La rareza descubierta por arqueólogos españoles en Egipto: hallan una tumba con 10 momias de cocodrilos

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Trabajos arqueológicos en la tumba de la necrópolis de Qubbet el-Hawa. PATRICIA MORA.

Aunque no es la primera vez que se encuentran cocodrilos en enterramientos egipcios, arqueólogos de la Universidad de Jaén han realizado un descubrimiento inusual en Qubbet el-Hawa, un sitio cerca de la ciudad de Asuán, en el sur de Egipto: una tumba intacta que contenía diez cocodrilos momificados.

«Se trata de un hallazgo extraordinario, ya que es una de las raras ocasiones en las que especialistas han podido estudiar las momias de cocodrilos in situ y con metodologías modernas», señalan los miembros del Proyecto Qubbet el-Hawa en una nota en la que informan de que los restos han sido analizados por arqueozoólogos del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales de Bruselas.

La tumba excavada en la roca que contenía cinco esqueletos y cinco cráneos de grandes cocodrilos fue descubierta en 2019 por investigadores de la Universidad de Jaén. En esa misma zona se enterraron siglos atrás los gobernadores de la frontera sur de Egipto, pero estos cocodrilos datan de la época anterior a los Ptolomeos, es decir, de antes del 304 a. C.

Los arqueólogos trabajan con delicadeza uno de los 11 cocodrilos encontrados, pues las termitas han hecho mella en las vendas de lino que los protegían. PATRICIA MORA

Intermediarios con el dios Sobek

Según los investigadores, «es muy posible que estos cocodrilos pudieran haber sido utilizados de intermediarios entre los humanos y el dios Sobek, que era el dios del agua y la fertilidad, a menudo representado con una cabeza de cocodrilo». Esta divinidad egipcia tuvo mucha importancia en la cercana localidad de Kom Ombo, a solo 50 kilómetros de Asuán. «De hecho, Kom Ombo fue un importante centro de culto a los cocodrilos, pero no se tenía noticia de que sucediera lo mismo en Asuán», añaden los arqueólogos.

Según refiere la investigadora belga Bea De Cupere (izquierda), en el comunicado de la Universidad de Jaén, «se conocen más de 20 lugares de enterramiento con momias de cocodrilos en Egipto, pero encontrar 10 momias de cocodrilos bien conservadas juntas en una tumba intacta es extraordinario».

«De la mayoría de las momias recolectadas por los museos a fines del siglo XIX y principios del XX, a menudo crías, no sabemos exactamente de dónde provienen», añade.

Junto a algunos de los cocodrilos, los arqueólogos encontraron rastros de lino, hojas de palma y cuerdas que indican que los animales estuvieron envueltos, pero sus vendajes fueron devorados por insectos en la antigüedad. Sin embargo, no fueron cubiertos con grandes cantidades de resina o betún, como era habitual en épocas más modernas, y los investigadores han podido medirlos y estudiarlos a fondo. Este hecho indica además que «son más antiguos que la mayoría de las momias de cocodrilos que se tiene», añaden.

Uno de los cráneos de los cocodrilos hallados frente a la ciudad egipcia de Asuán, en la necrópolis de Qubbet el-Hawa.

Uno de los cocodrilos hallados en una tumba a 1.000 kilometros al Sur de El Cairo, tiene piedras en su estómago. Otros estaban atados. Eso indicaría que los dejaron morir de hambre para enterrarlos.

Desecación natural

El reptil más pequeño mide 1,8 metros de largo, mientras que el mayor alcanza los 3,5 metros. Gracias a la aplicación de métodos de estudio moderno, Alejandro Jiménez (derecha), director del Proyecto Qubbet el-Hawa, señala que «se han podido diferenciar hasta dos especies de cocodrilo que vivían en el Valle del Nilo (en la actualidad solo hay una especie): el cocodrilo del Nilo y el cocodrilo de África Occidental».

Tres esqueletos estaban casi completos, pero a los otros dos les faltaban bastantes partes. Esto indica, según De Cupere, que «los cocodrilos fueron enterrados primero en otro lugar, posiblemente en pozos de arena, donde se secaron de forma natural, y después sus restos fueron exhumados, envueltos y trasladados a la tumba en Qubbet el-Hawa». Durante el embalaje y el transporte se debieron perder las partes que les faltan.

Los arqueólogos afirmaron que el hallazgo es una "sorpresa" por sus características únicas..

En ellos no se han encontrado marcas de sacrificio. Por la iconografía, se sabe que los antiguos egipcios solían atrapar a los cocodrilos con redes. «Posiblemente los cocodrilos se ahogaron, asfixiaron o sobrecalentaron al exponerlos al sol por largos periodos de tiempo», estiman desde el Proyecto Qubbet el-Hawa, el cual financia la Junta de Andalucía y la Fundación Palarq.

«Un cocodrilo estaba tan bien conservado que los gastrolitos aún estaban presentes», añaden los investigadores antes de explicar que estas piedras en los intestinos ayudan a estos animales a mantenerse equilibrados en el agua. «Se trata de un descubrimiento excepcional -subrayan- por la rareza de la conservación de los cuerpos de los animales, porque confirma que los egipcios eran capaces de sacrificar a los animales que luego iban a dedicar a los dioses y porque el método de conservación utilizado, la desecación natural de los cuerpos, es bastante rara».

Fuentes: abc.es | clarin.com | 19 de enero de 2023

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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