El gran misterio de la Dama de Elche: ¿fue reutilizada en una tumba tardorromana?

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La Dama de Elche, en su vitrina del MAN en 2014. IPCE / Archivo Herrero

La Dama de Elche es un icono cultural, una pieza emblemática del patrimonio histórico español rodeada de magia y de numerosos misterios. Algunos interrogantes sobre la escultura íbera se han resuelto en los últimos años de forma científica, como su carácter de urna funeraria que contenía restos humanos incinerados. Pero los investigadores solo pueden dar respuesta a muchos otros, que arrancan desde el mismo día de su hallazgo, el 4 de agosto de 1897, con hipótesis y conjeturas. ¿Es realmente un busto? ¿Cuál fue su verdadero lugar de destino? ¿En qué momento y por qué fue trasladada de su contexto original? ¿A quién representa?

Jesús Moratalla Jávega (izquierda), doctor en Historia por la Universidad de Alicante y experto en el mundo íbero, ofrece en un estudio que se acaba de publicar en la revista Trabajos de Prehistoria una novedosa visión sobre la odisea de la Dama de Elche. Según el investigador, la escultura hallada en el yacimiento ilicitano de La Alcudia habría tenido una función prístina como urna funeraria con forma de dama en posición sedente que fue situada dentro de una tumba de cámara subterránea desde mediados del siglo V a.C., se redefinió física y simbólicamente en un momento y por unas circunstancias indeterminadas y fue utilizada, por último, posiblemente en época tardorromana, como mampuesto de una construcción por definir que la dejó oculta.

Los pivotes sobre los que descansa su planteamiento son dos. El primero de ellos es el relato del descubrimiento proporcionado en 1926 por Pedro Ibarra Ruiz, arqueólogo y notable historiador local que estuvo en el lugar del hallazgo al día siguiente de producirse. Según su descripción del contexto arqueológico —fue el primero en hacer un análisis preciso—, la Dama apareció en una tierra mezclada con cenizas y rodeada de piedras de construcción y fragmentos de tiestos íberos, en un estrato que hoy sería calificado de escombros de todo tipo.

Esta narración difiere de la clásica, la de Manuel Campello Esclapez, autor material del hallazgo de forma casual, que fue entrevistado por el también arqueólogo Alejandro Ramos Folqués a principios de los años 40 y aseguró que la pieza había aparecido de pie en una especie de hornacina. En este sentido, se interpretó la escultura como un icono funerario-religioso que había sido cuidadosamente escondida y protegida, manteniendo su carácter simbólico primigenio.

Recreación del hallazgo de la Dama según la historiografía tradicional (Ramos Fernández 2003; fig. 26, p. 109, fotografía Ramos Folqués, Archivo Fundación Universitaria La Alcudia de Investigación Arqueológica).

Aquí entra en juego el segundo "hecho constatado" que esgrime Moratalla Jávega para respaldar sus argumentos: la presencia de tres marcas de pico que presenta la escultura en su base, hacia la parte izquierda, "hechas sin duda en el momento del hallazgo".

"Descarto por imposible el contexto tradicional, pues la posición en pie que se proponía no se compadece con marcas de su hallazgo", explica el historiador. Por ello, y siguiendo la línea abierta por otros investigadores, propone que la Dama de Elche, cuando apareció, estaba acostada, boca arriba y posiblemente algo levantada por ese mismo costado que recibió los golpes.

Manuel Campello, con boina, visitando la Dama de Elche en el Museo del Prado en 1958. AGA.

Agujero temporal

En su estudio, el historiador, que lleva más de dos décadas vinculado a la investigación de La Alcudia, apunta que el contexto arqueológico original de la pieza, realizada en un bloque de piedra caliza de una sierra septentrional ilicitana, fue probablemente un hipogeo funerario ubicado no lejos del altozano del yacimiento. Esta hipótesis se refuerza por el hecho de que la oquedad trasera albergaba cenizas y huesos humanos "de una persona detentora del máximo rango social" entre la comunidad íbera del momento.

