Los pobladores de Atapuerca comieron carne de perro desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce

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Restos caninos del Neolítico hallados en el yacimiento El Portalón de Cueva Mayor, en Atapuerca. (A) Dos vistas diferentes de alteraciones por fuego en una falange proximal (B) mandíbula canina

La cinofagia, o consumo de carne de perro, es una práctica poco frecuente en las sociedades occidentales actuales (salvo en casos de crisis o escasez), mientras que cuenta con más arraigo en algunas culturas orientales.

Sin embargo, un estudio publicado en la revista Archaeological and Anthropological Sciences, y en el que ha participado Nohemi Sala, investigadora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), confirma que el consumo de perro fue practicado entre los pobladores de El Portalón de la Cueva Mayor de Atapuerca (Burgos) a lo largo de un amplio período de tiempo que va desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce.

Diversas marcas de actividad humana han sido reconocidas sobre un total de 130 restos óseos de perro recuperados en diferentes niveles de ocupación y tanto en contextos domésticos como funerarios identificados por los especialistas a lo largo de las minuciosas excavaciones. La identificación de los diferentes restos óseos llevada a cabo por Nohemi Sala, revela marcas de corte, fracturas intencionales, evidencias de alteración por fuego, cocción y presencia de mordeduras muy posiblemente humanas.

Modificaciones antrópicas en los restos calcolíticos de hueso de perro del yacimiento El Portalón de Cueva Mayor. A) Marcas de corte (flechas blancas) y marcas de dientes humanos (flecha negra) en la tibia ATP08.UE21.83 del contexto del redil del calcolítico anterior al vaso campaniforme. B) Marcas de corte en el húmero ATP10.466 del contexto funerario Pre-campaniforme. C) Marcas de corte (flechas blancas) en combinación con marcas de dientes humanos (flecha negra) y quemaduras (flecha roja) en un cúbito (ATP08.UE23.F10 + 101). D) Descascarillado (flechas azules) y marcas de corte (flechas blancas) en dos costillas de contextos funerarios del Calcolítico Pre-campaniforme (ATP10.UE26.287) y redil (ATP10.UE52.15). Barras de escala 2 cm

“Esta evidencia nos indica que a lo largo de 2.000 años los habitantes de El Portalón consumieron carne de perro, aunque por el escaso número de restos podemos afirmar que de una manera esporádica. Este consumo podría estar relacionado con períodos puntuales de escasez de alimento o hambrunas, pero también con rituales o por considerar la carne de perro como una exquisitez”, explican Mª Ángeles Galindo Pellicena (MAR; UCM-ISCIII) y Nuria García García (UCM), que han liderado esta investigación.

El consumo de perro detectado en los niveles neolíticos de El Portalón (entre 4.500 y 7.000 años de antigüedad) es escaso, pero se sitúa como una de las evidencias más antiguas de consumo de perros en la península ibérica junto con las del yacimiento de El Mirador, también en la Sierra de Atapuerca. Las escasas evidencias de consumo de perro durante el Neolítico en la mayoría de los yacimientos peninsulares, hace aún más interesante el caso de El Portalón.

Modificaciones antrópicas en restos caninos de la Edad del Bronce Antiguo A) y del Bronce Medio B). A1 Marcas de corte (flechas blancas) en el hueso occipital CMI-A8-73–8 donde también se registra actividad de roedores (flecha verde). A2 Hueso coxal CMI-D2-104–10 con fosas dentales (flecha negra) y marcas de corte (flechas blancas). A3 Peeling (flecha azul) en la vértebra lumbar CMI-D2-104–11. A4 Astrágalo CMI-B2-78–9 con calcinación parcial (flecha roja). A5 Vistas generales y de detalle de las marcas de corte en el húmero CMI-C2-92–1 donde se observan las características típicas de rotura de hueso fresco (perimortem). B1 Las vistas generales y detalladas del frontal y nasal del resto óseo CMI-B2-64–3 donde se señalan las marcas de corte (flechas negras) y las fosas dentales (flecha negra). Tenga en cuenta la superposición de la fosa del diente en la marca de corte. B2 Numerosas marcas de cortes paralelos en la costilla CMI-B2-64–4. Todas las barras de escala de las vistas del microscopio corresponden a 1 mm.

Las pruebas en los niveles del Calcolítico (5.000 a 4.000 años de antigüedad) y de la Edad del Bronce (entre 4.000 y 2.000 años) son algo más abundantes y demuestran que los habitantes de la Sierra de Atapuerca, a pesar de los cambios culturales, sociales, ambientales e incluso poblacionales, practicaron la cinofagia de manera sostenida en el tiempo.

En conjunto, las evidencias aportadas por El Portalón apoyan un posible cambio en el uso del perro desde el Neolítico, donde apenas se observa cinofagia, hasta períodos posteriores (Calcolítico, Bronce) en los que el uso ritual y su consumo se hacen más frecuentes.

En el trabajo participan investigadores del LEH de la Universidad de Burgos, el Centro Mixto UCM-Instituto de Salud Carlos III, el Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares y la Universidad Complutense de Madrid.

Fuente: cenieh.es | 21 de abril de 2022

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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