La violencia estaba muy extendida en la sociedad agrícola neolítica, según un nuevo estudio

Ejemplos de traumatismo por fuerza contundente en cráneos neolíticos del noroeste de Europa: (A) Belas Knap, Inglaterra (sin cicatrizar); (B) Schöneck-Kilianstädten, Alemania (curado); (C y D) Halberstadt, Alemania (sin cicatrizar).

La violencia y la guerra estaban muy extendidas en muchas comunidades neolíticas del noroeste de Europa, un período asociado con la adopción de la agricultura, según sugiere una nueva investigación publicada en Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS).

De los restos óseos de más de 2.300 primeros granjeros de 180 enclaves que datan de hace entre unos 8.000 y 4.000 años, más de uno de cada diez mostraban heridas por armas, según encontraron los bioarqueólogos.

Contrariamente a la opinión de que la era neolítica estuvo marcada por la cooperación pacífica, el equipo de investigadores internacionales dice que en algunas regiones el período comprendido entre el 6.000 a. C. y el 2.000 a. C. puede ser un punto culminante de conflicto y violencia con la destrucción de comunidades enteras.

Mapa del noroeste de Europa que muestra sitios arqueológicos con restos de individuos con lesiones óseas relacionadas con la violencia durante el periodo Neolítico (rojo), así como asentamientos, recintos, y sitios de muertes masivas con evidencias de violencia colectiva (azul).

Guerra formalizada

Los hallazgos también sugieren que el surgimiento de cultivos y pastoreo de animales como forma de vida, reemplazando la caza y la recolección, pudieron haber sentado las bases para la guerra formalizada.

Los investigadores utilizaron técnicas bioarqueológicas para estudiar restos óseos humanos procedentes de yacimientos de Dinamarca, Francia, Alemania, Gran Bretaña, España y Suecia, los cuales fueron recopilados con el fin de mapear, por primera vez, las evidencias de violencia durante el periodo Neolítico en el noroeste de Europa, zona que tiene la mayor concentración de sitios neolíticos excavados en el mundo.

El equipo de las Universidades de Edimburgo, Bournemouth y Lund en Suecia, y el Centro de Investigación Osteo-arqueológica en Alemania, examinaron el conjunto de restos óseos en busca de lesiones causadas, predominantemente, por la fuerza ejercida de modo contundente en cráneos.

Ejemplos de lesiones penetrantes no curadas con puntas incrustadas: (A) punta de flecha en forma de hoja reacondicionada a un defecto penetrante elíptico en un cráneo de West Tump, Inglaterra; (B) vista endocraneal del mismo defecto que muestra biselado interno; (C) punta de flecha incrustada en una vértebra de Eulau, Alemania; (D) Diente de asta incrustado en un cráneo de Tygelsjö, Suecia.

Evidencias de lesiones

Más del diez por ciento presentaba daños potencialmente causados ​​por frecuentes golpes en la cabeza con instrumentos contundentes o hachas de piedra. También se encontraron varios ejemplos de heridas penetrantes, que se cree que fueron por flechas.

Algunas de las lesiones observadas estaban relacionadas con sujetos enterrados de modo masivo, lo que podría sugerir la destrucción de comunidades enteras, dicen los investigadores.

"Los huesos humanos son la forma más directa y menos sesgada de evidencia de hostilidades pasadas, y nuestra capacidad para distinguir entre lesiones fatales y roturas post-mortem ha mejorado drásticamente en los últimos años, además de diferenciar las lesiones accidentales de los ataques con armas", dice la Dra. Linda Fibiger (izquierda).

"El estudio plantea la pregunta de por qué la violencia parece haber prevalecido tanto durante este período. La explicación más plausible puede ser que la base económica de la sociedad hubiera cambiado. Con la agricultura llegó la desigualdad y aquellos que tuvieron menos éxito parece que a veces se involucraron en incursiones colectivas violentas como una estrategia alternativa de lograrlo, y ahora los resultados de ello se conocen cada vez más en términos arqueológicos", dice el Dr. Martin Smith (derecha).

Fuente: Universidad de Edimburgo | 19 de enero de 2023

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

0 comentarios: