No hay dudas: el hombre de Orce descubierto por José Gibert es el primer homínido europeo

Réplica del hueso VM-0 exhibida en el Museo de Prehistoria de Orce, siendo el soporte una mera recreación del endocráneo para facilitar la ubicación del fragmento.

"Encontrada la cara del primer europeo" El titular es de este pasado mes de julio y, en las notas de prensa, se explicaba que se trataba de los restos de un homínido con una datación de entre 1,2 y 1,4 millones de años.

Pero la noticia deja de lado que en la provincia de Granada, en Orce, se descubrió hace exactamente 40 años, en 1982, un cráneo en el yacimiento de Venta Micena que se dató con una antigüedad de 1,5 millones de años. Su descubridor fue José Gibert, un hombre al que ese hallazgo no le supuso el premio Príncipe de Asturias, como en el caso de los descubridores del yacimiento de Atapuerca.

Foto: El Dr. Gibert en el yacimiento de Venta Micena. Créditos: Luis Gibert Beotas.

Al contrario, desde que desenterraron los restos del Hombre de Orce, José Gibert vivió en el descrédito hasta que finalmente falleció en 2007. La polémica sobre si el cráneo era de un homínido o de un équido le acompañó desde entonces y precisamente ahora, 40 años después de que los estudiantes Maite y Jordi desenterraran los restos, la revista Biology recupera la tesis doctoral de Concepción Borja en la que, mediante el estudio de las proteínas, certifica que se trata de un ser humano y que el hombre más antiguo de Europa está en la península ibérica, sí, pero no en Atapuerca, sino en Orce.

El pasado 17 de agosto se celebró en Orce un homenaje a José Gibert en el que participó Enrique García Olivares (izquierda), director de la tesis de Concha Borja y catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada. García Olivares es el autor del artículo que acaba de publicarse en Biology, titulado 'Paleoprotoémica del siglo XX. Lecciones de los fósiles de Venta Micena', donde repasa desde el punto de visa actual la tesis de 1996 y recuerda que "el cráneo de Orce ha sido sometido a estudios morfológicos y moleculares".

Los primeros estudios "tienen el inconveniente de que se asocian a un componente subjetivo importante, por lo que están sujetos a la polémica, mientras que los estudios moleculares que realizamos en Granada por parte de mi grupo, y en EEUU por el Dr. Jerold Lowenstein, dan lugar a resultados objetivos, por lo que los restos descubiertos por Gibert son humanos y estos estudios no han sido contestados hasta ahora", afirma el catedrático de la Universidad de Granada.

García Olivares se apoya también en las tesis de Philip Tobias, "quizás el mejor paleoantropólogo que ha existido hasta ahora" y que ha sido propuesto tres veces al Premio Nobel, además de ser el descubridor del Homo habilis. "Al analizar los restos biológicos y moleculares ratificó que los mismos eran humanos", subraya sobre este hallazgo de repercusión mundial "dado que podrían suponer los restos de presencia humana más antiguos de Europa, además de reforzar la teoría de la posible llegada del hombre a Europa a través del Estrecho de Gibraltar", desde donde pudo expandirse posteriormente hacia otros territorios, como Atapuerca.

García Olivares recuerda que la Universidad de Granada coordina en la actualidad los trabajos de excavación en Orce, algo que ve totalmente adecuado, aunque matiza que las posibilidades de excavación deberían de estar abiertas a todos los equipos que demuestren solvencia científica. Y también apunta a que Orce debe de ser autónomo y no debe estar controlado por otro yacimiento.

Foto: Luis Gibert Beotas (izq.), Phillip Tobias (centro) y José Gibert Clolls (der.) durante el Congreso de Paleontología Humana celebrado en Sudáfica. Créditos: Luis Gibert Beotas.

El catedrático defiende la necesidad de volver a estudiar el cráneo de Orce con las técnicas actuales, que son mucho más precisas, aunque el primer inconveniente es que el propio Gibert le confesó que no se podían tomar más muestras sin deteriorar su morfología. "Antes se identificaban las proteínas mediante anticuerpos, pero ahora se hace una secuenciación de las proteínas, dado que, si conocemos la secuencia de aminoácidos, podemos saber si es un resto humano", señala García Olivares.

Pero para eso el cráneo debería de salir de la caja fuerte en el Ayuntamiento de Orce, donde lleva años guardado a cal y canto, o bien investigar los húmeros que se encontraron y que fueron publicados en revistas científicas, pero que están custodiados en el Museo Arqueológico de Granada sin tener mayor publicidad.

"El problema de este país es que hay dos yacimientos muy importantes", apunta el investigador, que no se explica por qué se ha tapado con arena el corte 3 de Venta Micena donde apareció el cráneo, más allá de que es una actuación necesaria para su conservación. "Pero no se puede parar la investigación, porque si hay fósiles humanos en Venta Micena es allí, y si ahora se ha descubierto que Gibert tenía razón mucha gente queda en evidencia, desde el punto de vista político y desde el científico", continúa.

Diente leche de un homínido datado en 1,4 millones de años.

Más evidencias en Orce

La revista Journal of Human Evolution, la más prestigiosa del mundo sobre paleontología humana, publicó en 2013 el descubrimiento del diente de leche de un homínido en Orce que está datado en 1,4 millones de años, lo que probaría en esta zona arqueológica la presencia humana más antigua de Europa Occidental. Se trata del molar de un niño de 10 años que fue estudiado por expertos del Museo Nacional de Historia Natural de París y de la Universidad Autónoma de Barcelona, entre otras instituciones científicas. "Anatómicamente es incontestable que se trata de un diente humano de lo que podemos llamar el Niño o la Niña de Orce", indicó el por entonces director de las excavaciones, Bienvenido Martínez, que aprovechó para decir que el cráneo encontrado por Gibert era el de un équido.

Lo curioso es que fue descubierto en la campaña de excavaciones de 2002 y su hallazgo no se publicó hasta once años después. "Atapuerca sale continuamente en los medios diciendo que es el yacimiento más antiguo de Europa y aquí nadie dice nada, eso no puede ser", apunta Luis Gibert (izquierda), el hijo del descubridor del hombre de Orce, que encontró además un molar cuya existencia se ha perdido en la nebulosa de los tiempos.

Y apunta a que este largo tiempo para dar a conocer el hallazgo obedece a esta 'colonización' de los responsables de Atapuerca, ya que José María Bermúdez de Castro, codirector del yacimiento burgalés, ayudó a identificar el diente de Orce como humano y es uno de los firmantes del artículo científico que presentó al mundo el nuevo hallazgo.

Otro codirector del yacimiento ubicado en Burgos, Eudald Carbonell, que también es director del Instituto Catalán de Paleontología Humana y Evolución Social (IPHES), ha participado muy activamente en las excavaciones de Barranco León, en Orce. "Es como poner al zorro a guardar las gallinas", lamenta Luis Gibert, para poner de manifiesto a continuación "la abismal diferencia entre el apoyo institucional que ha recibido Atapuerca y el olvido al que se ha sometido al yacimiento granadino de Orce".

Foto: Trozo craneal VM-0, encontrado en 1982 en el yacimiento de Venta Micena y conocido como el Hombre de Orce.

Cómo se descubrió el hombre de Orce

En el verano de 1982, durante las excavaciones dirigidas por José Gibert en Venta Micena, apareció un fósil distinto. Lo encontraron dos estudiantes: Maite y Jordi. Se trataba de un fragmento de cráneo diferente y sus curvaturas indicaban que pertenecía a un individuo con un cerebro muy grande. Al fósil se le dieron las siglas VM-0 y se estudió en Barcelona, consultando con muchos expertos, incluido el propio Dr. Miquel Crusafont, catedrático de Paleontología y director del Instituto citado. Todos concluyeron que se trataba del cráneo de un homínido. El Dr. Peter Andrews, experto en primates del British Museum of Natural History, visitó el Instituto de Paleontología en aquel momento, lo clasificó como humano y aconsejó su publicación en la revista Nature.

