Denisovanos u 'Homo sapiens': ¿quiénes fueron los primeros en establecerse permanentemente en la meseta tibetana?
Una vista de la meseta tibetana donde se realizó la investigación.La meseta tibetana ha sido considerada durante mucho tiempo como uno de los últimos lugares en ser poblado por los seres humanos en su migración alrededor del mundo. Un nuevo artículo de dos investigadoras de la Universidad de California, Davis (UC Davis), destaca que nuestros primos extintos, los denisovanos, alcanzaron el "techo del mundo" hace unos 160.000 años, 120.000 años antes que las estimaciones anteriores realizadas sobre nuestra especie, e incluso contribuyeron a nuestra adaptación a la altura.
El artículo, que se publicó este mes en la revista Trends in Ecology & Evolution, sugiere que una mirada cruzada a las evidencias arqueológicas y genéticas proporciona pistas esenciales para reconstruir la historia del poblamiento de esta región asiática.
Los denisovanos fueron homínidos arcaicos que alguna vez se dispersaron por Asia. Después de varios casos de cruzamiento con los primeros humanos modernos (Homo sapiens) que llegaron al lugar, una de sus hibridaciones benefició la supervivencia y el asentamiento de los tibetanos en grandes altitudes.
Esas conclusiones se encuentran entre los hallazgos que llevaron a Peiqi Zhang (izquierda), una estudiante de doctorado de la UC Davis que participó en las excavaciones de un enclave arqueológico por encima de los 4.600 metros en el Tíbet, y Xinjun Zhang (derecha), una investigadora postdoctoral en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) que estudia a los denisovanos y el ADN de otros humanos, a hacerse la siguiente pregunta: ¿qué sabemos sobre cómo y cuándo se pobló la región del Tíbet?
Las dos investigadoras (que no tienen lazos familiares, a pesar de la semejanza de su apellido) llevaron a cabo una revisión de las evidencias de dispersión y asentamiento del Homo sapiens en la meseta tibetana, e integraron los descubrimientos arqueológicos y genéticos conocidos hasta el momento. "Antes de nuestro artículo, faltaba una revisión integral que uniera ambos campos, especialmente con el mismo énfasis", dijo Peiqi Zhang.
Cuatro periodos de ocupación
Los datos arqueológicas sugieren cuatro períodos principales de ocupación, los cuales comienzan con los denisovanos hace unos 160.000 años y le siguen tres períodos de humanos modernos, los cuales llegaron a partir de hace unos 40.000 años, y luego hace 16.000 años y hace 8.000 años.
"Según las evidencias arqueológicas, sabemos que hay brechas entre estos períodos de ocupación", dijo Peiqi Zhang. "Pero el trabajo arqueológico en la meseta tibetana es muy limitado. Todavía existe la posibilidad de una ocupación humana continua desde finales de la Edad de Hielo, si bien no hemos encontrado suficientes datos para confirmarlo".
Los denisovanos fueron identificados por primera vez en 2010, según el ADN extraído del hueso del dedo de una niña encontrado en las cuevas de Denísova, en las montañas de Altai, Siberia. Su ADN portaba un haplotipo muy similar al gen Endotelial Pas1 (EPAS1), que en las poblaciones vivas se sabe que mejora el transporte de oxígeno en la sangre. La mayoría de los tibetanos modernos portan una alta frecuencia del gen EPAS1.
Mandíbula hallada en Siahe, Tíbet. D. ZHANG, LANZHOU UNIVERSITY.
En 2019, una mandíbula parcial hallada en una cueva de la meseta tibetana se identificó, en un principio, como perteneciente a un denisovano, pero no se pudo determinar si la misma portaba el mismo gen referenciado. "No sabemos si los denisovanos se estaban adaptando a la hipoxia de la meseta tibetana en ese momento", declara Peiqi Zhang. "Se sabe poco sobre la biología y su comportamiento en la meseta tibetana".
"Los estudios genéticos muestran que los asiáticos y los oceánicos de Australia, Nueva Zelanda, Melanesia, Micronesia y Polinesia, heredaron diferentes cantidades de ADN denisovano", añade Xinjun Zhang. "Ello podría significar que este mestizaje ocurrió con asiáticos ancestrales antes de la subdivisión de las poblaciones locales que vemos hoy en día".
Y tal circunstancia debió de suceder más de una vez. "A partir de los estudios genéticos podemos detectar que todos los asiáticos orientales, incluidos los tibetanos, se cruzaron con dos grupos de denisovanos distintos, siendo uno de estos eventos exclusivo de los asiáticos orientales y el otro compartido con otros asiáticos del sur", precisa Xinjun Zhang. "Y, dado que todos los asiáticos orientales muestran los mismos patrones, tenemos razones para creer que el evento de mestizaje (el que es exclusivo de estos asiáticos orientales) ocurrió en algún lugar de las tierras bajas en lugar de en la meseta, propiamente dicha".
Debido a los genes transmitidos por los denisovanos, este granjero tibetano no experimenta ninguna incomodidad a las alturas. stveak / Adobe Stock.
Zhang y Zhang proponen dos modelos de ocupación humana de la meseta tibetana como un marco de investigación que puede ser probado por futuros descubrimientos:
- Asentamientos intermitentes, antes de establecerse en la meseta de modo permanente, sobre el final de la Edad del Hielo, hace unos 9.000 años.
- Una ocupación continua que comenzó hace entre 40.000 y 30.000 años.
En cualquiera de los dos modelos, los denovisanos podrían haber transmitido el haplotipo EPAS1 a los humanos modernos hace unos 48.000 a 46.000 años.
"La pregunta principal es si ellos se habían establecido allí de modo permanente, lo que significaría que se habían adaptado biológicamente a la hipoxia", dice Nicolas Zwyns (izquierda), profesor asociado de antropología de UC Davis y autor supervisor del artículo. "¿O simplemente llegaron allí por accidente y luego se retiraron a las tierras bajas, o bien acabaron desapareciendo?"
No está claro cuándo se extinguieron los denisovanos, pero algunos estudios sugieren que pudo haber sido hace 20.000 años. "Aunque no sabemos si se adaptaron a la gran altitud, la transmisión de algunos de sus genes a nosotros cambió las reglas del juego miles de años después permitiendo que nuestra especie se adaptara a la hipoxia", concluye Zwyns. "Eso para mí es una historia fantástica".
Fuente: phys.org | 7 de diciembre de 2021
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