Penas do Castelo (Lugo) ha resultado ser uno de los castros más antiguos de Galicia
Una vista aérea del asentamiento de Penas do Castelo, situado en un promontorio rocoso del valle del Lor, donde el verano pasado se llevaron a cabo sondeos arqueológicos por primera vez.Las dataciones por carbono 14 han aclarado el misterio relativo a la antigüedad de la fortaleza de Penas do Castelo, en el municipio de A Pobra do Brollón (Lugo). Según los resultados de estos análisis, que se dieron a conocer ayer en un acto público en la parroquia de Salcedo, la construcción data de entre los siglos VIII y IX antes de la era actual, lo que la sitúa en los inicios de época castreña. Hasta ahora, a falta de otros indicios, no se podía saber con certeza si la fortificación databa del período castreño o de una época posterior, que podría llegar hasta la Alta Edad Media.
La datación fue realizada en un laboratorio especializado de Estados Unidos sobre varias muestras de tierra recogidas por la edafóloga Cruz Ferro (derecha) en tres puntos diferentes del yacimiento. «La coherencia de los resultados de las tres muestras es altamente fiable», señala la investigadora. Esta cronología sitúa la fortaleza de Penas do Castelo entre los asentamientos más antiguos de la época castreña que se conocen en Galicia.
Muy pocos casos
Según explica el arqueólogo Benito Vilas (izquierda), que el pasado verano dirigió las primeras excavaciones realizadas en este yacimiento, «los castros datados en ese período tan temprano son moy pocos». Entre ellos menciona el castro de Torroso —en el municipio de Mos, Pontevedra—, el castro Neixón Pequeno —en Boiro, La Coruña— y otro que se encuentra en el concejo orensano de La Mezquita, el castro Castelo Grande. Esta circunstancia, añade el arqueólogo, confiere un singular interés científico al yacimiento de Penas do Castelo, ya que el período histórico en el que se construyó la fortificación es todavía muy poco conocido en el noroeste peninsular. «Se sitúa precisamente en lo que sería la transición de la Edad del Bronce a la Edad del Hierro, es deicir, en el momento en que las comunidades comienzan a asentarse de forma sedentaria en el territorio y hacer construcciones permanentes en piedra», agrega.
La construcción monumental de Penas do Castelo, dice asimismo Vilas, lo distingue de los otros asentamientos de ese período que se conocen en el territorio gallego. «Tenemos que entender que mientras esta comunidad se ha dotando de una muralla de piedra de seis metros de ancho, en otros lugares de Galicia todavía están construyendo con palos, paja y barro», explica.
Foto: El castro data de entre los siglos VIII y IX antes de la era actual.
Un descubrimiento «totalmente inesperado» para los arqueólogos
En los sondeos arqueológicos realizados en verano en Penas do Castelo se comprobó que el asentamiento estuvo protegido por una muralla de piedra seca de considerables dimensiones, que en algunos lugares llega a los cuatro metros de altura. Los investigadores, sin embargo, no consiguieron encontrar ninguna pieza arqueológica ni ningún otro indicio que permitiese asignar el yacimiento a un período determinado, por lo que no se pudo despejar la incertidumbre acerca de su antigüedad.
El resultado de las dataciones por carbono 14, según apunta Benito Vilas, ha sido algo «totalmente inesperado», ya que los investigadores no contaban con que el asentamiento pudiese ser tan antiguo. «Teniendo en cuenta las dimensiones de la muralla, yo pensaba que, como mucho, podía ser del siglo III a.C.», dice a este respecto.
Foto: Muralla del castro de Penas do Castelo que llega a seis metros de anchura y cuatro de altura / Concejo de Pobra do Brollón
Una comunidad organizada
Los investigadores consideran, por otra parte, que el carácter monumental de la fortificación, desde el punto de vista de la organización social, «puede ser indicio de una comunidad muy organizada, seguramente en jerarquías, y, sobre todo, con excedentes de tiempo y mano de obra que les permite una obra civil de esta magnitud». Asimismo, resaltan el alto nivel de conocimiento técnico que implica esta construcción.
El Ayuntamiento resalta el interés del asentamiento como nuevo recurso visitable
El proyecto arqueológico de Penas do Castelo fue impulsado por la asociación vecinal y la comunidad de montes de la parroquia de Salcedo, que contó con el apoyo del Ayuntamiento de A Pobra do Brollón y de la Consejería de Cultura. El alcalde, José Luis Maceda, considera que «los resultados de esta investigación aumentarán el interés en visitar este yacimiento» e indican que «la apuesta del Concejo por la arqueología en comunidad, como estrategia de creación de recursos turísticos, dará sus frutos». El yacimiento de Penas do Castelo, dicen asimismo desde el gobierno local, «afronta también un nuevo momento como enclave visitable dentro de la red de recursos turísticos del municipio».
Para la Consejería —según apuntan desde el Ayuntamiento—, «los resultados son de sumo interés para la investigación, pero también en el marco de la candidatura de la Ribeira Sacra como patrimonio de la humanidad, ya que nos ponen en contacto con las primeras comunidades que se asentaron de forma definitiva y permanente en estas riberas, con las consecuencias que esto tiene para el paisaje».
Patrimonio local
Por otra parte, Marisa Defente, representante de la asociación vecinal y la comunidad de montes, opina que los hallazgos de Penas do Castelo vienen a incrementar el «valor patrimonial» de la parroquia de Salcedo, conocida por el singular valor etnográfico de sus fiestas de Carnaval. «Es muy curioso ver como las construcciones de esas primeras comunidades en asentarse en el territorio ayudan ahora a que quizá seamos de las ultimas comunidades en crear identidad y recursos por ser sedentarios», dice.
Fuente: lavozdegalicia.es | 24 de diciembre de 2021
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