El trabajo se publicó finalmente en la revista Paleontologia i Evolució y estaba firmado por José Gibert, Jorge Agustí y Salvador Moyà. Tuvo mucha repercusión, pues representaba el primer resto de homínido fuera de África, envejeciendo la presencia del género Homo en Europa en 0,7 millones de años (Ma) y 0,5 Ma en Asia.

El 16 de agosto de 1983 murió el Dr. Crusafont, autoridad que avalaba la humanidad del fósil, mientras apareció por Orce el matrimonio Marie-Antoinette y Henry de Lumley, a quienes el fósil VM-0 terminaron por no considerarlo un homínido, sino un miembro juvenil del género Equus, concretamente un asno. La polémica no tardó en llegar y la humanidad de VM-0 fue rápidamente cuestionada.

Aunque con muchas dificultades se siguieron haciendo descubrimientos en Venta Micena: dos fragmentos humerales humanos, 16 rocas jurásicas junto a huesos rotos por percusión y una pequeña pieza de sílex junto a huesos con marcas de estrías de descarnación. Todo se publicó en amplias monografías al estilo de los grandes yacimientos de África.

La polémica hizo daño, las excavaciones se interrumpieron y poco se permitió trabajar. Los dos colaboradores de José Gibert que le acompañaron en sus primeras campañas se apartaron del equipo. En 1987 publicaron un artículo donde proponían que VM-0 perteneció a un équido a partir de la presencia de una supuesta sutura coronal. En la publicación, los autores pedían perdón por su error al pueblo de Orce y por "haberle hecho vivido un sueño".

La solución llegó de la mano de la Universidad de Granada, que lideró un estudio pionero en Europa sobre proteínas fósiles, una tesis doctoral de Concepción Borja, sobre detección de proteínas fósiles, dirigida por el ahora catedrático de Inmunología Enrique García Olivares.

Foto: Zona en el que se localiza el yacimiento paleontológico de Venta Micena / G. H.

VM-0 es un fósil humano

La identificación de proteínas específicas de especímenes Homo en los restos de Venta Micena no dejaba lugar a dudas: VM-0 es un fósil humano. Así se publicó en la prestigiosa revista American Journal of Physical Anthropology. Además, en esos años, la imposibilidad de excavar favoreció las campañas de prospección anuales, lo que permitió descubrir nuevos yacimientos en Orce con evidencias de presencia humana, como son Barranco León y Fuente Nueva 3. Con estos datos se llegó al Congreso Internacional de Paleontología Humana organizado por José Gibert en Orce en 1995 en el que participaron más de 300 personas de 18 países.

Pero el equipo se rompió, VM-0 pasó a ser una cabra y el corte 3 de Venta Micena, donde VM-0 fue descubierto, se enterró bajo toneladas de sedimento. José Gibert fue expulsado de Orce, acusado de expolio y perseguido hasta su prematura muerte.

Las excavaciones prosiguieron, lideradas por los escépticos de VM-0, mientras se publicaban estudios como el de Domingo Campillo (izquierda), quien encontró un resto craneal con anatomía humana idéntica a VM-0. Además, el ilustre profesor sudafricano Phillip Tobías publicó en Human Evolution que existía presencia humana en Venta Micena, en lo que coincidía con las opiniones de Yves Coppens, codescubridor de la australopiteco Lucy.

En 1983 murió el Crusafont, en 2007 José Gibert, en el año 2012 el doctor Phillip V. Tobías... Todos los grandes defensores de la humanidad del Hombre de Orce han ido desapareciendo, pero queda un grupo de irreductibles que no ceja en su empeño de defender que el primer europeo era granadino. Y lo descubrió un hombre llamado José Gibert.

Fuente: elconfidencial.com| 27 de agosto de 2022

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

1 comentario:

  1. Todo el problema de las dudas quedó resuelto años más tarde cuando aparecieron más restos óseos y herramientas, no solo un trozo de cráneo por suerte o desgracia.

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