Algunos investigadores, como Rafael Ramos Fernández (recientemente fallecido), han sugerido en sus trabajos la posibilidad de que la Dama de Elche formase parte en un principio del templo ibérico de La Alcudia y que tras su truncamiento se la dotó de una función funeraria y se le practicó el vaciado dorsal. Moratalla Jávega apela a la prudencia y responde que serían necesarios nuevos estudios para determinar si el bloque y el agujero se tallaron al mismo tiempo.

Entre el momento de su creación y el descubrimiento moderno hay pocas certezas sobre la Dama de Elche. El profesor asociado de la Universidad de Alicante defiende que "la escultura actual es el resultado de la redefinición de su formato original" en época íbera —nunca un busto como tal— tras quedar "parcialmente rota en una acción difícil de precisar. El golpe del costado derecho, sin huellas de útil, parece una fractura natural causada por una caída accidental, ligada a una acción violenta, o incluso a un temblor sísmico de una tierra dada a ellos".

La Dama de Elche desde varias perspectivas. Se puede observar el hueco de su parte trasera donde se depositaron cenizas de restos humanos.

¿Pudo verse afectada entonces por alguno de los episodios de iconoclastia que se desarrollaron en el mundo íbero? "El excelente estado de conservación de la pieza, comparado con los de las otras, hace dudar de que la escultura sufriera el mismo fin que sus coetáneas: en nuestra opinión, ello añadiría un argumento a la idea de que su evolución contextual fue probablemente única", dice Jesús Moratalla Jávega enumerando los ejemplos de piezas machacadas documentadas en Porcuna, Cabezo Lucero o incluso en La Alcudia, donde se conserva el torso de un guerrero pero no su cabeza o sus extremidades.

Todavía resulta más difícil de precisar para qué fue reutilizada la Dama de Elche. En época romana, la escultura ibérica se convirtió en "un simple mampuesto" para levantar construcciones relativamente sólidas. Es decir, pasó de ser objeto de culto a una piedra carente de valor. Algunos investigadores apuntan que pudo haberse reciclado como material para erigir las murallas de la antigua ciudad romana de Ilici, pero Moratalla Jávega vuelve a agarrarse al relato de Pedro Ibarra de que la pieza apareció como un bloque aislado a unos 30-40 centímetros de profundidad.

Imagen ecualizada de la base (cortesía P. Rouillard). Dibujo de las huellas percibidas, marcando en tono gris suave la zona donde estas no aparecen. La flecha indica el plano de rotura con el golpe lateral de la escultura.

"Por ello, se nos antoja que la línea de muralla ahora localizada tal vez está demasiado profunda para que hubiera sido alcanzada al realizarse el bancal", valora el historiador en relación con las investigaciones recientes de un equipo de la Universidad de Alicante en La Alcudia. El proyecto Damas y Héroes. Tras la Ilici ibérica, dirigido por Héctor Uroz y Alberto Lorrio, ha sacado a la luz un lienzo de 60 metros de la estructura defensiva erigida en torno al siglo V a.C., según ha adelantado ABC. Los arqueólogos consideran que la joya íbera se conservó intacta porque se escondió en esos muros durante una oleada iconoclasta. Moratalla Jávega vuelve a reclamar paciencia y pide esperar a la publicación científica de los resultados para hacer nuevas reflexiones.

En su estudio, recuerda que en las intervenciones arqueológicas realizadas en la zona aproximada al lugar del hallazgo de la emblemática pieza por Pedro Ibarra, o las acometidas en los últimos años, se ha identificado una serie de enterramientos "de época, como poco, tadorromana". La duda queda, según resume, en saber si la acción del 4 de agosto de 1897 superó el horizonte de la necrópolis el horizonte de la necrópolis y alcanzó una posible línea de fortificación o no. En este último caso, "la Dama pudo estar alojada en alguna construcción funeraria de este nivel tardío". Moratalla Jávega recuerda que al menos una de estas sepulturas tardorromanas reutilizaba una escultura ibérica en su cubierta. El gran misterio de la Dama de Elche.

Fuente: elespanol.com | 13 de diciembre 2021

Aníbal Clemente

Historia y Arqueología. Publicación digital de divulgación cultural.

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