuos de Canarias sin adscripción de yacimiento arqueológico no están incluidos en b: cinco individuos de Gran Canaria y Tenerife publicados previamente y un individuo de Fuerteventura generado en este estudio. c Datos de radiocarbono disponibles para los genomas autóctonos de Canarias. La línea de puntos en c indica el inicio de la conquista castellana (1402). El mosaico gris más oscuro indica el período en el que los indígenas de las Islas Canarias estuvieron en contacto con la gente de mar europea. Los genomas publicados anteriormente se indican en gris, mientras que los generados en este estudio se indican en otros colores. Mapas hechos con Natural Earth (https://naturalearthdata.com).

No obstante, los investigadores han observado diferencias significativas entre las islas. Por ejemplo, los habitantes de las tres más cercanas al continente (Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura) presentaban una mayor contribución genética del componente asociado a las poblaciones prehistóricas de Europa, mientras que los de las islas occidentales (El Hierro, La Palma, La Gomera y Tenerife) mostraban más aportación del componente prehistórico del norte de África. Estos datos sacan a la luz un modelo de colonización más complejo del que se planteaba hasta ahora.

"Dado que el impacto de las migraciones neolíticas europeas en el norte de África no fue homogéneo, este resultado se puede explicar de dos formas: o bien las migraciones humanas que afectaron al archipiélago fueron asimétricas, con algunas arribadas llegando solo a una zona, o bien las poblaciones que colonizaron las islas orientales y occidentales del archipiélago procedían de regiones diferentes del norte de África", han explicado los autores del estudio.

El autor principal del trabajo, Javier González Serrano, ha remarcado que "estas diferencias entre las islas orientales y occidentales parecen haber existido desde el comienzo del período de colonización aborigen, manteniéndose sin cambios a lo largo del tiempo. Esto es importante porque determina que, si existieron migraciones asimétricas entre las dos regiones, tuvieron que ocurrir al inicio del periodo de colonización aborigen".

Momia del Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria.

La conclusión del estudio viene a confirmar una serie de indicios que ya existían y que sugerían la existencia de ciertas diferencias entre los pobladores de las islas orientales y los de las occidentales, como la mayor variedad de inscripciones en alfabeto líbico-bereber en las primeras o la presencia en una sola isla, Gran Canaria, de un árbol "importado", la higuera.

La investigación aporta pruebas de que la insularidad se acabó expresando en el ADN de los pueblos de las siete islas, pero fue en las más pequeñas o con menos recursos (El Hierro, La Gomera, Lanzarote y Fuerteventura) donde más se aprecia una baja diversidad genética.

"Este panorama puede explicarse por un fuerte aislamiento, dando lugar a la reducción del tamaño efectivo de su población y descartando así la posibilidad de que hubiera migración frecuente hacia estas islas", concluye González Serrano.

Sala funeraria del Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria . En primer plano, los restos de una momia. Alejandro Ramos.

Como ya apuntaban algunos indicios arqueológicos, este estudio genético concluye que Gran Canaria, Tenerife o La Palma pudieron sostener en el pasado poblaciones de entre 30.000 y 60.000 personas, mientras que las condiciones de las demás islas hicieron que su censo de habitantes antes de la Conquista fluctuara entre 1.000 y 3.000.

El uso combinado de datos de ADN antiguo y carbono 14 ha permitido además estimar que la población de la isla de El Hierro, la más pequeña de Canarias, sufrió una importante reducción en torno al siglo IX, coincidiendo con un periodo de inestabilidad climática.

“Teniendo en cuenta que El Hierro es una isla con recursos limitados, los cambios de temperatura y lluvias que se produjeron durante el siglo IX podrían haber afectado en gran medida la disponibilidad de recursos naturales y la producción de cultivos, lo que es probable que provocara una mortandad importante”, indican los autores.

En cambio, ese fenómeno no se observa en Tenerife y Gran Canaria, islas de mayor tamaño y con más recursos, lo que probablemente permitió a sus poblaciones adaptarse y resistir a este periodo de inestabilidad, añaden.

Fuentes: elesapanol.com | el diario.es | 17 de agosto de 2023

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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