Descubren en Cajamarca (Perú) una aldea de piedra de hace 5.000 años
Arqueólogos de la Universidad Nacional de Trujillo descubrieron en Cajamarca una aldea de piedra de más de 5,000 años de antigüedad. Foto: Cortesía: Feren Castillo.Un equipo de arqueólogos de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) halló oculto, debajo de una espesa vegetación, un conjunto de estructuras construidas en piedra que superarían los 5.000 años de antigüedad, en el caserío de Altamisa, ubicado en el distrito José de Lourdes, en la provincia de San Ignacio, región Cajamarca (Perú).
El director del Proyecto de Investigación de la Cuenca de Chirinos (PICCHI), Feren Castillo (izquierda), informó a la Agencia Andina que se trataría de pequeñas aldeas que recién se estaban asentando; gente sedentaria que vivía de la acuicultura, y que tenía una fuente de agua próxima en el río Chirinos, donde en la actualidad se practica la pesca. Por ello, no se descarta como hipótesis que los primeros hombres también hayan realizado esta actividad para sobrevivir.
La excavación ha durado cinco semanas, pero ha sido restringida. Por ello, se han realizado cateos y trincheras para registrar las estructuras en un espacio de 100 metros cuadrados; además se han ejecutado labores de reconocimiento, mapeo y prospección en un polígono de 52 hectáreas.
Tradición distinta
“No tenemos carbono-14]para hacer dataciones, así que nos ha tocado hacer comparaciones con otros sitios similares”. En ese sentido, indicó que han visitado al arqueólogo Quirino Olivera Nuñez, quien dirige la investigación en el sitio arqueológico de Monte Grande, en Jaén, al que le mostraron las fotografías de Altamisa y llegaron al consenso de que no se parece a la tradición de Monte Grande. “Más bien tiene similitud con las estructuras halladas en el sitio arqueológico Santa Ana–Florida, en la provincia Zamora Chinchipe, en Ecuador”, indica.
El investigador explica que las dataciones realizadas en la Florida ubican el sitio con una antigüedad de más de 5.000 años, del formativo temprano o el periodo inicial. “Creemos que este sitio arqueológico puede tener la misma datación; sin embargo, necesitaríamos realizar una investigación mucho más grande para tener más elementos de convicción”, señala.
Tres conjuntos
Por su parte, Anthony Brito, tesista de arqueología de la Universidad Nacional de Trujillo, e impulsor del proyecto, mencionó que son tres conjuntos en total encontrados en Altamisa. El primero, referido a viviendas domésticas, cuyos muros tienen alrededor de un metro de altura. Un segundo sitio registra unas terrazas en forma de cuadrados, que se presume habrían servido como almacenes para las personas que habitaron la zona.
Asimismo, se ha registrado un tercer montículo que tiene formas de círculos concéntricos y que son los que más ha llamado la atención de los investigadores. Pero la densa vegetación del lugar no permite ver el sitio en todo su esplendor, incluso con la ayuda de un dron ha sido difícil captar el lugar correctamente.
Con la población
Luego de los trabajos de excavación, se convocó a la población para que conozcan el sitio y ayuden a protegerlo para evitar futuros saqueos.
“Luego de las excavaciones hemos tapado las estructuras nuevamente con ayuda de la comunidad, porque al ser campo abierto muchos animales de carga son llevados allí a pastorear, y así proteger las piedras que se encuentran de forma superficial”, dice.
Brito agradeció a sus padres Zacarías Brito y Adelaida Camacho Pintado y la Municipalidad Distrital de José de Lourdes por financiar el proyecto.
Pinturas rupestres
A unos cuántos kilómetros de Altamisa se ubica el caserío San Juan de Pacay, donde se hallaron cinco sitios con pinturas rupestres que, por sus patrones, tendrían una antigüedad de más de 12.000 años.
Castillo afirma que cuatro son abrigos rocosos y otro está en una poza, que la población denomina qocha. Son de color rojo, pero se desconoce el material con el que habrían sido pintados. Para los lugareños se habría usado el achiote.
“Por los patrones estamos hablando del precerámico, es decir, de los primeros hombres, por eso creemos que tengan más de 12.000 años de antigüedad. Se pueden ver hombres cazando, camélidos y venados, entre otras figuras. Son alrededor de 150 diseños los encontrados”, indicó.
Los arqueólogos Castillo y Brito coinciden que las pinturas rupestres presuntamente sirvieron para marcar los caminos: en medio del denso bosque se pueden apreciar estos abrigos rocosos que habrían servido como guías.
También consideran que los primeros hombres habrían realizado estas pinturas para plasmar sus concepciones religiosas, de acuerdo a la cosmovisión de aquella época.
“Sin duda, estamos ante un paisaje histórico natural que debe ser protegido y valorado, porque ni siquiera el Ministerio de Cultura ha registrado este sitio de Altamisa. Tenemos estructuras antiguas, pinturas rupestres realizadas por los primeros hombres, cataratas, quebradas y una vegetación que hace el contraste ideal”, añadió.
Feren Castillo destacó que es la primera vez que un proyecto dirigido por un profesor de la Universidad Nacional de Trujillo e integrado por tesistas de dicha casa de estudios hayan realizado este tipo de trabajos, que servirá para el licenciamiento de los estudiantes, pero también para publicar artículos que servirán de aporte a la arqueología amazónica y peruana. También participaron del proyecto Leonardo Montenegro, Jair Meza y Juan Emilio López.
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