Un estudios sobre ADN antiguo revela sorpresas sobre cómo vivían, viajaban e interactuaban los africanos hace entre 18.000 y 5.000 años

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El refugio rocoso de la montaña de Hora en Malawi, donde excavaciones recientes descubrieron a dos de los individuos analizados en un estudio colaborativo de ADN antiguo. Crédito: Jacob Davis.

Un nuevo análisis de restos humanos que fueron enterrados en sitios arqueológicos africanos ha producido el ADN más antiguo del continente, contando una historia fascinante de cómo los primeros humanos vivieron, viajaron e incluso encontraron a sus seres queridos.

Un equipo interdisciplinario de 44 investigadores describió sus hallazgos en "El ADN antiguo revela una estructura de población profunda en los recolectores del África subsahariana". El artículo se publicó hoy en Nature e informa de los hallazgos sobre el ADN antiguo de seis personas enterradas en Malawi, Tanzania y Zambia que vivieron hace entre 18.000 y 5.000 años.

"Esto duplica con creces la antigüedad de los datos de ADN antiguo obtenidos del África subsahariana", dijo David Reich (izquierda), profesor de la Universidad de Harvard e investigador del Instituto Médico Howard Hughes, cuyo laboratorio generó los datos del artículo. "El estudio es particularmente emocionante, es una colaboración verdaderamente equitativa entre arqueólogos y genetistas".

El estudio también volvió a analizar los datos publicados de 28 personas enterradas en otros sitios de todo el continente, generando datos nuevos y mejorados para 15 de ellos. El resultado fue un conjunto de datos sin precedentes de ADN de antiguos cazadores recolectores africanos. Su legado genético es difícil de reconstruir a partir de la gente actual debido a los muchos movimientos y mezclas de población que se han producido en los últimos miles de años.

Gracias a estos datos, los investigadores pudieron delinear los principales cambios demográficos que tuvieron lugar hace entre 80.000 y 20.000 años. Ya hace unos 50.000 años, personas de diferentes regiones del continente se mudaron y establecieron en otras áreas y desarrollaron alianzas y redes sociales a distancias más largas para comerciar, compartir información e incluso encontrar parejas reproductivas. Estas redes sociales los ayudó a sobrevivir y prosperar, escriben los investigadores.

Montaña rocosa de Hora en Malawi. Crédito: Jacob Davis.

Elizabeth Sawchuk (derecha), autora del estudio y becaria postdoctoral de Banting, en la Universidad de Alberta, así como profesora asistente de investigación en la Universidad de Stony Brook, dijo que se produjo un cambio cultural dramático durante este período de tiempo, ya que los adornos, los pigmentos y otras artes simbólicas se volvieron comunes a través de toda África. Los investigadores habían asumido durante mucho tiempo que los cambios importantes en el registro arqueológico de hace unos 50.000 años reflejaban un cambio en las redes sociales y tal vez incluso cambios en el tamaño de la población, pero tales hipótesis seguían siendo difíciles de probar.

"Nunca habíamos podido explorar directamente estos supuestos cambios demográficos hasta ahora", dijo. "Era difícil reconstruir los eventos de nuestro pasado más profundo usando el ADN de las personas que viven hoy en día, pues los artefactos como las herramientas de piedra y las cuentas de adornos no pueden contarnos toda la historia. En cambio, el ADN antiguo nos proporciona una visión directa de las personas mismas, que era lo que nos faltaba del rompecabezas".

Mary Prendergast (izquierda), autora del artículo y profesora asociada de antropología en la Universidad de Rice, dijo: "Hay argumentos de que el desarrollo y la expansión de las redes comerciales a larga distancia en esta época ayudaron a los humanos a superar la última Edad de Hielo".

"Los humanos comenzaron a depender unos de otros de nuevas maneras, y esta creatividad e innovación podría ser lo que permitió que los mismos prosperaran".

Los investigadores también pudieron demostrar que hace unos 20.000 años, la gente había dejado de trasladarse tanto.

"Tal vez fue porque en ese momento las redes sociales, previamente establecidas, permitieron el flujo de información y tecnologías sin que las personas tuvieran que moverse mucho", señala Sawchuk.

Cuentas de cáscara de huevo de avestruz procedentes del refugio rocoso de Mlambalasi, en Tanzania, donde fue enterrado uno de los individuos del estudio realizado. Crédito de la foto: Jennifer Miller.

Prendergast dijo que la investigación llevada a cabo proporciona una mejor comprensión de cómo la gente se movía y se mezclaba en esta parte del este de África. Anteriormente, el ADN africano más antiguo procedía de lo que ahora es Marruecos, pero los individuos de este estudio vivían tan lejos de allí como Bangladesh lo está de Noruega.

"Nuestro estudio genético confirma un patrón arqueológico de comportamiento más local en el este de África a lo largo del tiempo", dijo Jessica Thompson (derecha), profesora asistente de antropología en la Universidad de Yale, autora del estudio y una de las investigadoras que descubrieron los restos. "Al principio, las personas encontraron parejas reproductivas de amplios grupos geográficos y culturales. Más tarde, priorizaron a las parejas que vivían más cerca y que eran potencialmente más similares culturalmente".

El equipo de investigación incluyó a académicos de Canadá, Kenia, Malawi, Tanzania, Estados Unidos, Zambia y muchos otros países. Las contribuciones críticas al estudio provinieron de conservadores y coautores de museos africanos que son responsables de proteger y preservar los restos fósiles hallados.

Potifar Kaliba (izquierda), director de investigación del Departamento de Museos y Monumentos de Malawi y autor también del estudio, señaló que algunos de los esqueletos analizados para el estudio fueron excavados hace medio siglo, pero su ADN se conserva a pesar de los climas cálidos y húmedos en los trópicos

"Este trabajo muestra por qué es tan importante invertir en la administración de restos humanos y artefactos arqueológicos en los museos africanos", afirma Kaliba.

El Museo Livingstone, en Zambia, donde se conservan algunos de los restos óseos del estudio. Crédito de la foto: Museo Livingstone.

"El trabajo también ayuda a abordar los desequilibrios globales en la investigación", añade Prendergast. "Hay alrededor de 30 veces más secuencias de ADN antiguas publicadas de Europa que de África, y, dado que este continente alberga la mayor diversidad genética humana del planeta, tenemos mucho más que aprender".

"Al asociar artefactos arqueológicos con ADN antiguo, los investigadores han creado un marco notable para explorar la prehistoria de los humanos en África", dijo el director del programa de Arqueología y Arqueometría, John Yellen (derecha), de la Fundación Nacional de Ciencias de EE. UU., uno de los patrocinadores de este proyecto. "Esta idea está trazando un nuevo camino para comprender a la humanidad y nuestra compleja historia compartida".

Fuente: Rice University | 23 de febrero de 2022

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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