Comunidades indígenas utilizaron el mar Caribe como vía de intercambio de productos

Indígenas caribeños fabricando cerámica conocida en inglés como 'Palmetto Ware'. Ilustración de Merald Clark.

Con unas 7000 islas y cayos y una historia de habitación humana de 7000 años, el Mar Caribe es prácticamente sinónimo de viajes marítimos. La misma palabra "canoa" se deriva del término "kana:wa", utilizado por los indígenas arahuacos del Caribe para describir sus embarcaciones.

Sin señales de tráfico claras que indiquen hacia dónde viajaban los isleños nativos, la tarea de reconstruir antiguas rutas comerciales se basa en pistas sutiles encerradas en el registro arqueológico. En este sentido, investigadores del Museo de Historia Natural de Florida recurrieron recientemente a la cerámica para descifrar la historia de navegación del Caribe mediante el análisis de la composición de 96 fragmentos de arcilla cocida en 11 islas.

Los isleños indígenas del Caribe desarrollaron estilos de cerámica elaborados y ornamentados que variaron a lo largo del tiempo y entre culturas. Crédito: Lindsay Bloch.

El estudio, publicado en el Journal of Archaeological Science: Reports, es el más amplio de su tipo realizado hasta ahora en las Antillas Mayores y marca la primera vez que se analizan artefactos de cerámica de las Islas Lucayas, Bahamas, más las Islas Turcas y Caicos, para determinar su composición elemental y origen.

"Nuestros métodos marcan una gran mejora con respecto a otros estudios que en su mayoría observan un solo sitio o una sola isla, donde es posible que veas diferencias, pero no sepas lo que significa, dado que estás viendo los resultados de forma aislada", dijo la coautora Lindsay Bloch (izquierda), miembro del Laboratorio de Tecnología Cerámica del Museo de Florida.

La gente ha vivido en las islas del Caribe de forma intermitente durante más de 7.000 años, migrando en oleadas desde América Central y del Sur. Ya en el año 800 a. C., nuevos grupos llegaron desde Venezuela y establecieron una red comercial entre las islas, la cual utilizaron para intercambiar alimentos, herramientas y joyas. Pero los artefactos más comunes que han sobrevivido hasta el presente son las vasijas de cerámica en las que se transportaban estos objetos.

"La mayoría de los materiales no se conservan bien en el Caribe debido al ambiente cálido y húmedo, pero la cerámica es duradera, por lo que termina siendo una de las cosas más comunes que encontramos", dijo la autora principal Emily Kracht (derecha), asistente de colecciones en el Laboratorio de Tecnología Cerámica del Museo de Florida.

Durante los siguientes milenios, diferentes culturas caribeñas desarrollaron estilos y técnicas únicos para construir su cerámica. De este modo, algunos artefactos son simples y sin adornos, mientras que otros están muy decorados, con un entramado de líneas incisas, puntos, crestas elevadas y bordes acampanados.

Muchos estudios se han basado casi por completo en las similitudes de estilo para distinguir entre diferentes culturas e inferir sus movimientos. Pero, como explica Bloch, este método a menudo ha dejado más preguntas que respuestas y excluye material con información potencialmente valiosa.

La cerámica del Caribe es relativamente duradera y, a menudo, son los artefactos más comunes desenterrados de los sitios arqueológicos. Crédito: foto del Museo de Florida por Kristen Grace.

"La gran mayoría de la cerámica que encontramos en cualquier parte del mundo no estará decorada. Serán cosas que se usan para cocinar o almacenar, que generalmente son sencillas y a menudo se ignoran porque se las considera genéricas", dijo.

En consecuencia, en lugar de estudiar las minucias de los diferentes estilos, los investigadores se centraron en estudiar de qué estaba hecha la cerámica. A través de un láser que graba líneas microscópicas en las muestras, los investigadores determinaron las cantidades e identidades exactas de cada elemento en la arcilla utilizada para hacer la cerámica. Su análisis final incluyó más de siete décadas de colecciones arqueológicas de cerámica que abarcan más de 1000 años de historia indígena del Caribe.

"Una de las ventajas del análisis elemental es que buscamos explícitamente las diferencias, lo que nos permite ver dónde se hizo una vasija y compararla con el lugar donde terminó", afirma Bloch.

Los investigadores extraen pequeños fragmentos de vasijas de cerámica y los incrustan en resina antes de analizar su composición elemental. Foto de Lindsay Bloch

Tales comparaciones detalladas son posibles debido a la complejidad de la geología subyacente del Caribe. Las islas más grandes del archipiélago probablemente comenzaron como una antigua meseta submarina en el Océano Pacífico. Después de la ruptura del supercontinente Pangea, la placa del Caribe se desplazó hacia el este en una ráfaga de erupciones volcánicas que elevaron la meseta sobre el nivel del mar antes de alcanzar finalmente su posición actual en el Atlántico.

Millones de años de meteorización redujeron estos afloramientos volcánicos a arcillas de grano fino con diferentes concentraciones de elementos como cobre, níquel, cromo y antimonio. Estas diferencias significan que incluso el tiesto de cerámica caribeño más pequeño lleva la firma elemental de la región en la que se hizo.

Los resultados del análisis comparativo de los investigadores no son los que cabría esperar simplemente mirando un mapa. Inicialmente, las islas Lucayas se usaron solo temporalmente para recolectar recursos, y las personas que viajaron a ellas habrían zarpado desde las islas más grandes del el sur, las cuales albergaban centros de población permanentes.

Ubicación de las islas Lucayas asociadas con vasijas de los tres grupos compositivos procedentes de La Española.

En principio, puede parecer que Cuba es el escenario perfecto para estas operaciones, ya que es, con mucho, la isla más grande del Caribe y la más cercana a las Bahamas. Si bien la gente hizo el viaje a través de aguas abiertas desde Cuba, los resultados del estudio indican que el centro cultural del Caribe se centró en la costa noroeste de la isla La Española (que acoge en la actualidad a dos Estados soberanos, la República Dominicana y Haití), desde donde la gente importó y exportó bienes durante cientos de años.

"Al menos parte de la cerámica se habría utilizado para transportar mercancías a estas islas, y la gente podría llevar de regreso una variedad de recursos marinos", dijo Bloch.

La población indígena finalmente estableció asentamientos permanentes en las Bahamas y las Islas Turcas y Caicos, y se les conoció colectivamente como los lucayanos o Gente de las Islas. Comenzaron a hacer su propia cerámica a partir de suelos arcillosos depositados por las columnas de polvo africanas arrastradas desde el desierto del Sahara, pero los resultados no fueron tan buenos como los de la cerámica de La Española, literalmente. La cerámica de las islas Lucayas, llamada en inglés 'Palmetto Ware', suele ser gruesa y blanda y se desmorona con el tiempo, debido a la mala calidad del suelo granulado del Sahara. Así, hasta la llegada de los españoles, La Española siguió siendo el principal socio comercial y exportador de cerámica a las islas Lucayas.

Foto: Fragmento de un cuenco de cerámica 'Palmetto Ware' que muestra sus características distintivas: rojo, gruesa y sólida, con fragmentos de caracola quemada.

"Sabíamos que los lucayanos estaban emparentados con la gente de La Española, y este estudio muestra su relación duradera durante cientos de años a través de la cerámica", dijo Kracht.

Fuente: floridamuseum.ufl.edu | 22 de junio de 2022

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

1 comentario:

  1. Es muy impresionante que desde antes se diera este tipo de monedas, muchas gracias por compartir un poco de la cultura de América.

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