Hallan pruebas de cultivo de mijo en Mesopotamia que alteran el conocimiento sobre la génesis agrícola
Imagen tomada con un dron en 2018 de la llanura de Khani Masi, en la provincia de Garmian, región del Kurdistán, en Irak.Un equipo de investigadores de la Universidad de Rutgers (New Jersey, USA) ha desenterrado la evidencia definitiva más antigua de mijo (Panicum miliaceum) en el antiguo Irak, desafiando nuestra comprensión de las prácticas agrícolas más antiguas de la humanidad. Los resultados de su trabajo aparecen en la revista Scientific Reports.
"En general, la presencia de mijo en el antiguo Irak durante este período de tiempo anterior desafía la narrativa aceptada del desarrollo agrícola en la región, así como nuestros modelos sobre cómo las sociedades antiguas se aprovisionaban de alimentos", dice Elise Laugier (izquierda), arqueóloga medio-ambiental y postdoctoral de la Fundación Nacional de Ciencias. miembro de la Escuela de Artes y ciencias de la Universidad de Rutgers-New Brunswick.
"El mijo común (Panicum miliaceum) es un cultivo de verano increíblemente robusto, de crecimiento rápido y versátil que se domesticó por primera vez en el este de Asia", agrega Laugier. Los investigadores analizaron restos de plantas microscópicas (fitolitos) de Khani Masi, un sitio de mediados y finales del segundo milenio a.C. (c. 1500-1100 a. C.) en la región del Kurdistán, en Irak.
“La presencia de este cultivo procedente de Asia oriental en el antiguo Irak destaca la naturaleza interconectada de Eurasia durante este tiempo, lo que contribuye a nuestro conocimiento de la globalización alimentaria temprana”, señala Laugier. "Nuestro descubrimiento del mijo y, por lo tanto, la evidencia de las prácticas de cultivo de verano también nos obliga a reconsiderar la capacidad y la resiliencia de los sistemas agrícolas que sustentaron y aprovisionaron a las primeras ciudades, estados e imperios de Mesopotamia".
Mapa de enclaves arqueológicos con evidencia arqueobotánica de mijo (Panicum miliaceum ) del III al I milenio a. C. Las precipitaciones de verano (mayo-octubre) se muestran en escala de grises . Las líneas y flechas rojas indican áreas de domesticación y rutas de translocación; y las líneas negras indican corredores posteriores a la Ruta de la Seda.
El descubrimiento del mijo común en la antigua Mesopotamia es sorprendente por razones ambientales e históricas. Hasta ahora, los investigadores pensaban que el mijo no se había cultivado en Irak hasta la construcción de los sistemas de irrigación imperiales posteriores al primer milenio a. C. El mijo común generalmente requiere precipitaciones de verano para crecer, pero el suroeste de Asia tiene un clima de invierno húmedo y verano seco, y la producción agrícola se basa casi por completo en cultivos que crecen durante el invierno, como el trigo y la cebada.
Se cree que la producción agrícola fue la base que sustentó y aprovisionó a las ciudades, Estados e Imperios mesopotámicos. La nueva evidencia de los investigadores de que los cultivos de mijo común se se llevaron a efecto en los meses de verano significa que los estudios anteriores probablemente subestimaron enormemente la capacidad y la resiliencia, en su régimen alimentario, de las antiguas sociedades agrícolas en ecosistemas semiáridos.
El nuevo estudio también forma parte de una creciente investigación arqueológica que muestra que, en el pasado, la innovación agrícola era una iniciativa local, adoptada como parte de las estrategias de diversificación in situ, mucho antes de que se usara en los regímenes imperiales de intensificación agrícola: constituye una nueva información que podría tener un impacto en cómo las innovaciones agrícolas avanzan hoy en día.
Fotomicrografías de fitolitos de mijo común. Elise Laugier et al. 2022
“Aunque el mijo no es un alimento común o preferido en el suroeste asiático semiárido o en los Estados Unidos actualmente, todavía es muy consumido en otras partes de Asia y África”, advierte Laugier. “El mijo es un grano abundante, de crecimiento rápido, que requiere poca agua y es nutritivo y sin gluten, el cual podría tener un gran potencial para aumentar la capacidad de resiliencia de nuestros sistemas alimentarios semiáridos. Los innovadores agrícolas del presente deberían considerar invertir en sistemas alimentarios más diversos y resistentes, tal como lo hicieron las gentes de la antigua Mesopotamia”.
Laugier, científica visitante en la Universidad de Rutgers, donde recibió su Ph.D. y comenzó su investigación sobre este tema en Dartmouth College, dijo que el equipo de investigación espera que el análisis de fitolitos sea más generalizado en el estudio del antiguo Irak, dado que podría desafiar las suposiciones sobre la historia y la práctica de la agricultura en la región.
Fuente: eurealert.org | 11 de enero de 2022
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