Tim White: 'No sabemos de qué criatura evolucionaron los humanos y los chimpancés'

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Tim White sostiene el cráneo de un homínido africano en el Centro Nacional de Investigación para la Evolución Humana en Burgos, España. RICARDO ORDONEZ.

El paleoantropólogo estadounidense Tim White, una leyenda viva en su campo, se ha mudado a España para continuar su búsqueda para descubrir los orígenes lejanos del 'Homo sapiens'

Un grupo de periodistas rodeó a Tim White el 9 de febrero, mientras tomaba una copa en un café en la acera de Burgos, en el norte de España. El investigador, que es una auténtica leyenda viva en su campo, no esperaba tanta atención mediática, a pesar de ser el responsable de descubrimientos que han cambiado la forma en que el ser humano se ve a sí mismo. “Las cámaras se acercaron a mí, pero luego pasaron de largo”, recuerda con una sonrisa. Resulta que no lo buscaban a él, sino a Pablo Casado, el líder del principal opositor Partido Popular (PP) de España, considerado en ese momento como el próximo presidente del Gobierno del país.

Durante 50 años, Tim White ha estado respondiendo una de las preguntas más fascinantes que enfrenta la humanidad: ¿de dónde venimos? En 1979, cuando aún tenía 20 años, fue uno de los paleoantropólogos que anunció al mundo el descubrimiento de Lucy, los restos de un Australopithecus afariensis (género de los primeros homínidos) de un metro de altura, y que demostró que, a pesar de su cerebros pequeños, los ancestros humanos ya caminaban erguidos hace más de tres millones de años en lo que hoy es Etiopía.

White, de 71 años y originario de California, se ha mudado con su familia a Burgos, España, para incorporarse al Centro Nacional de Investigaciones sobre la Evolución Humana (CENIEH). Su currículum es deslumbrante. También en la década de 1970, White excavó huellas de homínidos en Laetoli, Tanzania. Es de suponer que fueron dejados allí por varios australopitecos que caminaban erguidos sobre las cenizas de un volcán hace unos 3,6 millones de años.

Los restos del esqueleto de Ardipithecus ramidus (conocido como Ardi). A la derecha, una reproducción del mismo.

Y en 2009, la investigadora presentó al mundo el esqueleto de Ardi, una hembra de otra especie extinta encontrada en Etiopía, Ardipithecus ramidus. El descubrimiento sugirió que los ancestros humanos podían caminar erguidos hace 4,4 millones de años, además de moverse cómodamente a través de las ramas de los árboles gracias a un enorme dedo oponible.

Ardi fue una revolución. La teoría más aceptada durante el siglo XX afirmaba que los simios africanos, similares a los chimpancés, habían dado paso a los Australopithecus, que a su vez se habían convertido en humanos. Ardi rompió esa cadena. Era una criatura en transición. “La gente esperaba que los restos más antiguos se parecieran cada vez más a los de un chimpancé, pero ese no es el caso”, explica White.

Los seres humanos todavía no saben de dónde vienen. El científico explica que existe un “agujero negro” en nuestro conocimiento de hace unos seis millones de años, cuando la rama evolutiva que dio lugar a los humanos se separó de lo que acabarían siendo los chimpancés. No se han encontrado fósiles de esa época. Ardipithecus como Ardi son lo más parecido que tenemos a nuestro último ancestro común. “No sabemos de qué criatura evolucionaron los humanos y los chimpancés”, admite White.

Etiopía ha sido descrita como la cuna de la humanidad, pero también Sudáfrica. En 1924, el antropólogo Raymond Dart encontró los restos del llamado Niño Taung (derecha), el cráneo fosilizado de un joven Australopithecus africanus que data de hace 2,5 millones de años. Tanzania también se considera el origen de todo, e incluso Marruecos, donde se han descubierto restos humanos de hace 300.000 años. Para White, esta competencia entre países no tiene sentido. “La cuna de la humanidad es un concepto que a los turistas les encanta, pero es absurdo”, dice.

Cuna de la humanidad

El investigador señala que encontrar fósiles depende, más que nada, de que las condiciones del terreno sean las adecuadas para preservar los huesos. “En Atapuerca (Burgos) no se encontrarían fósiles si no hubiera agujeros en la piedra caliza”, explica. “No es que los homínidos dijeran: '¡Oye, vámonos a vivir a Atapuerca, hay agujeros en la caliza!' No, los homínidos estaban por todas partes, pero ahí es donde se encuentran sus restos. No se puede elegir un solo lugar y decir que es la cuna de la humanidad. Eso se hace por orgullo nacionalista, mezclado con intereses económicos”, argumenta White. “La cuna del 'Homo sapiens' es el continente africano”.

"La gran pregunta es qué había antes del Ardipithecus ramidus. Sin registro fósil, las respuestas son solo conjeturas. 'Ardipithecus' es lo más cercano que tenemos a ese ancestro común que aún estamos por encontrar. Podrías recolectar todos los fósiles conocidos de los homínidos más antiguos y cabrían en una caja de zapatos. No es suficiente”, se queja Tim White.

“Me encantaría encontrar algo al respecto, pero hemos mirado nuestros niveles de seis millones de años y no es un ambiente adecuado, no hay ninguno de estos primates. Deben estar en otras partes de África, pero ese lugar aún no se ha encontrado”.

Fuente: elpais.com | 4 de marzo de 2022

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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